Exploración de

la comunicación
La entrevista en un encuadre
clínico y pericial
CONTENIDO
1. Introducción.

2. Comunicación verbal.

3. Comunicación no verbal.

4. Doble vínculo.

5. Un gesto vale más que mil palabras.

6. Bibliografía.

Introducción
Charles Darwin en 1872 publico su trabajo “la expresión
y las emociones en el hombre y en los animales”, desde
entonces el estudio de la comunicación ha tenido un
antes y un después. Múltiples estudios han concretado
en alrededor de un millón de claves y señales que
transmitimos tanto consciente como intuitivamente
a través de expresiones faciales y gestos.
El componente no verbal en nuestra comunicación
llega según algunos estudios a albergar más del 90%
de la información que interpreta nuestro receptor. El
antropólogo Albert Mehrabian indica que “las palabras
sólo influyen un 7% en el impacto total de un mensaje,
mientras que los matices, sonidos y el tono de la voz
supone el 38% y las posturas y ademanes, el 55%”. De
aquí podemos deducir que el canal verbal lo utilizamos
principalmente para transmitir información y datos,
mientras que el no verbal se utiliza para expresar
sentimientos y actitudes personales. Ray Birdwhistell
fue capaz de colocar en 12 minutos al día, el tiempo
que empleamos en comunicarnos con el habla. De tal
manera que la comunicación no verbal es tan impactante
que podemos adivinar el gesto que está realizando una
persona simplemente por escucharle a hablar.
Paul Ekman, nos indica que “todos los pueblos coinciden
en el uso de los mismos gestos faciales básicos para
expresar la alegría, la rabia, el desprecio, el interés, la
sorpresa, la vergüenza, el miedo, la ira, el asco y la tristeza.
Sin embargo, en culturas diferentes también hay sistemas
no verbales distintos”. Estamos de acuerdo con estas
dos afirmaciones de Ekman,
1. Todos los pueblos coinciden con el uso de los
mismos micro-gestos faciales para expresar las
distintas emociones básicas.
2. Que la cultura es la que organiza la forma de
expresión no verbal, por lo tanto, no expresamos
igual las mismas cosas dependiendo del ámbito
cultural donde nos hemos relacionado.
En lo que no estamos de acuerdo con Ekman es en
su clasificación de las emociones básicas, ya que en
nuestra investigación hemos encontrado diez universos
emocionales básicos: sorpresa, miedo, rabia, asco, culpa,
alegría, curiosidad, seguridad, admiración y tristeza.
Pese a que las diferentes interpretaciones de ademanes
puntuales pueden llevar a situaciones difíciles, lo cierto
es que, en general, el lenguaje corporal da pistas muy
valiosas sobre las intenciones de nuestro interlocutor.
Los especialistas en el estudio de la comunicación
no verbal inciden especialmente en este punto: no es
posible fingir el lenguaje del cuerpo. Podemos mentir de
palabra, pero siempre habrá algo en nuestra postura que
nos delatará.
Exploración de la comunicación | 3
Comunicación verbal
Los gestos nunca deben interpretarse de forma aislada,
tienen que estar contextualizados. La comunicación
verbal es el uso de las palabras para la interacción, el
lenguaje propiamente tal, expresado de manera hablada
o escrita. Es aquí cuando recordamos a los factores
de la comunicación, pues es el sustento de la misma:
emisor, receptor, mensaje, canal, código y contexto (por
mencionar a los más importantes y los que sirven de
base fundamental).
La comunicación verbal es oral, cuando:
• Se utiliza el canal auditivo.
• Se capta por medio de la percepción.
• Es espontánea y se puede retractar.
• Es efímera.
• Hay interacción: feedback.
• Utiliza soportes verbales y no verbales (movimiento
de manos, gestos varios).
• Posee sintaxis diversa, muy elaborada o no (uso de
“muletillas”).
• Es posible escribirla.
• Es lineal, o sea, no se pueden decir o leer dos letras
al mismo tiempo.
El lenguaje corporal es una parte más de la comunicación
interpersonal que no debe entenderse aisladamente
del oral. Para demostrarlo proponen este ejemplo:
si una persona quiere mostrar sus intenciones de
abandonar un lugar, puede desplazarse ligeramente,
como intentando alejar su cuerpo de la conversación.
Pero esta salida no es efectiva hasta que se comunica
verbalmente una expresión del tipo “será mejor que me
vaya”. Además, tocarse es, para estos investigadores,
una forma de comunicación gestual que en la mayoría
de las situaciones requiere del lenguaje hablado para ser
clarificado. “Es imposible saber qué puede significar a
ciencia cierta ser tocado si el acto no se acompaña de
un contenido verbal”, añaden.
En todos ellos, sin embrago, se matiza que el contexto es
fundamental para entender una situación correctamente.
De hecho, los expertos señalan que los tres tipos
de movimientos corporales que pueden estudiarse,
los faciales, los gesticulares y los de postura, están
fuertemente entrelazados. No basta pues con conocer
el entorno cultural. Los gestos han de interpretarse en
su conjunto y no aisladamente. Así, por ejemplo, las
personas que usan ropa que les es muy estrecha no
pueden realizar cómodamente algunos movimientos,
por lo que hay que tener en cuenta esa restricción física
a la hora de interpretar su conducta.

