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HORACIO POR VICENTE

ADVERTENCIA:
Internado en el Hospital de Clínicas de Buenos Aires, Horacio Quiroga conoce a
Vicente Batistessa, un “Hombre elefante” internado en los sótanos del nosocomio.
Conmovido por las condiciones en las que mantienen a Vicente, Horacio ofrece
compartir su habitación con el monstruo. Es así como Vicente será su compañero hasta
el momento del suicidio.
Para Vicente, Quiroga es un desconocido cuya imagen irá construyendo entre los
delirios febriles de Horacio, los breves relatos de sus ocasionales momentos de lucidez
durante la internación y la lectura de sus cuentos.
La estructura del relato es la cosmovisión del universo Quiroga, organizada en la
mente de un monstruo.
Propongo una “obra / espectáculo” coral, en la que varias voces construirán la vida
del cuentista rioplatense.
Todos los datos que conforman este material son verídicos y fueron tomados de
correspondencias y relatos de amigos y conocidos en materiales de investigación sobre
su vida.
En este trabajo conviven más de 70 personajes que, para la puesta en escena, pueden
ser encarnados por 19 actores.
Los nombres de los personajes corresponden a las personas que formaron parte del
mundo real de Quiroga y aquí figuran simplemente como referencia; no es relevante
para la comprensión de la historia distinguirlos especialmente, será ocupación de la
puesta la necesidad de esa distinción en caso de que lo considere indispensable.
A los efectos de esta historia, importa sólo el grado de relación con el protagonista.

En el espacio escénico conviven varios ámbitos atrapados por la selva que avanza;
ellos se irán transformando a medida de las necesidades con cambios de utilería entre
escenas.
Exterior de la casa de Horacio en Misiones. Calle de una ciudad pueblerina. El interior
de un galponcito que oficiará de distintos interiores. La sala de estar de un hogar
burgués. La costa de un río. El patio exterior de una “casa de recreo”
En oscuro se oye una respiración forzada, que se confunde con el ruido de un monitor
cardíaco. Se suman las chicharras y el croar de ranas. El globo blanco de una lámpara
de hospital se enciende y aparece lentamente en medio de la selva una cama de
hospital donde Horacio Quiroga vuela de fiebre. A su lado su amigo Vicente, el
hombre elefante, y el Doctor

1 En el hospital
Mientras Vicente acomoda la almohada de plumas el doctor dice en voz baja:
DOCTOR: No sé...Tiene una gran debilidad que no me explico, y sin vómitos,
nada... Si mañana se despierta como hoy, llámeme en seguida...
HORACIO - Rígido de espanto, sin dejar de mirar la alfombra: ¡Asencio Barcos!
¡Asencio Barcos! (Padrastro de Horacio)
DOCTOR: Es un caso serio... hay poco que hacer...
VICENTE: En el almohadón hay manchas... fíjese que parecen picaduras
DOCTOR: hágame el favor, levántelo a la luz...
Se oye un disparo y luego un grito ahogado. HORACIO- se tapa la cabeza con una
almohada
VICENTE: Hoy 19 de febrero de madrugada entre ecos de jadeos y ronquidos de
los internados en las lúgubres salas del Clínicas, Horacio se echó el último trago y
esperó. Enseguida comenzó a retorcerse y todo fue aturdimiento de tiempo y
espacio.

2 Costa del río


PASTORA FORTEZA (Madre de Horacio) - Que daño me has hecho Prudencio…
me dejaste más desamparada que cuando me elegiste… y con hijos que fueron solo
el capricho de tu deseo y a los que ahora amo aun sin haberlos deseado. Sostener
esta casa, esta vida. Que trabajo duro para una viuda. Soy joven Prudencio
aprendí a que mi sangre desee, a desear con el cuerpo, ¿Cómo se hace señor?

3 En el hospital
VICENTE – Está pasado de fiebre, está volando
HORACIO- Quiero que me digan la verdad. Este fuego que me está quemando las
entrañas no es de este mundo.
ANASTACIA ALBÍN (Una amiga uruguaya) Desde otro lugar de la escena
Sosténganlo, quiere tirarse al aljibe. ¡Estás Loco, Horacio! ¡Estás Loco!
Desde otro lugar de la escena
PASTORA FORTEZA - Tendré visitas regulares, los hombres vendrán a casa
como novios, los recibiré formalmente. Ya sabrán, sin haberme visto, quien soy, de
donde vengo, se ocuparán de saber qué vida llevo, de que vivo, cuanto me dejaste y
si he sido la causa de tu muerte. Cualquier hombre honrado debería comportarse
así.
Me indigna tanto. Esta podredumbre que me rodea y me somete a buscar al
hombre que me saque del infierno de ser hembra cuando tu cuerpo aún sigue
tibio…
HORACIO- Tiene una ataque de asma Aire. Me falta el aire. Ahhhh!
PASTORA FORTEZA - Es asmático nomás, los hijos grandes van a ayudar
HORACIO- Es el cáncer aquí, aquí, aquí. Se retuerce apretándose el estómago Me
asesina. A traición me asesina. Me clava sus colmillos como (Delira) como esa
dama importada que nos quiere deslumbrar con su gran sombrero.
VICENTE – Vuela de fiebre
HORACIO- Desde el lecho le responde No. La cabeza bajo el sol demasiado
tiempo, y el hacha…
ANASTACIA ALBÍN: Desde otro lugar de la escena ¡Tirarte al aljibe Horacio, al
aljibe! Estás Loco Horacio Estas Loco
DOCTOR-Parece cosa del diablo Jamás he visto cosa igual...
HORACIO - ¿Qué tienen las víboras de este país?
DOCTOR – Es un cáncer que tiene tomado todo el aparato gastrointestinal

4 Afuera, varios espacios, calle de una ciudad pueblerina


Horacio junto a un grupo de amigos –“El consistorio del gay saber”- alegres,
cachondos, picaros. Brindan mientras coquetean con unas jóvenes
FERRANDO- Viva el simbolismo francés
BRIGNOLE - Viva el modernismo.
Se asoma a un balcón una joven vestida de marinero y detrás sus amigas
HORACIO - ¿Quién es ella?
FERRANDO- …Dijo el marinero, y movía su pie, Y me decía vos en el lugar de
usted.
HORACIO- A la muchacha Yo he visto los ciclones y he visto las tormentas, que
empiezan de mañana y siguen al otro día y he visto un sol extraño, con una marcha
lenta remontarse en el aire, muy cerca de Turquía.
BRIGNOLE - Ha visto un barco viejo navegar velozmente admirando al capitán y
a toda la demás gente.
JAURECHE - Vio a un obispo inglés comprar pasaje a bordo y estuvo en un país
donde el rey era sordo.
FERRANDO - Yo tuve que velar una semana sin dormir a un maltés prisionero
que pretendía huir.
HORACIO- Y en las noches oscuras, en las noches de luna, estaba sobre el puente
con mi capa aceituna. Y de tan conmovido no pude hablar más. Le pregunté su
nombre y me lo dijo y no lo recuerdo más.
Todos ríen, ella deja caer su pañuelo que comienza a volar
MARIA- María, me llamo María…como la virgen

5 En el hospital
DOCTOR- Su respiración esta mejor consiga unos paños y séquele la
transpiración.
HORACIO-María como la virgen
VICENTE- Se aparta del lecho para buscar los paños y se detiene. Comienza a
aclarar
DOCTOR - Usted, tendrá que dormir un poco.
VICENTE- Yo no duermo. No puedo dormir. ¿No sabe?

6 Interior sala de estar burguesa y en el hospital


Horacio visita a Lugones en Buenos Aires
LUGONES - El Joven Horacio Quiroga! Encantado
HORACIO- Un honor que me reciba en su casa Sr. Lugones, sabe de mi
admiración
LUGONES - Leí el artículo que publicó en la reforma. Le confieso que me resulto
curioso que se escriba acerca de los ciclistas. ¿Pero usted no vive de eso verdad?
HORACIO- Por ahora vivo de la renta que producen los bienes de mi padre y la
verdad es que no creo que pueda llegar a vivir de lo que escribo, el periodismo me
interesa poco y la crítica menos aún. Y la literatura es un desafío que voy
intentando sin mucha suerte
LUGONES - ¿Tiene algo publicado?
HORACIO- Unos pocos poemas en alguna revista de Salto, mi pueblo. Y para el
próximo año me publicarán un cuento, el primero que decidí escribir.
LUGONES – ¿Un cuento?
HORACIO- "Para noche de insomnio" se llama. Se lo haré llegar si le parece.
En otro lugar de la escena
DOCTOR- A Vicente Pero tiene que descansar. ¿Lo medicaron?
VICENTE- Inútilmente. No hay dosis permitida que funcione conmigo. Parece
que soñar me está vedado
HORACIO- En su lecho habla en sueños "Para noche de insomnio"
El Dr. sale, Vicente lee:
VICENTE- Había llevado a cabo el suicidio más espantoso sin dejar un recuerdo
para sus amigos. Y, cuando lo tuvimos en nuestra presencia, volvimos el rostro,
presos de una compasión horrorizada. Condujimos el cadáver en un carruaje,
apelotonados por un horror creciente. La noche venía encima; y por la portezuela
mal cerrada caía un río de sangre que marcaba en rojo nuestra marcha.
Iba tendido sobre nuestras piernas y a cada golpe en el adoquinado, su cabeza se
sacudía de un lado para otro., sus párpados se abrían y nos miraba con sus ojos
vidriosos, duros y empañados.
7 Exterior casa en Misiones
Confesiones con su amigo Gozalbo
GOZALBO - ¿Y con las mujeres?
HORACIO- ¿Viste como son los animales? ríen
GOZALBO – ¿Con las hembras?
HORACIO- Hay una chica que va a la normal… la primera vez que lo cuento
GOZALBO - ¿Ya hablaste con ella?
HORACIO- Fui dos veces a su casa. 15 años tiene. Es tímida, rubia, blanquita
GOZALBO - Habiendo tantos cortes sabrosos el señor quiere el corazón del lomo.
¿Eso no es de por aquí ves? Sos de otro lugar y se nota
HORACIO- No sé en qué parará esto
GOZALBO - ¿En qué va a parar? Que los padres te van a denunciar
HORACIO- ¡Qué hermosas las mujeres de mis noches! En sus carnes, que el
látigo flagela
GOZALBO – reconoce el poema Lugones!

8 Exterior en “casa de recreo”


Presentación de Barcos, el padrastro
PASTORA- Este es su nuevo padre Horacio, no le pido que lo quiera como a su
finado pero le pido al menos que lo respete. No es bueno estar sola a cargo de
tanta boca con el trabajo que dan. 
BARCOS- Venga Horacio- hágase amigo. Me dicen que es bastante inquieto y
atrevido y que piensa mucho y  le gusta saber… ¿En que anda por estos tiempos,
lee?
HORACIO NIÑO- Si leo… filosofía
BARCOS-  Ah de verdad le gusta saber
HORACIO NIÑO-Y me gustan las máquinas y la madera
BARCOS- ¿Sabe que a mí también?
HORACIO NIÑO- Pero más que nada me gusta la bicicleta. La velocidad… Me
gusta pedalear hasta convertirme en parte de la máquina y no saber si soy yo quien
pedalea o son los pedales empujados por las ruedas lo que me mueven las piernas.
BARCOS- Me va a gustar tenerlo como hijo si me lo permite
En otro lugar de la escena a Vicente
HORACIO- ¿Anduviste en bicicleta alguna vez?
VICENTE - Nunca,

9 Costa del río


Un grupo de paisanos con guitarras y acordeón cantan la “Canción de la infancia
inocente”
Pequeña la luna,
mínima, luna
casi invisible la hora
tiempo que encausa inocente
la sorpresa iluminada
Delta del sueño
del pensamiento
sueña la infancia su reino
abraza al rio mi sueño
navega su corazón tierno
Tiembla de frío
el reflejo en el rio
Uña de sol encallada
Y en la garganta atorada
La niñez atormentaba

10 Interior sala de estar burguesa


Horacio recibe la visita de Lugones. Horacio está ofendido.
HORACIO- A mí me contaron que ya lo leyó y no me dice nada y yo sospecho que
usted sabe y con su silencio me humilla. Así que prefiero que sepa que sé que lo
leyó aunque no me diga nada. Lo libero del compromiso y tan su amigo como
siempre…
LUGONES- Un loco perseguido… Ante la sorpresa de Horacio El personaje digo…
lo que pasa es que…en el interés que capta la narración, la historia… si le place…
sobresale el autor
HORACIO- Un honor viniendo de usted semejante elogio
LUGONES- A veces es mejor desaparecer en los propios relatos y dejar que lo que
sucede les suceda a otros. Puede ser un elogio pero además es un consejo.
HORACIO- Que la vida sea vida y las historias cuentos
LUGONES- No sé si es mejor para los cuentos pero seguro es mejor para la vida
joven amigo. Cuénteme una cosa: Cuando nos vimos la última vez me mostro unas
fotografías, andaba dedicándose a eso.
HORACIO-¡Tanteaba una chance ante mi fracaso como escritor cuando no
compraron mi libro!
LUGONES- ¿Conserva la cámara todavía?
HORACIO- Si
LUGONES- ¿Y le gustaría sumarse como fotógrafo de la expedición? ¿Se anima a
meterse en el desconocido noreste de nuestro país? ¿Desiertos y selvas? El Iguazú

11 Interior y selva
Horacio permanece en el interior y se ilumina La selva
HORACIO- por teléfono, loco de entusiasmo, a su amigo Ferrando. Todo es un
infierno de lluvia Diego, bramidos y viento huracanado. El estruendo del agua,
que apenas se escucha desde lo alto, en la hoya es de una intensidad fragorosa que
sacude los cuerpos y hace entrechocar los dientes. Las ráfagas de viento y agua
despedidas por los saltos se retorcían al encontrarse en remolinos que azotaban
como látigos. Es que no sé cómo decirlo, como expresarlo, me emociona tanto… Un
paisaje primitivo, rugiente de agua, huracán y fuerzas desencadenadas… Eso es la
gran catarata y te juro que apenas estábamos al pie de los pequeños saltos.
Imagínate….

