Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
P6. CAPÍTULO 5 - La Conciencia de Su Hijo
P6. CAPÍTULO 5 - La Conciencia de Su Hijo
LA CONCIENCIA DE SU HIJO
I. Introducción
A. “En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti” (Salmo 119:11)
1. La acción: David guardó algo.
2. El objeto: la Palabra de Dios.
3. El lugar: en su corazón.
4. El motivo: para mantener una relación correcta con Dios.
B. En el Salmo 119:11 vemos la capacidad del corazón:
1. El corazón _____________ instrucciones.
2. El corazón _____________ instrucciones.
3. El corazón _____________ instrucciones.
A. Negativa
1. La conciencia ________ cuando se está a punto de cometer un error.
2. Cuando se falla en algo, la conciencia __________ por medio de la culpa.
B. Positiva
1. La conciencia __________ a hacer lo que es correcto.
2. Cuando se hace lo correcto, ella lo _____________.
(Haz una evaluación moral para juzgar y hacer lo que es correcto – circunstancias éticas).
Si el verdadero valor no se establece en el corazón, luego no tendrá como ser evocado –
Proverbios 23:7
Escala:
1 = Nunca me sucede
3 = Algunas veces me sucede
5 = Sucede en un 50% de las veces
7 = Generalmente me sucede
10 = Me sucede siempre
(Si nunca se ha encontrado en alguna de las situaciones descritas a continuación, imagine cómo
reaccionaría ante ellas. Responda con sinceridad).
1. ___ Cuando alguien me dice: “Necesito hablar contigo inmediatamente”, me pongo nervioso e
imagino ¿qué habré hecho mal?
2. ___ Aun en la edad adulta, mis padres todavía logran hacerme sentir culpable cuando no
realizo lo que me piden o exigen.
3. ___ Mis suegros suelen hacerme sentir culpable cuando no hago algo que ellos piden o exigen.
4. ___ Al realizar un trabajo, un grupo de 50 personas me felicita y aunque una sola me critica,
siento que el desánimo por la crítica supera al incentivo de todo el grupo.
5. ___ Algunas veces voy a la iglesia, aun cuando no quiero, por temor a que alguien diga algo
respecto a mi persona si no me ve allí.
6. ___ Cuando no concuerdo con una persona, mi tendencia es callar y decirme a mí mismo: “En
realidad no tiene importancia”.
7. ___ Constantemente espero la aprobación de aquellas personas que son más cercanas a mí.
8. ___ Si un amigo o familiar me pide un favor y yo, por razones legítimas le digo no; me siento
culpable.
9. ___ Soy yo quien, generalmente, pide disculpas.
10.___ Cuando disciplino a mi hijo temo perder su amor.
Principio clave: Una instrucción moral insuficiente en el niño lo obligará a tomar decisiones guiadas
por temor al rechazo o expectativas de elogios y no por el mérito propio. Como carece del principio
moral que anime su corazón, es el miedo al rechazo y no la ética lo que impulsa al niño a actuar, aun
cuando no exista ninguna señal externa; es la conciencia bien instruida del niño la que discierne lo
correcto de lo incorrecto.
CAPÍTULO CINCO
LA CONCIENCIA DE SU HIJO
– Caleb, mira, encontré estos dos autitos cerca del sofá – le dije mientras entregaba a
nuestro pequeño visitante de 3 añitos dos nuevos autitos pintados de blanco y rojo, brillantes e
impecables. Lo habrás perdido cuando guardaste la pista que trajiste.
El niñito rubio observó bien los autitos que fueron colocados en sus manitos. Sus ojitos bien
abiertos manifestaban su deseo y lo que significaba aumentar esas joyitas a su colección. Sin
embargo, se detuvo en medio de ese pensamiento. Aparentemente algo lo frenó: levantó la cabeza
moviéndola de manera negativa y dijo: “No, estos autitos no son míos, son de aquí. La Sra. Ezzo deja
siempre algunos autitos para los niños que vienen a visitarla”. Entonces Caleb, extendiendo los
bracitos, colocó de nuevo los autitos con mucho cuidado en mis manos.
