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Pulsión.

Pablo Grimoldi.

“Los Triebe fueron descubiertos y


explorados por Freud en el interior de una
experiencia fundada en la confianza
otorgada al juego de los significantes, a su
juego de sustitución, de suerte tal que no
podamos confundir, en modo alguno, el
dominio de los Triebe con una
reclasificación, por más nueva que se la
suponga, de las relaciones del ser humano
con su medio natural”. (Lacan J. Seminario
5 p. 113)

Los dos extremos de la experiencia psicoanalítica 1.


Todo lo que sabemos de la pulsión lo extraemos de los dos extremos de la
experiencia del análisis.

Por un lado tenemos a la represión primordial en tanto el síntoma es


elaborado con un significante metafórico fácilmente detectable si seguimos la
afirmación de Lacan “…el significante representa al sujeto para otro significante”.
El síntoma, el sueño o cualquier otra formación del inconsciente son ubicables en
lo sincrónico de la lengua; sintaxis que entra en el discurso en la sesión analítica.
En toda esta línea se despliega la legalidad del significante en diversas
secuencias de desplazamientos y condensaciones, de metáfora y metonimia como
lo formalizara Lacan en donde el significante representa al sujeto para otro
significante como ya lo dijimos.

Por el otro tenemos el deseo y su interpretación en el desarrollo metonímico


y metafórico de la asociación libre.

Entre estos dos extremos se despliega la legalidad del significante y


también encontramos a la sexualidad representada parcialmente por las
1
Este texto sigue muy de cerca los desarrollos efectuados por Rinty D’Angelo, Eduardo Carbajal y Alberto
Marchilli en “Una introducción a Lacan”. Capítulos 16 y 17 “La pulsión”. Primera parte y Segunda parte
respectivamente. Lugar Editorial 1985-1992. Decimos que sigue muy de cerca dado que además nos aportó
la estructura como para poder abordar el complejo concepto de pulsión.

1
pulsiones; contrariamente a lo que sucede con la sexualidad en el instinto
en tanto la sexualidad está plenamente representada por el instinto.

En la legalidad del significante se ubica el principio del placer. El placer no


es un estado o un sentimiento sino una articulación significante que tiene por
función una descarga. En tanto significante no hace otra cosa que encontrarse con
el objeto causa del deseo que falta como objeto certero.

El deseo es efecto de la pérdida de un objeto por acción del


significante. El significante en tanto representa “no presenta”. Entre el
significante y la cosa hay hiancia, brecha. De esta brecha, no podemos tener
noticias sino es por la vía que nos traza el despliegue de la cadena
significante que, incluso, nos señala su límite. Es el propio sistema de la
lengua el que conduce a su límite.

El objeto causa del deseo –objeto a- está perdido en virtud del déficit
de la significación que no logra cubrir a todo el objeto en tanto no puede
decirse todo, hay algo que no puede ser cubierto por la significación (el
performativo muestra esto con claridad).

EL OBJETO DEL DESEO NO PUEDE SER DICHO EN TANTO NO HAY


LA SIGNIFICACIÓN QUE CUBRA A TODO ESE DESEO. EL OBJETO DEL
DESEO NO PUEDE SER ALCANZADO POR LA SIGNIFICACIÓN. FALTA A LA
QUE SE LLEGÓ POR LA METONIMIA DE LA ASOCIACIÓN LIBRE.

Consideraciones epistemológicas sobre la pulsión.


La pulsión es un concepto fundamental del psicoanálisis. Es un fundamento,
aunque eso no lo convierte en sostén absoluto de lo real. Su base es un vacío
como los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis que Lacan nombra en
el Seminario Libro 11: Inconsciente, pulsión, transferencia y repetición.

La pulsión es un concepto soporte de teorías. Es una construcción.

La pulsión como construcción no es natural, no está dada. No es una


cosa, y no es una cosa porque es un concepto. El concepto, desde Saussure
no es la cosa sino el significado. A su vez, y desde una lingüística pre
Saussureana se podría decir que la pulsión no tiene referente.

La pulsión como ficción tiene la función de ficcionalizar “Lo real”. El


concepto ficcionaliza lo real.

2
Y esta ficcionalización de lo real se hará por medio de un montaje y un
collage.

La pulsión es una construcción, un mito2, una ficción de lo real.

La noción de instinto como concepto de la fisiología, en cambio, es el


comportamiento de los seres vivos. La noción de instinto dice lo que está
escrito en la naturaleza. En el caso de la pulsión es lo que no cesa de no
escribirse.

