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manifiestos

de vanguardias
-
compilación de manifiestos y documentos
de las vanguardias artísticas del siglo xx
+
textos complementarios que permiten una
mejor comprensión del contexto histórico.

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4. LA PARTICIPACIÓN DE LOS TRABAJADORES EN EL ARTE / William Morris. (1885)

8. ORNAMENTO Y DELITO / Adolf Loos. (1908)

16. MANIFIESTO DEL FUTURISMO / F. T. Marinetti. (1909)

20. OTROS MANIFIESTOS DEL FUTURISMO:

- MANIFIESTO DE LOS PINTORES FUTURISTAS (1910)


- MANIFIESTO DE LA ARQUITECTURA FUTURISTA / Antonio Sant’ Elia. (1914)

28. MANIFIESTO CUBISTA / Guillaume Apollinaire. (1913)

42. CONGRESO DEL WERKBUND / Hermann Muthesius vs. Henri van de Velde.
(1914)

46. MANIFIESTO SUPREMATISTA / Casimir S. Malevich. (1915)

56. MANIFIESTO DADAÍSTA / Tristán Tzara. (1918)

64. MANIFIESTO BAUHAUS / Walter Gropius. (1919)

66. DOCUMENTOS BAUHAUS:

- BAUHAUS-DESSAU. PRINCIPIOS DE LA PRODUCCIÓN DE LA BAUHAUS /


Walter Gropius. (1926)
- CONSTRUIR / Hannes Meyer. (1928)

74. MANIFIESTOS DE STIJL. (1917 / 1921)

80. MANIFIESTO CONSTRUCTIVISTA O REALISTA / Naum Gabo y Antoine Pevsner.


(1920)

86. MANIFIESTO PRODUCTIVISTA / Rodchenko y Stepanova. (1920)

90. MERZ / Kurt Schwitters. (1920)

100. PRIMER MANIFIESTO SURREALISTA / André Breton. (1924)

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LA PARTICIPACIÓN
Me imagino la sonrisa amarga de algunos de nuestros camaradas al leer este
titulo, preguntándose que tendrá que ver un periódico socialista con el arte. Así
que empezaré diciendo que comprendo demasiado bien cuán poco práctico es

DE LOS
este tema, mientras el sistema actual de capital y salarios perdure. Pues bien, ese
es mi tema.

TRABAJADORES
Y, sin embargo, ¿qué es el arte? ¿De donde surge? El arte es la expresión que
encarna el interés por la vida del hombre: surge del placer que el hombre halla
en su vida; y debemos llamarlo placer, tomando en consideración toda la vida

EN EL ARTE humana, por muy destruída que pueda estar debido al dolor y a los problemas
de los individuos; y al igual que la expresión del placer de la vida en general, del
recuerdo de los hechos del pasado y de la esperanza en los del futuro, así también
es, en especial, expresión de la satisfacción del placer del hombre en los hechos
del presente: en su trabajo.

William Morris. ¡Que extraño puede pareceros esto hoy día! Los hombres pueden comprender
el placer de la energía improductiva — energía expresada en los juegos y en el
(1885) deporte— pero en la energía productiva en la labor que debemos terminar antes
de comer, en la labor que volverá a comenzar mañana y muchos mañanas, sin
cambio ni término, hasta que nosotros nos acabemos, ¿qué placer puede haber
en ello?

Sin embargo, repito que la fuente principal el arte es el placer del hombre en su
trabajo cotidiano y diario, que se expresa y toma cuerpo en el trabajo mismo. Nin-
guna otra cosa puede hacer bellos los ambientes normales de la vida, y siempre
que estos son bellos indican que su trabajo proporciona placer al hombre, aun-
que pueda sufrir por otra causa. Es la falta de este placer en el trabajo cotidiano
la que ha hecho sórdidas y horribles nuestras ciudades y viviendas. Insultos a la
belleza de la tierra que desfiguran, mezquinos, feos y triviales — en una palabra,
vulgares— todos los accesorios de la vida. Por terrible que sea soportar esto en la
actualidad hay, sin embargo, cierta esperanza en el futuro, porque seguramente
no es otra la causa de esta fealdad e ignominia externas sino la esclavitud y la
miseria del pueblo; y una vez se transformen esta esclavitud y esta miseria, es
totalmente razonable esperar que la fealdad externa ceda el puesto a la belleza,
signo de un trabajo libre y feliz.

Mientras tanto estad seguros de que ninguna otra cosa logrará ni siquiera una
razonable semejanza con el arte; pues, ¡pensad en ello!, los trabajadores, cuyas
manos han de crear la mayor parte del arte, son coaccionados por el sistema
comercial a vivir, incluso, en el mejor de los casos, en lugares tan escuálidos y
odiosos que nadie podría vivir en ellos y conservar su cordura sin perder todo
sentido de belleza y todo gozo en la vida. El avance del ejercito industrial dirigido
por sus capitanes de industria (con perdón), esta trazado, como el de los otros
ejércitos, sobre la ruina de la paz y de la belleza de la superficie de la tierra, y la

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naturaleza, que nos hace vivir a toda costa, nos obliga a acostumbrarnos a nues- Pero hasta en esto hay una esperanza: pues es, por lo menos, posible que todos
tra degradación a expensar de perder nuestra condición de hombres y de criar los viejos convencionalismos y supersticiones del arte hayan sido eliminados an-
hijos sentenciados a vivir aún menos humanamente que nosotros. Hombres que tes de que el arte pueda renacer; que antes de ese nuevo nacimiento tengamos
viven rodeados de tanta fealdad no pueden imaginar la belleza y, por lo tanto, no que despojarnos de todo lo que se haya llamado arte; que no nos quede más que
pueden expresarla. la materia del arte, es decir, la raza humana, con sus aspiraciones y sus pasiones
y su hogar, la tierra; sobre esas materias tendremos que usar estas herramientas:
Pero no son solo los trabajadores los que sienten este pesar (y en cualquier caso, el ocio y el deseo.
me regocijo de ello). Las artes más nobles o más intelectuales sufren junto con
las industriales. Los artistas, aun siendo el objetivo de sus vidas crear belleza e Sin embargo, aunque así pueda ser, no es probable que lo reconozcamos por
interés, no encuentran en la vida real materiales para sus obras, puesto que todo completo; lo probable es que surja tan gradualmente que no se haga evidente
lo que les rodea es feo y vulgar. Se ven forzados a buscar sus temas en las visiones a nuestros ojos. Tal vez, ciertamente, el arte está ya, ahora, enfermo, enfermo
de épocas pasadas, falseando su propio sentido de la belleza y su conocimiento de muerte y no quede de él sobre la tierra más que su cuerpo agonizante; pero
de ella al tratar de modo sentimental y falso la vida que discurre a su alrededor; también, ¿no podemos esperar que no haya que confiar en el nuevo nacimiento
de modo que, a pesar de todo su talento, inteligencia y entusiasmo, producen del arte hasta que alcancemos la paz del nuevo orden realizado? ¿No es por lo
muy poco que no sea despreciable, comparado con las obras de épocas no co- menos posible, por otra parte, que lo que de un golpe mortal a la vulgaridad de la
merciales. Tampoco debemos olvidar que todo lo que es producido y tiene cierto vida que ahora nos rodea, sea para todos la gran tragedia de la revolución social
valor es obra de hombres que están en rebeldía contra la sociedad corrompida. y que el trabajador, entonces empiece de nuevo a participar en el arte, al tener
Rebeldía abierta a veces, disimulada por el cinismo otras, pero que en todo caso claro frente a el su objetivo —su objetivo de una participación en la vida real de
despilfarra sus vidas en una lucha, a menudo vana, contra los propios hombres, todos los hombres— y cuando ya haya empezado su lucha por esa meta? No es la
vidas que deberían ser utilizadas para el ejercicio de sus dotes especiales en be- pasión de la lucha por un resultado grande y valioso el enemigo del arte, sino el
neficio del mundo. peso muerto de una angustia sórdida y sin alivio, la angustia por ganar cada día
un miserable jornal por medio de un trabajo que degrada a la vez el cuerpo y la
Gentes de todas las clases sociales, esclavistas y esclavos, todos carecemos de mente, tanto por su exceso como por su naturaleza mecánica.
belleza en nuestras vidas o, con otras palabras, de placer propiamente humano.
Esta ausencia de placer es el segundo regalo hecho al mundo que el desarrollo En todo caso, el ocio que el socialismo aspira conseguir para el trabajador por
del comercialismo ha añadido al primer regalo: la creación de un proletariado encima de todo es también lo mismo que engendra el deseo; deseo de belleza, de
carente de propiedad. Nada, salvo la acción trituradora de este férreo sistema, conocimientos; en breve, de una vida más abundante. Una vez más, ocio y deseo
podría haber rebajado el mundo civilizado a la vulgaridad. La teoría de que el producirán arte con toda seguridad, mientras que sin ellos no puede producirse
arte está enfermo porque la gente ha vuelto su atención a la ciencia, carece de nada que no sea arte falso, carente de vida o de razón de existir: por ello, no solo
fundamento. Es cierto que se permite vivir a la ciencia, porque de ella se pueden el trabajador, sino el mundo en general, no podrá participar en el arte hasta que
extraer beneficios y los hombres, que necesitan hallar un escape para sus ener- nuestra actual sociedad comercial de paso a la sociedad auténtica, al socialismo.
gías, se vuelven hacia ella, puesto que existe, aunque sea solo como esclava (hoy, Se que este asunto es demasiado serio y difícil para tratarlo con propiedad en un
una esclava rebelde) del capital; mientras que el arte, por el contrario, cuando se corto articulo.
encuentra apresado por las garras de la obtención de beneficios, muere y no deja
tras de si sino el fantasma del arte falso, como esclavo fútil del capitalismo.

Por lo tanto, y aunque a algunos pueda parecerles extraño, es tan extraño como
cierto que el socialismo, que comunmente se cree que tiende hacia un puro uti-
litarismo, es la única esperanza de las artes. Es muy posible, en efecto, que hasta
que la revolución social no se haya cumplido plenamente, y tal vez hasta un poco
después de ello, el medio humano continuará haciéndose más vulgar, repulsivo
y desnudo; y digo hasta un poco después, porque les puede llevar algún tiempo
a los hombres sacudirse de encima los hábitos de la penuria, por una parte, y del
lujo insustancial, por otra, que les han sido impuestos por el comercialismo.

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ORNAMENTO
El embrión humano pasa, en el claustro materno, por todas las fases evolutivas
del reino animal. Cuando nace un ser humano, sus impresiones sensoriales son
iguales a las de un perro recién nacido. Su infancia pasa por todas las transfor-
maciones que corresponden a aquellas por las que pasó la historia del género

Y DELITO humano. A los dos años, lo ve todo como si fuera un papúa. A los cuatro, como un
germano. A los seis, como Sócrates y a los ocho como Voltaire. Cuando tiene ocho
años, percibe el violeta, color que fue descubierto en el siglo XVIII, pues antes el
violeta era azul y el púrpura era rojo. El físico señala que hay otros colores, en el
espectro solar, que ya tienen nombres, pero el comprenderlo se reserva al hom-

Adolf Loos bre del futuro.

(1908) El niño es amoral. El papúa también lo es para nosotros. El papúa despedaza a


sus enemigos y los devora. No es un delincuente, pero cuando el hombre moder-
no despedaza y devora a alguien entonces es un delincuente o un degenerado.
El papúa se hace tatuajes en la piel, en el bote que emplea, en los remos, en fin,
en todo lo que tiene a su alcance. No es un delincuente. El hombre moderno que
se tatúa es un delincuente o un degenerado. Hay cárceles donde un 80 % de los
detenidos presentan tatuajes. Los tatuados que no están detenidos son criminales
latentes o aristócratas degenerados. Si un tatuado muere en libertad, esto quiere
decir que ha muerto unos años antes de cometer un asesinato.

El impulso de ornamentarse el rostro y cuanto se halle alcance es el primer origen


de las artes plásticas. Es el primer balbuceo de la pintura. Todo arte es erótico.

El primer ornamento que surgió, la cruz, es de origen erótico. La primera obra de


arte, la primera actividad artística que el artista pintarrajeó en la pared, fue para
despojarse de sus excesos. Una raya horizontal: la mujer yacente. Una raya ver-
tical: el hombre que la penetra. El que creó esta imagen sintió el mismo impulso
que Beethoven, estuvo en el mismo cielo en el que Beethoven creó la Novena
Sinfonía.

Pero el hombre de nuestro tiempo que, a causa de un impulso interior, pintarrajea


las paredes con símbolos eróticos, es un delincuente o un degenerado. Obvio es
decir que en los retretes es donde este impulso invade del modo más impetuoso a
las personas con tales manifestaciones de degeneración. Se puede medir el grado
de civilización de un país atendiendo a la cantidad de garabatos que aparezcan
en las paredes de sus retretes.

En el niño, garabatear es un fenómeno natural; su primera manifestación artística


es llenar las paredes con símbolos eróticos. Pero lo que es natural en el papúa y
en el niño resulta en el hombre moderno un fenómeno de degeneración. Descubrí
lo siguiente y lo comuniqué al mundo: La evolución cultural equivale a la elimina-
ción del ornamento del objeto usual. Creí con ello proporcionar a la humanidad
algo nuevo con lo que alegrarse, pero la humanidad no me lo ha agradecido. Se

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pusieron tristes y su ánimo decayó. Lo que les preocupaba era saber que no se Bien, la epidemia ornamental está reconocida estatalmente y se subvenciona con
podía producir un ornamento nuevo. ¿Cómo, lo que cada negro sabe, lo que to- dinero del Estado. Sin embargo, veo en ello un retroceso. No puedo admitir la
dos los pueblos y épocas anteriores a nosotros han sabido, no sería posible para objeción de que el ornamento aumenta la alegría de vivir de un hombre culto, no
nosotros, hombres del siglo XIX? Lo que el género humano había creado miles de puedo admitir tampoco la que se disfraza con estas palabras: «¡Pero cuándo el
años atrás sin ornamentos fue despreciado y se destruyó. ornamento es bonito...! »

No poseemos bancos de carpintería de la época carolingia, pero el menor objeto A mí y a todos los hombres cultos, el ornamento no nos aumenta la alegría de
carente de valor que estuviera ornamentado se conservó, se limpió cuidadosa- vivir. Si quiero comer un trozo de alujú escojo uno que sea completamente liso y
mente y se edificaron pomposos palacios para albergarlo. Los hombres pasean no uno que esté recargado de ornamentos, que represente un corazón, un niño
entristecidos ante las vitrinas, avergonzándose de su actual impotencia. Cada en mantillas o un jinete. El hombre del siglo XV no me entendería; pero sí podrían
época tiene su estilo, ¿carecerá la nuestra de uno que le sea propio? Con estilo, hacerlo todos los hombres modernos. El defensor del ornamento cree que mi im-
se quería significar ornamento. Por tanto, dije: ¡No lloréis! Lo que constituye la pulso hacia la sencillez equivale a una mortificación. ¡No, estimado señor profe-
grandeza de nuestra época es que es incapaz de realizar un ornamento nuevo. sor de la Escuela de Artes Decorativas, no me mortifico! Lo prefiero así. Los platos
Hemos vencido al ornamento. Nos hemos dominado hasta el punto de que ya no de siglos pasados, que presentan ornamentos con objeto de hacer aparecer más
hay ornamentos. Ved, está cercano el tiempo, la meta nos espera. Dentro de poco apetitosos los pavos, faisanes y langostas a mí me producen el efecto contrario.
las calles de las ciudades brillarán como muros blancos. Como Sión, la ciudad Voy con repugnancia a una exposición de arte culinario, sobre todo si pienso que
santa, la capital del cielo. Entonces lo habremos conseguido. tendría que comer estos cadáveres de animales rellenos. Roastbeef.

Pero existen los malos espíritus incapaces de tolerarlo. A su juicio, la humanidad El enorme daño y las devastaciones que ocasiona el redespertar del ornamento
debería seguir jadeando en la esclavitud del ornamento. Los hombres estaban lo en la evolución estética, podrían olvidarse con facilidad ya que nadie, ni siquiera
bastante adelantados como para que el ornamento no les deleitara, como para ninguna fuerza estatal puede detener la evolución de la humanidad. Sólo es po-
que un rostro tatuado no aumentara la sensación estética, cual en los papúas, sible retrasarla. Podemos esperar. Pero es un delito respecto a la economía del
sino que la disminuyera. Lo bastante adelantados como para alegrarse por una pueblo el que, a través de ello, se pierda el trabajo, el dinero y el material huma-
pitillera no ornamentada y comprarse aquélla pudiendo, por el mismo precio, nos. El tiempo no puede compensar estos daños.
conseguir otra con adornos. Eran felices con sus vestidos y estaban contentos de
no tener que ir de feria en feria como los monos llevando pantalones de tercio-
El ritmo de la evolución cultural sufre a causa de los rezagados. Yo quizá vivo
pelo con tiras doradas. Y dije: Fijaros: la habitación en que murió Goethe es más
en 1908; mi vecino, sin embargo, hacia 1900; y el de más allá, en 1880. Es una
fantástica que toda pompa renacentista y un mueble liso es más bonito que todas
desgracia para un Estado el que la cultura de sus habitantes abarque un período
las piezas de museo incrustadas y esculpidas. El lenguaje de Goethe es mucho
de tiempo tan amplio. El campesino de regiones apartadas vive en el siglo XIX. Y
más bonito que todos los ornamentos de los pastores del Pegnitz.
en la procesión de la fiesta de jubileo tomaron parte gentes que ya en la época
de las grandes migraciones de los pueblos se hubieran encontrado retrasadas.
Los malos espíritus lo oyeron con desagrado, y el Estado, cuya misión es retrasar Feliz el país que no tenga este tipo de rezagados y merodeadores. ¡Feliz América!
a los pueblos en su evolución cultural, consideró como suya la cuestión de la Entre nosotros mismos hay en las ciudades hombres que no son nada modernos,
evolución y reanudación del ornamento. ¡Pobre del Estado, cuyas revoluciones rezagados del siglo XVIII que se horrorizan ante un cuadro con sombras violetas,
las dirijan los consejeros! Pronto pudo verse en el Museo de Artes Decorativas porque aún no saben ver el violeta. Les gusta el faisán si el cocinero se ha pasado
de Viena un bufet con el nombre La rica pesca; hubo armarios que se llamaron todo un día para prepararlo y la pitillera con ornamentos renacentistas les gusta
La princesa encantada o algo por el estilo, cosa que se refería a los ornamentos mucho más que la lisa. ¿Y qué pasa en el campo? Los vestidos y aderezos son de
con que estaban decorados esos desgraciados muebles. El estado austríaco se siglos anteriores. El campesino no es cristiano, todavía es pagano.
tomó tan en serio su trabajo que se preocupó de que las polainas de paño no
desapareciesen de las fronteras de la monarquía austro-húngara. Obligó a todo
Los rezagados retrasan la evolución cultural de los pueblos y de la humanidad, ya
hombre culto que tuviera veinte años a llevar durante tres años polainas en lugar
que el ornamento no está engendrado sólo por delincuentes, sino que comete un
de calzado eficiente. Ya que todo Estado parte de la suposición de que un pueblo
delito en tanto que perjudica enormemente a los hombres atentando a la salud, al
que esté en baja forma es más fácil de gobernar.
patrimonio nacional y por eso a la evolución cultural. Cuando dos hombres viven

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cerca y tienen unas mismas exigencias, las mismas pretensiones y los mismos in- Reniega de sus productos una vez transcurridos tres años. Las personas cultas los
gresos, pero no obstante pertenecen a distintas civilizaciones, se puede observar consideran insoportables de inmediato; los otros, sólo se dan cuenta de esto al
lo siguiente, desde el punto de vista económico de un pueblo: el hombre del siglo cabo de años. ¿Dónde se hallan hoy las obras de Otto Eckmann? ¿Dónde estarán
XX será cada vez más rico, el del siglo XVIII cada vez más pobre. Supongamos que las obras de Olbrich dentro de diez años? El ornamento moderno no tiene padres
los dos viven según sus inclinaciones. El hombre del siglo XX puede cubrir sus exi- ni descendientes, no tiene pasado ni futuro. Sólo es saludado con alegría por per-
gencias con un capital mucho más pequeño y por ello puede ahorrar. La verdura sonas incultas, para quienes la grandeza de nuestra época es un libro con siete
que le gusta está simplemente hervida en agua y condimentada con mantequilla. sellos, y, al cabo de un tiempo, reniegan de él.
Al otro hombre le gusta más cuando se le añade miel y nueces y cuando sabe que
otra persona ha pasado horas para cocinarla. Los platos ornamentados son muy En la actualidad, la humanidad es más sana que antes; sólo están enfermos unos
caros, mientras que la vajilla blanca que le gusta al hombre es barata. Éste ahorra pocos. Estos pocos, sin embargo, tiranizan al obrero, que está tan sano que no
mientras que el otro se endeuda. Así ocurre con naciones enteras. ¡Pobre del pue- puede inventar ornamento alguno. Le obligan a realizar, en diversos materiales,
blo que se quede rezagado en la evolución cultural! Los ingleses serán cada vez los ornamentos inventados por ellos.
más ricos y nosotros cada vez más pobres...
El cambio del ornamento trae como consecuencia una pronta desvaloración del
Sin embargo, es mucho mayor el daño que padece el pueblo productor a causa producto del trabajo. El tiempo del trabajador, el material empleado, son capi-
del ornamento, ya que el ornamento no es un producto natural de nuestra civili- tales que se derrochan. He enunciado la siguiente idea: La forma de un objeto
zación, es decir, que representa un retroceso o una degeneración; el trabajo del debe ser tolerable el tiempo que dure físicamente. Trataré de explicarlo: Un traje
ornamentista ya no se paga como es debido. cambiará muchas más veces su forma que una valiosa piel. El traje de baile crea-
do para una sola noche, cambiará de forma mucho más deprisa que un escritorio.
Es conocida la situación en los oficios de talla y adorno, los sueldos criminal- Qué malo sería, sin embargo, si tuviera que cambiarse el escritorio tan rápida-
mente bajos que se pagan a las bordadoras y encajeras. El ornamentista ha de mente como un traje de baile por el hecho de que a alguien le pareciera su forma
trabajar veinte horas para lograr los mismos ingresos de un obrero moderno que insoportable; entonces se perdería el dinero gastado en ese escritorio.
trabaje ocho horas. El ornamento encarece, por regla general, el objeto; sin em-
bargo, se da la paradoja de que una pieza ornamentada con igual coste material
Esto lo sabe bien el ornamentista y los ornamentistas austríacos intentan resolver
que el de un objeto liso, y que necesita el triple de horas de trabajo para su rea-
este problema. Dicen: «Preferimos al consumidor que tiene un mobiliario que,
lización, cuando se vende, se paga por el ornamentado la mitad que por el otro.
pasados diez años, le resulta inaguantable, y que, por ello, se ve obligado a ad-
La carencia de ornamento tiene como consecuencia una reducción de las horas
quirir muebles nuevos cada década, al que se compra objetos sólo cuando ha
de trabajo y un aumento de sueldo. El tallista chino trabaja dieciséis horas, el
de substituir los gastados. La industria lo requiere. Millones de hombres tienen
americano sólo ocho. Si por una caja lisa se paga lo mismo que por otra ornamen-
trabajo gracias al cambio rápido». Parece que éste es el misterio de la economía
tada, la diferencia, en cuanto a horas de trabajo, beneficia al obrero. Si no hubiera
nacional austríaca; cuantas veces, al producirse un incendio, se oyen las palabras:
ningún tipo de ornamento —situación que a lo mejor se dará dentro de miles de
«¡Gracias a Dios, ahora la gente ya tendrá algo que hacer!» Propongo un buen
años— el hombre, en vez de tener que trabajar ocho horas, podría trabajar sólo
sistema: Se incendia una ciudad, se incendia un imperio, y entonces todo nada en
cuatro, ya que la mitad del trabajo se va, aún hoy en día, en realizar ornamentos.
bienestar y en la abundancia. Que se fabriquen muebles que, al cabo de tres años,
puedan quemarse; que se hagan guarniciones que puedan ser fundidas al cabo de
Ornamento es fuerza de trabajo desperdiciada y por ello salud desperdiciada. Así
cuatro años, ya que en las subastas no se logra ni la décima parte de lo que costó
fue siempre. Hoy significa, además, material desperdiciado y ambas cosas signifi-
la mano de obra y el material, y así nos haremos ricos y más ricos.
can capital desperdiciado.
La pérdida no sólo afecta a los consumidores, sino, sobre todo, a los productores.
Como el ornamento ya no pertenece a nuestra civilización desde el punto de vista
Hoy en día, el ornamento, en aquellas cosas que gracias a la evolución pueden
orgánico, tampoco es ya expresión de ella. El ornamento que se crea en el pre-
privarse de él, significa fuerza de trabajo desperdiciada y material profanado. Si
sente ya no tiene ninguna relación con nosotros ni con nada humano; es decir,
todos los objetos pudieran durar tanto desde el ángulo estético como desde el
no tiene relación alguna con la actual ordenación del mundo. No es capaz de
físico, el consumidor podría pagar un precio que posibilitara que el trabajador ga-
evolucionar. ¿Qué ha sucedido con la ornamentación de Otto Eckmann, con la
nara más dinero y tuviera que trabajar menos. Por un objeto del cual esté seguro
de Van de Velde? Siempre estuvo el artista sano y vigoroso en las cumbres de la
que voy a utilizar y obtener el máximo rendimiento pago con gusto cuatro veces
humanidad. El ornamentista moderno es un retrasado o una aparición patológica.

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más que por otro que tenga menos valor a causa de su forma o material. Por mis 40». Con esto he elevado el estado anímico de este hombre, cosa que me agrade-
botas pago gustoso 40 coronas, a pesar de que en otra tienda encontraría botas cerá con trabajo y material, que, en cuanto a calidad, no están en modo alguno
por 10 coronas. Pero, en aquellos oficios que languidecen bajo la tiranía de los relacionados con la sobreabundancia. Es feliz. Raras veces llega la felicidad a su
ornamentistas, no se valora el trabajo bueno o malo. El trabajo sufre a causa de casa. Ante él hay un hombre que le entiende, que aprecia su trabajo y no duda de
que nadie está dispuesto a pagar su verdadero valor. su honradez. En sueños ya ve los zapatos terminados delante suyo. Sabe dónde
puede encontrar la mejor piel, sabe a qué trabajador debe confiar los zapatos y
Y esto no deja de estar bien así, ya que tales objetos ornamentados sólo resultan éstos tendrán tantas pintas y agujeros como los que sólo aparecen en los zapatos
tolerables en su ejecución más mísera. más elegantes. Entonces le digo: «Pero impongo una condición. Los zapatos tie-
nen que ser enteramente lisos». Ahora es cuando le he lanzado desde las alturas
Puedo soportar un incendio más fácilmente si oigo decir que sólo se han que- más espirituales al Tártaro. Tendrá menos trabajo, pero le he arrebatado toda la
mado cosas sin valor. Puedo alegrarme de las absurdas y ridículas decoraciones alegría.
montadas con motivo del baile de disfraces de los artistas, porque sé que lo han
montado en pocos días y que lo derribarán en un momento. Pero tirar monedas Predico para los aristócratas. Soporto los ornamentos en mi propio cuerpo si éstos
de oro en vez de guijarros, encender un cigarrillo con un billete de banco, pulve- constituyen la felicidad de mi prójimo. En este caso también llegan a ser, para mí,
rizar y beberse una perla es algo antiestético. motivo de contento. Soporto los ornamentos del cafre, del persa, de la campe-
sina eslovaca, los de mi zapatero, ya que todos ellos no tienen otro medio para
Verdaderamente los objetos ornamentados producen un efecto antiestético, so- alcanzar el punto culminante de su existencia. Tenemos el arte que ha borrado el
bre todo cuando se realizaron en el mejor material y con el máximo cuidado, re- ornamento. Después del trabajo del día vamos al encuentro de Beethoven o de
quiriendo mucho tiempo de trabajo. Yo no puedo dejar de exigir ante todo trabajo Tristán. Esto no lo puede hacer mi zapatero. No puedo arrebatarle su alegría, ya
de calidad, pero desde luego no para cosas de este tipo. que no tengo nada que ofrecerle a cambio. El que, en cambio, va a escuchar la
Novena Sinfonía y luego se sienta a dibujar una muestra de tapete es un hipócrita
El hombre moderno, que considera sagrado el ornamento, como signo de superio- o un degenerado.
ridad artística de las épocas pasadas, reconocerá de inmediato, en los ornamen-
tos modernos, lo torturado, lo penoso y lo enfermizo de los mismos. Alguien que La carencia de ornamento ha conducido a las demás artes a una altura imprevis-
viva en nuestro nivel cultural no puede crear ningún ornamento. ta. Las sinfonías de Beethoven no hubieran sido escritas nunca por un hombre que
fuera vestido de seda, terciopelos y encajes. El que hoy en día lleva una america-
Ocurre de distinta manera con los hombres y pueblos que no han alcanzado este na de terciopelo no es un artista, sino un payaso o un pintor de brocha gorda. Nos
grado. hemos vuelto más refinados, más sutiles. Los gregarios se tenían que diferenciar
por colores distintos, el hombre moderno necesita su vestido impersonal como
Predico para el aristócrata. Me refiero al hombre que se halla en la cima de la hu- máscara. Su individualidad es tan monstruosamente vigorosa que ya no la puede
manidad y que, sin embargo, comprende profundamente los ruegos y exigencias expresar en prendas de vestir. La falta de ornamentos es un signo de fuerza es-
del inferior. Comprende muy bien al cafre, que entreteje ornamentos en la tela piritual. El hombre moderno utiliza los ornamentos de civilizaciones anteriores y
según un ritmo determinado, que sólo se descubre al deshacerla; al persa que extrañas a su antojo. Su propia invención la concentra en otros objetos.
anuda sus alfombras; a la campesina eslovaca que borda su encaje; a la anciana
señora que realiza objetos maravillosos en cuentas de cristal y seda. El aristócrata
les deja hacer, sabe que, para ellos, las horas de trabajo son sagradas.

El revolucionario diría: «Todo esto carece de sentido». Lo mismo que apartaría a


una ancianita de la vecindad de una imagen sagrada y le diría: «No hay Dios». Sin
embargo, el ateo —entre los aristócratas— al pasar por delante de una iglesia se
quita el sombrero.

Mis zapatos están llenos de ornamentos por todas partes, constituidos por pintas
y agujeros, trabajo que ha ejecutado el zapatero y no le ha sido pagado. Voy al
zapatero y le digo: «Usted pide por un par de zapatos 30 coronas. Yo le pagaré

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MANIFIESTO
I. Queremos cantar el amor al peligro, el hábito de la energía y de la temeridad.

2. Los elementos esenciales de nuestra poesía serán el valor, la audacia y la re-


beldía.

DEL FUTURISMO 3. Puesto que la literatura ha magnificado hasta ahora la inmovilidad pensativa,
el éxtasis y el sueño, nosotros queremos exaltar el movimiento agresivo, el insom-
nio febril, el paso gimnástico, el salto peligroso, la bofetada y el puñetazo.

4. Declaramos que el esplendor del mundo se ha enriquecido con una belleza


F. T. Marinetti nueva: la belleza de la velocidad. Un automóvil de carreras adornado con gran-
des tubos como serpientes de aliento explosivo ... un automóvil rugidor que pare-
(1909) ce correr sobre la metralla, es más bello que la Victoria de Samotracia.

5. Queremos cantar al hombre que lleva el volante, cuya columna de dirección


ideal atraviesa la Tierra, lanzada esta al circuito de su órbita.

6. Es menester que el poeta se afane con calor, ímpetu y prodigalidad, para au-
mentar el fervor entusiasta de los elementos primordiales.

7. Solo hay belleza en la lucha. Ninguna obra que no tenga un carácter agresivo
puede ser una obra maestra. La poesía tiene que ser un asalto violento contra las
fuerzas desconocidas, para forzarlas a postrarse ante el hombre.

8. ¡Nos encontramos sobre el promontorio más elevado de los siglos ... ! ¿A santo
de qué mirar tras nosotros cuando lo que necesitamos es echar abajo las puertas
misteriosas de lo imposible? El Tiempo y el Espacio murieron ayer. Vivimos ya en
lo absoluto, puesto que ya hemos creado la eterna velocidad omnipotente.

9. Queremos glorificar la guerra — única higiene del mundo— , el militarismo, el


patriotismo, el ademán destructor de los anarquistas, las bellas Ideas que matan
y el desprecio a la mujer.

10. Queremos destruir los museos, las bibliotecas, las academias de todo tipo, y
combatir contra el moralismo, el feminismo y contra toda vileza oportunista y
utilitaria.

11. Nosotros cantaremos a las grandes masas agitadas por el trabajo, por el pla-
cer o por la revuelta: cantaremos a las marchas multicolores y polifónicas de las
revoluciones en las capitales modernas, cantaremos al vibrante fervor nocturno
de las minas y de las canteras, incendiados por violentas lunas eléctricas; a las
estaciones ávidas, devoradoras de serpientes que humean; a las fábricas suspen-
didas de las nubes por los retorcidos hilos de sus humos; a los puentes semejantes
a gimnastas gigantes que husmean el horizonte, y a las locomotoras de pecho
amplio, que patalean sobre los rieles, como enormes caballos de acero embri-

16 17
dados con tubos, y al vuelo resbaloso de los aeroplanos, cuya hélice flamea al los canales para inundar las cuevas de los museos ... ! ¡Oh, que floten a la deriva
viento como una bandera y parece aplaudir sobre una masa entusiasta. Es desde los lienzos gloriosos! ¡Blandid picos y martillos! ¡Socavad los cimientos de las ciu-
Italia que lanzamos al mundo este nuestro manifiesto de violencia arrolladora e dades venerables!
incendiaria con el cual fundamos hoy el FUTURISMO porque queremos liberar a
este país de su fétida gangrena de profesores, de arqueólogos, de cicerones y de
Los de más edad de nosotros cuentan treinta años; nos quedan, pues, diez años,
anticuarios. Ya por demasiado tiempo Italia ha sido un mercado de ropavejeros.
al menos, para llevar a cabo nuestra tarea. ¡Cuando tengamos cuarenta años, que
Nosotros queremos liberarla de los innumerables museos que la cubren por com-
otros más jóvenes y decididos que nosotros, ¡no titubeen en arrojarnos al cesto
pleto de cementerios.
como manuscritos inútiles ... ! Llegarán desde muy lejos, de todas partes, saltando
a la cadencia ligera de sus primeros poemas, abofeteando el aire con sus gan-
Museos ¡cementerios ... ! Idénticos ciertamente en su siniestro codo con codo de chudos dedos y olfateando, a las puertas de las academias, el buen olor de la
cuerpos que se ignoran. Públicos dormitorios donde se duerme para siempre jun- pudrición de nuestros espíritus, ya ofrecidos a las catacumbas de las bibliotecas.
to a seres odiados o desconocidos. Ferocidad reciproca de los pintores y los es-
cultores que se matan entre sí a golpes de lineas y de colores en el mismo museo. Pero nosotros no estaremos allí. Nos hallarán finalmente, en una noche de invier-
Que se les haga una visita anual como se va a visitar a los muertos una vez al año no, bajo un hangar triste donde teclea la monotonía de la lluvia, agachados junto
... , ¡podemos, desde luego, admitirlo ... ! Incluso que una vez al año se depositen a nuestros trepidantes aeroplanos, calentándonos las manos al miserable fuego
flores a los pies de la Gioconda, ¡lo concebimos ... ! Pero que se vayan a pasear de nuestros libros de hoy que lIamearán alegremente bajo el chisporroteante
cotidianamente en los museos nuestras tristezas. nuestras frágiles valentías y vuelo de sus imágenes.
nuestra inquietud ¡no lo consentimos ... ! ¿Es que os queréis envenenar? ¿Es que
os queréis pudrir? Se amontonarán a nuestro alrededor, jadeantes de angustia y de despecho, exas-
perados todos por nuestro valor orgulloso e infatigable, y se aprestarán a matar-
¿Qué puede hallarse en un cuadro viejo si no es la penosa contorsión del artista nos, con tanto mayor odio cuanto que su corazón estará embriagado de amor y
en sus esfuerzos por romper las barreras infranqueables que se opusieron a su admiración hacia nosotros. Y, ante nuestros ojos, estallará radiante la fuerte y
deseo de expresar enteramente sus sueños? santa Injusticia.