En latín, comunicare significa “poner en común, estar
en relación”. De esta palabra derivan comunicación
y comunicar, pero también comunión y comulgar. No
es hasta el final del siglo XVI que la palabra comunicar
adquiere la significación, corriente en nuestros
días, de transmitir (una información, una noticia,
una enfermedad). Pero las teorías modernas de la
comunicación consideran a ésta como una acción, de la
cual la información es el producto. La comunicación se
define como un sistema de comportamiento integrado,
que tiene por efecto ajustar, calibrar, hacer posibles las
relaciones humanas. Constituye, de alguna manera, la
“sustancia” de toda interacción.
Bateson nos ilustra cómo ignoramos casi todos
los procesos por los cuales fabricamos nuestros
mensajes y los procesos por los cuales descodificamos
y comprendemos los mensajes del otro y cómo
respondemos. No prestamos atención a la multitud
de detalles comportamentales por los cuales nos
comunicamos: sacar un cigarrillo, guiñar un ojo, alzar
las cejas, suspirar, agitar las manos, cruzar las piernas,
utilizar una palabra más que otra, modular la voz de
determinada manera, regular el caudal de las palabras;
son muchos los mensajes que escapan ordinariamente
al control de la conciencia y que responden a múltiples
convenciones pasajeras que determinan que nuestras
propuestas deben ser comprendidas “entre líneas”.
La teoría de la figura y el fondo fue propuesta por la Gestalt
trasmitiendo la importancia que tiene aquello que nos
es relevante debido al contexto en el que se encuentra.
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Un primer grado de distorsión es lo que se denomina
ruido (o interferencia): pérdida de información, “fracaso”
de la comunicación, atribuible al carácter aleatorio de los
signos y ocasionado por un tratamiento inadecuado del
mensaje (por ejemplo, a causa de un defecto sensorial,
como sordera, o alteraciones de la vista, o a causa de
otra clase de deficiencia, como desconocimiento de una
palabra o de una expresión figurada) o por parásitos de la
corriente de comunicación (tos, carraspeo, intervención
lateral de un tercero, etc.).
Un segundo grado de distorsión es la deformación
del mensaje, consecutiva a una divergencia entre
los interlocutores sobre la manera de codificar su
comunicación (reglas del código implícitas y explícitas).
Es lo que se llama ruido de código, distorsión que
puede corregirse. En esta segunda forma de distorsión,
las diversas unidades del mensaje son recibidas
correctamente por el receptor, pero la organización
(o Gestalt) del mensaje es deformada y éste se interpreta
de manera incorrecta. Es lo que pasa, por ejemplo,
cuando un mensaje es interpretado de manera literal
cuando quería significar otra cosa.
Una manera útil de corregir los efectos de las distorsiones
o los ruidos es el recurso a la meta comunicación.
Esta palabra designa una comunicación entre los
participantes que trata de las reglas de la comunicación
a las cuales los dos se refieren (con la condición de
que esta “distancia” sea implícitamente autorizada
o realizable entre ellos, lo que no sucede siempre, como
se verá más adelante en el doble vínculo).

