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La ESI en la escuela: Derechos y diversidad sexual

Clase 2: La diversidad sexual

Colegas,

durante estos días estuvimos reflexionando y presentándonos en el primer foro, ello nos ha
permitido conocernos un poco más en cada aula. Iniciamos así un ritmo de intercambio y
comunicación entre mensajes, noticias, clases, foros, lecturas y reflexiones.

Les damos la bienvenida a nuestra segunda clase. Antes de avanzar recordemos que en la clase
anterior vimos la importancia de comprender algunos conceptos como sexo, género y expresión de
género. En función de esas categorías, comprendimos que cumplir o no con las normas de género
asignadas culturalmente trae consecuencias para las personas, que suelen recibir más
cuestionamientos a medida que se alejan de los modelos de masculinidad y feminidad establecidos
culturalmente.

En esta clase vamos a continuar problematizando las categorías de sexo y género para avanzar en la
construcción de la perspectiva de derechos y diversidad en el ámbito de la escuela.

Todas las personas tenemos un cuerpo sexuado y distinto. En una sociedad y en el contexto de una
cultura existen distintas maneras de manifestar el afecto, las emociones y sentimientos, y de
expresar el cariño y el deseo sexual, ya sea hacia personas del mismo género o de distinto género.
Cada quien va construyendo una identidad propia singular y diferenciada de las otras personas.
Hablar de diversidad sexual desde esta perspectiva permite reconocer que no existe una única
sexualidad, sino sexualidades en plural. La biología no determina la identidad de género, ni tampoco
la expresión de género o la orientación sexual. Distintos estudios académicos1 plantean que la
sexualidad puede tomar múltiples formas. Por eso hablar de diversidad sexual implica dar lugar a
que cada persona pueda desplegarse y desarrollarse tal cual se siente y desea y, sobre todo, es dar
lugar a un mayor crecimiento individual y como sociedad.

1
Por ejemplo, Lamas, Marta. La perspectiva de género. Revista La Tarea N.º 8 (enero-marzo 1996) Guadalajara. México.
Disponible en http://www.paginaspersonales.unam.mx/files/981/lamasperspectiva.doc

1
Tener claridad sobre los alcances de estas categorías nos permite generar estrategias claras de
inclusión y valoración positiva de las singularidades.

Identidad de género
La identidad de género refiere a la “vivencia interna e individual del género tal como cada persona
la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento,
incluyendo la vivencia personal del cuerpo. Esto puede involucrar la modificación de la apariencia o
la función corporal a través de medios farmacológicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que
ello sea libremente escogido. También incluye otras expresiones de género como la vestimenta, el
modo de hablar y los modales” (artículo 2 de la Ley 26.743, sancionado el 9 de mayo de 2012 y
reglamentada el 2 de julio de 2012).

En nuestro país existe una Ley Nacional que permite que las personas puedan cambiar el género
asignado al nacer por aquel que se corresponda con el que ellas se identifican y expresan. La Ley de
Identidad de Género (Ley 26.743) establece la obligatoriedad de reconocimiento a “la identidad de
género y el libre desarrollo de la persona en virtud de la misma”.

Algunos de sus puntos principales:

● Establece el derecho a que todas las personas sean tratadas “de acuerdo con su identidad de
género y, en particular, a ser identificadas de ese modo en los instrumentos que acreditan su
identidad respecto de el/los nombre/s de pila, imagen y sexo con los que allí es registrada”
(Art. 2).

● Garantiza el derecho a la rectificación registral, el acceso a “la salud integral, el acceso a


intervenciones quirúrgicas y/o tratamientos integrales hormonales para adecuar su cuerpo,
incluida su genitalidad, su identidad de género autopercibida, sin necesidad de requerir
autorización judicial o administrativa”, es decir, sin judicialización y sin patologización (Art. 11).

● Además, se garantiza el trato digno ya que debe ser respetado el derecho a la identidad de
género adoptada “para la citación, registro, legajo, llamado y cualquier otra gestión o servicio,
tanto en los ámbitos públicos como privados” (Art. 12).