Admirar un cuadro viejo es derramar nuestra sensibilidad en una urna funeraria, Pues el arte sólo puede ser violencia, crueldad e injusticia.
en vez de impulsarla hacia adelante mediante violentos chorros de creación y
acción. Los de más edad de nosotros cuentan treinta años y, sin embargo, ya hemos mal-
gastado tesoros, tesoros de fuerza, de amor, de valor y de tensa voluntad, apre-
¿Es que queréis, así, malgastar vuestras mejores fuerzas en una inútil admiración suradamente, con delirio, sin precaución, a brazo partido, hasta perder el aliento.
del pasado de la cual salis forzosamente agotados, disminuidos y pisoteados?

La verdad es que la frecuentación cotidiana de los museos, las bibliotecas y las ¡Miradnos! No estamos agotados ... ¡No hay la menor fatiga en nuestros corazo-
nes! ¡Están alimentados de fuego. de odio y de velocidad ... ! ¡.Os asombra? ¡Es que
academias ( iesos cementerios de esfuerzos perdidos, esos calvarios de sueños
ni siquiera os acordáis de haber vivido! Erguidos en la cima del mundo, ¡una vez
crucificados, esos registros de impulsos rotos... !) viene a ser para los artistas como
más lanzamos nuestro desafío a las estrellas!
la prolongada tutela de los padres para los muchachos inteligentes, embriagados
con su talento y su ambiciosa voluntad.
¿Vuestras objeciones? ¡Basta! ¡Basta! ¡Las conozco! ¡No hay más que hablar!
Sabemos muy bien lo que nuestra hermosa y falsa inteligencia nos afirma.
Para los moribundos, los inválidos y los prisioneros, bien está. Acaso sea un bálsa-
«No somos— dice— sino el resumen y la prolongación de nuestros antepasados.»
mo para sus heridas el pasado admirable, toda vez que les está vedado el porvenir
... Pero nosotros, los jóvenes, los fuertes, los futuristas vivientes ¡no lo queremos! ¡Quizá sí! ¡Admitámoslo ... ! ¿Y qué importa ... ? Pero ¡no queremos escuchar!
¡Libraos bien de repetir estas palabras infames! ¡Alzad, mejor, la cabeza!
¡Vengan, pues, los buenos incendiarios de dedos tiznados !... ¡Aquí están! ¡Aquí iErguidos en la cima del mundo, una vez más lanzamos nuestro desafío a las es-
están! ¡Arrojad, pues, al fuego los estantes de las bibliotecas! iDesviad el curso de trellas!

18 19
OTROS
En efecto, todo se mueve, todo corre, todo se transforma rápidamente. Un perfil
nunca está inmóvil ante nosotros, sino que aparece y desaparece sin cesar. Dada
la persistencia de la imagen en la retina, los objetos en movimiento se multiplican
y, al proseguirse, se deforman, como vibraciones precipitadas, en el espacio que

MANIFIESTOS recorren. Así, un caballo que corre no tiene cuatro patas, sino veinte, y sus movi-
mientos son triangulares.

DEL FUTURISMO Todo es convencional en arte. En pintura no hay nada absoluto. Lo que era verdad
para los pintores de ayer, hoy no es más que mentira. Declaramos, por ejemplo,
que un retrato no debe parecerse al modelo, y que el pintor lleva dentro de sí los
paisajes que quiere fijar en el lienzo.

Para pintar una figura humana, no hay que pintarla, sino dar toda la atmósfera
envolvente.

MANIFIESTO DE LOS El espacio ya no existe. En efecto, el pavimento de la calle; mojado por la lluvia
y bajo el brillo de las lámparas eléctricas, se abre inmensamente hasta el centro
PINTORES FUTURISTAS de la tierra.

¿Quién puede, pues, seguir creyendo en la opacidad de los cuerpos, cuando nues-
(1910) tra aguzada y multiplicada sensibilidad ha adivinado ya las oscuras manifesta-
ciones de los estados mediumnicos? ¿Por qué olvidar en nuestras creaciones la
redoblada potencia de nuestra vista, que puede dar resultados análogos a los de
El 8 de marzo de 1910, en las candilejas del teatro Chiarella de Turín, arrojamos a
los rayos X?
un público de tres mil personas-artistas, hombres de letras, estudiantes y curiosos
nuestro primer Manifiesto, bloque violento y lírico que contenía todas nuestras Nos bastará con citar algunos ejemplos, elegidos entre los innumerables que pu-
náuseas profundas, nuestros desprecios altivos y nuestras rebeliones contra la dieran ofrecerse, para demostrar la verdad de lo que decirnos.
vulgaridad, la pedante mediocridad académica y el culto fanático a todo lo anti-
guo y carcomido. Las dieciséis personas que están a vuestro alrededor en un autobús en marcha,
son, cada una y todas a la vez, una, diez, cuatro, tres; son inmóviles y se desplazan;
Esa fue nuestra adhesión al movimiento de los poetas futuristas iniciado hace un van, vienen, saltan a la calle, bruscamente devoradas por el sol, y después vuelven
año por F. T. Marinetti en las columnas de Le Figaro. a sentarse ante vosotros, corno símbolos persistentes de la vibración universal.
La batalla de Turín se ha hecho legendaria. Allí intercambiamos casi tantos pu- ¿Cuántas veces no habremos visto, en la mejilla de la persona con la cual estamos
ñetazos como ideas para defender de una muerte fatal el genio del Arte Italiano. hablando, al caballo que pasaba muy lejos, al otro extremo de la calle?
Y he aquí que, en una pausa momentánea de esa lucha formidable, nos apar- Nuestros cuerpos penetran en los canapés donde nos sentamos y los canapés
tamos de la multitud, para exponer con precisión técnica nuestro programa de penetran en nosotros. El autobús se lanza sobre las casas y, a su vez, las casas se
renovación de la pintura, del cual ha sido una manifestación luminosa nuestro precipitan sobre el autobús y se funden con él.
Salón Futurista de Milán.
La construcción de los cuadros ha sido, hasta ahora, estúpidamente tradicional.
Nuestra creciente ansia de verdad ya no puede contentarse con la forma y el co-
lor, tal y como hasta ahora fueron comprendidos. Los pintores nos mostraron siempre los objetos y las personas colocados ante no-
sotros. En adelante, nosotros colocaremos al espectador en el centro del cuadro.
El ademán que en el lienzo queremos reproducir no será ya un instante detenido
del dinamismo universal. Será, simplemente, la propia sensación dinámica.

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Así como, en todos los dominios del espíritu humano, una clarividente indagación decorativas que ni las necesidades constructivas ni nuestro gusto justifican, y que
individual ha barrido las inmóviles oscuridades del dogma, es menester que la vi- se originan en la antigüedad egipcia, india o bizantina o en aquel alucinante auge
vificadora corriente de la ciencia se apresure a liberar a la pintura de la tradición de idiotez e impotencia que llamamos neo-clasicismo.
académica.
En Italia se aceptan estas rufianerías arquitectónicas y se hace pasar la rapaz
Queremos, a toda costa, penetrar en la vida. La victoriosa ciencia de nuestros días incompetencia extranjera por genial invención, por arquitectura novísima. Los jó-
ha renegado de su pasado para responder mejor a las necesidades materiales de venes arquitectos italianos (los que aprenden originalidad escudriñando clandes-
nuestro tiempo; queremos que el arte, al renegar de su pasado, pueda responder, tinamente publicaciones de arte) hacen gala de su talento en los nuevos barrios
finalmente, a las necesidades intelectuales que nos agitan. de nuestras ciudades, donde una alegre ensalada de columnitas ojivales, grandes
hojas barrocas, arcos góticos apuntados, pilares egipcios, volutas rococó, amor-
Nuestra renovada conciencia nos impide considerar al hombre corno el centro de cillos renacentistas, rechonchas cariátides presume de estilo seriamente y hace
la vida universal. Para nosotros, el dolor de un hombre es tan interesante corno ostentación de sus aires monumentales. El caleidoscópico aparecer y desapare-
el dolor de una lámpara eléctrica que sufre con sobresaltos espasmódicos y grita cer de las formas, el multiplicarse de las máquinas y las crecientes necesidades
con las expresiones más desgarradoras del color. La armonía de las líneas y de impuestas por la rapidez de las comunicaciones, por la aglomeración de la gente,
los pliegues de un vestido contemporáneo ejerce sobre nuestra sensibilidad el por la higiene y por otros cientos de fenómenos de la vida moderna no dan ningún
mismo poder emotivo y simbólico que ejercía el desnudo sobre la sensibilidad de quebradero de cabeza a estos autollamados renovadores de la arquitectura.
los antiguos.
Con los preceptos de Vitruvio, de Vignola y de Sansovino en la mano, más algún
Para concebir y comprender las nuevas bellezas de un cuadro futurista, es me- que otro librillo de arquitectura alemana, insisten tozudos en reproducir la ima-
nester que el alma se purifique; es menester que los ojos se liberen de su velo de gen de la imbecilidad secular en nuestras ciudades, que deberían, por el contra-
atavismo y de cultura para, finalmente, considerar como control único la Natura- rio, ser la proyección fiel e inmediata de nosotros mismos.
leza y no el Museo.
De esa manera, este arte expresivo y sintético se ha convertido, en sus manos, en
Una vez obtenido este resultado, pronto se advertirá que nunca circularon bajo un ejercicio estilístico vacío, en un revoltijo de fórmulas malamente amontona-
nuestra epidermis tintas pardas; se advertirá que el amarillo resplandece en nues- das para camuflar de edificio moderno al mismo contenedor de piedra y ladrillo
tra carne, que en ella lIamea el rojo y que el verde, el azul y el violeta danzan en inspirado en el pasado. Como si nosotros, acumuladores y generadores de movi-
ella con mil gracias voluptuosas y acariciadoras. miento, con nuestras prolongaciones mecánicas, con el ruido y la velocidad de
nuestra vida, pudiéramos vivir en las mismas casas, en las mismas calles construi-
das para las necesidades de los hombres de hace cuatro, cinco o seis siglos.

Ésta es la suprema idiotez de la arquitectura moderna, que se repite por la com-


plicidad mercantil de las academias, domicilios forzados de la inteligencia, en las
MANIFIESTO DE LA que se obliga a los jóvenes a copiar onanísticamente los modelos clásicos, en lu-
gar de abrir del todo su mente a la búsqueda de los límites y la solución del nuevo
ARQUITECTURA FUTURISTA y acuciante problema: la casa y la ciudad futuristas. La casa y la ciudad espiritual
y materialmente nuestras, en las cuales nuestra agitación pueda desarrollarse sin
parecer un grotesco anacronismo.
ANTONIO SANT’ ELIA El problema de la arquitectura futurista no es un problema de readaptación li-
(1914) neal. No se trata de encontrar nuevas formas, nuevos perfiles de puertas y venta-
nas, ni de sustituir columnas, pilares, ménsulas con cariátides, moscones y ranas.
Después del siglo XVIII la arquitectura dejó de existir. A la mezcla destartalada Es decir, no se trata de dejar la fachada de ladrillo visto, de revocarla o de forrarla
de los más variados estilos que se utiliza para disfrazar el esqueleto de la casa de piedra, ni de marcar diferencias formales entre el edificio nuevo y el antiguo,
moderna se le llama arquitectura moderna. La belleza novedosa del cemento sino de crear ex-novo la casa futurista, de construirla con todos los recursos de la
y del hierro es profanada con la superposición de carnavalescas incrustaciones ciencia y de la técnica, satisfaciendo noblemente cualquier necesidad de nuestras

22 23
costumbres y de nuestro espíritu, pisoteando todo lo que es grotesco, pesado y y los ascensores treparán por las fachadas como serpientes de hierro y cristal. La
antitético a nosotros (tradición, estilo, estética, proporción), creando nuevas for- casa de cemento, cristal y hierro, sin pintura ni escultura, bella sólo por la belleza
mas, nuevas líneas, una nueva armonía de contornos y de volúmenes, una arqui- natural de sus líneas y de sus relieves, extraordinariamente fea en su mecánica
tectura que encuentre su justificación sólo en las condiciones especiales de la sencillez, tan alta y ancha como es necesario y no como prescriben las ordenanzas
vida moderna y que encuentre correspondencia como valor estético en nuestra municipales, debe erigirse en el borde de un abismo tumultuoso, la calle, que ya
sensibilidad. Esta arquitectura no puede someterse a ninguna ley de continuidad no correrá como un felpudo delante de las porterías, sino que se construirá bajo
histórica. Debe ser nueva, como nuevo es nuestro estado de ánimo. tierra en varios niveles, recibiendo el tráfico metropolitano y comunicándose a
través de pasarelas metálicas y rapidísimas cintas transportadoras.
El arte de construir ha podido evolucionar en el tiempo, y pasar de un estilo a otro
manteniendo inalterados los atributos generales de la arquitectura, porque en la Hay que eliminar lo decorativo. El problema de la arquitectura futurista no debe
historia son frecuentes los cambios de la moda y los que produce la sucesión de solucionarse hurtando fotografías de la China, de Persia y de Japón, o embobán-
religiones y regímenes políticos. Pero son rarísimas las causas de cambios profun- dose con las reglas de Vitruvio, sino a base de intuiciones geniales acompaña-
dos en el entorno, las causas que rompen y renuevan, como el descubrimiento de das de la experiencia científica y técnica. Todo debe ser revolucionado. Deben
ciertas leyes naturales, el perfeccionamiento de los medios mecánicos y el uso aprovecharse las cubiertas y los sótanos, hay que reducir la importancia de las
racional y científico del material. fachadas, trasladar los problemas del buen gusto del ámbito de la formita, el ca-
pitelito, el portalito, al campo más amplio de las grandes agrupaciones de ma-
El proceso consecuente de desarrollo estilístico de la arquitectura se detiene en sas, de la amplia distribución de las plantas del edificio. Basta ya de arquitectura
la vida moderna. La arquitectura se separa de la tradición. Se comienza necesa- monumental fúnebre y conmemorativa. Deshagámonos de monumentos, aceras,
riamente de cero. soportales y escalinatas; soterremos las calles y las plazas; elevemos el nivel de
las ciudades.
El cálculo de la resistencia de los materiales, el uso del hormigón armado y del
hierro excluyen la “arquitectura” entendida en el sentido clásico y tradicional. Los YO COMBATO Y DESPRECIO:
modernos materiales de construcción y nuestros conocimientos científicos no se
prestan en absoluto a la disciplina de los estilos históricos y son la causa principal 1.- Toda la pseudo-arquitectura de vanguardia, austríaca, húngara, alemana y
del aspecto grotesco de las construcciones “a la moda” en las que se pretende norteamericana;
conseguir de la ligereza, de la soberbia agilidad de la viga y de la fragilidad del
cemento armado la pesada curva de un arco y el aspecto macizo de un mármol. 2.- Toda la arquitectura clásica, solemne, hierática, escenográfica, decorativa,
monumental, agraciada y agradable;
La formidable antítesis entre el mundo moderno y el antiguo está determinada
por todo lo que antes no existía. Han entrado en nuestras vidas elementos que 3.- El embalsamamiento, la reconstrucción, la reproducción de los monumentos
los hombres antiguos ni siquiera podían imaginar. Se han producido situaciones y los palacios antiguos;
materiales y han aparecido actitudes del espíritu que repercuten con mil efectos
distintos, el primero de todo la formación de un nuevo ideal de belleza todavía 4.- Las líneas perpendiculares y horizontales, las formas cúbicas y piramidales,
oscuro y embrionario, pero que ya ejerce su atracción en la multitud. Hemos per- que son estáticas, pesadas, oprimentes y absolutamente ajenas a nuestra novísi-
dido el sentido de lo monumental, de lo pesado, de lo estático, y hemos enriqueci- ma sensibilidad;
do nuestra sensibilidad con el gusto por lo ligero, lo práctico, lo efímero y lo veloz.
Percibimos que ya no somos los hombres de las catedrales, de los palacios y de 5.- El uso de materiales macizos, voluminosos, duraderos, anticuados y costosos.
los edificios públicos, sino de los grandes hoteles, de las estaciones de ferrocarril,
de las carreteras inmensas, de los puertos colosales, de los mercados cubiertos, Y PROCLAMO:
de las galerías luminosas, de las líneas rectas, de los saludables vaciados.
1.- Que la arquitectura futurista es la arquitectura del cálculo, de la audacia teme-
Nosotros debemos inventar y volver a fabricar la ciudad futurista como una inmen- raria y de la sencillez; la arquitectura del hormigón armado, del hierro, del cristal,
sa obra tumultuosa, ágil, móvil, dinámica en cada una de sus partes, y la casa futu- del cartón, de la fibra textil y de todos los sustitutos de la madera, de la piedra y
rista será similar a una gigantesca máquina. Los ascensores no estarán escondidos del ladrillo, que permiten obtener la máxima elasticidad y ligereza;
como tenias en los huecos de escalera, sino que éstas, ya inútiles, serán eliminadas

24 25
2.- Que la arquitectura futurista, sin embargo, no es una árida combinación de
practicidad y utilidad, sino que sigue siendo arte, es decir, síntesis y expresión;

3.- Que las líneas oblicuas y las líneas elípticas son dinámicas, que por su propia
naturaleza poseen un poder expresivo mil veces superior al de las líneas horizon-
tales y perpendiculares, y que sin ellas no puede existir una arquitectura dinámi-
camente integradora;

4.- Que la decoración, como algo superpuesto a la arquitectura, es un absurdo, y


que sólo del uso y de la disposición original del material bruto o visto o violenta-
mente coloreado depende el valor decorativo de la arquitectura futurista;

5.- Que, al igual que los hombres antiguos se inspiraron, para su arte, en los ele-
mentos de la naturaleza, nosotros – material y espiritualmente artificiales – de-
bemos encontrar esa inspiración en los elementos del novísimo mundo mecánico
que hemos creado y del que la arquitectura debe ser la expresión más hermosa,
la síntesis más completa, la integración artística más eficaz;

6.- Que la arquitectura como arte de distribuir las formas de los edificios según
criterios pre establecidos está acabada;

7.- Que por arquitectura debe entenderse el esfuerzo por armonizar con libertad y
gran audacia el entorno y el hombre, es decir, por convertir el mundo de las cosas
en una proyección directa del mundo del espíritu;

8.- De una arquitectura así concebida no puede nacer ningún hábito plástico y
lineal, porque los caracteres fundamentales de la arquitectura futurista serán la
caducidad y la transitoriedad. Las casas durarán menos que nosotros.

Cada generación deberá fabricarse su ciudad. Esta constante renovación del en-
torno arquitectónico contribuirá a la victoria del Futurismo que ya se impone con
las Palabras en libertad, el Dinamismo plástico, la Música sin cuadratura y el Arte
de los ruidos, y por el que luchamos sin tregua contra la cobarde prolongación
del pasado.

26 27
MANIFIESTO LA PINTURA CUBISTA
I
CUBISTA Las virtudes plásticas: la pureza, la unidad y la verdad tienen bajo si a la natura-
leza domada.

Inútilmente se cubre el arco iris, las estaciones tiemblan, las muchedumbres co-
rren hacia la muerte, la ciencia deshace y recompone lo que existe, los mundos se
alejan para siempre de nuestra concepción, nuestras fugaces imágenes se repiten
Guillaume Apollinaire o resucitan su inconsciencia y los colores, los olores, los rumores que impresionan
nuestros sentidos nos sorprenden, para desaparecer después en la naturaleza.
(1913)
Este fenómeno de belleza no es eterno. Sabemos que nuestro espíritu no tuvo
principio y que nunca cesará, pero, ante todo, nos formamos el concepto de la
creación y del fin del mundo. Sin embargo, demasiados artistas-pintores siguen
adorando las plantas, las piedras, el mar o los hombres.

Nos acostumbramos pronto a la esclavitud del misterio, que termina por crear
dulces placeres.

Dejamos a los obreros gobernar el universo, y los jardineros tienen menos respeto
por la naturaleza que los artistas.

Ya es hora de ser sus amos.

La buena voluntad no garantiza en absoluto la victoria.

De este lado de la eternidad danzan las mortales formas del amor y el nombre de
la naturaleza resume su pésima disciplina.

La llama es el símbolo de la pintura y las tres virtudes clásicas flamean radiantes.

La llama tiene esa unidad mágica por la cual, si se la divide, cada llamita es seme-
jante a la llama única.

Finalmente, tiene la verdad sublime de la luz que nadie puede negar.

Los artistas-pintores virtuosos de esta época occidental consideran su pureza en


al margen a las fuerzas naturales.

Ella es el olvido después del estudio. Y para que un artista puro muriera sería ne-
cesario que no hubieran existido todos los de los siglos pasados.

28 29
La pintura se purifica en occidente con aquella lógica ideal que los pintores anti- Los contrabandistas de las formas no defraudaran nuestras estatuas de sal ante
guos transmitieron a los nuevos como si les diesen la vida. la aduana de la razón.

Y esto es todo. No vagaremos por el provenir desconocido, que, separado de la eternidad, no es


más que una palabra destinada a tentar al hombre.
El hombre vive en el placer, otro en el dolor, algunos malbaratan la herencia,
otros se hacen ricos, y otros, finalmente, no tienen más que la vida. No nos extenuaremos por aferrar el presente demasiado fugaz. Este no puede
significar para el artista más que la máscara de la muerte: la moda.
Y esto es todo.
El cuadro existirá ineluctablemente.
No se pueden llevar consigo a todas partes el cadáver de nuestro propio padre.
La visión será entera, completa y su infinito, en lugar de señalar una imperfección,
Se le abandona en compañía de los muertos. Se le recuerda, se le llora, se habla solo hará remontarse la relación de una nueva criatura con un nuevo creador, y
de el con admiración. nada más.

Y, si nos toca llegar a ser padres, no debemos esperar que uno de nuestros hijos Sin lo cual no habrá unidad, y las relaciones entre los distintos puntos del lienzo
vaya a desdoblarse por la vida de nuestro cadáver. con diferentes temperamentos, con diferentes objetos, con diferentes luces, no
mostrarán más que una multiplicidad de desemejanzas sin armonía.
Pero en vano nuestros pies se levantan del suelo que guarda los muertos.
Porque si puede haber un número infinito de criaturas que testimonia cada una
Estimar la pureza es bautizar el instinto, humanizar el arte y divinizar la perso- por su propio creador, sin que ninguna ocupe el espacio de las que coexisten, es
nalidad. imposible concebirlas simultáneamente y su muerte proviene de su superposi-
ción, de su mezcolanza, de su amor.
La raíz, el tallo, la flor de lis muestran la progresión de la pureza hasta su floración
simbólica. Cada divinidad crea su propia imagen: así también los pintores.

Todos los cuerpos son iguales ante la luz y sus modificaciones surgen de este Solo los fotógrafos fabrican la reproducción de la naturaleza.
poder luminoso que construye a su voluntad.
La pureza y la unidad nada cuentan sin la verdad que no se puede comparar con
Nosotros no conocemos todos los colores y cada hombre los inventa nuevos. la realidad, ya que siempre es la misma, al margen de todas las fuerzas naturales
que se esfuerzan por mantenernos en el orden fatal en el que no somos más que
Pero el pintor debe, ante todo, representarse su divinidad, y los cuadros que ofre- animales.
ce a la admiración de los hombres le concederán la gloria de ejercer momentá-
neamente su propia divinidad. Ante todo, los artistas son hombres que quieren hacerse inhumanos.

Para eso es necesario abarcar con una mirada el pasado, el presente y el futuro. Buscan penosamente las huellas de la inhumanidad, huellas que no se encuen-
tran en ningún lugar en la naturaleza.
El lienzo debe presentar esta unidad esencial que por si sola provoca el éxtasis.
Pero nunca se descubrirá la realidad de una vez para siempre. La verdad será
Entonces nada fugitivo nos arrastrara al azar. siempre nueva. Si no, no sería más que un sistema más mísero que la naturaleza.

No volveremos atrás bruscamente. En este caso, la deplorable verdad, cada día más lejana, menos clara, menos real,
reduciría la pintura al estado de escritura plástica, destinada solamente a facilitar
Libres espectadores, no abandonaremos nuestra vida por nuestra curiosidad. las relaciones entre gentes de la misma raza.

30 31
Hoy encontraremos pronto la máquina para reproducir tales signos, sin signifi- Es conocida la anécdota de Apeles y Protógenes que nos relata Plinio.
cado.
Muestra claramente el placer estético que resulta solo de esta construcción con-
II trastante de la que he hablado.

Muchos pintores nuevos no pintan más que cuadros en los que no hay un autén- Apeles llega un día a la isla de Rodas para ver los trabajos de Protoógenes, que
tico tema. vivía allí. Este no estaba en su taller cuando Apeles llego.

Los títulos que hay en los catálogos desempeñan la función de los nombres que Una vieja cuidaba una tela lista para ser pintada. Apeles, en lugar de escribir su
designan a los hombres sin caracterizarlos. nombre, trazo sobre la tela una línea tan delicada como jamás podía verse algo
más logrado.
Así como existen Legros que son delgadísimos, y Leblonds que son muy morenos,
he visto lienzos llamados Soledad llenos de figuras. A su regreso, Protógenes la vio y reconoció la mano de Apeles y trazo sobre ella
otra línea de distinto color y más fina, de modo que parecían tres.
En estos casos aún se admite, a veces, usar palabras vagamente significativas
como “Retrato” “Paisaje” “Naturaleza Muerta”, pero muchos jóvenes artistas-pin- Apeles regreso al día siguiente sin hallar al que buscaba, y la finura de la línea que
tores no emplean más que el vocablo genérico de “Pintura”. trazo hizo desesperar a Protógenes.

Estos pintores, si observan la naturaleza, ya no la imitan y se dedican cuidadosa- Aquella pintura provoco por mucho tiempo la admiración de los entendidos, que
mente a la representación de las escenas naturales observadas y reconstruidas la admiraban con tanto placer como si, en lugar de mostrar unos trazos casi invi-
mediante el estudio. sibles, representase dioses y diosas.

La verosimilitud no tiene ya ningún valor, porque el artista lo sacrifica todo a la Los jóvenes artistas-pintores de las escuelas de vanguardia tienen como objetivo
verdad, a la necesidad de una naturaleza superior que el imagina sin descubrirla. secreto hacer pintura pura.

El tema ya no cuenta, o apenas cuenta. En general, el arte moderno rechaza la Es un arte plástico completamente nuevo.
mayor parte de los medios empleados por los grandes artistas pasados para agra-
dar. Apenas está en su comienzos y todavía no es tan abstracto como querría ser.

Si el fin de la pintura es siempre, como lo fue en un tiempo, el placer de la vista, La mayor parte de los nuevos pintores hacen matemáticas sin conocerlas, pero
ahora se pide al amante del arte que encuentre un placer diverso del que le pue- aún no han abandonado la naturaleza que interrogan pacientemente para que
de procurar, igualmente bien, el espectáculo de las cosas naturales. les enseñe el camino de la vida. Picasso estudia un objeto como un cirujano dise-
ca un cadáver.
Nos encaminamos así hacia un arte completamente nuevo que será para la pin-
tura, tal como fue considerada hasta ahora, lo que la música es para la literatura. Este arte puro, aun si logra liberarse completamente de la antigua pintura, no
provocará necesariamente su desaparición, como el desarrollo de la música no
Será pintura pura, como la música es literatura pura. ha provocado la desaparición de los distintos géneros literarios; como la aspereza
del tabaco no ha sustituido el sabor de los alimentos.
El aficionado a la música experimenta, al escuchar un concierto, una alegría dis-
tinta de cuando escucha los ruidos naturales, como el murmullo de un arroyuelo, III
el mugido de un torrente, el silbido del viento en el bosque o las armonías del
lenguaje humano fundadas en la razón y no en la estética. A los nuevos artistas-pintores se les han reprochado vivamente sus preocupacio-
nes geométricas.
Del mismo modo, los pintores nuevos procuraran a sus admiradores sensaciones
artísticas debidas únicamente a la armonía de las luces contrastantes.

32 33
Sin embargo, las figuras de la geometría son la base del dibujo. La geometría, Añadamos que esta abstracción, “la cuarta dimensión”, no ha sido más que la
ciencia que tiene por objeto el espacio, su medida y sus relaciones, fue en todo manifestación de las aspiraciones, de las inquietudes de un gran número de jóve-
tiempo la regla misma de la pintura. nes artistas que se interesaron por las esculturas egipcias, negras y oceánicas, y
meditaron obras científicas con las esperanzas puestas en un arte sublime; hoy ya
Hasta ahora las tres dimensiones euclidianas bastaban a las inquietudes que el no se da esta expresión utópica, que había que poner de relieve y explicar sino un
sentimiento de lo infinito despierto en el ánimo de los grandes artistas. interés en cierto modo histórico.

Ciertamente, los nuevos pintores no se proponen, en mayor medida que los anti- IV
guos, ser geómetras.
Al querer alcanzar proporciones ideales, no contentándose con las humanas, los
Pero se puede decir que la geometría es a las artes plásticas lo que la gramática jóvenes pintores nos ofrecen obras más cerebrales que sensuales. Cada vez se
es al arte del escritor. alejan más del antiguo arte de ilusiones ópticas y de proporciones locales para
expresar la grandeza de las formas metafísicas.
Hoy los sabios ya no se atienen a las tres dimensiones de la geometría euclidiana.
Los pintores se han visto llevados naturalmente, y, por así decirlo, intuitivamen- Por esto, el arte actual, aun no siendo la emanación directa de creencias religio-
te, a preocuparse por nuevas medidas posibles del espacio que, en el lenguaje sas determinadas, presenta muchos caracteres del gran arte, es decir, del arte
figurativo de los modernos se indican todas juntas brevemente con el término de religioso.
cuarta dimensión.

Así, tal como se ofrece al espíritu, desde el punto de vista plástico, la cuarta di-
V
mensión seria generada por las tres dimensiones conocidas: ella representa la Los grandes poetas y los grandes artistas tienen la misión social de renovar sin
inmensidad del espacio eternizándose en todas las dimensiones en un momento tregua las apariencias que reviste la naturaleza a los ojos de los hombres.
determinado.
Sin los poetas y los artistas, los hombres se aburrirían pronto de la monotonía
Es el espacio mismo, la dimensión de lo infinito, y da plasticidad a los objetos. les natural. La idea sublime que tienen del universo se derrumbaría con una rapidez
da en la obra las justas proporciones, mientras que en el arte griego, por ejemplo, vertiginosa.
un ritmo en cierto sentido mecánico las destruye sin tregua.
El orden que aparece en la naturaleza, y que no es más que efecto del arte, se
El arte griego tenía una concepción puramente humana de la belleza. Considera- desvanecería rápidamente.
ba al hombre como medida de la perfección.
Todo se desharía en el caos.
El arte de los nuevos pintores considera al universo infinito como ideal y a este
ideal se debe la nueva medida de la perfección, que permite al artista-pintor se Ya no habría ni estaciones, ni civilización, ni pensamiento, ni humanidad, ni si-
debe la nueva medida de la perfección, que permite al artista-pintor, dar al objeto quiera vida, y la imponente oscuridad reinaría para siempre.
proporciones conformes al grado de plasticidad a que el quiera llevarlo.
Los poetas y los artistas determinan, de común acuerdo, el carácter de su época,
Nietzcshe había adivinado la posibilidad de un arte semejante. y el provenir se conforma dócilmente a su idea.

“’¡Oh, divino Dionisos! ¿Por qué me tiras de las orejas? — pregunta Ariadna a su La estructura general de una armonía es semejante a las figuras trazadas por los
filosófico amante en uno de los célebres diálogos en la Isla de Naxos— . En tus artistas egipcios y, sin embargo, estos eran muy distintos los unos de los otros.
orejas veo algo agradable, Ariadna; ¿Por qué no las tienes más largas todavía?”: Pero se conformaron al arte de su época.

Cuando Nietzsche refiere esta anécdota, hace, en boca de Dionisos, el proceso al El carácter propio del arte, la nueva función social es crear esta ilusión: el tipo.
arte griego.

34 35
¡Solo Dios sabe cuanto se han burlado de los cuadros de Manet y de Renoir! Pues Si la nueva escuela de pintura nos presentase uno, sería un acontecimiento tan
bien, basta echar un vistazo a las fotografías de la época para darse cuenta de extraordinario que habría que considerarlo un milagro.
que personas y cosas se conforman totalmente a las imágenes de estos pintores.
Concebir un caso de este tipo sería como pensar que en una nación todos los
Esta ilusión me parece totalmente natural, ya que las obras de arte son lo más niños nacieran, de repente, sin cabeza, sin una pierna o sin un brazo, concepción
rotundo que produce una época desde el punto de vista de la forma. Esta energía evidentemente absurda.
se impone a los hombres y es para ellos la medida plástica de una época.
No hay errores ni mistificaciones colectivas en el arte; no hay más que diversas
Así, los que se burlan de los nuevos pintores, se mofan de la propia figura, ya que épocas y diversas escuelas artísticas.
la humanidad del futuro se figurará la humanidad de hoy según la representación
que los artistas del arte más vivo, es decir más nuevo, hayan dejado de ella. Si el fin que cada una de ellas persigue no es igualmente elevado, igualmente
puro, todas son del mismo modo respetables, y, según las ideas que nos hagamos
No me digáis que hay hoy pintores en los que la humanidad puede reconocerse de la belleza, toda escuela de arte es sumamente admirada, despreciada y nue-
pintada a su imagen. vamente admirada.