Comunicación no verbal
Una vez hecha la diferencia entre el nivel lingüístico
y el Kinésico de la comunicación, podemos acoplarnos
a la diferencia entre lo analógico o lenguaje no verbal y lo
digital o lenguaje verbal.
La palabra “digit” proviene de la informática. Designa
una unidad “bit” de información en el sistema de cálculo
binario de los ordenadores. Los ordenadores “digitales”
traducen los datos y las instrucciones en números,
según una relación puramente arbitraria y convencional.
Se llama, pues, comunicación digital a toda forma de
comunicación sujeta a un código convencional. El
lenguaje verbal y su gramática, su sintaxis, su léxico,
constituyen un ejemplo, lo mismo que el lenguaje
matemático, el informático, etc.
Por el contrario, se denomina comunicación analógica
a la que se refiere a una relación natural entre una
cosa dada y el signo del cual se sirve para designarla.
La palabra “analógico” es igualmente utilizada en
informática en relación con otros tipos de máquinas
distintas de las calculadoras binarias. Estas máquinas
utilizan cantidades “discretas” y positivas, análogas
a los datos, es decir, que tienen una relación
de semejanza con los datos. La comunicación
analógica es, pues, menos abstracta, más arcaica
que la comunicación digital. Ella se “pega” más
a la realidad y envuelve todo el registro no verbal
y para verbal de la comunicación.
El lenguaje digital es generalmente muy elaborado
y flexible y permite articular los elementos del mensaje.
Esta capacidad de combinación, de articulación, de
estructuración del discurso corresponde a lo que se
denomina sintaxis. Así, toda lengua permite ordenar
de manera coherente una clase lógica de mensajes, de
desarrollar una argumentación, etc. (apuntes S.E.M.P.
y P.M.)
Habitualmente para comunicarnos utilizamos una
serie de elementos que apoyan nuestras ideas y le
dan significado a lo que expresamos. Estos factores
se enmarcan dentro de lo que no es verbalizado por el
lenguaje hablado:
Lenguaje Kinésico
Son los gestos, movimientos del cuerpo, postura del
mismo y las expresiones faciales que utilizan los
hablantes, sean conscientes o inconscientes.
En ocasiones estos gestos hablan mucho más que las
propias palabras, es así, que, si se dice estar interesado
en un tema específico, pero el rostro está diciendo
lo opuesto y la expresión de éste es de aburrimiento,
podemos concluir que la persona se contradice y que
realmente no está pendiente de la exposición.
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Lenguaje Proxémico
Es el uso que se le da al espacio físico donde se
desenvuelve el hablante y también a la percepción que
éste tiene de su entorno cercano.
Es la cercanía o distancia que se tiene al comunicar,
cuán lejos o próximo se está del otro y esto depende
del grado de confianza y del tipo de interacción que se
quiera entregar.
Lenguaje Icónico
Son las imágenes de los objetos, su representación
simbólica. Pertenecen a este lenguaje la señalética
vial, de tránsito, los letreros que vemos en las calles de
la ciudad, los medios de comunicación escritos, sean
afiches o publicidad; las obras artísticas: esculturas
y pinturas.
Comunicación Paraverbal
Son los elementos anexos al proceso de comunicación,
que intervienen en él y le dan sentido al mismo. Acá
se encuentran la entonación de la voz, las pausas que
hacemos al hablar, el ritmo de nuestras palabras y el
énfasis que utilizamos al expresarnos verbalmente.
La interacción reciproca en la comunicación es
permanente de tal manera que cuando dos personas
presentes intercambian informaciones, ambas funcionan
a la vez como emisor y receptor de mensajes transmitidos
por el triple canal verbal, para verbal y no verbal.
También interfieren, en grado más o menos significativo,
otros contextos diferentes de la situación inmediata.
Por ejemplo, el contexto cultural (que implica los
datos geográficos, étnicos, lingüísticos, históricos,
sociológicos, etcétera) o aún el contexto individual de
cada sujeto (morfo tipo, genotipo, estructura psíquica,
estatus familiar, social o profesional, etc.). (Tabla 1)
Doble vínculo
Un proyecto de investigación, dirigido por Gregory
Bateson a partir de 1952, en el Departamento de
Sociología y Antropología de la Universidad de Stanford,
Palo Alto, California, llegó a la descripción, en 1956,
del doble vínculo. Este estudio, “Toward a Theory of
Schizophrenia”, aproximadamente veinte hojas, lleva la
firma de cuatro nombres: G. Bateson, Don D. Jackson, J.
Haley y J. H. Weakland.
Una breve ilustración clínica, propuesta por los autores,
sirve de introducción.
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Los canales de comunicación y sus categorías