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Como señalamos, uno de los derechos que establece esa Ley es la modificación registral (es decir
realizar cambios en la partida de nacimiento y el DNI para que consigne el nombre elegido, acorde a
la identidad autopercibida). Para avanzar en la concreción de este derecho, el decreto 476/21
establece que quienes no sientan que las opciones “M/F” resultan adecuadas, podrán solicitar una
tercera alternativa: se inaugura la opción “X”.

Según el artículo 4, “la nomenclatura 'X' en el campo 'sexo' comprenderá las siguientes acepciones:
no binaria, indeterminada, no especificada, indefinida, no informada, autopercibida, no consignada;
u otra acepción con la que pudiera identificarse la persona que no se sienta comprendida en el
binomio masculino/femenino”.

Pueden acceder al texto completo de la Ley


Nacional 26.743 de Identidad de Género en
el este link.

Y desde aquí pueden leer el decreto 476/21

Todas las personas tenemos una identidad de género. Las identidades trans, travesti, transexuales,
queer o no binarias, refieren a una vivencia de género que no se corresponde el sexo asignado al
nacer. Todas las personas, en cualquier momento de su vida, tienen la posibilidad de realizar una
transición al género autopercibido. Estas experiencias se enmarcan en un proceso que puede incluir
o no, el cambio registral, modificaciones corporales, ingesta de hormonas y cirugías de reasignación
sexual.

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Identidad de género: cuando hablamos de identidad, nos referimos a las personas
trans, pero es muy importante entender que todas las personas tenemos una identidad
de género que se construye subjetivamente en el marco de un contexto social, cultural
y político. Identificarse con un género como varón o como mujer, en función del sexo
asignado al nacer, también constituyen identidades de género históricas y
políticamente construidas.

Las identidades travestis, en tanto expresión de género, generalmente se asocian a una identidad
femenina. Originalmente el término fue estigmatizante, implicó e implica situaciones de
persecución y criminalización. En algunos países ya no se utiliza por considerarlo discriminatorio. En
otros, como en Argentina, en cambio, la identidad travesti es usada por quienes se identifican con
ella para remitirse a los orígenes del movimiento LGBTTTIQ+ (Lesbianas, Gays, Travestis,
Transexuales, Transgénero, Intersex, Queer y otras identidades) y de esta forma encontrar un rasgo
común que las y los une en sus reivindicaciones políticas, sociales, laborales, educativas, etcétera.

Las personas que se identifican como trans o travestis pueden o no llevar a cabo modificaciones en
su cuerpo o en su apariencia para adecuar el aspecto a lo que el conjunto social entiende como
propio de los varones o de las mujeres, así lo reconoce en Argentina el derecho a la identidad de
género que entiende que es una vivencia subjetiva y que es constitutiva de la identidad de las
personas.

La transexualidad es un término de origen médico habitualmente (aunque no


exclusivamente) utilizado para referirse a una persona que realizó un proceso de
transformación hacia otro género mediante el uso de hormonas y/o intervenciones
quirúrgicas. Hay algunas personas que no se sienten identificadas con esta
denominación por considerar inapropiado o políticamente incorrecto establecer
diferencias entre las personas a partir de los tratamientos médicos.

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Las mujeres trans son aquellas personas que, habiéndoseles asignado culturalmente el género
masculino al nacer (en base a sus genitales), se autoperciben mujeres. Por su parte, los varones
trans son aquellas personas que habiéndoseles asignado culturalmente el género femenino al
nacer, se autoperciben como varones. También hay personas que más allá del género que se les ha
sido asignado culturalmente, no se sienten identificadas con sentirse varón o sentirse mujer; estas
personas suelen denominarse a sí mismas intergénero, de género fluido, género neutro, queer o no
binarias.

Tal vez parezca complejo terminar de entender todas estas categorías que nombran a
estas identidades. Para avanzar en esa comprensión, les recomendamos que escuchen
a este grupo de adolescentes que comparten sus propias vivencias. Es el capítulo 1 de
una serie web documental que se llama “Pibxs”.

https://www.youtube.com/watch?v=herfeGrC4hE

Teniendo en cuenta el derecho a la identidad expresado en la ley de Identidad de Género (26.743),


es preciso respetar las expresiones de género que cada persona utilice social, cultural e
íntimamente. Por lo tanto, ninguna persona debe ser discriminada por su expresión de género.

