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FUENTES HISTÓRICAS: PRIMERA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL:

Durante el siglo XVIII se inició en Europa la Revolución Industrial, un proceso económico que transformó las sociedades
occidentales.
TEXTO 1: EL CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO EUROPEO (SIGLO XVIII)

En el siglo XVIII, la población europea experimentó un crecimiento sostenido. En Europa occidental, el número de habitantes aumentó
de 120 millones en 1700 a 190 millones en 1790. Este incremento obedeció a la significativa reducción de la mortalidad como
producto de la mejora en la alimentación, los avances médicos y la disminución de las guerras y epidemias. Sin embargo, el
crecimiento de la población no fue uniforme: en Inglaterra, Prusia y Rusia el crecimiento fue muy alto; en Francia, España y la
península itálica fue más modesto. Por otra parte, el 90 % de la población siguió viviendo en el campo, pero la población urbana
aumentó. Las principales ciudades europeas eran Londres, que alcanzó más de 700 000 habitantes, y París, con más de 600 000.
En este siglo también hubo grandes movimientos migratorios. La oleada de inmigrantes europeos hacia los imperios coloniales fue
constante y nuevos territorios se incorporaron a este flujo, como Australia. El tráfico de esclavos se multiplicó y supuso el
desplazamiento forzado de millones de africanos hacia América.
La Revolución Industrial: características y etapas
La Revolución Industrial transformó tres aspectos fundamentales de la economía:
• El desarrollo de la tecnología: En la primera revolución se inventaron las máquinas activadas por fuentes de energía como el agua
o el carbón. En la segunda se difundió el uso de la electricidad y el petróleo.
• Una nueva organización del trabajo: La familia o el taller fueron reemplazados por la fábrica, una concentración de máquinas y
obreros, como unidad básica de producción. Debido a la mecanización, la fuerza física perdió importancia, lo que permitió el empleo
de mujeres y niños como mano de obra.
• La expansión del mercado: La producción, que antes abastecía al consumo familiar, fue sustituida por la producción en masa,
orientada a un mercado más amplio (regional, nacional o internacional).

TEXTO 2: LOS INICIOS DE LA INDUSTRIALIZACIÓN.


Hasta la primera mitad del siglo XVIII, las manufacturas se elaboraban en pequeños talleres artesanales que estaban dispersos por el
territorio. Los artesanos realizaban su trabajo de forma manual: no usaban máquinas y solo se ayudaban con unas pocas
herramientas. Cada artesano realizaba las piezas completas y controlaba su ritmo de trabajo, pues no estaban sujetos a un horario
fijo, y elaboraban la cantidad de productos según sus necesidades.
Desde finales del siglo XVIII, los talleres comenzaron a ser sustituidos por fábricas, establecimientos en los que los obreros utilizaban
máquinas para trabajar.
Las primeras máquinas funcionaban con una nueva fuente de energía, el vapor, que se
generaba quemando carbón mineral. En 1769, James Watt patentó la primera máquina de
vapor. La aparición de las fábricas tuvo dos consecuencias.
Por una parte, las actividades industriales se concentraron en determinados lugares.
Además, se modificó la organización del trabajo: cada obrero se especializó en una única
tarea del proceso productivo (división del trabajo), tenía un horario fijo y debía trabajar al
ritmo que le imponía la máquina. La división del trabajo aumentó la productividad, es decir,
cada obrero era capaz de elaborar un mayor número de piezas que un artesano en un
mismo periodo de tiempo. Por eso, se abarataron los costos de fabricación, y los precios
de los productos disminuyeron. Los productos industriales pasaron a estar al alcance de
casi toda la población.
Gran Bretaña, primer país industrializado:
La industrialización se inició en Gran Bretaña a fines del siglo XVIII gracias a sus condiciones favorables para el crecimiento económico.
• En primer lugar, tenía mano de obra suficiente y un amplio mercado para sus productos, pues la población británica era la que
había experimentado un mayor crecimiento a lo largo del siglo XVIII y poseía numerosas colonias de ultramar.
• Contaba con yacimientos de hierro y abundante carbón mineral, que fue la fuente de energía que se utilizó para poner en marcha
las primeras máquinas de vapor.
• La nueva mentalidad liberal estaba muy extendida y era la base de las leyes que elaboraba el Parlamento.
Entre 1820 y 1840, las innovaciones de la Revolución Industrial se extendieron por toda Europa. Los países próximos a Gran Bretaña,
como Francia, Alemania y Bélgica, fueron los primeros en seguir sus pasos. En el resto de los países europeos, la industrialización solo
afectó a determinadas regiones.
La industria textil algodonera
La industria del algodón fue el motor de los cambios en la producción. El desarrollo de la máquina de hilar de James Hargreaves,
llamada Spinning Jenny, en 1764, permitió aumentar enormemente la producción de la
hilatura, pues cada máquina estaba formada por varios husos. La producción aumentó
tanto que se tuvo que desarrollar nuevas máquinas de tejer para absorber la producción
de hilo. Entre ellas destacó el telar mecánico de Edmund Cartwright (1785). Este
producía mejor algodón, más barato y en mayor cantidad que el método tradicional.
La industria del algodón fue un sector sumamente importante para el progreso de la
industria, pues impulsó el desarrollo de otros sectores de la economía. Así, las fábricas
textiles fomentaron la intensificación de la producción agrícola del algodón; además, la
industria textil promovió el desarrollo de las fábricas siderúrgicas, pues las máquinas que
hacían posible la producción eran hechas con hierro; por último, impulsó la minería, ya que esta proporcionaba el carbón necesario
para accionar las máquinas.
La industria siderúrgica
La siderurgia y la metalurgia también experimentaron notables avances en este periodo. El primer paso para la mejora de la
producción de hierro fue la lenta introducción de los hornos de carbón de coque, de mayor poder energético, en lugar del vegetal.
Fue empleado por Darby en 1709, pero no se generalizó hasta finales de siglo, cuando la escasez de madera hizo necesario abandonar
el carbón vegetal. Su invento cobró interés cuando Peter Onions y Henry Cort patentaron el pudelado en 1783, procedimiento por el
que se obtenía un hierro de mejor calidad. El resultado de estos avances fue la concentración de las fábricas cerca de las minas de
carbón, sobre todo en los Midlands, con centro en Birmingham, y en el sur del País de Gales.
El impulso del sector siderúrgico vino primero por la demanda de máquinas para la industria textil y, desde 1830, por las necesidades
de la construcción del ferrocarril, debido a que tanto las máquinas como la red ferroviaria eran fabricadas con hierro.