Todas las obras de arte de una época acaban por parecerse a las obras de arte VII
más vigorosas, más expresivas, más típicas.
La moderna escuela de pintura lleva el nombre de cubismo. Le fue dado despec-
Las muñecas nacieron de un arte popular y siempre parecen inspirarse en las tivamente en el otoño de 1908 por Henri Matisse, que acababa de ver un cuadro
obras de una gran parte de la misma época. con casas, cuya apariencia cúbica le habría impresionado fuertemente.
Es una verdad fácil de comprobar. Esta nueva estética se fue elaborando primeramente en el espíritu de Andre De-
ram, pero las obras más importantes y más audaces que produjo fueron las de un
Y, sin embargo, ¿quién se atrevería a decir que las muñecas que se vendían en
gran artista al que también hay que considerar como un fundador: Pablo Picasso.
las tiendas hacia el 1880 se fabricaron con un sentimiento análogo al de Renoir
cuando pintaba sus retratos? Entonces nadie se daba cuenta de ello. Sus invenciones, apoyadas por el buen sentido de Georges Braque, que expuso en
1908, un cuadro cubista en el Salón de los Independientes, se hallaron formuladas
Sin embargo, esto significa que el arte de Renoir era lo bastante vigoroso, lo bas-
en los estudios de Jean Metzinger, que expuso el primer retrato cubista (el mío)
tante vital para imponerse a nuestros sentidos, mientras que al gran público de
en el Salón de los Independientes de 1910, y que, además hizo admitir ese mismo
la época en que el comenzaba sus concepciones estas le parecían otros tantos
año obras cubistas por el Jurado del Salón de Otoño.
absurdos y locuras.
También en 1910, aparecieron en los Independientes cuadros de Robert Delau-
VI nay, de Marie Laurencin y de Le Fauconnier, que correspondían a la misma es-
cuela.
Se ha considerado a veces, y en particular a propósito de los artistas-pintores más
recientes, la posibilidad de una mistificación o de un error colectivo. La primera exposición colectiva del cubismo, cuyos seguidores eran cada vez más
numerosos, tuvo lugar en 1911, en los Independientes, donde la Sala 41, reservada
Ahora bien, no se conoce en toda la historia del arte una sola mistificación y ni a los cubistas provoco una profunda impresión.
siquiera un error artístico que se hayan generalizado.
Allí se podían ver obras sabias y sugestivas de Jean Metzinger, paisajes, El hom-
Hay ejemplos aislados de mistificación y de error, pero los elementos convencio- bre desnudo y La mujer de los flocs, de Albert Gleizes; el Retrato de Madame
nales de que se componen en gran parte las obras de arte nos garantizan que no Fernande X y Las Muchachas, de Marie Laurencin; La torre, de Robert Delaunay,
pueden darse casos colectivos. La abundancia, de Le Fauconnier, y los Desnudos en un paisaje, de Fernand Leger.

36 37
La primera manifestación de los cubistas en el extranjero tuvo lugar en Bruselas El cubismo físico, que es el arte de pintar composiciones con elementos extraídos
ese mismo año; en el prólogo al catálogo de aquella exposición yo acepté, en en su mayor parte de la realidad virtual.
nombre de los expositores, los terminos cubismo y cubista.
Sin embargo, este arte depende del cubismo en su disciplina constructiva. Tiene
A finales de 1911, la Exposición de los cubistas en el Salón de Otoño tuvo una un gran porvenir como pintura de historia. Su función social está bien delineada,
gran repercusión; no se escatimaron las burlas ni a Gleizes (La caza, Retrato de pero no es arte puro. En el se confunde el tema con las imágenes.
Jacque Nayral), ni a Metzinger (La mujer de la cuchara), ni a Fernand Leger. A es-
tos artistas se había unido otro pintor, Marcel Duchamp y un escultor-arquitecto, El pintor físico que creo esa tendencia es le Fauconnier.
Duchamp-Villon.
El cubismo órfico es la otra importante tendencia de la pintura moderna. Es el
Se celebraron otras exposiciones colectivas en noviembre de 1911 en la Galería arte de pintar composiciones nuevas con elementos no tomados de la realidad
de Arte Contemporáneo, rue Tronchet de París; en 1912, en el Salón de los Inde- visual, sino enteramente creados por el artista y dotados por el de una poderosa
pendientes, a la que se sumó Juan Gris; en mayo, en España, donde Barcelona realidad.
acoge con entusiasmo a los jóvenes franceses; finalmente, en junio, en Ruan, una
exposición organizada por la Sociedad de Artistas Normandos, y que hay que re- Las obras de los artistas órficos deben ofrecer simultáneamente un placer esté-
cordar por la adhesión de Francis Picabia a la nueva escuela. tico puro, una construcción que impresione los sentidos y un significado sublime,
es decir, el tema.
El cubismo se diferencia de la antigua pintura porque no es arte de imitación,
sino de pensamiento que tiende a elevarse hasta la creación. Al representar la Es arte puro.
realidad-concebida o la realidad-creada, el pintor puede dar la apariencia de las
tres dimensiones, puede, en cierto modo, cubicar. La luz de las obras de Picasso contiene este arte, que, por su parte, Robert De-
launay inventa y al que tienden también Fernand Leger, Francis Picabia y Marcel
No podría hacerlo si ofreciera simplemente la realidad-vista, a menos de simular- Duchamp.
la en escorzo o en perspectiva, lo que deformaría la cualidad de la forma conce-
bida o creada. El cubismo instintivo, arte de pintar nuevos cuadros, inspirados no en la realidad
visual, sino en la sugerida por el artista por el instinto y por la intuición, tiende,
Cuatro tendencias se han manifestado actualmente en el cubismo tal como yo lo desde hace bastante tiempo, al orfismo.
he analizado. Dos de ellas son paralelas y puras.
A los artistas instintivos les falta lucidez y un credo artístico; el cubismo abarca un
El cubismo científico es una de las tendencias puras. Es el arte de pintar com- gran número de ellos.
posiciones nuevas con elementos tomados, no de la realidad visual, sino de la
realidad del conocimiento. Nacido del impresionismo francés, este movimiento se difunde actualmente por
toda Europa.
Todo hombre tiene el sentido de esta realidad interior. No es preciso ser culto
para concebir, por ejemplo, una forma redonda. Los últimos cuadros de Cezanne y sus acuarelas se relacionan con el cubismo,
pero Courbet es el padre de los nuevos pintores y Andre Derain, del cual volveré
El aspecto geométrico que tan vivamente impresionó a quienes vieron las prime- a hablar un día, fue el mayor de sus hijos predilectos, ya que lo encontramos en el
ras telas científicas derivaba del hecho de que la realidad esencial se ofrecía en origen del movimiento de los fauves, que fue una especie de preludio del cubis-
ellos con gran pureza y se eliminaba totalmente el elemento visual y anecdótico. mo, y también en el origen de este gran movimiento subjetivo; pero sería dema-
siado difícil escribir bien ahora de un hombre que, voluntariamente, se mantiene
Los pintores que pertenecen a esta tendencia son: Picasso, cuyo arte luminoso al margen de todo y de todos.
se relaciona también con la otra corriente pura del cubismo; Georges Braque,
Metzinger, Albert Gleizes, la señorita Laurencin y Juan Gris. Creo que la moderna escuela de pintura es la más audaz que nunca haya existido.
He planteado el problema de la belleza en sí. Quiere imaginarse lo bello liberado

38 39
del placer que el hombre procura al hombre, y desde el comienzo de los tiempos
históricos ningún artista europeo se había atrevido a ello.

Los nuevos artistas quieren una belleza ideal que ya no sea solo expresión orgu-
llosa de la especie, sino expresión del universo, en la medida en que este se ha
humanizado en la luz.

El arte contemporáneo reviste sus creaciones de una apariencia grandiosa, mo-


numental, que supera en este sentido a todo lo que había sido concebido por los
artistas de nuestro tiempo.

Ardiente en la búsqueda de la belleza es noble y enérgico, y la realidad que nos


descubre es maravillosamente clara.

Amo el arte contemporáneo porque amo, sobre todo, la luz; todos los hombres la
aman por encima de todas las cosas: por ello inventaron el fuego.

40 41
CONGRESO DEL HERMANN MUTHESIUS

WERKBUND 1. La arquitectura y con ella todo el campo de acción del Werkbund busca una
estandarización y solo a través de esta puede recuperar el antiguo significado
general que le correspondió en épocas de cultura armónica.

2. Solo la estandarización, que debe concebirse como resultado de una sana con-
Hermann Muthesius centración, puede posibilitar el desarrollo de un gusto seguro, de validez general.

vs. 3. Mientras no se alcance un nivel de buen gusto general, no se puede pensar en


una expansión efectiva de las artes aplicadas alemanas en el extranjero.
Henri van de Velde 4. El mundo solo se interesará en nuestros productos cuando estos revelen un es-
(1914) tilo convincente. El movimiento alemán tal como ha venido existiendo ha creado
las bases para ello.

5. El desarrollo creador de lo que ya ha sido alcanzado es la tarea apremiante de


la época. De ella depende el éxito definitivo del movimiento. Toda desviación y
toda recaída en la imitación supondría hoy el despilfarro de un valioso patrimo-
nio.

6. Partiendo de la convicción de que para Alemania es vital mejorar cada vez más
su producción, el Deutscher Werkbund como asociación de artistas, industriales
y comerciantes debe preocuparse de crear las condiciones necesarias para la ex-
portación de sus artes aplicadas.

7. Los progresos realizados por Alemania en el campo de las artes aplicadas y de


la arquitectura deben darse a conocer en el extranjero a través de una propagan-
da eficaz. Como medio inmediato para ello se imponen, además de las exposicio-
nes, unas publicaciones ilustradas periódicas.

8. Las exposiciones del Deustcher Werkbund solo tienen sentido si se limitan siste-
máticamente a lo mejor y más representativo. Las exposiciones de artes aplicadas
en el extranjero deben considerarse como un asunto nacional y por tanto requie-
ren apoyo estatal.

9. Condición previa para una eventual exportación es la existencia de grandes


empresas capaces y de seguro buen gusto. Con los objetos realizados por los ar-
tistas para casos particulares ni siquiera se llegaría a cubrir la demanda nacional.

10. Ahora que el movimiento ha mostrado sus frutos, deben unirse a él, a nivel
nacional y representar conscientemente al arte alemán en el mundo, las grandes
sociedades de distribución y comercio que trabajan con el exterior.

42 43
HENRI VAN DE VELDE 6. Alemania, en cambio, tiene la gran ventaja de gozar aun de dones que otros
pueblos más antiguos, más cansados, están perdiendo: los dones de la inventiva
y de los descubrimientos intelectuales personales. Y representaría una castración
coartar tan pronto ese impulso creador rico y variado.
1. Mientras siga habiendo artistas en el Wekbund y mientras estos sigan ejercien-
do una influencia sobre su destino, protestarán contra cualquier sugerencia di- 7. Los esfuerzos del Werkbund deberían dirigirse precisamente a cultivar estos
rigida al establecimiento de un canon y a la estandarización. El artista es por su dones así como los dones de la perfección individual, el gusto por lo bello y la fe
misma esencia un ferviente individualista, un creador libre y espontáneo; nunca en la belleza de una ejecución altamente diferenciada y no a inhibirlos a través
se someterá a una disciplina que le imponga un tipo, un canon. Indistintamente de una estandarización, en el preciso momento que en el extranjero comienza a
desconfía de todo lo que pueda esterilizar su inspiracion y de todos los que predi- nacer cierto interés por las realizaciones alemanas. En este campo aun esta casi
can una norma, que le podría impedir seguir el curso de sus ideas hasta su propia todo por hacer.
y libre meta, o que le quieran encuadrar en una forma universalmente válida en
8. No dudamos de la buena voluntad de nadie y reconocemos naturalmente las
la que solo ve una máscara que trata de convertir una incapacidad en una virtud.
dificultades a superar. Sabemos que la organización sindical ha hecho mucho en
2. Ciertamente, el artista que practica una sana concentración, siempre ha re- favor del bienestar material del obrero, pero que no tiene excusa por haber hecho
conocido que corrientes más poderosas que su propia voluntad y pensamiento tan poco por despertar el gusto por un trabajo bello y bien acabado en aquellos
exigen de el que reconozca lo que responde en lo esencial al espíritu de su épo- que deberían ser nuestros más complacientes colaboradores. Por otra parte, co-
ca. Estas tendencias pueden ser muy diversas y las absorbe inconsciente o cons- nocemos perfectamente la necesidad de exportar que pesa sobre nuestra indus-
cientemente como influencias generales; poseen algo que le obliga material y tria.
moralmente. Se somete voluntariamente a ellas y le atrae la idea de un nuevo
9. Nunca se ha creado nada bueno y hermoso pensado simplemente en la expor-
estilo. Y desde hace veinte años algunos de nosotros buscamos las formas y los
tación. La calidad no se crea en vistas a la exportación. La calidad se crea siempre
ornamentos que corresponden totalmente a nuestra época.
ante todo solo para un círculo muy limitado de seguidores y expertos. Estos co-
3. Sin embargo, a ninguno de nosotros se nos ha ocurrido imponer como tipos a mienzan a confiar en sus artistas, se va desarrollando un público primeramente li-
otros estas formas u ornamentos buscados o hallados. Sabemos que varias ge- mitado y luego a nivel nacional, y así empiezan a llegar noticias de esta calidad al
neraciones tienen que trabajar sobre lo que hemos comenzado antes de que se extranjero. Hacer creer a los industriales que aumentan sus posibilidades dentro
establezca la fisonomía del nuevo estilo y que solo una vez transcurridos períodos del mercado internacional produciendo tipos apriorísticos destinados a este mer-
enteros de esfuerzos podrá comenzarse a hablar de tipos y tipificación. cado, antes de que uso se haya generalizado en el país, supone un total descono-
cimiento de la situación. Las maravillosas obras que ahora se exportan a nuestro
4. Pero también sabemos que, mientras no se alcance este objetivo, solo nuestros país, nunca fueron creadas inicialmente en vistas a la exportación, recuerden sino
esfuerzos continuarán brillando con el impulso creador. Lentamente comienzan los vasos de cristal de Tiffany, la porcelana de Copenhague, las joyas de Jensen,
a interpenetrarse las fuerzas, las aportaciones de todos, las antítesis se van neu- los libros de Cobden-Sanderson, etc...
tralizando y, precisamente en el momento en que los esfuerzos individuales co-
mienzan a fundirse, queda fijada la fisonomía. Se incia la era de la imitación y se Toda exposición debe tener por objeto mostrar al mundo esta calidad nacional y
establece el uso de formas y ornamentos para cuya producción nadie emplea el es muy cierto que las exposiciones del Werkbund solo tienen sentido, como dice
impulso creador: entonces se inicia la epoca de la esterilidad. tan acertadamente Herr Muthesius, si se limitan sistemáticamente a lo mejor y
más representativo.
5. Pretender que se cree un tipo antes de la formación de un estilo equivale a
exigir que se produzca el efecto antes de la causa. Significa matar el embrión en
el huevo. ¿Puede alguien dejarse deslumbrar por la perspectiva de alcanzar así
rápidos resultados? Las actuales realizaciones tienen tanta menos posiblidad de
conseguir una expansión eficaz de las artes aplicadas alemanas en el extranjero,
cuanto que precisamente en el extranjero nos llevan ventaja en la antigua tradi-
ción y la antigua cultura del buen gusto.

44 45
MANIFIESTO
Por suprematismo entiendo la supremacía de la sensibilidad pura en las artes
figurativas.

Los fenómenos de la naturaleza objetiva en sí misma, desde el punto de vista de

SUPREMATISTA los suprematistas carecen de significado; en realidad, la sensibilidad como tal es


totalmente independiente del ambiente en que surgió.

La llamada “concretización” de la sensibilidad en la conciencia significa, en ver-


dad, una concretización del reflejo de la sensibilidad mediante una representa-
ción natural. Esta representación no tiene valor en el arte del suprematismo. Y
Casimir S. Malevich no solo en el arte del suprematismo, sino en el arte en general, porque el valor
estable y auténtico de una obra de arte (sea cual sea la escuela a que pertenezca)
(1915) consiste exclusivamente en la sensibilidad expresada.

El naturalismo académico, el naturalismo de los impresionistas, el cézannismo, el


cubismo, etc..., en cierta medida, no son nada más que métodos dialécticos que,
por si mismos, no determinan en absoluto el valor específico de la obra de arte.

Una representación objetiva en sí misma (es decir, lo objetivo como único fin de
la representación) es algo que nada tiene que ver con el arte; y, sin embargo, la
utilización de lo objetivo en una obra de arte no excluye que tal obra tenga un
altísimo valor artístico.

Pero para el suprematista siempre será valido aquel medio expresivo que permita
que la sensibilidad se exprese de modo posiblemente pleno como tal, y que sea
extraño a la objetividad habitual.

Lo objetivo en sí mismo no tiene significado para el suprematismo, y las represen-


taciones de la conciencia no tienen valor para el.

Decisiva es, en cambio, la sensibilidad; a través de ella el arte llega a la represen-


tación sin objetos, al suprematismo.

Llega a un desierto donde nada es reconocible, excepto la sensibilidad.

El artista se ha desembarazado de todo lo que determinaba la estructura obje-


tivo-ideal de la vida y del arte: se ha liberado de las ideas, los conceptos y las
representaciones, para escuchar solamente la pura sensibilidad.

El arte del pasado, sometido (por lo menos en el extranjero) al servicio de la re-


ligión y del Estado, debe renacer a una vida nueva en el arte puro (no aplicado)
del suprematismo, y debe construir un mundo nuevo, el mundo de la sensibilidad.

Cuando en 1913, a lo largo de mis esfuerzos desesperados por liberar al arte


del lastre de la objetividad, me refugié en la forma del cuadrado y expuse

46 47
una pintura que no representaba más que un cuadrado negro sobre un fon- Si fuera posible extraer de las obras de los grandes maestros de la pintura la
do blanco, los críticos y el público se quejaron: “Se perdió todo lo que había- sensibilidad expresada en ellas — es decir, su valor efectivo— y esconderla, los
mos amado. Estamos en un desierto. ¡Lo que tenemos ante nosotros no es más críticos, el publico y los estudiosos del arte ni siquiera se darían cuenta de ello.
que un cuadrado negro sobre fondo blanco!” Y buscaban palabras aplastantes
para alejar el símbolo del desierto y para reencontrar en el cuadrado muerto Por tanto, no hay que maravillarse si mi cuadrado parecía falto de contenido.
la imagen preferida de la realidad, la objetividad real y la sensibilidad moral.
Si se quiere juzgar una obra de arte basándose en el virtuosismo de la representa-
La crítica y el público consideraban a este cuadrado incomprensible y peligroso... ción objetiva, es decir, de la vivacidad de la ilusión, y se cree descubrir el símbolo
Pero no se podía esperar otra cosa. de la sensibilidad inspiradora en la misma representación objetiva, nunca se po-
drá llegar al placer de fundirse con el auténtico contenido de una obra de arte.
La ascensión a las alturas del arte no objetivo es fatigosa y llena de tormentos
y, sin embargo, nos hace felices. Los contornos de la objetividad se hunden cada La mayoría de la gente vive todavía en la convicción de que la renuncia a la imita-
vez más a cada paso, y, al fin, el mundo de los conceptos objetivos, todo lo que ción de la amadísima realidad significa la ruina del arte, y, por tanto, observa con
habíamos amado y de lo que habíamos vivido, se vuelve invisible. angustia como el odiado elemento de la sensibilidad pura — de la abstracción—
sigue ganando terreno.
Ya no hay imágenes de la realidad, ya no hay representaciones ideales; ¡no queda El arte ya no quiere estar al servicio de la religión ni del Estado; no quiere seguir
más que un desierto! ilustrando la historia de las costumbres, no quiere saber nada del objeto como tal,
y cree poder afirmarse sin la cosa (por tanto, sin la fuente válida y experimentada
Pero ese desierto esta lleno del espíritu de la sensibilidad no-objetiva, que todo de la vida), sino en sí y por sí.
lo penetra.
La sustancia y el significado de cualquier creación artística son menospreciados
Yo también me sentí presa de una inquietud, que asumió las proporciones de la continuamente, precisamente como la sustancia del trabajo figurativo en general:
angustia, cuando tuve que abandonar el mundo de la voluntad y de la representa- y ello es así porque el origen de cualquier creación de forma está siempre, por
ción en el que había vivido y creado y en cuya realidad habia creído. doquier y solo, en la sensibilidad.
Pero el éxtasis de la libertad no-objetiva me empujó al desierto donde no existe Las sensaciones nacidas en el ser humano, son más fuertes que el mismo hombre;
otra realidad que la sensibilidad, y, así, la sensibilidad se convirtió en el único deben interrumpir a la fuerza, a toda costa; deben adquirir una forma, deben ser
contenido de mi vida. comunicadas y situadas.
Lo que yo expuse no era un “cuadrado vacío”, sino la percepción de la inobjetivi- La invención del aeroplano tiene su origen en la sensación de la velocidad, del
dad. vuelo que ha tratado de asumir una forma, una figura; en efecto, el aeroplano no
fue construido para el transporte de cartas comerciales entre Berlín y Moscú, sino
Reconocí que la cosa y la representación habían sido tomadas por la imagen
para obedecer al impulso irresistible de la percepción de la velocidad.
misma de la sensibilidad y comprendí la falsedad del mundo de la voluntad y de
la representación. La botella de leche, ¿es el símbolo de la leche? Naturalmente, cuando se trata de demostrar el origen y el fin de un valor, el es-
tómago vacío, y la razón que está a su servicio deben tener siempre la última
El suprematismo es el arte puro reencontrado, ese arte que, con el andar del tiem-
palabra. Pero esto es algo muy distinto.
po, se ha vuelto invisible, oculto por la multiplicación de las cosas.
Esto también vale para el arte figurativo, es decir, para el arte, reconocido como
Me parece que el arte de Rafael, de Rubens, de Rembrandt, etc..., para la crítica y
tal, de la pintura. En la imagen artística retratada por el señor Müller, o sea, en la
el público no es más que una concretización de cosas innumerables, que hicieron
representación genial de la florista de la Potsdamer Platz, ya no se ve nada de la
invisible el verdadero valor encerrado en la sensibilidad inspiradora. Solo la ad-
verdadera sustancia del arte ni de la sensibilidad inspiradora. Aquí la pintura es
miración por el virtuosismo de la representación objetiva sigue viva.
la dictadura de un método de representación, cuya única finalidad es presentar al
señor Müller el ambiente en el que él vive y sus conceptos.

48 49
El cuadrado negro sobre fondo blanco fue la primera forma de expresión de la tros en todos los tiempos, mientras que el sistema de vida en el que el templo se
sensibilidad no-objetiva: cuadrado = sensibilidad; fondo blanco = la Nada, lo que construyó ya esta muerto.
esta fuera de la sensibilidad.
Hasta ahora, la vida y sus formas de manifestarse se tomaban en consideración
Y, sin embargo, la mayoría de la gente considera la ausencia de objetos como el desde dos puntos de vista: desde el material y desde el religioso. Se podía pensar
final del arte y no reconoce el hecho inmediato de la sensibilidad hecha forma. que el del arte debiera llegar a ser el tercer ángulo visual de la vida, con iguales
derechos a los de los dos primeros; pero, en la práctica, el arte (como una poten-
El cuadrado de los suprematistas y las formas derivadas de el se pueden compa- cia de segundo orden) se pone al servicio de los que observan el mundo y la vida
rar a los signos del hombre primitivo, que en su conjunto no querían ilustrar, sino desde uno de los dos primeros puntos de vista. Tal estado de cosas contrasta ex-
representar la sensibilidad del ritmo. trañamente con el hecho de que el arte tiene una parte precisa en la vida de todas
las edades y en todas las circunstancias, y que solo las obras de arte son perfectas
El suprematismo no ha creado un mundo nuevo de la sensibilidad, sino una nueva y de vida eterna. El artista crea con los medios más primitivos (con carbón, cerdas,
representación inmediata del mundo de la sensibilidad en sentido general. madera, cuerdas de tripas o de metal), lo que la mecánica más refinada y más
práctica jamás será capaz de crear.
El cuadrado se modifica para formar figuras nuevas cuyos elementos se compo-
nen de una u otra manera según las normas de la sensibilidad inspiradora. Los partidarios de lo practico creen que pueden considerar el arte como la apo-
teosis de la vida (de la vida práctica, por supuesto). En el centro de tal apoteosis
Si nos detenemos a mirar una columna antigua, cuya construcción, en el sentido esta el señor Müller, o más bien la imagen del señor Müller (es decir, la imagen
de la utilidad, carece ya de significado, podemos descubrir en ella la forma de de la imagen de la vida). La máscara de la vida oculta el verdadero rostro del arte.
una sensibilidad pura. Ya no la consideramos como una necesidad arquitectónica, Para nosotros el arte no es lo que podría ser.
sino como una obra de arte.
Mientras tanto, el mundo mecanizado según criterios de utilidad podría ser efec-
La vida práctica, a la manera de un vagabundo sin techo, penetra en todas las tivamente útil si tratase de procurar a cada uno de nosotros el máximo de tiempo
formas artísticas y cree su motivo y su fin. Pero el vagabundo no reside mucho libre a fin de que el hombre pueda cumplir su único y efectivo deber, aquel para
tiempo en el mismo sitio, y cuando se va (es decir, cuando la valoración práctica el que nació, es decir, la creación artística.
de una obra de arte ya no parece oportuna) la obra de arte vuelve a adquirir su
pleno valor. Los que exigen construcción de cosas más útiles y más prácticas, queriendo ven-
cer al arte o hacerlo esclavo, deberían tomar en consideración de que no existen
En los museos se colocan y cuidan celosamente las obras de arte antiguo, no cosas prácticas definitivamente construidas. ¿No bastan las experiencias de mile-
porque se las quiera conservar con fines prácticos, sino para gozar de su eterno nios para demostrar que lo práctico de las cosas dura bien poco?
valor artístico.

La diferencia entre el arte antiguo y el nuevo, sin objeto y sin utilidad, consiste Todo lo que se puede ver en los museos expresa de manera inequívoca el hecho
en el hecho de que el pleno valor artístico del primero solo se reconoce cuando de que ninguna cosa corresponde verdaderamente a su finalidad. ¡De otro modo
la vida, en busca de nuevas utilidades, lo abandona, mientras que el elemento nunca descansaría en un museo! Y si una vez pareció cómoda y práctica, era solo
artístico no aplicado del segundo corre delante de la vida y abre de par en par al porque todavía no se conocía nada más cómodo.
puerta a la valoración práctica.
¿Tenemos acaso el menor motivo para admitir que las cosas que hoy nos parecen
Y he aquí el nuevo arte no-objetivo como expresión de la sensibilidad pura, que no prácticas y cómodas no estarán superadas mañana? Y después de todo esto, el
tiende hacia valores prácticos, ni hacia ideas, ni hacia ninguna tierra prometida. hecho de que las obras de arte más antiguas hoy no parezcan menos bellas y me-
nos evidentes que hace miles de años, ¿no merece ser tomado en consideración?
La belleza de un templo antiguo no procede del hecho de que sirviera de asilo a
un determinado sistema de vida, o a la religión correspondiente, sino de su forma Los suprematistas han abandonado por su propia iniciativa la representación ob-
se deriva de una percepción pura de relaciones plásticas. Tal percepción artística jetiva para llegar a la cima del verdadero arte no disfrazado y para admirar desde
(que en la construcción del templo se hizo forma) es preciosa y viva para noso- allí la vida a través del prisma de la pura sensibilidad artística.

50 51
En el mundo de la objetividad nada hay tan firme y seguro como creemos verlo en sentido más elevado de la palabra, si se adjudicase a esa sensibilidad consciente
nuestra conciencia. Nuestra conciencia no reconoce nada que este construido a o subconsciente el privilegio de la disposición figurativa.
priori y para toda la eternidad. Todo lo firme se deja desplazar y transportar a un
orden nuevo en un primer momento desconocido. ¿Por que no se podría colocar Nuestra vida es una representación teatral en la que la sensibilidad no objetiva se
todo ello en un orden artístico? representa mediante la aparición objetiva.

Las varias sensaciones que se completan y se contrastan, o mejor, las represen- El patriarca no es más que un actor que quiere comunicar, mediante actos y pa-
taciones y los conceptos que surgen en forma visionaria en nuestra conciencia labras, una sensación religiosa (o más bien la forma religiosa de un reflejo de la
como reflejos de tales sensaciones, están en constante lucha entre sí: la sensa- sensación). El empleado, el herrero, el soldado, el contable, el general son partes
ción de Dios contra la del Diablo; la sensación del hambre contra la de lo bello; de esta o aquella obra de teatro, representada por los personajes correspondien-
la sensación de Dios tiende a vencer a la del diablo, y, al mismo tiempo, a la del tes, en la que los actores son arrebatados por tal éxtasis que confunden el drama
cuerpo, y trata de hacer creíble la decadencia de los bienes terrenales y el eterno (y su papel en él) con la vida misma. El verdadero rostro del ser humano se revela
señorío de Dios. con dificultad a nuestros ojos; y si se interpela a alguien preguntándole quien es,
responde: “Soy ingeniero, campesino, etc”; en suma, responde con la definición
También el arte esta condenado si no está al servicio del culto de Dios (de la Igle- del papel que interpreta en algún drama de las sensaciones.
sia). De la sensación de Dios surgió la religión, y de la religión surgió la Iglesia. De
la sensación del hambre surgieron los criterios de lo practico y de tales conceptos Semejante indicación del papel asumido también consta en el pasaporte junto
surgieron los oficios y las industrias. al nombre y apellidos, de modo que resulte evidente y fuera de duda el hecho
sorprendente de que el propietario del pasaporte es el ingeniero Iván y no el
Ahora bien, las Iglesias y las industrias trataron de explotar en su propio interés pintor Casimir.
las capacidades figurativas del arte, sacando de ellas cebos eficaces para sus pro-
ductos (para los ideales-materiales y para los puramente materiales). Así se unió Finalmente, cada persona sabe muy poco de sí misma, porque el verdadero rostro
lo útil a lo agradable, como suele decirse. humano no es reconocible tras la máscara que se considera el verdadero rostro.

El conjunto de los reflejos de las varias sensaciones en la conciencia determina La filosofía del suprematismo tiene todas las razones para desconfiar tanto de la
la concepción del mundo del ser humano. Dado que las sensaciones que influyen máscara como del verdadero rostro, porque en general está contra la realidad del
en el ser humano son distintas en las distintas épocas, se puede observar los más rostro humano, o sea, de la figura humana.
maravillosos cambios en la “Concepción del Mundo”: el ateo se vuelve temeroso
de Dios: el temeroso de Dios pierde la fe, etc... En cierta medida el ser humano se Los artistas siempre se sirvieron preferentemente del rostro humano en sus
puede comparar a un radiorreceptor complejo, que intercepta y emite una serie representaciones, porque en él creyeron encontrar la mejor posibilidad de ex-
de ondas de sensaciones diversas, cuyo conjunto determina la susodicha visión presar sus propias sensaciones (la mímica multilateral, elástica y plena de ex-
del mundo. presiones ofrece, en efecto, tales posibilidades). Y, sin embargo, los suprema-
tistas han abandonado las representaciones del rostro humano y del objeto
Con ello, el juicio sobre los valores de la existencia se vuelve absolutamente va- naturalista en general, y han buscado signos nuevos para interpretar la sen-
riable. Solo los valores artísticos resisten a la corriente alternada de las diversas sibilidad inmediata y no los reflejos convertidos en forma de las distintas sen-
tendencias del juicio; de modo que, por ejemplo, las imágenes de santos o de dio- saciones, y ello porque el suprematista no mira ni toca: solamente percibe.
ses pueden ser guardadas sin vacilar en las colecciones de los ateos, desde el mo-
mento en que en ellas se manifiesta la sensibilidad artística ya reconocida como Así pues, podemos ver que, entre el siglo XIX y el XX, el arte descarga el lastre
pura forma (y, efectivamente, se guardan). Por tanto, tenemos continuamente de las ideas religiosas y estatales que hasta esta época se había visto obligado a
nuevas ocasiones para convencernos de que las disposiciones nuestra conciencia cargar, y así llega hasta el mismo, a la forma correspondiente a su verdadera sus-
— el “crear” practico— dan vida a valores siempre distintos (es decir, valores des- tancia, convirtiéndose en el tercer ángulo visual o punto de vista autónomo, con
valorizados), y que nada, salvo la expresión de la pura sensibilidad subconsciente los mismos derechos que los otros dos ángulos visuales ya citados.
o consciente (o sea, nada más que el crear artístico), es capaz de hacer palpables
los valores absolutos. Así pues, se podría llegar a una autentica practicidad en el Antes y después, la sociedad estaba convencida de que el artista hacía cosas sin
necesidad ni sentido de lo práctico; y no pensaba que tales cosas no prácticas

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resisten el paso de los milenios y siguen siendo actuales, mientras que las cosas El arte nuevo del suprematismo, que ha creado formas y relaciones de formas
necesarias y prácticas solo tienen pocos días de vida. nuevas a base de percepciones transformadas en figuras, cuando tales formas y
relaciones de formas se transmiten del plano del lienzo al espacio, se convierte
La sociedad no ha deducido de ello que no conozca el valor efectivo de las cosas; en arquitectura nueva.
y este hecho se ha convertido en la causa de los crónicos fracasos de cualquier
practicidad. Los seres humanos podrían llegar a un verdadero y absoluto orden El suprematismo, tanto en pintura como en arquitectura, es libre de toda tenden-
en sus relaciones recíprocas solo si quisieran formarlo y realizarlo en el espíritu cia social o material.
de los valores inmortales. Después de todo esto, es evidente que el elemento ar-
tístico debería ser tomado en consideración, bajo todos los puntos de vista, como Toda idea social, por grande y significativa que pueda ser, nace de la sensación
algo decisivo; al no ser así, las relaciones humanas estarán dominadas en todos del hambre; toda obra de arte, por mediocre y sin significado que sea en apa-
los campos de la vida, no tanto por la anhelada tranquilidad del orden absoluto, riencia, nace de la sensibilidad plástica. Sería hora de reconocer, por fin, que los
cuanto por la confusión de los ordenes provisionales, ya que el orden provisional problemas del arte, los del estómago y los del sentido común están muy alejados
viene determinado por los criterios de los conocimientos contemporáneos, y tales unos de otros.
criterios, como sabemos, son los que más varían.
Ahora que el arte ha llegado a ser el mismo, a su forma pura, no aplicada, por la
De todo ello resulta evidente, además, que también las obras de arte aplicadas a vida del suprematismo, y que ha reconocido la infalibilidad de la sensibilidad no-
la vida práctica, o bien usadas en la vida práctica, quedan en cierta medida des- objetiva, ahora intenta erigir un nuevo y verdadero orden, una nueva visión del
valorizadas. Solo cuando se liberen del peso de la eventual valoración práctica mundo. Ha reconocido la no-objetividad del mundo y, en consecuencia, ya no se
(es decir, cuando sean colocadas en un museo), y no antes, se reconocerá su valor esfuerza en proveer de ilustraciones a la historia de las costumbres.
autentico (artístico).
La sensibilidad no-objetiva fue en todos los tiempos la única fuente de la creación
Las sensaciones de correr, estar parado o sentado son, ante todo, sensaciones de una obra de arte; desde tal punto de vista el suprematismo no ha aportado
plásticas, que estimulan la creación de los objetos de uso correspondientes, de- nada nuevo; pero el arte del pasado, aplicado a la objetividad, acogió sin propo-
terminando también sus aspectos esenciales. nérselo una larga serie de sensaciones extrañas a su sustancia.

La mesa, la cama o la silla no son objetos útiles, sino formas de sensaciones plásti- El árbol sigue siendo árbol, aunque el búho construya a su nido en una cavidad
cas. Por tanto, la convicción general de que todos los objetos de uso cotidiano son de su tronco.
el resultado de reflexiones prácticas se basa en presupuestos falsos.
El suprematismo, pues, abre al arte nuevas posibilidades, ya que, al cesar la
Tenemos innumerables ocasiones para convencernos de que nunca somos capa- llamada consideración por la correspondencia con el objetivo, se hace posible
ces de conocer la efectiva practicidad de las cosas, y de que nunca conseguiremos transportar al espacio una percepción plástica reproducida en el plano de una
construir un objeto verdaderamente practico y correspondiente a su fin. Es pro- pintura. El artista, el pintor, ya no esta ligado al lienzo, al plano de la pintura, sino
bable que solo podamos percibir la sustancia de una absoluta correspondencia que es capaz de trasladar sus composiciones de la tela al espacio.
con la finalidad, pero solo en cuanto tal percepción o sensibilidad es siempre no-
objetiva. Toda las investigaciones que tienden a conocer la correspondencia con
la finalidad de la objetividad son utópicas. La tendencia a encerrar la sensibilidad
de una representación consciente, o a sustituirla por tal representación llevándo-
la a una concreta forma utilitaria, ha tenido como consecuencia la realización de
todas aquellas cosas correspondientes a la finalidad que, en verdad, han sido de
muy poca utilidad, convirtiéndose en algo ridículo de un día a otro.

