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1. eficiencia
Pero cuando existe una moneda común no existe la necesidad de acudir al mercado de
divisas cuando se realiza una compra o venta de bienes, servicios o activos de otro país.
Por ejemplo, en el caso del proceso de integración monetaria europeo, la Comisión
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Europea estimó que las ganancias derivadas de la eliminación de los costes de
transacción supondrían aproximadamente el 0,4% del PIB.
Un tercer argumento a favor de que varios países compartan una moneda es eliminar el
“riesgo de tipo de cambio”, evitando que las modificaciones en los tipos de cambio
constituyan un elemento desestabilizador y des incentivador en las transacciones
comerciales y financieras. Téngase en cuenta que el riesgo de cambio no sólo dificulta
las transacciones comerciales, sino que también dificulta el cálculo de la rentabilidad
futura de cualquier decisión de inversión, especialmente si ésta es a largo plazo.
2. credibilidad
Un beneficio de adoptar una moneda común es que un país que ya no tiene su propia
moneda reduce notablemente la probabilidad de sufrir crisis cambiarias, a no ser que
imprudentemente se adopte la moneda de un país propenso a las crisis cambiarias (es la
depreciación de la moneda o devaluación) o que la nueva moneda creada sea propensa a
las crisis cambiarias.
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COSTES DE UN PROCESO DE INTEGRACIÓN MONETARIA
Cuando se introduce una moneda común, las decisiones de política monetaria serán
adoptadas persiguiendo la estabilidad del conjunto de países miembros. Lógicamente
esto hace que en muchas ocasiones las decisiones en materia de política monetaria no se
adapten a los requerimientos internos tanto como hubiera sido posible si el país
dispusiera de una soberanía monetaria.
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¿Qué mecanismos sustituyen las políticas cambiarias y monetarias que tengan por
objetivo el incrementar el empleo?
Tenemos una lista de posibilidades y no todas posibles, y mucho menos posee la misma
efectividad y velocidad de ajuste que una política monetaria:
También diferentes estudios de simulación han demostrado que las economías europeas
responden más lenta y gradualmente a este tipo de políticas sustitutivas, producto
principalmente de las siguientes causas:
En este sentido, hay que señalar que los distintos estudios realizados al respecto
demuestran que las rigideces salariales son mucho mayores en Europa que en EE. UU, y
dentro de Europa destacan por el alto nivel de regulación de las relaciones laborales
existentes en Portugal, España, Grecia e Italia frente a países mucho más liberalizados
como Reino Unido, Irlanda o Dinamarca.
Mundell, en 1961, señaló que, si hay gran movilidad de trabajadores entre los países del
área, ello proporciona un elemento de ajuste que haría posible fijar las paridades aunque
los precios y salarios fueran rígidos -en caso de recesión de un país bastaría que
emigrasen suficientes trabajadores hacia el resto -y en base a un razonamiento
semejante, el premio nobel inglés James Mieidi, dedujo que Europa Occidental no era
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un área monetaria óptima debido, principalmente, a la dificultad de una movilidad
interregional del factor humano, producto fundamentalmente de barreras culturales y
lingüísticas.
Incluso en países como España o Italia, esta movilidad interna es muy escasa.
Llegando a que las alternativas contempladas son en sí difíciles y con un efecto sobre la
economía ambiguo(que se puede interpretar de diversas maneras) y lento, problemáticas
socialmente e incluso contradictorias con criterios como el del rigor presupuestario.
(Colino)
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La literatura sobre áreas monetarias óptimas en buena parte surgió por el debate de
qué régimen cambiario era el mejor para Canadá, dados los importantes flujos
comerciales que mantenía con Estados Unidos. Más recientemente, con el diseño de la
Unión Monetaria Europea y posteriormente con los primeros años en vigor del euro,
la teoría de las áreas monetarias óptimas ha vuelto a cobrar una especial relevancia.
La Teoría del amo tuvo su origen casi al mismo tiempo que el inicio del proceso de
integración económica europea. La estabilidad monetaria fue un objetivo buscado por
parte de los países europeos después del abandono de las paridades fijas (el valor de la
moneda se mantiene a lo largo del tiempo)
Hubo varios intentos de solución a este problema en las décadas de 1970 y 1980 que
fracasaron. Ello dio pie a la unificación monetaria a principios de los noventa del siglo
pasado, aun a pesar de no cumplir con las condiciones apropiadas para ello, de acuerdo
con la teoría de las amo.
La crisis del euro ha puesto de nuevo sobre la mesa de discusión el tema de los
requisitos que deben cumplirse para constituir una amo, los costos y beneficios de
formar parte de ella, así como el diseño institucional y los instrumentos de política
económica requeridos para hacer frente a choques asimétricos como los que se han
presentado desde el surgimiento del euro. La adopción del euro fue celebrada como un
hito histórico en el proceso de integración europea y un paso decisivo hacia la
profundización de la unión económica. Se esperaba que con ello se intensificara el
comercio y se acelerara el proceso de convergencia entre los países miembros. Es
indudable que la eurozona ha obtenido resultados positivos a lo largo de su existencia.
Hasta antes de la crisis griega, la combinación de la política monetaria única, con las
políticas fiscales nacionales había propiciado un ambiente de estabilidad
macroeconómica en toda la zona euro.
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puede atribuirse a la estabilidad cambiaria. La inversión extranjera directa entre la
eurozona creció de 20 a 33% y al menos dos terceras partes de su crecimiento se
debieron al uso de la moneda única. Los mercados financieros también se integraron
más, las transacciones transfronterizas crecieron en forma sostenida y se consolidó el
sistema bancario (Comisión Europea, 2008). A principios de 2010, inmediatamente
después de la celebración de los 10 años de existencia del euro, la eurozona sufrió una
primera sacudida fuerte cuando estalló la crisis griega. A esta se sumó la de Irlanda,
Portugal y España. Estos acontecimientos confirmaron los presagios que formularon
varios economistas desde antes de la creación de la unión monetaria. Aún para los
defensores de la moneda única, estos sucesos obligaron a revisar el funcionamiento de
la Unión Económica y Monetaria Europea (uem) y a diseñar nuevos mecanismos
institucionales para solventar la crisis
¿Qué lecciones deja esta experiencia? ¿Cómo interpretarlas desde la Teoría de las
Áreas Monetarias Óptimas?
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aunque, en contraparte, restringían las opciones de política monetaria autónoma con el
fin de hacer frente a las necesidades propias de cada país.
La idea que plantea la teoría de las áreas monetarias óptimas es que la conveniencia
para un país de renunciar a su moneda y participar en un proceso de integración
monetaria dependerá del grado de integración económica con los países que va a
compartir la moneda. Si el grado de integración económica es bajo, las pérdidas que
registraría el país superarían a las ganancias y la mejor decisión sería no formar parte de
la unión monetaria. Por el contrario, si el grado de integración económica es elevado las
ganancias de eficiencia monetaria y credibilidad superarían el sacrificio de estabilidad
económica. (Colino)
Bibliografía
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