Texto 3: El liberalismo económico


La Revolución Industrial permitió el paso de una economía limitada y
mercantilista a una economía liberal.
Esta, también llamada liberalismo, tenía dos características fundamentales:
• La libertad de empresa. Cualquier persona que lo deseara y tuviera los medios
adecuados podría abrir un negocio y tomar las decisiones que le parecieran
convenientes en cuanto a precios, tipo de producto, etc. Los gremios del
Antiguo Régimen se consideraban un obstáculo para el crecimiento económico
y, por ello, debían suprimirse.
• La no intervención del Estado. El Estado no debía intervenir en la economía,
sino limitarse a proteger y garantizar su libre funcionamiento. El mercado solo
debía estar regulado por el beneficio y por la ley de la oferta y la demanda. Así también, el comercio exterior debía hacerse sin que
el Estado protegiera los productos nacionales mediante impuestos fronterizos (aranceles). A ese planteamiento se le llamó
librecambismo.
El sistema económico capitalista:
La Revolución Industrial supuso el triunfo completo del sistema económico capitalista. Sus reglas de funcionamiento, basadas en las
teorías del liberalismo económico, forjaron las sociedades contemporáneas de Occidente. Entre las características más importantes
del sistema capitalista tenemos:
• La evolución de la tecnología. La competencia empresarial, por incrementar y acumular el capital necesario para la producción,
fomentó el desarrollo de nuevas tecnologías aplicadas a la industrialización.
• La integración económica de nuevos países. Distintas naciones fueron integradas en los circuitos comerciales. Este proceso fue
posible por el abaratamiento de los medios de transporte marítimo y, posteriormente, por las facilidades que brindó el ferrocarril.
• El desarrollo de los mercados internos nacionales. Esto se debió al aumento de la oferta y de las personas integradas al mercado
laboral remunerado.
En tal sentido, los obreros y pequeños burgueses constituyeron un mercado de consumo de la producción nacional y extranjera.
• La formación del sistema bancario. La producción industrial necesitaba
grandes cantidades de dinero para crear las empresas y hacerlas funcionar,
lo que permitió desarrollar el sistema bancario y potenciar las Bolsas de
Valores.
Las transformaciones sociales:
El cambio económico vino acompañado de grandes transformaciones
sociales. La más importante fue el cambio de una sociedad estamental cuyos
privilegios eran hereditarios y asegurados por el orden jurídico a una
sociedad de clases basada en la distinción social mediante la riqueza. En este
tipo de organización las personas podían variar de grupo social por medio
del enriquecimiento o del empobrecimiento.
Una de estos grupos sociales fue la burguesía, en la que se distinguían tres
sectores: la alta burguesía, formada por grandes comerciantes, banqueros,
industriales y profesionales libres; y la pequeña burguesía, integrada por
empleados, pequeños propietarios, trabajadores independientes y
artesanos. Otro fue el sector obrero, formado por los trabajadores de los
nuevos centros industriales, y cuyas condiciones de vida eran muy precarias.

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