Observemos detenidamente los hechos en esta situación. Primero: Los autitos no
pertenecían a Caleb. Segundo: Él lo sabía. Tercero: Caleb era el único en ese lugar que conocía todos
los detalles, fácilmente podría haber llevado a su casa los autitos, al fin y al cabo, el Sr. Ezzo fue quien
le dio los juguetes; pero Caleb decidió no hacerlo. En esta situación estaban actuando los juicios
morales en el corazón de un niñito de 3 años. Tarde o temprano todo niño toma decisiones apoyado
en lo que cree que es correcto. De hecho, a partir de los tres años, todos los niños comienzan a
adquirir una conciencia activa, controlada por un sistema en desarrollo, de principios, modelos,
valores y ética que determinan internamente lo correcto o incorrecto, lo bueno o malo; y es esta la
que determina cómo debe alguien responder frente a las diversas situaciones que se presentan. En el
caso mencionado, la preparación de la conciencia de Caleb ya se había iniciado. 1
Lo que pasó en el interior del corazón de Caleb puede suceder en el corazón de su hijo. Ese
“algo” tan especial actúa como una voz silenciosa que toca el corazón observando la conducta, a fin
de que haya responsabilidad moral – aún en un niño de 3 años –. Aunque la madre no siempre le
acompañe, ese “algo” acompañará a su hijo a todo lugar por donde vaya; ya sea visitando a los
abuelos, jugando con los amiguitos, participando en reuniones familiares, cuando el grupo de niños
se reúne alrededor de la heladera alborotados pidiendo jugos y gaseosas. A ese “algo” especial lo
llamamos conciencia.
Aunque el estudio de la conciencia humana sea menos popular que las conexiones
neuronales o del complejo funcionamiento del cerebro, esta es más importante. El destino de la vida
del niño es forjado por su conciencia. Como padres y educadores nos sorprende la omisión de la
instrucción pública sobre este tema, principalmente cuando se trata de la educación del niño.
Descubriremos que la polémica al respecto de la conciencia es políticamente incorrecta. Es posible
1
“No sé si este es el lado bueno de algo negativo o el lado negativo de una cosa buena, pero en el inicio de mi adolescencia algunos
aspectos del curso Educando a los hijos a la manera de Dios, eran frustrantes. Sucedió esto cuando, por ejemplo, llegué a la edad de darme
cuenta que muchos amigos no tenían convicciones, ni noción de lo correcto o incorrecto, de identidad familiar o cómo respetar a los padres.
La ausencia de estos principios básicos hace muy difíciles las relaciones de amistad”. – Rebecca, 17 años
Cuando hablamos de la conciencia no nos referimos a un estado que sea lo opuesto a la inconsciencia, sino a una facultad moral que Dios
dio al hombre. La palabra griega syneidesis (traducida como conciencia) aparece 30 veces en el Nuevo Testamento de las cuales 19
aparecen en las cartas del apóstol Pablo. En el Antiguo Testamento, el término original equivalente es el vocablo leb (que se traduce como
corazón) usado más de 860 veces y que normalmente se refiere a la función de la conciencia. En 1 Samuel 24:5 se usa el término leb y
leemos “se turbó el corazón de David, porque había cortado la orilla del manto de Saúl”. O sea, nos deja ver el sentimiento de culpa de
David por lo que había hecho. En 2 Samuel 24:10 después de que David censó al pueblo, su corazón lo condenó por hacer algo que Dios
había ordenado que no hiciera; en consecuencia, hubo un sentimiento de culpa. En el libro de Job 27:6 leemos: “Mi justicia tengo asida y
no la cederé; no me reprochará mi corazón en todos mis días. Expresiones de Job cuando perdió todos sus bienes terrenales. Abimelec, un
rey pagano, habló con Dios respecto a la integridad de su corazón (Génesis 20:5), David caminó en integridad de corazón (1 Reyes 3:6),
también el apóstol Pablo vivió delante de Dios con toda buena conciencia (Hechos 23:1) y en 1 Timoteo 4:2 leemos que es posible
cauterizar la conciencia del hombre. En otros términos, la conciencia también puede endurecerse, volverse áspera e indiferente a Dios. Por
lo tanto, la conciencia es la sede del testimonio moral. Ella es la porción de nuestra humanidad que recibe y refleja valores que exponen lo
que la mente indica como moralmente correcto o incorrecto, bueno o malo.
que tanto la culpa como la vergüenza, que son dos componentes asociados a la conciencia, sean
consideradas ahora defectos del alma en lugar de ser tratadas como una alarma moral. Si este es el
caso, la culpa y la vergüenza están adquiriendo una mala reputación.