Como vemos, un aspecto central del concepto de identidad de género es que es una vivencia
interna, personal, por lo tanto, es una categoría autopercibida. O sea que nadie puede decirle a otra
persona cuál es su identidad de género, ni obligarla a que lo haga público.

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Infancias y Adolescencias Trans, Travestis y No binaries

La identidad de género se vivencia y se manifiesta, generalmente, desde la primera


infancia. Es un componente constitutivo de la identidad de todas las personas. Es, sin
lugar a dudas, un derecho humano que se encuentra garantizado por normativas
nacionales e internacionales. Debemos reconocerla y respetarla.

Para saber más sobre cómo se expresa y se vive durante la infancia o la adolescencia,
sugerimos que lean el primer capítulo de las “Recomendaciones para la atención
integral de la salud de niñeces y adolescencias trans, travestis y no binaries”, elaborada
por el Ministerio de Salud de la Nación en 2021

https://bancos.salud.gob.ar/recurso/recomendaciones-para-la-atencion-integral-de-la-
salud-de-nineces-y-adolescencias-trans

En las instituciones en las que ustedes trabajan, ¿ya se han visibilizado situaciones de transición en
la identidad de género? ¿Suponen que están dadas las condiciones para que, eventualmente,
sucedan? ¿Se preguntan si las prácticas escolares establecidas habilitarían que se pusieran
palabras? Si una/un/une estudiante lo necesitara ¿podría contar lo que está viviendo sin mayores
reparos?

Cuando eso sucede, ¿pensamos en qué le pasa, cómo se está sintiendo, qué necesita? ¿Sabemos
cómo acompañar? ¿Qué interrogantes nos surgen? ¿Qué dudas se nos generan? ¿Qué certezas
perdemos? ¿Qué temores aparecen? ¿Debemos intervenir? ¿Cómo? ¿Trabajamos con las familias?
¿De qué manera? ¿Qué deberíamos debatir entre colegas? ¿Qué acuerdos necesitamos?

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Si ya se habían hecho estas preguntas, invitamos a que se tomen un momento para
hacer el ejercicio de comparar sus ideas o respuestas con este material que
compartimos, que nos acerca algunas “Orientaciones para el acompañamiento de
situaciones de transición de género en estudiantes”.

Si todavía no han tenido la oportunidad, les proponemos que generen algún espacio de
trabajo entre colegas para empezar a pensar y debatir al respecto. Pueden usar el
material como una guía para ese intercambio.

Orientación sexual
Acá también será importante comprender la diferencia entre orientación sexual e identidad de
género, ya que ambas categorías explican diferentes aspectos de la vida humana. Toda persona
tiene una orientación sexual y una identidad de género. Y es importante remarcar que una no
depende de la otra. Para comenzar, conviene resaltar lo difícil que es establecer categorías que
encorsetan la realidad de la gran diversidad humana, sus expresiones y sus sentidos.

Los principios de Yogyakarta fueron presentados como una carta global para los
derechos de las personas LGBTTTIQ+ el 26 de marzo de 2007 ante el Consejo de
Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra.

Los Principios de Yogyakarta: Principios sobre la aplicación de la legislación


internacional de derechos humanos en relación con la orientación sexual y la
identidad de género o, simplemente, Principios de Yogyakarta (el nombre hace
referencia al lugar de Indonesia donde se reunieron los especialistas que redactaron el
documento original en 2006).

Estos principios, ratifican los estándares legales de cómo los gobiernos y otros actores
podrían detener la violencia, abuso y discriminación ejercida contra las personas
LGBTTTIQ+, a fin de asegurar una igualdad plena.

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Las visiones tradicionales de la sociedad conciben la heterosexualidad como el único modelo de
vínculos afectivos y sexuales sobre el cual se asientan las relaciones íntimas, familiares y sociales.
Esta concepción representa una visión normativa de las relaciones sociales que encuentra su origen
en una construcción social discriminatoria y excluyente de la cultura y de la sociedad.

