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TAREA: REPORTE DE LECTURA “LOS MECANISMOS DE DEFENSA”

MATERIA: APLICACIONES EN PSICOTERAPIA


DOCENTE: YAZMIN MORENO
ALUMNO: MARÍA DE LOURDES CHAO LÓPEZ
CTA: 110153085
LOS MECANISMOS DE DEFENSA
-Clasificación de los mecanismos de defensa
a) Defensas exitosas
b) Defensas ineficientes
Las líneas de demarcación de las dos categorías no siempre son claramente
definidas y a veces no es posible distinguir entre “un impulso modificado por la
acción del yo” y un “impulso que irrumpe bajo la forma deformada contra la
voluntad del yo, por el cual no ha sido reconocido”. Este último tipo de impulso
producirá actitudes constreñidas, se repetirá una y otra vez, no permitirá nunca
una relajación y producirá fatiga.
SUBLIMACIÓN
Cabe colocar las defensas de carácter exitoso bajo el rotulo genérico de
sublimación. Es necesario distinguir la sublimación de las defensas que hacen uso
de contracatexis. Los impulsos sublimados encuentran su forma de salida, si bien
por una vía artificial, cosa que no sucede con los demás impulsos. En la
sublimación, el impulso originario desaparece porque su energía le es quitada en
beneficio de la catexis de su sustituto.
La sublimación se distingue de las gratificaciones sustitutivas de carácter neurótico
por su desexualizacion; es decir, la gratificación del yo ya no es abiertamente de
carácter instintivo.
¿De qué depende que la sublimación sea o no posible?
Si los impulsos pre genitales y las actitudes agresivas concomitantes no son
rechazadas por la formación de una contracatexia, son organizados más tarde
bajo la supremacía genital. El logro más o menos completo de esta organización
es el requisito previo necesario para una sublimación exitosa de aquella parte de
la pre genitalidad que no es utilizada sexualmente en los mecanismos de placer
preliminar. Pero si las pulsiones pre genitales han sido reprimidas y se mantienen
en el inconsciente, en competencia con la primacía genital, no pueden ser
sublimadas.

La sublimación se caracteriza por:


a) Una inhibición del fin
b) Una desexualizacion
c) Una completa absorción de un instinto por sus secuelas, y
d) Por una alteración dentro del yo.
La sublimación se haya íntimamente ligada con la identificación.
La persona que ha realizado la sublimación hace exactamente aquello que el
instinto le exige, pero lo hace luego que el instinto ha sido desexualizado y
subordinado a la organización del yo.

DEFENSAS PATOGENAS

Los conflictos entre las exigencias instintivas y el temor de los sentimientos de


culpa no son necesariamente patológicos.
La capacidad de descargar las tensiones instintivas mediante gratificaciones
periódicas constituye la mejor garantía de salud mental, y a la vez un prerrequisito
de la sublimación libre de perturbaciones.
Las contracatexis no transforman los instintos rechazados en algo diferente; más
bien las contienen. Tratan simplemente de bloquear su descarga, haciéndoles
perder con ello la conexión con el resto de la personalidad y mantenerse
inalterados en el inconsciente. En esto estriba el peligro de una irrupción, que es la
base de la neurosis.
Esto explica dos hechos de importancia decisiva:
a) Los instintos rechazados ejercen una constante presión hacia la motilidad.
Privados de la posibilidad de una descarga directa, hacen uso de toda
posibilidad de descarga indirecta, desplazando su energía a todo otro
impulso que este asociativamente vinculado a ellos, aumentando la
intensidad de este impulso sustitutivo o incluso alterando la cualidad del
afecto vinculado a este. Este impulso sustitutivo toma el nombre de
derivado. La mayor parte de los síntomas neuróticos son derivados de esta
índole.
b) Todas las defensas patógenas tienen su raíz en la infancia y no hay
psiconeurosis que no tenga su raíz en la infancia.
Al ocuparnos de las neurosis traumáticas, pudo verse que el estado de ser
anegado por la excitación hacia surgir la necesidad de bloquear el acceso de toda
nueva estimulación. La percepción y otras funciones del yo son bloqueadas o
disminuidas por poderosas contracatexis. Estos tipos de “defensas”, y
especialmente su culminación – el desmayo- pueden ser considerados como el
patrón de acuerdo con el cual se forman todas las demás defensas patógenas: el
desmayo es una cesación completa de las funciones del yo; otros mecanismos de
defensa consisten en una cesación parcial de ciertas funciones del yo.

