Está en la página 1de 7

TEMA 14

LA REVOLUCION SOCIAL

Las revoluciones sociales no las hacen los individuos, las “personalidades”, por muy brillantes o heroicas que
ellas sean. Las revoluciones sociales las hacen las masas populares. Sin la participación de las grandes masas
no hay revolución. Es por ello que una de las tareas más urgentes del momento es que los trabajadores se
eduquen, que eleven su nivel de conciencia, que se capaciten. Los Cuadernos de Educación popular
responden a la necesidad que tiene cada país de producir sus propios textos de educación política para elevar
la conciencia de las grandes masas y permitir que sean ellas quienes construyan en forma efectiva y creadora
su propio futuro.

1. CONSIGNAS; TACTICAS Y ESTRATEGIA DE LUCHA

Bolivia optó por los cambios sociales en democracia. Complejo panorama y difícil proceso por sus
características coloniales, pigmentocráticas1 y racistas, donde los pueblos indígenas, es decir los dueños
de estos territorios, jamás tuvieron que ver con los imaginarios del Estado republicano.

Cambios sociales Por tanto, en Bolivia existen muchas historias, muchas visiones encontradas y
absolutamente contrarias en mentalidades y sueños; sin embargo ése es el sueño: cómo combinar, cómo
hacer de estos espacios asuntos colectivos y plurinacionales, es decir donde hagamos alquimia y arte en la
convivencia de distintos.

Habría sido más sencillo hacer una revolución sangrienta. Habríamos resumido muchas cosas por varios
años, porque nuestras posibilidades de eliminar lo malo y perjudicial, por la fuerza, pues, justificadas y
asumidas hubieran sido. Pero optamos por el camino democrático y pacífico hasta donde todavía se estila.
Entonces, los enemigos siguen en estos territorios, los complotadores y guardianes del orden establecido
colonial siguen vigentes.

Las mentalidades del apartheid 2en las clases medias y altas siguen siendo cotidianas. La Iglesia Católica
sigue promulgando su odio todos los domingos desde sus púlpitos coloniales. Es decir, varias cosas, muchas
cosas mentales no han cambiado en nada. Sólo están disimulando su rencor y odio. Y despiertan con cierto
entusiasmo cuando ven la oportunidad de golpear al proceso de cambio. Lo hacen desde todas sus trincheras:
prensa, Iglesia, universidades, sindicatos racistas del magisterio y salud, colegios privados católicos, etc., etc.
Su poder es muy fuerte, lo que se olvida con demasiada ingenuidad o quizás complicidad.

Todas las revoluciones y procesos sociales de cambio se han derrumbado cuando los soñadores, los que han
dado su sangre y los convencidos poetas de esos sueños han sido reemplazados por los tecnócratas y
“especialistas en revoluciones”.

En Rusia, los soñadores fueron a dar sus vidas en las tantas guerras que les avasallaron. Se quedaron atrás los
tecnócratas y especialistas (con la excusa de construir Estado), entonces murió su revolución. En todas las
revoluciones sucedió más o menos lo mismo.

En nuestro caso, muchas de las veces la memoria histórica es demasiado frágil y demasiado traicionera.
Muchos dirigentes incluso de las organizaciones sociales olvidan rápidamente de estos sacrificios colectivos.
Desde su comodidad y disfrute pequeño-burgués del proceso, exigen cosas imposibles y alejadas de la
realidad. Instalados en el nuevo sistema se alejan de los sueños, sino sólo en el discurso.

Los bien tratados por este proceso, como son los mineros de Huanuni, son los primeros en aliarse a la
derecha más colonial de este país. Las legitimidades económicas y sociales no deben ser excusas políticas
para aprovechar de mala manera el pánico y fundar un partido político. Y este movimiento coyuntural tiene
el objetivo político de fundar el PT (Partido de los Trabajadores). Lo

1 Pigmentocráticas.- Pigmento: palabra derivada del latín pigmentum y cuya segunda acepción vinculada con la biología, la define
como “sustancia colorante que, disuelta o en forma de gránulos, se encuentra en el citoplasma de muchas células vegetales y animales”.
Cracia: de las raíces griegas κρατία y κράτος, indica dominio o poder.