Comunicación Canal Ejemplo Soporte
Palabra Fonética

Escritura Gráfico
Digital Verbal
Morse Sonoro, óptico

Braille Táctil
Suspiros

Refunfuño

Paraverbal Modulaciones Vocal (timbre, intensidad, etc.)

Sollozos

Risas
Analógica Mímica

Gestos

Posturas
No verbal Kinésica
Ritmos

Orientación del cuerpo

Olores Etc.
Tabla 1. Canales de comunicación.

La madre de un joven esquizofrénico
viene al hospital a visitar a su hijo, en
buenas vías de mejoría, después de un
episodio psicótico agudo. El enfermo
parece feliz de haber vuelto a ver a su
madre. La recibe con espontaneidad
y pone un brazo alrededor de sus
hombros. La madre hace de inmediato
un movimiento de rechazo. El enfermo
retira su brazo. La madre le dice: “¿es
que ya no me quieres?” El enfermo
enrojece y ella agrega: “mi amor, no
deberías sentirte tan fácilmente molesto
y asustado por tus sentimientos”. El
enfermo no se queda ni un momento
más con ella y poco después se agita,
agrede a un enfermero y debe ser
tratado.
Lo que Bateson nos expresa con esta historia es ese
elemento de relación tan disociado y por ello nocivo en
el que una persona que es referente para su referido,
le envuelve en una incoherencia totalmente nefasta
entre su comunicación hablada y no verbal. En el caso
expuesto la madre con su comportamiento no verbal
rechaza al hijo, mientras que con su palabra le indica
que no tenga miedo a sus sentimientos y que porque
sentir vergüenza de lo que siente. Toda una manera de
conseguir una enfermedad mental severa a través del
denominado doble vinculo. Solo cuando observamos
estas comunicaciones tan patológicas somos capaces
de entender como está ilustrado el universo emocional
del sujeto.
Desde principios de la década de 1950, Bateson utiliza
concepciones cibernéticas y sistémicas definidas. A
propósito de la comunicación humana, las confronta
con los trabajos de los lógicos de las matemáticas, en
particular Whitehead y Russell. Así fue como a lo largo
de su vida Bateson encuentra sobre el terreno alimento
para su reflexión.