12 Interior de un galpón y hospital


El suicidio de Barcos, el padrastro
BARCOS- Al niño que lo mira  La cabeza es una maquina Horacio, el cerebro digo,
es una máquina y  a veces  ocurren cosas dentro de ella, tormentas, olas gigantes de
sangre espesa, hemorragias que inundan los caminos, dibujan nuevos senderos que
no conducen a ninguna parte. Comienza a balbucear y Horacio lo ayuda a
pronunciar palabras.
BARCOS- Mmme nnnnmbre Mmmi. No me. Mi. 
HORACIO NIÑO- Mi nombre es Asencio Barcos 
BARCOS- Niega con gestos casi espásticos Yyyyo soy Barcos. Haaahoradio,
Hoooradcio vos
HORACIO NIÑO-Muy bien.
En otro lugar de la escena a Vicente
HORACIO- Me parece tan extraño que ese hombre fuerte y trabajador, en sólo un
segundo, se convierta en un ser tan frágil, tan necesitado, tan inútil 
BARCOS- Horaaacio vennnga  Horacio niño se acerca Ya nnnno quiero más esto 
Apoya su boca sobre el caño de una escopeta y dispara. Se acercan a la escena
Lugones y el Dr.
DOCTOR- Venga Horacio mire. 
LUGONES- Mire Horacio una manera de morir que nunca ha visto.
DOCTOR- Aprenda Horacio .Vea como se muere 
HORACIO-A Vicente Es un segundo pero tan eterno ese segundo que se pueden
distinguir cien momentos sucediendo simultáneamente.
La cabeza se echa hacia atrás, los ojos llegan a mirarme evitando mi mirada, los
hombros tiemblan. Las manos sueltan el arma y golpean muertas en la silla. Y
todavía respira y mientras lo miro pienso que debo ir a decírselo a mi madre. En
nada más que un segundo toda la muerte y corro…
VICENTE-  yo nunca vi morir
HORACIO- Yo voy a hacerte ese regalo

13 Interior y sala de estar burguesa


Paris, la Exposición del 1900. Los hermanos Ferrando compañeros del consistorio y
amigos del alma de Horacio, acaban de recibir sus noticias desde Paris
FEDERICO- Mientras busca un abre cartas llama su hermano
¡Héctor! Noticias de Horacio desde Paris. Héctor se acerca entusiasmado, Federico
lee "París es algo así como una sucesión de Avenidas de Mayo enormes, elegantes
populísimas, de noche iluminadas con derroche de faroles y guirnaldas. La recorro
en bicicleta vistiendo la camiseta del club de ciclismo de Salto y a muchos les
resulto una de las tantas curiosidades de la exposición del siglo. Cuando digo
Uruguay, me preguntan “¿qué es eso, en que parte del mundo queda?”
Muy Importante: Al menos en estos tiempos los únicos franceses que se pueden
ver en parís son los que atienden las tiendas; los salones y los museos son torres
de Babel.
HECTOR- ¡Como quisiera estar allí!
FEDERICO- Hay un bar en Montmartre que visito por las tardes y donde se
pueden encontrar personajes de Zola a toda hora. “El Cyrano” se llama.
Atmosfera de tabaco y de ajenjo, aromas de perfumes densos que despiden
elegantes mujeres escuálidas, sentadas junto a intelectuales que parecen
pordioseros. Allí paso algunas tardes con artistas americanos que como yo buscan
protección en la bohemia. Conocí a un nicaragüense que deberíamos invitar a
participar de nuestro consistorio. Se llama Rubén Darío, te mando un verso de su
poema:
“¿Te gusta amar en griego? Yo las fiestas
Galantes busco, en donde se recuerde
Al suave son de rítmicas orquestas
La tierra de la luz y el mirlo verde.”
14 Costa del río e interior
Hay vida en todos los espacios de la escena. Cerca del rio cantan mientas en el
departamento de los Ferrando, los compañeros del Consistorio se han reunido. Hojean
diarios, curiosean libros, beben coloridos licores

MONTEVIDEO
Babel de tiempo y lengua nuevo universo
perdido entre tus aguas mil novecientos
Nostalgia del mañana
de gastada esperanza
deja ciego esta luz que no alumbra nada
Descalzo de las huellas de mis zapatos
va mi aliento sin mapa ni rumbo cierto
Mientras se escurren las horas
Vaga desordenada
la infausta fantasía de no ser nada
Nostalgia de la tierra donde soy cierto
Sólo en mi lengua cuento lo que yo veo
Sin prisa las palabras
Danzan buscando excusas
para volver a verte Montevideo

15 Interior y Sala de estar


HECTOR- Felicitaciones por el premio querido amigo
HORACIO- Es un premio consuelo
HECTOR- ¡Es un segundo premio! No hay manera de conformar a este hombre.
A disfrutarlo Horacio antes de que te destroce Papini
HORACIO- Si es que llega a sus manos
FEDERICO- Regresa de otra habitación con un arma ¡Aquí está!
HORACIO- Era verdad, la conseguiste
FEDERICO- La compró mi hermano
HECTOR- Insistió. Yo creo que es una locura pero desde botijas me convence con
facilidad
HORACIO- Se sirve alcohol La locura en manos nuestras es poesía
FEDERICO- La joven literatura le hará dos agujeros a la crítica infame de Papini
HECTOR- Dos caños, 12 milímetros, sistema Lafouchex , Gran Pontífice
FEDERICO- Lee de un diario Dice que mis versos "son monstruosidades, ataques
a la lógica y al sentido común, que solo pueden aportar al señor Bermúdez sonrisas
compasivas. ¡Son unos incapaces!
HECTOR- Peor, si se puede decir peor, lo de Papini. Encuentra una página que
buscaba y lee “Mariconadas, así podrían llamarse esos retortijones de la lengua que
intentan explicar funciones del aparato digestivo como metáfora de un
distanciamiento amoroso”.
FEDERICO - Envalentonado Respondí, no iba a quedarme callado: Lee Hay algo,
Pepino soso, así lo llamé, que sobresale de su escasa estatura y es su altísima
ignorancia. Un Pepino sin sabor que pretende erigirse en un erudito de las
vanguardias… Todos ríen de las ocurrencias de Federico No vaya a creer, monito de
los poderosos, que la saliva que salpicó su oreja, se escurrió de mi lengua sin
motivo. Fue ex profeso que escupí hacia abajo y directo a sus paréntesis.
HORACIO- Tentado de risa Por sus orejas ¡Jajá! Con enorme placer, seré padrino
del “Archidiácono de nuestro Consistorio”
HECTOR- Como corresponde a un mejor amigo.
FEDERICO - Cuando se anime a aceptar el reto ese cobarde. Le entrega la pistola
a Horacio Siente su peso Horacio, una paloma muerta
Horacio revisa la pistola
FEDERICO – El cobarde huye de cada lugar en el que coincidimos, se escabulle
por las puertas de servicio. Da risa su cobardía.
Se oye un disparo. Federico cae hacia atrás. Héctor trata de incorporarlo mientras
HQ sale a buscar a Brignole gritando: perdón, perdón, mí querido Federico…
HORACIO- Perdón, Federico. ¡Perdón, mi querido Federico!
Entra Brignole

16 Interior y hospital
Declaración de Anastacia Frente a una máquina de escribir un oficial toma
declaración a una testigo, amiga de los jóvenes
ANASTACIA ALBÍN- Estábamos en la casa de Federico, en la calle Maldonado,
Héctor, el hermano de Federico había conseguido el arma. Es una pistola de dos
caños creo. Horacio estaba contento, iba a ser el padrino en el duelo. La idea de ver
muerto a Papini y zas, les producía alegría a todos los muchachos.
El disparo se escapó cuando trató de quitar el seguro que estaba trabado. Eso me
dijo Héctor y que Horacio se lanzó sobre el cuerpo ensangrentado de Federico
pidiéndole perdón. Luego vino corriendo desesperado a buscar a Brignole, porque
es practicante casi médico. Brignole estaba conmigo y con Fernández Saldaña...
Trataron de reanimarlo pero todo fue inútil. El proyectil penetro por la boca y se
incrustó en el occipital. Federico falleció casi en el acto.
En seguida vi que todos corrían hacia el patio a sujetar a Horacio que quería
tirarse al aljibe. Cerca de la media noche acompañamos a Horacio a presentarse
en la Jefatura.
A Horacio que está en otro lugar de la escena
ANASTACIA ALBÍN- Tirarte al aljibe Horacio, al aljibe!!! Estás Loco Horacio
Estas Loco.
Desde su lecho en el hospital
HORACIO- Algo de la muerte se me ha instalado definitivamente. Héctor insistió
en que se trató de un accidente
VICENTE- y el juez le creyó.
HORACIO- Pero yo sé que soy culpable. Soy el único culpable de haber matado a
mi gran amigo.
VICENTE- Coloca trapos húmedos sobre la frente de Horacio- Descanse amigo,
piense en otros mundos, piense en mundos luminosos…
HORACIO- Levantándose con incomodidad mientras se traslada a la selva se va
desvistiendo ¡Paris era luminoso! Cuando decía que era Uruguayo, me
preguntaban en que parte del mundo quedaba y yo les mentía, les decía “En el
salvaje corazón del áfrica” se asustaban y se alejaban de mi…

17 Exterior de la casa en Misiones


Horacio se baña desnudo bajo una regadera
JACINTO- Carta de Montevideo.
HORACIO- De quien, el remitente léeme el remitente
JACINTO- Fernández Saldaña
HORACIO- ¡Por fin noticias del mundo!
JACINTO- ¡Qué! ¿Esto no es el mundo?
HORACIO- Hay otro, Jacinto, que se llama civilización.
JACINTO- ¿Allí la vida no es brava como aquí en la selva?
HORACIO- Allí, en la ciudad letrada, la vida se adorna y oculta con poesía estos
márgenes obscenos del mundo, aquí en cambio, en la "selva ensangrentada", se
encuentra la pureza elemental.
Cambia de interlocutor . A su amigo Saldaña
HORACIO ¿Tenés noticias de María Esther? ¿La ves? ¿Pregunta alguna vez por
mí?
SALDAÑA- Jura que no te ha olvidado
Desde la fachada de una ciudad pueblerina
MARIA ESTHER- Querido, estoy desesperada, pero mi madre me ha hecho
entender que lo mejor es separarnos para evitar los grandes dolores que nos están
reservados si nos unimos
HORACIO- Ah! ¡Si pudiera verla decirle de qué modo la he querido, cuánto la
quiero ahora…!

18 Hospital
Vicente lee, a su lado Horacio duerme. Vicente disfruta de las imágenes que lee como
si fuera él, virgen e ignorante del amor humano,
VICENTE- Se sentó bruscamente en la cama apenas en penumbra moví sus ropas
y acaricie su brazo fresco, y la sentí temblar
María Esther se desviste tímidamente frente a Horacio
MARIA ESTHER - Quisiera dejar puro al menos mi recuerdo, porque no hay
nada más bello que fortalezca más en la vida que un recuerdo puro
VICENTE- Yo quisiera en cambio olerte, lamerte, disfrutar de este encuentro
añorado. ¿No es pureza desearte así? Comienza a tocarse
LA MADRE– Este señor te quiere hacer el amor ¿Tú quieres?
HORACIO- y ella dijo si
MARIA ESTHER - Yo sí
VICENTE- Masturbándose mientras lee del libro Y sentí sus lágrimas mientras
mordía mi brazo, embarrada en una cama de sirvienta, regando con ellas como
una tumba el abominable fin de su único sueño de felicidad. Acaba. Entre sus
jadeos se escuchan golpes de hacha y se escucha a Horacio Entre hacheros hachando y
cargando troncos
HORACIO- Alguna vez habíamos pensado en casarnos…

19 Exterior de la casa en Misiones


Juan y Pastora, sus hermanos se acercan. Horacio se detiene como si fueran fantasmas
mientras la actividad de unos hacheros continúa
JUAN LADISLAO- Horacio, hermanito me voy. Perdona la sorpresa y el horror
de otra muerte en la familia. Pero esta infección me agoto del dolor y la fiebre que
me hace delirar me está llevando
HORACIO- Se acerca lentamente y sorprendido Juan Ladislao… No te mueras. No
todavía hermano querido. Démonos un abrazo se abrazan y se desarman
HORACIO- Conmovido a Vicente Me da ternura oír a mis amigos hablar de su
porvenir, de las aspiraciones de gloria del alma juvenil y pienso que también
podría ser como ellos lleno de fe y alegre, ¡sobre todo alegre! Pero no puedo. Se
sienta abandonado
VICENTE- ¡Qué triste es el pesimismo!
PASTORA- A Horacio niño Si no haces la tarea, no habrá golosina… Y abrígate
que sos flojo de pulmones, después te ataca el asma… Y ahora me tengo que ir
pero no estés triste
HORACIO- Sorprendido Pastora No te mueras. No todavía hermana querida corre
a abrazarla y se despiden
PASTORA- No es falta de ganas de vivir Horacito, a mí también me ataco el tifus
como a Juancito y es insoportable…Pero no estés triste
Horacio de pie con los brazos en cruz después del abrazo
HORACIO- La tendencia fatal de nuestro siglo es la tristeza y me arrastra como
a tantos. Pausa.
No te mueras Pastora, no tan pronto… Aún no.