2 El apartheid (lit. «separación» en afrikáans)1 fue el sistema de segregación racial en Sudáfrica y Namibia (mientras este último era
territorio sudafricano) en vigor hasta 1992. Básicamente, este sistema de segregación racial consistía en la creación de lugares separados,
tanto habitacionales como de estudio o de recreo, para los diferentes grupos raciales, en el poder exclusivo de la raza blanca para ejercer
el voto y en la prohibición de matrimonios o incluso relaciones sexuales entre blancos y negros.
grave de esta supuesta legitimidad es que lo hacen de la manera más reaccionaria posible. Con banderas del
Che3 y Lenin incluidos en sus reaccionarias proclamas.

Definitivamente, existe ese potencial peligro en este proceso de cambio: el acomodo y la inercia de las ideas
en muchos sectores y organizaciones sociales. Los sueños y los sacrificios han pasado al instalarse bien y la
complicidad con las costumbres pequeño-burguesas: tertulias y vivir bien en nombre de los cambios sociales.

Se configuran peligrosamente aristocracias obreras y mineras que simplemente adquieren la connotación


tradeunionista4 del reclamo sectorial y salarialista, sin considerar el conjunto de las estrategias ni siquiera
las alianzas de clases o sectores. Y esa peligrosa lógica del instalarse bien puede desembocar en el desánimo
de sectores menos favorecidos: sin sueldos, sin seguridad social, sin jubilaciones que son la mayoría de este
país. Y coincide ese dato otra vez con indígenas y campesinos, siempre al margen de esos beneficios
occidentaloides.

Este proceso de cambio debe seguir contando con los soñadores, con aquellos que darían su vida por estos
territorios ocupados y saqueados por colonias extranjeras que siguen presentes, que siguen ocupando
instituciones bancarias, cámaras de comercio y edificios y barrios de lujo absolutamente extraños a este país.
Las cosas no han cambiado mucho, a pesar de los enormes esfuerzos de estos años.

Los complotadores y anti-indígenas siguen siendo cotidianos. Para el cambio de estas grotescas mentalidades
racistas y pigmentocráticas faltan demasiados años. Los procesos educativos deben ser más agresivos, pues
no debemos confiarnos tan rápidamente e instalarnos en el sistema como si todo ya habría cambiado. En
realidad, es el inicio. Y deberíamos trabajar junto a los soñadores como si fuera el primer día. Los
tecnócratas5 y especialistas son muy necesarios; pero que vengan después.

Hoy los golpes de Estado oligárquicos y los complots de los sindicatos occidentaloides reaccionarios,
financiados por el sistema, siguen vigentes como antes.

2. LA REVOLUCION Y LA EVOLUCION.

La depresión de 1929 tendrá implicancias inmediatas en Bolivia; estas contradicciones se reflejaron en la


Guerra del Chaco6. Esta contienda sin mucho sentido para ninguno de los dos países más pobres de la
región abrirá en Bolivia una desestabilización de la “Rosca”, como se llamaba a la oligarquía minera que
gobernaría el país hasta 1952, que no podrá mantenerse por mucho tiempo. La guerra devendrá en una
contradicción trágica para la clase oligárquica, abriendo la posibilidad de un cambio radical en la estructura
de poder.

Al salir de la guerra la oligarquía empieza a perder su prestigio; lo único que le quedaba era gobernar con su
brazo armado. Las dictaduras militares se turnarán en el gobierno. Pero cuando la clase obrera (ausente hasta
estos tiempos) va a la guerra, vive una experiencia de lucha casi “fundacional”; se confronta con las clases
que dirigen la guerra y comienza a hacer una experiencia con ellas. Años después toma un papel
importantísimo tanto en la conformación de los sindicatos como en la derrota del ejército en los
enfrentamientos de la semana de abril del 52.

