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IDENTIDAD NACIONAL Y LAS CAUSAS QUE

MENOSCABAN SU SIGNIFICADO

Etimología:
La palabra identidad proviene del latín (identitas) que permite hacer referencia al
conjunto de rasgos propios de un individuo o grupo de personas que pertenecen a
una comunidad.

Definición:
la identidad nacional es una condición social, cultural y espacial, basada en el
concepto de estatal, es decir, el sentir de pertenecer a una colectividad histórico-
cultural; se trata de rasgos de cosmovisión y costumbres con características
diversas que tienen relación con un entorno político ya que por lo general las
naciones están asociadas a un estado, aunque no siempre es así.
La identificación con una nación suele ser la asunción, con distintas maneras y
grados de sentimiento (amor a lo propio, odio o temor a lo ajeno, orgullo, fatalismo,
victimismo entre otros) de las formas concretas que esos caracteres tomas de ella,
también; se da simultáneamente a otras entidades individuales o colectivas
basadas en cualquier otro factor (la lengua, la raza, la religión, la clase social,
etc.), asumiéndolas, superponiéndolas, ignorándolas.
Se suele tomas como referencia elementos explícitos tales como las que
conocemos que son símbolos patrios, símbolos naturales y signos distintivos
(banderas, escudos, himnos, selecciones deportivas, monedas).
Hablando históricamente la identidad nacional es una comunidad imaginada, la
manera en que se efectuó la construcción de nación por los nacionalismos del
siglo XIX en los estados-nacióneuropeos y americanos; extendida al resto del
mundo por los movimientos de resistencia al imperialismo y el colonialismo, y en la
segunda mitad del siglo XX por la descolonización y el tercermundismo.
 “Identidad nacional” como soberanía nacional

El Tratado de la Unión Europea considera que la "identidad nacional" es "inherente


a las estructuras fundamentales políticas y constitucionales" de cada Estado
miembro y la Unión debe respetarla, por identificarse con el contenido de la
soberanía nacional que no se transfiere de los Estados a la Unión. Tanto el
Tribunal Europeo de Justicia como el Tribunal Constitucional Federal alemán han
definido tal "identidad nacional" como "el conjunto de poderes necesarios para que
aquel (el Estado miembro) pueda configurar con entera libertad las condiciones de
vida económicas y sociales de sus ciudadanos; un límite infranqueable para la
transferencia de competencias a favor de la Unión que el mismo Tribunal se
encarga de garantizar, declarando la inaplicabilidad en Alemania (y por tanto, en el
resto de los Estados) de las normas europeas que no lo respeten".
El término identidad engloba una gran variedad de usos, sin embargo, la identidad
nacional tiene sus orígenes en la fusión de culturas, desde que se mencionó a
México como una nación, se usa como un concepto estratégico en el devenir de la
nación y como tal sujeto de la lucha por la asignación de contenidos específicos.
Cuando la realidad social e histórica que nos interesa es la de nuestro propio país,
México, debemos tener criterios que nos permitan realizar una apropiación
selectiva y creativa de las ideas que circulan internacionalmente y hacer el
esfuerzo por generar un conocimiento que responda a nuestra especificidad.
Por lo tanto, el origen de la identidad nacional es ambiguo gracias a que su
significado lo es, sin embargo, ha sido utilizado como un elemento de unión y de
igualdad entre los miembros de la nación mexicana.
La gama de sentidos que tiene el concepto de identidad nacional se ha expandido
de manera notable y, como consecuencia, su significado se ha disuelto,
convirtiéndose simultáneamente en un concepto estratégico en el devenir de la
nación y como tal sujeto de la lucha por la asignación de contenidos específicos.
 “Identidad nacional” desde las comunidades indígenas