20 Hospital
Vicente lo busca y lo acompaña a la cama
HORACIO- Delira. No me hallo con esta fiebre... No puedo con mi hacha. Si
querés darme para mi pasaje, te voy a cumplir en cuanto me sane...
VICENTE- ¿Cumplirme a mí? Jajá ¿Cómo estamos con las cuentas?
HORACIO- Debo veinte pesos todavía... El sábado entregué... Muy enfermo
estoy...
VICENTE- Siguiéndole al corriente Sabés que mientras tu cuenta no esté pagada,
tenés que seguir viviendo. Curáte aquí y arreglás tus cuentas enseguida.
HORACIO- Quiero salir tengo que bajar, debo pasar por la farmacia a comprar
cianuro.
VICENTE- Sorprendido Admirable sinceridad. ¿Sabe en dónde estamos?
HORACIO- Pausa Ya pasó la edad y la época de la cobardía.
Aparecen frente a la casa de Misiones desde distintos espacios y a destiempo, Ana
María, la suegra francesa y Brignole
VICENTE- Tiene visita HORACIO- ¿Le preparo mate quiere?
HORACIO- Si, voy a mostrarles la casa. Se levanta. Vicente sale por el mate
21 Exterior de la casa en Misiones
Con orgullo muestra su casa a los invitados
HORACIO- Es humilde, hecha con mis propias manos
SUEGRA- Amarga Una choza.
HORACIO- Un rancho señora, una casa de campo
SUEGRA- Una choza en la selva
HORACIO- Componedor Usted sabe que a los hombres no se nos da eso que tan
bello le sale a la mujer. Cuando Ana María la adorne… Le hace falta el toque
femenino nomás
SUEGRA- A Ana María ¿Vas a acostumbrarte? ¿No vas a tener miedo de noche?
ANA MARIA- Con Horacio no tengo miedo mamá
SUEGRA- Hay animales salvajes
Horacio trae un yacaré embalsamado
SUEGRA- Descubre el animal ¡Por Dios!!! ¿Ves? ¿Qué es esa bestia?
HORACIO- Disculpe Ríe y se tientan Brignole y Ana María Yacaré negro, 
BRIGNOLE- Conteniéndose Caimán, le dicen  a este bicho fiero de hocico angosto.
No tenga miedo, madame, está muerto
Horacio lleva aparte a Ana María
HORACIO- ¿Te gusta? Mira que cielo, mira allí el horizonte… mira qué lejos…
¿Te gusta?
ANA MARIA- Es lindo el cielo… tengo miedo de extrañar nomas
HORACIO- Al principio… un poco… uno no deja de pensar, porque el silencio es
tan fuerte aquí que solo se escucha el pensamiento
SUEGRA- Interrumpe ¡Y este chillar de pájaros enloquecidos! ¿Se callan alguna
vez?
ANA MARIA- Voy a precisar ayuda, hay mucho, mucho que hacer para que
podamos sentirnos cómodos
HORACIO- Alguna de las mujeres de Malaquías va a colaborar… y son buenas
tejedoras… ¡voy a hablar con él! ¿Te gustaría que le encargue una colcha blanca
para la cama?
ANA MARIA- Con poco entusiasmo ¿Blanca?
SUEGRA- ¡Y al catre lo llama cama! “Je ne cest pas “en qué idioma habla, “Je ne
cest pas “en qué monde vive… a la hija “me” traerte aquí, tan lejos nuestro…
estamos todos tan acostumbrados
HORACIO- ¿Le hubiera gustado que se quede soltera de costumbre?
SUEGRA- Me hubiera gustado que se casara con alguien a quien pudiéramos
visitar
ANA MARIA- ¡Mamá!
HORACIO- Disimulando la herida. Usted y su marido, sus hermanas, la familia,
pueden considerar esta casa como suya.
SUEGRA- Insiste en llamarla casa…
Brignole aparta a Horacio para evitar una discusión
BRIGNOLE- A Horacio A cualquiera le costaría acostumbrarse a una vida tan
distinta Horacio.
HORACIO- No es solo la madre. Ana María no pone una mínima intensión en
esperanzarse aunque sea
BRIGNOLE- Dale tiempo
HORACIO- Acabo de mostrarle el cielo, este maravilloso cielo y ella pensando en
el trabajo que le va a dar la casa.
BRIGNOLE- Alivianando la conversación Fuiste generoso con la suegra invitando
a la familia. ¿Mira si te hace caso?
HORACIO- Voy a llenar la galería de los bichos que embalsamé y no se va a
atrever a acercarse. Ríen

22 Hospital y costa del río


En otro lugar Vicente lee. Ana María y Horacio ya solos, aparte.
VICENTE - Afuera, la calle está llena de brumas, y el ladrido de los perros se
prolonga en un aullido lúgubre.
ANA MARIA- Da miedo ese cuento Horacio.
HORACIO- Lo divierte la reacción de Ana María Los que velan a una persona,
cuando se dan cuenta de que están solos con el cadáver tienen miedo. Eso es lo que
quiero que sientan cuando lean el cuento.
VICENTE - …Excitados, como estábamos nosotros, y de pronto se oye llorar a un
perro, gritar a una lechuza en la madrugada de una noche de muerte, solos con él
muerto…
ANA MARIA- A Horacio Mira… piel de pollo
HORACIO- La acaricia Y cuando vayas hasta el cuarto y descorras las sábanas
vas a ver al muerto, tendido en la cama,
ANA MARIA- Se aleja sobresaltada acariciándose la panza No seas malo Horacio, le
vas a hacer daño a la criatura
HORACIO- Jugando a ser un monstruo Amarilleando por la luz de la madrugada,
muerto y helado, tendido en la cama, helado y muerto.
ANA MARIA- ¡Sos cruel!
Pausa
Horacio regresa a la cama del hospital como si regresara del baño, debilitado
adormecido
HORACIO-¿Cuánto tiempo pasó? ¿Qué cataclismo sobrevivió en el mundo?
VICENTE- Durmió un buen rato. Soñaba y hablaba de una casa vecina

23 Hospital y Galpón
En un rincón del galponcito Ana María embarazada acomoda frascos en un estante.
ANA MARIA- Si va a venir mamá para cuando nazca va ser difícil hacer que se
regrese pronto.
HORACIO- Desde su cama del hospital responde al fantasma de Ana María Voy a
llenarle el cuarto de mariposas de noche
ANA MARIA- Horacio!!! Le escribí y le conté de la finca de Ruiz, y quiere
comprarla… Lo consultó con mi padre… y a mí me gustaría… Prefiero que se
quede en una finca vecina ¿No sería mejor?
HORACIO- Se levanta amenazante voy a rodear la casa de caimanes, voy a
sembrarle hormigueros de termitas… pero antes voy a comerte a besos y dispuesto
a violarla a meterme adentro tuyo
La desviste con violencia, la trata brutalmente. Ella llora
ANA MARIA- Cuidado Horacio. Me duele. Más suave hombre. Así duele.
¡Cuidado!.
Toda la selva se erotiza se ven cuerpos semidesnudos, jugando corriendo,
escondiéndose detrás de las piedras, de los árboles. Atraviesa la escena una morena
que sale del rio y se cubre con un trapo que la envuelve. Horacio Lanza un sapucay
cuando acaba
24 Exterior de la casa en Misiones
Se presenta ante la suegra a medio vestir, acomodándose la ropa, observando su barba
en algún espejo, alisándose el cabello,
SUEGRA- Desalineado. Impresentable. A Ana María Tenés que venirte a Buenos
Aires con la nena. La tiene que ver un médico de verdad
Horacio le da un beso a Egle en brazos de Ana María
ANA MARIA - Aquí son de verdad los médicos mamá. Si Egle nació en casa fue
porque Horacio quiso
HORACIO- Así paren las hembras
SUEGRA- Conteniéndose Así paren las indias, no una mujer blanca educada,
preparada para mucho más que para esto
HORACIO- No precisamos nada más. Aquí tenemos todo: la selva virgen se nos
ofrece…
SUEGRA- Si Ana María no recibe la mensualidad de su padre no les alcanza el
dinero. ¿Por qué insiste? Aquí es un peón, un triste colono que fracasa en cada
aventura loca que emprende
HORACIO- Es que yo no soy buen comerciante, más bien soy agricultor y por esa
obstinación, de cada derrota saco más fuerzas.
Aparte, interrumpe Jacinto
JACINTO- ¿Y ahora qué patrón?
HORACIO- Voy a fabricar dulce de maní y miel
JACINTO- ¿Y después? Si se cansa digo, o si no le da ganancia
HORACIO- Lo Piensa Voy a experimentar en la destilación de la naranja para
licor. Voy a plantar banano y mandioca.
Se acercan Carlos y Gozalbo, dos amigos de Misiones que pasaban de visita
ANA MARIA- Bienvenidos ¡Que hermosa sorpresa! También mamá llegó de
visita
HORACIO- Hace las presentaciones divirtiéndose de su falsa formalidad La señora
de Cirés,
SUEGRA- Corrige “La viuda” de Cirés
HORACIO- MI amigo Gozalbo, el dueño de la droguería de San Ignacio
GOZALBO- Mucho gusto señora, veo de quien heredo la belleza Ana María
SUEGRA- Cortante De su padre. Nos parecemos en la sensibilidad, pero
físicamente…
ANA MARIA – Componedora La forma de los ojos, esta parte de acá mamá es tuya
CARLOS GIAMBIAGGI- Debe haber sido un caballero buen mozo entonces,
HORACIO- Mi tocayo de patria el uruguayo Giambiaggi futuro…
CARLOS GIAMBIAGGI- lo interrumpe. Carlos Giambiaggi a sus órdenes señora.
Futuro padrino del hijo que viene y que será varón
SUEGRA- Irónica ¿Es adivino? Amarga Que sea sano es lo importante,
ANA MARIA- componedora Dicen que por la forma de la panza va a ser varón
SUEGRA- Indignada Por favor Ana María son dichos de ignorante. No tenés que
creerlos y mucho menos repetirlos.
Pausa. A Horacio Para asegurarnos de que sea sano, hablé con el Dr. Rivera para
que la atienda. Horacio la mira y no responde. Incómoda se dirige a Ana María.
Rivera, el amigo de tu padre, el mismo que te trajo al mundo.