La pulsión es un montaje de cuatro términos: PRESIÓN-FUENTE-


OBJETO-FIN. También se puede pensar como un collage de cuatro términos.
Y hay que tener en consideración que el collage produce sentido tal como lo
afirma el analista porteño, fallecido lamentablemente, Roberto Harari 3

Estos cuatro términos del collage no tienen intersección alguna. Son


términos disyuntos, hay cortes entre uno y otro. Y no hay connaturalidad entre uno
y otro. Un ejemplo próximo de un montaje con términos que se suceden unos a
otros y que están hechos uno para el otro, en un orden secuencial fijo e inalterable
es el montaje del instinto. En ese montaje hay orden cartesiano e integración de
campos químicos y mecánicos, en el montaje de la pulsión no hay orden y sí hay
desintegración. En el montaje del instinto hay finalidad, no así en la pulsión.

Términos del montaje.

-PRESIÓN.

En alemán Drang. Se trata de una tendencia a la descarga, de un esfuerzo y


presión de descarga pero no implica que la haya, es tan sólo presión. Este es el
factor que rompe la homeostasis justamente porque no elimina tensiones, al
contrario, las produce. Se trata de una presión que no tiene su correlato en la
descarga.

En el instinto, la tensión que produce la necesidad se equilibra cuando se


captura el objeto y se produce el equilibrio de las sustancias que están en juego
en el establecimiento de lo que llamamos necesidad. Es por eso que en la teoría
del instinto la presión es momentánea. En la pulsión la presión es constante.
Obviamente no se reduce capturando ningún objeto. Esa no es la dirección de la
pulsión.

2
Freud, S. Obras Completas. “Los instintos y sus destinos” 1915. BN. Traducción de Ballesteros.
3
Harari, Roberto. ¿Qué sucede en el acto analítico? La experiencia del psicoanálisis. Lugar Editorial. 2000

3
La presión es una insistencia constante. Esta presión es efecto de una
excitación que viene de un exterior íntimo, o de una interna ajenidad. La presión
se instala con “la demanda”, la que sea, por ejemplo: “viví”, “respirá”,
“comé”, “sé felíz”, “hablá”, “mirá”, “amá”, “progresá”, “disfrutá”, “pedí”,
“demandá”, etc.….Es por esta vía en donde se aproxima el armado de la
comunidad de dos carencias relativas a la constitución subjetiva planteada por
Lacan en el seminario 11 como la demanda del Otro.

Esta presión constante rompe con la homeostasis porque no tiene ritmo ni


orden como lo encontramos en el instinto.

“La constancia del empuje veda toda asimilación de la pulsión a una función
biológica, la cual siempre tiene un ritmo. La primera cosa que dice Freud de la
pulsiones, si puedo expresarme así, que no tiene día o noche, primavera ni otoño,
subida ni bajada. Es una fuerza constante. Será preciso, sin embargo, tener en
cuenta los textos y también la experiencia”4

-FIN.

El fin es la satisfacción aunque no requiere alcanzar el objeto. La


satisfacción de la pulsión no consiste en capturar el objeto de la necesidad tal
como acontece en el montaje del instinto.

La satisfacción sublimatoria 5 que encontramos en algunos pacientes nos


muestra que se puede producir una satisfacción sin que implique alcanzar el
objeto, puede haber satisfacción sin que haya cópula con el objeto. Se desliga la
satisfacción del objeto, ahí no hay relación de continuidad. Es una satisfacción que
se funda fuera del objeto. Hay extracción de goce sin alcanzar el objeto.

La satisfacción en la pulsión se puede alcanzar aunque el fin esté inhibido.


Así entonces no sería correcto decir que la pulsión no se satisface

Hay que considerar que desde Freud pudimos pensar al síntoma como una
satisfacción en tanto pensando dos sistemas “psíquicos”, el síntoma satisface a un
sistema y no a otro. Lo que es insatisfactorio para un sistema no lo es para el otro.

4
Lacan, J. Seminario Libro 11 “Los cuatro fundamentales del psicoanálisis” Capítulo 13 El desmontaje de la
pulsión. Editorial Síntesis. 1986
5
Ibídem. P. 171 “En efecto; se acuerdan de que la tercera de las cuatro vicisitudes fundamentales de la
pulsión que Freud expone al principio….es la sublimación…. Freud nos dice que la sublimación es también
satisfacción de la pulsión, cuando es inhibida en cuanto a su fin, cuando no lo alcanza. La sublimación no
deja de ser satisfacción de la pulsión, y ello sin represión. En otras palabras, por el momento yo no jodo, les
hablo, pues bien, puedo tener exactamente la misma satisfacción que si jodiese. Esto es lo que eso quiere
decir. Es lo que plantea por otra partes, la cuestión de saber si efectivamente jodo”.

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-OBJETO.

No tiene el protagonismo ni ocupa el lugar que tiene el objeto en el instinto.