La identidad que cada cultura posee es de gran importancia, al forjarse México


como un país pluricultural se abre a la posibilidad de una nueva identidad nacional
la cual la sociedad adopta a partir de sus propios valores y creencias.
La historia del hombre en sociedad es el relato de la eterna adaptación de la
persona con su entorno y de seres humanos en su interacción con otros seres
humanos. También es el recuento de su devenir en el mundo, buscando imprimir
en todo lo que hace la huella de su sentir, de su articulación sobre la realidad y de
su cultura.
En diferentes épocas las instituciones nacionales han incidido en la identidad y la
cultura de los mayas (que por cierto no se auto reconocen como indígenas). Para
ello se recurre al ejemplo de lo sucedido en el municipio de Yaxcabá, en Yucatán,
donde cuatro personas con apellido maya, que corresponden a generaciones
diferentes, son miembros de una misma familia que habita en ese lugar por lo
menos desde la colonia.
La revolución de independencia permitió la salida de la sociedad mexicana del
letargo colonial. “Los mexicanos” pudieron enfrentarse por vez primera con su
rostro verdadero. Lo que encontraron fue terrible: una nación escindida en castas
(indios, criollos y mestizos). Pueblos, haciendas y ciudades. Opulencia y extrema
pobreza: una sociedad sin ligamentos.
La aculturación, es decir el proceso de cambio cultural dirigido, es el marco de
participación de organismos indigenistas en los procesos sociales que el
desarrollo económico va desatando y planteando como problemas a resolver. La
aculturación, en tanto categoría de reflexión y acción, postula la solución a los
problemas de integración social sobre la base de un marco educativo.
De tal manera, la identidad nacional es producto tanto de la acción de las
instituciones del estado como de los movimientos sociales que han intervenido
local, regional y nacionalmente, para darle contenido y forma a la idea, al
imaginario, de lo que significa pertenecer a México, ser y mostrarse como
mexicano, al igual que nosotros ahora nos identificamos con nuestro pis debido al
mundial.
Si bien el proyecto nacional en muchos casos fue impuesto a los indígenas, lo
mismo que su pertenencia a México y su integración a una sola y hegemónica
identidad nacional, no siempre estos procesos se hicieron sobre la base de la
destrucción de sus identidades locales y culturales; como consecuencia, en
muchos sitios han coexistido tales identidades, aunque de forma conflictiva.
La aplicación de programas en el marco de la comunidad hizo ver, en la práctica,
que no era posible inducir el cambio cultural asumiendo a la comunidad indígena
como entidad aislada, porque ésta, no obstante, su autosuficiencia y su
etnocentrismo, en modo alguno actuaba con independencia, sino que, por el
contrario, sólo era un satélite –uno de tantos satélites– de una constelación que
tenía un centro fuerte de articulación, en todos los casos una comunidad urbana
mestiza. De modo que, en una misma comunidad, o en un mismo grupo social y
cultural persisten e interactúan diversas identidades sociales.

Importancia:

la importancia de la Identidad Nacional desde un principio que los seres humanos


sintieron la necesidad de formar grupos para poder obtener mejores recursos
derivados de sus actividades de la caza, pesca y recolección, lo que llevó al
establecimiento de las primitivas comunidades o tribus que fueron creciendo
constantemente hasta conllevar a la creación de poblados y ciudades que
posteriormente evolucionaron hasta dar lugar a lo que hoy en día son los países y
Naciones.
De la respectiva Organización Social se comenzó a trabajar en el establecimiento
de normas y reglamentos que llevaban a mejorar la convivencia y permitían dejar
un asentamiento de cómo actuar ante la aparición de un conflicto social, y fue así
que se comenzaron a constituir las distintas constituciones y leyes que abrieron
paso a lo que hoy en día son los estados de derecho, con sus poderes asignados,
sus límites, incumbencias como también los derechos de los ciudadanos que lo
integren.
El hecho de acatar y aceptar las leyes y costumbres que forman parte de un país
determinado está estrechamente ligado a la herencia o adquisición de un estado
de ciudadanía que es acompañado de lo que es conocido como la Identidad
Nacional, en el que un sujeto se considera como parte de una cultura y tradición
determinadas.

Lo más importante de este término radica en que la persona cuenta con un sentido
de pertenencia y se siente plenamente identificado con las cualidades que tiene
este determinado grupo social a la hora de percibir el mundo que nos rodea,
desenvolverse o bien difundir su cultura nacional de generación en generación.

Se suele utilizar como sinónimo la adquisición o pertenencia de una comunidad


nacional determinada, estando en muchas ocasiones ligado al concepto de
ciudadanía, donde uno puede optar por formar parte de la misma acatándose a los
distintos procedimientos y reglamentaciones por los cuales se puede acceder,
generalmente ligado a factores hereditarios o familiares.

ELEMENTOS QUE EXPRESAN LA IDENTIDAD


NACIONAL
 

Todos los elementos generales que unen a un pueblo, una nación, a las
personas, tales como el idioma, la religión, la gastronomía, el folklore, la música, la
danza, entre otros elementos; es lo que conocemos como Identidad Nacional. Ese
conjunto de elementos puede ser de diversa índole siempre y cuando sean comunes a la
sociedad.