25 Hospital
Vicente, el que nunca fue mirado. Uno de los pocos momentos de calma en la
habitación del hospital. Durante un rato Horacio toma el sol que entra por la ventana y
Vicente con un libro cerrado en las manos sobre sus rodillas apenas se balancea en
silencio.
HORACIO- ¿Que pensás Vicente?
VICENTE- ¿Cómo se da cuenta que pienso?
HORACIO- Todos pensamos
VICENTE- ¿Todos quienes?
HORACIO- Los hombres, nosotros pensamos
VICENTE- Los monstruos… ¿Sabe si los monstruos pensamos?
HORACIO- Claro que sí. Me preguntas porque pensás que habrá respuesta
VICENTE- Ríe y descubre la trampa Entonces no está delirando. A veces no sé
con quién hablo. Entre lo que leo y mi insomnio y -señala a Horacio- el amigo que
delira cuando esta con calentura. Solo la visita del doctor me tranquiliza. Sé que es
real…
Ríen y se detienen mirándose
HORACIO- Tenés linda mirada, Vicente
VICENTE- Usted debe haber conocido el horror por eso soporta mirarme
HORACIO- Tenés una voz melodiosa… y hasta puedo adivinar… un corazón
generoso.
VICENTE- El corazón es la mínima cualidad de este cuerpo de hombre con piel
de sapo y cráneo enorme y deforme que debe tapar con esta mascara.
Acomodándose la máscara Ingeniero debía ser el sastre que diseñó esta funda de
lienzo
HORACIO- Bellos ojos, Vicente…
VICENTE- ¿Puede verlos? ¿Se anima de verdad a mirarse en mis ojos?
¿Sabe que es el horizonte para mí? La ventana del final del pasillo de este piso del
hospital. Cuando estaba en el agujero del sótano estaba más cerca: No me animo a
mirar por la ventana el final del cielo porque tengo que asomarme demasiado y es
peligroso para mi cuello por el peso de la cabeza sabe?
En la costa del río
ANA MARIA- Es lindo el cielo… tengo miedo de extrañar nomas
HORACIO- Al principio un poco…el tiempo nunca llega. Para sí. Uno permanece
frente a un abismo de quietud sintiendo lo próxima que está la muerte.
Entra una enfermera a la habitación del hospital
VICENTE- Siempre la muerte… yo no pienso en ella. Sera que no le tengo miedo

26 Hospital
La enfermera prepara el suero para Horacio.
Vicente intenta con timidez que la enfermera se atreva a mirarlo. Ella le da la espalda.
VICENTE- Estos ojos que nadie se había atrevido a mirar y a los que conocí a
través de un espejo opaco.
ENFERMERA - Evitando mirarlo. ¡Aha!
VICENTE- Porque únicamente yo había mirado a mis ojos hasta que los acaricio
la mirada de mi único amigo. El, Horacio, es mi amigo
ENFERMERA - Evitando mirarlo Aha!
VICENTE- Siempre se escapan las miradas de quienes no se animan a enfrentar
al monstruo, Debe ser difícil mirarme ¿Verdad?
Ella no responde
HORACIO- Bellos ojos, Vicente…
VICENTE- Fuerte la mirada, ruda. Después la fiebre se la fue nublando. Yo sé
que Horacio conocía tanto el sufrimiento como yo. Lo supe en la chispa de ese
contacto… Pausa “Y en el corazón doloroso tiembla el ansia tristísima de ser
amado”.
HORACIO- ¡Este Lugones!…

27 Galpón y exterior de la casa en Misiones


Horacio trabaja con sus bichos embalsamados, pinzas con algodones, frascos de
droguería. Ana María se acerca tímidamente tratando de no respirar el aire pesado y
agrio de la zona de trabajo
ANA MARIA- a Horacio. Mamá reservó la clínica en Buenos Aires
Horacio no responde y ante su silencio: Digo que Mamá ya reservó la clínica en
Buenos Aires
HORACIO- No me importa
ANA MARIA- No me grites
HORACIO- Me sacas de las casillas… burlándose Esta parte de acá mamita es
tuya, y ésta y ésta son todas tuyas mamá, soy toda tuya.
ANA MARIA- furiosa, pierde el control No soy uno de tus bichos Horacio, no podes
tratarme como a un animal. No quiero parir aquí. Tengo miedo de parir aquí,
tengo derecho a un médico de confianza, a que mis amigas puedan acompañarme.
¿Qué es esto en dónde vivimos? ¡Por Dios!
HORACIO- La tierra está aquí. El planeta entero trabaja desde aquí, El aire aquí
es oxigeno de verdad.
ANA MARIA- ¡Qué futuro hay en este lugar para nosotros!
HORACIO- Nuestro futuro es cosa mía.
ANA MARIA- ¡Jamás! Tendrás la potestad sobre tus hijos, pero no sobre mí.
Silencio
HORACIO- Terminante Te vas a Buenos Aires, pero Egle se queda conmigo.
Se levanta bruscamente y se tira sobre la cama del hospital
Muy afiebrado delira
HORACIO- Vicente ¡Dame caña!
VICENTE- Aquí tiene
HORACIO- ¡Te pedí caña, no agua carajo! ¡Dame caña!
VICENTE ¡Pero es caña, Horacio!
HORACIO- ¡No, me diste agua! ¡Quiero caña, te digo!
Se levanta y va por un machete que comienza a afilar. Egle niña se acerca y lo toma de
la mano
28 Exterior de la casa en Misiones y hospital
HIJA - Papá, hágame caso… una vez en la vida, ¡No trabaje más, papá…!
Descanse papá…
HORACIO- Borracho de sol habla solo. No podía pegar un ojo así que salté de la
cama decidido y salí al amanecer con el machete en la mano… Ahora, pega el sol
del mediodía y solo me detuve a tomar agua… Otra vez solo
HIJA - Papá, Pobre papá…Ya van a ser las tres. ¿Cómo no se fijó en la sombra
para saber la hora…?
HORACIO- Me fijé, pero cuando iba a volver vi las garzas de Juan y las seguí…
HIJA - ¿Y a las garzas, las mató?
HORACIO - No.
VICENTE- Lee en vos alta al lado de la cama de Horacio A metros de él, su caballo,
su malacara, oliendo parsimoniosamente el alambre de púa Alguien silba. ... Es el
muchacho que pasa todas las mañanas a las once y media rumbo al puerto nuevo...
HORACIO- Y siempre silbando...
VICENTE: Desde el poste hasta el cerco que separa el bananal del camino, hay
quince metros largos. Lo sabe perfectamente bien, porque él mismo, al levantar el
alambrado, midió la distancia.
HORACIO- Horacio se distrajo mirando la distancia y como si despertara con
renovada energía se pone en acción. ¿Qué pasa? ¿No es éste un mediodía de los
tantos en Misiones? ¿No se come aquí? Repasa un cuchillo con la chaira y sale. En
otro lugar de la escena aparecieron los tontos con baberos que caminan
balanceándose en grupos de a dos, de a tres, frotan pedazos de ramas como si afilaran
cuchillos
Introduce una canción
HIJA - ¡Voy a hacer puchero papá!

29 Exterior casa de recreo y de la casa de Misiones


CANCION DE LA GALLINA DEGOLLADA
Al final la nena
y a Dios gracia-sana
¡Vengan idiotas!
¡Tienen una hermana!
¡Y los chicos que dicen?
No dicen nada.
Miran y mojan
mojan con baba
Comen y se hamacan.
comen y cagan

BERTITA: Llamando a sus hermanos ¡Brutos! ¡Estúpidos! ¡Bestias salvajes! Ahora


vamos a jugar a la gallina ciega. Los tontos se tapan los ojos con las manos No
idiotas. ¡Así no se juega! Los corre con un palo y los golpea ¡Pánfilos! ¡Tontos! Los
burla imitándolos Ojo. Hoho, rojo… Ellos ríen. ¡Así estúpidos! Explica: Les ato el
pañuelo de mamá en la cabeza para taparles los ojos. Se ata el pañuelo y busca a
tientas con el palo mientras los tontos se acercan rodeándola. Y ustedes con un palito
buscan a la próxima víctima.
TONTOS: Rojo, ojo, jojo, shojo
En otro lugar de la escena se asoma la sirvienta
SIRVIENTA- ¡Señora! ¡Los niños están aquí, en la cocina!
BERTA- Fuera de escena ¡Que salgan, Petrona! ¡Échelos! ¡Échelos, le digo!
SIRVIENTA- Grita sacudiéndose a un tonto que le muerde las piernas. ¡Soltáme vos!
¡Déjame! ¡Fuera de aquí!
BERTITA: Canta:
La gallinita ciega con la ramita pega
Mientras cantando juega, que no la maten ruega.
La gallinita ciega que no la maten ruega…
Atraviesa la escena Horacio con una gallina viva mientras los tontos arrastran de los
pies a Bertita y siguen cantando:
TONTOS Rojo, ojo, jojo, shojo
SIRVIENTA- se asoma ¡Señora! Los niños están aquí, en la cocina.
BERTA- Fuera de escena ¡Fuera! ya les dije que no quiero que pisen la cocina
jamás No tienen nada que hacer allí. ¡Fuera! Grita ¡Afuera!
Un tonto tiene inmovilizada a Bertita abrazándola por detrás, otro le sostiene las
piernas, el resto le pega y disfruta el juego
BERTITA- Golpeada por sus hermanos ¡Mamá! ¡Ay, mamá! ¡Mamá, papá!
BERTA- Sin oírla y sobre sus gemidos ¡Enciérrelos Petrona o átelos al Lapacho!
MAZZINI- Fuera de escena ¡Berta, parece que Bertita está llamando!
VICENTE- Lee Les parece que la llama y los padres llaman: ¡Bertita! ¡Bertita!
Pero nadie respondió…
BERTA - Corre y tropieza con Horacio que la detiene. ¡Bertita!
HORACIO- ¡No entre! ¡No entre!
MAZZINI- Acercándose a contenerla No entres
BERTA Echa sus brazos sobre la cabeza y se hunde en ellos con un ronco suspiro. ¡Mi
hija, mi hija!
MAZZINI- No entres
Mazzini la retiene abrazada largo rato, y ella llora desesperadamente, pero ninguno se
atreve a decir una palabra.
HORACIO- Aparece con gallina muerta Desangrada a la gallina… grita llamando
Egle!!! ¡Tráeme el agua caliente pa desplumar!
¿Y los chicos que dicen?
No dicen nada.
Miran y mojan
mojan con baba
Comen y se hamacan.
comen y cagan Miran y mojan
mojan con baba.
No se dan cuenta de nada
Se desangra  en la cocina
degollada la gallina
Le clavan a la hermana
lluvia de cuchilladas
se les pegan las plumas
en la boca por la baba

30 Hospital
La sencilla muerte
VICENTE- lee un poema de Lugones:
Soñé la muerte y era muy sencillo,
Una hebra de seda la envolvía, y a cada beso suyo
con una vuelta menos se ceñía.
Y cada beso suyo era un día y el tiempo que mediaba entre dos besos, una noche.
HORACIO- La muerte es muy sencilla.
VICENTE- Siempre la muerte. Por qué será que yo no pienso en ella.

31 Galpón convertido en pulpería y hospital


Una pulpería, almacén de ramos generales, Dos forasteros extravagantes juegan a los
naipes. Horacio desde otra mesa que comparte con Jacinto, su empleado, los mira y
escribe en una libreta
JACINTO - ¿Les conoce?
HORACIO - Uno es Poe y el otro Kipling… ¿Qué hacen aquí abandonados en los
confines de esta selva misionera?
JACINTO - Juegan naipes parece. ¿Triunfo será?
POE - Otra vuelta de aguardiente para todos.
JACINTO - …Chin-chón no parece… pausa ¿Y usted que escribís?
HORACIO- Lo que veo Jacinto y lo que imagino
JACINTO - ¿Y qué imaginas mirando a estos raros?
HORACIO- Mientras los miro, en esta mesa, el alemán totalmente borracho trata
de hablarme en francés a pesar de que le digo que no entiendo una palabra de ese
idioma.
“In Ordnung” me dice y sigue en alemán y yo le digo “No sprechen doich”, que no
hablo alemán “No sprechen doich”… Pero es inútil. Le habla a un muerto. Que yo
esté o no, no importa.
JACINTO - No le entiendo… ¿Vo le ves a un alemán al lado tuyo?
HORACIO- Golpea la silla a su lado Aquí, sentado al lado mío.
JACINTO - Sorprendido Ya estas delirando patrón, en un rato empieza a ver
monstruos
En el hospital, evitando mirar a Vicente
ENFERMERA- Tengo que reponer el suero otra vez. De todos modos tiene que
darle agua cada vez que pueda.
VICENTE- A veces no soporta ni agua y con suero y todo, la fiebre lo deshidrata
HORACIO- Desde su mesa en el bar Ya basta de alcohol, soy mal bebedor…
VICENTE- Es agua fresca. Otro intento, vamos, se va a sentir mejor
HORACIO- Poe me mira sin piedad y se inspira… somos animales dice;
humanoides, somos cómplices fieras cómplices que intentan huir con violenta
desesperación de su fatal destino
DUEÑO DEL BAR- Estos indios Son bestias incapaces, no saben el idioma, no
saben leer ni escribir, no tienen idea de las leyes. Por eso hay que intervenir en los
contratos de trabajo, y vigilar que se cumplan. No aprendieron más que a rezar
como loros unas oraciones que no entienden
KIPLING- Somos animales… Humanoides…
DUEÑO DEL BAR- Se acerca a la mesa de Horacio con la vuelta invitada ¿Usted no
saluda de tímido nomas o de creído?
POE- Desde su mesa alzando el vaso. No le sale un “buen día” ni mamado.
KIPLING- De distraído parece.
JACINTO- Defensivo Es escritor mi patrón
DUEÑO DEL BAR- Cínico Porque no sé cómo es la costumbre, como será allí de
donde viene pero por aquí, nos saludamos todos y aunque no nos conocemos
HORACIO- Yo pensé que esas formalidades no tenían lugar en estos pagos…
¿Quitarse el sombrero inclinando la cabeza no es suficiente?
DUEÑO DEL BAR- Corre una silla y se sienta provocando a Horacio. Aquí pa que
lo respeten tiene que respetar y pa que lo saluden, saludar. Y antes del deme esto o
deme aquello, un por favor no va a estar demás.
POE- Festejando Antes de que viniera usted ya estábamos nosotros. No es cierto
Chucrut!!
HORACIO- a Jacinto ¿Ves? Le habla al alemán
KIPLING- Desde su lugar Después si quiere vístase de frac para usar el arado y
coma esas cosas raras que dicen que come.
POE- En eso parece indio, no hay bicho que no quite el hambre.
DUEÑO DEL BAR- En solitario cada uno es dueño de su vida pero en la vida en
común se respetan las costumbres. No somos salvajes Ríen
HORACIO- Yo vengo escapando de la formalidad que hace que los inútiles se
digan a si mismo civilizados y ustedes…
DUEÑO DEL BAR- Se levanta Vea don, en su casa usted paga, usted manda. En
este negocio usted paga y mando yo
POE - Festejando Otra vuelta de aguardiente para todos.
HORACIO- En su mesa Ya basta de alcohol, soy mal bebedor…
VICENTE- Desde la cama del hospital Es agua fresca
JACINTO- levantándose para salir Ya estas delirando patrón. A Vicente. En un
rato empieza a ver monstruos
32 Exterior de la casa en Misiones y hospital
Entra un hombre con equipaje. Segundos después aparece Ana María con una sirvienta
que en brazos lleva a su hijo. No habla en toda la escena
HORACIO- La recibe en la puerta, componedor Bienvenida… la estaba
esperando. Intenta levantar al niño, la sirvienta no se lo permite Sepa que es hijo mío
¿Sabe? La sirvienta desaparece llevándolo adentro. Ana María tiende un trapo blanco
en una baranda. ¿Será bandera de paz?…ante su silencio Parece que seguiré
extrañando su voz por unos días… Espero que no tome mucho tiempo que
podamos conversar como alguna vez lo hicimos. Sabe que el silencio de persona me
confunde
VICENTE- Leyendo, restregándose los ojos junto a la cama del hospital Le da
miedo, la mira con esos ojos de pobre bicho… como si ella no lo conociera, como si
no supiera de lo que es capaz. Acaba de llegar y ya quiere irse
HORACIO- Trata de tomarla de la cintura y ella lo evita Bienvenida, esta es tu casa,
nuestra casa, nuestro hogar. Tu lugar como mi esposa, como madre de mis hijos
VICENTE- Ella necesita ayuda, lo único que tiene son sus hijos y son pequeños y
no quiere dejarlos… ¡Quiere irse de este lugar! Si pudiera escapar lo haría. Quiere
dejar esta tierra para siempre.
HORACIO- Ofendido y autoritario Por hoy guárdese la palabra. Mañana se
guarda el enojo y lo entierra. Y me regala sonrisas para que los hijos aprendan a
sonreír. Tanta amargura se hereda. Estas teniendo el gesto de tu madre y no
quiero esa mueca en la cara de mis hijos.

