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CLASE 7: CONCIENCIA MORAL

Es la capacidad que tiene una persona de enjuiciar sus actos y los actos de los demás a la
luz de los valores objetivos. Todas las personas tenemos una conciencia moral, pero no
todos somos capaces de dialogar reflexivamente con ella.

La conciencia moral es un juicio de la razón por el que la persona humana reconoce la


cualidad moral de un acto concreto que piensa hacer, está haciendo o ha hecho. En todo
lo que dice y hace, el hombre está obligado a seguir fielmente lo que sabe que es justo y
recto. (CIC 1778)

“En lo más profundo de su conciencia el hombre descubre una ley que él no se da a sí


mismo, sino a la que debe obedecer y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los oídos
de su corazón, llamándole siempre a amar y a hacer el bien y a evitar el mal [...]. El hombre
tiene una ley inscrita por Dios en su corazón [...]. La conciencia es el núcleo más secreto y
el sagrario del hombre, en el que está solo con Dios, cuya voz resuena en lo más íntimo de
ella” (GS 16). (CIC 1776)

La conciencia moral (cf Rm 2, 14-16) le ordena al corazón del hombre, en el momento


oportuno, practicar el bien y evitar el mal. Juzga también las opciones concretas aprobando
las que son buenas y denunciando las que son malas (cf Rm 1, 32). El hombre prudente,
cuando escucha la conciencia moral, puede oír a Dios que le habla.

La conciencia hace posible asumir la responsabilidad de los actos realizados. Si el hombre


comete el mal, el justo juicio de la conciencia puede ser en él el testigo de la verdad
universal del bien, al mismo tiempo que de la malicia de su elección concreta. (CIC 1781)

El hombre se ve a veces enfrentado con situaciones que hacen el juicio moral menos
seguro, y la decisión difícil. Pero debe buscar siempre lo que es justo y bueno y discernir la
voluntad de Dios expresada en la ley divina.

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7.1. FORMACIÓN DE LA CONCIENCIA MORAL

Es preciso que cada uno preste mucha atención a sí mismo para oír y seguir la voz de su
conciencia. Esta exigencia de interioridad es tanto más necesaria cuanto que la vida nos
impulsa con frecuencia a prescindir de toda reflexión, examen o interiorización. (CIC 1779)

La función de la conciencia humana es presentar a la voluntad de la persona juicios de valor


moral. Por ser libre y tener voluntad propia cada persona puede aceptar o pasar por alto lo
que le dice su conciencia.

La formación de la conciencia moral es un proceso continuo que se da a lo largo de toda la


vida. En la medida que la persona crezca en edad y salga más de sí misma se verá en la
necesidad de formular juicios morales en casos cada vez más complejos. Desde los
primeros años despierta al niño al conocimiento y la práctica de la ley interior reconocida
por la conciencia moral. La educación de la conciencia garantiza la libertad y engendra la
paz del corazón. (CIC 1784)

Hay que formar la conciencia, y esclarecer el juicio moral. Una conciencia bien formada es
recta y veraz. Formula sus juicios según la razón, conforme al bien verdadero querido por
la sabiduría del Creador. La educación de la conciencia es indispensable a seres humanos
sometidos a influencias negativas y tentados por el pecado a preferir su propio juicio y a
rechazar las enseñanzas autorizadas. En la formación de la conciencia, la Palabra de Dios
es la luz de nuestro caminar; es preciso que la asimilemos en la fe y la oración, y la
pongamos en práctica

7.2. TIPOS DE CONCIENCIA QUE LLEVAN A JUICIOS ERRONEOS

Cuando una persona no ha pasado de una moralidad pre-reflexiva o intuitiva a una moral
reflexiva, le será difícil este tipo de enjuiciamiento; si logra poseer una moral reflexiva la voz
de su conciencia le será cada vez más clara.

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El desconocimiento de Cristo y de su Evangelio, los malos ejemplos recibidos de otros, la
servidumbre de las pasiones, la pretensión de una mal entendida autonomía de la
conciencia, el rechazo de la autoridad de la Iglesia y de su enseñanza, la falta de conversión
y de caridad pueden conducir a desviaciones del juicio en la conducta moral. (CIC 1792).