Hablemos un poco de cada elemento:

*LA HISTORIA

Un pueblo sin pasado es un pueblo sin historia, y sin duda la historia aporta ese
elemento que hace conocer cómo se forjó, como se fundó, lo que hoy existe
como país, sus luchas y las batallas que se
libraron en el territorio del país para alcanzar la libertad y la justicia.

*EL TERRITORIO

El Territorio constituye la delimitación territorial dónde el Estado ejerce y dispone


su autoridad legítima.
Tal cual como esta en el art 54* de nuestra constitución, el territorio del Estado es
inalienable e inviolable. Comprende el suelo, el subsuelo, el dominio marítimo, y el
espacio aéreo que los cubre.

*LOS SIMBOLOS PATRIOS

Estos Símbolos constituyen la más autóctona y oficial representación de la


Nacionalidad, y están integrados por la Bandera Nacional, el Escudo y el Himno
Nacional.
Bandera Nacional: representa al país pues indica la nacionalidad. Es uno de los
símbolos más importantes que tiene una nación. Sirve para representar al país en
el extranjero, pero también como representación de los ciudadanos o del gobierno
en el propio país.
El Escudo: Simbolizan al país es un símbolo patrio de una nación que la identifica
como tal.
Himno Nacional: Es el canto patriótico, es la composición emblemática de una
nación, que la identifica y que une entre sí a quienes la interpretan. Reflejan la
unión, el sentimiento de solidaridad y la glorificación de la historia y las tradiciones
de un país.

*LA MUSICA Y LA DANZA

Es uno de los elementos que reflejan el nacionalismo se da de acuerdo al tipo de


zona, hay un tipo de música determinada y representativa de las costumbres del
lugar.

*EL IDIOMA

Un idioma es la lengua propia de un pueblo o nación o de varios pueblos y


naciones. Como tal, el idioma es un sistema de comunicación lingüístico, que
puede ser tanto oral como escrito, y se caracteriza por regirse según una serie de
convenciones y normas gramaticales que garantizan la comunicación entre las
personas.

*LA GASTRONOMIA

Es la conjunción de aspectos culinarios con aspectos culturales que hacen a cada


sociedad o comunidad. Es por esto que la gastronomía no es simplemente un
conjunto de técnicas o métodos de cocción sino también la relación que los
individuos establecen con el medio que los rodea, del cual obtienen sus recursos
alimenticios, el modo en que los utilizan y todos aquellos fenómenos sociales o
culturales que tienen que ver con la consumición de las preparaciones culinarias.

*LA RELIGION

Es una práctica humana de creencias existenciales, morales y sobrenaturales.


Cuando se habla de religión se hace referencia a los cuerpos sociales que se
ocupan de la sistematización de esta práctica, tal como hoy conocemos el
catolicismo, el judaísmo, el islamismo y muchas otras.

*LA ARQUITECTURA

Las edificaciones del pasado reflejan la forma de vida de esos tiempos, lo que
constituye una muestra del sentir patrio. Influye considerablemente en la
existencia humana, al dedicarse a la construcción de las viviendas y espacio
donde esta se desarrolla cotidianamente.
IDENTIDAD NACIONAL EN AMÉRICA LATINA

