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La Metapsicología Revisitada.

André Green

Capítulo 4: La representación de cosa entre Pulsión y Lenguaje.

En este texto, el autor tiene la intención de acercar observaciones sobre el concepto de


Representación de Freud. Hablará de los representantes de la pulsión: representantes psíquicos
o representantes-representación. Entonces, si la pulsión tiene representantes, ella misma es un
representante.

Primero define a la Pulsión como el representante psíquico de las excitaciones procedentes del
interior del cuerpo y que llegan al psiquismo. Es un concepto que está en el límite de lo
conceptualizable. Que no es consciente ni inconsciente, sino que es incognoscible, no se lo
puede conocer más que por sus representantes. Este concepto límite ya no es solo tópico sino
dinámico.

La excitación endosomática se hace representante psíquico cuando llega al psiquismo, como si


desde su posición de partida hasta su punto de llegada cambiara de naturaleza, tras haber
cruzado un límite.

Para Green conviene remarcar la distancia que separa las siguientes expresiones:
Representación Cosa y Representación Psíquica.

Representación Cosa: que representa una cosa del mismo modo en qué la imagen en el espejo
(psiquismo) representa su objeto siendo la reflexión de este.

Representante Psíquico: representa de un modo muy distinto la excitación endosomática.

Freud entre 1895 y 1915 dirá que la Representación Cosa puede imponerse por sobre la cosa
percibida. En todo este período se ocupará de determinar criterios que permiten diferenciar entre
una representación de deseo y una percepción. Y también renuncia a buscar diferencias de
funcionamiento entre representante y percepción, por lo que se ve obligado a postular una función
psíquica independiente que da cuenta de tal diferencia: el examen de realidad.

Diez años después dirá que todas las representaciones nacen de percepciones o derivan de
ellas, lo que permite decir que la percepción (y el examen de realidad que la connota) desempeña
el papel de un referente con respecto a la representación de cosa, que está unida a la primera por
un lazo de similitud, aunque entre percepción y representación de cosas no haya correspondencia
unívoca.

De todas maneras, no hay relación análoga entre excitación endosomática y representante


psíquico de la pulsión, porque en este último caso la diferencia prima sobre la semejanza.

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Consecuencia de esto, la expresión “Representante psíquico” remite más bien a la noción de una
delegación del cuerpo.

Se podría oponer entonces un Lenguaje intra e intersomático, el de las informaciones transmitidas


por el código genético, a un lenguaje somatopsíquico que supone una delegación del soma a la
psique y una traducción de las excitaciones somáticas en lenguaje psíquico.

 La excitación psíquica hace que se represente en el psiquismo. El cuerpo le manda una señal
que la va a representar de alguna manera. Para Representar en el cuerpo tiene que haber una
traducción, pero ¿qué pasa cuando hay algo que se siente, pero no se puede representar?

El lenguaje somático supone traducción de excitaciones somáticas en lenguaje psíquico que


exige recurrir a un representante psíquico de la pulsión porque la pulsión es el concepto que
ayude al límite entre lo psíquico y lo somático.

Ejemplo. Un fisiólogo habla de deshidratación, yo dire: Tengo sed.

Representante psíquico de la excitación endosomática = la sensación de sed. Pero no se puede


decir que la sed “represente” la deshidratación, como la representación de cosa representa la
cosa.

Para que el humano ligue tener sed con beber agua tuvieron que en algún momento darle agua.

De ahí surge, “Mi sed solo se aplacará si bebo”: Pero si me encuentro en condiciones tales que
no puedo aplacarla, evocaré obsesivamente la bebida fresca (REPRESENTACIÓN COSA) que
me aportará la satisfacción deseada.

Hay que explicar entonces cómo es que la representación de cosa, primero simple evocación,
puede transformarse en Representación deseo o representación –meta: exige que la
representación de cosa sea investida por la carga pulsional del representante psíquico : Si no se
la carga de energía la Representación es una representación inscripta alguna vez, pero el
sujeto no la va a poder evocar de manera activa. La psique y el mundo se construyen
juntos de manera mutua diría Piera.

En estas circunstancias que acabamos de descubrir se impone el papel de tres cosas distintas:

1. Las necesidades corporales


2. La ausencia de objeto capaz de satisfacerla
3. La insuficiencia de los medios para hacer saber al otro la urgencia de su intervención.

(Estas tres cosas remiten al recién nacido).

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De esta manera entendemos que el Representante Psíquico tiene una doble función comunicativa
entre el soma y la psique entre el niño y su madre. Entonces surge la realización alucinatoria del
deseo no lo puede tener entonces alucina que lo tiene. 

Ahí aparece la función alucinatoria del deseo, el representante psíquico buscará un modo
temporario de satisfacción en las representaciones de cosas disponibles. Esto no aplaca la
necesidad, pero permite comprender una reactivación de huellas mnémicas que transforma de
manera notable la situación. Porque si en el origen, en la fuente, se trata solamente de una
movilización del soma, durante el camino, en cambio, este sacudimiento somático va a traducirse
en un proceso que, al poner en juego el sistema de representaciones (nódulo patógeno), adquirirá
las propiedades del psiquismo.

Cuando el representante psíquico inviste la representación de cosa, la acapara y la ocupa


literalmente (la inunda de investidura), dando nacimiento al representante-representación de la
pulsión. El representante psíquico que se ha expresado en forma de una necesidad global (la
sed), se escindirá entonces en representante-representación (bebida fresca) y en un montante de
afecto que informa sobre la intensidad de investidura de este representante-representación.