Nunca se repetirá bastante que los valores absolutos y reales pueden surgir ex-
clusivamente de una pura creación artística, ya sea consciente o inconsciente.

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MANIFIESTO
La magia de una palabra— —DADA—, que ha puesto a los periodistas ante la
puerta de un mundo imprevisto, no tiene para nosotros ninguna importancia

Para lanzar un manifiesto es necesario:

DADAÍSTA A, B,C.

irritarse y aguzar las alas para conquistar y propagar muchos pequeños y grandes
a, b, c, y afirmar, gritar, blasfemar, acomodar la prosa en forma de obviedad abso-
luta, irrefutable, probar el propio non plus ultra y sostener que la novedad se ase-
Tristán Tzara meja a la vida como la última aparición de una cocotte prueba la esencia de Dios.
En efecto, su existencia ya fue demostrada por el acordeón, por el paisaje y por
(1918) la palabra dulce. Imponer el propio A.B.C. es algo natural, y, por ello, deplorable.
Pero todos lo hacen bajo la forma de cristal-bluff-madonna o de sistema mone-
tario, de producto farmacéutico o de piernas desnudas invitantes a la primavera
ardiente y estéril. El amor por lo nuevo es una cruz simpática que revela un ami-
quemeimportismo, signo sin causa, frágil y positivo. Pero también esta necesidad
ha envejecido. Es necesario animar el arte con la suprema simplicidad: novedad.
Se es humano y auténtico por diversión, se es impulsivo y vibrante para crucificar
el aburrimiento. En las encrucijadas de las luces, vigilantes y atentas, espiando los
años en el bosque. Yo escribo un manifiesto y no quiero nada y, sin embargo, digo
algunas cosas y por principio estoy contra los manifiestos, como, por lo demás,
también estoy contra los principios, decilitros para medir el valor moral de cada
frase. Demasiado cómodo: la aproximación fue inventada por los impresionistas.
Escribo este manifiesto para demostrar cómo se pueden llevar a cabo al mismo
tiempo las acciones más contradictorias con un único y fresco aliento; estoy con-
tra la acción y a favor de la contradicción continua, pero también estoy por la
afirmación. No estoy ni por el pro ni por el contra y no quiero explicar a nadie por
qué odio el sentido común.

DADA— he aquí la palabra que lleva las ideas a la caza; todo burgués se sien-
te dramaturgo, inventa distintos discursos y, en lugar de poner en su lugar a los
personajes convenientes a la calidad de su inteligencia, crisálidas en sus sillas,
busca las causas y los fines (según el método psicoanalítico que practica) para
dar consistencia a su trama, historia que habla y se define. El espectador que trata
de explicar una palabra es un intrigante: (conocer). Desde el refugio enguatado
de las complicaciones serpentinas hace manipular sus propios instintos. De aquí
nacen las desgracias de la vida conyugal.

Explicar: diversión de los vientres rojos con los molinos de los cráneos vacíos.

Dada no significa nada.

Si alguien lo considera inútil, si alguien no quiere perder tiempo por una palabra
que no significa nada….El primer pensamiento que se agita en estas cabezas es de

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orden bacteriológico…, hallar su origen etimológico, histórico o psicológico por lo El cubismo nació del simple modo de mirar un objeto: Cezanne pintaba una taza
menos. Por los periódicos sabemos que los negros Kru llaman al rabo de la vaca veinte centímetros más abajo de sus ojos, los cubistas la miran desde arriba, otros
sagrada: DADA. El cubo y la madre en una cierta comarca de Italia reciben el nom- complican su aspecto haciendo una sección perpendicular que sitúan a un lado
bre de DADA. Un caballo de madera, la nodriza, la doble afirmación en ruso y en con habilidad. (no me olvido de los creativos ni de las grandes razones de la mate-
rumano DADA. Sabios periodistas ven en todo ello un arte para niños, otros santo- ria que ellos hicieron definitivas). El futurismo ve la misma taza en un movimien-
nes jesúshablaalosniños, el retorno a un primitivismo seco y estrepitoso, estrepi- to sucesivo de objetos uno al lado del otro, añadiéndole maliciosamente alguna
toso y monótono. No es posible construir la sensibilidad sobre una palabra. Todo línea-fuerza. Eso no quita que el lienzo sea una buena o mala pintura adecuada
sistema converge hacia una aburrida perfección, estancada idea de una ciénaga para la inversión de capital intelectual.
dorada, relativo producto humano. La obra de arte no debe ser la belleza en sí
misma porque la belleza ha muerto; ni alegre; ni alegre ni triste, ni clara ni oscura, El nuevo pintor crea un mundo cuyos elementos son sus mismos medios, una obra
no debe divertir ni maltratar a las personas individuales sirviéndoles pastiches de sobria y definida, sin argumento. El artista nuevo protesta: ya no pinta (repro-
santas aureolas o los sudores de una carrera en arco a través de las atmósferas. ducción simbólica e ilusionista), sino que crea directamente en piedra, madera,
Una obra de arte nunca es bella por decreto, objetivamente y para todos. Por hierro, estaño, bloques de organismos móviles a los que el límpido viento de las
ello, la crítica es inútil, no existe más que subjetivamente, sin el mínimo carácter inmediatas sensaciones hacer dar vueltas en todos los sentidos.
de generalidad. ¿Hay quien crea haber encontrado la base psíquica común a toda Toda obra pictórica o plástica es inútil; que sea entonces una monstruosidad ca-
la humanidad? El texto de Jesús y la Biblia recubren con sus amplias y benévolas paz de dar miedo a los espíritus serviles y no algo dulzarrón para servir de orna-
alas: la mierda, las bestias, los días. ¿Cómo se puede poner orden en el caos de mento a los refectorios de esos animales vestidos de humanos que ilustran tan
infinitas e informes variaciones que es el hombre? El principio «ama a tu prójimo» bien esa fábula triste de la humanidad.
es una hipocresía. «Conócete a ti mismo» es una utopía más aceptable porque
también contiene la maldad. Nada de piedad. Después de la matanza todavía nos Un cuadro es el arte de dos líneas geométricas que se ha comprobado que son
queda la esperanza de una humanidad purificada. Yo hablo siempre de mí porque paralelas se encuentren en un lienzo, ante nuestros ojos, en una realidad que nos
no quiero convencer. No tengo derecho a arrastrar a nadie a mi río, yo no obligo traslada a un mundo de otras condiciones y posibilidades. Este mundo no esta
a nadie a que me siga. Cada cual hace su arte a su modo y manera, o conociendo especificado ni definido en la obra, pertenece en sus innumerables variaciones
el gozo de subir como una flecha hacia astrales reposos o el de descender a las al espectador. Para su creador la obra carece de causa y de teoría. Orden = des-
minas donde brotan flores de cadáveres y de fértiles espasmos. Estalactitas: bus- orden; ego = no-ego; afirmación = negación; éstos son los fulgores supremos de
carlas por doquier, en los pesebres ensanchados por el dolor, con los ojos blancos un arte absoluto. Absoluto en la pureza de cósmico y ordenado caos, eterno en el
como las liebres de los ángeles. instante globular sin duración, sin respiración, sin luz y sin control.

Así nació DADA, de una necesidad de independencia, de desconfianza hacía la Amo una obra antigua por su novedad. Tan sólo el contraste nos liga al pasado.
comunidad. Los que están con nosotros conservan su libertad. No reconocemos Los escritores que enseñan la moral y discuten o mejoran la base psicológica,
ninguna teoría. Basta de academias cubistas y futuristas, laboratorios de ideas tienen, aparte del deseo oculto del beneficio, un conocimiento ridículo de la vida
formales. ¿Sirve el arte para amontonar dinero y acariciar a los gentiles burgue- que ellos han clasificado, subdividido y canalizado. Se empeñan en querer ver
ses? Las rimas acuerdan su tintineo con las monedas y la musicalidad resbala a lo danzar las categorías apenas se ponen a marcar el compás. Sus lectores se car-
largo de la línea del vientre visto de perfil. Todos los grupos de artistas han ido a cajean y siguen adelante: ¿con qué fin? Hay una literatura que no llega a la masa
parar a este banco a pesar de cabalgar distintos cometas. Se trata de una puerta voraz. Obras de creadores nacidas de una auténtica necesidad del autor y sólo
abierta a las posibilidades de revolcarse entre muelles almohadones y una buena en función de sí mismo. Consciencia de un supremo egoísmo, en el que cualquier
mesa. otra ley queda anulada.

Aquí echamos el ancla en la tierra feraz. Aquí tenemos derecho a proclamar esto Cada página debe abrirse con furia, ya sea por serios motivos, profundos y pesa-
porque hemos conocido los escalofríos y el despertar. Fantasmas ebrios de ener- dos, ya sea por el vórtice y el vértigo, lo nuevo y lo eterno, la aplastante esponta-
gía, hincamos el tridente en la carne distraída. Rebosamos de maldiciones en la neidad verbal, el entusiasmo de los principios, o por los modos de la prensa. He
tropical abundancia de vertiginosas vegetaciones: goma y lluvia es nuestro sudor, ahí un mundo vacilante que huye, atado a los cascabeles de la gama infernal, y he
sangramos y quemamos la sed. ahí, por otro lado, los hombres nuevos, rudos, cabalgando a lomos de los sollozos.
Nuestra sangre es vigorosa.

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He ahí un mundo mutilado y los medicuchos literarios preocupados por mejo- hay una Verdad definitiva. La dialéctica es una máquina divertida que nos ha lle-
rarlo. Yo os digo: no hay un comienzo y nosotros no temblamos, no somos unos vado (de un modo bastante trivial) a las opiniones que hubiéramos tenido de otro
sentimentales. Nosotros desgarramos como un furioso viento la ropa de las nubes modo. ¿Hay alguien que crea, mediante el refinamiento minucioso de la lógica,
y de las plegarias y preparamos el gran espectáculo del desastre, el incendio, la haber demostrado la veracidad de sus opiniones? Incluso si la lógica fuera confir-
descomposición. Preparamos la supresión del dolor y sustituimos las lágrimas por mada por los sentidos seguiría siendo una enfermedad orgánica. A este elemento
sirenas tendidas de un continente a otro. Banderas de intensa alegría viudas de la los filósofos se complacen en añadir el poder de observación. Pero justamente
tristeza del veneno. DADA es la enseñanza de la abstracción; la publicidad y los esta magnífica cualidad del espíritu es la prueba de su impotencia. Se observa,
negocios también son elementos poéticos. se mira desde uno o varios puntos de vista y se elige un determinado punto entre
millones de ellos que igualmente existen. La experiencia también es un resultado
Yo destruyo los cajones del cerebro y los de la organización social: desmoralizar del azar y de las facultades individuales.
por doquier y arrojar la mano del cielo al infierno, los ojos del infierno al cielo,
restablecer la rueda fecunda de un circo universal en las potencias reales y en la La ciencia me repugna desde el momento en que se transforma en sistema es-
fantasía individual. peculativo y pierde su carácter de utilidad, que aún es inútil pero al menos es
individual. Yo odio la crasa objetividad y la armonía, esta ciencia que halla que
Un problema filosófico: por qué lado hay que empezar a mirar la vida, dios, la idea todo está en orden: continuad, muchachos, humanidad… La ciencia nos dice que
y cualquier otra cosa. Todo lo que se ve es falso. Yo no creo que el resultado relati- somos los servidores de la naturaleza: Todo está en orden, haced el amor y la gue-
vo sea más importante que la elección entre el dulce y las cerezas como postre. El rra; continuad, muchachos, hombres, amables burgueses, periodistas vírgenes…
modo de mirar con rapidez la otra cara de una cosa para imponer indirectamente Yo estoy contra los sistemas: el único sistema todavía aceptable es el de no tener
la propia opinión se llama dialéctica, es decir, un modo de regatear sobre el espí- sistemas. Completarse, perfeccionarse en nuestra pequeñez hasta colmar el vaso
ritu de las papas fritas mientras se baila la danza método a su alrededor. de nuestro yo, valor para combatir en pro y en contra del pensamiento, misterio
de pan, desencallamiento súbito de una hélice infernal hacia lirios baratos.
Si yo grito:
La espontaneidad dadaísta
IDEAL, IDEAL, IDEAL,
Yo llamo amíquémeimportismo a una manera de vivir en la que cada cual conser-
conocimiento, conocimiento, conocimiento va sus propias condiciones respetando, no obstante, salvo en caso de defensa, las
otras individualidades, el twostep que se convierte en himno nacional, las tiendas
bumbúm, bumbúm, bumbúm, de antigüallas, el inalámbrico (el teléfono inalámbrico) que transmite las fugas de
Bach, los anuncios luminosos, los carteles de prostíbulos, el órgano que difunde
registro con suficiente exactitud el progreso, la ley, la moral y todas las demás claveles para Dios y todo esto al mismo tiempo, y realmente sustituyendo a la
magníficas cualidades que tantas personas inteligentes han discutido en tantos fotografía y al catecismo unilateral.
libros para llegar, al fin, a confesar que cada uno, del mismo modo, no ha hecho
más que bailar al compas de su propio y personal bumbúm y que, desde el pun- La simplicidad activa.
to de vista de tal bumbúm, tiene toda la razón: satisfacción de una curiosidad
morbosa, timbre privado para necesidades inexplicables; baño; dificultades pecu- La impotencia para discernir entre los grados de claridad: lamer la penumbra y
niarias; estómago con repercusiones en la vida; autoridad de la varita mística for- flotar en la gran boca llena de miel y de excrementos. Medida con la escala de lo
mulada como el gran final de una orquesta fantasma de arcos mudos engrasados Eterno, toda acción es vana (si dejamos que el pensamiento corra una aventura
con filtros a base de amoníaco animal. Con los monóculos azules de un ángel han cuyo resultado sería infinitamente grotesco; dato, también éste, importante para
enterrado la interioridad por una moneda de unánime reconocimiento. el conocimiento de la impotencia humana). Pero si la vida es una pésima farsa sin
fin ni parto inicial, y como creemos salir de ella decentemente como crisantemos
Si todos tienen razón, y si todas las píldoras son píldoras Pínk tratemos de no te- lavados, proclamamos el arte como única base de entendimiento. No importa
ner razón. En general, se cree poder explicar racionalmente con el pensamiento que nosotros, caballeros del espíritu, le dediquemos desde hace siglos nuestros
lo que se escribe. Todo esto es relativo. El pensamiento es una bonita cosa para refunfuños. El arte no aflige a nadie y aquellos que sepan interesarse por él reci-
la filosofía, pero es relativo. El psicoanálisis es una enfermedad dañina, que ador- birán, con sus caricias, una buena ocasión de poblar el país de su conversación.
mece las tendencias antirreales del hombre y hace de la burguesía un sistema. No El arte es algo privado y el artista lo hace para sí mismo; una obra comprensible

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es el producto de periodistas, y como se me antoja mezclar en este momento los La moral ha determinado la caridad y la piedad, dos bolas de sebo que han cre-
colores al óleo: un tubo de papel de plata, que, si se aprieta, vierte automática- cido, como elefantes, planetas, y que, aun hoy, son consideradas válidas. Pero la
mente odio, cobardía, y villanía. El artista, el poeta aprecia el veneno de la masa bondad no tiene nada que ver con ellas. La bondad es lúcida, clara y decidida,
condensada en un jefe de sección de esta industria. Es feliz si se le insulta: eso despiadada con el compromiso y la política. La moralidad es como una infusión
es prueba de su coherencia. El autor, el artista elogiado por los periódicos, com- de chocolate en las venas de los hombres. Esto no fue impuesto por una fuerza
prueba la comprensibilidad de su obra: miserable forro de un abrigo destinado sobrenatural, sino por los trusts de los mercaderes de ideas, por los acaparadores
a la utilidad pública: andrajos que cubren la brutalidad, meadas que colaboran universitarios. Sentimentalismo: viendo un grupo de hombres que se pelean y se
al calor de un animal que incuba sus bajos instintos, fofa a insípida carne que se aburren, ellos inventaron el calendario y la sabiduría como medicamento. Pegan-
múltiplica con la ayuda de los microbios tipográficos. Hemos tratado con dureza do etiquetas se desencadeno la batalla de los filósofos (mercantilismo, balanza,
nuestra inclinación a las lágrimas. Toda filtración de esa naturaleza no es más medidas meticulosas y mezquinas) nuevamente se comprendió que la piedad es
que diarrea almibarada. Alentar un arte semejante significa digerirlo. Nos hacen un sentimiento, como al diarrea en relación con el asco que arruina la salud, la
falta obras fuertes, rectas, precisas y, para siempre incomprensibles. La lógica es inmunda tarea carroñera de desperdiciar el sol.
una complicación. La lógica siempre es falsa. Ella guía los hilos de las nociones,
las palabras en su forma exterior hacia las conclusiones de los centros ilusorios. Yo proclamo la oposición de todas las facultades cósmicas a tal blenorragia de
Sus cadenas matan, miriápodo gigante que asfixia la independencia. Ligado a la pútrido sol salido de las fabricas del pensamiento filosófico, y proclamo la lucha
lógica, el arte viviría en el incesto, tragándose su propia cola, su cuerpo, fornican- encarnizada con todos los medios del
do consigo mismo, y el genio se volvería una pesadilla alquitranada de protestan-
tismo, un monumento, una marcha de intestinos grisáceos y pesados. Asco dadaísta

Pero la soltura, el entusiasmo y la misma alegría de la injusticia, esa pequeña Toda forma de asco susceptible de convertirse en negación de la familia es Dada;
verdad que nosotros practicamos con inocencia y que nos hace bellos: somos su- la protesta a puñetazos con todo el ser entregado a una acción destructiva es
tiles, nuestros dedos son maleables y resbalan como las ramas de esta planta insi- Dada; el conocimiento de todos los medios hasta hoy rechazados por el pudor
nuante y casi liquida; estas injusticias caracterizan nuestra alma, dicen los cínicos. sexual, por el compromiso demasiado cómodo y por la cortesía es Dada; la abo-
También ese es un punto de vista, pero no todas las flores, por fortuna, son sagra- lición de la lógica, la danza de los impotentes de la creación es Dada; de toda je-
das, y lo que hay de divino en nosotros es el comienzo de la acción antihumana. rarquía y toda ecuación social de valores establecida por nuestros lacayos: Dada;
Se trata, aquí, de una flor de papel para el ojal de los señores que frecuentan el todo objeto, todos los objetos, los sentimientos y las oscuridades, las apariciones
baile de disfraces de la vida, cocina de la gracia, con blancas primas agiles o gor- y el choque preciso de las líneas paralelas son medios de lucha Dada; abolición
das. Esta gente comercia con lo que hemos desechado. La contradicción y unidad de la memoria: Dada; abolición de la arqueología: Dada; abolición de los profe-
de los polos opuestos en un solo chorro pueden ser verdad, si estamos dispuestos tas: Dada; abolición del futuro: Dada; confianza indiscutible en todo dios produc-
a hacer circular este cliché, apéndice de una moralidad libidinosa y maloliente. to inmediato de la espontaneidad: Dada; salto elegante y sin prejuicios de una
La moral atrofia, como todo otro producto pestilente de la inteligencia. El control armonía a otra esfera; trayectoria de una palabra lanzada como un disco, grito
de la moral y de la lógica nos han impuesto la impasibilidad ante los agentes sonoro; respeto de todas las individualidades en la momentánea locura de cada
de policía, causa de nuestra esclavitud, pútridas ratas de las que está repleto el uno de sus sentimientos, serios o temerosos, tímidos o ardientes, vigorosos, de-
vientre de la burguesía, y que han infectado los únicos corredores de nítido y cididos, entusiastas; despojar la propia iglesia de todo accesorio inútil y pesado;
transparente cristal que aun seguían abiertos a los artistas. escupir como una cascada luminosa el pensamiento descortés o amoroso, o bien,
mimarlo -con la viva satisfacción de que da igual- con la misma intensidad en el
Todo hombre debe gritar. Hay una gran tarea destructiva, negativa por hacer. matorral, puro de insectos para la sangre bien nacida, y dorada de cuerpos de
Barrer, asear. La plenitud del individuo se afirma a continuación de un estado de arcángeles, de su alma. Libertad: DADA, DADA, DADA, aullido de dolores contor-
locura, de locura agresiva y completa contra un mundo confiado a las manos de sionados, entrelazamiento de todos los contrarios y de todas las contradicciones,
los bandidos que demuelen y destruyen los siglos. Sin fin ni designio, sin organiza- deformidades, de toda incoherencia: LA VIDA.
ción: la locura indomable, la descomposición. Los de palabras fuertes sobrevivi-
rán gracias a su voz vigorosa, pues saben defenderse. La agilidad de los miembros
y de los sentimientos arde en sus flancos prismáticos.

62 63
MANIFIESTO
¡El último fin de toda actividad creadora es la arquitectura!

Decorar las edificaciones fue antaño la tarea más distinguida de las artes plásti-
cas, que constituían elementos inseparables de la gran arquitectura. Actualmente

BAUHAUS presentan una independencia autosuficiente de la que solo podrán liberarse de


nuevo a través de una colaboración consciente de todos los profesionales.

Arquitectos, pintores y escultores deben volver a conocer y concebir la naturaleza


compuesta de la edificación en su totalidad y en sus partes. Sólo entonces su obra
quedará de nuevo impregnada de ese espíritu arquitectónico que se ha perdido
Walter Gropius en el arte de salón. Las viejas escuelas de Bellas Artes no podían despertar esa
unidad, y ¿cómo podrían hacerlo si el arte no puede enseñarse? Deben volver a
(1919) convertirse en talleres.

Este mundo de diseñadores y decoradores que sólo dibujan y pintan debe con-
vertirse de nuevo en un mundo de gente que construye. Cuando el joven que
siente amor por la actividad artística vuelva a comenzar como antaño su carrera
aprendiendo un oficio, el artista improductivo no estará condenado a un ejercicio
incompleto del arte, pues su pleno desarrollo corresponderá al oficio, en el cual
puede sobresalir.

¡Arquitectos, escultores, pintores, todos debemos volver a la artesanía! Pues no


existe un arte como profesión. No existe ninguna diferencia esencial entre el ar-
tista y el artesano. El artista es un perfeccionamiento del artesano. La gracia del
cielo hace que, en raros momentos de inspiración, ajenos a su voluntad, el arte
nazca inconscientemente de la obra de su mano, pero la base de un buen trabajo
de artesano es indispensable para todo artista.

Allí se encuentra la fuente primera de la imaginación creadora. ¡Formemos pues


un nuevo gremio de artesanos sin las pretensiones clasistas que querían erigir una
arrogante barrera entre artesanos y artistas! Deseemos, proyectemos, creemos
todos juntos la nueva estructura del futuro, en que todo constituirá un solo con-
junto, arquitectura, plástica, pintura y que un día se elevará hacia el cielo de las
manos de millones de artífices como símbolo cristalino de una nueva fe.

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DOCUMENTOS
Exámenes para maestros y oficiales de acuerdo con los estatutos gremiales. Cola-
boración de los estudiantes en los trabajos de los maestros.

Encargos de trabajo también para los estudiantes. Planificación colectiva de

BAUHAUS
grandes proyectos constructivos, utópicos, elaborados con vistas al futuro. Cola-
boración de todos los maestros y estudiantes en el diseño de estos proyectos con
objeto de alcanzar gradualmente la armonía de todos los elementos componen-
tes y las partes que constituyen la arquitectura.

Contacto permanente con los hombres más destacados de la industria y del arte-
OBJETIVOS DE LA BAUHAUS sanado de la región.

La Bauhaus procura unir todos los esfuerzos creativos en uno solo, reunificar to- Contacto con la vida pública, con la población mediante exposiciones y otras ac-
das las disciplinas de las artes prácticas —escultura, pintura, oficios manuales y tividades. Nuevas investigaciones respecto a la naturaleza de las exposiciones,
artesanía— como componentes inseparables de una arquitectura nueva. El ob- para resolver el problema de mostrar el cuadro y la escultura en el marco de la
jetivo último, aunque distante, de la Bauhaus es la obra artística unificada —la estructura arquitectónica.
gran construcción—, en la que no haya distinción entre el arte monumental y el
decorativo. El estímulo de las relaciones amistosas entre maestros y estudiantes fuera del
trabajo, mediante representaciones, conferencias, lecturas poéticas, audiciones
La Bauhaus quiere educar arquitectos, pintores y escultores, a todos los niveles, musicales, bailes de trajes. El establecimiento de un alegre ceremonial para esas
de acuerdo con sus capacidades, para que lleguen a ser hombres de oficio com- reuniones.
petentes o artistas creativos independientes y funden una comunidad de trabajo
de futuros y destacados artistas-artesanos. Estos hombres, espiritualmente afines,
sabrán cómo proyectar edificios en toda su integridad —estructura, acabado, or- AMPLITUD DE LA INSTRUCCIÓN
namentación, mobiliario y equipo.
La instrucción en la Bauhaus comprende todos los campos prácticos y científicos
PRINCIPIOS DE LA BAUHAUS del trabajo creador. Los estudiantes serán educados, tanto en un oficio, como en
el dibujo y la pintura y en la ciencia y la teoría.
El arte se alza por encima de todos los métodos; en sí mismo no puede ser ense-
ñado, pero sí la artesanía. Los arquitectos, pintores y escultores son artesanos en 1. El aprendizaje de un oficio constituye la base de la enseñanza en la Bauhaus.
el sentido estricto de la palabra: por ello, los estudiantes necesitan como base Cada estudiante debe aprender uno.
indispensable para cualquier producción artística una formación perfecta y com-
2. El aprendizaje del dibujo y pintura comprende: bocetos libres a mano alzada,
pleta en los oficios y las técnicas, adquirida en los talleres y en las prácticas en
de memoria o imaginación; el dibujo y la pintura de cabezas, desnudos y anima-
los terrenos de experimentación. Nuestros propios talleres serán construidos gra-
les; el dibujo y pintura de paisajes, figuras, plantas y bodegones; composición;
dualmente y, en tanto, estableceremos convenios para el aprendizaje con otros
ejecución de murales, paneles y objetos de culto; dibujo de objetos ornamentales;
talleres exteriores.
rotulación; delineación y proyectos para la construcción; proyectos de exteriores,
La escuela es servidora del taller y un día deberá ser absorbida por él. Por esto jardines e interiores; y diseño de muebles y objetos de uso.
mismo en la Bauhaus no habrá profesores y estudiantes, sino maestros, oficiales
3. El estudio de la ciencia y la teoría comprende: historia del arte (que no se pre-
y aprendices.
sentará como la historia de los estilos artísticos, sino de modo que ayude a com-
El modo de enseñanza se deriva del carácter del taller: formas orgánicas desa- prender los métodos históricos y las técnicas de trabajo); estudio científico de
rrolladas por la habilidad manual, libertad pero dentro de una estricta disciplina los materiales; anatomía —a partir de modelos vivos—; teoría física y química
de estudio. del color; métodos racionales de pintura; nociones básicas de contabilidad, ne-

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gociaciones contractuales y de personal; conferencias sobre materias de interés El hombre moderno ya no utiliza vestimentas históricas, sino modernas ropas y
general en cualesquiera áreas del arte y la ciencia. necesita también un hogar moderno, adecuado para él y su tiempo y equipado
con todos los aparatos actuales de uso cotidiano.
DIVISIONES DE LA ENSEÑANZA
Un objeto es definido por su naturaleza. Con el fin de diseñarlo para funcionar co-
El proceso de estudio se divide en tres cursos de instrucción: para aprendices, rrectamente —sea un recipiente, una silla o una casa— debemos, ante todo, estu-
oficiales y jóvenes maestros. diar su naturaleza; porque debe servir a su fin perfectamente, es decir, debe cum-
plir útilmente su función, ser duradero, económico y “bello”. Esta investigación
La formación individual queda a la discreción de cada maestro dentro del marco sobre la naturaleza de los objetos nos lleva hacia la conclusión de que mediante
del programa general y los esquemas de trabajo, que serán revisados cada se- una actividad de ponderación resuelta de los métodos modernos productivos, de
mestre. Para dar a los estudiantes una formación técnica y artística tan amplia las construcciones y los materiales, se originan formas con frecuencia inusuales
y variada como sea posible, los esquemas de trabajo deben organizarse de tal y sorprendentes, puesto que se desvían de las convencionales (considérense, por
modo que cada futuro arquitecto, pintor o escultor pueda participar. ejemplo, los cambios en las formas de las instalaciones de calefacción o de alum-
brado).
ADMISIÓN
Sólo a través del contacto permanente con las evoluciones más recientes de la
Cualquier persona de buena reputación, sin restricción por causa de edad o sexo, técnica, con los descubrimientos de nuevos materiales y de construcciones, es
cuya educación previa se estime adecuada por el Consejo de Maestros, será admi- posible al creador individual aprender a dar a los diseños de objetos una relación
tida en la medida en que lo permita la capacidad de la institución. viva con la tradición y, a partir de este punto, desarrollar una nueva actitud hacia
el diseño, como es:
Los derechos de matrícula serán de 180 marcos al año (y desaparecerán gra-
dualmente en la medida en que aumenten las ganancias e ingresos propios de - Una resuelta afirmación del entorno viviente de las máquinas y los vehículos;
la Bauhaus). Por derechos de admisión se abonará, una sola vez, la cantidad de - Configuración orgánica de las cosas basada en sus propias leyes actuales, sin
20 marcos. Los estudiantes extranjeros habrán de satisfacer dobles derechos. Las oropeles románticos no frívolas dilapidaciones;
solicitudes deben dirigirse al Secretariado de la Staatliches Bauhaus de Weimar. - Limitación a lo típico, formas primarias y colores fácilmente comprensibles por
todo el mundo;
- Simplicidad en la multiplicidad, la utilización económica del espacio, la materia,
el tiempo y el dinero. La creación de tipos normalizados para todos los meneste-
res cotidianos es una necesidad social.

En conjunto, las necesidades de la vida son las mismas para la mayoría de las gen-
WALTER GROPIUS: BAUHAUS-DESSAU. tes. El hogar, sus muebles y equipos constituyen mercancías para un consumo en
PRINCIPIOS DE LA PRODUCCIÓN DE LA BAUHAUS. masa y su diseño es más bien cuestión de discernimiento y razón que de pasión.
La máquina —capaz de producir objetos estandarizados— es un instrumento efi-
1926 ciente que, mediante ayudas mecánicas —vapor o electricidad— puede liberar al
individuo de trabajar manualmente para la satisfacción de sus necesidades dia-
La Bauhaus quiere servir al desarrollo actual de la vivienda, desde las simples rias y puede procurarle una producción masiva de productos más baratos que los
aplicaciones domésticas al alojamiento completo y terminado. fabricados a mano.
En la convicción de que los elementos domésticos y el mobiliario deben ser re- No hay peligro de que esta estandarización pueda forzar a los individuos a ad-
lacionados racionalmente unos con otros, la Bauhaus está buscando —mediante quirir un mismo producto, puesto que, por razón de la natural competencia, el
la investigación sistemática, práctica y teórica en los campos técnico, económico número de tipos convenientes de cada objeto será siempre lo bastante amplio
y formal— el modo de obtener el diseño de un objeto a partir de sus funciones y como para permitir al individuo la selección del producto que más le convenga.
condicionamientos naturales.

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Los talleres de la Bauhaus son, esencialmente, laboratorios en los que se desarro- HANNES MEYER:
llan cuidadosa y permanentemente y se mejoran prototipos de objetos adecua-
dos y típicos de nuestro tiempo, para una producción en masa.
CONSTRUIR.
(1928)
En estos laboratorios la Bauhaus pretende formar un nuevo tipo de colaborado-
res para la industria y el artesanado, que tenga dominio tanto sobre la técnica Construir.
como sobre la forma. Todas las cosas de este mundo son producto de la fórmula (la función por la
economía).
Para alcanzar el objetivo de crear una serie de prototipos normalizados que satis- Por esta razón ninguna de estas cosas es una obra de arte.
fagan todas las experiencias de la economía, la tecnología y la forma, es necesa- Todo arte es composición y, por ello, es inadecuado para un objetivo.
rio seleccionar a los mejores hombres, los que posean una educación más versátil Toda la vida es función y, por ello, no es artística. La idea de la “composición de
y más diversificada, que tengan una bien cimentada experiencia de taller y que un puerto” es totalmente ridícula. Pero ¿cómo se proyecta un plan urbano?, ¿o el
estén imbuidos de un conocimiento exacto de los elementos del dibujo industrial plano de unas viviendas?, ¿composición o función?, ¿arte o vida?
y artístico y de sus leyes fundamentales. El construir es un proceso biológico. Construir no es un proceso estético.
Configurada elementalmente la nueva vivienda viene a ser no solamente una
La Bauhaus opina que la diferencia entre la industria y la artesanía depende mu- “máquina de vivir”, sino también un aparato biológico que sirve las necesidades
cho menos de las herramientas que usan, que de la división del trabajo en la del cuerpo y el espíritu.
industria y de la unidad del trabajo en la artesanía. Pero los dos están aproximán-
dose crecientemente uno a otro. El artesanado del pasado ha cambiado, y el fu- La nueva era nos procura nuevos materiales de construcción para los nuevos
turo artesanado debe entremezclarse en una unidad productiva nueva en la que modos de edificar casas:
deben llevar a cabo trabajo de experimentación para la producción industrial.
Los intentos especulativos de los talleres-laboratorio deben elaborar modelos y
cemento armado aluminio ripolín
prototipos para la fabricación productiva en las industrias.
caucho sintético contrachapado de madera cemento de asbesto
Los prototipos realizados en los talleres de la Bauhaus son reproducidos por em- cuero sintético madera viscosa
presas ajenas a ella, con las que, no obstante, los talleres tienen estrecha relación. cemento poroso eubolita asfalto
madera metálica vulcanita lona
La producción de la Bauhaus no representa así ninguna clase de competencia vidrios armados acero amianto
para ninguna empresa o industria, pero les procura, en buena medida, Ímpetu aglomerado de corcho silicona acetona
para su propio desarrollo. La Bauhaus actúa atrayendo agentes con talento crea- resina sintética cola fría caseína
tivo y amplia experiencia práctica de la producción industrial, para asumir el tra-
asta sintética cemento celular trolita
bajo preparatorio de la producción industrial y de la artesanía.
madera sintética vidrio estirado tombac
Los productos reproducidos a partir de los prototipos desarrollados en la Bau-
haus se ofrecen a precio razonable, solamente para su producción por métodos
modernos y económicos de estandarización (producción masiva de la industria) y
en gran escala. Los peligros de una degradación en la calidad del producto com- Organizamos estos materiales en una unidad constructiva según principios eco-
parativamente con el prototipo, tanto en lo que se refiere a la calidad de los ma- nómicos. De esta manera, la forma, la estructura, el color y la textura se originan
teriales como a la de la ejecución resultante de la reproducción mecánica, serán por sí mismos y condicionados por la vida. (La comodidad y el prestigio no son
contrarrestados por medios convenientes. La Bauhaus lucha contra el sustituto “leit-motivs” para la construcción de viviendas. La primera depende del corazón
barato, la ejecución inferior y el diletantismo en el trabajo, y por un nuevo stan- humano y no de las paredes de una habitación... ¡El segundo se manifiesta en las
dard de trabajo de calidad. costumbres de sus moradores y no en la persiana!

