Está en la página 1de 5

Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa

Facultad de Ciencias Histórico Sociales

Escuela Profesional de Sociología

Clases, Estadio y Nación, capítulo


1: La herencia colonial

Presentado por:

Almiron Quisocala, Flor

Incaccoña Quille, Paul Jefferson

Chang Dongo, Ana Claudia

Gozme Huite, Maria Alexandra

Villasante Villalta, Maricielo

Profesor:

Dr. Carlos Leyton Muñoz


La herencia colonial

Europa pasaba por una crisis en el sistema feudal bajo el que se desarrollaban, durante esta
crisis América fue conquistada y se convirtió en una periferia colonial, mientras que Europa
pasó a ser el eje del nuevo sistema socioeconómico de orden mercantil. En este contexto se
origina una división internacional del trabajo, en donde las colonias se encargaban de explotar
metales como el oro y la plata, también se dedicaban a la agricultura, entre otras actividades
económicas; todos estos productos eran enviados como materia prima a los países europeos
como España, quienes tenían una división del trabajo más desarrollada y se encargaban de
procesar la materia prima en general.

Esta segmentación hace referencia al libro de Durkheim titulado La función de la división del
trabajo, en donde desarrolló distintas categorías y explica que esa división del trabajo consiste
en que cada trabajador debe asumir roles cada vez más especializados y específicos, esta
especialización da como resultado una mejor organización laboral, cohesión social y, por
consecuencia, una mejor regulación social. En las colonias periféricas como América Latina, los
hacendados se encargaban de vigilar que los campesinos cumplan con arduas horas de trabajo,
éstos campesinos desarrollaban trabajos muy similares, todos se encargaban de explotar las
minas y a la agricultura; es decir, existía poca división del trabajo, lo que ocasionaba que no
exista regulación social en favor de los campesinos y una nula cohesión social. Las colonias
estaban desarrolladas de tal manera que estas relaciones sociales de dominación tengan sustento
legal.

Como podemos observar, esta tipificación entre estamentos nos muestra que las sociedades
coloniales estaban compuestas por cuerpos sociales, los cuales cumplen determinadas funciones
para un fin común que era brindar materias primas y riquezas a la Corona, todo esto bajo una
lógica de dominación.

En muchas oportunidades, la Corona monopolizaba el comercio y el transporte de estas


mercancías a través de la Casa de Contratación de Sevilla, en la que un privilegiado grupo de
comerciantes había obtenido la concesión exclusiva del Rey. España se convierte en el eje
integrador de las diversas economías coloniales, la Casa de Contrataciones le vendía esclavos a
los mercados americanos, quienes pagaban precios exagerados por la mano de obra. Existía una
política proteccionista en favor de la producción de los países europeos y en detrimento de la
producción americana.

La operación mercantil y colonial consistía en la movilización forzada de la mano de obra


indígena, obligada a trabajar en asientos mineros, de cuya producción el Estado recibía el quinto
real; los señores de las minas se quedaban con el resto y los trabajadores recibían un pago
simbólico que les permitía subsistir y tributar.

En una similar línea, Max Weber, en su libro Estamentos y clases, plantea que las clases
sociales muchas veces dependen de la provisión de bienes, de posición externa y de destino
personal. El autor distingue dos tipos de clases que guardan relación con los postulados de
Cotler: la clase propietaria positivamente privilegiada, son los rentistas, acreedores, encargados,
en esta tipificación se ubican los señores de las minas; y la clase propietaria negativamente
privilegiada está conformada por los llamados “déclasses”, deudores y pobres, en esta
tipificación se ubican los trabajadores de las minas, quienes constantemente tenían que tributar
contra su voluntad.
En ese sentido, la sociedad colonial es la interacción del mundo indígena con el español; ambas
realidades tienen un panorama social muy complejo. La estructura política colonial estaba
organizada en forma estamental y corporativa, segmento los intereses sociales, impidiendo el
logro de una identidad común. La dominación colonial no ofreció posibilidades políticas ni
económicas. El consulado quien recaba el tributo indígena, donde la Iglesia no pagaba
impuestos.