El nacimiento de las naciones y la formación de las conciencias nacionales


representan aun amplios temas de investigación. En muchos países
latinoamericanos nacidos prematuramente de la independencia .Tanto en el caso
de América Latina como en el de España el factor religioso como elemento
unificador de la conciencia nacional, como ejemplo el caso de la virgen de
Guadalupe en México que sirvió como emblema de muchas capas de población
de ese país.
Con el advenimiento de la independencia política, intervendrían otros elementos
que contribuirían a la formación de la conciencia nacional. Estos se desarrollaron a
menudo en el seno de la clase política y las elites urbanas , muchas veces
liberales , más que los conservadores , tendieron a desarrollar un sentimiento
nacional en lugar de las antiguas colectividades étnicas, locales , profesionales o
religiosas, Esto implicaba la lucha contra los conservadores por el control político
del Estado. De la misma manera, en lo económico los liberales defenderían un
proyecto que proclamaba la libertad de comercio y el fomento de la agricultura y la
industria para desarrollar el sector privado. El proyecto de la sociedad liberal
postcolonial pasaba también por la creación de una conciencia social, de carácter
nacional. Esta tendría que ser reforzada y, de alguna manera, auspiciada por el
Estado independiente por medio de nuevos cultos que sustituyeran a la iglesia
colonial .Es decir el estado buscaba una religión de la patria en cuyo centro se
encontrarían los héroes de la independencia y de la nueva nacionalidad. En
resumen el proyecto liberal en América Latina buscaba secularizar la sociedad en
lo ideológico y lo político. Establecer cultos sociales laicos (próceres de la
independencia y liberales nacionalistas) que inspiraran a las nuevas
generaciones.
Destruir las antiguas instituciones coloniales para crear sobre sus ruinas un nuevo
orden social en cuyo centro se encontraría el sistema republicano de gobierno,
inspirado en los principios de la revolución francesa y la independencia de los
Estados Unidos.
El igualitarismo, por lo menos jurídico, auspiciado por los ideólogos liberales,
sentaría las bases para la formación de una conciencia nacional, que tendría como
corolario el apego de la población a las instituciones y al nuevo orden liberal. Sin
embardo, el nuevo orden liberal se asentaría, en muchos países de América
Latina, sobre la base de un caudillismo político que reflejaba la desintegración
regional en que vivían los nuevos estados, pero en cuyo contexto encaja
perfectamente el nuevo culto social a los héroes de la independencia y de la
patria. El reconocimiento de las causas de la debilidad del nacionalismo
sustentado por los criollos latinoamericanos requiere ir más allá de las elites para
comprender el nacimiento de una conciencia nacional, por lo que se precisa
buscar nuevas explicaciones en el sentimiento religioso y en las formas que este
adopta en la América Latina.
El catolicismo, religión dominante en el continente durante la colonia, pero
combinado con los elementos supervivientes de las antiguas religiones indígenas
de América, adopto la forma de sincretismo religioso que, sin embargo, harían de
el un elemento integrador de la sociedad colonial profundamente dividida por la
segregación étnica y la desigualdad económica.
LA CONCEPCION DE IDENTIDAD NACIONAL
SEGÚN JHON LOOCKE

Locke concebía la identidad como el ser mismo de las cosas. Esta condición
permitiría a cada ser o cosa comparar su identidad exclusivamente consigo
mismo, puesto que dos cosas de la misma especie no pueden ocupar al mismo
tiempo el mismo lugar.
De la identidad no tendremos nunca una forma completamente acabada, solo
podremos hacernos una idea aproximada y provisorio del grado de desarrollo que
ha alcanzado en el lugar y el tiempo, y podremos efectuar el estudio de su
evolución, comparando el punto de llegada y el punto mismo.

El proceso histórico de identidad nacional


peruano

Somos peruanos todos los habitantes de Perú que se han ido desarrollando a lo
largo de su milenaria historia, pero sobre todo y esto es muy natural- nosotros nos
reconocemos como tales, y en función de nosotros le damos un sentido a la
historia de Perú ya que interpretamos el pasado peruano en base a nuestro
criterio. Por cierto, la historia del Perú ha sido y es objeto de distintas
explicaciones y propuestas, como toda historia, pero aunque no nos guste, no
podemos cambiarla.
La historia de Perú es la historia que se ha desarrollado en el territorio peruano,
son los hechos que han protagonizado consciente o inconscientemente sus
habitantes, los peruanos, desde los más antiguos pobladores, haya o no nacido
allí, tengan raíces antiguas o recientes. Esta no empieza con la llegada de los
españoles más bien se incorporan a ella como conquistadores y colonizadores, lo
que sin duda hace que cambie radicalmente.
La historia del Perú moderno es también la historia de las razas que lo han hecho
en los últimos cuatro siglos sobre bases milenarias puestas por el hombre antiguo.
Los españoles no partieron de cero; edificaron sobre lo que hallaron. Después,
otros hombres los siguieron. La historia de Perú nos muestra un proceso
inacabado de formación de una nación con ingredientes diversos.
El Perú que conocemos e integramos se ha constituido lentamente es obra de
muchas generaciones, un resultado histórico, una consecuencia, un ser nuevo que
antes no existía, que se ha formado y sigue formándose, pues el proceso no ha
concluido. La visión histórica de Perú -lo que entendemos y reconocemos
que ha sucedido en nuestro país- sustenta nuestro concepto (idea) de Perú, pero
también la aprehensión de la realidad que nos rodea -y que integramos-
condiciona nuestra visión histórica, por lo que es fundamental que la historia de
Perú que se enseña no sólo sea coherente sino que también se corresponda con
la actualidad. No podemos enseñar una historia de Perú desvinculada del
presente, extraña, irreal y artificiosa. Tampoco una en la que todo lo mejor ya ha
pasado -una edad de oro definitivamente sepultada- y en la que la actualidad sólo
arrastra sombras y males.
En la historia de Perú, todos los peruanos han sido y son protagonistas, ninguno
puede reclamar preferencias o privilegios. Lo que si se nos muestra a menudo es
la fracturada, frustrada, trunca valoración que se dio como resultado de profundos
resentimientos y traumas que debemos superar, pero también de la manipulación
ideológica y política. Me refiero a afirmaciones reduccionistas que engendran
derrotismo, vergüenza y revancha, del tipo "la conquista acabó con un gran
imperio autónomo y civilizado, puso al país en situación de Historia y proceso de la
identidad de Perú 153 dependencia de España e inauguró la era de explotación y
servidumbre", o "la independencia fue concedida, casi contra la voluntad de los
peruanos, y se pasó con ella a otra dependencia, la de Inglaterra", o "la guerra con
Chile fue de Ja oligarquía y nos la hizo el imperialismo británico".
El Perú antiguo

