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II Control de Historia de Chile Hispano (M)

estudiante: Diego Herrera Marchant


Lea atentamente las instrucciones antes de responder. 
*Las preguntas tienen puntaje asignado de manera independiente. Para desarrollar cada respuesta
tiene un límite máximo de 2 páginas, letra times new roman, 12 a espacio sencillo. 
*Para responder cada pregunta debe considerar las lecturas asignadas dentro del programa para esta
unidad. 

*Se evaluará la capacidad de elaborar un relato coherente, ordenado y claro. No se trata de un


punteo o exposición de ideas inconexas o repetitivas. Si bien cada pregunta enumera aspectos
importantes a considerar en las respuestas, estos solo funcionan de guía. No deben seguir ese orden
en su respuesta o excluir otros aspectos que consideren relevantes. La respuesta debe estar
estructurada como una propuesta analítica tipo ensayo breve que refleje un inicio, un desarrollo y
una conclusión. Debe argumentar sus enunciados a partir de ejemplos concretos y el uso de ideas y
conceptos propuestos por los autores. 

La prueba debe ser entregada a mi correo msanchez@uft.cl a más tardar el sábado 28 de mayo a las
8:00 am. 

1. Considerando las propuestas de los autores Jimena Obregón e Ignacio Chuecas, analice el
problema de la esclavitud mapuche en la frontera chilena durante el siglo XVII.
Fundamente su respuesta incluyendo aspectos tales como: alcances y consecuencias desde
el punto de vista legal y su importancia económica, social en la sociedad de frontera, así
como el contexto en el que se aprueba su práctica (20 puntos). 
El siguiente ensayo tiene como finalidad analizar los alcances y consecuencias de la
dominación hispana frente a los mapuches reflejada en la esclavitud que se vivió en la
frontera chilena durante el siglo xvii. Para responder a este problema será necesario
contextualizar el periodo en el cual se aprobó la práctica de la esclavitud en Chile. A su
vez, se hará uso de los textos de Jimena Obregón y de José Manuel Zavala, Abolición y
persistencia de la esclavitud indígena en Chile colonial: estrategias esclavistas en la
frontera araucano-mapuche, y el texto de Ignacio Chuecas, Esclavitud indígena y
economías familiares en el Chile del siglo XVII.

A comienzos del siglo XVII, el estado del sur del Bio-Bio cambió con la victoria indígena
en “el desastre de Curalaba”, evento en donde hubieron murieron numerosos españoles,
incluyendo al gobernador de aquel entonces Garcia Oñez de Loyola. Este acontecimiento
generó que se diera un debate en torno a la cuestión de la esclavitud indígena. La esclavitud
de los naturales capturados en batalla fue autorizada, por una real cédula, en 1608.Esta
medida fue puesta en tela de juicio por un sector de la Iglesia, siendo una figura relevante
Luis de Valdivia, un misionero jesuita que abogó por la implementación de una guerra
defensiva en Chile, la cual, como ya sabemos, fracasó rotundamente Hay que mencionar
que, si bien su práctica era completamente ilegal, la esclavitud, como bien menciona
Obregón y Zabala, de los arauco-mapuches fue una práctica recurrente que ocurría en
territorio chileno antes de su legalización, y que no se dio bajo un contexto bélico. Esto se
pudo dar debido a la nula regulación de que se cumplieran estas normativas y a cierto
aprovechamiento de vacíos legales, aprovechándose de la autorización para secuestrar y
vender a nativos en circunstancias ambiguas, permitiendo un mayor flujo de esclavos en la
zona. A su vez, los arauco-mapuches, terminarían siendo parte fundamental de la
economía de la sociedad colonial, la cual estaba vinculada de manera directa a la guerra,
siendo este, según palabras de Chuecas, “el motor de la economía del reino durante todo
este período¨1.