Es variable. El objeto lleva nombre y por tal razón es sustituible. El objeto en la
pulsión no es lo que se atrapa ni lo que se consume. Pero es el único elemento del
montaje que puede llegar a ubicarse en el campo del lenguaje en tanto es lo único
que se puede nombrar en el recorrido de la pulsión. Porque en esencia la pulsión
es muda.

Por ejemplo el objeto en la pulsión oral: la satisfacción no consiste en tragar


el objeto. La satisfacción está en la boca. El objeto es el pecho y no la leche como
acontece en el acto de lactancia entre la madre y el hijo..

El objeto es aquello através del cual la pulsión hace su recorrido.

-FUENTE-ZONA ERÓGENA.

La fuente es un borde, no es un tracto como por ejemplo el aparato


digestivo.

Borde de los labios.

Borde del ano.

Borde de la oreja.

Borde de los párpados.

La fuente es aquello a lo que la pulsión retorna en su movimiento que sí es


satisfactorio. La experiencia del análisis nos muestra estos bordes específicos en
donde se puede localizar a la libido.

La satisfacción de la pulsión está en su movimiento. En el recorrido


realizado desde la fuente, através del objeto y en el retorno a la fuente.

-¿Cómo se ligan estos términos?

No se ligan con la secuencia ordenada y la finalidad que tiene el instinto.

La presión es constante y no se descarga.

El objeto es sumamente variable y sirve a los efectos del recorrido de la


pulsión, no de su captura.

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La satisfacción como fin, no se logra capturando el objeto.

Y la fuente es un borde que tampoco concreta la satisfacción.

Consideraciones generales y específicas.

-La pulsión es parcial.

La pulsión parcial no es la sexualidad reproductora. La pulsión representa


parcialmente a la sexualidad. A la pulsión no le interesa el individuo, es más,
implica la muerte del individuo en tanto no tiene nada que ver con la sexualidad
reproductiva. En el caso del instinto sexual observable en los animales, la captura
del objeto adecuado para su satisfacción, tiene como efecto la satisfacción y la
disminución de la tensión orgánica. Este placer por la satisfacción lo coloca al
animal en pasivo portador de las células responsables de la reproducción de la
especie. En ese orden es la especie quién piensa en la reproducción y no el
individuo en tanto llevado por el orden del instinto, satisface una necesidad y en el
acto reproduce la especie. Ahí, el individuo está muerto en tanto no interviene.
Porta, a pesar de sí, las células y los órganos para ejecutar, pasivamente, los
designios reproductivos de la especie.

-La pulsión y el principio del placer.

La pulsión es una fuerza constante que no entra en la satisfacción placiente


de la captura del objeto.

Aunque la pulsión encuentra una forma de satisfacerse en la descarga del


principio del placer, la pulsión es opuesta al principio del placer.

El principio del placer se efectúa en la articulación de la cadena significante


y su función retoca los caminos de la pulsión. La cadena significante, en su
articulación, tiene su límite en el objeto a, objeto causa del deseo.

En el placer se pierde lo que la pulsión presentifica…como señuelo.

El deseo es efecto de la pérdida de un objeto por acción del significante. El


objeto del deseo, objeto a, está perdido en virtud de la imposibilidad del significado
de cubrir a todo el objeto. El significado no puede significar a todo el objeto. No se
puede decir todo. Falta un significante. Algo está perdido metonímicamente. Al no

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poder decirse todo algo está perdido. En esa pérdida se ubicará el señuelo de la
pulsión.

A partir del conjunto significante que sostiene al hablante, el hablante


puede ubicar a un objeto como causa del deseo. Y el objeto así ubicado es el
que bordea la pulsión en su truco. En donde falta el significante que
signifique todo, se presentifica el objeto de la pulsión como un truco. El
truco consiste en presentar un objeto ya perdido. Es alrededor de este
objeto-truco que la pulsión hace su recorrido.

La pulsión y la demanda.

La pulsión es filogenética, cultural pero entendido esto como la herencia


hablada en la tradición y en las costumbres que se transmiten de unos a otros. Es
por esto que la pulsión es efecto de la demanda del Otro…demanda de que el
sujeto demande.

Y la demanda siempre falla en el encuentro con el objeto. La demanda


insiste en su decir y en la falla se ubica la pulsión. La pulsión es la insistencia de la
demanda y su fracaso. La pulsión es efecto del decir de la demanda.

La pulsión es efecto del decir de la demanda.

La pulsión es el eco en el cuerpo de que hay un decir.

Una vez que se instala la demanda, la pulsión aparece presentificando


al objeto perdido de la necesidad que es el que queda afuera del objeto
encontrado. DIFERENCIA ENTRE EL OBJETO ESPERADO Y EL ENCONTRADO.