70 71
La arquitectura como “acto emocional del artista” no tiene justificación. La arqui- La nueva casa es un edificio prefabricado para su ensamblaje sobre el terreno; en
tectura como “continuación de las tradiciones de la construcción” implica que sea tanto que es un producto industrial resultante del trabajo de una serie de especia-
arrastrada por la historia de la arquitectura. listas: economistas, estadísticos, higienistas, climatólogos, ingenieros industriales,
expertos en normalización, ingenieros calefactores..., ¿y el arquitecto?... Antes era
Esta interpretación funcional, biológica de la arquitectura, dando forma a las fun- un artista y ¡ahora se está convirtiendo en un especialista en organización!
ciones de la vida, lleva, lógicamente, a la construcción pura: este mundo de for-
mas constructivas no tiene país natal. Es la expresión de una actitud internacional La nueva casa es una empresa social. Libera a la industria de la construcción del
en la arquitectura. La internacionalidad es un privilegio de la época. paro estacional y a la sociedad de la desocupación. Mediante métodos racionali-
zados para el trabajo doméstico libera a las amas de casa de la esclavitud y, por
La construcción es la base y la característica del nuevo mundo de formas. métodos de jardinería racionalizada protege a los moradores del diletantismo
del pequeño jardín. Es una empresa social porque es el producto industrial nor-
Vida sexual, modos de dormir, animales domésticos, jardinería, higiene personal, malizado de una comunidad de inventores.
protección contra la intemperie, higiene del hogar, guardado del coche, cocina,
calefacción, exposición al sol, servicio… son los motivos exclusivos de la cons- La colonia de viviendas debe ser el objetivo final del bienestar público y, como tal,
trucción de una casa Examinamos la rutina diaria de cada uno de quienes en ella un proyecto de espíritu cívico en el que las energías colectivas e individuales se
viven y esto nos da el diagrama funcional para el padre, la madre, el niño, el bebé combinan en una conciencia pública basada en la cooperación integral. La mo-
y los demás ocupantes. Investigamos las relaciones de la casa y sus ocupantes con dernidad de estos conjuntos no consiste en el tejado plano o en el ordenamiento
el mundo exterior: cartero, peatón, visitante, vecino, ratero, deshollinador, lavan- horizontal-vertical de la fachada; sino en su relación directa con la existencia
dera, policía, médico, asistenta, compañero de juegos, inspector de gas, tendero, humana. Para ello dedicamos mucha atención a las tensiones entre individuos o
niñera y recadero. Investigamos las relaciones de los seres humanos y los anima- sexos, la vecindad y la comunidad, así como a las relaciones geofísicas.
les con el jardín y las relaciones entre los seres humanos, los animales domésticos
y los insectos caseros. Determinamos las fluctuaciones anuales en la temperatura Construir es la organización consciente de los procesos de la vida.
del suelo y a partir de ese dato la pérdida de calor del piso y la profundidad re-
querida para los cimientos. La naturaleza geológica del suelo nos informa de su Construir como procedimiento técnico es parte del proceso total. El diagrama
capacidad capilar y determina si el agua de lluvia se drenará de modo natural o si funcional y el programa económico son los principios determinantes del proyecto
es preciso construir drenajes. Calculamos el ángulo de incidencia del sol al cabo de la construcción.
del año según la latitud del terreno. Con esta información determinamos la can-
tidad de sombra arrojada por la casa sobre el jardín y la cantidad de sol admitida Construir ya no es una obra individual para la realización de ambiciones arqui-
por la ventana en el dormitorio. Estimamos la iluminación natural necesaria para tectónicas; es el esfuerzo común de los trabajadores y los inventores. Solamente
las áreas interiores, Comparamos la conductividad del calor de las paredes exte- aquel que, al dirigir la comunidad de trabajo domina la vida misma es maestro
riores con la humedad del aire en torno a la casa. Ya conocemos la circulación constructor.
del aire en una habitación con calefacción. Las relaciones visuales y acústicas con
las viviendas vecinas son consideradas mucho más cuidadosamente. Conocien- Construir pasa de ser un asunto individual a una cuestión colectiva que afecta a
do las inclinaciones atávicas de los futuros moradores respecto a las maderas toda una nación.
de revestimiento interior, seleccionamos los prefabricados de acuerdo con ellas:
abeto rojo, austero álamo, exótico okume o sedoso arce. El color es para noso- Construir sólo es organización: organización social, técnica, económica y también
tros un recurso para objetivos psicológicos o para la orientación. El color nunca organización psicológica.
es reproducción falsa de diferentes materiales. Abominamos el color abigarrado.
Consideramos la pintura como un revestimiento protector.

Donde pensamos que el color es físicamente indispensable incluimos la magnitud


de la reflexión de luz que produce.

Evitamos utilizar un blanco puro en la terminación de la casa. Consideramos el


cuerpo del edificio como un acumulador del calor solar...

72 73
MANIFIESTOS DE
PREFACIO I
Este periódico se plantea como objetivo contribuir al desarrollo de un nuevo sen-

STIJL
tido estético. Quiere hacer al nombre moderno sensible a todo lo que hay de
nuevo en las artes plásticas. A la confusión arcaica — al “barroco moderno”—
quiere oponer los principios lógicos de un estilo que va madurando y que se basa
en la observación de las relaciones entre las tendencias actuales y los medios de
expresión. Quiere reunir y coordinar las tendencias actuales de la nueva plástica,
las cuales, si bien son fundamentalmente semejantes entre sí, se han desarrollado
(1917 / 1921) independientemente la una de la otra.

La redacción se esforzará por alcanzar el antedicho objetivo, dando la palabra al


artista verdaderamente moderno, que podrá contribuir a la reforma del sentido
estético y al conocimiento de las artes plásticas. Allí donde la nueva estética no
haya llegado al gran público, es misión del especialista despertar la conciencia
estética de este publico. El artista verdaderamente moderno, es decir, consciente,
tienen una doble tarea. En primer lugar, debe crear la obra de arte puramente
plástica; en segundo lugar, debe encaminar al público a la comprensión de una
estética del arte plástico puro. Por ello, una revista de estas características es
indispensable, tanto más cuando la critica oficial no ha sabido suscitar una sensi-
bilidad estética abierta a la revelación del arte abstracto. La redacción permitirá
que los especialistas llenen esta laguna. El periódico servirá para establecer re-
laciones entre el artista, el público y los aficionados a las diversas artes plásticas.
Al dar al artista la oportunidad de hablar de su propio trabajo, hará desaparecer
el prejuicio en virtud del cual el artista moderno trabaja siguiendo teorías prees-
tablecidas. En su lugar, se vera que la obra de arte no nace de teorías asumidas
a priori, sino, por el contrario, que los principios se derivan del trabajo plástico.

Por ello, el artista debe contribuir a la formación de una cultura artística profun-
da, asimilando al conocimiento general de las nuevas artes plásticas. Cuando los
artistas de las diversas artes plásticas hayan comprendido que deben hablar un
lenguaje universal, ya no se aferraran a su propia individualidad. Servirán al prin-
cipio general más allá de una individualidad restrictiva... Y, al servir el principio
general, deberán crear ellos solos un estilo orgánico. La divulgación de lo más be-
llo necesita de una comunidad espiritual, no social. Sin embargo, una comunidad
espiritual no puede nacer sin el sacrificio de una individualidad ambiciosa. Solo
aplicando constantemente este principio se podrá lograr que la nueva estética
plástica se revele, como estilo, en todos los objetos, naciendo de nuevas relacio-
nes entre el artista y la sociedad.

PREFACIO II

74 75
El fin de la naturaleza es el hombre. Prueba de ello es el interés que va creciendo — incluso en el extranjero— por el
contenido de nuestra revista. Contenido que no ha dejado de influir tanto en la
El fin del hombre es el estilo. joven como en la vieja generación; en efecto, satisface una necesidad del hombre
que ha llegado a una conciencia estética más profunda.
Lo que en la nueva plástica se expresa de modo netamente determinado, o sea,
las proporciones en equilibrio entre lo particular y lo general, se revela más o me- Sirva esto de aliento para proseguir con el mismo empeño nuestra obra estética
nos también en la vida del hombre moderno y constituye la causa primordial de de civilización, a pesar de las dificultades que obstaculizan la publicación de pe-
la reconstrucción social a la que asistimos. Así como el hombre ha madurado para riódicos como el nuestro.
oponerse a la dominación del individuo y al arbitrio, del mismo modo el artista ha
madurado para oponerse a la dominación de lo individual en las artes plásticas, Hay una vieja conciencia del tiempo, y hay otra nueva.
es decir, a la forma y al color naturales, a las emociones. La primera atiende al individualismo.
La nueva tiende hacia lo universal.
Esta oposición, que está basada en la maduración interior del hombre en su ple- La batalla del individualismo contra lo universal se revela tanto en la guerra mun-
nitud, en la vida en el sentido estricto de la palabra, en la conciencia racional, se dial como en el arte de nuestra época.
refleja en todo el desarrollo del arte, y de modo particular, en el de los últimos La guerra destruye el viejo mundo con su contenido: la dominación universal en
cincuenta años. todos los campos.
El arte nuevo ha puesto en evidencia el contenido de la nueva conciencia del
Así pues, era previsible que partiendo de este desarrollo del arte, produciendo tiempo: proporciones equilibradas entre lo universal y lo individual.
a saltos, se debiera terminar en una plástica completamente nueva, la cual no La nueva concepción de tiempo está preparada para realizarse en todo, incluso
podía aparecer más que en un periodo capaz de revolucionar desde lo profundo en la vida externa.
las relaciones materiales y espirituales. Las tradiciones, los dogmas y las prerrogativas del individuo (lo “natural”) se opo-
nen a esta realización.
Estos tiempos, son nuestros tiempos y hoy somos testigos del nacimiento de un
nuevo arte plástico. Allí donde de una parte se deja sentir la necesidad, para el El fin de los fundadores del nuevo arte plástico es hacer un llamamiento a todos
arte y la cultura, de una nueva base, ya sea espiritual (en el sentido más amplio los que creen en la reforma del arte y de la cultura para aniquilar tales obstácu-
de la palabra), ya sea material, y donde, de otra, la tradición y el convencionalis- los, del mismo modo que ellos mismos aniquilaron en su arte la forma natural
mo que acompañan necesariamente a cada nuevo pensamiento y a cada nueva que obstaculiza una auténtica expresión del arte, última consecuencia de toda
acción se esfuerzan por mantener en todos los campos las propias posiciones cognición artística.
resistiendo a todo lo que es nuevo, la misión de quienes deben dar testimonio de
la nueva conciencia de la época — con sus obras plásticas y con sus escritos— es Los artistas de hoy, movidos en todo el mundo por la misma conciencia, han partici-
importante y difícil. Su tarea exige una energía y una perseverancia constante, pado, en el campo espiritual, en la guerra contra la dominación del individualismo,
reforzadas y estimuladas precisamente por la resistencia conservadora. Los que el capricho. Simpatizan con todos los que combaten espiritual y materialmente
intencionalmente interpretan mal las nuevas concepciones y nociones y conside- por la formación de una unidad internacional en la Vida, en el Arte, en la Cultura.
ran las nuevas obras plásticas, del mismo modo que consideran las obras impre- El órgano De Stijl, fundado con este propósito, se esfuerza en sacar a la luz la
sionistas, es decir, no más allá de la superficie, colaboran inconscientemente en nueva conciencia de la vida. La colaboración de todos es posible:
la creación de una nueva concepción del arte y de la vida.
Enviando a la redacción, como prueba de aprobación, su nombre, dirección y pro-
No podemos dejar de agraderles. fesión.

Si dirigirnos nuestra mirada al año que acaba de pasar, debemos de llenarnos de Haciendo una aportación a la revista: crítica, filosófica, arquitectónica, científica,
admiración ante el hecho de que artistas creadores hayan sabido formular de literaria, musical, etc.... o mediante reproducciones.
manera tan precisa las nociones a las que han llegado a través de su propio tra-
bajo. Ellos han contribuido en gran medida a aclarar la nueva conciencia artística. Traduciendo a todas las lenguas las ideas enunciadas por De Stijl y difundiéndo-
las.

76 77
MANIFIESTO II Contamos con el apoyo moral y estético de todos aquellos que colaboran en la
renovación espiritual del mundo.
LA LITERATURA
El organismo de la literatura contemporánea todavía vive enteramente de las
sensaciones sentimentales de una generación debilitada.
MANIFIESTO III
La palabra ha muerto. HACIA LA FORMACIÓN DE UN MUNDO NUEVO
Los clichés naturalistas y los dramáticos filmes de palabras que los fabricantes de
La concentración espiritual (Cristo), la concentración material (capitalismo), y la
libros nos proporcionan por metros y al peso no contienen ninguno de los nuevos
posesión formaron en el antiguo mundo el eje en torno al cual el pueblo entero se
golpes de mano de nuestra vida.
desarrolló. Pero he aquí que el Espíritu se ha dispersado. A pesar de ello, los por-
tadores del Espíritu son solidarios. Interiormente. No hay otra salida para Europa.
La palabra es impotente.
Concentración y posesión, individualismo espiritual y material eran las bases de
La poesía asmática y sentimental, el “yo” y el “el”, que siempre ha usado en todas la vieja Europa. En ello ha quedado aprisionada. No puede liberarse. El peligro es
partes, pero sobre todo en Holanda, están bajo la influencia de un individualismo fatal. Nosotros deseamos prolongar la vida de esta vieja prostituta. Una nueva Eu-
temeroso del espacio, residuo fermentado de un tiempo envejecido que nos llena ropa esta naciendo en nosotros. Las ridículas I, II, y III Internacionales socialistas
de repugnancia. solo fueron exterioridad; estaban hechas de palabras. La internacional del espíri-
tu es interior, intraducible a palabras. Lejos de ser una redundancia de vocablos,
La psicología en nuestra novelística no se basa más que en la imaginación subje- se compone de actos plásticos y de fuerza vital interior. Fuerza espiritual. Así se
tiva; el análisis psicológico y la retórica molesta han matado el significado de la esquematiza el nuevo plan del mundo. No llamamos a los pueblos: “¡Uníos!” o
palabra. “¡Uníos a Nosotros!”. No hacemos ningún llamamiento a los pueblos. Nosotros sa-
bemos que quienes se unan a nosotros ya pertenecen al nuevo espíritu. Solo junto
Estas frases cuidadosamente colocadas una detrás de otra y la una bajo la otra, a ellos será posible modelar el cuerpo espiritual del nuevo mundo. “¡Actuad!”
esta fraseologia frontal y árida con que los viejos realistas presentaban sus expe-
riencias limitadas a sí mismos, son definitivamente inadecuadas e incapaces de
dar expresión a las experiencias colectivas de nuestro tiempo.

Semejantes en esto a la vieja concepción de la vida, los libros se basan en la lon-


gitud, en la duración; son voluminosos. La nueva concepción de la vida se basa en
la profundidad y la intensidad y así es como queremos a la poesía.

Para construir ligeramente los múltiples acontecimientos que están a nuestro


alrededor y dentro de nosotros es necesario que la palabra se reconstruya, sea
siguiendo el sonido, sea siguiendo la idea. Si en la vieja poesía el significado in-
trínseco de la palabra es destruido por el dominio de los sentimientos relativos y
subjetivos, nosotros queremos dar un nuevo significado y un nuevo poder expresi-
vo a la palabra, usando todos los medios que están a nuestra disposición: sintaxis,
prosodia, tipografía, aritmética, ortografía.

La dualidad entre prosa y poesía, la dualidad entre contenido y forma, no pueden


seguir existiendo. Por tanto, para el escritor moderno la forma tendrá un significa-
do directamente espiritual; el no describirá ningún acontecimiento, no describirá
en absoluto, pero escribirá. Recibirá en la palabra la totalidad de los aconteci-
mientos: unidad constructiva del contenido y de la forma.

78 79
MANIFIESTO
“En el torbellino de nuestros días activos, más allá de las cenizas y de las ruinas
del pasado, ante las cancelas de un futuro vacuo, nosotros proclamamos ante
vosotros, artistas, pintores, escultores, músicos, actores y poetas, ante vosotros,
personas para las que el Arte no es solo una mera fuente de conversación, sino el

CONSTRUCTIVISTA manantial mismo de una real exaltación, nuestra convicción y los hechos.

Hay que sacar al Arte del callejón sin salida en que se halla desde hace veinte

O REALISTA años.

El progreso del saber humano con su potente penetración en las leyes misterio-
sas del mundo, iniciada a comienzos de este siglo, el florecimiento de una nueva
cultura y de una nueva civilización, con un excepcional (por primera vez en la
historia) movimiento de las masas populares hacia la posesión de las riquezas
Naum Gabo y Antoine Pevsner naturales, movimiento que abraza al pueblo en estrecha unión, y, por ultimo, pero
no menos importante, la guerra y la revolución (corrientes purificadoras de una
(1920) era futura) nos ha llevado a considerar las nuevas formas de una vida que ya late
y actúa.

¿Como contribuye el Arte a la época actual de la historia del hombre?.

¿Posee los medios necesarios para dar vida a un nuevo Gran Estilo? ¿O supone
acaso que la nueva época puede acoger una nueva creación sobre los cimientos
de la antigua? A pesar de las instancias del espíritu renaciente de nuestro tiempo,
el Arte se alimenta de impresiones, de apariencia exterior, y vaga impotente entre
el naturalismo y el simbolismo, entre el romanticismo y el misticismo.

Los intentos realizados por cubistas y por futuristas para sacar a las artes figurati-
vas del fango del pasado solo han producido nuevos desencantos.

El cubismo, que había partido de la simplificación de la técnica representativa,


acabó por encallar en el análisis. El revuelto mundo de los cubistas, despedazado
por la anarquía intelectual, no puede satisfacer a quienes, como nosotros, ya ha-
yan realizado la Revolución y están construyendo y edificando un mundo nuevo.

Se puede sentir interés por las experiencias de los cubistas, pero no adherirse a
su movimiento, pues estamos convencidos de que sus experiencias solo arañan la
superficie del Arte y no la penetran hasta sus raíces, y también nos parece eviden-
te que su resultado final no conduce más que a la misma representación supera-
da, al mismo volumen superado y, una vez más, a la misma superficie decorativa.

En sus tiempos, se hubiera podido exaltar el futurismo por el nuevo aire que apor-
to su anunciada revolución en el Arte, por su critica demoledora del pasado; como
único modo de asaltar las barricadas artísticas del buen gusto, exigía mucha di-
namita; pero no se puede construir un sistema artístico sobre una sola frase re-
volucionaria.

80 81
Bien mirado, tras la fachada del futurismo solo había un vacuo charlatán, un tipo es maravilloso y capaz, fuerte y justo, porque la vida no conoce belleza en cuanto
hábil y equivoco, hinchado de palabras como patriotismo, militarismo, desprecio medida estética. La más grande belleza es una existencia efectiva.
por la mujer y parecidas sentencias provincianas.
La vida no conoce ni el bien ni el mal ni la justicia como medida moral..., la nece-
En cuanto a los problemas estrictamente pictóricos, el futurismo no pudo hacer sidad es la mayor y más justa de todas las morales.
más que repetir los esfuerzos, que ya fueron inútiles con los impresionistas, por
fijar en el lienzo un reflejo puramente óptico. Hoy todos sabemos que el simple La vida no conoce verdades racionales abstractas como metro de conocimiento:
registro gráfico de una secuencia de movimientos momentáneamente fijados no el hecho es la mayor y más segura de las verdades.
puede recrear el movimiento. Solo recuerda el latido de un cuerpo muerto.
Estas son las leyes de la vida. ¿Puede el Arte soportar tales leyes si se construye
El pomposo eslogan de la velocidad fue un clarín de guerra para los futuristas. Ad- sobre la abstracción, el espejismo, la ficción?
mitimos la sonoridad de tal eslogan y comprendemos muy bien que es superior al
más potente eslogan provinciano. Pero intentad preguntar a un futurista como se Nosotros decimos:
imagina la velocidad, e inmediatamente aparecerá todo un arenal de locos auto-
móviles y depósitos de chirriantes vagones y alambres intrincados, el estruendo y Espacio y tiempo han renacido hoy para nosotros.
el ruido de calles atestadas de vehículos. ¿Es necesario convencer a los futuristas
de que todo ello no ocurre por la velocidad y sus ritmos? Espacio y tiempo son las únicas formas sobre las cuales la vida se construye, y
sobre ellos, se debe edificar el Arte.
Mirad un rayo de sol, la más inmóvil de las fuerzas inmóviles. Tiene una velocidad
de 300000 kilómetros por segundo. Observad nuestro firmamento estelar que el Perecen los Estados y los sistemas políticos y económicos; las ideas se derrumban
rayo atraviesa... ¿Que son nuestros depósitos comparados con los del universo? bajo la fuerza de los siglos, pero la vida es fuerte y crece y el tiempo prosigue en
¿Que son nuestros trenes terrestres comparados con los veloces trenes de las ga- su continuidad real. ¿Quién nos mostrará formas más eficaces que estas? ¿Quién
laxias? será el genio que nos de cimientos más sólidos que estos?

Ciertamente, todo el estruendo de los futuristas acerca de la velocidad es un he- ¿Qué genio nos contar una leyenda más maravillosa que la fábula prosaica que
cho demasiado sabido, pero desde el momento en que el futurismo proclamo se llama vida?
que Espacio y Tiempo son los muertos de ayer, se hundió en la oscuridad de las
La actuación de nuestras percepciones del mundo en forma de espacio y tiempo
abstracciones.
es el único objetivo de nuestro arte plástico.
Ni el futurismo ni el cubismo han ofrecido a nuestro tiempo lo que se esperaba
No medimos nuestro trabajo con el metro de la belleza y no lo pesamos con el
de ellos.
peso de la ternura y de los sentimientos.
Salvo estas dos escuelas artísticas, nuestro pasado reciente no ha ofrecido nada
Con la plomada en la mano, con los ojos infalibles como dominadores, con un
importante ni interesante.
espíritu exacto como un compás, edificamos nuestra obra del mismo modo que el
Pero la vida no espera; las generaciones no cesan de crecer, y nosotros, que su- universo conforma la suya, del mismo modo que el ingeniero construye los puen-
cedemos a los que entraron en la historia y poseemos los resultados de sus expe- tes y el matemático elabora las formulas de las órbitas.
riencias, sus errores y sus éxitos, después de años de experiencias semejantes a
Sabemos que todo tiene una imagen propia esencial: la silla, la mesa, la lámpara,
siglos, proclamamos:
el teléfono, el libro, la casa, el hombre. Son mundos completos con sus ritmos y
Ningún movimiento artístico podrá afirmar la acción de una nueva cultura en de- sus orbitas.
sarrollo hasta que los mismos fundamentos del Arte estén construidos sobre las
Por esto, en la creación de los objetos les quitamos las etiquetas del propietario,
verdaderas leyes de la vida, hasta que todos los artistas digan con nosotros: Todo
totalmente accidental y postiza, y solo dejamos la realidad del ritmo constante de
es ficción, solo la vida y sus leyes son auténticas, y en la vida solo lo que es activo
las fuerzas contenidas en ellos.

82 83
Por ello, en la pintura renunciamos al color como elemento pictórico: el color es No buscamos consuelo ni en el pasado ni en el futuro. Nadie puede decirnos cual
la superficie óptica idealizada de los objetos; es una impresión exterior y super- será el futuro ni con cuáles instrumentos se le puede comer.
ficial; es un accidente que nada tiene en común con la esencia más íntima del
objeto. Afirmamos que la tonalidad de la sustancia, es decir, su cuerpo material Es imposible no engañarse sobre el futuro y sobre el se pueden decir cuantas
que absorbe la luz, es la única realidad pictórica. mentiras se quieran.

Renunciamos a la línea como valor descriptivo: en la vida no existen líneas des- Para nosotros, los gritos sobre el futuro equivalen a las lágrimas sobre el pasado.
criptivas; la descripción es un signo humano accidental en las cosas, no forma El repetido sueño con los ojos abiertos de los románticos. El delirio simiesco del
una unidad con la vida esencial ni con la estructura constante del cuerpo. Lo des- viejo sueño paradisíaco con atuendos contemporáneos.
criptivo es un elemento de ilustración gráfica, es decoración. Afirmamos que la
línea solo tiene valor como dirección de las fuerzas estáticas y de sus ritmos en Quien hoy se ocupe del mañana se ocupa en no hacer nada.
los objetos.
Y quien mañana no nos de nada de lo que haya hecho hoy no es de ninguna uti-
Renunciamos al volumen como forma espacial pictórica y plástica: no se puede lidad para el futuro.
medir el espacio con el volumen, como no se puede medir un líquido con un me-
tro. Miremos el espacio... ¿Qué es sino una profundidad continuada? Afirmamos el El hoy pertenece al hecho.
valor de la profundidad como única forma espacial pictórica y plástica.
Lo tendremos en cuenta también mañana.
Renunciamos a la escultura en cuanto masa entendida como elemento escultu-
ral. Todo ingeniero sabe que las fuerzas estáticas de un cuerpo sólido y su fuerza Dejemos el pasado a nuestras espaldas como una carroña.
material no dependen de la cantidad de masas; por ejemplo: una vía de tren, una
Dejemos el futuro a los profetas.
voluta en forma de T, etc... Pero vosotros, escultores de cada sombra y relieve,
todavía os aferráis al viejo prejuicio según el cual no es posible liberar el volu-
Nosotros nos quedaremos con el hoy.
men de la masa. Aquí, en esta exposición, tomamos cuatro planos y obtenemos
el mismo volumen que si se tratase de cuatro toneladas de masa. Por ello, rein-
troducimos en la escultura la línea como dirección y en esta afirmamos que la
profundidad es una forma espacial.

Renunciamos al desencanto artístico enraizado desde hace siglos, según el cual


los ritmos estáticos son los únicos elementos de las artes plásticas. Afirmamos
que en estas artes esta el nuevo elemento de los ritmos cinéticos en cuanto for-
mas basilares de nuestra percepción del tiempo real.

Estos son los cinco principios fundamentales de nuestro trabajo y de nuestra téc-
nica constructiva.

Hoy proclamamos ante todos vosotros nuestra fe. En las plazas y en las calles
exponemos nuestras obras, convencidos de que el arte no debe seguir siendo un
santuario para el ocioso, una consolación para el desesperado ni una justificación
para el perezoso. El arte debería asistirnos allí donde la vida transcurre y actúa:
en el taller, en la mesa, en el trabajo, en el descanso, en el juego, en los días labo-
rales y en las vacaciones, en casa y en la calle, de modo que la llama de la vida no
se extinga en la humanidad.

84 85
MANIFIESTO
La misión del grupo productivista es la expresión comunista del trabajo construc-
tivo materialista.

El grupo se ocupa de la solución de este problema basándose en hipótesis cien-

PRODUCTIVISTA tíficas y poniendo de relieve la necesidad de sintetizar el aspecto ideológico y


formal para orientar el trabajo experimental por la vía de la actividad práctica.

Cuando el grupo se formó, el aspecto ideológico de su programa era el siguiente:

1. El único concepto fundamental es el comunismo científico, basado en la teoría


Rodchenko y Stepanova del materialismo histórico.

(1920) 2. El conocimiento de los procesos experimentales de los soviets induce al grupo


a desplazar sus actividades investigadoras de lo abstracto a lo real.

3. Los elementos específicos de la actividad del grupo, es decir, la tectónica, la


construcción y el producto, justifican ideológica, teórica y experimentalmente el
cambio de los elementos materiales de la cultura industrial en volumen, plano,
color, espacio y luz.

Estas son las bases de la expresión comunista de la construcción materialista.

Estos tres puntos unen orgánicamente los aspectos ideológicos y formales.

La tectónica se deriva de la estructura misma del comunismo y de la explotación


efectiva del campo industrial.

La construcción, que es organización, acoge los elementos de la cosa ya formula-


dos. La construcción es una actividad de formulación llevada al extremo, que, sin
embargo, permite un ulterior trabajo tectónico.

La cosa elegida y usada efectivamente, sin obstaculizar el progreso de la cons-


trucción ni limitar la tectónica, es llamada producto por el grupo.

Entre los elementos materiales están:

1. La cosa en general: investigación acerca de su origen, sobre sus modificaciones


industriales y de producción, su naturaleza y su significado.

2. Los materiales racionales: luz, plano, espacio, color, volumen. Los constructi-
vistas tratan del mismo modo tanto los materiales racionales como los sólidos.

Las tareas futuras del grupo son las siguientes:

1. Ideológicamente:

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a- Demostrar con los hechos y las palabras la incompatibilidad entre la actividad
artística y la producción intelectual.

b- La real participación de la producción intelectual en cuanto elemento equiva-


lente en la edificación de una cultura comunista.

2. Prácticamente:

a- debate por medio de la prensa.

b- elaboración de planes.

c- organización de exposiciones.

d- establecer contactos con todos los centros productivos y con los órganos cen-
trales del engranaje unificado de los soviets, que realizan concretamente las for-
mas comunistas de la vida.

3. En el sector de la agitación:

a- el grupo esta a favor de una lucha a ultranza contra el arte en general.

b- el grupo debe demostrar que no hay transición evolucionista desde la pasada


cultura artística hasta las formas comunistas de edificación constructiva.

Las consignas de los constructivistas son:

1. ¡Abajo el arte, viva la técnica!

2. ¡La religión es mentira, el arte es mentira!

3. Se matan hasta los últimos restos del pensamiento humano cuando se los liga
al arte.

4. ¡Abajo el mantenimiento de las tradiciones artísticas!


¡Viva el técnico constructivista!
5. ¡Abajo el arte, que solo enmascara la impotencia de la humanidad!

6. ¡El arte colectivo del presente es la vida constructiva!

88 89
MERZ
Nací en Hannover el 20 de junio de 1887. De niño tenía un jardincito con rosas y
fresas. Una vez terminados mis estudios en el Instituto Real I de Hannover aprendí
la técnica de la pintura con Bantzer, Kühl y Hegenbarth. El bodegón con el cáliz
lo pinté en el taller de Bantzer. La selección de obras mías que se exponen ahora
en la Galería de Hans Goltz en Múnich, Briennerstrasse 8, muestra, espero que
con claridad, cómo he pasado de la imitación consciente y lo más fiel posible

Kurt Schwitters de la naturaleza, con óleos, pinceles y lienzo, a la elaboración consecuente, con
medios estrictamente artísticos, de los cuadros Merz y cómo existe una línea de
(1920) continuidad entre los estudios naturalistas y las abstracciones Merz.

La representación mimética de la naturaleza es la transposición de la corporei-


dad tridimensional a una superficie bidimensional. Esto puede aprenderse si no
se está enfermo o se es daltónico. Los óleos, el lienzo y el pincel son materiales
y herramientas. Si se distribuye la pintura convenientemente sobre la superficie
del lienzo, es posible copiar el efecto de impresiones naturales; en condiciones
favorables, con tanta precisión que apenas podrá distinguirse entre el cuadro y
el modelo. Cojamos, por ejemplo, un lienzo blanco e imprimado de los que se
utilizan para pintar al óleo y dibujemos con carboncillo las líneas maestras y más
fácilmente perceptibles de la forma natural que queramos representar. Sólo el
primer trazo puede dibujarse con bastante arbitrariedad; todos los demás des-
cribirán con relación a él un ángulo determinado que viene impuesto por el mo-
delo natural. Mediante la comparación concienzuda entre la representación y
el modelo se pueden sintonizar las líneas de una y otra hasta el punto de hacer
que las de la representación coincidan con las manifestadas por la apariencia del
modelo. Se determinan las direcciones en función de las sensaciones, se sondea
y controla la veracidad de las sensaciones comparando el ángulo estimado de la
dirección con la vertical natural y con la vertical de la representación.
A continuación, y siempre en función de las proporciones aparentes entre las par-
tes del modelo, se trazan sobre el lienzo las proporciones existentes entre las
partes del cuadro, preferiblemente mediante líneas imaginarias que delimiten
dichas partes. El tamaño de la primera parte no importa, a no ser que se prescri-
ba “tamaño natural” para alguna de las partes, la cabeza, por ejemplo. En este
caso se mide con el compás una línea imaginaria paralela a un plano imaginario
coincidente a su vez con el plano del cuadro en la naturaleza y se transporta
esta medida sobre la representación de la primera parte. Después se armoniza
intuitivamente sobre el cuadro el resto de las partes con la primera en función
de las partes correspondientes del modelo y se controla la intuición mediante
mediciones: para hacer esto, se ubica el cuadro a una distancia tal de uno mismo
que la primera parte se vea tan grande en la pintura como en el modelo, y en-
tonces se compara. Para controlar una medida cualquiera, con el brazo estirado
se sostiene el mango de un pincel orientado hacia la medida correspondiente de
modo que la punta del mango coincida en apariencia con uno de los extremos
de la medida y se coloca el pulgar sobre el mango del pincel de tal manera que
el otro extremo de la medida coincida con el punto de contacto entre la uña del

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pulgar y el mango. Si, de nuevo con el brazo estirado, proyectamos la medida nía impresiones?; ¡Pues pintaba un cuadro en sintonía con ellas!; el cuadro tenía
así obtenida del pincel sobre la medida correspondiente del cuadro, podremos expresión. Se podría escribir un catecismo de los medios de expresión de no ser
comprobar con exactitud fotográfica si el cálculo intuitivo nos ha fallado. Si la por lo inútil que resultaría, casi tan inútil como hacer de la expresión el objeto
acotación es “correcta” se procederá a rellenar con pintura las distintas partes del de la obra de arte. Cada línea, color o forma tiene una expresión determinada.
cuadro de acuerdo con la naturaleza que ha servido de modelo. Lo más recomen- Cada combinación de líneas, colores y formas tiene una expresión determinada.
dable es comenzar con un color fácilmente reconocible y extendido sobre una La expresión no se obtiene sino mediante un ensamblaje muy particular y del
amplia superficie, un azul ligeramente degradado, quizás. Se calibra la calidad todo inefable. No se puede expresar en palabras la expresión de un cuadro, de la
de mate y se degrada la luminosidad mediante colores complementarios; la del misma manera que no puede pintarse la expresión de una palabra de la palabra
azul ultramarino con ocre claro, por ejemplo. Añadiendo blanco se puede acla- “y”, por ejemplo.
rar el color y añadiendo negro puede oscurecerse. Todo esto se puede aprender.
Para controlar la exactitud lo mejor es colocar el cuadro justo al lado del plano La expresión de un cuadro, por el contrario, es tan esencial que merece la pena
imaginado en la naturaleza, volverlo a colocar en su sitio y comparar el color del esforzarse en apresarla. Todo propósito de reproducir formas naturales merma la
cuadro con el color natural. Al degradar los matices demasiado luminosos y aña- fuerza de la lógica en la elaboración de una expresión. He renunciado por com-
dir los que faltaban se logra que los colores del cuadro coincidan lo más posible pleto a toda reproducción de elementos naturales y pinto exclusivamente con
con los colores correspondientes de la naturaleza. Si un matiz nos parece acer- elementos pictóricos. Estas son mis abstracciones. Armonizo entre sí los elemen-
tado se coloca el cuadro en su sitio y se armoniza intuitivamente el resto de los tos del cuadro, como antaño hacía en la Academia, pero no para conseguir una
matices con el primero. Se puede regular la eficacia de la intuición comparando réplica fiel de la naturaleza sino por la expresión misma.
cada color directamente con la naturaleza tras volver a colocar el cuadro junto
al modelo. Si se es paciente y se logra que la totalidad de líneas grandes, líneas Hoy, sin embargo, me parece que esta búsqueda de expresión en la obra de arte
pequeñas, formas y colores coincidan con las de la naturaleza, obtendremos una también es perjudicial para el arte. El arte es un concepto primordial, sublime
réplica exacta de esta última. Esto se puede aprender y se puede enseñar. Para no como la divinidad, inexplicable como la vida, indefinible y estéril. La obra de arte
equivocarse con la intuición es preciso llegar a conocer la naturaleza en sí misma es el producto de la depreciación artística de sus elementos. Yo sólo sé cómo lo
y sus materiales; la anatomía y la perspectiva nos brindarán el conocimiento de la hago, sólo conozco mi material y que me sirvo de él sin saber para qué.
primera y el aprendizaje de los colores el de los segundos. ¡Esto es la Academia!
El material es tan insustancial como yo mismo. Lo esencial es el acto de dar for-
Le pido perdón al lector por la excesivamente prolija explicación de la copia de ma. Como el material carece de importancia escojo el que sea con tal de que
la naturaleza, pero era necesario para hacer ver que el trabajo paciente puede responda a las exigencias del cuadro. En la medida en que armonizo materiales
aprenderse, que radica esencialmente en el control y la consonancia y que puede de índole muy diversa saco mayor partido que con la mera pintura al óleo, ya que
llegar a atrofiar la actividad creadora del artista. Para mí era sobre todo cuestión no sólo doy cabida al contraste entre dos colores, dos líneas o dos formas sino
de aprender esta consonancia y paulatinamente fui dándome cuenta de que la también al que pueda existir, por ejemplo, entre la madera y la arpillera. A la con-
consonancia entre los elementos del cuadro es la finalidad del arte y no ya un cepción del mundo que engendra esta forma de creación artística la denomino
medio para la obtención del control. No fue un camino corto. Cuando se quiere “Merz”.
conocer hay que trabajar. Hay que seguir caminando hasta que la niebla se cierna
sobre el horizonte. Y sólo una vez llegados allí se podrá seguir reconociendo. Y Cuando creé la palabra “Merz”, no tenía ningún significado Ahora tiene el sig-
creo que no existe el fin. Y aquí de nada sirve la Academia. No es posible controlar nificado que yo he querido conferirle. El significado del concepto “Merz” cam-
los reconocimientos. Siempre, incluso al comienzo, fui capaz de desentenderme bia a medida que cambia la percepción de aquellos cuya obra responde a dicho
de la reproducción literal de los detalles. Me conformaba con apresar en esbozos concepto. Merz desea que se suelten todas las ataduras para poder crear obras
las múltiples manifestaciones de la luz (Impresionismo). artísticas. La libertad no es desenfreno, sino el resultado de una estricta disciplina
artística. Merz también significa tolerancia frente a toda limitación que obedezca
Llevado por mi apasionado amor a la naturaleza (el amor es subjetivo) exageré a razones estéticas. A todo artista le debería estar permitido hacer un cuadro que
los movimientos principales, subrayé las formas al reducirlas a lo esencial y con- sólo constase de hojas de papel secante con tal de que supiera hacerlo. La mera
cebirlas como contornos y descompuse los tonos en colores complementarios. reproducción de elementos naturales no es esencial para una obra de arte. Sin
embargo, interpretaciones de la naturaleza de suyo no estéticas pueden entrar a
Desentrañar a mi manera la naturaleza me parecía entonces lo esencial. El cua- formar parte de un cuadro si adquieren un valor de contraste frente a las restan-
dro no era otra cosa que el intermediario entre el espectador y yo. ¿Que yo te- tes partes del mismo.

