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557-99

SALA DE LO CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA:


San Salvador, a las quince horas del día treinta de abril de dos mil uno.

El presente proceso de amparo constitucional ha sido promovido por la


sociedad CELPAC, S.A. DE C.V., mediante demanda presentada el día veinte
de julio de mil novecientos noventa y nueve, a través de su apoderado general
judicial licenciado Carlos Alberto Amaya Velado, contra providencias de la
Dirección General de Impuestos Internos y el Tribunal de Apelaciones de los
Impuestos Internos, ambos del Ministerio de Hacienda, que considera
violatorios de la seguridad jurídica, principio de legalidad e irretroactividad.

Han intervenido en el presente proceso, además de la parte actora; como


autoridades demandadas, la Dirección General de Impuestos Internos a través
del Subdirector General, el Tribunal de Apelaciones de los Impuestos Internos
por medio del doctor José Carlos Costa Calderón, presidente del mismo y los
vocales, María Coralia Góchez de Cortez, Pedro Romeo Bonilla, Román Carballo
y Mario Portillo Alvarado, así como el doctor René Mauricio Castillo Panameño,
en su calidad de Fiscal de la Corte.

ANALIZADO EL PROCESO; Y CONSIDERANDO:

I.- La parte actora expuso en la demanda que de conformidad a la Ley de


Impuesto sobre la Renta de mil novecientos sesenta y tres, vigente hasta el
treinta y uno de diciembre de mil novecientos noventa y uno, tenía
autorización para hacer uso del ejercicio especial comprendido del uno de
octubre de mil novecientos noventa y uno al treinta de septiembre de mil
novecientos noventa y dos, período durante el cual gozó de la exención
contemplada en el artículo 8 de la Ley de Imprenta, que eximía a las imprentas
de todo impuesto y caución. Sin embargo, la Dirección General de Impuestos
Internos, mediante resolución dictada el nueve de noviembre de mil
novecientos noventa y cinco, determinó a su cargo cuota de impuesto
complementario sobre la renta y multas, correspondiente al ejercicio especial
antes apuntado, con base en los artículos 13 letra c) y 132 de la Ley de
Impuesto sobre la Renta, lo cual constituye una aplicación retroactiva de ésta,
porque mientras estuvo vigente aquel beneficio fiscal no se configuró el hecho
generador y por lo tanto no causó impuesto sobre la renta. Que en virtud de lo
anterior, interpuso recurso de apelación ante el Tribunal de Apelaciones de los
Impuestos Internos, el cual, en sentencia del veinticinco de enero de mil
novecientos noventa y nueve, confirmó la referida resolución. Por todo lo
expuesto, demanda a la Dirección General de Impuestos Internos por violación
del "principio constitucional de LIBERTAD, en una de sus manifestaciones
concretas como es EL DERECHO A LA SEGURIDAD JURÍDICA", al aplicar
retroactivamente las disposiciones legales citadas, lo cual constituye una clara
transgresión a los principios de legalidad e irretroactividad de la ley.
Finalmente, pidió se admitiera la demanda, se suspendiera el acto reclamado y
en sentencia se le concediera amparo constitucional.
De conformidad al artículo 18 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, se
previno a la peticionaria señalara con precisión la o las autoridades a las que
demanda así como otros aspectos de la demanda, evacuándolo oportunamente
por escrito de fecha diecinueve de septiembre de mil novecientos noventa y
nueve, en el que insistió, entre otros aspectos, que la única autoridad a quien
demanda es la Dirección General de Impuestos Internos. Sin embargo, después
de analizados los escritos presentados, esta Sala admitió la demanda tanto
contra esa Dirección General como contra el Tribunal de Apelaciones de los
Impuestos Internos, suspendió la ejecución del acto reclamado y solicitó los
informes a ambas autoridades. El Tribunal de Apelaciones de Impuestos
Internos expuso que en sentencia dictada el veinticinco de enero de mil
novecientos noventa y nueve, confirmó la cuota complementaria de impuesto
sobre la renta y las multas determinadas a cargo de la sociedad CELPAC, S.A.
de C.V. La Dirección General de Impuestos Internos, por medio del Subdirector
General, manifestó que esa oficina determinó, mediante resolución del nueve
de noviembre de mil novecientos noventa y cinco, cuota complementaria de
impuesto sobre la renta y multas a cargo de la referida sociedad.