NEGACION
La tendencia a negar sensaciones y hechos dolorosos es tan antigua como el
mismo sentimiento de dolor. En los niños pequeños, la negación optativa de las
realidades desplacientes es un hecho muy común y nada más que la expresión de
la vigencia del principio del placer.
Freud explico que la “negación” de una percepción de esta índole puede ser un
compromiso entre el hecho de adquirir conciencia de los datos proporcionados por
la percepción y la tendencia a negar. Una afirmación tal como “Me alegro de no
haber tenido dolor de cabeza, quiere decir; “Siento que se acerca el dolor de
cabeza, pero por el momento puedo negarlo todavía.
En fases más avanzadas del desarrollo, todos los intentos de negación encuentran
como adversarios, por supuesto, las funciones (del yo) de la percepción y la
memoria. Las experiencias dolorosas y los recuerdos de experiencias dolorosas
obligan al organismo a abandonar los métodos de la realización alucinatoria de
deseos y la simple negación.
Mientras el yo es débil, la tendencia a la negación puede mantenerse en situación
de relativa superioridad.
Solo en graves perturbaciones de la función del juicio de la realidad (psicosis)
pueden seguir imperando, en los adultos, negaciones serias y de importancia. En
un grado menor, pueden observarse en todo neurótico, como resultado de la
“negación en la fantasía”, un desdoblamiento del yo en una parte superficial, que
conoce la verdad, y una parte más profunda que la niega.

PROYECCIÓN
La proyección es un derivado de la primera negación; su contenido es: “quiero
escupirlo”, o, por lo menos, “quiero poner distancia entre esto y yo”.
Las emociones o excitaciones que el yo trata de rechazar son “escupidas”, y luego
sentidas como cosa fuera del yo. El impulso censurable, en lugar de ser percibido
en el propio yo, es percibido en otra persona.
El hecho de que la proyección desempeña un papel mayor de la importancia en
las cosmologías arcaicas de carácter animista concuerda con la naturaleza
esencialmente arcaica de la misma.
En la paranoia, que es la enfermedad en que la proyección alcanza la mayor
intensidad, esta fantasía alcanza su punto culminante en los delirios de
persecución, en los que el persecutor, que se halla fuera del paciente, representa
las sensaciones que este experimenta en los intestinos.
En general el organismo prefiere percibir los peligros como amenazas desde
afuera, y no desde adentro, porque ciertos mecanismos de protección contra los
estímulos excesivamente intensos solo pueden ser puestos en acción contra los
estímulos externos.
El animismo constituye el ejemplo de proyección más importante de carácter
general, en el desarrollo normal del yo. La misma cosa, en grado menor, se
observa en los neuróticos, quienes falsean la comprensión de la realidad afectiva
en el sentido de sus necesidades inconscientes.

INTROYECCIÓN
En la etapa del yo de placer puro todo lo que es placentero es introyectado.
En el momento que se da cuenta de este hecho, el yo aprende a usar la
introyección para fines hostiles, como medio de ejecución de los impulsos
destructores y como modelo de un mecanismo definido de defensa.
La identificación llevada a cabo mediante la introyección, es el tipo más primitivo
de relación con los objetos.
El uso de la introyección como mecanismo de defensa, una vez más ofrece un
ejemplo de cómo los mecanismos automáticos primitivos son amansados más
tarde por el yo y utilizados por este para sus fines.