Existen algunos hechos incuestionables sobre el desarrollo de la conciencia humana que todo
padre necesita discernir a fin de asumir una postura al respecto. La primera actitud que se debe
reconocer es el simple hecho de que los padres son los primeros arquitectos de la conciencia familiar
y; por lo tanto, la conciencia de cada niño dentro de la familia. Al principio, el niño no tiene
conciencia activa y ninguna escala de valores predeterminada. Antes de actuar moralmente, este
debe aprender los conceptos generales de lo correcto e incorrecto, recién entonces deberá avanzar
hacia conceptos específicos. El ambiente familiar es la primera sala de clases y los padres deben ser
los primeros educadores.
La manera como alguien aprende a relacionarse correctamente con otros moldea su futuro,
ya sea a través de una buena educación o cualquier otra habilidad adquirida. El carácter de la
sociedad está conectado a la realidad de nuestra conciencia colectiva. Una buena conciencia evita
desgracias, aflicciones y adversidades. Lo que la buena salud es para el cuerpo, la conciencia es para
el alma. Cuando se practica una buena acción es retribuida la virtud y despierta una grata satisfacción
interior de la conciencia. Lo más natural y bello que hay en el mundo es la verdad moral y la
honestidad.
2
La Biblia no nos describe detalladamente las actividades de la conciencia, pero indirectamente las sugiere. Lo que sabemos a su respecto
lo hemos fusionado de uno y otros pasajes bíblicos. Los términos que usamos para describir esas verdades tienen como propósito
reproducir de forma específica la intención de las Escrituras. En Romanos capítulo 2 el apóstol Pablo menciona las obras de la conciencia,
usando como ejemplo a los gentiles que no conocían la Ley de Moisés: “mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando
testimonio su conciencia y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos (versículo 15).
3
Las instrucciones que transmitimos a los niños debe prepararlos para discernir instintivamente lo correcto de lo incorrecto, a confiar en
su propio juicio necesario y meticuloso y a buscar directamente en el Señor y su Palabra. (Heaven Help the Home Today –Los cielos ayudan
a la familia de hoy- de Howard Hendricks, pág. 81).
Al hablar de la formación moral nos referimos específicamente a la influencia que los padres
ejercen sobre los hábitos del corazón e instrucción de sus hijos, sobre las virtudes y los valores de la
vida que gobiernan a la familia y a la sociedad. El esfuerzo en la formación moral en el interior del
niño tiene un destino específico, este destino final es una conciencia activa en la fe totalmente
moldeada.
Antes de los 3 años de edad, la formación moral está dirigida a controlar la conducta externa
y señala al niño la dirección correcta, moralmente hablando. Esto es así porque, antes de los 3 años,
el intelecto del niño no alcanzó la madurez necesaria ni se ha desarrollado lo suficiente para
comprender cómo funciona la virtud que dar prioridad a los demás. Tampoco hay autocontrol moral
suficiente para aplicar la virtud de manera sistemática. La etapa del egocentrismo aún se encuentra
operando y continuará haciéndolo hasta completar los 3 años. Sin embargo, ya cerca de los 3 años, el
intelecto del niño se encuentra en tal punto para entender el “porqué” del entrenamiento moral. La
etapa del egocentrismo sufre una transformación, pasa del “yoísmo” al “nosotrosísmo”; nacen
sentimientos de empatía y las virtudes comienzan a tener sentido. A los 3 años, el niño se encuentra
listo para recibir pautas morales básicas sobre las cuales construirá valores para toda su vida. 4
4
Debemos tener cuidado de no sobrecargar a nuestros hijos con un exceso de instrucción moral de una sola vez. Es imposible enseñar a los
hijos a ser bondadosos, pacientes, confiables, gentiles y más al mismo tiempo. Escoja una cualidad del carácter (virtud) con la que usted
quiera trabajar en la vida de cada uno de sus hijos. Pueden ser iguales o diferentes, dependiendo de aquello que usted observe que su hijo
necesite mejorar. Separe una hora por semana para cada hijo a fin de “moldear su conciencia”.
