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FUNDACIÓN DE LA CIUDAD DE

SALTA
Nombre y Apellido:Karen Magali
Limache
Carolina Rocio Avalos
Ana Silvia Pastrana
Sabrina Soledad Gutierrez
Curso: 3º División: 2º
Turno: Mañana
Colegio: Sec Ntra Sra de La Merced
Nº 5051
INTRODUCCIÓN

Historia de la Fundación de Salta

La Ciudad de Salta fue fundada el 16 de abril de 1582 por Don Hernando de Lerma.

Tres gobernadores habían estado relacionados con la fundación de la nueva Ciudad, pero sólo
uno de ellos lo logró. Gerónimo Luis de Cabrera, lejos de proceder con el mandato del Virrey del
Perú, Francisco de Toledo, terminó fundando la Ciudad de Córdoba en 1573. Éste fue
reemplazado y ejecutado por el catalán Gonzalo de Abreu y Figueroa, quien tampoco logró la
hazaña. El tercero fue el sevillano Hernando de Lerma, uno de los pocos conquistadores con
formación intelectual.

Enviado por el Virrey Toledo, fue Hernando de Lerma quien logró constituir la que sería la
Ciudad de San Felipe del Valle de Lerma. El nombre de la ciudad derivó, con el paso del tiempo,
en Salta. Hay tres versiones acerca del origen de este nombre: una señala que devenía de los
tagaretes (canal o cauce natural de agua), pantanos y zanjones que abundaban por entonces en
el valle, a los cuales se debía la necesidad de saltar para sortearlos.

Así, en julio de 1581 en la ciudad de Santiago del Estero, Lerma dio a conocer en un pregón los
motivos que justificaban la elección del sitio para la fundación de Salta en el valle, donde
destaca el temperamento y la bondad del lugar. Al año siguiente plantó el rollo, picote o el Palo
de la Justicia en el centro de la que hoy es la Plaza 9 de Julio.

HERNANDO DE LERMA
Hernando de Lerma nació en Lerma, España, el 1 de noviembre de 1541.1 Tenía tan sólo 36
años cuando fue nombrado gobernador del Tucumán por el rey Felipe II de España, mediante
real cédula del 13 de noviembre de 1577. Pudo asumir recién el 16 de junio de 1580,
atribuyendo esa demora a su extrema pobreza. Era sin duda acreedor de las mejores
consideraciones. Un cronista de la época lo describió como caballero sevillano, de brillantes
prendas y crecidos méritos, dando esperanzas de pacífico y prudente gobernador. La misma
cédula real de su nombramiento ponía el siguiente considerando en el encabezamiento: "Atento
a la habilidad y suficiencia y a los servicios que nos habéis hecho y esperamos nos haréis, es
nuestra merced que seáis nuestro gobernador de la provincia del Tucumán". Las expectativas
despertadas por semejantes antecedentes fueron muchas y mucha la desilusión que causó su
accionar.

Llegó a Potosí y, si algunos funcionarios reales no le hubieran fiado algunos pesos, no habría
podido arribar a su destino.

En 1579 Hernando de Lerma escribió a Su Majestad, informándole que su viaje a América en


galeón duró diez meses, que había llegado a Lima hace ocho días, y que aún le faltaban 500
leguas de camino por tierra para llegar al Tucumán.

Fue el primer gobernador civil del Tucumán, estaba casado con María de Quesada, y aunque
carecía de instrucción militar, hacía ostentación de un título académico de Licenciado en Leyes

El 23 de julio de 1581 el gobernador Lerma reunió en su vivienda a los integrantes del Cabildo
de Santiago del Estero, más un grupo de caracterizados vecinos. En ella Lerma informó que
deseaba fundar una ciudad en el camino del Perú, y solicitó la opinión de los regidores y vecinos
presentes, expertos en cuestiones de guerra, acerca de la conveniencia de asentarla en el valle
de Salta o en los Valles Calchaquíes. Tras un análisis en el que participaron todos los presentes,
se resolvió fundarla en el valle de Salta, para lo cual salieron desde Santiago del Estero en
febrero de 1582. En esa importante acta constan las opiniones de cada uno de los presentes,
más el ofrecimiento de cada vecino como aporte para asistir al gobernador en esa jornada.

Los cabildantes de esa época, y en especial los que participaron en esa sesión, fueron: Antonio
de Miraval, teniente de gobernador; Juan Pérez Moreno, alcalde de 1º voto (1581); Hernán
Pérez Palomino, alcalde de 2º voto; Santos Blázquez, Juan Cano, Cristóbal Pereyra, Gaspar
Rodríguez, Francisco Sánchez y Pedro de Cáceres, regidores; Juan Rodríguez Pinazo, alguacil
mayor; Gerónimo García de la Xara tesorero de la Real Hacienda; Bartolomé de Sandoval,
procurador mayor. Otros asistentes fueron Alonso Abad, Alonso de Cepeda, Alonso de
Contreras, Garci Sánchez, Juan de Morales, Luis de Gamboa, Miguel de Ardiles, Blas Ponce,
Gonzalo Sánchez Garzón, Martín Moreno, Luis de Gallegos, Francisco de Torres, Lope de
Quevedo, Antonio de Robles, Manuel Rodríguez Guerrero y Bartolomé de Mansilla.