Como señalaba el más importante sociólogo boliviano del siglo XX, René Zavaleta Mercado7, “fue en el
Chaco donde Bolivia fue a preguntarse en qué consistía su vida. Aquí, donde el propio tuscal

3 Ernesto Guevara (Rosario, 14 de junio de 1928-La Higuera, 9 de octubre de 1967), conocido como Che Guevara, fue un médico,
político, militar, escritor, periodista y revolucionario argentino. Fue uno de los ideólogos y comandantes de la Revolución cubana.
Guevara participó desde el alzamiento armado y hasta 1965 en la organización del Estado cubano. Desempeñó varios altos cargos de su
administración y de su Gobierno, sobre todo en el área económica, fue presidente del Banco Nacional, director del Departamento de
Industrialización del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) y ministro de Industria. En el área diplomática, actuó como
responsable de varias misiones internacionales.
4 Trade Union es la denominación en lengua inglesa para los sindicatos obreros, así como tradeunionism lo es para movimiento
sindical o sindicalismo. Su traducción literal es "unión de comercio". Es muy ampliamente utilizado en inglés para referirse a las
instituciones británicas, especialmente por la bibliografía historiográfica.
5 tecnocracia significa literalmente «gobierno de los técnicos» y se deriva de los vocablos griegos τέχνη (tékhnē, «arte, técnica») y
κράτος (krátos, «poder, dominio, gobierno»).
6 Guerra del Chaco, entre Paraguay y Bolivia, se libró desde el 9 de septiembre de 1932 hasta el 12 de junio de 1935, por el control
del Chaco Boreal. Fue la guerra más importante en Sudamérica durante el siglo XX

7 René Zavaleta Mercado (Oruro, Bolivia, 1937 - México, D. F., México, 1984) fue un político, sociólogo y filósofo boliviano. Su
trayectoria no fue obra de la casualidad ni de la suerte, sino producto de una rigurosidad intelectual intransigente, unida
se retuerce cual si lo seco hubiera convertido en dolor, es donde ocurrió la guerra, punto de partida de toda
Bolivia moderna. Boquerón, Nanawa, Kilómetro 7, Picuiba, Cañada Strongest”.

Esto sólo pueden ser topónimos que para los que no han vivido la guerra, sólo suman un nombre. Pero estos
lugares hoy día perdidos en la sequedad del Chaco (en el cual la vida juega día a día con la muerte), están
marcados por miles de muertos que en su gran mayoría eran indígenas. Los oficiales racistas no daban la
menor importancia a sus soldados, haciendo que murieran de sed y otras plagas, lo que llevó a innumerables
deserciones.

Estos acontecimientos derivarán un una sucesión de gobiernos militares por toda la década del 40. Para
acentuar las contradicciones de la oligarquía, la crisis económica se refleja en una caída del precio del estaño,
mineral con el que Bolivia se conectaba económicamente con el mundo. El estaño tendrá bajas de precio
considerables cuando se termine la Segunda Guerra Mundial, sumado a que económica y políticamente el
país había quedado muy deteriorado con la guerra.

Estados Unidos será el principal comprador de mineral, y dirigirá desde Washington los rumbos del país a
través de los títeres que estarán en el gobierno. No obstante, gobiernos como el de Villarroel8 serán
fundamentales para la conformación inicial de los organismos de la clase obrera y el aglutinamiento del
partido nacionalista que, con corte bonapartista, dará algunas libertades democráticas.

Villarroel será depuesto por un golpe gorila en el que participó el Partido Comunista; militares emparentados
con la rosca que veían con temor dar espacios a la clase obrera sacarán al presidente de la casa de gobierno y
será colgado de un farol en la Plaza Murillo (sede del palacio presidencial).

Es así como se llega a la revolución proletaria del 52. Pero esta revolución hecha por los mineros y fabriles
no pudo mantenerse. La falta del partido revolucionario fue determinante y costó históricamente muy caro
haber perdido la oportunidad de la toma del poder.