92 93
En algún momento también he dedicado mi atención a otras formas de arte, a la el concepto diletante e inconsecuente que del arte tiene el Señor Richard Hül-
poesía sin ir más lejos. Los elementos del arte poético son las letras, las sílabas, senbeck al tiempo que reconoce sin ambages su adhesión a las concepciones de
las palabras, las oraciones. La poesía nace del valor de oposición resultante de Tristan Tzara.
sus elementos. El sentido cobra sentido frente al sinsentido porque yo lo quiero
así. Prefiero el sinsentido, aunque esto es una cuestión puramente personal. Me Mi amistad con algunos dadaístas podría dar lugar a un malentendido que con-
entristece constatar que rara vez se ha hecho del sinsentido el objeto de la crea- vendría deshacer. Podría pensarse que yo mismo me he incluido entre los dadaís-
ción artística, pero ello me reafirma en el amor que siento por él. tas sólo porque en la cubierta de mi colección de poemas “Anna Blume”, publica-
da por la editorial Paul Steegemann, está escrita la palabra “dada”.
Se hace preciso aquí mencionar el dadaísmo, pues cultiva, como yo, el sinsentido.
Hay dos grupos de dadaístas: los de “hueso” y los de “cáscara” (1), estos últimos Sobre esta misma cubierta aparecen dibujados un molino de viento, una loco-
residentes casi todos en Alemania. En un principio sólo había dadaístas de hueso, motora marcha atrás y un hombre suspendido en el aire. Esto significa que en
pero posteriormente los dadaístas de cáscara se desgajaron del hueso originario el mundo donde vive Anna Blume, donde la gente camina con la cabeza, donde
cediendo al influjo de Hülsenbeck, su jefe, y en la escisión se llevaron de cuajo giran los molinos y las locomotoras van marcha atrás, allí también existe Dadá.
parte del hueso. El desgajamiento se produjo en medio de grandes alaridos, al son Con el fin de evitar malentendidos he escrito “Antidada” en la cubierta de mi Ca-
de la Marsellesa y repartiendo codazos, táctica que Hülsenbeck sigue empleando tedral. Esto no significa que yo estuviera en contra del dadaísmo, sino que en este
hasta hoy... Con Hülsenbeck el Dadaísmo se convirtió en un asunto político. El co- mundo también existe una corriente que va contra el Dadaísmo. Las locomotoras
nocido Manifiesto del Consejo Central Dadaísta Revolucionario de Alemania re- andan en ambas direcciones. ¿Por qué no iba a poder nunca una locomotora ir
clama la instauración del comunismo radical como exigencia dadaísta. En la His- marcha atrás?
toria del Dadaísmo escrita por Hülsenbeck en 1920 y publicada por Steegemann
leemos: “Dada es un fenómeno bolchevista alemán”. El Manifiesto del Consejo Siempre que pinto también modelo. Ahora también hago esculturas Merz: patíbu-
Central citado arriba exige además “la lucha más brutal contra el Expresionismo”. lo de gozo y bomba de culto. Al igual que los cuadros Merz también las escultu-
En su Historia del Dadaísmo Hülsenbeck prosigue: “El arte debería ser molido a ras Merz están realizadas a partir de diversos materiales. Están concebidas como
palos”. En la introducción al Almanaque Dadá, aparecido no hace mucho, Hül- esculturas circulares y en consecuencia pueden contemplarse desde múltiples
senbeck escribe: “Dada hace una especie de propaganda anti-cultura”. En resu- perspectivas.
men, el Dadaísmo de cáscara revela una orientación política contra el arte y la
cultura. Soy tolerante y respeto cualquier cosmovisión individual pero debo decir La casa Merz fue mi primera arquitectura Merz. En el cuaderno 8-10 de Zweemann,
que tales concepciones son del todo ajenas a Merz. Por principio Merz apunta Spengemann escribió al respecto: “En la Casa Merz veo la catedral: la catedral.
exclusivamente al arte pues ningún hombre puede servir a dos señores. No me refiero a la construcción eclesiástica, no, sino al edificio como expresión
de una concepción verdaderamente espiritual de lo que nos encumbra al infinito:
Pero “la concepción que del Dadaísmo tienen los dadaístas es muy distinta”, como el arte absoluto. Esta catedral no se puede utilizar. Su espacio interno está tan
reconoce el mismo Hülsenbeck. Tristan Tzara, principal abanderado de los da- repleto de ruedas que no queda espacio alguno para el hombre... esta es la arqui-
daístas de “hueso”, escribe en 1918 en el Manifiesto Dada: “Cada cual hace su arte tectura absoluta y no tiene otro sentido que el estrictamente artístico”.
a su manera”, y más adelante: “Dadá es el emblema de la abstracción”. Tengo que
decir que una estrecha relación artística une a Merz con el Dadaísmo de “hueso” Para mí era una necesidad artística dedicarme a diversos tipos de arte. La razón
en general y con dadaístas “óseos” como Hans Arp, al que admiro especialmente, para ello no era tanto la tendencia a ampliar el ámbito de mi actividad como el
Picabia, Ribemont-Dessaigne y Archipenko. Es el propio Hülsenbeck el que reco- anhelo no de ser especialista en un tipo de arte sino de ser artista. Mi objetivo
noce abiertamente haberse convertido en “el bufón de Dios”. El Dadaísmo de hue- es la obra de arte total Merz, que comprenderá en su unidad artística todos los
so, en cambio, sigue apegado a las viejas y buenas tradiciones del arte abstracto. tipos de arte. Para empezar he enlazado entre sí distintos tipos de arte. Dentro
El Dadá de cáscara “prevé su fin y se ríe”, mientras que el de hueso vivirá mientras de poemas he pegado palabras y frases de manera que la disposición resultante
viva el arte. Merz también aspira al arte y es enemigo del Kitsch, incluido el Kitsch genere un dibujo rítmico. Y a la inversa, he pegado cuadros y dibujos con el fin
por principio, a pesar de que, bajo la dirección de Hülsenbeck, se autodenomina de que pueda leerse en ellos ciertas frases. He clavado cuadros para provocar
Dadaísmo. además del efecto pictórico, un efecto plástico de relieve. He procedido así para
difuminar los límites entre las artes. Sin embargo, la verdadera obra de arte total
Quien carece de la capacidad para emitir un juicio estético no debe escribir sobre Merz es la escena Merz, en la que hasta ahora sólo he podido trabajar de manera
arte: “Quod licet jovi non licet vobi”. (2) Merz desdeña enérgica y radicalmente teórica. La primera publicación al respecto apareció en el número 8 de Sturmbüh-

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ne: “La escena Merz está pensada para la representación de la obra teatral Merz. con el aire impetuoso del remolino. Que las superficies se disuelvan al penetrarse
La obra teatral Merz es una obra de arte abstracta. El drama y la ópera nacen por mutuamente. Que las cajas desborden sus aristas derechas y torcidas y pintadas.
lo general a partir de la forma de un texto escrito que en sí mismo, al margen de Sombreros plegables que se hunden dentro de sí mismos, cajas engullidas por
la escena, como simple texto escrito, es ya una obra terminada. La tramoya, la cajas. El trazo de las líneas describe una red diáfana. En las apretadas redes se
música y la representación no tienen otra función que la de ilustrar este texto, debate San Antonio entre tormentos. Que las redes se estrellen como olas y se
él mismo ilustración de la acción. A diferencia del drama o de la ópera, todas descompongan en líneas o se espesen hasta formar superficies. Que las redes se
y cada una de las partes de la obra teatral Merz están indisolublemente unidas enreden. Que floten los velos, que caigan los blandos pliegues, que gotee el algo-
entre sí; no se puede escribir, leer o escuchar, únicamente puede experimentarse dón y que el agua salpique. Que lámparas de arco voltaico de mil bujías suavicen
en el Teatro. Hasta ahora en las representaciones escénicas se distinguía entre y aclaren el aire. A continuación cojamos ruedas y ejes y dejemos que canten
tramoya, texto y partitura. Cada uno de estos factores se trabajaba por separado (poderosas erecciones de gigantes acuáticos). Los ejes giran en el interior de la
y podía disfrutarse por separado. A la escena Merz sólo le interesa la fusión de rueda, las bolas ruedan en el tonel. Las ruedas dentadas olfatean dientes, encuen-
todos los factores en la consecución de la obra de arte total. Los materiales de tran una máquina de coser que bosteza. Ya sea erguida sobre sí o agachada, la
la tramoya constituyen una amalgama de cuerpos sólidos, líquidos y gaseosos: la máquina de coser se autodecapita, con los pies siempre hacia arriba. Se coge un
pared blanca, el hombre, la alambrada, el chorro de agua, el azul en la lejanía, el torno de dentista, una máquina de cortar carne, un rascador de tranvía, autobuses
foco luminoso. Se utilizan superficies que unas veces parecen tomar cuerpo, otras y automóviles, bicicletas, tándems con sus neumáticos, incluidos los neumáticos
disolverse como gases, superficies que se pliegan a modo de cortinas, ora enco- de repuesto de la época de la guerra, y se deforma todo. Cogemos luces y las de-
giéndose ora dilatándose. Que las cosas se muevan y retuerzan, que las líneas se formamos de la manera más brutal posible. Que las locomotoras corran unas al
espesen hasta formar superficies. Que los elementos entren y salgan del espacio encuentro de otras, cortinas y visillos cuyos hilos de araña bailan con los marcos
escénico. Los materiales para la partitura no son otra cosa que los sonidos y rui- de las ventanas y hacen añicos el cristal quejumbroso. Se hacen estallar calderas
dos que pueden emitir los violines, los tambores, el trombón, la máquina de coser, para provocar la salida del vapor de los trenes. Se cogen enaguas y otras cosas
el reloj de tictac, el chorro de agua, etc. El material poético lo constituyen las por el estilo, zapatos, pelo postizo, patines de hielo y se arrojan todos estos ob-
vivencias que elevan el espíritu y avivan el sentimiento. Los materiales no hay que jetos donde deben estar y siempre a su debido tiempo. Se cogen también cepos,
utilizarlos según la lógica que gobierna sus relaciones objetivas sino según la ló- trampas para alimañas, máquinas infernales, un pez de hojalata y un embudo,
gica que rige la obra de arte. Cuanto mayor sea el ahínco con que la obra de arte todo ello, claro está, en estado de deformación artística. Muy recomendables son
destroza la lógica objetivo-racional tantas más posibilidades existirán de lograr también las tuberías. En una palabra, se coge de todo, desde la redecilla para el
una creación artística genuina. Si en la poesía el valor de una palabra radica en el cabello de una dama distinguida hasta la hélice del S.S. Leviathan, siempre en
contraste con las otras, aquí el factor se opone al factor y el material al material. función de las exigencias de tamaño impuestas por la obra.
Podemos imaginarnos la escena como una especie de cuadro Merz. Las partes del
cuadro cambian y se agitan; el cuadro tiene una vida propia. El movimiento del También podría utilizarse a los hombres.
cuadro puede consumarse en silencio o en compañía de ruidos o música. Propon-
go el teatro Merz. ¿Dónde ha quedado el teatro experimental?” Se podría pegar a los hombres a los bastidores.

Que las gigantescas superficies se extiendan hasta el imaginario infinito, que se Incluso la vida cotidiana del hombre podría ponerse en escena; se podría hacer
cubran con colores que se deslicen amenazadores y que estalle la bóveda lisa de que los hombres hablaran de pie e incluso pronunciaran frases razonables. Pro-
su pudor. Que los elementos finitos se hagan añicos y que los retorcidos elementos cederemos después a enlazar los materiales entre sí. Enlazamos por ejemplo, el
que agujerean la nada se arremolinen todos en un torbellino. Que las superficies mantel de hule con la sociedad anónima de hogares modestos, establecemos
brillantes queden pegadas entre sí. Que se propicie el movimiento de las líneas una relación entre el que limpia las lámparas y el matrimonio formado por Anna
de alambre, que el verdadero movimiento recorra los intrincados entrelazos del Blume y el tono musical la. A la superficie le damos como alimento una bola y
cable. Atravesado de líneas resplandecientes, líneas furtivas, líneas aplanadas. dejamos que el estallido de las 22.000 bujías de la lámpara de arco voltaico des-
Que las líneas luchen unas contra otras y se acaricien con inusitada ternura. Que truya un ángulo agrietado. Que los hombres caminen sobre las manos y lleven el
los puntos titilen en su seno como estrellas, que bailen en corro hasta convertirse sombrero en los pies, como Anna Blume (Catarata). Inyección de espuma.
en línea. Que las líneas se doblen y que en torno a un punto se arremolinen los
ángulos astillados y estrangulados. Que una línea de alambre atraviese rauda las Es entonces cuando comienza el tórrido empapamiento musical. Tras el esce-
olas del tempestuoso torbellino. Que las esferas se redondeen aún más al rozarse nario, música de órgano y cantos que dicen: “Futt, Futt”. Adelante traquetea la

96 97
máquina de coser. Un hombre entre bastidores dice: “Bah”. De repente sale otro
a escena y dice: “Soy tonto”. (Todos los derechos reservados). A renglón seguido
aparece entre ellos un clérigo arrodillado rezando en voz alta: “Oh, gracias, la
destrucción nos sorprende por doquier, Aleluya joven, el joven desposa goteante
el agua”. Una cañería gotea impasible y monótona. Ocho.

Los timbales y las flautas anuncian muerte, y un silbato de jefe de estación brilla
con claridad. Al hombre entre bastidores le corre por la espalda un chorro de
agua helada que va a parar a un recipiente. Él canta c-agudo- d, d-agudo-e, cha-
to, la canción entera del proletariado. Debajo del recipiente han encendido el
gas para hervir el agua y se deja oír, dulce y pura como una niña, una cantarina
melodía de violines. Un velo se extiende a todo lo ancho. En el centro la llama
roja incandescente hierve intensamente. Su crepitar es apenas perceptible. Los
violines se inflaman en largos suspiros y susurros. La luz ensombrece la escena y
hasta la máquina de coser queda en penumbra. Para entonces esta publicación
ya había llamado la atención del actor y director teatral Franz Rolan, que tenía
ideas semejantes, como la de independizar el teatro del escritor y propiciar el
espectáculo escénico y la forma artística simplemente a partir de los materiales
teatrales existentes: escenario, bastidores, colores, luz, actores, regidor, pintor y
público. Hemos analizado a fondo, siempre desde un enfoque teórico, la idea de
escena Merz en relación con sus posibilidades prácticas. Se trata de un manus-
crito bastante ambicioso que no tardará en estar listo para la imprenta. Quizá
tengamos más adelante la posibilidad de asistir al nacimiento de la obra de arte
total Merz. Nosotros no podemos crearla puesto que también seríamos nada más
que elementos y materiales.

(1) Juego de palabras: Hülsenbeck/Hülsen: cáscara, pellejo]


(2) Lo que es lícito para Júpiter, no es lícito para todos.

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PRIMER
Tanta fe se tiene en la vida, en la vida en su aspecto más precario, en la vida real,
naturalmente, que la fe acaba por desaparecer. El hombre, soñador sin remedio,
al sentirse de día en día más descontento de su sino, examina con dolor los obje-
tos que le han enseñado a utilizar, y que ha obtenido a través de su indiferencia o

MANIFIESTO de su interés, casi siempre a través de su interés, ya que ha consentido someterse


al trabajo o, por lo menos no se ha negado a aprovechar las oportunidades... ¡Lo
que él llama oportunidades! Cuando llega a este momento, el hombre es profun-

SURREALISTA. damente modesto: sabe cómo son las mujeres que ha poseído, sabe cómo fueron
las risibles aventuras que emprendió, la riqueza y la pobreza nada le importan, y
en este aspecto el hombre vuelve a ser como un niño recién nacido; y en cuanto
se refiere a la aprobación de su conciencia moral, reconozco que el hombre pue-
de prescindir de ella sin grandes dificultades. Si le queda un poco de lucidez, no

André Breton tiene más remedio que dirigir la vista hacia atrás, hacia su infancia que siempre
le parecerá maravillosa, por mucho que los cuidados de sus educadores la hayan

(1924) destrozado. En la infancia la ausencia de toda norma conocida ofrece al hom-


bre la perspectiva de múltiples vidas vividas al mismo tiempo; el hombre hace
suya esta ilusión; sólo le interesa la facilidad momentánea, extremada, que todas
las cosas ofrecen. Todas las mañanas los niños inician su camino sin inquietudes.
Todo está al alcance de la mano, las peores circunstancias materiales parecen
excelentes. Luzca el sol o esté negro el cielo, siempre seguiremos adelante, jamás
dormiremos.

Pero no se llega muy lejos a lo largo de este camino; y no se trata solamente de


una cuestión de distancia. Las amenazas se acumulan, se cede, se renuncia a una
parte del terreno que se debía conquistar. Aquella imaginación que no reconocía
límite alguno ya no puede ejercerse sino dentro de los límites fijados por las leyes
de un utilitarismo convencional; la imaginación no puede cumplir mucho tiempo
esta función subordinada, y cuando alcanza aproximadamente la edad de veinte
años prefiere, por lo general, abandonar al hombre a su destino de tinieblas.

Pero si más tarde el hombre, fuese por lo que fuere, intenta enmendarse al sentir
que poco a poco van desapareciendo todas las razones para vivir, al ver que se
ha convertido en un ser incapaz de estar a la altura de una situación excepcional,
cual la del amor, difícilmente logrará su propósito. Y ello es así por cuanto el
hombre se ha entregado, en cuerpo y alma al imperio de unas necesidades prác-
ticas que no toleran el olvido. Todos los actos del hombre carecerán de altura,
todas sus ideas, de profundidad. De todo cuanto le ocurra o cuanto pueda llegar
a ocurrirle, el hombre solamente verá aquel aspecto del conocimiento que lo liga
a una multitud de acontecimientos parecidos, acontecimientos en los que no ha
tomado parte, acontecimientos que se ha perdido. Más aún, el hombre juzgará
cuanto le ocurra o pueda ocurrirle poniéndolo en relación con uno de aquellos
acontecimientos últimos, cuyas consecuencias sean más tranquilizadoras que las
de los demás. Bajo ningún pretexto sabrá percibir su salvación.

Amada imaginación, lo que más amo en ti es que jamás perdonas.

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Únicamente la palabra libertad tiene el poder de exaltarme. Me parece justo y Contrariamente, la actitud realista, inspirada en el positivismo, desde Santo To-
bueno mantener indefinidamente este viejo fanatismo humano. Sin duda alguna, más a Anatole France, me parece hostil a todo género de elevación intelectual
se basa en mi única aspiración legítima. Pese a tantas y tantas desgracias como y moral. Le tengo horror por considerarla resultado de la mediocridad, del odio,
hemos heredado, es preciso reconocer que se nos ha legado una libertad espiri- y de vacíos sentimientos de suficiencia. Esta actitud es la que ha engendrado en
tual suma. A nosotros corresponde utilizarla sabiamente. Reducir la imaginación nuestros días esos libros ridículos y esas obras teatrales insultantes. Se alimenta
a la esclavitud, cuando a pesar de todo quedará esclavizada en virtud de aquello incesantemente de las noticias periodísticas, y traiciona a la ciencia y al arte, al
que con grosero criterio se denomina felicidad, es despojar a cuanto uno encuen- buscar halagar al público en sus gustos más rastreros; su claridad roza la estul-
tra en lo más hondo de sí mismo del derecho a la suprema justicia. Tan sólo la ticia, y está a altura perruna. Esta actitud llega a perjudicar la actividad de las
imaginación me permite llegar a saber lo que puede llegar a ser, y esto basta para mejores inteligencias, ya que la ley del mínimo esfuerzo termina por imponerse a
mitigar un poco su terrible condena; y esto basta también para que me abandone éstas, al igual que a las demás. Una consecuencia agradable de dicho estado de
a ella, sin miedo al engaño (como si pudiéramos engañarnos todavía más). ¿En cosas estriba, en el terreno de la literatura, en la abundancia de novelas. Todos
qué punto comienza la imaginación a ser perniciosa y en qué punto deja de existir ponen a contribución sus pequeñas dotes de «observación». A fin de proceder a
la seguridad del espíritu? ¿Para el espíritu, acaso la posibilidad de errar no es sino aislar los elementos esenciales, Paul Valéry propuso recientemente la formación
una contingencia del bien? de una antología en la que se reuniera el mayor número posible de novelas pri-
merizas cuya insensatez esperaba alcanzase altas cimas. En esta antología tam-
Queda la locura, la locura que solemos recluir, como muy bien se ha dicho. Esta bién figurarían obras de los autores más famosos. Esta es una idea que honra a
locura o la otra... Todos sabemos que los locos son internados en méritos de un Paul Valéry, quien no hace mucho me aseguraba, en ocasión de hablarme del gé-
reducido número de actos reprobables, y que, en la ausencia de estos actos, su nero novelístico que siempre se negaría a escribir la siguiente frase: la marquesa
libertad (y la parte visible de su libertad) no sería puesta en tela de juicio. Estoy salió a las cinco. Pero, ¿ha cumplido la palabra dada?
plenamente dispuesto a reconocer que los locos son, en cierta medida, víctimas
de su imaginación, en el sentido que ésta le induce quebrantar ciertas reglas,
Si reconocemos que el estilo pura y simplemente informativo, del que la frase
reglas cuya transgresión define la calidad de loco, lo cual todo ser humano ha
antes citada constituye un ejemplo, es casi exclusivo patrimonio de la novela, será
de procurar saber por su propio bien. Sin embargo, la profunda indiferencia de
preciso reconocer también que sus autores no son excesivamente ambiciosos. El
los locos con respecto a la crítica de que les hacemos objeto, por no hablar ya de
carácter circunstanciado, inútilmente particularista de cada una de sus observa-
las diversas correcciones que les infligimos, permite suponer que su imaginación
ciones me induce a sospechar que tan sólo pretenden divertirse a mis expensas. No
les proporciona grandes consuelos, que gozan de su delirio lo suficiente para so-
me permiten tener siquiera la menor duda acerca de los personajes: ¿será este per-
portar que tan sólo tenga validez para ellos. Y, en realidad, las alucinaciones, las
sonaje rubio o moreno? ¿Cómo se llamará? ¿Le conoceremos en verano...? Todas
visiones, etcétera, no son una fuente de placer despreciable. La sensualidad más
estas interrogantes quedan resueltas de una vez para siempre, a la buena de Dios;
culta goza con ella, y me consta que muchas noches acariciaría con gusto aquella
no me queda más libertad que la de cerrar el libro, de lo cual no suelo privarme tan
linda mano que, en las últimas páginas de L’Intelligence, de Taine, se entrega a
pronto llego a la primera página de la obra, más o menos. ¡Y las descripciones! En
tan curiosas fechorías. Me pasaría la vida entera dedicado a provocar las confi-
cuanto a vaciedad, nada hay que se les pueda comparar; no son más que superpo-
dencias de los locos. Son como la gente de escrupulosa honradez, cuya inocencia
siciones de imágenes de catálogo, de las que el autor se sirve sin limitación algu-
tan sólo se pude comparar a la mía. Para poder descubrir América, Colón tuvo que
na, y aprovecha la ocasión para poner bajo mi vista sus tarjetas postales, buscan-
iniciar el viaje en compañía de locos. Y ahora podéis ver que aquella locura dio
do que juntamente con él fije mi atención en los lugares comunes que me ofrece:
frutos reales y duraderos.
La pequeña estancia a la que hicieron pasar al joven tenía las paredes cubiertas
No será el miedo a la locura lo que nos obligue a bajar la bandera de la imagi- de papel amarillo; en las ventanas había geranios y estaban cubiertas con cortini-
nación. llas de muselina, el sol poniente lo iluminaba todo con su luz cruda. En la habita-
ción no había nada digno de ser destacado. Los muebles de madera blanca eran
Después de haber instruido proceso a la actitud materialista, es imperativo ins- muy viejos. Un diván de alto respaldo inclinado, ante el diván una mesa de table-
truir proceso a la actitud realista. Aquélla, más poética que ésta, desde luego, pre- ro ovalado, un lavabo y un espejo adosados a un entrepaño, unas cuantas sillas
supone en el hombre un orgullo monstruoso, pero no comporta una nueva y más arrimadas a las paredes, dos o tres grabados sin valor que representaban a unas
completa frustración. Es conveniente ver ante todo en dicha escuela bienhechora señoritas alemanas con pájaros en las manos... A eso se reducía el mobiliario.(1)
reacción contra ciertas risibles tendencias del espiritualismo. Y, por fin, la actitud
materialista no es incompatible con cierta elevación intelectual.

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No estoy dispuesto a admitir que la inteligencia se ocupe, siquiera de paso, de que, a su vez, se busca a sí mismo. Creo que todo acto lleva en sí su propia jus-
semejantes temas. Habrá quien diga que esta parvularia descripción está en el tificación, por lo menos en cuanto respecta a quien ha sido capaz de ejecutarlo;
lugar que le corresponde, y que en este punto de la obra el autor tenía sus razones creo que todo acto está dotado de un poder de irradiación de luz al que cualquier
para atormentarme. Pero no por eso dejó de perder el tiempo, porque yo en nin- glosa, por ligera que sea, siempre debilitará. El solo hecho de que un acto sea glo-
gún momento he penetrado en tal estancia. La pereza, la fatiga de los demás no sado determina que, en cierto modo, este acto deje de producirse. El adorno del
me atraen. Creo que la continuidad de la vida ofrece altibajos demasiado contras- comentario ningún beneficio produce al acto. Los personajes de Stendhal quedan
tados para que mis minutos de depresión y de debilidad tengan el mismo valor aplastados por las apreciaciones del autor, apreciaciones más o menos acertadas
que mis mejores minutos. Quiero que la gente se calle tan pronto deje de sentir. Y pero que en nada contribuyen a la mayor gloria de los personajes, a quienes ver-
quede bien claro que no ataco la falta de originalidad por la falta de originalidad. daderamente descubrimos en el instante en que escapan del poder de Stendhal.
Me he limitado a decir que no dejo constancia de los momentos nulos de mi vida,
y que me parece indigno que haya hombres que expresen los momentos que a su Todavía vivimos bajo el imperio de la lógica, y precisamente a eso quería llegar.
juicio son nulos. Permitidme que me salte la descripción arriba reproducida, así Sin embargo, en nuestros días, los procedimientos lógicos tan sólo se aplican a la
como muchas otras. resolución de problemas de interés secundario. La parte de racionalismo abso-
luto que todavía solamente puede aplicarse a hechos estrechamente ligados a
Y ahora llegamos a la psicología, tema sobre el que no tendré el menor empacho nuestra experiencia. Contrariamente, las finalidades de orden puramente lógico
en bromear un poco. quedan fuera de su alcance. Huelga decir que la propia experiencia se ha visto
sometida a ciertas limitaciones. La experiencia está confinada en una jaula, en
El autor coge un personaje, y, tras haberlo descrito, hace peregrinar a su héroe cuyo interior da vueltas y vueltas sobre sí misma, y de la que cada vez es más
a lo largo y ancho del mundo. Pase lo que pase, dicho héroe, cuyas acciones y difícil hacerla salir. La lógica también, se basa en la utilidad inmediata, y queda
reacciones han sido admirablemente previstas, no debe comportarse de un modo protegida por el sentido común. So pretexto de civilización, con la excusa del
que discrepe, pese a revestir apariencias de discrepancia, de los cálculos de que progreso, se ha llegado a desterrar del reino del espíritu cuanto pueda clasifi-
ha sido objeto. Aunque el oleaje de la vida cause la impresión de elevar al per- carse, con razón o sin ella, de superstición o quimera; se ha llegado a proscribir
sonaje, de revolcarlo, de hundirlo, el personaje siempre será aquel tipo humano todos aquellos modos de investigación que no se conformen con los imperantes.
previamente formado. Se trata de una simple partida de ajedrez que no despierta Al parecer, tan sólo al azar se debe que recientemente se haya descubierto una
mi interés, porque el hombre, sea quien sea, me resulta un adversario de escaso parte del mundo intelectual, que, a mi juicio, es, con mucho, la más importante y
valor. Lo que no puedo soportar son esas lamentables disquisiciones referentes a que se pretendía relegar al olvido. A este respecto, debemos reconocer que los
tal o cual jugada, cuando ello no comporta ganar ni perder. Y si el viaje no mere- descubrimientos de Freud han sido de decisiva importancia. Con base en dichos
ce las alforjas, si la razón objetiva deja en el más terrible abandono — y esto es descubrimientos, comienza al fin a perfilarse una corriente de opinión, a cuyo
lo que ocurre— a quien la llama en su ayuda, ¿no será mejor prescindir de tales favor podrá el explorador avanzar y llevar sus investigaciones a más lejanos te-
disquisiciones? «La diversidad es tan amplia que en ella caben todos los tonos rritorios, al quedar autorizado a dejar de limitarse únicamente a las realidades
de voz, todos los modos de andar, de toser, de sonarse, de estornudar...»(2) Si un más someras. Quizá haya llegado el momento en que la imaginación esté próxi-
racimo de uvas no contiene dos granos semejantes, ¿a santo de qué describir un ma a volver a ejercer los derechos que le corresponden. Si las profundidades de
grano en representación de otro, un grano en representación de todos, un grano nuestro espíritu ocultan extrañas fuerzas capaces de aumentar aquellas que se
que, en virtud de mi arte, resulte comestible? La insoportable manía de equiparar advierten en la superficie, o de luchar victoriosamente contra ellas, es del mayor
lo desconocido a lo conocido, a lo clasificable, domina los cerebros. El deseo de interés captar estas fuerzas, captarlas ante todo para, a continuación, someterlas
análisis impera sobre los sentimientos(3). De ahí nacen largas exposiciones cuya al dominio de nuestra razón, si es que resulta procedente. Con ello, incluso los
fuerza persuasiva radica tan sólo en su propio absurdo, y que tan sólo logran propios analistas no obtendrán sino ventajas. Pero es conveniente observar que
imponerse al lector, mediante el recurso a un vocabulario abstracto, bastante no se ha ideado a priori ningún método para llevar a cabo la anterior empresa, la
vago, ciertamente. Si con ello resultara que las ideas generales que la filosofía se cual, mientras no se demuestre lo contrario, puede ser competencia de los poetas
ha ocupado de estudiar, hasta el presente momento, penetrasen definitivamente al igual que de los sabios, y que el éxito no depende de los caminos más o menos
en un ámbito más amplio, yo sería el primero en alegrarme. Pero no es así, y todo caprichosos que se sigan.
queda reducido a un simple discreteo; por el momento, los rasgos de ingenio y
otras galanas habilidades, en vez de dedicarse a juegos inocuos consigo mismas, Con toda justificación, Freud ha proyectado su labor crítica sobre los sueños, ya
ocultan a nuestra visión, en la mayoría de los casos, el verdadero pensamiento que, efectivamente, es inadmisible que esta importante parte de la actividad