REPRESIÓN
Consiste en el olvido intencional (inconsciente) de los impulsos internos o de
hechos externos, o en no darse cuenta de los mismos, lo que, por regla general,
representa posibles tentaciones o castigos por causa de exigencias instintivas
censurables, o meras alusiones a tales exigencias. El hecho de excluir
(intencionalmente) de la conciencia estos datos tienen evidentemente el propósito
de aminorar sus efectos reales, así como también el dolor que implicaría el
hacerse consiente de los mismos.
El análisis revela que el olvido de un nombre o de una intención se produce allí
donde los mismos encuentran la resistencia a un motivo previamente coartado,
habitualmente por estar asociado a una exigencia instintiva de carácter
censurable.
Las represiones, por lo tanto, se delatan ya sea por ciertas lagunas- es decir, por
el hecho de que ciertas ideas, sentimientos o actitudes que parecieran se la
reacción adecuada a la realidad, de hecho están ausentes-, ya por la mera
obsesiva de aferrarse a ciertas ideas, sentimientos y actitudes de carácter
compensatorio, que no son otra cosa que derivados.
La represión propiamente dicha es el mecanismo de defensa principal de la
histeria. Expresa una actitud en la cual la cosa censurable es tratada simplemente
como si no existiera.
El motivo de la represión es indudablemente la tendencia a contener, paralizar,
aquello que ha sido reprimido de la motilidad. Prueba de esto es el hecho de que
la represión se hace superflua allí donde queda asegurada de algún otro modo la
imposibilidad de pensar en el acto. Los neuróticos obsesivos pueden tener ideas
obsesivas de crimen porque, gracias al mecanismo del aislamiento, tienen la
seguridad de que el crimen no será efectivamente realizado.
Puesto que lo reprimido sigue existiendo en el inconsciente y crea derivados, la
represión no se efectúa nunca de una vez y para siempre. El mantenimiento de la
represión requiere un constante gasto de energía, ya que lo reprimido trata
constantemente de hallar una vía de escape.
Esto explica ciertos tipos de fatiga neurótica. Algunos de los típicos sentimientos
neuróticos de inferioridad tienen relación con el hecho de percatarse de este
empobrecimiento. Se crean actitudes destinadas a evitar las situaciones en las
que pudiera producirse una reactivación de lo reprimido (fobias), e incluso hacen
su aparición actitudes que, dirigidas a crear la seguridad de que lo reprimido
seguirá estando reprimido, son contrarias a las actitudes correspondientes a los
impulsos originarios.
FORMACION REACTIVA
Se trata de actitudes constreñidas y rígidas, que estorban la expresión de los
impulsos opuestos que, no obstante, se abren camino, a veces, de diversos
modos. Cuando se trata de estos rasgos, el psicoanálisis, en su calidad de
psicología “desenmascaradora”, puede demostrar que la actitud opuesta originaria
todavía persiste en el inconsciente.
Estas actitudes opuestas de carácter secundario, toman el nombre de formaciones
reactivas.
Es un tipo de represión en la cual la contracatexis es manifiesta, y que, por lo
tanto, logra evitar los actos permanentemente repetidos de represión secundaria.
Las formaciones reactivas evitan estas represiones secundarias produciendo una
modificación definitiva, “de una vez por todas”, en la personalidad. Las personas
que han elaborado formaciones reactivas no han creado con ello un determinado
mecanismo para utilizarlo cuando se produce la amenaza de un peligro instintivo;
ha modificado la estr4uctura de su personalidad como si el peligro estuviera
siempre presente, en forma tal que pueda hallarse preparado en cualquier
momento en que el peligro se produzca. Ejemplo de esto son el afán de limpieza o
el sentido del orden del neurótico obsesivo, que lucha mediante estos rasgos de
carácter, contra sus exigencias instintivas de suciedad y desorden. La rigidez de
este afán de limpieza, o de este sentido del orden, así como las ocasionales
irrupciones de la suciedad y el desorden, delatan la índole reactiva de estos
rasgos característicos.
La mayor parte de los rasgos patológicos de carácter son de tipo de formación
reactiva. Es decir que, mientras que los rasgos caracterológicos normales
permiten la descarga, la mayor parte de los rasgos patológicos sirven
primariamente a la finalidad de asegurar la persistencia en el inconsciente de los
rasgos opuestos.
ANULACION
En la anulación se realiza algo de carácter positivo que, real o mágicamente, es
contrario a algo que, también realmente o tan solo en la imaginación, fue realizado
antes.
La anulación, a veces, no consiste en una compulsión de hacer lo opuesto a lo
que se hizo anteriormente, sino en una compulsión de repetir precisamente el
mismo acto. El análisis demuestra que esto se basa en la siguiente intención
inconsciente. La realización del primer acto se vincula a cierta actitud instintiva
inconsciente, y el acto es anulado cuando puede ser repetido una vez más
mediando condiciones internas diferentes. La finalidad de la compulsión de
repetición es repetir el mismo acto, pero despojado de su secreto significado
inconsciente, o con un significado inconsciente opuesto al primero. Cuando, a
causa de la persistencia de lo reprimido, alguna parte del impulso primitivo se
insinúa nuevamente en la repetición destinada a ser una expiación, puede resultar
necesaria una tercera, cuarta o quinta repetición del acto.
Un fracaso del mecanismo de la anulación, a causa de que la defensa es invadida
por los impulsos rechazados, explica varios fenómenos que son frecuentes en la
neurosis obsesiva:
a) El aumento en el número de las repeticiones necesarias, a causa de que
ninguna repetición ofrece una seguridad completa de que esta vez será
efectuada sin la consiguiente intención instintiva;
b) Ciertas formas compulsivas de contar, cuyo significado inconsciente es el
de contar el número de repeticiones necesarias;
c) El alcance cada vez más amplio de las seguridades buscadas en el
ceremonial;
d) Dudas de carácter obsesivo, que a veces son dudas acerca de si la
anulación ha tenido éxito, y finalmente, en ciertos casos;
e) La futilidad de todas estas medidas.