En 1582 Hernando de Lerma le escribió al rey informándole de su propósito de fundar en el


valle de Salta la ciudad que tanto deseaba, empresa para la cual esperaba contar con los
ofrecimientos y socorros de los vecinos de la gobernación. Elevaba un listado de la gente, armas
y aviamientos con que saldría a la jornada del dicho valle, todo reunido en Santiago del Estero y
Talavera.
Persiguió a todos los funcionarios, simpatizantes y seguidores de Abreu, a quienes despojó de
sus bienes. Algunos de ellos, como Morillo, Mosquera, Ramírez y Villalta, fueron ejecutados en
la horca en la plaza pública en 1580. Otros debieron irse de Santiago del Estero, como el capitán
Hernán Mejía de Mirabal y su esposa. Un clima de violencia se instaló en la ciudad debido a las
arbitrariedades del nuevo gobernador. Al huir del Tucumán, la gente se redicaba en Charcas y
allí denunciaban las arbitrariedades del gobernador

La causa instaurada contra Lerma fue sucesivamente ventilada en Charcas, Santiago del Estero,
para terminar ante el Consejo de Indias, en Madrid. La sentencia, del año 1591 fue dura para
con el enjuiciado: provación perpetua del oficio, 1000 ducados y 200 pesos de multa, el
destierro perpetuo de las provincias del Tucumán y prisión en la cárcel real.

Lerma apeló ante el Consejo de Indias mientras era embarcado para España y nunca supo la
sentencia definitiva pues murió encarcelado en Madrid, en 1592. Sin rituales fúnebres, el
cuerpo de Lerma fue tirado al campo como comida de caranchos.13 Falleció en la cárcel
paupérrimamente sin tener con qué se le diese una misa.14

Debido a los procederes del gobernador del Tucumán y fundador de Salta, sus contemporáneos
juzgaron que lo único bueno que había hecho fue acatar la orden del Virrey Toledo de fundar
una nueva ciudad, pero nadie quería recordar sus abusos y ni siquiera su nombre. Ya en
documentos no muy posteriores a la destitución de Lerma, la ciudad comienza a ser llamada
San Felipe el Real o Ciudad de Salta. El nombre del paraje, valle de Salta, era muy anterior a la
fundación de la ciudad y puede provenir del nombre de los indígenas saltas; o salla ta “peñas-
lugar”; o sagta “muy hermoso”; o sagtay “reunión de lo sobresaliente”. Acepciones que no se
contraponen sino que enriquecen semánticamente el nombre del lugar que ha sido asiento de
muchas poblaciones nativas antes de la llegada de los españoles, un lugar ubicado entre
montañas, un valle que se prestó para ser reunión de importantes transacciones comerciales y
hechos históricos

Salta fue fundada a causa de una necesidad prevista con mucha anterioridad: preservar el
comercio. La creación del puerto de Buenos Aires renovó el mapa comercial, porque fue
necesaria una nueva ciudad que conectara al Río de la Plata con el Virreinato del Perú,
considerando en el medio a la plata potosina.

El propósito de ocupar y fundar ciudades en el territorio de la por entonces Gobernación del


Tucumán, era para brindar protección a las riquezas de las minas de plata del Potosí, consolidar
un sistema de comunicación entre ellas, facilitar el tránsito de documentación y de mercaderías,
creando así un sistema comercial sólido
la “Ciudad de Lerma en el Salta” con el propósito de ofrecer defensa y apoyo al comercio y a las
comunicaciones de Santiago del Estero con el Perú.

SALTA
Antigua tierra de Incas, la ciudad de Salta, capital de la provincia homónima.El territorio
escogido se ubicaba en un extenso valle fértil del norte argentino, y de él provendría su
traducción como “la linda”.

Originariamente, esta localidad recibió el nombre de Muy Noble y Leal Ciudad de San Felipe de
Lerma en el Valle de Salta. Pero, una vez muerto su fundador, la aversión que sentían hacia él
los primeros pobladores, los llevó a rebautizarla como San Felipe de Salta, denominación que
con el tiempo quedaría reducida a su última palabra.

El General Martín Miguel de Güemes, figura de la independencia argentina y gobernador de


Salta, fue quien se arrogó, mediante sus pujantes acciones, el papel de héroe de esta ciudad
ganándose un lugar en cada rincón cultural de la misma.