33 Costa del río


Alucinando hachis y miel Silvestre.
Recostado en un tronco, Jacinto borracho estudia embobado a Horacio apicultor
investigando un panal en su mano. Es un diálogo de sordos
JACINTO- Eso que fuma patrón le hace ver cosas raras. Suficiente bicho nuevo se
puede encontrar en esta tierra cada día para andar inventándose otros.
HORACIO- Ignora el comentario Fijáte que la miel de estas avispas en pequeñas
dosis deja tonto al jabalí.
JACINTO- Eso digo, y son unos bichitos de mierda y le durmieron el sobrino al
gringo ese… ¿Supo?
HORACIO- Abstraído en lo suyo. El otro día, no quedaba cloroformo y la probé en
una mulita y la vieras…Tiesa como charango suplicando piedad con la mirada.
JACINTO- Eso digo, bah creo… Pobre “charango”
HORACIO- Te imaginas una colmena de estas en los naranjos del destiladero?
JACINTO- Un licor peligroso… Y si lo chupa cerca de un hormiguero de
marabunta, fatal… Como el sobrino del gringo ¿Supo? El traje de explorador
quedo nomás. Así lo reconocieron. Pausa Eso es cielo de tormenta Introducción de
Chamarrita
HORACIO- Respira profundo. Ya huele a lluvia…
PEON- ¡Como si faltara agua!
Se desangra una canción y la tormenta

TORMENTA LITORALEÑA
El arroyo torrentoso
Se roba la tala diaria
Se escapan los troncos
como furiosos disparos
de un arpón violento
El cielo más oscuro
del mundo más oscuro
Descarga el aguacero
Sobre el mensú
que corre hasta al arroyo
se desnuda y salta
a montar un tronco
Para arriar la tala
hasta la orilla
que no se pierda el jornal
Tormenta del litoral
que no hace falta
pero viene igual

34 Interior de la droguería Gozalbo y hospital


ANA MARIA – Al Gozalbo, el farmacéutico amigo de Horacio: Bicloruro de
mercurio
GOZALBO- Sorprendido ¿Sublimado? ¿Para qué le pidió el bicloruro? ¿Sabe que
es veneno fuerte?
ANA MARIA- Seguro sabe. Será para una trampa… y gasa y bórax, eso es para
el botiquín. Cuando no usa el botiquín para secar a sus bichos. Por suerte tenemos
sábila que cura todo
GOZALBO- Alivia pero no cura. Que lo use con precaución, lejos de las
criaturas y de los alimentos. ¿No quiere que se lo lleve mañana a la yerbatera y se
lo entrego yo?
ANA MARIA- ¿Y que se enoje conmigo porque no cumplí con el recado? Por
favor Gozalbo, usted sabe cómo es, lo conoce…
GOZALBO- ¿No le pidió cloroformo?
ANA MARIA- Si, gracias me olvidaba. Cloroformo también.
Al lado de la cama del hospital Vicente lee
VICENTE- A la primera inspiración el cloroformo dilata el pecho, a la segunda ya
inunda la boca de saliva; hormiguean los brazos y las piernas… a la tercera; se
hinchan los labios…
HORACIO- En su lecho Y después se arremolinan las ideas y pasan cosas
singulares.

36 Exterior de la casa en Misiones y hospital


HORACIO- ¡Solo! Se levanta de la cama a enfrentar a Ana María en otro lugar de la
escena. Puedo hacerme cargo perfectamente bien yo solo. Los chicos están bien,
sanos, se ven felices-
ANA MARIA- No es cierto. Si te sonríen es porque te temen. Yo Quiero hijos,
normales, como cualquiera de los hijos de las mujeres que conozco. Pausa ¡Hijos,
como todos!
HORACIO- ¿Cómo quiénes? ¿Cómo esos timoratos citadinos que se asustan
cuando ven un caballo?
ANA MARIA- ¡Normales! Educados, sociables. Haciendo amistades… como
siempre fue entre las personas.
HORACIO- Personas… Burgueses sentados tomando el té y hablando pavadas
mientras otros trabajan para ellos… Pausa Que se acostumbren al monte y a la
selva. Que conozcan los riesgos, que sean capaces de luchar solos, de salir de
cualquier situación peligrosa. Que puedan sobrevivir
ANA MARIA- ¿Así pensabas en tus reuniones con los amigos? ¿Piensa Lugones
que hay otros que trabajan para que tome el té hablando pavadas con poetas
ambiciosos que lo idolatran? Pausa
Horacio regresa a la cama del hospital y Ana María lo acompaña
ANA MARIA – Te tienen miedo Horacio y yo también
Se escuchan ladridos de perros. Ana María lo cubre con la sábana y sale.
JACINTO- En la costa del río Es la muerte. Los perros pueden adivinar cuando
alguien se está por morir.
DOCTOR- A Vicente. Lo que puede haber de alucinación, es simple cuestión de
adentro. La cabeza bajo el sol demasiado tiempo. O escuchar argumentar a los
borrachos su filosofía de alcohol barato, o pensando al ritmo del hacha, o
traduciendo el aullido de algún animal desconocido.

37 Interior en Misiones
Los ocho días de agonía para Ana María
JACINTO - ¡Patrón Patrón ! ¡Deje todo y vaya a las casas… la patrona, la
patrona se retuerce!
HORACIO-Se levanta de la cama del hospital y corre al llamado. A Vicente: Fue lo
primero que pensé pero no quería que fuera así.
GOZALBO- Junto a Ana María Parecía tan entera, tan segura. No se me ocurrió.
HORACIO- Apretaba la boca con tanta fuerza que creí que se le romperían los
dientes. Me miraba y se le deshacían los ojos nublándose. Las pupilas negras no
dejaban de mirar enfrentándome. Todo su orgullo era más fuerte que el terrible
dolor que la retuerce de manera monstruosa. Por fin agotada, sudando pareció
dormirse y pasé la primera noche mojando trapos para refrescarle la frente y las
muñecas
GOZALBO- Por ahora es lo único que se me ocurre. Inyectarle esta medicación y
que tome agua, mucha agua.
HORACIO-Jadeaba, se estiraba tocándose el estómago, y dejó de respirar y de
repente una bocanada ahogada, un ronquido. Así fue como le vi la boca llena de
ampollas y comenzó a babear. Pase la segunda noche y la siguiente y se le hinchaba
la garganta y le desaparecía el cuello.
GOZALBO- Tenés que descansar Horacio, yo puedo quedarme a pasar la noche
y Jacinto podría ayudar
Ana María hace arcadas y vomita
GOZALBO- Esto es buen síntoma amigo, capaz que ya pasó lo peor y tenemos
suerte
HORACIO- A Ana María Los chicos preguntan por vos. Se asustan cuando te
escuchan gritar. A Gozalbo ¿Ves cómo me mira? No me quita los ojos de encima y
me obliga a mirarla. ¡Quiere que sepa el dolor que le causé sin darme cuenta!
GOZALBO- Se aferra a la vida. A Ana María Me engañó señora y ahora me siento
terriblemente culpable.
HORACIO- No quiero que los hijos te vean en este estado, ya sufren demasiado
escuchándote gemir desde hace una semana y lloran… ¿Cuánto más? ¿Si estas
decidida a morir cuantas noches más debo pasar a tu lado?
GOZALBO- No sé de dónde saca fuerzas para no quejarse. Es un proceso muy
doloroso
HORACIO- ¿Va a Morirse pronto?
GOZALBO- Sería lo mejor si no hay esperanza. Ya vamos por el octavo día… No
sé cómo es capaz de resistir. Se aleja a lavarse las manos
HORACIO- Le hare un telegrama a su madre.
ANA MARIA- Repentinamente se incorpora ¡Pobre Egle! ¡Qué crecida está! ¡Cómo
se me parece!
HORACIO- Entusiasmado por esa repentina mejoría ¿Ves? Ya tenés más fuerzas.
Mañana, estoy seguro, no querrás estar en cama… Ana maría comienza a
convulsionar y muere Pronto, Gozalbo ¡Ana María se muere!
VICENTE - Se acerca a mirar la escena. En San Ignacio a los once días del mes de
Febrero de mil novecientos quince ante mí Jefe suplente del Registro: Ramón
Gozalbo de treinta años, soltero uruguayo, domiciliado en la localidad, declaró que
el diez del corriente a las once de la mañana falleció en su domicilio la mujer Ana
María Cirés de Quiroga de veinticinco años, argentina, casada, hija de Pablo
Cirés, fallecido y de Ana María Laguzan de Cirés, francesa, domiciliada en la
localidad. Leída el acta la firmaron conmigo el declarante y los testigos Pablo
Allain de 42 años, francés y Vicente Gozalbo de 40 años, uruguayo, ambos
domiciliados en la localidad y quienes han visto el cadáver.
La causa de la muerte: hemorragia intestinal
Todo se detiene
ANA MARIA- A mis queridos hijos Egle y Darío les pido perdón por esta partida.
Sepan que solamente dejo a la vista lo que desde hace mucho tiempo estoy
padeciendo.
HORACIO – No entiendo porque se empeñan en abandonar este paraíso. Llora