Conforme al Art.23 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, se mandó oír


al Fiscal de la Corte para la siguiente audiencia, quien no la contestó.

Se confirmó la suspensión del acto reclamado y se pidieron nuevos informes a


las autoridades demandadas con las justificaciones pertinentes. El Tribunal de
Apelaciones de los Impuestos Internos, expuso básicamente que si bien es
cierto la sociedad CELPAC, S.A. de C.V. tenía autorización para hacer uso del
ejercicio especial comprendido del uno de octubre de mil novecientos noventa y
uno al treinta de septiembre de mil novecientos noventa y dos, según el
artículo 132 inciso primero de la Ley de Impuesto sobre la Renta vigente a
partir uno de enero de mil novecientos noventa y dos, los ejercicios iniciados
después del uno de enero de mil novecientos noventa y uno, debían ser
liquidados conforme las disposiciones de esa ley, por lo que, habiendo
desaparecido la exención fiscal antes de concluido el ejercicio especial y
tomando en cuenta que la renta se obtiene a la media noche del día en que
termina el ejercicio o período de imposición correspondiente, en consecuencia,
el impuesto se causó al momento de suceder el hecho –Art.13 letra c) de la ley
en comento-. La Dirección General manifestó, por medio del Subdirector
General, que en virtud de la fiscalización efectuada a la sociedad CELPAC, S.A.
de C.V., se constató que su actividad económica "nada tiene que ver con una
actividad propiamente de imprenta que pueda gozar del beneficio fiscal
otorgado en el artículo 8 de la Ley de Imprenta". Además, tal disposición fue
reformada por decreto legislativo No.297 del veinticuatro de julio de mil
novecientos noventa y dos, con el propósito de aclarar el sentido y alcance del
término imprenta, que hasta la fecha no había sido definido, quedando fuera
del concepto toda actividad sin carácter divulgativo o intelectual. La sociedad
CELPAC, S.A. de C.V. "ha tratado de acomodar su actividad económica, que no
tiene un carácter divulgativo o intelectual, a la regulación jurídica de la Ley de
Imprenta que ha (sic) todas luces no le es aplicable, y que por lo tanto, no le
confiere el derecho de gozar del beneficio aludido", por lo que, no es posible,
como pretende la sociedad demandante, que la exención del impuesto
comprenda también las actividades que no impliquen la libre difusión del
pensamiento, porque "eso sería, (....)violar la letra y espíritu del artículo 8 del
cuerpo de ley citado". Finalmente, argumentó que, de conformidad a lo
establecido en el artículo 132 con relación al 13 letra c) de la Ley de Impuesto
sobre la Renta, para los efectos del cálculo del impuesto, la renta se presume
obtenida a la media noche del día en que termine el ejercicio o período de
imposición correspondiente, por consiguiente, aunque en este caso se trate de
un ejercicio especial, la ley aplicable es esta última; de modo que, a la
medianoche del día treinta de septiembre del mismo año, "la reforma al
artículo 8 de la Ley de Imprenta ya estaba en vigencia, es decir que,
cuando se configuró el hecho generador en el caso que nos ocupa, ya
estaba en vigencia tanto la normativa tributaria aplicada, como la reforma
al beneficio fiscal antes mencionado", mediante la cual se incorporó a su
texto una definición legal de imprenta, que en ningún momento modifica la
letra y espíritu contenido en ella, en lo que se refiere a eximir de impuesto la
libre difusión del pensamiento, razón suficiente para sostener que no hay
irretroactividad en la aplicación de la ley, tal como lo alega la
demandante.

