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Las rosquillas caseras son de esos dulces que nos transportan a nuestra infancia. Tradicionalmente, en muchas
zonas de España se comen por Semana Santa, pero lo cierto es que son ideales para la merienda o para el
desayuno en cualquier época del año. Con la receta que te proponemos verás que son facilísimas de elaborar. Si
te apetece, puedes darles un toque diferente añadiendo ralladura de naranja. ¿Y por qué no pruebas a sustituir el
anís por otro licor, como un vino dulce, un licor de frutas o uno de crema irlandesa? Si tienes niños, anímate a
prepararlas con ellos el fin de semana. ¡Seguro que disfrutarán con las manos en la masa y dándole forma a las
rosquillas!
40-60 min
4
Media
Desayuno / merienda
Ingredientes
500 g de harina de repostería
3 huevos
150 g de azúcar
una tacita (de café) de aceite de oliva
1/2 copita de anís
1 limón (la ralladura)
Si te gustan las rosquillas más esponjosas, añádele un poco de levadura a la masa. ¡Te quedarán deliciosas!
Hay que tener mucho cuidado con la temperatura del aceite, ya que es fácil que se nos quemen a la mínima. Es
preferible retirar la sartén un poco del fuego entre tanda y tanda, para evitar sorpresas. Una vez fritas, las
dejamos enfriar y ... ya está.
Unas riquísimas rosquillas..
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Las rosquillas caseras de toda la vida. Receta
tradicional (DIRECTO AL PALADAR)
Cuántas recetas tradicionales hay en nuestro país que, desgraciadamente, se están perdiendo en favor de modas
y de influencias extranjeras. Es una pena que sólo degustemos bocados de toda la vida cuando pasamos por este
pueblo o este otro, cuyos habitantes realizan la gran labor de mantener vivas muchas recetas tradicionales de
la cocina española.
Yo soy la primera que cuenta en su haber con muchas publicaciones de recetas poco tradicionales y que, en
infinitas ocasiones, ha caído en las redes de las modas gastronómicas. Sin embargo, de vez en cuando, me entra
la morriña profunda y me da por preparar recetas tradicionales como estas rosquillas caseras de toda la vida.
Y entonces escribo entradas como esta.
Trabajamos los ingredientes líquidos con las yemas de los dedos, haciendo movimientos circulares y
procurando integrar la harina poco a poco. Podemos ir integrando harina a los ingredientes líquidos con la otra
mano, poco a poco, para que la masa vaya tomando cuerpo lentamente. Cuando todos los ingredientes estén
integrados, amasamos durante un par de minutos para homogeneizar bien.
Debemos obtener una masa ligeramente pegajosa, pero manejable. Envolvemos en papel film transparente y
dejamos reposar en la nevera durante 30 minutos. Es importante no pasarnos con la cantidad de harina para
que las rosquillas queden tiernas. Por ello, cuanto más pegajosa podamos dejarla, mejor. Tened en cuenta que,
con el reposo, la masa perderá "pegajosidad".
Transcurrido el tiempo de reposo, tomamos porciones de la masa, estiramos en forma de cordón y Unimos los
extremos, presionando para que no se abran al freír. Calentamos abundante aceite en un cacito o sartén y, a
fuego medio, freímos las rosquillas. Volteamos cuando la parte inferior esté dorada. Retiramos y dejamos
escurrir sobre papel absorbente. Rebozamos en azúcar y servimos.
Degustación
Quienes gustáis de los sabores tradicionales, encontraréis en estas rosquillas caseras de toda la vida un
bocado delicioso. Puede que, incluso, os transporten a tiempos y lugares ya lejanos. Son perfectas para una
merienda, acompañadas de un vaso de leche bien fresquita. El toque de anís es muy sutil, pero, si no os gusta,
podéis prescindir de el y sustituirlo por leche u otro tipo de licor.
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