AISLAMIENTO
Otro mecanismo de defensa predominante en las neurosis obsesivas, y de
significación muy general en la psicopatología, es el aislamiento. Aquí el paciente
no ha olvidado sus traumas patógenos, pero ha perdido la huella de sus
conexiones y de su significado emocional. El paciente ofrece la misma resistencia
a la demostración de conexiones reales que ofrece el histérico a la evocación de
sus recuerdos reprimidos. De manera que lo aquí actúa es, una vez más, una
contracatexis; su acción consiste en mantener separado lo que en realidad
corresponde que este unido.
El caso especial más importante de este mecanismo de defensa es aquel en que
una idea es aislada de la catexis emocional originalmente vinculada a ella. El
paciente se conserva tranquilo al trazar los acontecimientos más apasionantes,
pero luego, a propósito de un asunto completamente diferente, despliega una
emoción incomprensible, sin darse cuenta que la emoción ha sido desplazada.
Contenidos ideacionales en extremo censurables, tales como deseo de muerte o
deseos incestuosos, pueden hacerse consientes en forma de obsesiones, porque
el neurótico obsesivo es capaz de sentirlos como simples pensamientos aislados,
con las debidas seguridades, de la motilidad. La falta completa de afectos, tan
característica de ciertos neuróticos obsesivos, y que crea una seria dificultad en el
tratamiento, se basa en un aislamiento de este tipo. Ciertos pacientes son capaces
incluso de sentir cabalmente sus emociones, pero tan solo mientras pueden
simular de algún modo que están representando simplemente un papel, o bien
realizando ciertos experimentos mentales, o cualquier cosa por el estilo, es decir,
mientras sus emociones se mantienen aisladas de todo aspecto de “seriedad”.
El prototipo normal es el proceso del pensamiento lógico, que de hecho consiste
en una constante eliminación de asociaciones afectivas en obsequio de a
objetividad. Los neuróticos obsesivos, con sus actividades de aislamiento,
representan una caricatura del modo normal de pensar.
REGRESIÓN
Cada vez que una persona sufre una frustración, surge en ella una tendencia a
añorar periodos anteriores de su vida, en los que sus experiencias fueron más
placenteras, y tipos anteriores de satisfacción, que fueron más completos. La
intensidad de esta tendencia es acrecentada por dos factores íntimamente ligados
entre sí; el grado de vacilación con que el individuo acepta las formas más nuevas
de satisfacción y el grado de su fijación a las formas anteriores.
La regresión es algo que le ocurre al yo. En general, parece ser puesta en marcha
por los instintos, los cuales, al ser bloqueada su satisfacción directa, buscan un
sustituto. El prerrequisito necesario para el uso de la regresión como mecanismo
de defensa es, por lo tanto, una peculiar debilidad de la organización del yo.
Hay dos tipos de regresión:
1. Regresión de formas adultas a formas infantiles de sexualidad. Esta
regresión es el prerrequisito de las neurosis
2. Regresión al narcisismo primario. Cuando se produce esta regresión
– la más profunda- significa la reedición del más antiguo de todos los
tipos de defensa: El bloqueo del yo.
DEFENSA CONTRA LOS DEFECTOS
Toda defensa es, en última instancia, una defensa contra afectos. “No quiero
sentir ninguna sensación dolorosa”, es el motivo inicial y el motivo final, de toda
defensa.