De conformidad al artículo 27 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, se


corrió traslado al Fiscal de la Corte y a la parte actora. El Fiscal de la Corte, al
evacuarlo, manifestó que la queja planteada por la actora es una mera
inconformidad con las resoluciones administrativas, lo cual no trasciende el
ámbito constitucional. La actora por su parte ratificó los conceptos y
argumentos vertidos en su escrito de demanda.

Se abrió a pruebas el proceso por el plazo de ocho días, de conformidad con el


artículo 29 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, etapa procesal en la
que el Subdirector General de Impuestos Internos presentó prueba
instrumental, que corre agregada de fs.62 a fs.79.

Finalizado el plazo probatorio, se corrieron los traslados que ordena el artículo


30 de la Ley de Procedimientos Constitucionales al Fiscal de la Corte, a la parte
actora y a las autoridades demandadas. El Fiscal de la Corte reiteró los
conceptos expuestos previamente. La parte actora ratificó nuevamente los
argumentos contenidos en los escritos de sus intervenciones anteriores. La
Dirección General de Impuestos Internos expresó que la prueba aportada a
este proceso demuestra que su actuación "está apegada a derecho". El
Tribunal de Apelaciones de los Impuestos Internos alegó que en el presente
caso, el demandante no agotó previo al proceso de amparo, la vía contencioso
administrativa, pues –sostiene- de acuerdo con la jurisprudencia de esta Sala,
es "requisito sine qua non el agotamiento de los recursos previos a la vía
constitucional", como el proceso contencioso administrativo, y cita para el caso
los procesos de amparo números 594-98 y 364-99; en consecuencia –solicita-
sobreseer en el presente proceso, porque la parte actora no cumplió con tal
requisito.

II.- Previo a examinar la pretensión planteada por la sociedad demandante en


el presente proceso, es indispensable examinar tanto la argumentación del
Fiscal de la Corte como del Tribunal de Apelaciones de los Impuestos Internos.

(1) El Fiscal de la Corte afirma que el presente caso constituye un asunto de


mera legalidad, por tratarse de una simple inconformidad con las resoluciones
administrativas impugnadas.
La noción de mera legalidad se aplica a todas aquellas cuestiones o situaciones
que por no ser propias de la materia constitucional, por carecer de fundamento
en la Constitución, quedan circunscritas en cuanto a su regulación y
determinación a la normativa de la legislación secundaria.

El artículo 13 de la Ley de Procedimientos Constitucionales hace referencia a la


improcedencia del amparo en los asuntos puramente civiles, comerciales o
laborales, y ya reiterada jurisprudencia ha precisado que por tal clase de
asuntos deben entenderse aquellos en los que se plantea una situación
exclusivamente regulada por el derecho civil, mercantil o laboral sin mezclar
cuestiones regidas por el derecho constitucional, de modo que cuando una
cuestión encuentra fundamento en la Constitución, aún cuando desde la
perspectiva del sector material a que se refiera el asunto, pueda éste calificarse
de civil, mercantil o laboral, deja de ser asunto de mera legalidad.
Precisamente, si el actor no plantea una mera inconformidad con el acto que
impugna, sino que expone las razones por las cuales estima que el acto contra
el cual reclama vulnera sus derechos constitucionales; aquello que parecía un
asunto de mera legalidad trasciende al ámbito constitucional, volviéndose
indispensable examinar la pretensión planteada.

En el caso que se examina, el Fiscal de la Corte se limita a exponer su


asentimiento con las argumentaciones de las autoridades demandadas, no así,
las razones por las cuales estima que el caso planteado por el demandante es
un asunto de mera legalidad, por lo que, es procedente desestimar tal
argumentación.

(2) Por su parte, el Tribunal de Apelaciones de los Impuestos Internos


argumentó que la parte actora de este proceso de amparo no ha cumplido con
el requisito del agotamiento de recursos que exige el artículo 13 de la Ley de
Procedimientos Constitucionales, pues no interpuso la demanda
correspondiente ante la Sala de lo Contencioso Administrativo.

