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La Herencia de la Reforma para la Iglesia de hoy

Para mí, el postulado de la herencia de la Reforma más importante, es el que


dice, “Iglesia reformada siempre reformándose de acuerdo con la Palabra de
Dios”.

1. Este postulado, resume muy bien el espíritu de esta exhortación paulina en


Romanos 12:2 con la palabra metamorfosis.

(1). Reforma es una actitud básica con que debería experimentarse la


vida cristiana.

(2). Reforma a la luz de Romanos, es someterse permanentemente a un


proceso de cambio mental, espiritual y cultural con el fin supremo de
conocer a fondo la voluntad de Dios.

(3). Reforma es asumir constantemente una nueva visión del mundo, de


la vida y de la relación con Dios.

2. Hablar de la Reforma Protestante del siglo XVI no significa quedar en la


añoranza de un pasado.

(1). Tampoco hay que idealizar este movimiento que fue parte
importante en la transformación de la cultura en Occidente.

(2). Hablar de los reformadores, sus ideas y luchas es retomar la


herencia que dejaron hace cinco siglos.

(3). Para poder traer frescura a la teología.

(4). Y a la práctica cristiana de nuestro tiempo.

3. Debemos preguntarnos qué significa hacer “hacer iglesia” en nuestro tiempo


desde la herencia de la Reforma.

I. La teología que hereda la Reforma es profética

1. Necesitamos articular en nuestro ministerio el ser la voz profética en nuestro


contexto.

2. La Reforma llego a ser la voz profética frente a las corrupciones del mundo.

2. Trajo la esperanza a un contexto desilusionado.

3. En la Disputación de Heidelberg (1518), Lutero presenta la siguiente


conclusión: “El teólogo de la gloria llama a lo malo, bueno y a lo bueno malo; el
teólogo de la cruz denomina a las cosas como en realidad son.”

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II. La teología que hereda la Reforma es crítica

1. Para Lutero, la teología era la “práctica teórica capaz de desentrañar ‘la


realidad’ en su dimensión medular.”

2. Frente a los muchos engaños y ficciones que presentan los poderes en


turno.

3. La teología que hereda la Reforma es crítica: no da por sentado nada, sino


que se esfuerza por analizar el mundo en el que vive.

4. En el espíritu de la reforma protestante, lo único que permanece es Dios y su


Palabra, quien es verdadero señor del mundo, siendo capaz de juzgar lo que
sucede en él.

5. Por esta razón, el ministro es quien se atreve a decir las cosas como son.

III. La teología que hereda la Reforma es pastoral.

1. En la Reforma se hace teología en cada sermón, estudios bíblicos y


consejería ante los desafíos pastorales de su contexto.

2. Sin duda nuestro México plantea complejos y diversos escenarios sobre los
que debe hablar la Iglesia.

3. La herencia de la Reforma, nos debe llevar a la preocupación por la


sociedad.

4. La teología cristiana y, en consecuencia, la práctica eclesiástica debe


hacerse desde la encarnación y la cruz de Jesucristo.

(1). Se hace pastoral que es heredera de la Reforma: desde los


márgenes de la sociedad.

(2). En la experiencia de acompañar a quienes viven en los márgenes


(los crucificados de nuestro tiempo).

5. Según Lutero. La teología sólo es legítima cuando busca la justicia que se


revela en el Crucificado. Sin esto, todo discurso sobre Dios, es vacío, “mera
palabrería”

IV. La teología que hereda la Reforma es cruz

1. Martín Lutero dijo, "Solo la cruz es nuestra teología".

(1). Para Martín Lutero la legítima teología debe hacerse desde la pasión
de Cristo y la cruz, desde donde se conoce a Dios.

(2). “No se puede hallar a Dios sino en los padecimientos y en la cruz”, dice
el reformador. (Tesis 94, 95)

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2. La muerte de Cristo en la cruz es un hecho central para el cristianismo

(1). Es interesante que de la palabra latina "cruz" venga la palabra


"crucial", es decir, central, importante. 

