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Por otra parte, para comprender mejor el contenido del principio en referencia
debe partirse del análisis de la retroactividad de la ley, que significa una
traslación de la vigencia de una norma jurídica creada en un determinado
momento histórico, a un momento anterior al de su creación, la cual sólo
puede ser utilizada -en los supuestos que la Constitución autoriza y cuando
ciertas necesidades sociales lo justifican- por el legislador. En ese contexto y
para determinar si existe o no aplicación retroactiva de las normas jurídicas es
imprescindible precisar si la situación jurídica a regular se ha constituido
durante la vigencia de la norma anterior o bien durante la de la nueva norma;
así como también, determinar si en uno o en otro período de vigencia se ha
producido el hecho cuyo efecto jurídico ha de ser regulado, debido a que una
situación jurídica no se manifiesta sino cuando se realizan los hechos al que se
ligan los efectos jurídicos. Esto significa que una ley es retroactiva si pretende
regular situaciones ocurridas con anterioridad a su entrada en vigencia, pero
no lo es cuando regula a posteriori o pro futuro los efectos de situaciones
nacidas bajo su vigencia.
En ese sentido, en general tal principio consiste en que las leyes deben regir
para el futuro y no retrotraerse al pasado, ya que de esa manera los sujetos del
derecho tienen la certeza jurídica que sus actos realizados durante la vigencia
de una ley, se rigen por ella, que fue la tenida en cuenta al planearlos y
ejecutarlos.
En materia tributaria, tal principio se refiere a que los impuestos sólo pueden
ser decretados por ley, al igual que los beneficios e incentivos fiscales -Art.131
Nos.6 y 11 Cn.-.
(4) Ahora bien, debido a que la discusión central del presente caso deriva de la
supuesta aplicación retroactiva de la legislación en que se fundamenta el acto
reclamado, resulta necesario determinar el ámbito de aplicación temporal tanto
del artículo 8 de la Ley de Imprenta como de la Ley de Impuesto sobre la
Renta, por ser ambas la base legal de las resoluciones impugnadas.
La Ley de Imprenta fue emitida por decreto legislativo No.12 del seis de octubre
de mil novecientos cincuenta, publicado en el Diario Oficial No.219, Tomo 149,
del nueve de ese mismo mes y año, la cual prescribía en su artículo 8 lo
siguiente: "Las imprentas no estarán sujetas a ningún impuesto ni caución". A
tal disposición se adicionó un inciso mediante decreto legislativo No.297 del
treinta de julio de mil novecientos noventa y dos, publicado en el Diario Oficial
No.144, Tomo 316 del diez de agosto del citado año, que decía literalmente
"Para los efectos de esta ley, se tendrá como imprenta, lo referido a la
producción, difusión y venta de periódicos, revistas, folletos, libros, manuales,
hojas sueltas, de carácter divulgativo o intelectual o en general, vinculados a la
libre difusión del pensamiento." Seguidamente, en septiembre de mil
novecientos noventa y dos, se adicionó un inciso tercero a la misma
disposición legal que incluyó en la exención a los importadores y exportadores
de aquellos materiales –D.L. 312, D.O. 171, Tomo 316 del 17/IX/92-.
Finalmente, por decreto legislativo No.45 de fecha once de julio de mil
novecientos noventa y cuatro, Diario Oficial No.148, Tomo 324, del quince de
agosto de ese año, fue derogado en su totalidad el referido artículo.
Dado que en el presente caso se trata de un ejercicio especial que va del uno
de octubre de mil novecientos noventa y uno al treinta de septiembre de mil
novecientos noventa y dos, la renta obtenida respecto de éste no puede ser
gravada con impuesto en razón de la exención establecida en el artículo 8 –no
reformado- de la Ley de Imprenta; pero a raíz de la reforma de dicha
disposición legal, lo que sí constituye hecho generador y consecuentemente la
obligación de pagar el impuesto sobre la renta, son los ingresos percibidos por
CELPAC, S.A. de C.V. a partir del uno de octubre al treinta y uno de diciembre
de mil novecientos noventa y dos, período no comprendido dentro del referido
ejercicio especial.
En ese sentido, los ingresos percibidos por CELPAC, S.A. de C.V. antes del
diecinueve de agosto de mil novecientos noventa y dos –fecha en que entró en
vigencia la reforma del Art.8 de la Ley de Imprenta- producto de su actividad
de imprenta estaban exentos de todo impuesto o caución, conforme al artículo
8 –no reformado- de la citada Ley, no así la renta obtenida a partir de entonces
proveniente de actividades no comprendidas dentro del supuesto jurídico
establecido en su reforma, lo que indiscutiblemente configuraba el hecho
generador y estaba sujeta al impuesto sobre la renta; de ese modo, la reforma
de tal disposición sólo podía ser aplicada a partir de su entrada en vigor, es
decir, de la fecha antes apuntada, no pudiendo gravar hechos y ejercicios
anteriores a su vigencia, porque si así fuera ello constituiría una manifiesta
retroactividad de la ley al aplicar la nueva ley respecto de quienes no eran
sujetos pasivos u obligados de la relación jurídica tributaria antes de la
reforma, como en el presente caso, porque nunca se realizó el hecho imponible
de la misma.
Ahora bien, este efecto restitutorio debe entenderse en forma amplia, es decir,
atendiendo a la doble finalidad del amparo: en primer lugar, el
restablecimiento del orden constitucional violado; y, en segundo lugar, la
reparación del daño causado. En el presente caso, como no se hizo efectivo el
cobro del impuesto complementario ni de la multa determinados a cargo de la
sociedad CELPAC, S.A. de C.V., el efecto restitutorio ha de consistir en dejar sin
efecto la resolución emitida por la Dirección General de Impuestos Internos,
únicamente para el ejercicio especial del uno de octubre de mil novecientos
noventa y uno al treinta de septiembre de mil novecientos noventa y dos, así
como la sentencia confirmatoria pronunciada por el Tribunal de Apelaciones de
los Impuestos Internos, respecto del mismo período impositivo, y así deberá
consignarse en el fallo.