La persona humana debe obedecer siempre el juicio cierto de su conciencia. Si obrase


deliberadamente contra este último, se condenaría a sí mismo. Pero sucede que la
conciencia moral puede estar afectada por la ignorancia y puede formar juicios erróneos
sobre actos proyectados o ya cometidos. (CIC 1790)

Cuando la persona no logra percibir con claridad la diferencia entre el Bien y el Mal morales,
pueden ser porque su conciencia sea de los siguientes tipos:

a. CONCIENCIA INMADURA O INFANTIL

Es posible que por falta de oportunidades o de interés una persona no ha logrado superar
la etapa de la conciencia de un niño, casi siempre es por descuido o superficialidad de vida.
Ello le impedirá tomar decisiones morales en el diario vivir. Tiene responsabilidad moral por
su descuido.

b. CONCIENCIA LAXA

Es una de las deformaciones más corrientes hoy en día, también se le puede llamar de
“manga ancha”. Aquí la persona se da cuenta que no debe hacer algo y de todas formas lo
hace o por lo menos desea hacerlo. Y busca la manera de justificarse, aunque sea para sí
mismo con frases como: “todo el mundo lo hace”, “otros hacen cosas peores” etc., Como
saben que está mal y se auto-disculpan, estas personas tienen responsabilidad moral. No
es fácil superar esta deformación, ya que implica una mala escala de valores y el haberse
dejado envolver por el relativismo y permisivismo imperantes en la sociedad de hoy

c. CONCIENCIA VOLUNTARIAMENTE CIEGA

Es la de aquellas personas que rehúsan revisar la moralidad de sus actos. Puede tenerla
en todas las situaciones de su vida, o sólo en algunas áreas específicas. Si alguien le trata

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de hacer ver su error, responde con “¿y tú que sabes de mi?. En el fondo saben que lo que
están haciendo está mal , pero por temor a cambiar muchas cosas en su vida se niegan a
revisar la moralidad de sus actos y son responsables moralmente por esta negación. Son
personas cobardes, que no enfrentan sus errores y que en el fondo caminan hacia la
mediocridad.

No es fácil tampoco superar esta deformación ya que detrás de ella existen muchos
Valores distorsionados. Sólo un cambio profundo en la persona permitirá superarla.

d. CONCIENCIA CEGADA POR VALORES MORALES DISTORSIONADOS POR LA


SOCIEDAD

En toda sociedad o cultura existen algunas obligaciones morales que no son percibidas
como tales o son percibidas en forma distorsionada. Cuando una persona no logre darse
cuenta de su obligación moral en alguna área de su vida, no porque se niegue a analizar la
moralidad o inmoralidad de sus actos, sino simplemente porque ha asimilado la distorsión
que lo envuelve en su cultura, adolece de esta deformación. Y por supuesto esta persona
no es responsable de la moralidad de esos actos. Sin embargo cuando se de cuenta de la
situación o alguien se lo haga ver, y no cambia de proceder, si es ya responsable
moralmente. Ya no podrá argumentar “ pero las cosas son así….o hay que actuar de
acuerdo a las costumbres establecidas”, ya que estos son argumentos de las conciencia
laxa o de la voluntariamente ciegas.

La persona puede superar esta deformación con fuerza de voluntad y decisión. Un ejemplo
de este tipo de deformación son los llamados pecados sociales que existen hace tanto
tiempo que ya no llaman la atención a casi nadie, y la mayoría los ve como algo natural.

e. CONCIENCIA ESCRUPULOSA

Es el tipo de conciencia que se inventa obligaciones morales que en realidad no existen, y


también se da cuando la persona exagera la responsabilidad que tiene al cumplir sus
obligaciones. Es todo lo contrario a la Conciencia Laxa y es un tipo de conciencia que en la
actualidad ya no es muy corriente encontrar. La persona que adolece de esta deformación
no es moralmente responsable de ella, pero si tiene la obligación moral de buscar ayuda y
consejo para superarla.

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