Historiadores como Villalobos ya han mencionado como la guerra de Arauco representa


una oportunidad caracterizada por múltiples posibilidades de lucrar, entre las cuales
también considera los ingresos generados por la trata de piezas (indígenas) esclavizadas.
Las personas que más se beneficiaban de la esclavización indígena eran las grandes redes
de poder colonial, siendo los militares, en especial los de los cargos más altos, parte de
ellas. Si bien la venta de esclavos ,por parte de los militares que se adentraron “tierra
adentro”, significaba un ingreso económico considerable, su uso en labores agrícolas fue
igualmente fundamental, siendo esta mano de obra esclava de gran ayuda a la hora del
desarrollo y construcción de un joven territorio colonial, el cual se veía más consolidado
social y economicamente.La venta de esclavos dentro del mercado colonial fue una gran
fuente de ingresos constantes hacia los militares, en donde en sus incursiones hacia el sur
había una gran violencia hacia estos grupos étnicos.

 Por su parte, las grandes redes familiares, quienes conforman la estabilidad económica en
la sociedad colonial, veían la adquisición de un nuevo esclavo no solo como una compra
más que sumaría a su patrimonio económico, sino como un símbolo de status social, como
si de una vivienda o un auto de lujo se tratase. Este tipo de prácticas se dieron gracias a los
gobernadores que dieron legalidad a su desarrollo, puesto que, su principal fuente de
ingresos estaba vinculada a las ganancias inherentes al conflicto araucano y en especial a la
comercialización de piezas esclavas. Había un esfuerzo de la administración y la clase
dirigente por mantener y sustentar diversas formas de tenencia de mano de obra forzada2.

Otro elemento que denota la importancia económica del indígena es el hecho de que se
movilizara a las poblaciones araucanas hacia los sectores nortinos por la necesidad de mano
de obra. Tal como menciona Obregón y Zavala: El desfase entre los lugares donde se
requería mano de obra y los territorios sureños donde se concentraba una población
indígena “disponible” agudizó la presión de los hispano-criollos chilenos para obtener un
acceso legal a las codiciadas “piezas”. Sólo la legalización de la esclavitud les permitía
transferir masiva y regularmente poblaciones de sur a norte y, a partir de mediados del
siglo XVII, igualmente hacia Valdivia. La “saca de piezas” alimentaba así la
consolidación colonial hispana del norte Bío-Bío3.Este tipo de accionar, en donde se veía al

1
Ignacio Chuecas Saldias, “Esclavitud indígena y economías familiares en el Chile del siglo XVII”, en Jaime
Valenzuela Márquez (Ed.) América en diásporas: esclavitudes y migraciones forzadas en Chile y otras
regiones americanas (siglos XVI-XIX). (Chile: RIL editores, 2017),200.
2
Ibíd,201.
3
José Manuel Zavala  y  Jimena Obregón, “Abolición y persistencia de la esclavitud indígena en Chile
colonial: estrategias esclavistas en la frontera araucano-mapuche”,Memoria Americana 17 (1) – (Año 2009).
indígena como una “pieza” funcional a la económica colonial, dejaba totalmente vulnerable
al nativo, quien se ve desligado de su territorio y de su gente.

Por su parte, la esclavitud mapuche no se dio solamente bajo la condición de esclavo de


guerra. Existía la esclavitud de servidumbre, la cual era de carácter temporal, en donde los
niños podían ser sacados de sus tierras y ser, supuestamente, liberados a los veinte años,
aunque se desconoce si es que los colonos cumplían con esto último. También estaban los
esclavos comprados a la usanza, es decir, la venta de indios por otros indios, la cual, tal
como menciona Chuecas, tiene su origen en «el vender entre sí y unos a otros las hijas y
hermanas por pagas para mujeres», haciendo clara alusión a la práctica común en la
sociedad indígena de formalizar el matrimonio por la vía de la entrega de una
compensación económica a la familia de la novia4. A su vez ocurría que los indígenas,
aunque terminasen siendo libres por el motivo que sea, quedaban en su libertad en un
desamparo total, viéndose en la necesidad de ser parte de una encomienda, en donde de
vida no cambiaban mucho, ya que había privación de libertad y otras formas de trabajo
obligatorio.

En definitiva, los colonos hispanos se vieron beneficiados de los vacíos legales y el nulo
control por parte de la Corona del territorio, permitiendo la esclavización arbitraria que
permitió el desarrollo económico y social de la sociedad colonial chilena. A su vez, esta
clase de prácticas causó un debilitamiento en las relaciones interétnicas hispano-mapuches,
causando constantes conflictos en la frontera del Bio-Bio, los cuales nunca pudieron
solucionar de manera permanente.