Al respecto se considera pertinente hacer las siguientes aclaraciones: Es


reiterada la jurisprudencia en sostener que uno de los presupuestos procesales
del amparo es el agotamiento de los recursos ordinarios que estuvieren
reglados conforme a la normativa de la materia que rige el acto; en ese
sentido, para plantear una pretensión de amparo se vuelve indispensable que
el demandante los haya agotado previamente a la iniciación de tal proceso
constitucional con el fin de reparar la lesión causada, dentro del mismo
procedimiento. Su incumplimiento motiva el rechazo de la demanda in limine
litis, y el sobreseimiento respectivo cuando dicho vicio se advierte en el
transcurso del proceso.

Con relación al proceso Contencioso Administrativo, esta Sala ha señalado


que, éste por su propia naturaleza –un proceso jurisdiccional por antonomasia-
no constituye un recurso más de los exigidos para incoar eficazmente el
proceso de amparo. Sin embargo, cuando se advierte que habiéndose escogido
dicha vía para obtener de la misma el correspondiente restablecimiento de la
categoría o derecho que se estima vulnerado, ésta debe agotarse en su
plenitud, para considerar cumplido el presupuesto procesal del agotamiento de
recursos y vías intentadas mas no exigidas.
En el presente caso, consta que el actor en ningún momento inició el proceso
Contencioso Administrativo en contra de las resoluciones que le causan
agravio, por lo que el agotamiento del mismo resulta improcedente. En
consecuencia, se declara sin lugar el sobreseimiento solicitado por el
Tribunal de Apelaciones de los Impuestos Internos.

III.- Resueltas las solicitudes anteriores, procede pronunciarse sobre la


pretensión planteada por la parte actora, la cual consiste en que la Dirección
General de Impuestos Internos y el Tribunal de Apelaciones de los
Impuestos Internos, vulneraron su seguridad jurídica, la irretroactividad
de la ley, el principio de legalidad, y consecuentemente su derecho de
propiedad, por cuanto determinaron a su cargo cuota de impuesto
complementario sobre la renta y multa, correspondientes al ejercicio especial
del 1 de octubre de 1991 al treinta de septiembre de 1992, a pesar de que
conforme al Art.8 –no reformado- de la Ley de Imprenta, estaba exenta de
dicho tributo.

(1) Respecto de la seguridad jurídica, esta Sala en innumerables ocasiones


ha sostenido que desde la perspectiva del derecho constitucional, se entiende
por tal la condición resultante de la predeterminación, hecha por el
ordenamiento jurídico, de los ámbitos de licitud e ilicitud en la actuación de los
individuos, lo que implica una garantía para los derechos fundamentales de la
persona y una limitación a la arbitrariedad del poder público. Puede
presentarse en dos manifestaciones: la primera, como una exigencia objetiva
de regularidad estructural y funcional del sistema jurídico a través de sus
normas e instituciones; y en la segunda, en su faceta subjetiva, como certeza
del derecho, es decir, como proyección, en las situaciones personales, de la
seguridad objetiva, en el sentido que los destinatarios del derecho puedan
organizar su conducta presente y programar expectativas para su actuación
jurídica futura bajo pautas razonables de previsibilidad.

La seguridad jurídica es, entonces, la certeza del imperio de la ley, en el sentido


de que el Estado protegerá los derechos de las personas tal y como la ley los
declara, es decir, la certeza para el particular que su situación jurídica no será
modificada más que por procedimientos regulares y autoridades competentes,
ambos establecidos previamente.

(2) Con relación al principio de irretroactividad de la ley, el artículo 21 de


nuestra Constitución, prescribe que las leyes -por regla general- no pueden
tener efecto retroactivo, salvo en materias de orden público, y en materia penal
cuando la nueva ley sea favorable al delincuente. En tal sentido, el carácter de
orden público de una ley no le concede a ésta ipso iure efecto retroactivo,
puesto que tal efecto debe justificarse y estar consignado de manera
expresa en la misma ley, de una manera general o con referencia a
situaciones especiales que ella regula, ya que la aplicación retroactiva de la
ley no puede quedar a discreción del operador de la norma.