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psíquica haya merecido, por el momento, tan escasa atención. Y ello es así por nos sanciones que cuanto no sea sueño? Envejezco, y quizá sea sueño, antes que
cuanto el pensamiento humano, por lo menos desde el instante del nacimiento esta realidad a la que creo ser fiel, y quizá sea la indiferencia con que contemplo
del hombre hasta el de su muerte, no ofrece solución de continuidad alguna, y la el sueño lo que me hace envejecer.
suma total de los momentos de sueño, desde un punto de vista temporal, y con-
siderando solamente el sueño puro, el sueño de los períodos en que el hombre 2. Vuelvo, una vez más, al estado de vigilia. Estoy obligado a considerarlo como
duerme, no es inferior a la suma de los momentos de realidad, o, mejor dicho, un fenómeno de interferencia. Y no sólo ocurre que el espíritu da muestras, en
de los momentos de vigilia. La extremada diferencia, en cuanto a importancia y estas condiciones, de una extraña tendencia a la desorientación (me refiero a los
gravedad, que para el observador ordinario existe entre los acontecimientos en lapsus y malas interpretaciones de todo género, cuyas causas secretas comienzan
estado de vigilia y aquellos correspondientes al estado de sueño, siempre ha sido a sernos conocidas) sino que, lo que es todavía más, parece que el espíritu, en su
sorprendente. Así es debido a que el hombre se convierte, principalmente cuando funcionamiento normal, se limite a obedecer sugerencias procedentes de aquella
deja de dormir, en juguete de su memoria que, en el estado normal, se complace noche profunda de la que yo acabo de extraerle. Por muy bien condicionado que
en evocar muy débilmente las circunstancias del sueño, a privar a éste de toda esté, el equilibrio del espíritu es siempre relativo. El espíritu apenas se atreve a
trascendencia actual, y a situar el único punto de referencia del sueño en el ins- expresarse y, caso en de que lo haga, se limita a constatar que tal idea, tal mujer,
tante en que el hombre cree haberlo abandonado, unas cuantas horas antes, en le hace efecto. Es incapaz de expresar de qué clase de efecto se trata, lo cual
el instante de aquella esperanza o de aquella preocupación anterior. El hombre, únicamente sirve para darnos la medida de su subjetivismo. Aquella idea, aquella
al despertar, tiene la falsa idea de emprender algo que vale la pena. Por esto, el mujer, conturban al espíritu, le inclinan a no ser tan rígido, producen el efecto de
sueño queda relegado al interior de un paréntesis, igual que la noche. Y, en gene- aislarle durante un segundo del disolvente en que se encuentra sumergido, de
ral, el sueño, al igual que la noche, se considera irrelevante. Este singular estado depositarle en el cielo, de convertirle en el bello precipitado que puede llegar a
de cosas me induce a algunas reflexiones, a mi juicio, oportunas: ser, en el bello precipitado que es. Carente de esperanzas de hallar las causas de
lo anterior, el espíritu recurre al azar, divinidad más oscura que cualquiera otra, a
1. Dentro de los límites en que se produce (o se cree que se produce), el sueño es, la que atribuye todos sus extravíos. ¿Y quién podrá demostrarme que la luz bajo la
según todas las apariencias, continuo, con trazas de tener una organización o es- que se presenta esa idea que impresiona al espíritu, bajo la que advierte aquello
tructura. Únicamente la memoria se arroga el derecho de no tener en cuenta las que más ama en los ojos de aquella mujer, no sea precisamente el vínculo que
transiciones y de ofrecernos antes una serie de sueños que el sueño propiamente le une al sueño, que le encadena a unos presupuestos básicos que, por su propia
dicho. Del mismo modo, únicamente tenemos una representación fragmentaria culpa, ha olvidado? ¿Y si no fuera así, de qué sería el espíritu capaz? Quisiera en-
de las realidades, representación cuya coordinación depende de la voluntad (4). tregarle la llave que le permitiera penetrar en estos pasadizos.
Aquí es importante señalar que nada puede justificar el proceder a una mayor
dislocación de los elementos constitutivos del sueño. Lamento tener que expre- 3. El espíritu del hombre que sueña queda plenamente satisfecho con lo que sue-
sarme mediante unas fórmulas que, en principio, excluyen el sueño. ¿Cuándo lle- ña. La angustiante incógnita de la posibilidad deja de formularse. Mata, vuela más
gará, señores lógicos, la hora de los filósofos durmientes? Quisiera dormir para de prisa, ama cuanto quieras. Y si mueres, ¿acaso no tienes la certeza de despertar
entregarme a los durmientes, del mismo modo que me entrego a quienes me entre los muertos? Déjate llevar, los acontecimientos no toleran que los difieras.
leen, con los ojos abiertos, para dejar de hacer prevalecer, en esta materia, el Careces de nombre. Todo es de una facilidad preciosa.
ritmo consciente de mi pensamiento. Acaso mi sueño de la última noche sea con-
tinuación del sueño de la precedente, y prosiga, la noche siguiente, con un rigor Me pregunto qué razón, razón muy superior a la otra, confiere al sueño este aire
harto plausible. Es muy posible, como suele decirse. Y habida cuenta de que no de naturalidad, y me induce a acoger sin reservas una multitud de episodios cuya
se ha demostrado en modo alguno que al ocurrir lo antes dicho la «realidad» que rareza me deja anonadado, ahora, en el momento en que escribo. Sin embargo,
me ocupa subsista en el estado de sueño, que esté oscuramente presente en una he de creer el testimonio de mi vista, de mis oídos: aquel día tan hermoso existió,
zona ajena a la memoria, ¿por qué razón no he de otorgar al sueño aquello que a y aquel animal habló.
veces niego a la realidad, este valor de certidumbre que, en el tiempo en que se
produce, no queda sujeto a mi escepticismo? ¿Por qué no espero de los indicios La dureza del despertar del hombre, lo súbito de la ruptura del encanto, se debe a
del sueño más que lo que espero de mi grado de conciencia, de día en día más que se le ha inducido a formarse una débil idea de lo que es la expiación.
elevado? ¿No cabe acaso emplear también el sueño para resolver los problemas
fundamentales de la vida? ¿Estas preguntas son las mismas tanto en un estado 4. En el instante en que el sueño sea objeto de un examen metódico o en que,
como en el otro, y, están estas preguntas ya en el sueño? ¿Conlleva el sueño me- por medios aún desconocidos, lleguemos a tener conciencia del sueño en toda
su integridad (y esto implica una disciplina de la memoria que tan sólo se puede

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lograr en el curso de varias generaciones, en la que se comenzaría por registrar Quizá parezca injustificado que haya empleado el anterior ejemplo, al referirme
ante todo los hechos más destacados) o en que su curva se desarrolle con una a lo maravilloso, cuando las literaturas nórdicas y las orientales se han servido de
regularidad y amplitud hasta el momento desconocidas, cabrá esperar que los él constantemente, por no hablar ya de las literaturas propiamente religiosas de
misterios que dejen de serlo nos ofrezcan la visión de un gran Misterio. Creo en todos los países. Sin embargo, si así lo he hecho, ello se debe a que los ejemplos
la futura armonización de estos dos estados, aparentemente tan contradictorios, que estas literaturas hubieran podido proporcionarme están plagados de puerili-
que son el sueño e la realidad, en una especie de realidad absoluta, en una sobre- dades, ya que se dirigen a niños. En un principio, éstos no pueden percibir lo ma-
rrealidad o surrealidad, si así se puede llamar. Esto es la conquista que pretendo, ravilloso, y, después, no conservan la suficiente virginidad espiritual para que Piel
en la certeza de jamás conseguirla, pero demasiado olvidadizo de la perspectiva de Asno les produzca demasiado placer. Por encantadores que sean los cuentos
de la muerte para privarme de anticipar un poco los goces de tal posesión. de hadas, el hombre se sentiría frustrado si tuviera que alimentarse sólo con ellos,
y, por otra parte, reconozco que no todos los cuentos de hadas son adecuados
Se cuenta que todos los días, en el momento de disponerse a dormir, Saint-Pol- para los adultos. La trama de adorables inverosimilitudes exige una mayor finura
Roux hacía colocar en la puerta de su mansión de Camaret un cartel en el que se espiritual que la propia de muchos adultos, y uno ha de ser capaz de esperar toda-
leía: EL POETA TRABAJA. vía mayores locuras... Pero la sensibilidad jamás cambia radicalmente. El miedo,
la atracción sentida hacia lo insólito, el azar, el amor al lujo, son recursos que
Habría mucho más que añadir sobre este tema, pero tan sólo me he propuesto nunca se utilizarán estérilmente. Hay muchos cuentos que escribir con destino a
tocarlo ligeramente y de pasada, ya que se trata de algo que requiere una exposi- los mayores, cuentos que todavía son algo escasos.
ción muy larga y mucho más rigurosa; más adelante volveré a ocuparme de él. En
la presente ocasión, he escrito con el propósito de hacer justicia a lo maravilloso, Lo maravilloso no siempre es igual en todas las épocas; lo maravilloso participa
de situar en su justo contexto este odio hacia lo maravilloso que ciertos hombres oscuramente de cierta clase de revelación general de la que tan sólo percibimos
padecen, este ridículo que algunos pretenden atribuir a lo maravilloso. Digámos- los detalles: éstos son las ruinas románticas, el maniquí moderno, o cualquier otro
lo claramente: lo maravilloso es siempre bello, todo lo maravilloso, sea lo que símbolo susceptible de conmover la sensibilidad humana durante cierto tiempo.
fuere, es bello, e incluso debemos decir que solamente lo maravilloso es bello. Sin embargo, en estos cuadros que nos hacen sonreír se refleja siempre la irre-
mediable inquietud humana, y por esto he fijado mi atención en ellos, ya que los
En el ámbito de la literatura únicamente lo maravilloso puede dar vida a las obras estimo inseparablemente unidos a ciertas producciones geniales que están más
pertenecientes a géneros inferiores, tal como el novelístico, y, en general, todos dolorosamente influenciadas por aquella inquietud que muchas otras obras. Y al
los que se sirven de la anécdota. El monje, de Lewis, constituye una admirable decirlo, pienso en los patíbulos de Villon, en los griegos de Racine, en los divanes
demostración de lo anterior. El soplo de lo maravilloso penetra la obra entera. de Baudelaire. Coinciden con un eclipse del buen gusto que estoy hecho para so-
Mucho antes de que el autor haya liberado a sus personajes de toda servidumbre portar por cuanto considero que el buen gusto es una formidable lacra. En el am-
temporal, se nota que están prestos a actuar con su orgullo carente de prece- biente de mal gusto propio de mi época, me esfuerzo en llegar lejos que cualquier
dentes. Aquella pasión de eternidad que les eleva incesantemente da acentos otro. Si hubiese vivido en 1820 yo hubiera hablado de la «ensangrentada monja»,
inolvidables a su tortura y a la mía. A mi entender, este libro exalta ante todo, y no hubiera ahorrado aquel astuto y trivial «disimulemos» de que habla el Cuisin
desde el principio al fin, y de la manera más pura que jamás se haya dado, cuanto enamorado de la parodia, y yo hubiese utilizado las gigantescas metáforas en
en el espíritu aspira a elevarse del suelo; y esta obra, una vez una vez despojada todas las fases, tal como Cuisin dice, del curso del «disco, plateado».
de su fabulación novelesca, de moda en la época en que fue escrita, constituye un
ejemplo de justeza y de inocente grandeza (5). A mi juicio pocas son las obras que En los presentes días pienso en un castillo, la mitad del cual no ha de encontrarse
la superan, y el personaje de Mathilde, en especial, es la creación más conmove- forzosamente en ruinas; este castillo es mío, y le veo situado en un lugar agreste,
dora que cabe anotar en las partidas del activo de aquella moda de figuración en no muy lejos de París. Las dependencias de este castillo son infinitas, y su interior
literatura. Mathilde no es tanto un personaje cuanto una constante tentación. Y si ha sido terriblemente restaurado, de modo que no deja nada que desear en cuan-
un personaje no es una tentación, ¿qué otra cosa puede ser? Extremada tentación to se refiere a comodidades. Ante la puerta que las sombras de los árboles ocul-
la de Mathilde. El principio «nada es imposible para quien quiere arriesgarse» tan, hay automóviles que esperan. Algunos de mis amigos viven en él: ahí va Louis
tiene en El monje su máxima fuerza de convicción. Las apariciones ejercen en Aragón, que abandona el castillo y apenas tiene tiempo para decir adiós; Philippe
esta obra una función lógica, por cuanto el espíritu crítico no se preocupa de Soupault se levanta con las estrellas, y Paul Eluard, nuestro gran Eluard, todavía
desmentirlas. Del mismo modo, el castigo de Ambrosio queda tratado de manera no ha regresado. Ahí están Robert Desnos y Roger Vitrac, que descifran en el par-
plenamente legítima, ya que a fin de cuentas es aceptado por el espíritu crítico que un viejo edicto sobre los duelos; y Georges Auric y Jean Paulhan; Max Morise,
como un desenlace natural.

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quien tan bien rema, y Benjamin Péret, con sus ecuaciones de pájaros; y Joseph un principio, todo parece desarrollarse de tan mala manera, y más todavía si uno
Delteil; y Jean Carrive; y Georges Limbour, y Georges Limbour (hay un bosque de pretende llevar al prójimo a ellas. De todos modos, el caso es que uno nunca
Georges Limbour); y Marcel Noll; he ahí a T. Fraenkel, quien nos saludó desde un está seguro de hallarse verdaderamente en ellas. Uno siempre está tan propicio
globo cautivo, Georges Malkine, Antonin Artaud, Francis Gérard, Pierre Naville, a aburrirse como a irse a otro lugar y quedarse en él. Siempre hay una flecha que
J.A. Boiffard, después Jacques Baron y su hermano, apuestos y cordiales, y tantos indica la dirección en que hay que avanzar para llegar a estos países, y alcanzar
otros, y mujeres de arrebatadora belleza, de verdad. A esa gente joven nada se le la verdadera meta no depende más que del buen ánimo del viajero.
puede negar, y, en cuanto concierne a la riqueza, sus deseos son órdenes. Francis
Picabia nos visita, y, la semana pasada, hemos dado una recepción a un tal Marcel Ya sabemos, poco más o menos, el camino seguido. Tiempo atrás me tomé el tra-
Duchamp, a quien todavía no conocíamos. Picasso caza por los alrededores. El bajo de contar, en el curso de un estudio sobre el caso de Robert Desnos, titulado
espíritu de la desmoralización ha fijado su domicilio en el castillo, y a él recurri- Entrada de los médiums (6), que me había sentido inducido a «fijar mi atención en
mos todas las veces que tenemos que entrar en relación con nuestros semejantes, frases más o menos parciales que, en plena soledad, cuando el sueño se acerca,
pero las puertas están siempre abiertas, y no comenzamos nuestras relaciones devienen perceptibles al espíritu, sin que sea posible descubrir su previo factor
dando las gracias al prójimo, ¿saben ustedes? Por lo demás, grande es la soledad, determinante». Entonces, intenté correr la aventura de la poesía, reduciendo los
y no nos reunimos con frecuencia, porque, ¿acaso lo esencial no es que seamos riesgos al mínimo, con lo cual quiero decir que mis aspiraciones eran las mismas
dueños de nosotros mismos, y, también, señores de las mujeres y del amor? que tengo hoy, pero entonces confiaba en la lentitud de la elaboración, a fin de
hurtarme a inútiles contactos, a contactos a los que yo era muy hostil. Esto se
debía a cierto pudor intelectual, del que todavía me queda un poco. Al término
Se me acusará de incurrir en mentiras poéticas; todos dirán que vivo en la calle
de mi vida, difícil será, sin duda, que hable como se suele hablar, que excuse el
Fontaine, y que jamás gozarán de tanta belleza. ¡Maldita sea! ¿Es absolutamente
tono de mi voz y el reducido número de mis gestos. La perfección en la palabra
seguro que este castillo del que acabo de hacer los honores se reduce simple-
hablada (y en la palabra escrita mucho más) me parecía estar en función de la ca-
mente a una imagen? Pero, si a pesar de todo tal castillo existiera... Ahí están más
pacidad de condensar de manera emocionante la exposición (y exposición había)
invitados para dar fe; su capricho es el camino luminoso que a él conduce. En
de un corto número de hechos, poéticos o no, que constituían la materia en que
verdad, vivimos en nuestra fantasía, cuando estamos en ella. ¿Y cómo es posible
centraba mi atención. Había llegado a la convicción de que éste, y no otro, era el
que cada cual pueda molestar al otro, allí, al refugio del afán sentimental y los
procedimiento empleado por Rimbaud. Con una preocupación por la variedad,
encuentros ocasionales?
digna de mejor causa, compuse los últimos poemas de Monte de Piedad, con lo
que quiero decir que de las líneas en blanco de este libro llegué a sacar un partido
El hombre propone y dispone. Tan sólo de él depende poseerse por entero, es increíble.
decir, mantener en estado de anarquía la cuadrilla de sus deseos, de día en día
más formidable. Y esto se lo enseña la poesía. Ella lleva en sí la perfecta compen- Estas líneas equivalían a mantener los ojos cerrados ante unas operaciones del
sación de las miserias que padecemos. Y también puede actuar como ordenadora, pensamiento que me consideraba obligado a ocultar al lector. Eso no significaba
por poco que uno se preocupe, bajo los efectos de una decepción menos íntima, que yo hiciera trampa, sino solamente que obraba impulsado por el deseo de
de tomársela a lo trágico. ¡Se acercan los tiempos en que la poesía decretará la superar obstáculos bruscamente. Conseguía hacerme la ilusión de gozar de una
muerte del dinero, y ella sola romperá en pan del cielo para la tierra! Habrá aún posible complicidad, de la que de día en día me era más difícil prescindir. Me
asambleas en las plazas públicas, y movimientos en los que uno habría pensa- entregué a prestar una inmoderada atención a las palabras, en cuanto se refería
do en tomar parte. ¡Adiós absurdas selecciones, sueños de vorágine, rivalidades, al espacio que admitían a su alrededor, a sus tangenciales contactos con otras
largas esperas, fuga de las estaciones, artificial orden de las ideas, pendiente del palabras prohibidas que no escribía. El poema Bosque negro, deriva precisamente
peligro, tiempo omnipresente! Preocupémonos tan sólo de practicar la poesía. de este estado de espíritu. Emplee seis meses en escribirlo, y les aseguro que no
¿Acaso no somos nosotros, los que ya vivimos de la poesía, quienes debemos ha- descansé ni un día. Pero de este poema dependía la propia estimación en que me
cer prevalecer aquello que consideramos nuestra más vasta argumentación? tenía, en aquel entonces, y creo que todos comprenderéis mi actitud, aun cuando
no la consideréis suficientemente motivada. Me gusta hacer estas confesiones
Poco importa que se dé cierta desproporción entre la anterior defensa y la ilustra- estúpidas. En aquellos tiempos, se intentaba implantar la seudopoesía cubista,
ción que viene a continuación. Antes, hemos intentado remontarnos a las fuentes pero había nacido inerme del cerebro de Picasso, y en cuanto a mí hace referen-
de la imaginación poética, y, lo que es más difícil todavía, quedarnos en ellas. Y cia debo decir que era considerado como un ser más pesado que una lápida (y
conste que no pretendo haberlo logrado. Es preciso aceptar una gran responsabi- todavía se me considera así). Por otra parte, no estaba seguro de seguir el buen
lidad, si uno pretende establecerse en aquellas lejanas regiones en las que, desde

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camino, en lo referente a poesía, pero procuraba protegerme como mejor podía, primera, y que me produjeron un sentimiento de gratitud (gratuidad) tan grande
enfrentándome con el lirismo, contra el que esgrimía todo género de definiciones que el dominio que, hasta aquel instante, había conseguido sobre mí mismo me
y fórmulas (no tardarían mucho en producirse los fenómenos Dada), y preten- pareció ilusorio, y comencé a preocuparme únicamente de poner fin a la intermi-
diendo hallar una aplicación de la poesía a la publicidad (aseguraba que todo nable lucha que se desarrollaba en mi interior (9).
terminaría, no con la culminación de un hermoso libro, sino con la de una bella
frase de reclamo en pro del infierno o del cielo). En aquel entonces, todavía estaba muy interesado en Freud, y conocía sus méto-
dos de examen que había tenido ocasión de practicar con enfermos durante la
En esta época, un hombre que por lo menos era tan pesado como yo, es decir, guerra, por lo que decidí obtener de mí mismo lo que se procura obtener de aqué-
Pierre Reverdy, escribió: llos, es decir, un monólogo lo más rápido posible, sobre el que el espíritu crítico
del paciente no formule juicio alguno, que, en consecuencia, quede libre de toda
La imagen es una creación pura del espíritu. reticencia, y que sea, en lo posible, equivalente a pensar en voz alta. Me pareció
entonces, y sigue pareciéndome ahora — la manera en que me llegó la frase del
La imagen no puede nacer de una comparación, sino del acercamiento de dos hombre cortado en dos lo demuestra— , que la velocidad del pensamiento no es
realidades más o menos lejanas. superior a la de la palabra, y que no siempre gana a la de la palabra, ni siquiera a
la de la pluma en movimiento. Basándonos en esta premisa, Philippe Soupault, a
Cuanto más lejanas y justas sean las concomitancias de las dos realidades objeto quien había comunicado las primeras conclusiones a que había llegado, y yo nos
de aproximación, más fuerte será la imagen, más fuerza emotiva y más realidad dedicamos a emborronar papel, con loable desprecio hacia los resultados litera-
poética tendrá... (7) rios que de tal actividad pudieran surgir. La facilidad en la realización material de
la tarea hizo todo lo demás. Al término del primer día de trabajo, pudimos leernos
Estas palabras, un tanto sibilinas para los profanos, tenían gran fuerza reveladora, recíprocamente unas cincuenta páginas escritas del modo antes dicho, y comen-
y yo las medité durante mucho tiempo. Pero la imagen se me escapaba. La estéti- zamos a comparar los resultados. En conjunto, lo escrito por Soupault y por mí
ca de Reverdy, estética totalmente a posteriori, me inducía a confundir las causas tenía grandes analogías, se advertían los mismos vicios de construcción y errores
con los efectos. En el curso de mis meditaciones renuncié definitivamente a mi de la misma naturaleza, pero, por otra parte, también había en aquellas pági-
anterior punto de vista. nas la ilusión de una fecundidad extraordinaria, mucha emoción, un considerable
conjunto de imágenes de una calidad que no hubiésemos sido capaces de conse-
El caso es que una noche, antes de caer dormido, percibí, netamente articulada
guir, ni siquiera una sola, escribiendo lentamente, unos rasgos de pintoresquismo
hasta el punto de que resultaba imposible cambiar ni una sola palabra, pero aje-
especialísimo y, aquí y allá, alguna frase de gran comicidad. Las únicas diferen-
na al sonido de la voz, de cualquier voz, una frase harto rara que llegaba hasta
cias que se advertían en nuestros textos me parecieron derivar esencialmente de
mí sin llevar en sí el menor rastro de aquellos acontecimientos de que, según las
nuestros respectivos temperamentos: el de Soupault menos estático que el mío,
revelaciones de la conciencia, en aquel entonces me ocupaba, y la frase me pa-
y, si se me permite una ligera crítica, también derivaban de que Soupault cometió
reció muy insistente, era una frase que casi me atrevería a decir estaba pegada al
el error de colocar en lo alto de algunas páginas, sin duda con ánimo de inducir a
cristal. Grabé rápidamente la frase en mi conciencia y, cuando me disponía a pa-
error, ciertas palabras, a modo de título. Por otra parte, y a fin de hacer plena jus-
sar a otro asunto, el carácter orgánico de la frase retuvo mi atención. Verdadera-
ticia a Soupault, debo decir que se negó siempre, con todas sus fuerzas, a efectuar
mente, la frase me había dejado atónito; desgraciadamente no la he conservado
la menor modificación, la menor corrección, en los párrafos que me parecieron
en la memoria, era algo así como «Hay un hombre a quien la ventana ha partido
mal pergeñados. Y en este punto llevaba razón (10). Ello es así por cuanto resulta
por la mitad», pero no había manera de interpretarla erróneamente, ya que iba
muy difícil apreciar en su justo valor los diversos elementos presentes, e incluso
acompañada de una débil representación visual(8) de un hombre que caminaba,
podemos decir que es imposible apreciarlos en la primera lectura. En apariencia,
partido, por la mitad del cuerpo aproximadamente, por una ventana perpendicu-
estos elementos son, para el sujeto que escribe, tan extraños como para cualquier
lar al eje de aquél. Sin duda se trataba de la consecuencia del simple acto de en-
otra persona, y el que los escribe recela de ellos, como es natural. Poéticamente
derezar en el espacio la imagen de un hombre asomado a la ventana. Pero debido
hablando, tales elementos destacan ante todo por su alto grado de absurdo in-
a que la ventana había acompañado al desplazamiento del hombre, comprendí
mediato, y este absurdo, una vez examinado con mayor detención, tiene la carac-
que me hallaba ante una imagen de un tipo muy raro, y tuve rápidamente la idea
terística de conducir a cuanto hay de admisible y legítimo en nuestro mundo, a
de incorporarla al acervo de mi material de construcciones poéticas. No hubiera
la divulgación de cierto número de propiedades y de hechos que, en resumen, no
concedido tal importancia a esta frase si no hubiera dado lugar a una sucesión
son menos objetivos que otros muchos.
casi ininterrumpida de frases que me dejaron poco menos sorprendido que la

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En homenaje a Guillermo Apollinaire, quien había muerto hacía poco, y quien en LUTO, los siguientes señores: Aragon, Baron, Boiffard, Breton, Carrive, Crevel, Del-
muchos casos nos parecía haber obedecido a impulsos del género antes dicho, teil, Desnos, Eluard, Gérard, Limbour, Malkine, Morise, Naville, Noll, Péret, Picon,
sin abandonar por ello ciertos mediocres recursos literarios, Soupault y yo dimos Soupault, Vitrac.
el nombre de SURREALISMO al nuevo modo de expresión que teníamos a nuestro
alcance y que deseábamos comunicar lo antes posible, para su propio beneficio, Por el momento parece que los antes nombrados forman la lista completa de los
a todos nuestros amigos. Creo que en nuestros días no es preciso someter a nuevo surrealistas, y pocas dudas caben al respecto, salvo en el caso de Isidore Ducasse,
examen esta denominación, y que la acepción en que la empleamos ha prevale- de quien carezco de datos. Cierto es que si únicamente nos fijamos en los resul-
cido, por lo general, sobre la acepción de Apollinaire. Con mayor justicia todavía, tados, buen número de poetas podrían pasar por surrealistas, comenzando por el
hubiéramos podido apropiarnos del término SUPERNATURALISMO, empleado Dante y, también en sus mejores momentos, el propio Shakespeare. En el curso de
por Gérard de Nerval en la dedicatoria de Muchachas de fuego (11). Efectivamen- las diferentes tentativas de definición, por mí efectuadas, de aquello que se deno-
te, parece que Nerval conoció a maravilla el espíritu de nuestra doctrina, en tanto mina, con abuso de confianza, el genio, nada he encontrado que pueda atribuirse
que Apollinaire conocía tan sólo la letra, todavía imperfecta, del surrealismo, y a un proceso, que no sea el anteriormente definido.
fue incapaz de dar de él una explicación teórica duradera. He aquí unas frases de
Nerval que me parecen muy significativas a este respecto: Las Noches de Young son surrealistas de cabo a rabo; desgraciadamente no se
trata más que de un sacerdote que habla, de un mal sacerdote, sin duda, pero
Voy a explicarle, mi querido Dumas, el fenómeno del que usted ha hablado con sacerdote al fin.
mayor altura. Como muy bien sabe, hay ciertos narradores que no pueden in-
ventar sin identificarse con los personajes por ellos creados. Sabe muy bien con Swift es surrealista en la maldad.
cuánta convicción nuestro viejo amigo Nodier contaba cómo había padecido la
desdicha de ser guillotinado durante la Revolución; uno quedaba tan convencido Sade es surrealista en el sadismo.
que incluso se preguntaba cómo se las había arreglado Nodier para volver a pe-
garse la cabeza al cuerpo. Chateaubriand es surrealista en el exotismo. Constant es surrealista en política.

Y como sea que tuvo usted la imprudencia de citar uno de esos sonetos compues- Hugo es surrealista cuando no es tonto.
tos en aquel estado de ensueño SUPERNATURALISTA, cual dirían los alemanes, es
Desbordes-Valmore es surrealista en el amor.
preciso que los conozca todos. Los encontrará al final del volumen. No son mucho
más oscuros que la metafísica de Hegel o los «Mémorables» de Swedenborg, y
Bertrand es surrealista en el pasado.
perderían su encanto si fuesen explicados, caso de que ello fuera posible, por lo
que te ruego me conceda al menos el mérito de la expresión... (12). Rabbe es surrealista en la muerte.
Indica muy mala fe discutirnos el derecho a emplear la palabra SURREALISMO, Poe es surrealista en la aventura.
en el sentido particular que nosotros le damos, ya que nadie puede dudar que
esta palabra no tuvo fortuna, antes de que nosotros nos sirviéramos de ella. Voy a Baudelaire es surrealista en la moral.
definirla, de una vez para siempre:
Rimbaud es surrealista en la vida práctica y en todo.
SURREALISMO: sustantivo, masculino. Automatismo psíquico puro por cuyo me-
dio se intenta expresar verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el fun- Mallarmé es surrealista en la confidencia.
cionamiento real del pensamiento. Es un dictado del pensamiento, sin la interven-
ción reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral. Jarry es surrealista en la absenta.

ENCICLOPEDIA, Filosofía: el surrealismo se basa en la creencia en la realidad su- Nouveau es surrealista en el beso.
perior de ciertas formas de asociación desdeñadas hasta la aparición del mismo,
y en el libre ejercicio del pensamiento. Tiende a destruir definitivamente todos Saínt-Pol-Roux es surrealista en los símbolos.
los restantes mecanismos psíquicos, y a sustituirlos en la resolución de los princi-
pales problemas de la vida. Han hecho profesión de fe de SURREALISMO ABSO- Fargue es surrealista en la atmósfera.

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Vaché es surrealista en mí. lanza y su hija la aguja, ese carnicero y su hermano el carnaval, el barrendero y su
monóculo, el Mississipi y su perrito, el coral y su cántaro de leche, el Milagro y su
Reverdy es surrealista en sí. buen Señor, ya no tienen más remedio que desaparecer de la faz del mar.

Saint-John Perse es surrealista a distancia. A Joseph Delteil:

Roussel es surrealista en la anécdota.


¡Sí! Creo en la virtud de los pájaros. Y basta una pluma para hacerme morir de risa.
Etcétera.
A Louis Aragon:
Insisto en que no todos son siempre surrealistas, por cuanto advierto en cada uno
de ellos cierto número de ideas preconcebidas a las que, muy ingenuamente, per- Durante una interrupción del partido, mientras los jugadores se reunían alrede-
manecen fieles. Mantenían esta fidelidad debido a que no habían escuchado la dor de una jarra de llameante ponche, pregunté al árbol si aún conservaba su
voz surrealista, esa voz que sigue predicando en vísperas de la muerte, por en- cinta roja.
cima de las tormentas, y no la escucharon porque no querían servir únicamente
Y yo mismo, que no he podido evitar el escribir las líneas locas y serpenteantes
para orquestar la maravillosa partitura. Fueron instrumentos demasiado orgullo-
de este prefacio.
sos, y por eso jamás produjeron ni un sonido armonioso (13).
Preguntad a Robert Desnos, quien quizá sea el que, en nuestro grupo, está más
Pero nosotros, que no nos hemos entregado jamás a la tarea de mediatización,
cerca de la verdad surrealista, quien, en sus obras todavía inéditas (14) y en el curso
nosotros que en nuestras obras nos hemos convertido en los sordos receptáculos
de las múltiples experiencias a que se ha sometido, ha justificado plenamente las
de tantos ecos, en los modestos aparatos registradores que no quedan hipnoti-
esperanzas que puse en el surrealismo, y me ha inducido a esperar aún más de él.
zados por aquello que registran, nosotros quizá estemos al servicio de una causa
En la actualidad, Desnos habla en surrealista cuando le da la gana. La prodigiosa
todavía más noble. Nosotros devolvemos con honradez el «talento» que nos ha
agilidad con que sigue oralmente su pensamiento nos admira tanto cuanto nos
sido prestado. Si os atrevéis, habladme del talento de aquel metro de platino, de
complacen sus espléndidos discursos, discursos que se pierden porque Desnos, en
aquel espejo, de aquella puerta, o del cielo. Nosotros no tenemos talento. Pregun-
vez de fijarlos, prefiere hacer otras cosas más importantes. Desnos lee en sí mis-
tádselo a Philippe Soupault:
mo como en un libro abierto, y no se preocupa de retener las hojas que el viento
Las manufacturas anatómicas y las habitaciones baratas destruirán las más altas de su vida se lleva.
ciudades.

A Roger Vitrac:
SECRETOS DEL ARTE MÁGICO DEL SURREALISMO
Apenas hube invocado al mármol-almirante, éste dio media vuelta sobre sí mismo
como un caballo que se encabrita ante la Estrella Polar, y me indicó en el plano Composición surrealista escrita, o primer y último chorro
de su bicornio una región en la que debía pasar el resto de mis días.
Ordenad que os traigan recado de escribir, después de haberos situado en un
A Paul Eluard: lugar que sea lo más propicio posible a la concentración de vuestro espíritu, al
repliegue de vuestro espíritu sobre sí mismo. Entrad en el estado más pasivo, o
Es una historia muy conocida esa que cuento, es poema muy célebre ese que receptivo, de que seáis capaces. Prescindid de vuestro genio, de vuestro talento, y
releo: estoy apoyado en un muro, verdeantes las orejas, y calcinados los labios. del genio y el talento de los demás. Decíos hasta empaparos de ello que la litera-
tura es uno de los más tristes caminos que llevan a todas partes. Escribid deprisa,
A Max Morise: sin tema preconcebido, escribid lo suficientemente deprisa para no poder refre-
naros, y para no tener la tentación de leer lo escrito. La primera frase se os ocurri-
El oso de las cavernas y su compañero el alcaraván, la veleta y su valet el viento, rá por sí misma, ya que en cada segundo que pasa hay una frase, extraña a nuestro
el gran Canciller con sus cancelas, el espantapájaros y su cerco de pájaros, la ba- pensamiento consciente, que desea exteriorizarse. Resulta muy difícil pronunciar-

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se con respecto a la frase inmediata siguiente; esta frase participa, sin duda, de tante distintos; en vuestra escritura, sus nombres son solamente una cuestión de
nuestra actividad consciente y de la otra, al mismo tiempo, si es que reconocemos mayúscula, y se comportarán con la misma seguridad con respecto a los verbos
que el hecho de haber escrito la primera produce un mínimo de percepción. Pero activos con que se comporta el pronombre «il», en francés, con respecto a las
eso, poco ha de importaros; ahí es donde radica, en su mayor parte, el interés del palabras «pleut», «y a», «faut», etc. Los personajes mandarán a los verbos, valga la
juego surrealista. No cabe la menor duda de que la puntuación siempre se opone expresión; y en aquellos casos en que la observación, la reflexión y las facultades
a la continuidad absoluta del fluir de que estamos hablando, pese a que parece de generalización no os sirvan para nada, podéis tener la seguridad de que los
tan necesaria como la distribución de los nudos en una cuerda vibrante. Seguid personajes actuarán como si vosotros hubierais tenido mil intenciones que, en
escribiendo cuanto queráis. Confiad en la naturaleza inagotable del murmullo. Si realidad, no habéis tenido. De esta manera, provistos de un reducido número de
el silencio amenaza, debido a que habéis cometido una falta, falta que podemos características físicas y morales, estos seres que, en realidad, tan poco os deben,
llamar «falta de inatención», interrumpid sin la menor vacilación la frase dema- no se apartarán de cierta línea de conducta de la que vosotros ya no os tendréis
siado clara. A continuación de la palabra que os parezca de origen sospechoso que ocupar. De ahí surgirá una anécdota más o menos sabia, en apariencia, que
poned una letra cualquiera, la letra “l”, por ejemplo, siempre la “l”, y al imponer justificará punto por punto ese desenlace emocionante o confortante que a voso-
esta inicial a la palabra siguiente conseguiréis que de nuevo vuelva a imperar la tros os ha dejado ya de importar. Vuestra falsa novela será una maravillosa simu-
arbitrariedad. lación de una novela verdadera; os haréis ricos, y todos se mostrarán de acuerdo
en que «lleváis algo dentro», ya que es exactamente dentro del cuerpo humano
Para no aburrirse en sociedad donde esa cosa suele encontrarse.