Si bien el Partido Obrero Revolucionario tenía algún peso por la tradición y logros de los años recientes, no
tuvo la fuerza ni la organización para conducir la revolución hacia la vía del socialismo, no supo sostener una
orientación independiente.

Parte de la capitulación de este partido será dejar el poder al MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario,
encabezada por el político patronal Paz Estensoro9 que hará toda una parábola del nacionalismo al
neoliberalismo, pero siempre con buenas relaciones con los EE.UU.) con una política de “apoyo crítico”, que
le costará muy caro no sólo a Bolivia sin a la clase obrera y el movimiento revolucionario de Latinoamérica.

Otra discusión es que hasta hoy se pretende mantener la idea de que la revolución fue “realizada por el
MNR” desconociendo todo elemento proletario de aquella revolución. Que el MNR haya tomado la dirección
de la revolución no significa en ningún modo que la haya realizado, o siquiera deseado. Pero quedó en la
historia que la gesta habría sido realizada por los militantes del MNR.

Se trata esta de una confirmación de cómo la historia oficial está escrita por los vencedores (en este caso, los
que no hicieron más que traicionar la revolución); versión que el gobierno actual de Morales y Linera no ha
hecho más que reproducir interesadamente.

Al respecto, sobre los hechos del 52 que “en la construcción conceptual de la acción del MNR, tres grandes
nociones se constituyeron en las dominantes: alianza de clases, nacionalismo y coloniaje, y vanguardia
minera” (La bala no mata sino el destino).

Los desafíos que estuvieron planteados y las lecciones que la revolución dejó como la única revolución
propiamente proletaria en Latinoamérica en las décadas inmediatas de la segunda

a sus grandes amores: su país en general y el proletariado minero en particular. Desarrolló sus ideas a lo largo de su carrera como
docente en las Universidades de San Andrés, Oxford, Vincennes, Santiago, UAM y UNAM, culminando ésta como director fundador
(1976 - 1980) de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), con sede en México.

8 Gualberto Villarroel López (Villa Rivero, Cochabamba, Bolivia; 15 de diciembre de 1908; La Paz, Bolivia; 21 de julio de 1946)
fue un militar y político boliviano, presidente de la Junta Militar de Gobierno (1943-1944), presidente provisorio (1944- 1945) y
presidente constitucional (1945-1946).
9 Víctor Ángel Paz Estenssoro (Tarija, Bolivia, 2 de octubre de 1907 - Tarija, Bolivia, 7 de junio de 2001) fue un abogado
y político boliviano, presidente de Bolivia en cuatro ocasiones (1952-1956; 1960-1964; 6 de agosto al 4 de noviembre de 1964 y
1985-1989).
posguerra tiene enorme valor ser rescatada como una experiencia histórica que puede servir de antecedente o
“nexo” hacia las revoluciones proletarias que están en el porvenir en este siglo XXI. Esta revolución será
acaudillada por la clase obrera, algo que no fue la característica de las otras revoluciones que se dieron en la
posguerra como las de China o Cuba (de base social campesina y de las clases medias), más allá de que la
revolución boliviana no alcanzó a llevar al poder a los trabajadores.

Esta tradición de alguna manera sigue presente en los organismos de la clase obrera de la Bolivia de hoy, y
debe ser recuperada conscientemente para el relanzamiento de la lucha por el socialismo en el país del
Altiplano. Esta tarea debe hacerse en dura lucha con el gobierno del Movimiento al Socialismo y lo que fue
el Movimiento Nacionalista Revolucionario, que han tratado de esconder el verdadero carácter proletario de
la revolución de 195210 en cuanto homenajes o recordatorio realiza.

Según ellos, se habría tratado de una “revolución nacional”. Su carácter proletario y la posibilidad de que si
la clase obrera hubiera tomado el poder hubiera ido más allá del capitalismo quedan convenientemente
opacados. Lo mismo que la tarea que asumió el gobierno nacionalista, que fue la de reconstruir el Estado
burgués y sus fuerzas armadas, desarticuladas por la revolución, a punto tal que sus miembros fueron
obligados a desfilar en condiciones degradantes frente a las milicias proletarias formadas durante la
revolución.