1. A partir de las lecturas de Andrea Ruiz-Esquide y Jorge Pinto y clases, analice el rol de los
distintos agentes de poder en la frontera: misioneros, capitanes de amigos, cautivos e indios
amigos, desde el punto de vista de la mediación cultural y las relaciones interétnicas en la
frontera hispano-mapuche (30 puntos).
La interacción fronteriza entre hispanos-mapuche fue abusiva y dificultosa por lo complejo
que es entender a cabalidad una cosmovisión completamente distinta. El intento por
conectar estas dos culturas no se pudo dar. Además, que aparecieron diferentes personajes
que actuaron dentro de esta mediación cultural con el propósito ya sea de imponer o de
resguardar sus creencias frente al otro. Para profundizar en este tema se utilizará el texto de
Andrea Ruiz Esquide, Los indios amigos en la frontera araucana, y de Jorge Pinto,
Misioneros en la Araucanía, 1600-1900: un capítulo de historia fronteriza en Chile, puesto
que ambos tratan acerca de la importancia del espacio fronterizo y de los mecanismos que
acercaron la relación entre los indios y españoles.

Dentro de las figuras más importantes de este proceso están los misioneros, encargados de
liderar parte de las relaciones entre los colonos y los indígenas. El objetivo que tenían era el
de evangelizar al bárbaro, someterlo y aniquilarlo culturalmente, imponiendo la noción

16.
4
Ignacio Chuecas Saldias, “Esclavitud indígena y economías familiares en el Chile del siglo XVII”, en Jaime
Valenzuela Márquez (Ed.) América en diásporas: esclavitudes y migraciones forzadas en Chile y otras
regiones americanas (siglos XVI-XIX). (Chile: RIL editores, 2017),216.
europea a través de la convención religiosa. Esto servirá a su vez para consolidar el
territorio chileno, el cual se ve fragmentado debido a las reducciones de indios hostiles que
quedaban en el sur del territorio. Las ambiciones por parte de la Iglesia Católica también se
acrecentaron debido al contexto en el cual estaban viviendo en Europa de la reforma
protestante, viendo una opción de consolidar su influencia y conseguir nuevos adeptos en el
territorio americano. De este modo se vio fuertemente reflejada la contrarreforma en
América, en donde se utilizó elementos de índole barroco, el fuerte uso de la imagen, de las
fiestas y los rituales, todo ello con el objetivo de persuadir al nativo. No por nada, la
evangelización desde un principio fue requisito en la conquista de estas tierras bajo el
manto de los Reyes Católicos. Las primeras órdenes religiosas estuvieron subordinados al
Imperio español: dominicos, agustinos, franciscanos y jesuitas fueron las órdenes
encargadas de convertir a los infieles. A su vez, los indios de la Araucanía no estarían en el
plan evangelizador por ser considerados rebeldes, por hacer la guerra a los indios cristianos
y por la imposibilidad de poner a estos nativos en reducciones cristianas.

Evidentemente, en este proceso de conquista cultural hubo conflictos y resistencia por parte
de ciertos nativos, como suele pasar en los espacios fronterizos en donde existe un fuerte
choque cultural. A su vez, no hay que olvidar que, aunque los hispanos tuvieran buenas
intenciones al tratar de salvar las almas de los barbaros desconocedores de la palabra de
Dios, en la práctica, tal como menciona Jorge Pinto: La obra misionera conlleva un acento
etnocentrista y etnocida, actitudes de nuevo muy propias de los espacios fronterizos 5. No
por nada, los misioneros no quieren cambiar la cultura nativa, sino que reemplazarla
totalmente, usando diferentes métodos para ello, algunos más invasivos que otros. Si bien
se quería el entendimiento a través de la evangelización lo que predominó fue la confusión
y una falla interpretativa por parte de ambas partes.

Unos ejemplos de estas diferencias metodológicas se encuentran en el caso jesuita y


franciscano. Los primeros implementaron la palabra de Dios a través de un sincretismo
cultural, en donde los jesuitas buscaron acomodar la palabra de Dios y acemarla a
elementos ya existentes dentro de la cosmovisión indígena. En contraposición, los
franciscanos, quienes viven bajo voto de pobreza, buscaban imponer para la conversión,
siendo un caso de ello la importancia del uso de los sacramentos en el proceso.