38 Interior y exterior de la casa en Misiones


Se acercan con ramilletes de flores vecinos y personalidades del pueblo que desfilan
frente a la muerta. Se oye una milonga paraguaya
CANCION DE DESPEDIDA
Un cielo de tierra
con nubes de moscas
nuestro paraíso.
que se calle el trueno
su derecho al grito
como callo en mi pecho el alarido
Tu nombre, mi amor
yace conmigo
que no descanzo en paz
si no te olvido
y olvidar no puedo
ese es mi castigo.
Transición: Un hombre y su dos hijos pequeños caminan llevando equipajes
El humo y el silbato de una locomotora anuncian la partida del tren a Buenos Aires
39 Interior en Buenos Aires
En un pequeño sótano de Buenos Aires, todavía a medio acomodarse Horacio recibe a
su amigo Gálvez
HORACIO- Después de la muerte de Ana María me deshice de lo que pude y
junte unos pesos. Las deudas son enormes…hasta los zapatos me los hacía yo con
los cueros de los bichos que carneaba porque no alcanza pa gastar en vestuario…
¡Así que si pude con la selva, pensé, como no voy a poder con la ciudad cobarde!
Traje unos cuentos que me conforman bastante y me decidí a mostrarlos a los
pocos amigos
MANUEL GÁLVEZ- Me daría mucho gusto leerlos
HORACIO- ¿Estas parando en el consulado?
MANUEL GÁLVEZ- No, esta vez no vine por el consulado, vine especialmente.
HORACIO- Sorprendido ¿A verme a mí?
MANUEL GÁLVEZ- Asiente. Puedo robarle tiempo al consulado para colaborar
con la editora. Y quiere un libro tuyo
HORACIO- Sólo tengo cuentos sueltos, no sé si conforman un libro
MANUEL GÁLVEZ- No pienso moverme de aquí si no me los das. No voy a
regresar a Montevideo con las manos vacías. ¿Imagínate a mi hermano si le digo
“no conseguí nada de Horacio”?
Horacio le cuenta a Vicente, mientras le muestra sus trabajos a Manuel
HORACIO- Le muestro algunos cuentos que elegí impulsivamente. El solitario, A
la deriva, La insolación, Los mensú, El almohadón de plumas, (la miel silvestre, la
meningitis y su sombra)
MANUEL GÁLVEZ- habla superponiéndose a la voz de Horacio. Viajo pasado
mañana así que tengo tiempo de leer alguno y después conversamos un título ¿Te
parece?
HORACIO- Inspirado El amor y la muerte
MANUEL GÁLVEZ- Parece el título del poema de Quevedo “Amor constante
más allá de la muerte”
HORACIO- A Vicente No era la idea. Al otro día lo llamé y le dije: Tengo el título;
Cuentos de amor de locura y de muerte
MANUEL GÁLVEZ- Cuentos de amor… de locura… y de muerte…
HORACIO- ¡No! Sin pausas sin comas: Cuentos de amor de locura y de muerte
40 Exterior casa de recreo, costa del río y otras zonas de la selva
Grupo de amigos BALDOMERO (Fernández Moreno), BENITO (Lynch), JUANA (de
Ibarbourou), ALFONSINA (Storni ) EZEQUIEL (Martínez Estrada). ENRIQUE
(Amorim) sentados alrededor de una mesa en una chata, navegando por el Paraná. Son
marineros, piratas. La escena es un juego de alegría ante el bucólico paisaje. Brindan,
hablan con la boca llena. Se respira erotismo
ENRIQUE – Viajamos en “la Gaviota” las almas felices que no tienen historia. De
verdad
Horacio, no sospechaba esta belleza. Sabía de tu selva de tierra roja y de tu rio
pero no sospechaba esta belleza…
ALFONSINA - Miren como esas aves grandes pasan sin destino.
EZEQUIEL- ¡Seamos Piratas, asaltemos el paisaje, robemos la belleza!
BALDOMERO- ¡SI! Pero no enterremos el tesoro, repartámoslo hasta que se
cansen de leer y tengan que bailar con las palabras
En medio del juego se han flechado Alfonsina y Horacio. Es un paréntesis están solos
en la costa, Se desvisten mirándose
ALFONSINA- Alma desnuda que va dejando sus pétalos dispersos. Que puede ser
una amapola, un lirio, una violeta, 
HORACIO- Un peñasco, una selva y una ola que duerme dulcemente en una
grieta. Hay quemantes sudores en las pieles Sorda germinación en las arterias;  
ALFONSINA- Alma que fuera fácil dominarla con sólo un corazón que se
partiera que como los vientos vaga, corre y gira
HORACIO- Alma que sangra y sin cesar delira  Y en tu pupila audaz, francas
ofertas. Las palabras secaran como los ríos y los besos secaran como las rosas.
ALFONSINA- Tú seguirás tu ruta; yo la mía y como mariposas perderemos el
polen de las alas y lo hallaremos en la flora un nuevo día.
HORACIO- ¡Y toda primavera que se esboza es un capullo más que se deshoja!
Se escucha la canción que corean los amigos. Se visten apurados mientras ríen.
Alzan las velas de los veleros
Guardan los remos los marineros
Van en el viento, van en el viento…
Los marineros
JUANA- ¡Vamos hacia los árboles... el sueño se hará en nosotros por virtud
celeste!
ALFONSINA- Regresa al grupo ¡Vamos hacia los árboles; la noche será blanda, la
tristeza leve!
BALDOMERO- ¡Vamos hacia los árboles, el alma de perfume agreste!
ENRIQUE- ¡Que viva la feliz sencillez, abajo los jadeos conceptuales!
JUANA- ¡Shh! Sé piadoso; No despiertes a los pájaros que duermen.
BALDOMERO - Amo a las plantas, amo a las aves como a la música
Amo a estos jardines que besan al rio que los abraza.
BENITO - ¡Amó el poeta bobo de ilusiones!
JUANA- ¿El mismo que quiere flores en todos los balcones?
ENRIQUE - Hay plumas notables entre estos poetas bobos.
BENITO – Seguro y también hay bobos notables entre estos poetas Todos ríen
ALFONSINA- Mi alma es fantástica viajera y una nube la envuelve arrullada en
un claro cantar de marineros
Cantan
Arrían las velas de sus veleros
sacan los remos, reman contentos
van con las olas los marineros
Es el retorno , la próxima llegada al puerto
ENRIQUE - El sol en el horizonte es la punta de un pulgar con la uña
ensangrentada.
41Interior en Buenos Aires y selva Misionera
Departamento en Buenos Aires, mateando con amigos
ENRIQUE – Pasándole el diario a Horacio- Una noticia en nuestra prensa del día.
HORACIO- lee “Los que suscribimos, jóvenes que comenzamos a realizar nuestra
obra, declaramos nuestra voluntad de un arte nuevo que supla el novecentismo…”
Sorprendido ¿Esto es lo que trae de Europa ese chico bien?
JOSÉ MARÍA- ¿Borges? Ese busca la atención de la prensa y de las revistas de
arte.
ENRIQUE – Escuchen Lee. “Nuestra literatura debe renovarse; debe lograr
su “ultra” como nuestro pensamiento científico y político. Nuestro credo serán
todas las tendencias que expresen un anhelo nuevo…”
HORACIO- La novedad y Europa parecen ser lo valioso para este señorito
amanerado
BORGES – En el espacio de Quinquela Ese Quiroga es  "una superstición
uruguaya. Sus cuentos carecen de inventiva no tienen emoción y su ejecución es de
una incomparable torpeza.
HORACIO- ¿Donde habrá visto un cuchillero éste que lee en inglés, en francés, en
italiano, en portugués, en alemán y en latín? De donde adquirió esta pasión por
las mitologías de compadres y cuchilleros, este que se masturba en la biblioteca de
libros ingleses

42 Interior en Buenos Aires


… Comienza a escucharse lejana la “milonga Anglo borgeana”
Horacio y sus amigos continúan la tertulia. Pasan por el exterior las hermanas Bravo;
José María (Fernández Saldaña) las saluda y las jóvenes se detienen
HORACIO- A José María ¿Las conoces?
JOSÉ MARÍA- Un poco... Son las Bravo ¡Qué tiempo que no las veía!
HORACIO- Son monas las chicas. ¿De dónde las conoces?
JOSÉ MARÍA - Soy amigo de sus padres. Las hermanitas Bravo. Preciosas ambas
HORACIO- Preséntame.
JOSÉ MARÍA - Como no.
JOSÉ MARÍA - Señoritas les presento a un amigo periodista, escritor y salvaje
ISABEL- Coqueta ¿Qué tipo de salvaje? Encantada
MARIA ELENA- Lo mira curiosa Un placer, María Elena
HORACIO- ¿Ustedes siempre salen juntas?
ISABEL- No siempre ¿Por qué?
MARIA ELENA- Me acompaña a la escuela
HORACIO- Metiéndose entre ambas generando intimidad con Ana María ¿Y que
estudia una muchacha tan dulce?
ISABEL- Ya veo a que se refería con salvaje Sr. Saldaña. Incómoda Tomaremos el
próximo taxi que pase.
JOSÉ MARÍA- Disculpándose por comportamiento de Horacio Le aseguro que me
refería a otra cosa Isabel. ¿Siguen viviendo en Vicente López?
Mientras en el interior los amigos cantan
MILONGA ANGLO-BORGEANA
I want to be un argentino
but culto como un ingles
to die en preciosa city
de una Europ três elegant
The silver facón is ready
to his panza atravesar
and kill at the compadrito
bajo la light de un farol

… Intimidad entre María Elena y Horacio.


MARIA ELENA- Soy mecanógrafa y me recibo de perito mercantil a fin de año.
HORACIO- ¿Qué respondería usted, señorita María Helena si yo la saludara con
un beso?
MARIA ELENA- ¿Y si el señor Quiroga estuviera seguro de que se lo permitiera?
ISABEL- llamando y corriendo hacia el ¡Taxi! Vamos Mari. Encantada Sr. salvaje.
Visítenos Saldaña. Insiste ¡Mari!
JOSÉ MARÍA- Salude a sus padres de mi parte.

43 Interior, oficína de su editor


EDITOR- ¿Que cuenta el artista de la selva? ¿Consiguió vivienda?
HORACIO- Si, por ahora un sótano en la calle Canning.
EDITOR- ¿Se arregla?
HORACIO- Los amigos hicieron una colecta para alquilarlo.
EDITOR- ¡Se arregla!
HORACIO- Digamos que sobrevivo en otra selva dónde se paga por la fruta que se
toma gratis de los árboles en Misiones. Y cierto orgullo que conservo todavía y mi
obstinación, me animan a compartir el hambre con mis hijos…
EDITOR- consigue una carpeta que contiene los cuentos de Horacio Aquí está…
HORACIO- Sin escucharlo Miento, me desespera el hambre de estas criaturas.
EDITOR- Compasivo lo mira en silencio un largo rato. Entonces no se emperre,
acuérdese que lo conozco. Pausa A mí no me interesa ese asunto del estilo. Yo vivo
si vendo y si no se vende no es negocio ni para mí, ni para usted, ni para sus hijos
HORACIO- ¿Qué puedo hacer?
EDITOR- Un cuento breve hasta un grado inaudito. Brevísimo
HORACIO- Aceptando Brevísimo.
EDITOR- No debería pasar de una página
HORACIO- Incrédulo En una página caracterizar personajes, ubicarlos en su
ambiente, describir todo eso de manera de interesar al lector…
EDITOR- Lo interrumpe Así es, sacarlo de su rutina, sacudirlo, impresionarlo
HORACIO- ¿En nada más que una página?
EDITOR- Evita mirarlo Incluyendo las ilustraciones…
HORACIO- ¡No me joda! Toma sus cosas para retirarse
EDITOR- Mejor aún: 1256 palabras.
…Aparte acomodando hojas de su cuento
HORACIO- Para sí. Hambrear a los poetas como si fuera un crimen ser poeta…
yo solo quiero la parte que me toca…
…Regresa y golpea con su cuento el escritorio
HORACIO- Aquí tiene. 1254 con la palabra “fin” incluida. Sale
Lo sorprende por la espalda Alfonsina que se acerca en silencio. Es un encuentro
casual.
ALFONSINA- Te sigo de día, de tarde y de noche por selvas y frondas.
¿No sentís que atrás de tus pasos se quiebran las hojas?
HORACIO- Me pillaste distraído
ALFONSINA- Sacudiendo sus guantes golpeándose la palma. Distraído como antes
y más pálido que nunca, ¿Y por qué tenés ahora los dientes amarillos?
HORACIO- Mi guarida apesta a tabaco. ¿Y vos? Siempre haciendo volar a tus
guantes…
ALFONSINA- Arrepentida, confundida Una de mis preguntas estúpidas. Perdón, es
un reproche.
HORACIO- Me emociona que todavía me hagas reproches, se me llenan de
lágrimas los ojos

44 Hospital
Va hacia el cuarto del hospital y se recuesta. Alfonsina lo sigue
VICENTE – Tiene los ojos llenos de lágrimas
ALFONSINA- Lo mira desde la cabecera de la cama ¡Me abandonó! De prisa le vi
cruzar la calle y perseguí por un rato su sombrero que huía...Después fue, ya
lejana, una mancha de herrumbre. Y lo engulló de nuevo la espesa muchedumbre.
En el interior de su casa, en su estudio Quinquela sirve el té,
QUINQUELA- Es una locura irse a vivir con ese hombre. Todo Buenos Aires sabe
que es un loco. Un ogro intratable, retraído, solitario. ¡Vos con un misántropo!
ALFONSINA- Se instala Lo abandoné. Lo herí
QUINQUELA- Con cucharita de azúcar ¿Cuántas?
ALFONSINA- Dos por favor
QUINQUELA- Lo mejor será olvidarlo
ALFONSINA- No. Olvidarlo no. Pausa, bebe Quiero que me acompañe y se
sumerja conmigo