De nada de esto habla el relato nacionalista, que hace décadas alimenta el mito de la “revolución nacional”, y
que hoy el gobierno del MAS convenientemente recoge y desarrolla.

La revolución del 52 fue realizada por trabajadores con fusiles en mano y dinamita, derrotando al ejército en
las calles y también dentro de sus cuarteles. Veremos después en detalle que hasta hubo ajusticiamientos de
la oficialidad luego de haber tomado el cuartel Camacho de Oruro o el Estado mayor en La Paz.

Es decir, se trató de una revolución proletaria en regla que incluyó elementos de democracia obrera y que fue
a contramano de las tendencias dominantes de la segunda posguerra, donde lo característico fue una base
social campesina y el encuadramiento burocrático por arriba.

Esta revolución, de haber triunfado, hubiera significado la apertura de una vía obrera y realmente socialista
frente al carácter anticapitalista limitado de revoluciones como la de China y Cuba.

En la parte de los enfrentamientos de tres días que sucedieron en abril del 52, nos detendremos a dar algunos
detalles. Hoy día es poco contado (a ningún Estado le gustaría contar esto) que el pueblo salió a las calles en
armas destruyendo al ejército.

Este poder que se alzó en las calles y derrotó al ejército oligárquico de aquel entonces es orgullo de todo
revolucionario y tiene que estar presente en el día a día.

El doble poder que había sido creado por los trabajadores en armas y que constituyó la Central Obrera
Boliviana (COB) se va disipando y el MNR va haciéndose de la revolución que le era ajena y nunca
pretendió hacer.

Esta revolución que va perdiendo sus conquistas tiene su mecanismo de cooptación, y es el MNR junto con la
nueva burocracia de Juan Lechín al frente de la COB (Central Obrera Boliviana) el que termina de sacar todo
elemento obrero a la revolución.

Cuando el “cogobierno” del MNR junto con la COB, Lechín11 era el dirigente de este organismo de
representación obrera recién fundado, que fue puesto al servicio del nuevo gobierno burgués del MNR.
Lamentablemente, el POR boliviano le capitula a este gobierno, aconsejado por la dirección oportunista de
ese entonces en la IV Internacional, encabezada por Michel Pablo.

10 La Revolución Boliviana de 1952, popularmente conocida como la Revolución Nacional (RN), marca el ingreso de Bolivia al
siglo XX. Es un periodo que comprende desde el 9 de abril de 1952 hasta el golpe de estado del 4 de noviembre de 1964, durante el cual
gobernó el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) . En estos doce años el MNR llevó a cabo un proceso de modernización que
cambió el rumbo del desarrollo político, económico y social del país.
11 Juan Lechín Oquendo (Coro Coro, 18 de mayo de 1914-27 de agosto de 2001) fue un destacado líder sindical y secretario general
de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) desde 1944 a 1987 y de la Central Obrera Boliviana (COB)
desde 1952 a 1987. Entre 1960 y 1964 fue vicepresidente de Bolivia.
Planifican la disolución de las milicias obreras y conforman el nuevo ejército; esto determina el principio del
fin y la gran pérdida de la oportunidad de conformar una Bolivia socialista.

En lo que sigue, recapitularemos entonces la historia de la enorme revolución obrera de 1952 y de cómo fue
traicionada por la dirección nacionalista.

3. FACTORES OBJETIVO Y SUBJETIVOS

Las Tesis de Pulacayo

Tras la caída del gobierno de Villarroel, la Federación de Mineros llamó a un Congreso Extraordinario en el
distrito de Pulacayo. La situación que se vivía en el país era tensa, una nueva Junta militar estaría en el
gobierno.