Por otra parte, para comprender mejor el contenido del principio en referencia
debe partirse del análisis de la retroactividad de la ley, que significa una
traslación de la vigencia de una norma jurídica creada en un determinado
momento histórico, a un momento anterior al de su creación, la cual sólo
puede ser utilizada -en los supuestos que la Constitución autoriza y cuando
ciertas necesidades sociales lo justifican- por el legislador. En ese contexto y
para determinar si existe o no aplicación retroactiva de las normas jurídicas es
imprescindible precisar si la situación jurídica a regular se ha constituido
durante la vigencia de la norma anterior o bien durante la de la nueva norma;
así como también, determinar si en uno o en otro período de vigencia se ha
producido el hecho cuyo efecto jurídico ha de ser regulado, debido a que una
situación jurídica no se manifiesta sino cuando se realizan los hechos al que se
ligan los efectos jurídicos. Esto significa que una ley es retroactiva si pretende
regular situaciones ocurridas con anterioridad a su entrada en vigencia, pero
no lo es cuando regula a posteriori o pro futuro los efectos de situaciones
nacidas bajo su vigencia.

En ese sentido, en general tal principio consiste en que las leyes deben regir
para el futuro y no retrotraerse al pasado, ya que de esa manera los sujetos del
derecho tienen la certeza jurídica que sus actos realizados durante la vigencia
de una ley, se rigen por ella, que fue la tenida en cuenta al planearlos y
ejecutarlos.

(3) En lo que concierne al principio de legalidad, nuestra jurisprudencia


constitucional sostiene que tal principio rige a toda la administración pública,
por lo que su actuación ha de presentarse necesariamente como ejercicio de
una potestad o competencia atribuidos previamente por la ley, lo cual significa
que debe someterse en todo momento a lo que establece la ley, entendiendo por
ésta, el ordenamiento jurídico vigente al momento de exteriorizarse la voluntad
de la autoridad.

El artículo 15 de nuestra Constitución prescribe: "Nadie puede ser juzgado


sino conforme a leyes promulgadas con anterioridad al hecho de que se trate, y
por los tribunales que previamente haya establecido la ley".

En materia tributaria, tal principio se refiere a que los impuestos sólo pueden
ser decretados por ley, al igual que los beneficios e incentivos fiscales -Art.131
Nos.6 y 11 Cn.-.

En virtud de los preceptos constitucionales aludidos se concluye que, en


primer lugar, no puede exigirse ninguna clase de tributos si no ha sido
decretado previamente por autoridad competente; en segundo lugar, para el
caso de las exenciones, no puede exigirse el cumplimiento de una obligación
sustantiva a aquellas personas a quienes el legislador ha concedido algún
beneficio fiscal que los exime de pagar impuestos.

(4) Ahora bien, debido a que la discusión central del presente caso deriva de la
supuesta aplicación retroactiva de la legislación en que se fundamenta el acto
reclamado, resulta necesario determinar el ámbito de aplicación temporal tanto
del artículo 8 de la Ley de Imprenta como de la Ley de Impuesto sobre la
Renta, por ser ambas la base legal de las resoluciones impugnadas.

La Ley de Imprenta fue emitida por decreto legislativo No.12 del seis de octubre
de mil novecientos cincuenta, publicado en el Diario Oficial No.219, Tomo 149,
del nueve de ese mismo mes y año, la cual prescribía en su artículo 8 lo
siguiente: "Las imprentas no estarán sujetas a ningún impuesto ni caución". A
tal disposición se adicionó un inciso mediante decreto legislativo No.297 del
treinta de julio de mil novecientos noventa y dos, publicado en el Diario Oficial
No.144, Tomo 316 del diez de agosto del citado año, que decía literalmente
"Para los efectos de esta ley, se tendrá como imprenta, lo referido a la
producción, difusión y venta de periódicos, revistas, folletos, libros, manuales,
hojas sueltas, de carácter divulgativo o intelectual o en general, vinculados a la
libre difusión del pensamiento." Seguidamente, en septiembre de mil
novecientos noventa y dos, se adicionó un inciso tercero a la misma
disposición legal que incluyó en la exención a los importadores y exportadores
de aquellos materiales –D.L. 312, D.O. 171, Tomo 316 del 17/IX/92-.
Finalmente, por decreto legislativo No.45 de fecha once de julio de mil
novecientos noventa y cuatro, Diario Oficial No.148, Tomo 324, del quince de
agosto de ese año, fue derogado en su totalidad el referido artículo.