Eso es muy difícil. Haced decir siempre que no estáis en casa para nadie, y alguna Como es natural, siguiendo un procedimiento análogo, y a condición de ignorar
que otra vez, cuando alguna improcedencia haya roto ese mandato y os interrum- todo aquello de lo que debierais daros cuenta, podéis dedicaros con gran éxito a
pa en plena actividad surrealista, cruzad los brazos, y decid: «Igual da, sin duda es la falsa crítica.
mucho mejor hacer o no hacer. El interés por la vida carece de base. Simplicidad,
lo que ocurre en mi interior sigue siéndome inoportuno.» 0 cualquier otra triviali- Para tener éxito con una mujer
dad igualmente indignante.
que pasa por la calle
Para hacer discursos
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Inscribirse, en vísperas de elecciones, en el primer país en el que se juzgue saluda-
ble celebrar consultas de este tipo. Todos tenemos madera de orador: colgaduras ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
multicolores y bisutería de palabras. Mediante el surrealismo, el orador pondrá
al desnudo la pobreza de la desesperanza. Un atardecer, sobre una tarima, el ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
orador, solito, descuartizará el cielo eterno, esa Piel de Oso. Y tanto prometerá
Contra la muerte
que cumplir una mínima parte de lo prometido consternará. Dará a las reivindica-
ciones de un pueblo entero un matiz parcial y lamentable. Obligará a los más irre-
El surrealismo os introducirá en la muerte, que es una sociedad secreta. Os en-
ductibles enemigos a comulgar en un deseo secreto que hará saltar en pedazos a
guantará la mano, sepultando allí la profunda M con que comienza la palabra
las patrias. Y lo conseguirá con sólo dejarse elevar por la palabra inmensa que se
Memoria. No olvidéis tomar felices disposiciones testamentarias: en cuanto a mí
funde en la piedad y rueda en el odio. Incapaz de desfallecer, jugará el terciopelo
respecta, exijo que me lleven al cementerio en un camión de mudanzas. Que mis
de todos los desfallecimientos. Será verdaderamente elegido, y las más tiernas
amigos destruyan hasta el último ejemplar de la edición de Discurso sobre la
mujeres le amarán con violencia.
Escasez de Realidad.
Para escribir falsas novelas
El idioma ha sido dado al hombre para que lo use de manera surrealista. En la
Seáis quien seáis, si el corazón así os lo aconseja, quemad unas cuantas hojas de medida en que al hombre es indispensable hacerse comprender, consigue expre-
laurel y, sin empeñaros en mantener vivo este débil fuego, comenzad una novela. sarse mejor o peor, y con ello asegurar el ejercicio de ciertas funciones conside-
El surrealismo os lo permitirá; os bastará con clavar la aguja de la «Belleza fija» radas como las más primarias. Hablar o escribir una carta no presenta verdaderas
sobre la «Acción»; en eso consiste el truco. Habrá personajes de perfiles lo bas- dificultades siempre que el hombre no se proponga una finalidad superior a las

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que se encuentran en un término medio, es decir, siempre que se limite a con- fija en una invitación que no puede rechazar sin incurrir en grosería, trata el pen-
versar (por el placer de conversar) con cualquier otra persona. En estos casos, samiento ajeno como si fuese un enemigo: en las conversaciones corrientes, el
el hombre no sufre ansiedad alguna en lo que respecta a las palabras que ha de pensamiento fija y «conquista» casi siempre las palabras y las oraciones ajenas,
pronunciar, ni a la frase que seguirá a la que acaba de pronunciar. A una pregunta de las que luego se servirá; el pensamiento me pone en situación de sacar partido
muy sencilla será capaz de contestar sin la menor vacilación. Si no está afecto de de estas palabras y oraciones en la réplica, gracias a desvirtuarlas. Esto es espe-
tics, adquiridos en el trato con los demás, el hombre puede pronunciarse espon- cialmente cierto en ciertos estados mentales patológicos en los que las alteracio-
táneamente sobre cierto reducido número de temas; y para hacer esto no tiene nes sensoriales absorben toda la atención del enfermo, quien, al responder a las
ninguna necesidad de devanarse los sesos, ni de plantearse problemas previos de preguntas que se le formulan, se limita a apoderarse de la última palabra que ha
ningún género. ¿Y quién habrá podido hacerle creer que esta facultad de primera oído, o de la última porción de una frase surrealista que ha dejado cierto rastro
intención tan sólo le perjudica cuando se propone entablar relaciones verbales en su espíritu:
de naturaleza más compleja? No hay ningún tema cuyo tratamiento le impida
hablar y escribir generosamente. Los actos de escucharse y leerse a uno mismo ¿Qué edad tiene usted?» - «Usted» (Ecoísmo).
sólo tienen el efecto de obstaculizar lo oculto, el admirable recurso. No, no, no «¿Cómo se llama usted?» - «Cuarenta y cinco casas»
tengo ninguna necesidad urgente de comprenderme (¡Basta! ¡Siempre me com-
prenderé!). Si tal o cual frase mía me produce de momento una ligera decepción, (Síntoma de Ganser o de las respuestas marginales)
confío en que la frase siguiente enmendará los yerros, y me cuido muy mucho de
no volverla a escribir, ni corregirla. Únicamente la menor falta de aliento puede No hay ninguna conversación en la que no se dé cierto desorden. El esfuerzo en
serme fatal. Las palabras, los grupos de palabras que se suceden practican entre pro de la sociabilidad que las preside y la costumbre que de sostenerlas tenemos
sí la más intensa solidaridad. No es función mía favorecer a unas en perjuicio de son los únicos factores que consiguen ocultarnos temporalmente aquel hecho.
las otras. La solución debe correr a cargo de una maravillosa compensación, y Asimismo, la mayor debilidad de todo libro estriba en entrar constantemente en
esta compensación siempre se produce. conflicto con el espíritu de sus mejores lectores, y al decir mejores quiero signifi-
car los más exigentes. En el brevísimo diálogo que anteriormente he improvisado
Este lenguaje sin reserva al que siempre procuro dar validez, este lenguaje que entre el médico y el enajenado, es, desde luego, este último quien lleva la mejor
me parece adaptarse a todas las circunstancias de la vida, este lenguaje no sólo parte, ya que mediante sus respuestas domina la atención del médico — y, ade-
no me priva ni siquiera de uno de mis medios, sino que me da una extraordinaria más, no es él quien formula las preguntas— . ¿Cabe afirmar que su pensamiento
lucidez, y lo hace en el terreno en que menos podía esperarlo. Llegaré incluso a es el más fuerte de los dos en aquel instante? Quizá. Al fin y al cabo, el paciente
afirmar que este lenguaje me instruye, ya que, en efecto, me ha ocurrido emplear goza de la libertad de no tener en cuenta su nombre ni su edad.
surrealistamente palabras cuyo sentido había olvidado. E inmediatamente des-
pués he podido verificar que el uso dado a estas palabras respondía exactamente El surrealismo poético, al que consagro el presente estudio, se ha ocupado, hasta
a su definición. Esto nos induce a creer que no se «aprende», sino que uno no hace el actual momento, de restablecer en su verdad absoluta el diálogo, al liberar a
más que «re-aprender». De esta manera he llegado a familiarizarme con giros los dos interlocutores de las obligaciones impuestas por la buena crianza. Cada
muy hermosos. Y no hablo únicamente de la conciencia poética de las cosas, que uno de ellos se dedica sencillamente a proseguir su soliloquio, sin intentar derivar
tan sólo he conseguido adquirir mediante el contacto espiritual con ellas, mil ve- de ello un placer dialéctico determinado, ni imponerse en modo alguno a su pró-
ces repetido. jimo. Las frases intercambiadas no tienen la finalidad, contrariamente a lo usual,
del desarrollo de una tesis por muy insustancial que sea, y carecen de todo com-
Las formas del lenguaje surrealista se adaptan todavía mejor al diálogo. En el promiso, en la medida de lo posible. En cuanto a la respuesta que solicitan debe-
diálogo, hay dos pensamientos frente a frente; mientras uno se manifiesta, el otro mos decir que, en principio, es totalmente indiferente en cuanto respecta al amor
se ocupa del que se manifiesta, pero ¿de qué modo se ocupa de él? Suponer que propio del que habla. Las palabras y las imágenes se ofrecen únicamente a modo
se lo incorpora sería admitir que, en determinado momento, le sería factible vivir de trampolín al servicio del espíritu del que escucha. Este es el modo en que se
enteramente merced a aquel otro pensamiento, lo cual resulta bastante impro- ofrecen las palabras y las imágenes en Los campos magnéticos, primera obra pu-
bable. En realidad, la atención que presta el pensamiento segundo es de carácter ramente surrealista, y especialmente en las páginas bajo el común título de Barre-
totalmente externo, ya que únicamente se concede el lujo de aprobar o desapro- ras, en donde Soupault y yo nos comportamos como interlocutores imparciales.
bar, generalmente desaprobar, con todos los respetos de que el hombre es capaz.
Este modo de hablar no permite abordar el fondo de la cuestión. Mi atención, El surrealismo no permite a aquellos que se entregan a él abandonarlo cuando
mejor les plazca. Todo induce a creer que el surrealismo actúa sobre los espíritus

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tal como actúan los estupefacientes; al igual que éstos crea un cierto estado de Y del mismo modo que la duración de la chispa se prolonga cuando se produce en
necesidad y puede inducir al hombre a tremendas rebeliones. También podemos un ambiente de rarificación, la atmósfera surrealista creada mediante la escritura
decir que el surrealismo es un paraíso harto artificial, y la afición a este paraíso mecánica, que me he esforzado en poner a la disposición de todos, se presta de
deriva del estudio de Baudelaire, al igual que la afición a los restantes paraísos manera muy especial a la producción de las más bellas imágenes.
artificiales. El análisis de los misteriosos efectos y, de los especiales goces que
el surrealismo puede engendrar no puede faltar en el presente estudio, y es de Incluso cabe decir que, en el curso vertiginoso de esta escritura, las imágenes
advertir que, en muchos aspectos, el surrealismo parece un vicio nuevo que no es que aparecen constituyen la única guía del espíritu. Poco a poco, el espíritu que-
privilegio exclusivo de unos cuantos individuos, sino que, como el hachís, puede da convencido del valor de realidad suprema de estas imágenes. Limitándose al
satisfacer a todos los que tienen gustos refinados. principio a sentirlas, el espíritu pronto se da cuenta de que estas imágenes son
acordes con la razón, y aumentan sus conocimientos. El espíritu adquiere plena
1. Hay imágenes surrealistas que son como aquellas imágenes producidas por el conciencia de las ilimitadas extensiones en que se manifiestan sus deseos, en las
opio que el hombre no evoca, sino que «se le ofrecen espontáneamente despó- que el pro y el contra se armonizan sin cesar, y en las que su ceguera deja de ser
ticamente, sin que las pueda apartar de sí, por cuanto la voluntad ha perdido su peligrosa. El espíritu avanza, atraído por estas imágenes que le arrebatan, que
fuerza, y ha dejado de gobernar las facultades» (15). Naturalmente, faltaría saber apenas le dejan el tiempo preciso para soplarse el fuego que arde en sus dedos.
si las imágenes, en general, han sido alguna vez «evocadas». Si nos atenemos, tal Vive en la más bella de todas las noches, en la noche cruzada por la luz del relam-
como yo hago, a la definición de Reverdy, no parece que sea posible aproximar pagueo, la noche de los relámpagos. Tras esta noche, el día es la noche.
voluntariamente aquello que él denomina «dos realidades distantes». La aproxi-
mación ocurre o no ocurre, y esto es todo. Niego con toda solemnidad que, en el Los innumerables tipos de imágenes surrealistas exigen una clasificación que, por
caso de Reverdy, imágenes como: el momento, no voy a pretender efectuar. Agrupar estas imágenes según sus afi-
nidades particulares me llevaría demasiado lejos; esencialmente, quiero tan sólo
Por el cauce del arroyo fluye una canción tener en consideración sus excelencias comunes. No voy a ocultar que para mí la
o imagen más fuerte es aquella que contiene el más alto grado de arbitrariedad,
El día se desplegó como un blanco mantel aquella que más tiempo tardamos en traducir a lenguaje práctico, sea debido a
o que lleva en sí una enorme dosis de contradicción, sea a causa de que uno de sus
El mundo regresa al interior de un saco términos esté curiosamente oculto, sea porque tras haber presentado la aparien-
cia de ser sensacional, se desarrolla después débilmente (que la imagen cierre
comporten el menor grado de premeditación. A mi juicio, es erróneo pretender bruscamente el ángulo de su compás), sea porque de ella se derive una justifi-
que «el espíritu ha aprehendido las relaciones» entre dos realidades en él pre- cación formal irrisoria, sea porque pertenezca a la clase de las imágenes aluci-
sentes. Para empezar, digamos que el espíritu no ha percibido nada consciente- nantes, sea porque preste de un modo muy natural la máscara de lo abstracto a
mente. Contrariamente, de la aproximación fortuita de dos términos ha surgido lo que es concreto, sea por todo lo contrario, sea porque implique la negación
una luz especial, la luz de la imagen, ante la que nos mostramos infinitamente de alguna propiedad física elemental, sea porque dé risa. He aquí unos cuantos
sensibles. El valor de la imagen está en función de la belleza de la chispa que ejemplos de imágenes correctas:
produce; y, en consecuencia, está en función de la diferencia de potencia entre
los dos elementos conductores. Cuando esta diferencia apenas existe, como en el Los rubís del champaña. Lautréamont.
caso de las comparaciones (16), la chispa no nace. A mi juicio, no está en la mano
del hombre el poder de conseguir la aproximación de dos realidades tan distan- Bello como la ley de paralización del desarrollo del pecho de los adultos cuya
tes como aquellas a que antes nos hemos referido, por cuanto a ello se opone el propensión al crecimiento no guarda la debida relación con la cantidad de molé-
principio de la asociación de ideas, tal como lo entendemos. De lo contrario, sólo culas que su organismo produce. Lautréamont.
nos quedaría el recurso de volver a adoptar un arte de carácter elíptico, que Re-
verdy condena, tal como yo lo condeno. Fuerza es reconocer que los dos términos Una iglesia se alzaba sonora como una campana. (Philippe Soupault)
de la imagen no son el resultado de una labor de deducción recíproca, llevada a
cabo por el espíritu con el fin de producir la chispa, sino que son productos simul- En el sueño de Rrose Sélavy hay un enano salido de un pozo, que come pan por la
táneos de la actividad que yo denomino surrealista, en la que la razón se limita a noche. (Robert Desnos)
constatar y a apreciar el fenómeno luminoso.
Sobre el puente se balanceaba el rocío con cabeza de gata. (André Breton)

122 123
Un poco a la izquierda, en mi divino firmamento, percibo — aunque sin duda es el «pez soluble» que todavía me da un poco de miedo. ¡PEZ SOLUBLE, no, no soy
tan sólo un vapor de sangre y asesinatos— el brillante despintado de las pertur- yo el pez soluble, yo nací bajo el signo de Acuario, y el hombre es soluble en su
baciones de la libertad. (Louis Aragon) pensamiento! La fauna y la flora del surrealismo son inconfesables.

En el interior del bosque incendiado 3. No creo en la posibilidad de la próxima aparición de un pontífice surrealista.
Frescos los leones se han quedado. (Roger Vitrac) Las características comunes a todos los textos del género, entre ellos los que aca-
bo de citar, así como muchos otros que por sí solos nos podrían proporcionar un
El color de las medias de una mujer no es obligatoriamente la imagen de sus ojos, riguroso desglose analítico lógico y gramatical, no impiden una cierta evolución
lo cual ha inducido a decir a un filósofo, cuyo nombre es inútil hacer constar: «los de la prosa surrealista, al paso del tiempo. Prueba irrefragable de ello lo son las
cefalópodos tienen más razones que los cuadrúpedos para odiar el progreso». historietas que vienen a continuación, en este mismo volumen, historietas escri-
(Max Morise) tas después de gran cantidad de ensayos a cuya elaboración me entregué con la
finalidad antes dicha durante cinco años, y que tengo la debilidad de juzgar, en
su mayoría, extremadamente desordenadas. No estimo que esas historietas sean,
Tanto si se quiere como si no, ahí hay materia para satisfacer muchas necesi-
en virtud de lo que de ellas he expresado, ni más ni menos capaces de poner de
dades del espíritu. Todas estas imágenes parecen atestiguar que el espíritu ha
relieve ante el lector los beneficios que la aportación surrealista puede propor-
alcanzado la madurez suficiente para gozar de más satisfacciones que aquellas
cionar a su conciencia.
que por lo general se le conceden. Este es el único medio de que dispone para
sacar partido de la cantidad ideal de acontecimientos de que está preñado (17).
Por otra parte, es preciso dar mayor envergadura a los medios surrealistas. Todo
Estas imágenes le dan la medida de su normal disipación y de los inconvenientes
medio es bueno para dar la deseable espontaneidad a ciertas asociaciones. Los
que ésta le comporta. No es malo que estas imágenes acaben por desconcertar
papeles pegados de Picasso y de Braque tienen el mismo valor que la inserción
al espíritu, ya que desconcertarle equivale a situarle ante un camino errado. Las
de un lugar común en el desarrollo literario del estilo más laboriosamente depu-
frases que he citado contribuyen grandemente a ello. Pero el espíritu que sabe
rado. Incluso está permitido dar el título de POEMA a aquello que se obtiene me-
saborearlas obtiene de ellas la certidumbre de hallarse en el buen camino; el
diante la reunión, lo más gratuita posible (si no les molesta, fíjense en la sintaxis)
espíritu, por sí mismo, jamás se declarará culpable de emplear sutilezas idiomáti-
de títulos y fragmentos de títulos recortados de los periódicos diarios:
cas; nada tiene que temer por cuanto, además, se fortifica con la búsqueda total.
POEMA
2. El espíritu que se sumerge en el surrealismo revive exaltadamente la mejor par-
te de su infancia. Al espíritu le ocurre un poco lo mismo que a aquel que, próximo Una carcajada
a morir ahogado, repasa, en menos de un minuto, su vida entera, en todos sus ago- de zafiro en la isla de Ceilán
biantes detalles. Habrá quien diga que esto no es demasiado incitante. Pero no
me interesa en absoluto incitar a quien tal diga. De los recuerdos de la infancia y Las más hermosas escamas
de algunos otros se desprende cierto sentimiento de no estar uno absorbido, y, en
consecuencia, de despiste, que considero el más fecundo entre cuantos existen. TIENEN MATIZ AGOSTADO
Quizá sea vuestra infancia lo que más cerca se encuentra de la «verdadera vida»; BAJO LOS CERROJOS
esa infancia, tras la cual, el hombre tan sólo dispone, además de su pasaporte,
de ciertas entradas de favor; esa infancia en la que todo favorece la eficaz, y sin en una granja aislado
azares, posesión de uno mismo. Gracias al surrealismo, parece que las oportuni-
dades de la infancia reviven en nosotros. Es como si uno volviera a correr en pos DE DIA EN DIA
de su salvación, o de su perdición. Se revive, en las sombras, un terror precioso. se agrava
Gracias a Dios, tan sólo se trata del Purgatorio. Se atraviesan, sintiendo un estre- lo agradable
mecimiento, aquellas zonas que los ocultistas denominan paisajes peligrosos. Mis
pasos suscitan la aparición de monstruos que me acechan, monstruos que todavía Un camino de carro
no me tienen demasiada malquerencia, debido a que les temo, por lo que todavía os conduce a los límites con lo ignoto
no estoy perdido. Ahí están «los elefantes con cabeza de mujer y los leones vo-
ladores» cuyo encuentro nos hacía temblar de miedo, a Soupault y a mí; ahí está el café

124 125
predica las loas de su santo Ya he dado a entender con suficiente claridad que las aplicaciones del surrealis-
EL COTIDIANO ARTIFICE DE VUESTRA mo a la acción me parecen poseer una importancia muy diferente (18). Ciertamente,
BELLEZA no creo en el valor profético de la palabra surrealista. «Mis palabras son palabras
SEÑORA de oráculo» (19). Sí en la medida que yo quiera, porque ¿acaso no se es oráculo ante
uno mismo? (20) La piedad de los hombres no me engaña. La voz surrealista que
un par estremeció a Cumas, Dodona y Delfos es la misma que dicta mis discursos menos
de medias de seda iracundos. Mi tiempo no puede ser el suyo, ¿y por qué ha de ayudarme esta voz a
no es resolver el infantil problema de mi destino? Por desgracia, parezco actuar en un
mundo en el que, para llegar a tener en cuenta sus sugerencias, estoy obligado a
Un salto en el Vacío servirme de dos clases de intérpretes, unos me traducirán sus frases, y los otros,
UN CIERVO que es imposible hallar, comunicarán a mis semejantes la comprensión que yo
haya alcanzado de estas frases. Este mundo en el que yo sufro lo que sufro (me-
El amor ante todo jor será que no lo sepáis), este mundo moderno, este mundo, en fin... ¡diabólico!
Todo podría solucionarse Bueno, pues ¿qué queréis que yo haga en él? La voz surrealista quizá se extinga,
PARIS ES UNA GRAN CIUDAD no puedo yo contar mis desapariciones. Yo no podré estar presente, ni siquiera un
poco, en el maravilloso descuento de mis años y mis días. Seré como Nijinski, a
Vigilad quien el año pasado llevaron a los ballets rusos y no pudo comprender qué clase
Los rescoldos de espectáculo era aquel al que asistía. Quedaré solo, muy solo en mí, indiferente
LA ORACION a todos los ballets del mundo. Os doy todo lo que he hecho y todo lo que no he
hecho.
Del buen tiempo
Y, desde entonces, siento unos grandes deseos de contemplar con indulgencia
Sabed que
los sueños científicos que, a fin de cuentas, tan indecorosos son desde todos los
Los rayos ultravioletas
puntos de vista. ¿Los sin hijos? Bien. ¿La sífilis? Igual me da. ¿La fotografía? Nada
han culminado su tarea
tengo que oponer. ¿El cine? ¡Vivan las salas oscuras! ¿La guerra? ¡Que risa! ¿El
Breve y beneficiosa
teléfono? ¡Diga! ¿La juventud? ¡Encantadores cabellos blancos! Intentad hacerme
decir «gracias»: «Gracias». Gracias... Si el vulgo tiene en gran estima eso que, pro-
El PRIMER DIARIO BLANCO
piamente hablando, se denomina investigaciones de laboratorio, se debe a que
DEL AZAR
gracias a ellas se ha conseguido construir una máquina o descubrir un suero en
Rojo será
los que el vulgo se cree directamente interesado. No duda ni por un instante que
con ello se ha querido mejorar su suerte. No sé con exactitud cuál es el ideal de
El cantor vagabundo
los sabios con tendencias humanitarias, pero me parece que de él no forma parte
¿DÓNDE ESTÁ?
una gran cantidad de bondad. Entendámonos, hablo de los verdaderos sabios, no
en la memoria
de los vulgarizadores de cualquier tipo, en posesión de un título. En este terreno,
en su casa
como en cualquier otro, creo en la pura alegría surrealista del hombre que, cons-
EN EL BAILE DE LOS ARDIENTES
ciente del fracaso de todos los demás, no se da por vencido, parte de donde quie-
re y, a lo largo de cualquier camino que no sea razonable, llega a donde puede.
Hago
Puedo confesar tranquilamente que me es absolutamente indiferente la imagen
bailando
que el hombre en cuestión juzgue oportuno utilizar para seguir su camino, ima-
Lo que se hace, lo que se hará
gen que quizá le procure la pública estimación. Tampoco me importa el material
del que necesariamente tendrá que proveerse: sus tubos de vidrio o mis plumas
Y se podrían dar muchos más ejemplos. También el teatro, la filosofía, la cien-
metálicas... En cuanto al método de tal hombre lo considero tan bueno como el
cia, la crítica, conseguirían volver a encontrarse a sí mismos. Debo apresurarme a
mío. He visto en plena actuación al descubridor del reflejo cutáneo plantar; no
añadir que las futuras técnicas surrealistas no me interesan.
hacía más que experimentar sin tregua en los sujetos objeto de su estudio, no era

126 127
un «examen», ni mucho menos, lo que hacía; resultaba evidente que había dejado la certidumbre de volver a topar conmigo mismo, en un laberinto de líneas que, a primera
de fiarse de todo género de planes. De vez en cuando formulaba una observación, vista, no parecerían representar nada. Y, al abrir los ojos, tendría la fuerte impresión de
con aire de lejanía, sin abandonar por ello su aguja, mientras que su martillo ac- hallarme ante algo «nunca visto». La prueba de lo que digo ha sido efectuada muchas veces
tuaba constantemente. Encargó a otros la trivial tarea de tratar a los enfermos. Se por Robert Desnos; para comprobarlo basta con hojear el número 36 de Hojas libres, que
entregó por entero a su sagrada fiebre. contiene abundantes dibujos suyos (Romeo y Julieta, Un hombre ha muerto esta mañana,
etc.) que la revista creyó eran dibujos realizados por locos, y publicó con la mayor buena fe.
El surrealismo, tal como yo lo entiendo, declara nuestro inconformismo absoluto (9) Knut Hamsun considera que el hambre es el determinante de este tipo de revelación que
con la claridad suficiente para que no se le pueda atribuir, en el proceso el mundo me obsesionó, y quizá esté en lo cierto. (Debo hacer constar que en aquella poca no todos
real, el papel de testigo de descargo. Contrariamente, el surrealismo únicamente los días comía.) Y no cabe duda de que los siguientes síntomas que Hamsun relata coinciden
podrá explicar el estado de completo aislamiento al que esperamos llegar, aquí, con los míos:
en esta vida. El aislamiento de la mujer en Kant, el aislamiento de los «racimos» El día siguiente desperté temprano. Todavía era de noche. Hacía largo rato que tenía los
en Pasteur, el aislamiento de los vehículos en Curie, son a este respecto, profun- ojos abiertos, cuando oí las campanadas de las cinco, dadas por el reloj de pared del piso
damente sintomáticos. Este mundo está tan sólo muy relativamente proporciona- superior al mío. Intenté volver a dormir, pero no lo logré, estaba totalmente despierto, y mil
do a la inteligencia, y los incidentes de este género no son más que los episodios ideas me bullían en la cabeza.
más descollantes, por el momento, de una guerra de independencia en la que De repente se me ocurrieron algunas frases buenas, muy adecuadas para utilizarlas en un
considero un glorioso honor participar. El surrealismo es el «rayo invisible» que apunte, en un folletón; súbitamente, y como por azar, descubrí frases muy hermosas, frases
algún día nos permitirá superar a nuestros adversarios. «Deja ya de temblar, cuer- más bellas que todas las por mí escritas anteriormente. Me las repetí lentamente, palabra
po». Este verano, las rosas son azules; el bosque de cristal. La tierra envuelta en por palabra, y eran excelentes. Las frases no dejaban de acudir, una tras otra. Me levanté y
verdor me causa tan poca impresión como un fantasma. Vivir y dejar de vivir son cogí papel y lápiz, en la mesa que tenía detrás de la cama. Me parecía que se hubiera roto
soluciones imaginarias. La existencia está en otra parte. una vena en mi interior, las palabras se sucedían, se situaban en su justo lugar, se adaptaban
a la situación, las escenas se acumulaban, la acción se desarrollaba, las réplicas surgían en
mi cerebro, y yo gozaba de manera prodigiosa. Los pensamientos acudían tan velozmente, y
seguían fluyendo con tal abandono, que desdeñé una multitud de detalles delicados, debido
a que el lápiz no podía ir con la debida velocidad, pese a que procuraba escribir sin perder
ni un segundo. Las frases brotaban en mi interior y estaba en plena posesión del tema.
(1) Dostoievski: Crimen y castigo. Apollinaire aseguraba que De Chirico había pintado sus primeros cuadros bajo la influencia
(2) Pascal. de alteraciones cenestésicas (dolores de cabeza, cólicos...)
(3) Barrès, Proust. (10) Cada día creo más en la infalibilidad de mi pensamiento en relación conmigo mismo,
(4) Es preciso tener en cuenta el espesor del sueño. En general, tan sólo recuerdo lo que lo cual es naturalísimo. De todos modos, en esta escritura del pensamiento, en la que uno
hasta mí llega desde las más superficiales capas del sueño. Lo que más me gusta considerar queda a merced de cualquier distracción exterior, se producen fácilmente «lagunas». No
de los sueños es aquello que quede vagamente presente al despertar, aquello que no es el hay razón alguna que justifique el intento de disimularlas. El pensamiento es, por definición,
resultado del empleo que haya dado a la jornada precedente, es decir, los sombríos follajes, fuerte e incapaz de acusarse a sí mismo. Aquellas evidentes deficiencias deben atribuirse a
las ramificaciones sin sentido. Igualmente, en la «realidad» prefiero abandonarme. las sugerencias procedentes del exterior.
(5) Lo más admirable de lo fantástico es que lo fantástico ha dejado de existir. Ahora sólo (11) También por Thomas Carlyle, en Sartor Resartus (capítulo VIII: Supernaturalismo natu-
existe realidad. ral), 1833-34.
(6) Véase Pasos perdidos, editado por la N. R. F. (12) Véase asimismo, el Ideorrealismo de Saint-Pol-Roux.
(7) “Nord-Surd”, marzo de 1918. (13) Lo mismo podría decir de algunos filósofos y de algunos pintores; de estos últimos tan
(8) Si hubiera sido pintor, esta representación visual hubiera sin duda predominado sobre la sólo citaré a Uccello, entre los de la época antigua, y, entre los de la época moderna, a
otra. Probablemente mis facultades innatas decidieron las características de la revelación. Seurat, Gustave Moreau, Matisse (en La música, por ejemplo), Derain, Picasso (el más puro,
Desde aquel día, he concentrado voluntariamente la atención en parecidas apariciones, y con mucho), Braque, Duchamp, Picabia, Chirico (admirable durante tanto tiempo), Klee, Man
me consta que, en cuanto a precisión, no son inferiores a los fenómenos auditivos. Provisto Ray, Max Ernst y, tan próximo a nosotros, André Masson.
de papel y lápiz, me sería fácil trazar sus contornos. Y ello es así por cuanto no se trataría (14) Nuevas Hébridas, Desorden formal, Duelo por duelo.
de dibujar, sino de calcar. De este manera, podría representar un árbol, una ola, un instru- (15) Baudelaire.
mento musical, infinidad de cosas que, en este momento sería incapaz de representar grá- (16) Imagen de Jules Renard.
ficamente, ni siquiera mediante el más somero esquema. Si lo intentara, me perdería, con

128 129
(17) No olvidemos que, según la fórmula de Novalis, «hay ciertas series de acontecimientos
que se producen paralelamente con los acontecimientos reales. Por lo general, los hombres
y las circunstancias modifican el curso ideal de los acontecimientos de tal manera que éste
toma apariencias de imperfección y sus consecuencias son también imperfectas. Así ocurrió
con la Reforma: en vez del Protestantismo produjo el Luteranismo».
(18) Séame permitido formular algunas reservas acerca de la responsabilidad, en general,
y de las consideraciones médico-jurídicas pertinentes en orden a determinar el grado de
responsabilidad de un individuo, a saber, responsabilidad plena, irresponsabilidad y res-
ponsabilidad limitada (sic). Pese a lo muy difícil que me resulta admitir el principio de cual-
quier tipo de responsabilidad, me gustaría saber de qué manera serán juzgados los primeros
actos delictuosos de naturaleza indudablemente surrealista. ¿El acusado será absuelto o
solamente se apreciará la concurrencia de circunstancias atenuantes? Es una verdadera
lástima que los delitos de prensa hayan dejado casi de ser perseguidos, pues de lo contrario
no tardaría en llegar el momento en que podríamos asistir a un proceso del siguiente tipo: el
acusado ha publicado un libro atentatorio a la moral pública; a querella de algunos de sus
«más honorables» conciudadanos es también acusado de difamación; contra él se formulan
acusaciones de todo género, igualmente aplastantes, cual insultos al ejército, inducción al
asesinato, apología de la violación, etc. Por su parte, el acusado se muestra enteramente
de acuerdo con los acusadores, a fin de poder desvirtuar las ideas por él expresadas. En su
defensa, se limita a proclamar que él no se considera autor del libro en cuestión, ya que éste
tan sólo puede considerarse como una producción surrealista que excluye todo género de
consideraciones acerca del mérito o demérito de quien lo firma, ya que el firmante no ha
hecho más que copiar un documento, sin expresar sus opiniones, y que es tan ajeno a la obra
nefasta cual pueda serlo el mismísimo presidente del tribunal que le juzga.
Y lo que cabe decir de la publicación de un libro podrá decirse también de una infinidad de
actos de diferente naturaleza el día en que los métodos surrealistas comiencen a gozar del
favor del público. Entonces será preciso que una nueva moral sustituya a la moral usual,
causa de todos nuestros males.
(19) Rimbaud.
(20) De todos modos, DE TODOS MODOS... Mejor será descargar la conciencia. Hoy, día 8
de junio de 1924, hacia la una, la voz me ha susurrado: «Béthune, Béthune...» ¿Qué quería
decir? No conozco Béthune, ni tengo la menor idea de la situación en que se encuentra en el
mapa de Francia, Béthune nada me evoca, ni siquiera una escena de Los tres mosqueteros.
Hubiera debido emprender viaje hacia Béthune, en donde quizá me esperaba algo; aunque
en realidad hubiera sido ésta una solución demasiado simplista. Me han contado que en un
libro de Chesterton se refiere el caso de un detective que para encontrar a alguien a quien
busca en una ciudad sigue el método de inspeccionar, desde el sótano al tejado, todas las
casas en cuyo exterior advierte un detalle ligeramente anormal. Este sistema es tan bueno
como cualquier otro.
De parecido modo, Soupault, en 1919, entró en gran número de inmuebles improbables
para preguntar a la portera si allí vivía Phillippe Soupault. Creo que no se hubiera sorpren-
dido si le hubieran dado una respuesta afirmativa. Ello se hubiera debido a que Soupault
habría entrado en su propia casa.

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tipografías utilizadas en la presente edición:

*Asap (Omnibus type)

Pablo Cosgaya

http://omnibus-type.com/ (SIL Open Font License, 1.1)

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*Elephant (Carter and Cone)

Matthew Carter

http://www.carterandcone.com/

____

la presente es una recopilación de textos que han sido


corregidos y traducidos con la intención de ser útiles al lector
dentro de las posibilidades del compilador, empero si usted
encuentra erratas o errores cuya corrección pudiera mejorar
el contenido de este libro, se agradece hacerlo saber a

simionomatasimio.libros@gmail.com

SIMIO NO MATA SIMIO

no tenemos ni nos atribuímos los derechos sobre estos textos

sin embargo, creemos en la lectura como un derecho


y en el acto de compartir como un rasgo de inteligencia.

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