El Perú antiguo no tuvo nombre, no le hacía falta. El nombre Perú se lo pusieron


sus conquistadores, con el único motivo de hacer un referente semántico que
englobara el espacio designado o intuido y la riqueza que le era atribuida, que
resultó mayor de la imaginada. Fue un territorio ocupado por numerosas naciones
unidas como también enfrentadas muchas veces en guerra; actualmente
sobreviven algunas rivalidades en las regiones, resultado de sus seculares
contradicciones.
El imperio incaico coronó un proceso de miles de años en el que participaron
hombres y mujeres llegados de diversas procedencias que construyeron las
"culturas" que englobamos en lo que llamamos Antiguo Perú. Pero fue una
culminación imperfecta porque, quizá por falta de tiempo, no se construyó una
nación, no se fundió en un crisol los mil pueblos que lo integraban. Lejos estuvo el
imperio de amalgamar a sus diversos componentes, y cuando lo sorprendieron los
europeos le faltaba mucho camino para cristalizar una sola fuerza capaz de
detenerlos, si no con las armas, con la cohesión social que es fruto de la
conciencia nacional. Los episodios de la conquista están llenos de
colaboracionismo indígena, en prueba del sustento político-militar, antes que
social y cultural, que tenía el imperio. Los incas son parte de la historia de Perú,
pero no viven Perú. Más bien ponen los cimientos, preparan el terreno, empiezan
la construcción del edificio que es el Perú actual, el cual, a medio construir, sufre
importantes cambios en su estructura y acabados. Lo que resulta es obra de los
incas -del hombre andino en general- pero también de los españoles, de los
negros y de otros hombres llegados para fundirse en la obra magna que es Perú.

La conquista
La conquista española no fue la primera sufrida por el antiguo hombre peruano;
en realidad, su historia es una historia de conquistas -waris, chancas, quechuas,
etc-. Pero sí fue la que lo alejó para siempre de sus patrones aborígenes, al
imponerle la cultura occidental y al descubrirle el sentido cristiano. La conquista ha
sido objeto de encontradas polémicas entre quienes la defienden y justifican y
quienes la atacan y condenan. Lo cierto es que el Perú moderno no se entiende
sin ella; mejor dicho, en la conquista se sentaron las bases de la actual
configuración de Perú. La conquista fue un hecho violento y brutal que horroriza
en más de uno de sus episodios, pero su significación histórica no puede ser
menoscabada.
Por cierto, no seríamos cristianos si restáramos importancia y aun justificáramos
los sufrimientos causados por la conquista. No se trata de eso. Pero no podemos
menos de saludar ese hecho por la trascendencia que tiene en nuestra vida
histórica de peruanos, pues el Perú que conocemos -vale decir el nuestro, el que
hemos heredado y seguimos construyendo- debe su inicio al encuentro que la
Providencia dejó que en esta tierra tuvieran, bien es verdad que con distinto sino,
sus dueños los aborígenes cobrizos y los extraños cristianos españoles, a quienes
servían en su ambiciosa aventura algunos negros traídos de África. Tres razas
distintas, como distintos eran sus orígenes y horizontes, cuya descendencia, al
cabo de quince generaciones, somos nosotros, los peruanos.
Los peruanos venimos de conquistadores y conquistados. Cuando decimos que
los peruanos fuimos conquistados, nos equivocamos. Cuando decimos que los
españoles nos conquistaron, también nos equivocamos. Cuando al hablar con
españoles de hoy les atribuimos la conquista, cometemos el mismo error, pues
ellos no son ni se parecen mucho a los del siglo XVI. No debemos responsabilizar
a los españoles de hoy de la conquista, como éstos no pueden pensar que han
tenido la más mínima parte en ese proceso. Lo propio es decir que los españoles
del siglo XVI -y ni aun todos en la misma medida- fueron los conquistadores de los
incas, o del Tahuantinsuyo, o de los indios. Los actores del drama de la conquista
hace mucho que no existen, como a su tumo desaparecieron otros semejantes -
romanos y bárbaros, turcos y árabes, mongoles y tártaros- dejando, en mayor o
menor medida, huella de su paso y circunstancia. La conquista de los incas y de
otros pueblos lleva a las siguientes reflexiones. Es verdad que la muerte de los
imperios y las civilizaciones es lamentable, como lo es la muerte en general,
cuánto más si es resultado de la violencia y de la dominación. Pero antes que
lamentar la muerte, el hombre celebra su propia vida, el acto que le dio origen,
aunque el precio sea la muerte del vencido y conquistado. Así, la conquista dio
muerte a los incas, pero dio vida a Perú. No podemos renegar de ella sin, al
mismo tiempo, maldecir inconscientemente el nacimiento de Perú. Pero celebrar la
conquista o hallarle significado fundacional no es traicionar a los incas, no es
restarles mérito, paternidad ni trascendencia en la historia de Perú. Sólo es
reconocerle valor y actualidad al hecho de que cambió el mundo andino y posibilitó
nuestra propia existencia. Historia y proceso de la identidad de Perú 155