DEFENSA CONTRA LOS SINTOMAS, Y BENEFICIOS SECUNDARIOS.


Un síntoma neurótico es, para el yo, una nueva experiencia dolorosa. La reacción
del yo a toda nueva experiencia dolorosa depende de su fortaleza y desarrollo.
1. Un yo más débil puede verse arrollado pasivamente en virtud del efecto
traumático.
2. El yo maduro, por el contrario, reaccionando de acuerdo con el principio de
realidad, es capaz de admitir la existencia de experiencias dolorosas.
3. El neurótico es una persona que tiende a volver a patrones arcaicos de
reacción.
LOS SINTOMAS COMO TRAUMAS, Y LOS FACTORES PRECIPITANTES DE
LAS NEUROSIS.
Toda persona puede soportar un conflicto neurótico o una defensa patógena – si
no pasa de cierta magnitud- sin que ello produzca efectivamente un derrumbe
neurótico.
 Factores precipitantes
A. Aumento en la pulsión rechazada.
1. El aumento puede ser absoluto.
2. Puede tratarse de un aumento relativo de una específica
pulsión rechazada, a expensas de otras exigencias instintivas.
B. Una disminución en las fuerzas que aseguran el rechazo de las
pulsiones.
1. Cuando el yo se haya, en general, debilitado, por la fatiga, la
intoxicación, la enfermedad o a consecuencia de tareas
agotadoras, se debilitan las fuerzas defensivas y lo que había
sido reprimido vuelve al primer plano.
2. Lo que se dice del debilitamiento general del yo puede decirse
también del debilitamiento específico de las actitudes de
defensa a consecuencia del fortalecimiento relativo de otras
partes del yo.
C. Una intensificación de las fuerzas de rechazo también pueden
precipitar una neurosis.
1. La ansiedad puede ser directamente acrecentada por el hecho
de experimentar nuevas amenazas, por experiencias quer son
percibidas subjetivamente como amenazas y por experiencias
confirmatorias de amenazas hasta ese momento puestas en
duda.
2. Los sentimientos de culpa son posibles de aumentar en forma
directa.
3. Tanto la ansiedad como los sentimientos de culpa aumentan
indirectamente la perdida de algo que hasta ese momento ha
servido de apoyo o de reaseguramiento.
4. Un aumento de las fuerzas de rechazo puede ser también de
carácter reactivo, consecutivo a una disminución temporaria
de su intensidad.
LAS DEFENSAS CONTRA LOS SINTOMAS
Mecanismos de defensa de todos tipos pueden ser utilizados contra los síntomas.
Puede tratar de utilizarse, incluso, a ese efecto, una simple negación.
Hay otro tipo de negación que podría llamarse formación reactiva contra el
síntoma. Se trata de negar al síntoma su carácter yo-distónico.
Existe también una represión verdadera de síntomas. Frecuentemente los fóbicos
ignoran que es lo que en realidad temen y los neuróticos obsesivos desconocen, a
menudo, el verdadero carácter de sus compulsiones.
El aislamiento lo hallamos cuando, en el curso de una neurosis, se produce una
tregua, en un momento determinado de su desarrollo. Algunos fóbicos no sufren,
en realidad, ninguna perturbación mientras no dejan de obedecer a las
restricciones fóbicas. El mejor ejemplo del aislamiento de una neurosis,