Los ingredientes de un doble vínculo según la descripción
inicial de Bateson, Don Jackson, Haley y Weakland, son:
• Se trata de las relaciones entre dos o varias
personas.
• Esta experiencia se repite al correr de la existencia
de la víctima.
• Se emite una orden primaria negativa, a la que se
agrega una amenaza. Puede ser una u otra de las
fórmulas siguientes: “No hagas esto o aquello, si no
te castigaré”, o bien: “Si no haces esto, te castigaré”.
• El cuarto ingrediente es una orden secundaria en
conflicto con la primera.
• Un ingrediente capital es el bloqueo de la relación,
orden negativa terciaria prohibiendo toda
escapatoria a la víctima.
Un gesto vale más
que mil palabras
Las relaciones humanas se constituyen a través de la
comunicación, siendo el lenguaje hablado una parte
fundamental de estas interrelaciones. Por ejemplo: no
es lo mismo acudir a una entrevista de selección para
conseguir un puesto de trabajo que atender a un cliente,
reunirnos con el jefe o citarnos con algún amigo. En cada
uno de estos casos, una misma persona se comunicará
de cuatro maneras distintas. Y la gran diferencia
radicará, sobre todo, en el lenguaje gestual, esa parcela
tan importante y desconocida de la comunicación, en
este caso la no verbal.
Podemos diferenciar varios elementos a tener en cuenta
en los gestos, veamos algunos:
Los movimientos
Si antes de acudir a una entrevista repasas el discurso
que vas a recitar, los términos que incluirás en la
conversación y el tono que imprimirás en tu oratoria, ¿por
qué no haces lo mismo con los gestos que vas a utilizar?
habitualmente no se tiene en cuenta este aspecto, casi
siempre por el desconocimiento de sus consecuencias,
y muchas veces nuestro interlocutor puede despistarse
porque lo que dice nuestro cuerpo no se corresponde
con nuestro mensaje oral. Hay que intentar que ambos
aspectos coincidan entre sí y que la forma de actuar no
contradiga nuestras palabras.
Gestos con vida propia
Los gestos adquieren una personalidad y un significado
propios. Hemos de ser muy conscientes de que cada
uno de los movimientos que realizamos tiene un
significado determinado y, como tal, lo interpretará
nuestro interlocutor.
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Si te acaricias el mentón quiere decir que estás tomando
alguna decisión. La autoridad se refleja al entrelazar
los dedos. Los tirones de las orejas, los juegos con el
cabello y morderse las uñas son una clara muestra de
inseguridad. Si nos frotamos las manos es que somos
impacientes, al igual que si tamborileamos los dedos.
Cuando te aprietas la nariz, es que estás realizando
alguna evaluación negativa.
Cuando miramos hacia abajo, demostramos que no
creemos en lo que nos están contando. Si nos sentamos
agarrándonos la cabeza por detrás somos una persona
con seguridad en nosotros mismos y superioridad
hacia los demás. El interés se muestra mediante la
inclinación de la cabeza, mientras que, por el contrario,
el aburrimiento queda claro si descansamos la cabeza
en las manos. La sinceridad, franqueza e inocencia se
refleja en las palmas de las manos abiertas.
Los tobillos unidos reflejan aprensión, las manos
cogidas a la espalda ira y frustración, los brazos
cruzados a la altura del pecho indican que adoptamos
una actitud defensiva hacia nuestro interlocutor, y las
manos en las mejillas son una muestra de que estamos
realizando una evaluación. Cuando crucemos las
piernas hay que evitar balancear el pie, signo evidente de
aburrimiento.
El apretón de manos puede ir acompañado de otras
acciones, como poner la otra mano encima haciendo
un bocadillo a la mano de la persona saludada. Si se
utiliza con gente conocida demuestra confianza; con
gente desconocida el efecto es el contrario. Dar la mano
y coger la muñeca o coger el codo, solo se debe hacer
con personas conocidas o del entorno cercano. Dar la
mano y coger el brazo o el hombro, solo debería hacerse
en casos de gran amistad o relaciones muy personales,
al tener que invadir la zona íntima de una persona.
Entrelazar las manos: puede ser a la altura de la cara,
apoyados en la mesa, o de pie en la parte baja de la
cintura. Según algunos estudios, parece ser que existe
relación entre la altura de las manos entrelazadas y la
actitud negativa. A mayor altura, mayor negatividad.
Frotarse las manos: tiene un significado positivo, se
espera algo bueno, una expectativa positiva, un buen
entendimiento entre las partes. Juntar las yemas de
los dedos de ambas manos, significa un alto grado de
confianza en uno mismo, y una seguridad. Hacia arriba
se utiliza cuando se opina sobre algo; hacia abajo se
suele utilizar cuando se está escuchando.
Qué decimos con las manos: Las manos hablan por
nosotros con sus movimientos, es importante siempre
tener en cuenta el contexto donde nos desenvolvemos.
Sus significados son:

