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orden de ideas interpretó que la "transferencia a cualquier título" -a que se refiere ese artículo-
supone una transferencia lícita, la que no se concretó por el robo de los bienes.
Contra dicho pronunciamiento el Fisco Nacional planteó recurso extraordinario, que fue concedido.
RESOLUCIÓN DE LA CORTE: Que, como surge de la ley del gravamen vigente al momento de los hechos
que dieron origen a la causa, el tributo se aplica sobre el "expendio" de los productos, entendiéndose por
tal -para los casos en que no se fije una forma especial, y en lo que interesa en el sub examine- "la
transferencia a cualquier título de la cosa gravada". La misma norma presume -salvo prueba en contrario-
que toda salida de fábrica o depósito fiscal implica la transferencia de los respectivos productos gravados.
En el caso particular de los cigarrillos, esa regla general es parcialmente desplazada por el art. 23 de la ley
en cuanto establece que con relación a tales productos "se entenderá como expendio toda salida de
fábrica, aduana -cuando se trate de importación para el consumo, de acuerdo con lo que como tal
entiende la legislación en materia aduanera- o de los depósitos fiscales, y el consumo interno a que se
refiere el artículo 27, en la forma que se reglamente."
Asimismo, cabe puntualizar que el impuesto por el expendio de cigarrillos se debe pagar "por medio de
estampillas o fajas valorizadas" que deben ser adheridas a aquéllos en forma tal que no sea posible su
desprendimiento sin que, al producirse éste, dichos instrumentos queden inutilizados. Los cigarrillos
deben salir de la fábrica y circular llevando adheridos tales instrumentos fiscales, con lo cual quedan,
desde el punto de vista fiscal, habilitados para su consumo en plaza.
En lo que respecta a los cigarrillos, el hecho imponible no depende de la transferencia, sino tan sólo de la
salida de fábrica de la mercadería. De tal manera, en el caso de autos, el robo ha sido posterior al hecho
que origina la obligación de pagar el impuesto.
Por una parte, impide afirmar que el pago carezca de causa. Por la otra, al llevar adheridos los productos
las estampillas fiscales, su robo importa también el de dichos valores, lo que impide obtener la devolución
del impuesto si no se acredita la inutilización o la devolución de éstos a la Dirección General Impositiva,
pues en tanto la mercadería permanezca fiscalmente habilitada para su consumo en el mercado es
incoherente sostener que el organismo recaudador deba restituir el pago del impuesto.
Con relación a ello cabe poner de relieve que las consideraciones que formuló el a quo en el sentido de
que el destino que cabe asignar a la mercadería robada es el consumo resultan correctas, y acordes con lo
que resulta de las actuaciones de la causa penal que obra agregada por cuerda.
La conclusión a la que se llega se compadece con el principio de que "la satisfacción del tributo
establecido por la ley de impuestos internos debe conformarse con el principio de la aplicación igualitaria
de la ley", y responde a la finalidad que ha inspirado su sanción.
Por otra parte, tal conclusión no importa, como lo sostiene la actora, vincular el nacimiento de la
obligación fiscal con el robo de los cigarrillos. En efecto, según surge de las consideraciones efectuadas
precedentemente, no corresponde la repetición del impuesto porque se ha configurado el presupuesto de
hecho previsto por la ley con la salida de los productos de la fábrica. Por el contrario, debe advertirse que
es la tesis propiciada por la demandante la que se funda en atribuir consecuencias fiscales al mencionado
delito, en tanto pretende que éste borre los efectos que el ordenamiento jurídico atribuye a la realización
de aquel presupuesto fáctico.
Por ello, se declara procedente el recurso extraordinario, se revoca el pronunciamiento apelado y se
rechaza la demanda, con costas de todas las instancias a la actora vencida. –