cabalmente logrado, es probablemente la paranoia verdadera.
ACTITUDES DE DEPENDENCIA ORAL FRENTRE A LOS SINTOMAS
En las personas que tienen fijaciones orales y predispuestas a crear depresiones,
hábitos y neurosis impulsivas, este fenómeno se observa en un grado mucho
mayor. Estos pacientes reaccionan a la aparición de síntomas con un aumento en
sus necesidades narcisistas, y con el consiguiente aumento en los conflictos
promovidos por sus necesidades. En los deprimidos se crea de este modo un
círculo vicioso: la depresión produce un aumento de las necesidades narcisistas, y
estas, a su vez, acrecientan la depresión.
Otras personas creen que el hecho de sentirse mal les confiere derecho a
“sentirse bien” y a permitirse. “virtuosamente”, algún placer o bien, tal como lo
vemos expresado en diversas ideologías religiosas, que todo sufrimiento debe ser
algo bueno de por sí.
CONTROL DE SINTOMAS
Es verdad que un completo control de síntomas no es posible. Controlar quiere
decir superar las excitaciones extrañas mediante la descarga, ya sea “fijándolas” o
elaborándolas. Mientras persista en el inconsciente la acción del instinto
rechazado, el control no será completo. Este hecho de que la acción del instinto
rechazado continua vigente en el inconsciente, constituye la definición misma de la
neurosis.
LOS BENEFICIOS SECUNDARIOS DE LA ENFERMEDAD
1. Beneficios secundarios provenientes del mundo externo; A menudo se
señala el hecho de que el principal beneficio secundario consiste en
granjearse la atención de los demás por la circunstancia de estar enfermo.
2. Beneficios secundarios provenientes del superyó: Pertenece a esta clase
de beneficios el orgullo que caracteriza las formaciones reactivas y el
ascetismo, así como también el apaciguamiento de un superyó severo
mediante el sufrimiento.

COMENTARIOS PERSONALES

Me costó mucho trabajo la lectura, de hecho tuve que leerlo varias veces y creo
que todavía no comprendo bien algunos mecanismos de defensa.
Pude verme identificada perfectamente en algunos y no me agrado. Fue como ver
mi espejo y decir, “claro, esa soy yo, así actúo”
Estoy en una etapa de mi vida en que la negación se está haciendo presente,
estoy negando el dolor emocional de ciertas situaciones, hago como que no pasa
nada, quiero engañarme a mí misma. Es algo así como si no lo veo no lo siento, y
si no lo siento no paso. Pero ahí está. Fumo dos cajetillas diarias, tengo colitis
nerviosa, no puedo dormir, pero no pasa nada, solo es el estrés.
Otros mecanismos los identifico perfecto en algunas personas y ahí ya me
confundí, tal vez es la proyección la que está operando.
Crecí siempre a la defensiva, siempre pensando que las personas me querían
dañar, me querían humillar, todavía trabajo en eso. Me es difícil no creer en las
dobles intenciones. Tengo una necesidad de reconocimiento y de atención muy
grande. Necesito ser vista.
Pareciera desfogue pero fue una lectura que me puso mal.
Bibliografía:
Fenichel, O., & Carlisky, M. (1964). Teoría psicoanalítica de las neurosis. Paidos.

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