Según el preámbulo de los Principios de Yogyakarta, la orientación sexual “se refiere a la capacidad
de cada persona de sentir una profunda atracción emocional, afectiva y sexual por personas de un
género diferente al suyo, o de su mismo género, o de más de un género”.

La heterosexualidad hace referencia a la atracción entre varones y mujeres. Las mujeres que sienten
atracción hacia otras mujeres se reconocen como lesbianas, y cuando los varones se sienten
atraídos por otros varones se denominan gays. Por otro lado, si bien la definición de bisexual
significa que "sienten atracción por personas de ambos géneros", en 1990 se publicó un Manifiesto
Bisexual donde se explica que la atracción de las personas bisexuales no es binaria, sino que sienten
atracción por cualquiera de los géneros existentes. Es decir que una persona bisexual también
podría sentir atracción por personas no binarias, por ejemplo. 

La orientación sexual puede cambiar o mantenerse igual a lo largo de la vida de una persona. Es
importante que cada quien pueda elegir con libertad cómo se define y cómo se nombra y que
respetemos esta decisión.

En cualquier caso, es importante respetar la autodenominación de cada persona.

Con el recorrido que hemos realizado estamos en condiciones de entender mejor a qué hace
referencia la sigla LGBTTTIQ+ que solemos ver o escuchar en distintas ocasiones. Esta sigla es un
acrónimo que se utiliza para designar colectivamente a las personas lesbianas (L), gays (G),
bisexuales (B), travestis (T), transexuales (T), transgénero (T), intersex (I), queer-palabra inglesa que
suelen usar las personas que prefieren no identificarse con el sistema binario o las categorías
existentes en relación al sexo o al género- (Q) y otras identidades (+).

Para terminar esta clase, recordemos que, a partir de julio de 2010 cuando el Congreso de la Nación
aprobó la Ley Nacional N.° 26.618 en nuestro país, las personas del mismo sexo pueden contraer
matrimonio como cualquier otra pareja. Argentina fue el primer país de Latinoamérica en reconocer
la ampliación de este derecho y el décimo a nivel mundial.

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Los y las invitamos a reflexionar sobre la importancia del reconocimiento de los
derechos a partir de este spot.

https://www.youtube.com/watch?v=g8mI8uLwTBI

La heteronormatividad y la cisnormatividad
En nuestra sociedad existe un conjunto de saberes colectivos o representaciones sociales que nos
ayudan a interpretar y explicar la realidad. Los temas que estamos abordando en esta clase no son
ajenos a estas representaciones. Por ejemplo, cuando desde el momento del nacimiento se afirma
“es una nena”, las personas construyen toda una serie de significaciones que si las analizamos en
detalle seguramente veríamos toda una serie de asociaciones que se vinculan unas con otras y que
tienen como referencia la heterosexualidad (“si es nena necesariamente le gustarán los nenes” y “si
es nene necesariamente le gustarán las nenas”).

En general, la mayoría de la gente da por supuesto que todas las personas (por ejemplo,
estudiantes, colegas y ellas mismas) son heterosexuales. Esta fijación de roles, identidades y
conductas heterosexuales va de la mano con el rechazo y la violencia que conlleva no adecuarse a la
orientación sexual o a la identidad de género que se esperan de nosotras y nosotros según el sexo
asignado al nacer (recordemos el cuadro que vimos en la primera clase).

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Aparecen así dos nociones centrales que nos ayudarán a comprender cómo se estructuran y
jerarquizan las relaciones de poder entre los géneros: la cisnormatividad y la heteronormatividad.

Llamamos cisnormatividad al sistema que estructura las expectativas, las prácticas y las
instituciones sociales sobre el supuesto de que todas las personas son cis (género), es decir que
aquellas que en base a sus genitales fueron asignadas al sexo masculino al nacer son varones y que
aquellas personas que nacieron con vulva serán mujeres.