Elabore un plan educativo, como lo haría cualquier profesor. Elija una historia bíblica diferente cada semana, durante un mes, que trate
sobre esa virtud. Seleccione dos historias que muestran el lado positivo de esa virtud y dos que muestran lo negativo. Una buena
concordancia bíblica le ayudará en esa tarea. Existen muchos materiales didácticos que los padres pueden utilizar para realizar actividades
que acompañen la enseñanza de virtudes en sus hijos. Cada semana pida a su hijo que se califique a sí mismo (1, 2, 3, etc.) sobre su
progreso. A fin de mes puede llevarlo a tomar un helado si logró buenas notas. El mes siguiente, elija otra virtud con la cual trabajar.
Trabajar una virtud por mes, da al niño el tiempo suficiente para practicarla día tras día, de tal manera que su aplicación se vuelva un
hábito, pues ese es el objetivo de todo entrenamiento. (Mom’s Notes, en “Usando la Biblia en la crianza y educación de los hijos”).
5
La Biblia establece un alto patrón de conducta, un patrón puro y correcto. El corazón del niño es como un jardín; él necesita de cuidado y
atención para que las malas hierbas no lo cubran, a fin de que la buena semilla pueda crecer y, por fin, florecer. Las buenas semillas son los
principios de Dios para la conducta, y son los padres los que las siembran. Las malas hierbas de naturaleza pecaminosa siempre serán un
problema en un jardín saludable; sin embargo, el jardinero impide que ellas ganen terreno. (Christian Parenting in the Information Age -
Educación cristiana de los hijos en la era de la información-, de Dennis e Dawn Wilson, pág. 81).
para arrancar una flor. Escucha la voz de su conciencia diciendo: “No, Becky, las flores del jardín
público no podemos tocar” a continuación, viene la explicación moral. “Becky, estas flores plantadas
aquí son para que todos las admiren y compartan. Si cada uno arranca una flor, no habría más
ninguna para ser admirada”. Observe cuidadosamente la transición. La prohibición llegó a través de
su madre a los 2 años de edad: “No, Becky, no toques las flores…” (esto controla la conducta
externa). Luego, fue seguida por la razón moral: “Las flores están aquí para que todos la vean y
puedan admirarlas” (esto inicia y refuerza el valor de dar importancia a los demás). Conocer el
motivo por el cual las flores del jardín no deben ser arrancadas ayudó a orientar las respuestas
futuras de Becky. Así, la transformación del mandato externo al interno, se instala. Esto sucede a lo
largo del tiempo y en la medida que lleguen más depósitos a la cuenta moral de Becky. Durante su
infancia, situaciones similares se repetirán muchas veces y de diferentes maneras. En esta etapa ella
está aprendiendo muchos principios morales y la virtud de dar prioridad a los otros. El énfasis no está
solamente en lo que Becky debe hacer, sino también en lo que no debe de hacer. Este proceso se
asemeja a una cuenta bancaria, donde todos los depósitos van a una sola cuenta, llamada
conciencia.6
“Cuando veo las decisiones que mis amigos tomaron y logro entender las consecuencias que obtuvieron a largo plazo, agradezco a mis
padres por haberme dado las herramientas para discernir lo correcto de lo incorrecto, la sabiduría de la locura, y por qué las cosas son así”
– Stephen, 18 años
adelante. Lo que resta del capítulo será dedicado a explicar cómo realmente funciona la conciencia.
¿Cuáles son sus partes? ¿Cómo trabajan juntas? ¿Qué papel desempeñan los padres en la formación
de la conciencia? Nuestro debate se centrará en cuatro áreas:
♦ Construyendo el depósito moral.
