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El efecto creador del lenguaje.

“No es una nación la que habitamos, sino un lenguaje.”


Emil Cioran, filósofo rumano.

Sólo quiero dejar para la reflexión que uno de los argumentos que defiende la Ideología de Género
está vinculado a la idea de que el lenguaje crea realidad, entonces, si el lenguaje crea realidad una
de las primeras conquistas a ser logradas es dominar el lenguaje, o mejor dicho, imponer una nueva
forma de lenguaje que permita transmitir nuevas ideas, nuevas visiones o nuevas formas
arquetípicas a partir de las cuales construir nuevas morfologías lingüísticas que contribuyan al
propósito de redefinir una nueva concepción perceptiva del ser humano; digo perceptiva, pues la
condición natural del ser humano (hombre y mujer) está situada sobre una veracidad genética y
biológica que resulta inalterable pues el Creador desde un inicio estableció este fundamento
esencial para la preservación de la especie humana pues desde el principio: “varón y hembra los
creó”. Su creación inicial, su modelo y sus principios carecen de toda discriminación pues en la idea
de complementariedad que requiere de la interacción y vinculación de aquel lenguaje binario
(hombre-mujer) los espacios quedaron cubiertos de forma adecuada; sin embargo, conocemos
bien lo que ha pasado a lo largo del tiempo, la historia da testimonio sobre las múltiples formas en
que la creación ha insistido en alterar el diseño inicial. Pero, ¿a qué viene todo esto, se
preguntarán ustedes? Pues bien, a algo muy simple o sencillo: a nosotros también nos gusta crear,
en eso nos parecemos mucho a nuestro Creador; claro está, con la salvedad de la perfección que es
el sello distintivo que rige a nuestro Diseñador y Hacedor.

Bajo esta idea de creatividad el ser humano ha participado en muchas cosas; por ejemplo, para la
creación de una sociedad civil y política ha resultado sumamente útil la participación e
intervención del hombre y la mujer. Ahora bien, deseo que consideren lo siguiente, en medio de
esos procesos creadores y transformadores que han tenido como objetivo a la sociedad en su
conjunto la rama jurídica ha resultado esencial porque las leyes al ser normativas terminan por
prescribir una forma que se considera adecuada para la acción de todos aquellos que se rigen por
su señorío, en tal sentido, la sociedad donde debe ser implementada una ley puede asumir (en
teoría) que el beneficio es para el conjunto porque la salvedad de un buen sistema democrático
consiste en gestionar atendiendo a las mayorías pero velando en todo tiempo por la salvaguarda
de una minoría. ¿Y qué tiene que ver esto con el lenguaje?

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Pues bien, ya mencioné que al ser humano le gusta crear y las leyes son un ejemplo claro de esa
posibilidad, reflexionemos: ¿Se pueden crear buenas leyes? Sin lugar a dudas. ¿Se pueden crear
leyes contraproducentes? La historia lo corrobora. Ahora, en medio de ese proceso donde el
objetivo es crear leyes, el lenguaje desempeña un papel vital, por qué. Porque el lenguaje nos
permite interactuar con nuestro entorno y aún más, nos permite dar explicación respecto a la
realidad que experimentamos; por ejemplo, decir o expresar cómo nos sentimos (alegres, tristes,
molestos o indispuestos) lo hacemos a través del lenguaje.

El lenguaje posibilita para cada uno de nosotros un canal que nos permite transmitir ideas,
emociones o sentimientos. Pero ojo, no es el lenguaje en sí mismo el que está creando tal realidad
simplemente se constituye en un conector. Bajo este enfoque, el lenguaje solo permite expresar o
manifestar una realidad que se vive, que se siente o que se atraviesa. En este sentido, podríamos
suponer junto con Wittgenstein que “los límites de tu lenguaje son los límites de tu mundo”. Es
decir, el lenguaje puede hacer florecer o crear nuevas realidades, sin embargo, tales realidades no
suponen en sí misma una verdad. Lo conflictivo del asunto es que según sea la realidad de cada
quien en ese orden cada quien defenderá su verdad, entonces, partiendo de mi realidad individual
puedo crear en función de las leyes condiciones que no necesariamente se ajusten a una verdad o
más puntualmente que se ajusten a la verdad. Recordando a un amigo, vino a mi mente aquella
frase que dice: “no todo lo legal es moral”. Estimo pertinente detenerme y dejar ante ustedes
algunas interrogantes: ¿Hay límites útiles y oportunos para la sociedad en general? ¿Hay linderos
que no se deberían traspasar? ¿Hay consejos que no se deberían olvidar? ¿Hay verdades y
principios que vale la pena defender? Juzguen ustedes.

Concluyo con esto, el lenguaje tiene sin lugar a dudas un poder creador pues a través de él
compartimos ideas que pueden ser capaces de delinear conductas y acciones. Digo esto a propósito
de la propuesta de Ley sobre Promoción y Uso de Lenguaje con Conciencia de Género, la cual
ya fue aprobada en primera discusión en nuestro Parlamento. La propuesta en si misma no es la
que debe llamar nuestra atención sino el enfoque constructor de una nueva realidad a la cual se
quiere, pretende y busca habituar a la sociedad. Al permitir que la idea de género se apropie del
lenguaje no puede sorprendernos luego la escalada que ello traerá consigo. ¿Hay que orar?
Indudablemente ese es el primer flanco que debe cubrir la Iglesia del Señor; sin embargo, no basta
solo con orar también se debe accionar en función de las nuevas realidades que se están
presentando delante de nosotros.

No estamos en una época de cambio estamos inobjetablemente ante un cambio de época y la Iglesia
no puede quedar desfazada en el tiempo.

Por: César García


(08-07-2021)
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