Por otra parte, la “heterosexualidad obligatoria” o heteronormatividad, basada en una visión


binaria del género, también es un producto de la cultura y son aquellas prácticas obligatorias
respecto del ejercicio sexual en las que las personas están educadas desde su nacimiento.

Hasta no hace mucho tiempo, cualquier conducta que se encontrara por fuera de estos parámetros
era catalogada como “no normal” o “desviada”. Por supuesto, esto ha generado (y en la actualidad
aún genera, aunque en menor medida, gracias a años de lucha de los movimientos LGBTTTIQ+)
situaciones de discriminación y exclusión, con una consecuente vulneración de los derechos de
muchas personas. Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo XX, diversos movimientos
sociales y sectores académicos comenzaron a cuestionar estas concepciones sobre los cuerpos y
desarrollaron teorías que suponen una mirada constructivista de la sexualidad.

Intersexualidad
El término intersexualidad se atribuye al genetista Richard Goldschmidt, utilizado alrededor de 1920
para referirse a ambigüedades anatómicas diversas. Sin embargo, a pesar de haber surgido en el
seno del vocabulario biomédico, décadas más tarde fue reapropiado por el activismo intersex en la
lucha por el reconocimiento de la diversidad corporal y por desarticular el sistema de normalización
corporal que patologiza a los cuerpos que no cumplen con los estándares.

La persona intersex puede autopercibirse como varón, mujer, trans o con cualquier identidad de
género. La intersexualidad tampoco implica una orientación sexual determinada.

Compartimos la siguiente definición publicada en el documento del INADI sobre Intersexualidad


(2014):2

2
Disponible en: http://www.inadi.gob.ar/contenidos-digitales/wp-content/uploads/2016/03/intersexualidad.pdf

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Intersexualidad: es un concepto que se utiliza para dar cuenta de aquellas personas
“cuyos cuerpos sexuados (cromosomas, órganos reproductivos y/o genitales) no se
encuadran anatómicamente dentro de los patrones sexuales y genéricos que
constituyen el modelo dicotómico varón-mujer. Las personas intersex tienen derecho a
la integridad y la autodeterminación de su propio cuerpo; el consentimiento previo,
libre y completamente informado del individuo intersex es un requisito que se debe
garantizar en todos los protocolos y prácticas médicas. La intersexualidad no es una
patología, sino una condición de no conformidad física con criterios culturalmente
definidos de normalidad corporal”. Algunas organizaciones de personas intersexuales
prefieren referirse a la intersexualidad como una “diversidad corporal”.

Uno de los mayores problemas de la población intersex es que las prácticas médicas no reconocen a
las personas intersexuales como tales. Sino que consideran que, por ejemplo, sus genitales han
tenido una “malformación que debe ser corregida”. Esta decisión, si ese genital debe ser un pene o
una vagina, se toma en base a criterios arbitrarios (por ejemplo: cuánto mide el genital
“defectuoso”).

Históricamente, la práctica médica ha impuesto una modificación genital infantil “correctiva” para
que, de esta manera, la intersexualidad tome su lugar en el mundo de las identidades a partir del
parámetro de “normalidad” médica y su funcionalidad. Esta normatividad sobre los cuerpos es
parte de un estereotipo corporal hegemónico sostenido por la heteronormatividad, la
cisnormatividad y que también patologiza y excluye a los cuerpos gordos, a las personas con
discapacidad.

Al hablar de diversidad corporal, se intenta explicitar y desnaturalizar las normas sociales que
instauran y reproducen cuáles son los cuerpos normativos, deseables, válidos y legítimos. Los
cuerpos que se distancian de este paradigma son marcados por una diferenciación social que,
apelando a un discurso que construye a la biología como neutra y definitoria y a la naturaleza como
persistente e inmutable, constituye la base de la discriminación.

