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S. FREUD
-Este texto anticipa el lugar del masoquismo con el fantasma
originario de ser azotado.
-Este vacío nos conduce al doble defecto que conlleva la Represión 1° que
estructura al aparato psíquico.
a)no hay todo saber
b)no hay satisfacción plena.
-En “Mas allá del ppio. Del placer” la diferencia entre el placer hallado y el
placer anhelado es testimonio de la insistencia del factor pulsionante, que en
tanto NO LIGADO, sostiene, con la paradoja del bregar pulsional, los
fenómenos de la vida.
ORAL ANAL FÁLICA
Fijacion de la pulsión
Detenimiento del movimiento
pulsional REGRESIÓN
Regresión.
la regresión es un retorno de la libido a modalidades y etapas de la personalidad ya superadas, propiciados por la fijación a un goce,
pero ¿para qué? ¿cuál es la finalidad de que esto ocurra? En efecto, las finalidades son múltiples, y podríamos resumirlas como:
1. Intentar lidiar con la angustia
2. No asumir la realidad (pérdida implicada en la aceptación) del mundo adulto
3. liberar tensión
4. Obtener placer.
De acuerdo con Laplanche y Pontalis a partir de su lectura de Freud, la esencia de la regresión libidinal consiste
en una “desunión de las pulsiones” respecto a la última fase del desarrollo psicosexual, es decir, que no hay una
integración de las fuerzas psíquicas (orales, anales o fálicas) a la fase genital.
El hecho es que no hay una sola respuesta a esta pregunta, sino que es multifactorial. Puede deberse a:
-Traumas emocionales;
En resumen: la regresión implica una condición de retorno a la sexualidad infantil, y esto se relaciona
con los múltiples modos en que una persona obtuvo algún goce en diversas posiciones libidinales, lo
cual -como dijimos- remite a su relación con el Otro. ¿En qué lugar fue puesto el sujeto, y como
objeto de qué miradas, palabras, mandatos y pedidos...? Son algunas de las preguntas que nos interesa
formular psicoanalíticamente.
Fijación:
Para Freud, la culpa es la consecuencia de un conflicto edípico y está determinada por el grado en que se
experimentan deseos o impulsos inaceptables sobre seres queridos que, tras ser reprimidos, son puestas
sobre el Yo bajo el título de condena moral.
La culpa es el sentimiento de deuda respecto a un daño imaginario dirigido al otro; y la manera -imaginada por el
neurótico- de saldar esa deuda es con la moneda del sufrimiento o del auto-sacrificio.
Es una pena que la persona se aplica a sí misma para mitigar la sensación de deuda, vivida como una transgresión
subjetiva de alguna norma moral, y la gran paradoja es que en esa pena el sujeto obtiene placer, aunque se trata,
por supuesto, de un placer patológico o masoquista.
Resumen (Zanelli)
A partir de recuperar distintos antecedentes trabajados, entre los cuales, la fijación de la pulsión al objeto nos permite
ubicar el punto teórico en el cual concluimos en Psicoanálisis I, cual es, la construcción del concepto de inconciente
reprimido. Empero, En la Represión (1915) Freud dejó la advertencia de algo otro inconciente que no coincide con los
representantes psíquicos reprimidos.
A partir de allí, el texto de La Represión, a la vez que sella la novedad conceptual, nos permite inferir un vacío teórico en la
concepción dinámica del inconciente, orientando así a la última enmienda en la teoría, esto es, la estructural con la
segunda tópica: yo-ello-superyo. De este modo, la represión primaria como fijación del representante insustituible, deja un
resto que se le escapa, cual es, la fijación al objeto como detenimiento del movimiento pulsional. (Freud, 1915)
Entonces, desde ese punto de vacío en la teoría metapsicológica de 1915; ubicaremos el axioma del fantasma masoquista.
Desde ese resto se justifica la secuela del fantasma en cuya estructura el sujeto cuenta como objeto, y se relaciona con el
goce. Aquí se ubicará el registro de eso otro inconciente que no coincide con lo reprimido. (Freud, 1915)
Desde esa fijación que resta de la operación de la represión primaria, el fantasma como axioma de gramática fija tiene
valor de secuela en la cual el sujeto en posición pasiva cuenta como objeto. Un lugar estructurante del deseo pero distinto
al lugar del sujeto sostenido por los representantes psíquicos de pulsión.