La Ley de Impuesto sobre la Renta -vigente desde el uno de enero de mil


novecientos noventa y dos- prescribe que: el hecho generador de ese impuesto,
es decir, la obtención de ingresos durante el ejercicio impositivo de que se
trate, origina la obligación de pagar el impuesto respectivo -Art.1-; que para el
cálculo del impuesto, la renta se presume obtenida a la media noche del día en
que termine el ejercicio o período fiscal correspondiente -Art.13-; que aquellos
contribuyentes autorizados para hacer uso de ejercicios especiales conforme a
la Ley de Impuesto sobre la Renta derogada, pueden seguir utilizando dichos
ejercicios hasta su finalización –Art.129-; y finalmente, que los ejercicios
especiales iniciados después del uno de enero de 1991 deben liquidarse según
las disposiciones de la actual ley –Art.132-.

De lo anterior se advierte que, primero, la Ley de Imprenta –originalmente- no


definía en su articulado el concepto de imprenta, de manera que la exención
contemplada en su artículo 8 comprendía en general a todas las personas –
naturales o jurídicas- que se dedicaban a esa actividad, como es el caso del
giro de la sociedad demandante; segundo, la adición a dicho artículo sobre lo
que debía entenderse por imprenta tuvo vigencia a partir del diecinueve de
agosto de mil novecientos noventa y dos, por lo que a partir de entonces sólo
aquellas imprentas dedicadas a la producción, difusión y venta de periódicos,
revistas, folletos, libros, manuales, hojas sueltas, de carácter divulgativo o
intelectual o en general, vinculados a la libre difusión del pensamiento estaban
exentas de todo impuesto o caución.

Dado que en el presente caso se trata de un ejercicio especial que va del uno
de octubre de mil novecientos noventa y uno al treinta de septiembre de mil
novecientos noventa y dos, la renta obtenida respecto de éste no puede ser
gravada con impuesto en razón de la exención establecida en el artículo 8 –no
reformado- de la Ley de Imprenta; pero a raíz de la reforma de dicha
disposición legal, lo que sí constituye hecho generador y consecuentemente la
obligación de pagar el impuesto sobre la renta, son los ingresos percibidos por
CELPAC, S.A. de C.V. a partir del uno de octubre al treinta y uno de diciembre
de mil novecientos noventa y dos, período no comprendido dentro del referido
ejercicio especial.

En ese sentido, los ingresos percibidos por CELPAC, S.A. de C.V. antes del
diecinueve de agosto de mil novecientos noventa y dos –fecha en que entró en
vigencia la reforma del Art.8 de la Ley de Imprenta- producto de su actividad
de imprenta estaban exentos de todo impuesto o caución, conforme al artículo
8 –no reformado- de la citada Ley, no así la renta obtenida a partir de entonces
proveniente de actividades no comprendidas dentro del supuesto jurídico
establecido en su reforma, lo que indiscutiblemente configuraba el hecho
generador y estaba sujeta al impuesto sobre la renta; de ese modo, la reforma
de tal disposición sólo podía ser aplicada a partir de su entrada en vigor, es
decir, de la fecha antes apuntada, no pudiendo gravar hechos y ejercicios
anteriores a su vigencia, porque si así fuera ello constituiría una manifiesta
retroactividad de la ley al aplicar la nueva ley respecto de quienes no eran
sujetos pasivos u obligados de la relación jurídica tributaria antes de la
reforma, como en el presente caso, porque nunca se realizó el hecho imponible
de la misma.