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Los y las invitamos a mirar este corto sobre la intersexualidad.

https://www.youtube.com/watch?v=SnAIOU6qeIk

Foro de intercambio

Luego de la lectura de las clases 1 y 2, les pedimos que lean las siguientes escenas, elijan UNA de las
situaciones y respondan a cada uno de los puntos solicitados

Situación A

Estaba en una reunión con docentes de la escuela secundaria donde trabajo. Quizás no recuerdo las
palabras exactas que utilizó aquella profesora, pero sí sus intenciones y su rostro. Fue ella quien comentó
durante un recreo de la reunión: “No puedo entender ni tolerar cómo se les permite a los chicos venir así
a la escuela. Están cruzando límites y son situaciones que antes no ocurrían. Ya no sólo usan un arito,
¡tienen el pelo atado y las uñas pintadas!” Y como si no hubiese bastado con lo anterior, agregó: “Mirá
Leandro… sus gestos” –movía las manos de manera burlona, mientras se reía–, “su forma de hablar. No
caben dudas. ¡Seguro que es gay!”.

Situación B

Estamos algunas maestras, y un profesor curricular que entra comenta que vio a Nadia, una de nuestras
alumnas, y a su papá en la juguetería de enfrente. Luego, continúa el relato:

-Estaba ahí buscando algo para mi sobrina y de repente escucho que Nadia, quiere una pelotita, pero
¿saben de qué color? Celeste. Y en eso escucho que el padre le dice: "¿Celeste? ¿Por qué no te elegís una
fucsia, mejor?"

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-Ah, esa nena... ¿Viste que es medio machona, no? -dice una maestra.

-Sí, sí. No sabés la cara del padre -comenta el profesor-. Yo pregunto, esa piba, ¿no puede hacer otra
cosa en los recreos? Siempre quiere jugar al fútbol con los varones…

a) ¿Qué estereotipos de género subyacen en el relato elegido?

b) ¿En la escena elegida, qué relaciones aparecen entre estereotipos de género, expresión de género
y suposición de orientación sexual?

c) ¿Qué mirada se percibe por parte de la institución escolar respecto a la diversidad?

d) ¿Cómo intervendrían en la situación de la escena elegida desde la perspectiva de valoración y


respeto de la diversidad?

¡Nos leemos!

Material de lectura sugerida

● Eliana Vásquez y Claudia Lajud (2016). "Identidades y diversidades de género en la Escuela.


Desafíos en pos de la igualdad", en Género es más que una palabra. Educar sin etiquetas.
Buenos Aires: Miño y Dávila. Disponible aquí.
● Lohana Berkins, Un itinerario político del travestismo. En Diana Mafía (compiladora).
Sexualidades migrantes. Género y transgénero. Buenos Aires: Scarlett Press, 2003, pp.
127-137. Disponible aquí
● Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación (2017). Hablar de diversidad y
derechos humanos. Guía informativa y práctica. Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo
Cultural. Disponible aquí.
● Ministerio de Salud de la Nación (2021) Recomendaciones para la atención integral de la salud
de niñeces y adolescencias trans, travestis y no binaries. Disponible aquí.
● Lucía Schiariti y Andrea Peso (2021): “Orientaciones para el acompañamiento de situaciones
de transición de género en estudiantes” (en prensa).
● Ley de identidad de género N.º 26.743. Disponible aquí.

13
● Decreto 476/21. Disponible aquí.
● Principios de Yogyakarta (2007) Resumen. Disponible aquí.
● CTERA (2019) 25 de noviembre. Día internacional de la eliminación de la violencia contra la
mujer. Propuestas de actividades para trabajar en la escuela. (pp. 24-27). Buenos Aires.
Disponible aquí.
● ESI en primera persona: Identidad y diversidad Disponible aquí
● ESI en primera persona: Estereotipos de belleza y género Disponible aquí

Créditos
Dirección General de Políticas Integrales de Diversidad Sexual. Secretaría de Derechos Humanos y
Pluralismo Cultural. Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.

Programa Nacional de Educación Sexual Integral. Secretaría de Innovación y Calidad Educativa.


Ministerio de Educación de la Nación.

Cómo citar este texto:

Dirección General de Políticas Integrales de Diversidad Sexual y Programa Nacional de Educación


Sexual Integral. (2022). Clase Nro.2: La diversidad sexual. La ESI en la escuela: Derechos y diversidad
sexual. Ministerio de Educación de la Nación.

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