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PADRE: (Se sienta al lado de ella): La primera vez que fui a la Filmoteca de Zaragoza,

que no la conocía, acudí a ver La gran bola de fuego sobre la biografía de Jerry Lee Lewis.
La vi en versión original. Era la última opción que tenía, porque la habían retirado del
cine. Gracias a esta película, descubrí las sesiones de cine clásico en versión original, que
programaban en esa sala, entonces en el Cine Elíseos Ciclos de Stanley Kubrick y pude
ver películas como Atraco Perfecto, Lolita… en copias originales, y disfrutar de la
innovadora y única fotografía de sus películas. Y Akira Kurosawa: La Fortaleza
Escondida y la influencia que tuvo esa película en La Guerra de Las Galaxias, de George
Lucas. O descubrir el Macbeth de Shakespeare en la película japonesa Trono de Sangre,
de Kurosawa y el fragmento donde pierde el trono al moverse el bosque es impresionante.
Incluso me quedé dormido viendo Los Siete Samuráis. Pero el momento más bonito fue
ver Y la nave va, de Fellini, en pantalla grande. Y el momento más intenso fue ver El
Manantial, de King Vidor, con Gary Cooper. Y cuando la trasladaron al Palacio de los
Morlanes, descubrí el cine de Apichatpong Weerasethakul.
PROFESORA: Es que encontrar el equilibrio entre las influencias y mi punto de vista es
complicado. Ante todo, no quiero que mi trabajo peque de ingenuo y pase de moda rápido.
Ahora que me has citado a Kurosawa, se me ocurrió hace unos días rodar en el Pirineo
una versión sobre un clásico japonés muy impresionista.
PADRE: Si lo haces con cariño, le gustará a todo el mundo.
PROFESORA: ¡Eres un pesado!

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