El comercio de Chile y en especial el de Charcas desbarato el monopolio comercial de Lima, y


mientras se centraban en la producción minera, la agricultura y los obrajes decaían, pero en el
siglo XVII se reformulo la estructura. Sin embargo también se dio una reorganización social, lo
que llevo al descenso de sectores altos y a los comerciantes a crecer económicamente
llevándolos a entroncarse con la nobleza, de este modo se creó una aristocracia criolla asociada
de forma indistinta y combinada. Por otro lado, las castas y los indios forasteros (ocupaban
posiciones marginales e iban en aumento, se posicionaron en cargos intermedios siendo
confundidos con mestizos).

La reorganización político-administrativo de los Borbones, atacaba a los intereses de los


múltiples grupos coloniales, recortaba autonomía y privilegios, enfrentaba a la sociedad creando
malestar y conflicto, sus consecuencias llevaron a una reorganización de la economía y la
sociedad colonial. El sector criollo fue el más afectado, pero también los indios foráneos y las
castas, pues se buscaba invalidar sus derechos. Durante este tiempo surgió el movimiento Túpac
Amaru, represento la unión de los sectores provincianos dominados convirtiéndose en una
revuelta popular y tras la derrota, poco a poco la población indígena perdió su identidad hasta
constituir una masa de campesinos.

La denominada aristocracia criolla, hijos de españoles nacidos en América. En un inicio la


corona no tuvo política definida frente a este sector de la población, que cada año se hacía más y
más grande. Sin embargo, la corona sabía que era posible que surgiera en ellos sentimientos
anticoloniales, principalmente tras la revuelta de los encomenderos a mediados del siglo XVII
La reticencia de la corona casi no se sintió en los virreinatos americanos. La "independencia
económica" hizo que los criollos pudieran tener más libertades, por lo que varios de ellos
amasaron grandes fortunas. Inclusive en el campo religioso las diferencias entre peninsulares y
criollos se redujeron drásticamente. Muchas criollas llegaron a ser monjas de velo negro,
abadesas, etc. y los hombres llegaron a ocupar importantes cargos en el arzobispado.
Al romperse los lazos con la metrópoli, la aristocracia criolla no pudo como algunos hubiesen
querido, servir como reemplazo y una estabilidad.

El cuerpo social se fragmentó dividiendo en parcelas gobernadas por grupos señoriales


ostentosos, al romperse esto, se resolvería con la ¨feudalización política¨.
El Perú pasó por el establecimiento de una situación oligárquica sin conformar una fracción
hegemónica.

Clases, Estado y Nación nos hace pensar que, para una mejor interpretación de la realidad
peruana, es necesario trabajar por una reunificación de las ciencias sociales, de modo que “la
Historia pueda ser una Antropología y una Sociología retrospectiva del Perú; mientras en forma
simultánea sociólogos y antropólogos aprenden a pensar sus temas históricamente, superando su
no muy ingenuo presentismo” (Macera, 1968), tal y como se desarrollan las obras de Julio
Cotler.
La capacidad de Cotler como antropólogo lo lleva, primero, a investigar el mundo rural,
campesino. De ahí, emprendió la tarea de comprensión del sistema de dominación social a
través de la historia. Una señal de permanencia de este clásica obra es su capacidad de dialogar,
incluso ser capaz de encajar investigaciones actuales. De este modo, su caja de herramientas
podría “acomodar”, por ejemplo, nuevas investigaciones sobre el siglo XX que ponen énfasis en
la lógica estamental y corporativa de la política.

Bibliografía

Durkheim, E. (1893). La división del trabajo social, Argentina, Buenos Aires, Ediciones LEA.

Cotler, J. (1978). Clases, Estado y Nación. Perú: Instituto de Estudios Peruanos Editores.

Weber, M. (1922). Economía y sociedad. México, D. F., Fondo de Cultura Económica.

También podría gustarte