(2). La cruz es una clave para vivir la fe. La teología cristiana y la práctica
eclesiástica debe hacerse desde la encarnación y la cruz de Jesucristo.

3. Como en época de la Reforma, sabemos que el apóstol está contrarrestando


a los religiosos que buscan salvación, seguridad y gozo en tradiciones
humanas, en guardar la ley, en cumplir las reglas.

4. Cada creyente debe experimentar tres valores de libertad que la cruz nos da
en Cristo Jesús.

I. El primer valor de la cruz es la libertad del orgullo en el mérito humano.

1. Lejos esté de mí gloriarme (jactarme, ), es la celebración de Pablo


de su confianza en los privilegios culturales y religiosos como judío.

Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no
para con Dios. Rom. 4:2

(1). La cruz el gran golpe al orgullo humano.


(2). La jactancia en las obras de la ley:
(3). a fin de que nadie se jacte en su presencia. 1 Co. 1:29,

2. La ley de la las obres vs. La ley de la fe.

II. La cruz nos libera en el mérito del Señor Jesucristo.

(1). Pablo reconoce que lo aconteció en Cristo se aplica a él. Porque yo


por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios. Gal. 2:19.

(2). Este es el carácter vicario; es aquel que toma en lugar de otro.

Por medio de la ley (la sanciones), es decir la muerte de Cristo como la


maldición de la ley, nos libera del poder hostil que la ley impone.

(3.). También nos abre el camino a la vida que la ley cierra.

III. La cruz nos libera de una vieja manera de vivir.

1. El verso 14 dice: por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.

¿Qué quiere decir eso de que el mundo me es crucificado y que yo soy


crucificado?

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(1). La liberación de una situación humana definida por el pecado. De
una humanidad rebelde y hostil a Dios.

(2). De eón malo (Gal. 1:4), el cual se dio a sí mismo por nuestros
pecados para librarnos del presente siglo malo.

2. En este contexto, mundo, es una vida autónoma en oposición a Dios.

(1). Es decir, el mundo en su autosuficiencia o en su justicia legalista ya


recibió su juicio y ya es pasado.

3. Ha sido crucificado, , es un verbo conjugado en perfecto, lo que


indica que fue una vez y para simple.

(1). Los benefició de la cruz son permanentes.

(2) ¿Cómo puedo ser crucificado juntamente con Cristo y vivir con
Cristo?

-Viviendo en la fe del Hijo de Dios. Cuando te arrepentiste de tus


pecados y creíste. Gálatas 2:20 Con Cristo estoy juntamente
crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora
vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y
se entregó a sí mismo por mí

4. Por medio de tu fe, te une a Cristo. Y cuando se hace esa unión, todo lo que
él hizo por ti pasa a ser tuyo.

(1). Su muerte viene a ser tu muerte de tal manera que puedes decir:
“Fui crucificado juntamente con Cristo”. Mi fe me une a Cristo para que lo
que le sucedió a él, me sucedió a mí también.

(2). Su muerte es contada como mi muerte, su resurrección es contada


como mi resurrección, su vida perfecta es contada como mi vida perfecta
y ese es el evangelio, las buenas noticias para todos los inmerecedores
en este lugar.

Conclusión:

1. Es urgente regresar la mirada al Dios que se revela en la cruz.

2. Ese nuevo hombre es el que se gloría en algo diferente, como dice nuestro
texto: Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.

3. Proponemos dos asuntos que consideramos urgentes,

4
(1). La práctica de la justicia al interior de la Iglesia. Desde la
publicación de las 95 tesis en 1517, Martín Lutero demostró un interés
primordial por la práctica de la justicia dentro de la iglesia como
institución.

(2). Revisión de la presencia de la iglesia en la sociedad. Para las y los


reformadores la transformación del mundo era un asunto indispensable
de la labor de la iglesia.

4. Hoy hemos perdido esa vocación por transformar el mundo.

Pareciera que la meta es “ganar almas”, olvidando que la herencia evangélica y


reformadora nos exige la preocupación por el todo del ser humano y la
Creación.

A quinientos años de la reforma protestante nuestra iglesia requiere ser


reformada. Es buen tiempo para ello.

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