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KUHN
DE MANERA OPUESTA, podemos pensar que quizá la ciencia no se desarrolla por medio de la
acumulación de descubrimientos o inventos individuales. Simultáneamente, los historiadores
se enfrentan a dificultades cada vez mayores para distinguir el componente científico de las
observaciones de científicos pasados y las creencias de los predecesores (a los científicos) que
se apresuraron a tachar de error o superstición.
En principio, las teorías anticuadas no dejan de ser científicas por el hecho de que hayan sido
descartadas.
Las primeras etapas de desarrollo de la mayoría de las ciencias se ha caracterizado por una
competencia entre una serie de concepciones distintas de la naturaleza. Un elemento
aparentemente arbitrario, compuesto de incidentes personales e históricos, es siempre uno de
los ingredientes de la formación de las creencias sostenidas por una comunidad científica en
un momento determinado.
A veces, un problema normal, que debería resolverse por medio de reglas y procedimientos
conocidos, opone resistencia a los esfuerzos reiterados de los miembros del grupo. Otras
veces, una pieza del equipo construida para los fines de la investigación, no da los resultados
esperados, revelando una anomalía que a pesar de los esfuerzos, no responde a las esperanzas
profesionales. Cuando la profesión no puede pasar por alto ya las anomalías se inician las
investigaciones extraordinarias que conducen a un nuevo conjunto de compromisos, una base
nueva para la práctica de la ciencia. Los episodios extraordinarios son, las revoluciones
científicas. Son los complementos que rompen la tradición a la que está ligada la actividad de
la ciencia normal.
Los ejemplos más evidentes de revoluciones científicas son, los episodios relacionados con
Copérnico, Newton, Lavoisier y Einstein. Cada una de ellas, necesitaba el rechazo, por parte de
la comunidad, de una teoría científica antes reconocida, para adoptar otra incompatible con
ella. Esos cambios, junto con las controversias que los acompañan casi siempre son las
características que definen las revoluciones científicas.
Los paradigmas podrían determinan la ciencia normal sin intervención de reglas descubribles.
Lo que antes de la revolución eran patos en el mundo del científico, se convierte en conejos
después.
Por ejemplo, un sujeto que se pone lentes inversos vera el mundo cabeza abajo. Al principio
genera desorientación. Pero después de que aprende a conducirse en su nuevo mundo, todo
su campo visual se transforma. Después, os objetos pueden volver a verse como antes de
utilizar los lentes.
Lo que ve un hombre depende tanto de lo que mira como de lo que su experiencia visual y
conceptual previa lo ha preparado a ver.
Lo que sucede durante una revolución científica no puede reducirse completamente a una
reinterpretación de datos individuales y estables. En lugar de ser un intérprete, el científico
que acepta un nuevo paradigma es como el hombre que lleva lentes inversores. Frente a la
misma constelación de objetos que antes, y sabiendo que se encuentra ante ellos, loes
encuentra, no obstante, transformado en muchos de sus detalles.
Entonces, los científicos hablan con frecuencia de las “vendas que se le caen de los ojos” o de
la “iluminación repentina” que permite que sus componentes se van de una manera nueva
que permite por primera vez su resolución.
La prueba de un paradigma solo tiene lugar cuando el fracaso persistente para obtener la
solución de un problema importante haya producido un crisis. E incluso entonces, solamente
se produce después de que el sentimiento de crisis haya producido un candidato alternativo
al paradigma. La pruebe tiene lugar como parte de la competencia entre dos paradigmas
rivales, para obtener la aceptación por parte de la comunidad científica.
Ninguna teoría resuelve nunca todos los problemas que en un momento dado se enfrente, ni
es frecuente que las soluciones ya alcanzadas sean perfectas. Al contrario es justamente o
incompleto y lo imperfecto del ajuste entre la teoría y los datos existentes lo que, en
cualquier momento, define muchos de los enigmas que caracterizan a la ciencia normal. Si
todos y cada uno de los fracasos en el ajuste sirvieran de base para rechazar las teorías, todas
las teorías deberían ser rechazadas en todo momento.
La competencia entre paradigmas no es el tipo de batalla que pueda resolverse por medio de
pruebas. Ya hemos visto barias razones por las que los proponentes de paradigmas en
competencia necesariamente fracasan al entrar en contacto completo con los puntos de vista
de los demás. Colectivamente, estas razones han sido descritas como la
inconmensurabilidad de las tradiciones científicas normales anteriores y posteriores a las
revoluciones.
Puesto que los nuevos paradigmas surgen de los antiguos, incorporan ordinariamente gran
parte del vocabulario y de los aparatos, tanto conceptuales como de manipulación, que
previamente empleo el paradigma tradicional. En el nuevo paradigma, los términos los
conceptos y los experimentos antiguos entran en relaciones diferentes unos con otros. El
resultado inevitable es lo que debemos llamar, aunque el termino no sea absolutamente
correcto, un malentendido entre dos escuelas en competencia.
Entonces, ¿Cómo llegan los científicos a hacer esta trasposición? Parte de la respuesta es que
con mucha frecuencia no la hacen. El copernicanismo obtuvo muy pocos adeptos durante
casi un siglo después de la muerte de Copérnico.
No obstante, no quiere decir que no haya argumentos pertinentes o que no sea posible
persuadir a los científicos de que cambien de manera de pensar. Aunque a veces se requiere
de una generación para llevar a cabo el cambio, las comunidades científicas se han
convertido una vez tras otra a los nuevos paradigmas.
Es solo mucho mas tarde, después de que el paradigma ha sido desarrollado, aceptado y
explotado, cuando se desarrollan argumentos aparentemente decisivos. El producirlos es
parte de la ciencia normal y su función no se desempeña en el debate paradigmático sino en
los libros de textos posteriores a la revolución.
Si debe juzgarse un nuevo candidato a paradigma desde el principio por personas testarudas
que solo examinen la capacidad relativa de resolución de problemas, las ciencias
experimentarían muy pocas revoluciones importantes.
Lo que se encuentra en juego es que paradigma deberá guiar en el futuro las investigaciones
que se lleven a cabo sobre problemas que ninguno de los competidores puede resolver
completamente. Es necesaria una decisión entre métodos diferentes para practicar la ciencia,
y en esas circunstancias esa decisión deberá basarse menos en las realizaciones pasadas que
en las promesas futuras. El hombre que adopta a un nuevo paradigma en una de sus
primeras etapas deberá tener fe en que el nuevo paradigma tendrá éxito al enfrentarse a los
muchos problemas que se presenten en su camino, sabiendo solo que el paradigma antiguo
ha fallado en algunos casos. Una decisión de esta índole solo puede tomarse con base en la
fe.
Para que un paradigma pueda triunfar deberá ganas algunos primeros adeptos, hombres que
lo desarrollen hasta el punto de que puedan producirse y multiplicarse argumentos tenaces.