♦ Las cuatro actividades de la conciencia.
♦ El mecanismo de búsqueda moral.
♦ Las señales de una conciencia dañada y una conciencia saludable.
8
David escribe en el libro de Salmos: “En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti” (Salmos 119:11). Preste atención a lo
que sucede ahí:
● La acción: Algo guardó David.
● El objeto: la Palabra de Dios.
● El lugar: el corazón de David.
● El motivo: mantener una correcta relación con Dios y con los hombres.
Conforme a lo dicho en este versículo, guardamos y depositamos en nuestro corazón los principios de conducta moral. El Salmo 119:11 se
refiere a la capacidad del corazón – recibe educación, lo atesora y administra –. Entonces, el corazón es como un depósito moral, donde se
guarda el conocimiento moral para su uso posterior.
“Estoy agradecida por el insistente trabajo que mis padres realizaron para llenar mi corazón con las razones morales; en lugar de
sencillamente realizar cosas relacionadas a un código de normas; gracias a ello, soy capaz de pensar por mí misma y decidir en cada
situación lo que es correcto” – Aubrey, 17 años
Las instrucciones para la rutina matutina en la casa de Becky estaban bien establecidas. Ella
sabía que debía arreglar la cama, peinarse el cabello y luego, completar otras tareas antes de tener la
libertad para realizar lo que quisiese. Becky se dedicó a sus tareas con la ilusión de terminarlas antes
del desayuno. Su conciencia de 8 años monitoreó sus actividades y dirigió su energía para completar
primero lo era necesario hacer. Este proceso de aprendizaje se inició años atrás cuando todavía era
una preescolar y se paseaba entre los tulipanes. Celosamente administre el tiempo que usted pasa
con sus hijos.
La conciencia posee la capacidad de evaluar la conducta de una persona en cualquier
momento y dar su veredicto como un juez, tanto para acusarla como para defenderla. La acusación
resalta lo negativo de la conciencia, mientras la defensa el lado positivo. Cuando decimos que
nuestra conciencia nos acusa, nos estamos refiriendo a la capacidad que ella tiene de lanzar juicios a
una posible violación moral apoyada en el contenido del depósito moral. La conciencia (esa voz
interior) avisa al hombre cuando está se dispone a realizar algo incorrecto; así como luego lo acusará
si no atiende a su voz. Esto se vuelve realidad por medio del sentimiento de culpa. 9
Las emociones como la empatía, vergüenza o culpa son comunes a toda la especie humana.
El intento de escapar de la culpa es como intentar hacerlo de la conciencia. La culpa no es un tema de
salud o enfermedad, sino de lo correcto o incorrecto. Al cruzar el límite de nuestra propia conciencia
se activa la culpa. Si hicimos algo que no debíamos hacer, allí estará la culpa para recordarnos que no
debemos realizar malas acciones. Si una persona no siente culpa, es porque su conciencia está
acostumbrada a ella o porque su depósito moral está vacío y necesita llenarse desesperadamente.
La buena noticia es el lado positivo de la conciencia humana. Ella también nos recuerda de
hacer lo correcto y lo aprueba cuando lo logramos. Por ejemplo, usted ve una hoja de papel arrugada
en el piso del pasillo, en su interior siente una voz que le sugiere – “levanta ese papel, aunque no
hayas sido quien lo arrojó”. Al hacerlo, automáticamente será invadido por una sensación
gratificante de haber hecho lo correcto. Ese sentimiento de haber cumplido con la integridad de su
corazón es su conciencia diciendo: “Hiciste lo correcto”. La conciencia también nos advierte de
posibles errores y luego nos acusa si cruzamos los límites. Por ejemplo, si accidentalmente se le cae
un envoltorio de caramelo de sus manos mientras camina, mil impulsos comienzan a instarlo a parar.
