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Es la capacidad que tiene una persona de enjuiciar sus actos y los actos de los demás a la
luz de los valores objetivos. Todas las personas tenemos una conciencia moral, pero no
todos somos capaces de dialogar reflexivamente con ella.
El hombre se ve a veces enfrentado con situaciones que hacen el juicio moral menos
seguro, y la decisión difícil. Pero debe buscar siempre lo que es justo y bueno y discernir la
voluntad de Dios expresada en la ley divina.
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7.1. FORMACIÓN DE LA CONCIENCIA MORAL
Es preciso que cada uno preste mucha atención a sí mismo para oír y seguir la voz de su
conciencia. Esta exigencia de interioridad es tanto más necesaria cuanto que la vida nos
impulsa con frecuencia a prescindir de toda reflexión, examen o interiorización. (CIC 1779)
Hay que formar la conciencia, y esclarecer el juicio moral. Una conciencia bien formada es
recta y veraz. Formula sus juicios según la razón, conforme al bien verdadero querido por
la sabiduría del Creador. La educación de la conciencia es indispensable a seres humanos
sometidos a influencias negativas y tentados por el pecado a preferir su propio juicio y a
rechazar las enseñanzas autorizadas. En la formación de la conciencia, la Palabra de Dios
es la luz de nuestro caminar; es preciso que la asimilemos en la fe y la oración, y la
pongamos en práctica
Cuando una persona no ha pasado de una moralidad pre-reflexiva o intuitiva a una moral
reflexiva, le será difícil este tipo de enjuiciamiento; si logra poseer una moral reflexiva la voz
de su conciencia le será cada vez más clara.
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El desconocimiento de Cristo y de su Evangelio, los malos ejemplos recibidos de otros, la
servidumbre de las pasiones, la pretensión de una mal entendida autonomía de la
conciencia, el rechazo de la autoridad de la Iglesia y de su enseñanza, la falta de conversión
y de caridad pueden conducir a desviaciones del juicio en la conducta moral. (CIC 1792).
Cuando la persona no logra percibir con claridad la diferencia entre el Bien y el Mal morales,
pueden ser porque su conciencia sea de los siguientes tipos:
Es posible que por falta de oportunidades o de interés una persona no ha logrado superar
la etapa de la conciencia de un niño, casi siempre es por descuido o superficialidad de vida.
Ello le impedirá tomar decisiones morales en el diario vivir. Tiene responsabilidad moral por
su descuido.
b. CONCIENCIA LAXA
Es una de las deformaciones más corrientes hoy en día, también se le puede llamar de
“manga ancha”. Aquí la persona se da cuenta que no debe hacer algo y de todas formas lo
hace o por lo menos desea hacerlo. Y busca la manera de justificarse, aunque sea para sí
mismo con frases como: “todo el mundo lo hace”, “otros hacen cosas peores” etc., Como
saben que está mal y se auto-disculpan, estas personas tienen responsabilidad moral. No
es fácil superar esta deformación, ya que implica una mala escala de valores y el haberse
dejado envolver por el relativismo y permisivismo imperantes en la sociedad de hoy
Es la de aquellas personas que rehúsan revisar la moralidad de sus actos. Puede tenerla
en todas las situaciones de su vida, o sólo en algunas áreas específicas. Si alguien le trata
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de hacer ver su error, responde con “¿y tú que sabes de mi?. En el fondo saben que lo que
están haciendo está mal , pero por temor a cambiar muchas cosas en su vida se niegan a
revisar la moralidad de sus actos y son responsables moralmente por esta negación. Son
personas cobardes, que no enfrentan sus errores y que en el fondo caminan hacia la
mediocridad.
No es fácil tampoco superar esta deformación ya que detrás de ella existen muchos
Valores distorsionados. Sólo un cambio profundo en la persona permitirá superarla.
En toda sociedad o cultura existen algunas obligaciones morales que no son percibidas
como tales o son percibidas en forma distorsionada. Cuando una persona no logre darse
cuenta de su obligación moral en alguna área de su vida, no porque se niegue a analizar la
moralidad o inmoralidad de sus actos, sino simplemente porque ha asimilado la distorsión
que lo envuelve en su cultura, adolece de esta deformación. Y por supuesto esta persona
no es responsable de la moralidad de esos actos. Sin embargo cuando se de cuenta de la
situación o alguien se lo haga ver, y no cambia de proceder, si es ya responsable
moralmente. Ya no podrá argumentar “ pero las cosas son así….o hay que actuar de
acuerdo a las costumbres establecidas”, ya que estos son argumentos de las conciencia
laxa o de la voluntariamente ciegas.
La persona puede superar esta deformación con fuerza de voluntad y decisión. Un ejemplo
de este tipo de deformación son los llamados pecados sociales que existen hace tanto
tiempo que ya no llaman la atención a casi nadie, y la mayoría los ve como algo natural.
e. CONCIENCIA ESCRUPULOSA