Pulsión y sujeto.

La pulsión es acéfala, falta el sujeto. A la pulsión no la comanda ni el yo ni el


sujeto. En el autoerotismo no hay sujeto.

Entonces, si no hay sujeto ¿quién se satisface? Se satisface la pulsión al


gozar del viviente.

La repetición de la demanda fracasa en el encuentro del objeto certero, lo


que mal podemos llamar el objeto de la necesidad; y en este fracaso de la
demanda el viviente es gozado por la pulsión.

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No hay sujeto de la pulsión. No es pertinente en el discurso psicoanalítico
hablar de “mis pulsiones”.

Con la pulsión, el hablante muere como individuo. Para la pulsión no hay


individuo, hablante; hay viviente del que se goza.

Dos carencias.

La carencia de la pulsión que intenta presentificar al objeto que en tanto


intento, denuncia que falta en forma constante.

La carencia del objeto perdido por la propia articulación significante. Este es


el objeto perdido, el objeto causa del deseo.

¿Cómo se recubren ambas carencias?

El principio del placer que se constituye y está sometido a la articulación


significante, en tanto significante no puede hacer otra cosa que encontrarse con el
objeto causa del deseo que falta. Este objeto causa del deseo no es el objeto
certero que se pretende. El objeto causa del deseo recubre al objeto de la pulsión.

En donde el lenguaje falla la pulsión presentifica un objeto como un truco.

El deseo le pone un límite al goce.

Sobre el montaje de la pulsión.

Lacan dice en el seminario 11 capítulo 13 “Desmontaje de la pulsión” que la


pulsión se parece a un montaje. Y que, explícitamente, no es un montaje referido a
una finalidad.

Este montaje de la pulsión no es un montaje como otros conocidos que se rigen


por efectos de la imagen que desencadena una reacción más apropiada: “Un
montaje…es por ejemplo, esta forma específica que hará que la gallina en el corral
se esconda en el suelo cuando hacemos pasar a algunos metros por encima de
ella un papel recortado en forma de halcón, es decir, algo que desencadena una
reacción más o menos apropiada, cuya astucia consiste por otra parte en
hacernos observar que no es forzosamente apropiada”.

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El montaje de la pulsión se presenta como si no tuviera ni pies ni cabeza, tal como
nos puede aparecer en un montaje surrealista. Los términos del collage: Drang,
objeto y fin de la pulsión, no se pueden homologar a los montajes que aparecen
con una finalidad.

Es por esto que Lacan se ve obligado a inventar el siguiente montaje: “… (Estos


términos de Drang –presión-, objeto, fuente y fin de la pulsión nos muestran…) el
funcionamiento de una dinamo empalmada en la toma de gas, saliendo de ella
una pluma de pavo real que cosquillea el vientre de una hermosa mujer que
permanece allí por la belleza del aparato”. Es con ese montaje que la pulsión goza
del viviente. No está para adaptarlo ni para integrarlo, ni para perseverar la vida, ni
para el placer del sujeto, ni para su utilidad en relación al medio ambiente. Ese
montaje es el que se repite para gozar del viviente. Cada cual (un viviente), sin
saberlo, es tomado como objeto para que la pulsión haga su recorrido (el goce de
la pulsión). Los términos del montaje: dínamo, plumas de pavo real, la toma de
gas, el vientre de una hermosa mujer…es lo que se arma como escena en una
vida en donde todos los personajes y términos se acomodan para el goce de la
pulsión sado masoquista o voyeurista-exhibicionista por ejemplo. Pero, es en el
retorno del “tour” (vuelta) en donde se “constituirá un sujeto” en su extrañeza, en la
sorpresa de quedar “ubicado” en el montaje. Pongamos por ejemplo la posición de
una víctima que se descubre ocupando o sufriendo o molestándose por ocupar
ese lugar. Esta situación en su repetición necesita de un montaje que
inevitablemente se constituirá como tal usando objetos en distintas posiciones (por
ejemplo un victimario), objetos que pueden ser temas, asuntos, relatos cada vez
distintos (estafas comerciales, contractuales, amorosas, morales…) pero
obteniendo siempre el mismo resultado…el viviente es gozado ahí, cada vez. Es
así como el viviente puede encontrarse también en la posición de victimario…
siendo gozado ahí.

En esta concepción no hay goce del sujeto tal como diríamos deseo del sujeto o
placer del sujeto que se encuentra identificado en ese deseo o en esa satisfacción
para su bien, sino más bien sujeto (viviente) del goce de la pulsión. Este es el otro
plano que constituye la comunidad de doble carencia constitutiva del sujeto
barrado que instala el psicoanálisis.

Castelar, Mayo 2022.

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