“Culpable” – grita su conciencia – a tal punto que usted verifica a su alrededor para observar si
alguien más escuchó eso. La pregunta es: ¿Cómo es posible? ¿Porqué mi conciencia se incomoda por
mi conducta? Esto resulta de la siguiente manera:
9
Esos pequeños errores que nunca fueron corregidos nos afectarán por el resto de la vida. Si en nuestra vida hubiese un pecado oculto
cargaremos con la culpa, y esta será un obstáculo en nuestra relación con Dios y con los demás. La culpa hace con las relaciones lo que las
heridas, carencias, enfermedades o veneno hacen con el cuerpo; impiden su correcto funcionamiento (Making Brothers and Sisters Best
Friends - Convirtiendo a los hermanos en mejores amigos - de Sarah, Stephen e Grace Mally, pág. 111).
“Si mis padres no me hubiesen enseñado el camino de lo correcto e incorrecto probablemente habría sido influenciado por los medios de
comunicación y mis amigos. Ellos me habrían guiado a una comprensión desfigurada de lo correcto y lo incorrecto” - Titus, 16 años
Durante una ceremonia fúnebre, un pastor de avanzada edad ingresó al recinto uniéndose a
las demás personas allí reunidas. Todas las sillas estaban ocupadas, era imposible no darse cuenta
que este santo anciano necesitaba un lugar para sentarse. Al fondo del templo, en la conciencia de
un joven, el mecanismo de búsqueda comenzó a ponerse en marcha. Para él, la situación
representaba un dilema moral: un pastor anciano – necesita de una silla. Esta información fue
enviada al depósito por el mecanismo de búsqueda; luego fueron escaneados los estantes de cada
pasillo en búsqueda de los valores relacionados a la situación y localizadas las dos virtudes con la
etiqueta roja.
Apropiándose de esos valores de la estantería, el robot de las luces parpadeantes corre de
nuevo a la conciencia señalando los archivos y comunicando: “estos valores necesitan atención”. El
mecanismo de la memoria dice: “Honre a este hombre ofreciéndole su silla”. El mecanismo de alerta
responde: “Al ignorar la necesidad de sentarse de este hombre, usted le estará faltando al respeto a
los ancianos”. Los dos mecanismos exigen una solución moral. En respuesta, el joven se levanta,
saluda al anciano y le ofrece su silla. El señor lo acepta. Esta acción dio satisfacción al estándar moral
escrito en el corazón del joven, recordándole la respuesta correcta. Y así es como funciona.
Existe un mecanismo de búsqueda funcionando en su depósito. Usted reconoce muy bien esa
sensación que le recuerda hacer lo correcto y está totalmente familiarizado con la sensación de
alerta que surge en esos instantes antes de cometer algún error. Esas sensaciones funcionan
juntamente con su depósito moral, el cual mantiene guardado los valores y virtudes adquiridos a lo
largo de su vida. Pero, ¿qué ocurre cuando una persona crece sin ninguna orientación moral?
Cambiaré un poco la historia ilustrada anteriormente. ¿Qué habría pasado si los padres del
joven nunca hubiesen insistido en el valor del respeto a los ancianos y honra a otros? ¿Estaría
naturalmente en él el respeto hacia los ancianos? Creo que no. Se activaría entonces el mecanismo
de búsqueda indagando por los pasillos y, al no encontrar un valor correspondiente con el título de
“Respetar a los ancianos”, volvería con las manos vacías. No hay recuerdos ni alerta porque nada se
encontró.11
Para los padres de hoy, ¿qué significado tiene esto? Ante la ausencia de principios que
motiven el corazón del niño, este continúa moralmente inmaduro y puede transformarse tanto en
víctima como en victimario por la falta de discernimiento social. Un proverbio antiguo, verdadero y
oportuno, dice: “Tal como el hombre se imagina en su corazón, así es él”. Nuestra vida es el producto
de lo que hay en nuestro corazón; y aquello que está en el corazón del niño es el producto de las
convicciones morales que los padres colocaron en el depósito moral de sus hijos. Entre la conciencia
de su hijo y la suya existe una única diferencia: la cantidad y diversidad de valores presente en ellos.
Los niños comienzan con una sencilla noción de lo correcto o incorrecto y se desarrolla hasta
convertirse en un esquema moral complejo que refleja la familia y la sociedad en general.