Los brazos
• Cruce standard: actitud defensiva o negativa.
Inseguridad.
• Cruce con puños cerrados: defensa y hostilidad.
• Cruce con toma de brazos: actitud negativa de
restricción.
• Cruce parciales -Tomarse un brazo o tomarse las
manos por delante y debajo de la cintura: defensa
de zonas íntimas.
Las piernas
• Cruce standard: actitud defensiva.
• Cruce en 4 competencia: y discusión.
• Cruce en 4 tomándose la pierna: terquedad.
• Cruce estando de pie incomodidad: y tensión.
• Cruce de tobillos: vicio de postura, disimula actitud
negativa.
Ojos y miradas
• Dilatación de pupilas: sinceridad, actitud práctica.
• Contracción de pupilas: mentira, enojo.
• Anteojos de Sol: ocultamiento estratégico.
• Bloqueo visual
-- Mirada de arriba: superioridad.
-- Mirada de abajo: agresividad.
-- Mirada esquiva: no hacerse cargo.
-- Mirada de reojo: seducción, interés: y curiosidad.
-- Mirada de reojo agresiva: hostilidad.
-- Control de mirada por parpadeo largo: el mensaje
es “ te borro de mi mente”
-- Miradas triángulos: Ojos-frente: negocios Ojos-
nariz: social.
-- Ojos para abajo: íntima.
Posiciones de la cabeza
• De lado a lado: negación.
• Arriba y abajo: asentimiento.
• Arriba: neutral o evaluación.
• Inclinada lateralmente: interés.
• Inclinada hacia abajo: desaprobación, actitud
negativa., opuesta.
• Manos detrás de la cabeza: actitud dominante, de
superioridad.
Gestos de seducción
• Arreglarse la corbata o los gemelos.
• Tocarse o arreglarse el cabello.
• Pulgares en el cinturón.
• Exhibición de muñecas.
• Ondulación de caderas.
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Gestos de alerta y agresión
• Manos en la cintura: desafío, agresividad.
• Sentarse en alerta: adelante en la silla, manos en
las rodillas o teniendo el asiento.
• Pulgares en la cintura o bolsillos: agresividad
sexual, virilidad.
• Indicar con el dedo: desafío.
Los gestos que indican poder
• Ubicación en torno al escritorio.
• Tamaño y altura del asiento.
• Características y ubicación del escritorio.
• Elevadores de status: accesorios de escritorio.
Otros Gestos Comunes
• Montarse en la silla: escudo, protección.
• Sentarse en el borde de la silla: intento de fuga,
inseguridad, poco interés.
• Reclinarse en la silla: seguridad, comodidad,
actitud positiva.
• Recoger basuras imaginarias: indica desaprobación,
desacuerdo. Decimos aquel gesto que usamos
moviendo las manos como si juntáramos las migas
del mantel, y en lugar de migas papeles, ganchos
o cualquier elemento que se encuentre sobre el
escritorio o mesa.
Bibliografía
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Tiempo Limitado y Psicología de la Salud.
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Clínica y Psicología de la Salud.