RELIEVE
El virrey Francisco de Toledo había ordenado al gobernador Lerma que fundara una ciudad al
norte de Santiago del Estero, que asegurara las comunicaciones en la Gobernación del
Tucumán. Lerma convocó a los encomenderos de la zona para que le ayudaran con los gastos
que esa empresa insumiría, aportando armas, animales, indígenas, etc. y que lo acompañaran
en la fundación de la nueva ciudad. El 3 de abril de 1582 Lerma con 70 soldados españoles,
acompañados por aborígenes pacificados, llegaron al paraje de Siancas. Tras estudiar el terreno,
optaron por el valle de Salta ya que tenía una ubicación estratégica para controlar a los
calchaquíes y a los omaguacas u homaguacas.

El 16 de abril de 1582, el gobernador Hernando de Lerma en nombre de la Santísima Trinidad,


de la Virgen Santa María, del Apóstol Santiago y de Su Majestad el rey de España, fundó la
ciudad de Lerma en el Valle de Salta sobre las márgenes del río Arenales, distribuyendo los
solares para el Cabildo, la Catedral y para los primeros vecinos. En esa fundación participaron
los vecinos Alonso Abad, Juan Cano, Bartolomé de Mansilla, Juan Pérez Moreno, Juan Pedrero
de Trejo, Juan Rodríguez Juárez y otros.

Impuso el fundador a los beneficiarios la condición de cercar sus solares en el término de un


año y permanecer en ellos so pena de perderlos si así no lo hicieren; esta se hacía necesaria
para que los pobladores se arraigaran a la tierra ya que a menudo sucedía que después de
celebrada una fundación los hombres que habían acompañado al fundador tomaran otro
camino de regreso deshaciendo lo hecho. Era difícil la vida en los poblados que comenzaban su
existencia.

Al día siguiente de la fundación el Gobernador Lerma y el Obispo Victoria acordaron dar a este
valle el nombre de San Felipe de Lerma en el Valle de Salta. San Felipe en honor al rey Felipe II
de España, Lerma por ser el apellido de su fundador y en cuanto a Salta, es muy discutida la
etimología de esta palabra ya que existía antes de que los españoles llegaran a este sitio.

Lerma no tenía dudas de que consolidando un pueblo en Salta, la relación de esta región con el
Perú sería más fluida; también con Chile, para proveer de cosas desde España por la navegación
a través del río de la Plata. En esta estimación no estaba ausente la poderosa economía minera
de Potosí, devoradora de mano de obra y de productos de la Gobernación del Tucumán.
Haciendo pie en ese valle, Lerma aprovechó las vías de comunicación insinuadas por la
naturaleza y seguidas por los primitivos habitantes aborígenes, para así fortalecer los dispersos,
débiles y escasos núcleos de la población española. Conseguido este objetivo, se podía formar
una red de circulación de hombres, animales, mercancías y noticias que, con eje en Potosí,
permitiría la comunicación entre los puertos de El Callao en el Perú y el de la recién fundada
Buenos Aires.

El Cabildo es el máximo exponente de la arquitectura del período colonial, pero quedan otras
incontables edificaciones de uso privado que tienen en sus tejas, arcadas, balcones y pisos la
impronta colonial que las identifica. Y que hacen de esta ciudad un rico muestrario de lo que fue
el arte urbano a través de los siglos y con la impronta que dejó marcada cada período.

La Arquitectura salteña mezcla potentes imágenes y colores, impacta con la combinación de


formas y texturas y siempre tiene a mano algo de su cultura para sostener en su trama urbana
esa marca registrada que impacta fuertemente al que recién llega, inevitablemente.

A través de un plano publicado en el grupo de Facebook, Nuestra Salta de Ayer, se observa la


repartición de los solares y la distribución de los edificios, según las consideraciones propias de
la época, alrededor de la plaza principal. Lo curioso es que, a lo largo de los años, la ciudad de
Salta finalmente se adaptó a ese plano ideado para la ciudad.
Esta terrible historia que aparentemente explica el actual nombre de la ciudad de Salta tiene
sin embargo otra versión. Por esta otra historia el Licenciado don Hernando de Lerma fue uno
de los pocos hombres ilustrados que llegó a las colonias, poseía un titulo universitario, era
licenciado en leyes; muy diferente en eso a los aventureros segundones y otra clase de gente de
dudosa reputación que pobló América.

Según algunos, don Hernando de Lerma enfrentó el poder de la Iglesia con su poder temporal
porque tal vez fue un marrano, y trató de proteger a otros como él en suelo americano. Su
conocimiento de leyes lo hizo un adversario temible, por lo que la Iglesia se confabuló en su
contra creando versiones terribles sobre su persona. Las historias sobre su despotismo y herejía
se difundieron entre sus contemporáneos y en las cortes de justicia hasta lograr su condena.
Esas versiones fueron las que llegaron hasta nuestros días.

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