1. ___ Cuando alguien me dice: “Necesito hablar contigo inmediatamente”, me pongo nervioso e
imagino ¿qué habré hecho mal?
2. ___ Aun en la edad adulta, mis padres todavía logran hacerme sentir culpable cuando no
realizo lo que me piden o exigen.
3. ___ Mis suegros suelen hacerme sentir culpable cuando no hago algo que ellos piden o exigen.
muchos cristianos también dicen esto. Un niño de cualquier edad y sin convicciones claras, siempre “seguirá a la multitud”, no importa
hacia donde vaya la multitud.
13
Ser ejemplo es bien diferente a enseñar e instruir a los hijos. Enseñar a los hijos es instruirlos en la manera de pensar. Somos ejemplos
para nuestros hijos siempre cuando estamos cerca de ellos. Nuestros hijos están aprendiendo y observando la manera cómo nos
desenvolvemos cada día. Para enseñar a nuestros hijos a desarrollar un carácter cristiano debemos comenzar abriendo nuestro corazón a
Dios y pedirle que nos ayude a sanar nuestro propio carácter. (Mom’s Notes, en “Comprendiendo el desarrollo del carácter” Parte 1).
“Fue muy importante el hecho que mis padres hayan llenado mi depósito moral y me hayan enseñado claramente lo que es correcto y lo
que es incorrecto. No tenía ninguna confusión en mi mente y ninguna grieta por donde pudiese escapar. Esto me da capacidad para juzgar
mis propias acciones y así ver si lo que estoy haciendo o pensando es correcto o incorrecto”. – Rebecca, 17 años
“He aprendido a comprender lo correcto e incorrecto, y por eso logro tomar buenas decisiones con toda confianza”. – Stephen, 14 años
4. ___ Al realizar un trabajo, un grupo de 50 personas me felicita y aunque una sola me critica,
siento que el desánimo por la crítica supera al incentivo de todo el grupo.
5. ___ Algunas veces voy a la iglesia, aun cuando no quiero, por temor a que alguien diga algo
respecto a mi persona si no me ve allí.
6. ___ Cuando no concuerdo con una persona, mi tendencia es callar y decirme a mí mismo: “En
realidad no tiene importancia”.
7. ___ Constantemente espero la aprobación de aquellas personas que son más cercanas a mí.
8. ___ Si un amigo o familiar me pide un favor y yo, por razones legítimas le digo no; me siento
culpable.
9. ___ Soy yo quien, generalmente, pide disculpas.
10.___ Cuando disciplino a mi hijo temo perder su amor.
RESUMEN
¿Qué modelo de conducta usted escribirá en el corazón de su hijo? ¿Cómo piensa escribirlo?
¿Promueve y practica los principios bíblicos dando importancia al valor de las personas? La
conciencia del niño es un reflejo moral de sus padres ¿tiene usted en su corazón el amor de Dios?
14
La persona que convive con una conciencia prohibitiva, no necesariamente hace cosas erradas, pero vive como si estuviera al borde de
cometer equivocaciones o con la constante preocupación de que las personas crean que está realizando algo incorrecto. Esto es un peso
terrible para sobrellevar en la vida, es una carga que no querrá pasarles a sus hijos. Los hijos aprenden por imitación y absorben
rápidamente las actitudes sutiles, como una esponja absorbe el agua. Por ello, corregir su propio corazón es un prerrequisito para ayudar a
su hijo a beneficiarse con un corazón correcto. ¡Usted puede hacer esto y, por el bien de sus hijos, debe hacerlo!
PREGUNTAS PARA REVISIÓN
1. La conciencia primitiva provee el discernimiento de lo que es correcto e incorrecto y, la
conciencia moral, del modelo de lo que es correcto o incorrecto. Explique la diferencia.
5. ¿Qué debe suceder para que usted tenga un hijo moralmente responsable?
6. Nombre tres prácticas negativas en la educación de los hijos que resulten en una conciencia
prohibitiva.
7. Resuma tres medidas que puedan ayudar a alguien con una conciencia prohibitiva.