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Hasta hace poco las principales teorías del aprendizaje eran: el conductismo,
el cognitivismo y el constructivismo. En la última década el conectivismo ha tomado
mucha fuerza, porque sido llamada la teoría del aprendizaje de la era digital. A
continuación, se definirá brevemente cada corriente con sus principales teóricos.
Para poder afirmar que un hecho se debe a un proceso de aprendizaje tiene que
ser relativamente estable; se debe a la experiencia y difiere bastante dependiendo
de cada persona y cada situación.
Los profesionales que intentan esclarecer los misterios del aprendizaje provienen
de numerosas disciplinas como psicología, pedagogía, educación social, etc. Es
necesario adoptar una visión global para contemplar un fenómeno tan complejo.
Todos ellos tienen un objetivo común; comprender este proceso para predecirlo y
controlarlo con el fin de facilitar la vida de las personas.
Esta teoría también explica otros procesos como la generalización de los estímulos,
saber que todos los semáforos en verde nos dicen que podemos cruzar, o la
extinción, cuando dejamos de dibujar porque ya no nos dan premios en el colegio.
Piaget elaboró su teoría desde una postura constructivista, afirmaba que los niños
tienen un papel activo a la hora de aprender. Para él, las diferentes estructuras
mentales van modificándose y combinándose entre ellas a través de la experiencia
mediante la adaptación al entorno y la organización de nuestra mente.
Los niños que se encuentran en la ZDP para una tarea en concreto está cerca de
lograr poder realizarla de forma autónoma, pero aún les falta integrar alguna clave
de pensamiento. No obstante, con el soporte y la orientación adecuada, sí son
capaces de realizar la tarea exitosamente. En la medida en que la colaboración, la
supervisión y la responsabilidad del aprendizaje están cubiertas, el niño progresa
adecuadamente en la formación y consolidación de sus nuevos conocimientos y
aprendizajes.
Ausubel es uno de los máximos exponentes del constructivismo y fue muy influido
por Piaget. Este psicólogo y pedagogo opinaba que para que la gente aprenda es
preciso actuar sobre sus conocimientos previos. Por ejemplo, si yo quiero que mi
hijo comprenda lo que es un mamífero, primero tendré́ que comprobar que sabe lo
que es un perro y saber cómo piensa para actuar en consecuencia. Estos conceptos
se integran mediante organizadores previos que buscan la coherencia en nuestro
cerebro.
Tenemos la última palabra a la hora de decidir cómo queremos actuar, pero los
modelos a los que estamos expuestos nos influyen mucho. Por esto es tan
importante tener cuidado con la extrema violencia en los medios de comunicación.
Los más pequeños pueden saber que no está́ bien pegar a sus compañeros, pero si
interiorizan la violencia de su serie favorita es posible que mantengan conductas
agresivas en contextos y momentos diferentes. Es decir, si ven en la tele que un
problema se solucionó́ con un puñetazo, tal vez den un empujón a un amigo la
semana siguiente para conseguir un juguete en la escuela.
Postuló que el primer período del desarrollo humano es el más importante. Los
períodos sensibles son períodos en los cuales los niños pueden adquirir una
habilidad con mucha facilidad. Se trata de sensibilidades especiales que permiten a
los niños ponerse en relación con el mundo externo de un modo excepcionalmente
intenso, son pasajeras y se limitan a la adquisición de un determinado carácter.
Desde esta perspectiva, el aprendizaje es caótico, es decir es diverso y no tiene un
orden establecido, no viene en un paquete; el aprendizaje es continuo. Realmente
no tiene un punto de inicio y un punto final, considerando que el aprendizaje se
vuelve un proceso de desarrollo y comunicación continúa; el aprendizaje
corresponde a un proceso de colaboración, en donde todos son co-creadores y,
por último, que el aprendizaje es complejo. No es un proceso lineal, ni
correspondería a un modelo de una red de computadores como el de estrella, por
ejemplo, sino que es un proceso totalmente multifacético, donde los cambios en
cualquier nodo alteran la red mayor.
En ese contexto, es necesario abordar lo que significa la tecnología hoy en día para
entender su relación con la educación. Su evolución ha sido tan grande que se
produce una ergonomía que llamó la “nueva ecología de las redes” activando
contextos que suponen la interactividad, hipertextualidad y conectividad. La
interactividad supone la relación física entre un usuario y el entorno digital que lo
enlaza, que el software este hecho para pensar por las personas; la tecnología se
integra tanto con otros objetos que minimiza y humaniza haciendo invisibilidad, el
internet de las cosas. La hipertextualidad supone el enlace con contenidos digitales,
que crea diferentes accesos a la información, dando origen a lo que se conoce
como hipermedia o multimedia. La última característica que habla Kerchkove, la
conectividad, hace referencia a la tendencia de interconexión, interacción de los
usuarios, cooperación y generación de numerosas redes que disminuyen el
aislamiento de las personas, en donde el usuario de redes se convierte en co-
productor de contenidos.
Esta misma dinámica hace que surjan nuevas propuestas en el campo educativo,
aprovechando la tecnología móvil, creando el Mobile learning o m-learning,
aprendizaje en movimiento. Y es esta forma de aprovechamiento de la web, que
constituye muchos educadores e-learning 2.0, llamando la atención de Lozano y
Burgos que indican como el aprendizaje es cada vez un proceso individual y más
colaborativo.
La teoría de la intersubjetividad:
Para Vigotsky, lo mismo que para G. Mead, los procesos interpsicológicos preceden
genéticamente a los procesos intrapsicológicos. Esto implica que la conciencia
individual emerge gracias y a través de la interacción comunicativa con los otros. Lo
importante de esta interactividad social primaria es que a través de ella se
“internalizan” los instrumentos y los signos de la cultura. La mediación semiótica o
cultural es fundamental en toda actividad humana, ya sea dirigida al mundo físico o
al mundo social. Se entiende entonces por qué, para esta corriente, la interacción
con los demás (y la interacción del sujeto consigo mismo) es básicamente dialógica,
ya que se trata de una interactividad mediada por el lenguaje y otros sistemas
simbólicos.
El concepto de cognición distribuida emerge como una postura crítica dentro de la
psicología cognitiva y, más aún, de la ciencia cognitiva. La idea fundamental es que
el procesamiento de información que se realiza a escala humana no es un
fenómeno exclusivamente individual, mental o interno. La cognición humana está
anclada en el contexto social y cultural en el que ocurre (en este sentido, se habla
de cognición situada) y, por eso, el funcionamiento cognitivo no debe considerarse
en términos de conciencia individual, sino “distribuido” en el entorno de
herramientas y agentes sociales intervinientes. Esto implica que el grupo puede ser
considerado una unidad de funcionamiento cognitivo, o sea, un sistema cognitivo.
Pero este sistema incluye además, como elementos del sistema y no como mero
contexto exterior, las tecnologías e instrumentos concurrentes.
No hay dos teorías iguales. Cada una contempla la realidad desde su punto de
vista particular.
Hay que recordar que estos modelos han sido ideados y desarrollados por gente
como nosotros, con sus diferentes experiencias, puntos de vista, contextos,
objetivos, etc.
De momento no se puede explicar completamente el aprendizaje desde ninguna de
ellas. Estas explicaciones van surgiendo a medida que los profesionales hacen
descubrimientos o proponen nuevos rumbos y los debaten entre ellos. Son
modelos dinámicos que no podemos dar por definitivos.
Bibliografía:
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