Acá hay presentes dos series: 

 Las huellas mnémicas que fueron dejadas por una experiencia anterior y son la
representación de cosas. 
 Las excitaciones endosomática mutadas en representantes psíquicos que su función es
vehiculizar el mensaje del cuerpo en demanda de satisfacción.

mutadas en representantes psíquicos, cuya función es vehiculizar el mensaje del cuerpo en


demanda de satisfacción. Sería lógico trazar un recorrido que habiendo partido del cuerpo
alcanza a la psique expresando su demanda. “La pulsión se nos aparece como una medida de la
exigencia de trabajo impuesta a lo psíquico a consecuencia de su nexo con lo corporal”. La
pulsión es una medida de la exigencia de trabajo impuesta y puesta a la psíquico a consecuencia
de su nexo con lo corporal. Clase

Se advierte el carácter verdaderamente metapsicológico de la definición de pulsión de Freud,


están presentes los tres puntos de vista que definen a la metapsicología. La pulsión se nos
presenta:

1. como concepto límite (tópico).


2. como representante psíquico de las excitaciones endosomáticas que llegan al psiquismo
(dinámico).

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3. como medida de la exigencia de trabajo impuesta a lo psíquico a causa de su dependencia
del cuerpo (económico).
La gran diferencia entre las pulsiones de autoconservación y las pulsiones sexuales y
destructivas, es que las primeras ignoran la represión mientras que las segundas están sometidas
a ella. Una pulsión (sexual o destructiva) se expresa por medio de su representante psíquico, que
inviste la representación de cosa apta para satisfacerla.

A ello se opone la represión; el representante- representación y su quantum de afecto quedan


reprimidos, pero continúan desarrollándose en lo incc, donde sin embargo no subsisten tal como
eran.

Una primera transformación separa al representante-representación del afecto y cada uno de


ellos puede conocer un destino independiente del otro. A una primera represión efectuada sobre
el modo de una contrainvestidura intensa y llamada represión originaria. Es la represión primaría
efectuada de forma intensa la que funciona por cantrainvestidura y van a sucederle otras
represiones llamadas secundarias. La representación de cosa es ahora doble. Es cc por una
parte e incc por la otra. La representación incc va a experimentar grandes modificaciones en los
incc. Va a escindirse en diferentes partes, a combinarse con otras a merced de desplazamiento y
condensación, va a cambiar sus metas y su objeto. Se vuelve irreconocible frente a la
representación de cosa cc. Esos disfraces le permitirán engañar a la represión, y aparecerá en la
cc bajo la forma de un fantasma o de un síntoma. Pero no lograra pasar la barrera entre lo incc y
lo precc como no sea mediante la carga pulsional del representante psíquico que ha investido al
representante-representación.

Así en lo incc, dice Freud, no hay más que representación de cosa, pero éstas son
representaciones cargadas de un potencial energético considerable y sin ninguna medida común
con la fuerza psíquica que connota a las representaciones de cosas cc. A menos que éstas sean
previamente investidas por el cruce de la barrera de la represión (fantasma consciente) o que la
cosa cc evocada se vincule a una representación de cosa incc. Así sucede con el objeto que
despierta un deseo imperioso porque un rasgo (basta uno solo) lo vincula a la imagen de un
objeto significativamente investido en lo incc.

Freud describe “La representación de cosa o de objeto consiste en la investidura, sino de


imágenes mnémicas directas de cosa, al menos de huellas mnémicas más alejadas y que derivan
de ellas”. Por lo tanto, ya en el nivel cc hay desplazamiento y transformación, como lo indican
cabalmente las deformaciones del recuerdo.

Es el incc quien contiene las investiduras de cosa de los objetos, las primeras y verdaderas
investiduras de objeto. La representación de cosa ocupa en el psiquismo una posición crucial. En
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el nivel cc, pone en relación la cosa y la palabra por medio del lenguaje. En el nivel incc, pone en
relación la cosa y la pulsión. Hay doble representancia.

★ Doble representancia de cosa cc e incc.


★ Doble representancia de cosa y palabra en lo cc.
★ Doble representancia de cosa y de pulsión por el representante - representación investido
por el representante psíquico de la pulsión) en lo incc.

Ahora se comprende que la representación de cosa, sea el nódulo de la actividad psíquica, lo que
explica el énfasis puesto en el sueño y el fantasma. Esta posición nuclear es susceptible de
transformaciones. Un grado de organización superior puede ser alcanzado por el lenguaje, cuya
función es hacer perceptible procesos de pensamiento que, sin él, serían incomunicables. La
ligazón entre la cosa y la palabra está en el principio de la cura psicoanalítica. En cambio la
representación de cosa incc puede ser atacada o incluso abandonada por las pulsiones debido a
una insuficiencia del trabajo psíquico, como si las pulsiones destructivas tuvieran el poder de
aniquilar la representación y no hallaron otra posibilidad que la descarga salvaje en lo real.

En 1923, dos años después de introducir la hipótesis de las pulsiones de muerte en la teoría.
Freud modifica su concepción del aparato psíquico. Se trata de la segunda tópica. Una diferencia
sustancial

es la sustitución de Incc por ELLO. En su descripción del mismo encontramos muchas


características que él ya había utilizado para el concepto de incc. Con una diferencia: la
referencia a la representación está ausente. De aquí en más, la moción pulsional toma el lugar
que ocupaba la representación de cosa o de objeto incc en la primera tópica. Freud incluye a la
pulsión en el psiquismo, concepto límite y fundamento de la actividad psíquica.

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