45 Interior en Buenos Aires y exterior en Misiones


El éxito y el desprecio.
La pesadilla de un brindis por el éxito de ventas de “los desterrados”, la crítica, el
editor los envidiosos en el departamento en buenos Aires.
Horacio cava un pozo. A su lado Jacinto y se acerca su editor.
EDITOR- Fíjese que a pesar de las críticas. Los desterrados es un éxito en ventas.
CRITICA - Lo extraordinario surge con total naturalidad. La locura aparece
como una expresión de lo fantástico. Quiroga ve tragedia donde otros ven
normalidad.
EDITOR- Aproveche a disfrutar este momento y trate de protegerse, cosechará
enemigos entre los envidiosos
ARLT- Un Decadente heredero de Lugones. Harto Los poetas ya saciaron su
intelecto, es hora que los escritores hablen
HORACIO- desde el pozo Me siento un extranjero
JACINTO- ¿Qué anda buscando? Aquí si encuentra la raíz no será la del árbol
cerca del que está parado. Puede que sea la raíz de un gigante monstruoso de una
legua a la redonda.
EDITOR- Su admirado Hemingway, un año después de volarse la cabeza obtuvo
por fin el reconocimiento a su obra
HORACIO- desde el pozo ¿Quiere que me pegue un tiro? ¿Por qué me habla del
suicidio…? ¿Qué sabe usted de eso?
JACINTO- ¿Y usted pa que escarba o está cavando una tumba?
BORGES- Los cuentitos de Quiroga: “un entretenimiento para el vulgo”,
HORACIO- Hienas come cadáveres… ¿Quién me obliga?
JACINTO- Eso. ¿Quién lo obliga, pa que insiste en vivir de lo que escribe?
HORACIO- Es una condena de la existencia Sólo existo cuando escribo
ARLT- ¡No caves más Quiroga porque vas a encontrar la locura!
HORACIO- Soy un extraño para mí mismo, no soy nada, no soy nadie cuando no
escribo…
Mientras se escucha la canción se realizan cambios de ambientes en las zonas de escena,
LA VIDA ESTA EN OTRA PARTE
La luna manchada roja de tinta
me cuenta que es el rio que interrumpe mi camino
me mojo los pies sangrando en su reflejo
mi vida en el oscuro espejo
es otro rio el rio y que ironía
me alejo sin querer hacia el pasado
flotando, crucificado
hacia donde alguna vez fui abandonado
por el mismo Dios que me ha guiado
no fui yo, Él estuvo equivocado.
Se han alejado Jacinto y el editor mientras se acerca su amigo José María
JOSÉ MARÍA - Su padre es menor que vos Horacio.
HORACIO- ¿Y por qué debería ser mayor?
JOSÉ MARÍA - No seas así, vamos a discutir con argumentos. Pausa Tiene la
misma edad que Egle. Pausa ¿Qué juicio querés que tenga una chica a los 17 años? 
HORACIO- Es precisamente su falta de juicio lo que me excita.
A María Elena que está en donde se vieron en el primer encuentro
¿Qué respondería usted, señorita MARIA ELENA si yo le dijera un día que la
quiero? 
MARIA ELENA- Y si el señor Quiroga estuviera seguro de que lo quiero ¿qué me
diría?  Se acerca y lo besa

46 Interior pulpería
Un viejo borrachín que viste bombachas de soldado paraguayo, zapatillas sin medias y
una mugrienta boina blanca terciada sobre el ojo, ofrece orgulloso su bastón a quien
quiera intentar romperlo. Uno tras otro los peones probaran golpeando sobre las
baldosas de piedra
VIEJO - Si marcho, marcha conmigo: Es como un lazarillo que me espera, que no
me abandona jamás… Pruebe, es la madera más dura. Uno prueba Va a dolerle la
rodilla o se romperá los brazos pero no va a conseguirá doblarlo ni romperlo…
Ríen, otro se anima a intentar si lo logra yo pago la próxima. Una caña más
kuimba'ete. (caballero) Mejor una vuelta completa… digo 360 grados o sea 4
cañitas de 90 grados cada uno derrapa
PEÓN- Pedíte la botella direto. Mira hacia afuera, se acerca a la puerta y hace señas
Che capanga ahí está el mensú ese que se escapó

47 Interior
Despacho de Horacio que ahora es el Juez de paz en San Ignacio. El secretario
acomoda sillas frente al escritorio. Afuera se van acercando personajes del pueblo:
Ancianos, niños, señoras y señores “bien”. Es un acontecimiento popular.
HORACIO- ¿Encontró el sobre?
SECRETARIO- Si, por supuesto.
HORACIO- ¿Dónde estaba?
SECRETARIO- Entre unas fotos en el cajón del armario chico. Pausa. Ya están
llegando los interesados
HORACIO- No serán muchos.
SECRETARIO- No vaya a creer, dejó muchas promesas sin cumplir… cómplice y
unas cuantas acreedoras que esperan su recompensa. Cuenta las sillas
HORACIO- ¿Tan poco tienen que hacer en estos pagos que se vuelve
acontecimiento la lectura de un testamento?
SECRETARIO- Curiosidad será y esperanza también.
HORACIO- Que no se hagan ilusiones, les dejó toda su fortuna a las putas de
Bruselas
Entra un desfile interminable de putas que hace obvio disgusto de los presentes
Mientras comienza la lectura, la música de chamamé invade el ambiente y comienza
iluminarse el cartel del prostíbulo “FLAMANTS ROSES”

54 Mismo interior
HORACIO- Lee: Yo, Paul Denis, Belga pasaporte N° 35709 que acredito identidad
ante el juez de paz y oficial de justicia Don HORACIO QUIROGA la música de
chamamé invade el ambiente. Todo, incluyendo las 35 monedas de oro para que sean
entregadas a mis amigas, las putas de “La Rue de plaisir” en Lieja
Los Bien, horrorizados comienzan a salir indignadas mientras Madama y prostitutas se
levantan y se arma el prostíbulo al compás de un chamamé. Es una escena del
pasado cuan do aún las visitaba Paul Denis.

55 Prostíbulo
PUTA 1- Envidiosa de “La Cobra” Mírala a esa cómo va adornada.
PUTA 2- ¡Es una víbora!
ANACONDA- Discute con “La Cobra”…Cuando se es torpe, pesada, poco
inteligente e incapaz…
LA COBRA - Interrumpe ¡Está bien! ¡Solo pido que no me provoquen!
ANACONDA- Nadie te provoca. 
LA COBRA - Con reconcentrado odio ¡Y vó menos que nadie, porque me tené
miedo!
ANACONDA- Avanza amenazante ¡Miedo yo! Comienzan a luchar a golpes
MADAME- A los gritos ¡Cesser les combats salopes putain!
TODAS - Tratando de detener la lucha ¡Paz, paz! ¡Estamos dando un pésimo
espectáculo!
MADAME- Parece cosa del diablo... Jamás he visto cosa igual... ¿Qué tienen las
putas de este país?
PAUL- Destapa Champagne y bebe con sus amigas Es mi deseo que cuando muera
se echen mis cenizas al río Paraná.
PUTA 1- Alza una copa Mon cherí por tu larga vida
PAUL- Responde con una botella en la mano Y prohíbo el envío de flores en mi
velatorio.
PUTA 2 – Brindando Por tu generosidad Paul queridísimo
PAUL- … Y que el Sr. Juez de paz de la ciudad de San Ignacio se ocupe de que se
cumpla mi última voluntad. 
PUTA 2 – ¿Que hay para mí, corazón?
PAUL- Sorpresa “cheri pután”! Paul les regala medias rosadas que todas las putas
comienzan a ponerse.
PAUL- No encontré las medias con esos colores que pidieron. Pero éste es el color
que está de moda en Francia. ¡Rosé!
MADAME- Le da un beso y luego invita a que las chicas le agradezcan Mercí cherí
para todas igual, medias rosadas del Paris de Francia
PAUL- A lucirlas y a bailar toda la noche. Bailen sin parar un momento, bailen
de costado, de cabeza, como ustedes quieran; pero no paren un momento porque
cuando no se baila se llora….
MADAME- Apurando el baile Ya escucharon a mesié Denis. ¡A bailar todas que
no quiero lagrimas!
Frenético chamamé erótico
CHAMAME DE “EL FLAMENCO”
M e cuentan que en “El flamenco”
tugurio de mala fama
a las chicas del burdel
a cargo de “La Madama”
recomendaron danzar
que lo hiceran sin parar
si les miraban las medias
los habitues del lugar
se les iban a lanzar
para morderles las tabas.
Resulta que de cansadas
después de horas de bailar
comenzaron a parar.
Con maliciosas miradas
los clientes del lugar
se lanzaron a mordisquear
las piernas de las rameras
guarden las buenas maneras
gritaba la condenada
Madama del lupanar
No marquen a mis muchachas
que tiene que trabajar
y con las piernas marcadas
no habrá quien vaya a pagar
Los clientes borrachines se lanzan a morderles las piernas
MADAME- a los clientes ¡No las marquen! ¡No las marquen! Frenética corrida
con los hombres que se arrastran o gatean prendidos de las piernas de la putas. Risas
histéricas.
56 Interior en Buenos Aires
Horacio y M. Elena en un aparte de una reunión de intelectuales en el departamento de
buenos aires. Horacio descubre a Alfonsina y va hacia ella
MARIA ELENA- Reteniéndolo de la mano ¿Usted me quiere? –
HORACIO- Te quiero mucho, María Helena
 MARIA ELENA- Yo te quiero mucho... ¡te querré siempre!... - casi por llorar.
Rodea con su brazo el cuello de Horacio y se mantiene estrechada a él.
HORACIO- Conmovido le pregunta en voz muy baja: Y cuando seas grande, ¿me
querrás? 
MARIA ELENA- ¡Sí, sí!... 
HORACIO- ¿Me querés dar un beso? 
MARIA ELENA- Jugando ¿Quién sabe?
HORACIO- ¿Quién sabe?
Se acerca su hermana Isabel y Horacio aprovecha para escaparse
MARIA ELENA- Ese de allí es Fernández Moreno, el de los 70 balcones
ISABEL- ¿Y esa? ¿Es una actriz?
MARIA ELENA- Sí. Berta no sé cuánto, un apellido judío
ISABEL- Se nota.
MARIA ELENA- ¿Qué cosa? ¿Qué es judía?
ISABEL- Qué es actriz. pausa Y que es judía también. Ambas ríen
MARIA ELENA- Y allí, está Alfonsina. La que conversa con Horacio. No me
gusta
ISABEL- ¿Qué hace?
MARIA ELENA- Es maestra y actriz y escribe poesía. Es feminista.
ISABEL- ¿Por eso no te gusta?
MARIA ELENA- Ella y Horacio siempre se miran.
ALFONSINA- Proponiendo un brindis con su copa en alto Horacio se mide con la
única vara que no ha cambiado desde que la vida emergió oscura del seno del mar.
Se mide con una naturaleza que no premia ni perdona, la que él necesita y será ella
su madre implacable.
ISABEL- No te respeta
MARIA ELENA- Y hay rumores… la abraza Tengo ganas de llorar.
BERTA SINGERMAN- Escuchen, siguen atacando los enemigos: lee una crítica
del diario. Excesos sexuales, flagelación, incipiente necrofilia, demencia, parecen
atestiguar una fuerte inclinación morbosa. Literatura de segunda mano pero
también la expresión algo obsesiva de un mundo interior torturado e intenso. Por
medio de estas perversidades literarias, Quiroga exorciza sus fantasmas. A Horacio
No les creas querido
ISABEL- Sorprendida ¡Mi Dios! Que esto no llegue a los oídos de papá.
HORACIO- Existe una fatalidad más penetrante que la inteligencia humana, más
terrible que la vida misma"
M. Elena toma del brazo a Horacio y lo lleva aparte
MARIA ELENA- ¿Cómo son de diferentes mis celos a los tuyos?
HORACIO- ¡Otra vez! Somos dos criaturas distintas María Elena, hechos macho
y hembra.
MARIA ELENA- ¿Y el macho puede sonreír a cualquier hembra y cortejarla,
desplegar sus plumíferos poemas mientras que la hembra no? ¿Ciertas hembras
no?
HORACIO- No es “cualquier hembra”. Es una amiga y además una escritora
talentosa y yo…
MARIA ELENA- Interrumpe furiosa Una amiga “hembra” y talentosa escritora
“hembra”, despide el perfume de “hembra” que atrae a cualquier amigo “macho”,
escritor “macho”, con olor a “macho”. Lo dice una “hembra” celosa que conoce al
“macho” y a la “hembra” en celo.
Horacio se aleja a exterior misionero y comienza a hachar. Desde lejos, un peón le
grita:
PEÓN- Deje el trabajo pa los que lo necesitan patrón allí en la parada hay muchos
mensú que buscan conchabo.

