Opinión
Primero, potencie a sus abogados
por Larry Downes
El departamento legal de su empresa está averiado.
En el mejor de los casos, es una costosa porción de
los gastos generales, un mal hecho necesario por
nuestra litigiosa sociedad. En el peor de los casos,
es su principal obstáculo para la innovación. En la
mayoría de las organizaciones, el equipo legal está
aislado y se le paga demasiado sólo para que diga
no a las ideas y estrategias más interesantes.
Pero en un mercado global impulsado por la
información, las leyes y regulaciones determinan
cada vez más a los ganadores y perdedores. Esto
significa que los líderes de las empresas deben tra-
bajar más estrechamente con sus departamentos
legales. Y deben contratar abogados que sepan
cómo usar la ley como un arma estratégica.
Propiedad intelectual, licencias, antimonopolios,
comercio, valores, privacidad y empleo; éstas son
algunas de las nuevas leyes de la jungla compe-
titiva. Hoy no se puede innovar sin entender la
legislación de patentes, derechos de autor y secreto
industrial. No se puede tercerizar sin conocer las
leyes de empleo de otros países. No se puede adop-
tar una arquitectura de TI centrada en Internet sin
antes leer la letra chica de las licencias de uso no
personalizadas y de las reglas por defecto provis-
tas en el Uniform Commercial Code, el NAFTA, el
GATT y otros.
Y no se puede extraer valor de las propias bases
de datos y usarlo para colaborar con los interesados
internos y externos de la empresa, a menos que se
tenga una apreciación de las regulaciones cada vez
más complejas relacionadas con derechos de infor-
mación. La ley europea de privacidad, por ejemplo,
recientemente frustró el intento de General Motors
de generar un directorio con los números telefóni-
cos de oficina de sus empleados. Hoy, los gobiernos
están debatiendo y promulgando drásticas leyes
que dictarán cómo su empresa podrá usar el cú-
mulo de información sobre nuevas transacciones
que la tecnología del mañana hará disponible.
Pero muchos abogados corporativos están
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mal equipados para velar por los intereses de sus
empleadores en este nuevo mundo. Con contadas
excepciones, los abogados saben poco sobre el
negocio de sus empresas. La mayoría carece de
educación básica en derecho de la información. Ven
sus trabajos como decir a otros altos ejecutivos lo
que no se puede hacer, lo que no debería hacerse o
lo que sería mejor evitar sólo por precaución. Ese
papel probablemente era inadecuado el siglo pa-
sado. Hoy sólo puede conducir a desastres que irán
a parar directamente al estado de resultados.
Necesitamos una nueva estirpe de abogados
corporativos –incluyendo a consejeros internos,
lobbyistas y procuradores externos– que posean
tanto la experticia en regímenes normativos emer-
gentes como las habilidades de gestión para usar
esa experticia. Necesitamos abogados que usen
la ley en forma ofensiva y no sólo defensiva. Los
nuevos consejeros corporativos deben actuar como
coaches, asesores y estrategas, haciendo suyos los
planes más innovadores de sus empresas. La ley es
la última gran fuente aún no explotada de ventaja
competitiva. Para extraerla, la cultura de la empresa
–sin mencionar las culturas de las escuelas de leyes
y de negocios– tendrá que evolucionar sumamente
rápido.
En su empresa, comience con educación. Envíe a
sus consejeros corporativos a entrenarse en gestión.
Ponga al día a su departamento legal en lo relativo
a su sector y su negocio. Tome usted mismo un
curso intensivo en derecho de negocios y empiece a
contratar ejecutivos de programas de MBA que ten-
gan esos cursos como requisito básico. Muestre a
sus lobbyistas dónde su estrategia se intersecta con
las nuevas prioridades legales y normativas.
Hace 15 años, otro miembro del equipo ejecutivo
era objeto de una indiferencia comparable, y su
valor estaba en duda. Esa persona era el director de
TI. Todos sabemos qué pasó con eso.
Reimpresión F0412E–E
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