En consecuencia, la determinación de impuesto complementario y la multa


respectiva, a cargo de la sociedad CELPAC, S.A. de C.V., correspondiente al
ejercicio especial del uno de octubre de mil novecientos noventa y uno al
treinta de septiembre de mil novecientos noventa y dos, vulnera su seguridad
jurídica y su derecho de propiedad, pues la imposición reclamada ha supuesto
una aplicación retroactiva no autorizada por la ley ni la Constitución y por ello
es procedente conceder el amparo solicitado por la actora contra la
resolución dictada a las nueve horas del nueve de noviembre de mil
novecientos noventa y cinco, por la Dirección General de Impuestos
Internos y confirmada por el Tribunal de Apelaciones de los Impuestos
Internos.

V.- Determinada la violación constitucional en la actuación de las autoridades


demandadas, corresponde examinar lo relativo al efecto restitutorio de la
sentencia estimatoria.

Al respecto, es necesario aclarar que cuando este Tribunal reconoce en su


sentencia la existencia de la violación constitucional alegada, la consecuencia
natural y lógica es la de reparar el daño causado, restaurando las cosas al
estado en que se encontraban antes de la ejecución del acto violatorio de
derechos, y restableciendo al perjudicado en el pleno uso y goce de sus
derechos violados. Por ello, el artículo 35 de la Ley de Procedimientos
Constitucionales, en sus primeras líneas, señala el efecto normal y principal de
la sentencia estimatoria: el efecto restitutorio.

Ahora bien, este efecto restitutorio debe entenderse en forma amplia, es decir,
atendiendo a la doble finalidad del amparo: en primer lugar, el
restablecimiento del orden constitucional violado; y, en segundo lugar, la
reparación del daño causado. En el presente caso, como no se hizo efectivo el
cobro del impuesto complementario ni de la multa determinados a cargo de la
sociedad CELPAC, S.A. de C.V., el efecto restitutorio ha de consistir en dejar sin
efecto la resolución emitida por la Dirección General de Impuestos Internos,
únicamente para el ejercicio especial del uno de octubre de mil novecientos
noventa y uno al treinta de septiembre de mil novecientos noventa y dos, así
como la sentencia confirmatoria pronunciada por el Tribunal de Apelaciones de
los Impuestos Internos, respecto del mismo período impositivo, y así deberá
consignarse en el fallo.

POR TANTO: A nombre de la República con base en artículos 32, 33, 34 y 35


de la Ley de Procedimientos Constitucionales, esta Sala FALLA: (a) sin lugar
los sobreseimientos solicitados por el Fiscal de la Corte y el Tribunal de
Apelaciones de los Impuestos Internos, por las razones expuestas en el romano
II de la presente decisión; (b) Declárase que ha lugar el amparo promovido
por la sociedad CELPAC, S.A. de C.V., contra resolución de la Dirección General
de Impuestos Internos, mediante la cual se determinó a su cargo impuesto
complementario sobre la renta y multa para el ejercicio especial, y su
consecuente confirmación por parte del Tribunal de Apelaciones de los
Impuestos Internos; (c) vuelvan las cosas al estado que se encontraban antes
del acto reclamado, en el sentido de dejar sin efecto la resolución de las nueve
horas del día nueve de noviembre de mil novecientos noventa y cinco,
exclusivamente para el ejercicio comprendido del uno de octubre de 1991 al
treinta de septiembre de 1992, emitida por la Dirección General de Impuestos
Internos, y por consiguiente la sentencia pronunciada a las catorce horas del
día veinticinco de enero de mil novecientos noventa y nueve, por el Tribunal de
Apelaciones de los Impuestos Internos, respecto del mismo ejercicio impositivo;
y, (d) NOTIFÍQUESE.---R. HERNANDEZ VALIENTE---J. E. TENORIO---MARIO SOLANO---J.
ENRIQUE ACOSTA---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---S.
RIVAS AVENDAÑO---RUBRICADAS

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