57 Hospital
Regresa a su cama en el hospital. Delira
HORACIO- Yo le pregunto y ella no responde
VICENTE- ¿Quién es ella?
HORACIO- María Elena. Me gustaba que me quisiera, pero ahora no responde
VICENTE- Lo ayuda a acostarse. Descanse, ya va responder…
HORACIO- No debería escribir bajo el imperio de la emoción.
VICENTE- No. No debe hacerlo
HORACIO- Si pudiera ser capaz de revivirla tal cual fue… Dame agua Vicente
VICENTE- sorprendido de ser reconocido ¿Sabe dónde está?
VICENTE- Todavía estoy vivo… ¿Conseguiste eso que te pedí?
VICENTE- Aún no, pero voy a conseguirlo. Hablé con su amigo Estrada y él va a
tratar
VICENTE- Le regalé un violín a Estrada… Pedíle que lo traiga y que toque para
mí. Nunca escuché como sonaba Paganini en ese violín

58 Interior en Buenos Aires y la selva


Con su amigo Álvaro y M. Elena
MARIA ELENA- Dejar el trabajo del consulado me parece una locura. Pero te
gusta más tener barro en las uñas que tinta en los dedos
HORACIO-Intentando convencerla. Hay magia en la selva María Elena allí
podemos volver a comenzar.
MARIA ELENA- Ya sé lo que vas a decir: “Después de la lluvia aparecen brotes
en los troncos muertos”
En exterior en la selva, dos Mensú hacheros le hablan de lejos
MENSÚ 1- Pa que se mata patrón ¿Le gusta sufrir? Deje el dolor pa nosotros
MENSÚ 2- Eso; déjenos el dolor a los indios que ya ni nos duele
ÁLVARO- ¿Y por qué volver a Misiones? Hay mucha historia triste en esa casa
Horacio. Deberías irte a Rusia allí está todo por hacerse.
MARIA ELENA- ¡Peor aún! Álvaro no le meta más ideas raras en la cabeza.
HORACIO- A Álvaro. ¿Hablar, leer, entender ruso? Uno se infla de oxígeno en
Misiones y toma el hacha y descarga su potencia en el tronco para leña y el cielo es
de verano en invierno porque es el mismo cielo. Toda la tierra está allí. Desde aquí
hasta el horizonte yo no quiero más. ¡Rusia!
MENSÚ 1- Deje ese trabajo para los peones patrón. Ni la alzada ni el pico son pa
un señor como usted.
MENSÚ 2- irónico ¿No necesita personal, patrón?
Horacio va a enfrentar a los mensú.
HORACIO- Ahora resulta que les robo el trabajo a ustedes los peones. ¿No tengo
derecho a trabajar? ¿Ustedes son los únicos capacitados? ¡Ustedes son
profesionales que usufructuadores de un dogma! ¡Eso son!
MENSÚ 2- ¡Es uste que nos quita trabajo, nosotros no frutuamo nada!
HORACIO- Son tan bestias que en vez de ver en mi un hermano, se sienten
robados.
Vuelve hacia Álvaro. Señalando a los mensú. El negocio moral comunista.
ÁLVARO- ¿Te asusta la revolución?
HORACIO- No me asusta la revolución pero soy anarquista Álvaro, no voy a
trabajar para Stalin y compañía
ÁLVARO- Una revolución proletaria se acerca más a tus aspiraciones.
HORACIO- Tengo 54 años hombre, nunca fui proletario aunque trabajara con
mis manos. A M. Elena. …Y usted deje de llorar y vamos a prepararnos
ÁLVARO- Sos un anarco individualista que se conforma con su propia libertad.
“Nunca te importó que todos los hombres sean libres”
MARIA ELENA- Recomponiéndose amorosa Y si te gustaba que te quisiera y me
querías ¿por qué hacías que me sintiera celosa?
HORACIO- No sé, te juro que no sé... 
MARIA ELENA- ¡Yo sí sé, en cambio! 
HORACIO- -¡Decime! Pausa. Como si tomara distancia y para sí: No quiere
responder.
HORACIO- ¿Podrás quererme mucho tiempo? Pausa. No responde.
MARIA ELENA- Entonces deseo para vos la misma libertad que para mí. Si
querés ir a un baile, podes ir. Sabré que no vas expresamente a enamorarte
HORACIO- ¿Pero si vamos juntos?…
MARIA ELENA - No le daremos a la gente el espectáculo de nuestro amor.
HORACIO- ¿Qué, bailaras por tu lado, y yo por el mío?
MARIA ELENA- Estemos juntos los momentos en que tengamos el natural deseo
de estarlo ¿Te parece? 
HORACIO- Amenazante No quieras verme celoso, te aseguro que no es agradable. 
MARIA ELENA- No importa que en el pasado hayas querido a otras; quiero que
de ahora en adelante me quieras a mí. 
HORACIO- Sí, a vos sola... ¿Y Vos? ¿Quisiste a alguien alguna vez? Pausa. No
responde.

59 Hospital

Va hacia su cama. A Vicente Yo le pregunto y ella no responde


VICENTE- ¿Quién es ella?
HORACIO- María Elena. Me gustaba que me quisiera pero ahora no responde.
VICENTE- Descanse, ya va responder…
HORACIO- Pedíle a Estrada que traiga el violín y toque para mí. Nunca escuché
como sonaba Paganini en ese violín
Suena Capricho N° 24 solo violín, que acompaña “molestando” en la escena siguiente
M. Elena se acerca a su lado y lo acaricia
HORACIO- ¡Déjame! ¿No ves que me vuelvo loco? Intenta besarlo. ¡No, por favor!
Se levanta y se aleja de ella ¡No me digas, no me hagas nada! 
MARIA ELENA- ¡Pero decime qué te pasa! 
HORACIO- No me veo a mí...
MARIA ELENA- ¿Qué?... 
HORACIO- No me veo al lado tuyo; veo al otro. 
MARIA ELENA- Aquello fue distinto. Era muy chica, hace mucho tiempo...
HORACIO- La interrumpe tapándole la boca ¡No, no me digas nada! No quiero
saber una palabra... derrumbado ¡Si no me importa que lo hayas querido! ¡Lo que
no quiero es que te haya tocado! 
MARIA ELENA- ¡No te imaginas cuánto te quiero!... 
HORACIO- ¡Y vos no sabes qué necesidad tengo de que me quieras! ¿Por qué no
me dijiste que habías tenido novio? 
MARIA ELENA- Te lo dije hace tiempo...
HORACIO- No me dijiste nada. 
MARIA ELENA- Sí... Quise decírtelo siempre, pero no tuve valor... 
HORACIO- ¿Por qué no tenías valor? 
MARIA ELENA- Por favor…
HORACIO- Eso no es respuesta. Decime esto, nada más: ¿Por qué no tuviste
valor para decírmelo? 
MARIA ELENA- ¡No, por favor!
HORACIO- ¡Eso no es responder! ¡No es! ¡Cuando uno compra una cosa, tiene el
derecho de saber si ha sido usada o no! 
MARIA ELENA- Escandalizada ¡Ah! ¡Fui usada! ¡Fui comprada!
HORACIO- Cae a su pies María Elena... mi alma... Perdón... Perdóname…Mi
vida... perdón... Mi Elenita... 
MARIA ELENA- Ofendida, autoritaria. ¡Que no vuelva a pasar esto!... 
HORACIO- ¡No, jamás! Hacerte sufrir así...
Pausa
MARIA ELENA- Se franco conmigo Horacio. ¿No vas a mentirme? 
HORACIO- No voy a mentir.  
MARIA ELENA- ¿Crees que te quiero?
HORACIO- pausa. No. 
MARIA ELENA- ¿De Verdad? 
HORACIO- Sincero De Verdad. 
MARIA ELENA- ¡Cuidado Horacio vas a hacerme llorar otra vez! 
HORACIO- a Vicente. No responde
VICENTE- ¿Quién?
HORACIO- María Elena. No responde
VICENTE- ¿Qué quería Horacio? ¿Que buscaba?
HORACIO- Lo que casi nunca se encuentra. Yo soy capaz de romper un corazón
por ver lo que tiene adentro y a cambio matarme yo mismo sobre los restos de ese
corazón”
VICENTE- Ella estuvo aquí.
HORACIO-¿Entonces volvió otra vez la que había amado?
VICENTE- Viene todas las tardes.
HORACIO- Mi destino de siempre... Darme cuenta el valor de lo que tengo cuando
lo perdí...

60 Interior en Buenos Aires


Martínez Estrada lee y comenta una carta de Horacio-
MARTINEZ ESTRADA- Querido Martínez Estrada, usted conoce mi obstinación
y el ingenio que pongo a su servicio. Este violín hecho en madera de timbó que le
obsequio, chato de pecho y espalda como yo mismo…Comenta El clavijero era
prehistórico, y la caja tenía las efes labradas torpemente a gubia y emitía un
sonido de gato en celo, mitad hipnótico y mitad horripilante.” Guardando la carta y
para sí. No voy a responderle mi querido amigo. Sería cruel responder con
sinceridad y sobre todo mentirle… No soportaría agregarle a mi locura de intentar
probar suerte en la selva, tenerlo como vecino…
61 Hospital
…Desde su cama en el hospital
HORACIO- Dicen que me he abandonado. Lo que yo no quiero es hablar media
palabra con quien no me entiende
MARIA ELENA- ¡No quiero ser yo, entendélo bien! … Quería decírtelo, quería
que lo supieras. ¡No soy uno de tus personajes! No vas a arrastrarme hasta el final,
por el camino que trazaste para mí.
HORACIO- la mira un momento, con deseo de insultarla ¡Dejemos!
MARIA ELENA- Como quieras; pero si alguna vez…
HORACIO- Furioso. ¡MARIA ELENA!
MARIA ELENA- ¡Como quieras! Creo que no podemos ser felices así... Mejor es
que nos separemos 
HORACIO- Como quieras... Pero te juro que te quise como no te imaginas...Te he
querido...
MARIA ELENA- No... Mejor es terminar... Sale
VICENTE- ¿Que quería? ¿Qué buscaba?
Vicente, le da de comer en la boca
HORACIO- ¿Subiste a un auto alguna vez?
VICENTE- A un camión cuando me trajeron aquí, subí. No paré de vomitar
HORACIO- Puedo hablar con el doctor y si te deja salir…
VICENTE- Le limpia la boca y lo acomoda recostándolo Prefiero no. Cuando vine,
cerré los ojos todo el viaje del miedo que me dio. No me gusta ese tiempo veloz. Me
gusta más el tiempo de los pasos, el del andar a pie. Prefiero que me cuente. Se ve
de otra manera.
HORACIO- ¿Es carnaval? delira Yo he visto los ciclones y he visto las tormentas
que empiezan de mañana y siguen al otro día…
62 Todo el espacio escénico
En san Ignacio corre la noticia.
PEON- ¡Se murió el patrón!
OTRO- ¡Se murió el loco Quiroga!
De todos los interiores surgen los vecinos que saquean la casa. Corren llevando
objetos es un aquelarre y de pronto se vuelve el carnaval. Horacio, en su recuerdo,
vuelve al festejo adolescente de aquel carnaval en que se enamoró.
Aparecen Alfonsina y sus mujeres y sus amigos adolescentes
HORACIO- Desde su lecho ¿Quién es ella?
FERRANDO- …Dijo el marinero, y movía su pie, Y me decía vos en lugar de
usted.
HORACIO- "Yo he visto los ciclones y he visto las tormentas
Que empiezan de mañana y siguen al otro día
Y he visto un sol extraño, con una marcha lenta
Remontarse en el aire, muy cerca de Turquía.
VICENTE - Y en las noches oscuras, en las noches de luna,
Estaba sobre el puente con su capa aceituna
Y de tan conmovido no pudo hablar más.
Le preguntó su nombre y ella lo dijo
HORACIO-…Y no lo recuerdo más.
Todos ríen, ella deja caer su pañuelo que comienza a volar
HORACIO- Clarísima y capital adquiero, desde este instante la certidumbre de
que mi vida está aguardando los últimos segundos para extinguirse de una vez".
MARIA- María, me llamo María…como la virgen
Un corso fúnebre empuja la cama recorriendo los distintos lugares del escenario por
donde van apareciendo los personajes de su vida. Se oyen los tambores uruguayos
FERRANDO - Pidió que lleven sus cenizas al Uruguay.
LUGONES- No voy a acompañarlo hecho cenizas. ¡Se mató como una sirvienta!
ALFONSINA- Morir como vos Horacio en tus cabales, no está mal.
Un rayo a tiempo y se acabó la feria. ¡Bien por tu mano firme querido Horacio!
VICENTE- Pudre más el miedo que la muerte. Unos minutos menos ¿Quién
puede acusarlo?
ALFONSINA- Bebiste bien y ahora estas sonriendo. Grita imponiéndose Abran el
paso que llega el cortejo.
Callan los tambores. Se hace un profundo silencio...
BRIGNOLE – Se interrumpe el corso y los gurises quieren tocar la urna con sus
dedos.
JAURECHE - Aullaba en un país donde el rey era sordo.
VICENTE - Escuchó el canto de las sirenas del rio, las embarradas, las
desescamadas y creyó que hasta eso era mejor que su tragedia.
BRIGNOLE – Y Al final tu humor terrible. ¡Se escapó hecho cenizas de la urna
mal soldada y nos empolvó el traje a los amigos!
Todos ríen, vuela un pañuelo
MARIA- María, me llamo María…como la virgen
El corso permanece en silencio en el fondo. Horacio y Vicente en un aparte en la selva
HORACIO-¿Vas a venir en barco a Montevideo? ¿Vas a conocer el rio por fin?
VICENTE- ¿Andar sobre el agua? ¡No! ¡No! A mí me gusta el tiempo de los pasos.
Prefiero que me cuente, Horacio. Así todo se ve de otra manera. Desaparece en el
corso.
Todo es penumbra. Solo una luna y su reflejo sobre Horacio sentado sobre un tronco
HORACIO- Me quede sólo y con las manos sobre las rodillas, sin cartas, ni
familia, ni nada.
Una vez, tuve un hogar durante nueve años, y mi familia me abandonó. La tierra
se enfermó, el cielo se puso gris... Pausa
... Y los bosques se pudren por las lluvias. Llueve que da gusto esta madrugada.
Desde mis ventanales veo el paisaje mojado, triste y oscuro.
Me calenté la sopa preparada desde anoche y aquí estoy como un punto en la
inmensidad del paisaje lluvioso…
Cuando la naturaleza se subleva, la razón es impotente…Solo como un gato estoy.
Quinientos y pico de caracteres con la palabra fin incluida. Vea que corto ha sido
este cuento
FIN

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