Por otro lado, los capitanes de amigos tuvieron un rol diferente a los misioneros. Muchos
de estos intérpretes eran mestizos (tanto raciales como culturales), y tenían la finalidad de
interactuar con los araucanos, bajo la finalidad de lograr acuerdos, alianzas con caciques,
tratados de paz y otro tipo de diplomacias. No se puede hablar de una relación entre los
hispanos y los mapuches sin nombrar a esos importantísimos intermediaros. Tal y como
menciona Andrea Ruiz de Esquide: Los capitanes de amigos eran los encargados de
mantener las buenas relaciones con esos indios. Dado el estrecho contacto que debían
mantener con los araucanos, era indispensable que hablasen su lengua. Muy probablemente,
sea esta la razón por la cual se les identifica a menudo con los intérpretes llamados también
farautes o lenguas6. Su rol era mediar entre dos poderes que mantenían, a diferencia de
5
 Jorge Pinto. Misioneros en la Araucanía, 1600-1900: un capítulo de historia fronteriza en Chile. (Temuco:
Universidad de la Frontera, 1988), 20.
6
Andrea Ruiz Esquide, Los indios amigos en la frontera araucana, (Santiago, Editorial Universitaria-DIBAM,
1993, o cualquier edición),36.
otros periodos, una relación de horizontalidad, relación que se dio de esta manera debido a
la incapacidad del español por someter de manera efectiva a diferentes pueblos que se
encontraban en la Araucanía.

También, el sincretismo cultural se dio a través de la comercialización de productos en la


frontera. El acercamiento trajo consigo que se diera una mayor interacción comercial en
estos espacios fronterizos entre mapuche e hispanos. El intercambio de productos acercó a
estas dos culturas y creó a su vez una dependencia por parte del indígena a la economía
hispanocriolla. El conocer nuevas herramientas, prendas y otros artilugios cambió la forma
de vida del nativo, quien se va a ver cambiado he “impregnado” de estos nuevos elementos
que haría parte de su propia cultura. Tal y como plantea Pinto, “la frontera es un espacio de
contacto entre sociedades de desigual desarrollo. El hecho muy común de que una de ellas
intente penetrar en los territorios de la otra y someter a sus habitantes a sus propias normas
de vida, convirtiendo el espacio fronterizo en un territorio de conquista, no invalida lo que
originalmente son”7.

En Conclusión, el espacio fronterizo fue un punto donde interactuaron diferentes


personajes, con diferentes intencionalidades. Fue un sector donde se vio un sincretismo
cultural a través del comercio, de la evangelización y el diálogo en los parlamentos entre
los líderes hispanos y mapuche. A su vez, se puede decir que fue una zona de paz, de
conflicto y de entendimiento momentáneo, en un choque que se dio entre diferentes
culturas, en donde una en particular buscaba someter y acabar a la otra.

Bibliografía:
Chuecas Saldias, Ignacio. “Esclavitud indígena y economías familiares en el Chile del siglo
XVII”, en Jaime Valenzuela Márquez (Ed.) América en diásporas: esclavitudes y
migraciones forzadas en Chile y otras regiones americanas (siglos XVI-XIX). Chile, Ril 
editores, 2017.
Pinto Rodriguez,Jorge ,Misioneros en la Araucanía, 1600-1900: un capítulo de historia
fronteriza en Chile. Temuco: Universidad de la Frontera, 1988.
Ruiz Esquide, Andrea, Los indios amigos en la frontera araucana. Santiago: Editorial
Universitaria-DIBAM, 1993.
Zavala, José Manuel y Obregón Jimena, “Abolición y persistencia de la esclavitud indígena
en Chile colonial: estrategias esclavistas en la frontera araucano-mapuche”. Memoria
Americana 17 (1) - Año 2009: 7-31.

7
Jorge Pinto. Misioneros en la Araucanía, 1600-1900: un capítulo de historia fronteriza en Chile. (Temuco:
Universidad de la Frontera, 1988), 21.

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