En resumen, estas tesis delinean la acción de la Federación de Mineros: un programa que hizo historia y está
trabajado desde la Revolución Permanente junto con el Programa de Transición escritos por Trotsky12,
conjuntamente con la realidad boliviana de aquel entonces.

Propone una estrategia de acción sobre la independencia de clase y las conquistas democráticas como parte
del camino hacia una revolución socialista: “Los países atrasados se mueven bajo el signo de la presión
imperialista; su desarrollo tiene un carácter combinado: reúnen al mismo tiempo las formas económicas más
primitivas y la última palabra de técnica y de civilización capitalista. El proletariado de los países atrasados
está obligado a combinar la lucha por las tareas democrático- burguesas con la lucha por las reivindicaciones
socialistas. Ambas etapas, la democrática y la socialista, no están separadas en la lucha por etapas históricas,
sino que surgen inmediatamente una de la otra”.

En otras palabras, lo que representaba la tesis era el programa de la clase obrera boliviana para la revolución
socialista en el país altiplánico. Esto comprendía reivindicaciones como la lucha por las 40 horas de trabajo,
la escala móvil de salarios, independencia sindical, creación de fondos de huelga y llegaba a plantear la
conformación de milicias obreras.

Las tesis eran la herramienta teórica fundamental de los mineros. Pero también era una forma de
desenmascarar la política reformista que venía realizando el MNR. Por otro lado, las tesis dicen lo siguiente:
“La clase media o la pequeña burguesía es la más numerosa y, sin embargo, su peso en la economía nacional
es insignificante. Los pequeños comerciantes y propietarios, los técnicos, burócratas, los artesanos y los
campesinos no han podido hasta ahora desarrollar una política de clase independiente, y menos lo podrán en
el futuro. El campo sigue a la ciudad, y en ésta el caudillo es el proletariado”.

El POR, en esos primeros tiempos, se posicionó correctamente, a nuestro entender, realizando un trabajo de
concientización hacia el proletariado en la cuestión de independencia de clase. Recordemos que la
conformación de la Federación había sido realizada por el movimiento nacionalista, y que un gran sector del
proletariado creía en el gobierno que le había dado la posibilidad de tener un organismo de la clase.

La lucha por la independencia política de todo gobierno burgués, por más “progresista13” que pareciera,
era imprescindible para que la clase obrera empezara a tener experiencias independientes y se planteara la
cuestión de su propio poder.

Por supuesto que esto fue dejado de lado muy tempranamente. Seis años después, el POR dejaba en manos
del MNR la revolución realizada por el proletariado.

El POR tenía en 1952 una amplia, aunque no muy orgánica, influencia de masas, y un programa como eran
las Tesis de Pulacayo. Pero en el momento en que tuvo que dar la batalla por una estrategia independiente,
salió a apoyar críticamente el nuevo gobierno burgués de Paz Estensoro.

12 Lev Davídovich Bronstein (en ruso: Лев Давидович Бронштейн, romanización: Lyev Davídovich Bronshteyn) (Yánovka, Ucrania, 26 de
octubrej 7 de noviembre de 1879- Coyoacán, México, 21 de agosto de 1940), más conocido como Lyev Trótskiy (en ruso: Лев Тро́ цкий,
romanización: Lyev Trótskiy, fue un político y revolucionario ruso de origen judío.
13 El progresismo es una tendencia política (no una ideología definida)1 donde se defienden ideas consideradas
«avanzadas», sobre todo aquellas orientadas hacia el desarrollo de un Estado del bienestar, la defensa de derechos civiles y cierta
redistribución de la riqueza. Comúnmente se considera que estas corrientes aglutinan fuerzas opuestas al conservadurismo. En el
progresismo como subespectro político confluyen diversas doctrinas filosóficas, éticas y económicas del liberalismo y el socialismo
democrático.
Se podía tener uno de los mejores programas para la época; la cuestión es que al momento de llevarlo a cabo,
no se hizo caso de lo que fue escrito años antes.

De ayer a hoy

De las conquistas que se lograron en el 52 queda bastante poco. Pero algunas son para tomar en cuenta. La
principal es la memoria colectiva de que la clase obrera minera tiene una trayectoria de lucha y es reconocida
por la población. Esto se puede percibir fácilmente cuando los mineros bajan desde sus distritos a la ciudad
de La Paz.

Por otro lado, la COB hoy día sigue siendo una limitante a pesar de su oficialismo contra las medidas que
quiere imponer el gobierno; es un centro de aglutinación del descontento social.

Sin embargo, todavía se sigue peleando por la conformación de un Instrumento Político de los Trabadores,
propuesta que ya hace dos congresos de la COB es parte de sus resoluciones, pero hasta hoy no ha sido
posible todavía crear un Partido de los Trabajadores que termine dando una alternativa de clase. En parte
porque todavía sigue pesando la burocracia sindical masista en todos los organismos de los trabajadores.

Como hemos señalado, la nacionalización de las minas se revirtió en 1985. Pero en este último período,
desde las “guerras del agua” y el Octubre del 2003 que abrió el ciclo de rebeliones en Bolivia, a través de
incansables luchas con muertos y heridos, los trabajadores mineros han podido lograr que se nacionalice
Huanuni, Colquiri y Vinto.

Por supuesto que esto todo muy mediado por el gobierno del MAS, y en una etapa donde no quedaba otra
salida. Esto ocurrió entonces como conteniendo una posible “mini-rebelión” que podría ser difícil de parar si,
como ya ha sucedido varias veces, es sobrepasada la dirección burocrática.

Por otro lado, y dado su carácter de clase, el gobierno incentivó solamente la producción minera a través de
las cooperativas. La pequeña propiedad es lo que le interesa al gobierno. Es antiestatista y antiobrero en su
política.

Los ataques que han sufrido los trabajadores hacen pensar a la gente que el neoliberalismo de los años 90 era
muy parecido a la época actual.

Las cooperativas mineras tienen hoy 130.000 socios y pueden movilizar hasta 30.000 “cooperativistas” en las
manifestaciones. Esto se vio en septiembre pasado, cuando se movilizaron contra la nacionalización al 100%
de Colquiri.
La cuestión es que estas cooperativas se organizan para pagar lo menos posible de ganancias. Su proyecto de
país no viene aparejado con la nacionalización de la minería y la industrialización del país, como se planteó
en la agenda de Octubre, sino que realizan las cosas para apaciguar las aguas, como fue la “nacionalización”
de los hidrocarburos en el 2006, que sólo fue un reajuste de los contratos de consignación y que dio más aire
en cuestión de ingresos al Estado.

Hacemos este recuento porque creemos que hay cierta similitud, en pequeña escala y a otro contexto, con el
gobierno del MNR del 52: a éste le tocó reabsorber una revolución proletaria, al MAS, una rebelión popular
plebeya.

En la primera se realizaron las nacionalizaciones de las minas o de las tierras con la reforma agraria de
manera que no las controlaran de manera directa y desde abajo los propios trabajadores sino el aparato del
Estado.

Ciertas reformas que ha hecho el MAS hoy en día sólo son de un nivel superficial, sin tocar la gran
producción. En el caso de la minería, no se ha movido un dedo para industrializar los minerales. Todavía
Bolivia sigue exportando la mayoría de sus minerales como salen de la tierra, sin ningún procesamiento o
separación. En algunos casos se vende, por ejemplo estaño, pero al no tener la tecnología para separar
minerales, se termina regalando esos otros minerales. Para no hablar de que sigue siendo una economía
totalmente dependiente de los precios del mercado internacional.

Hacemos esta comparación porque es muy característico de los gobiernos reformistas que tienen algún peso
en el movimiento de masas engañar constantemente a la población con medidas a mitad de camino. Pero la
población en Bolivia ya tuvo experiencias suficientes, como fueron los casos del Gasolinazo o del Tipnis,
con el resultado del descontento mayoritario con el MAS.

También podría gustarte