El Virreinato

A partir de 1532 se completaron las bases del edificio nacional peruano al


producirse la llegada -invasión dicen algunos, con ánimo de censura- de miles de
europeos españoles y de no menos africanos traídos como esclavos. Ambos flujos
migratorios se sumaron al poblador aborigen radicado desde antiguo -en su
momento también un invasor - , el cual reconocía una diversidad cultural y política
que los incas habían respetado siempre y cuando no se opusiera a sus planes.
Resultó de ello una sociedad dirigida y dominada por los blancos peninsulares y
criollos (cierto es que con muchas excepciones y matices en pro de las otras
razas), conscientes de su superioridad y celosos guardianes del orden, a los
cuales caracterizaba además una elemental cohesión política y militar, garantía de
su liderazgo. Los españoles constituyeron así una minoría nacional desprendida
de su lar nativo, que imperó sobre una mayoría dividida en cientos de
colectividades que seguían fieles a sus ancestrales tradiciones de todo tipo. Creo
que cabe llamarlas naciones, como también advertir sus desarticulaciones,
contradicciones y crisis. Los negros nunca tuvieron la oportunidad de formar una
comunidad nacional, dada su diversa procedencia, situación servil y variadas
tradiciones culturales. Frente a esos tres grupos raciales -fundadores del Perú
actual- fueron surgiendo desde muy temprano otros que eran la resultante del
cruce de aquéllos: los mestizos, con sangre española e indígena; los mulatos,
descendencia de españoles y negros; y los zambos, producto de indios y negro
Álvaro de Ibarra -un jurista mestizo- asumió el gobierno en la época del Conde de
Lemos. Los estudios de Bemard Lavalle sobre el nacionalismo y la conciencia
criolla son bastante explicativos al respecto. La Ilustración dio lugar a valiosos y
precursores estudios peruanitas, como los publicados en el Mercurio peruano
(1790-1795), donde Hipólito Unanue, criollo de Arica, hizo ver no sólo el
patriotismo criollo sino una proyección nacionalista en sus escritos. Ello ha
permitido decir que por entonces -fines del siglo XVIII- se empezó a plasmar la
idea de nación peruana. También se desarrolló una conciencia inca, un
nacionalismo indio, y hasta se ha reconocido más de un movimiento mesiánico de
identidad incaica, y no sólo la gran rebelión de Túpac Amaru, el cual se adelantó a
los tiempos cuando reconoció que todos los nacidos en Perú eran paisanos y
compatriotas. A la evangelización de los indios, un medio de su occidentalización
o españolización, a fines del siglo XVII se sumó el uso obligatorio de la ropa de
Castilla. En cuanto a los mestizos, ¿hubo una conciencia mestiza? Los motines
que tramaron en el siglo XVI no son suficiente prueba. Ellos sufrieron, quizá más
que ningún otro grupo, la marginación racista. Por lo mismo, ¿desarrollaron una
conciencia solidaria? Un sociólogo destaca su condición marginal y su número
cada vez mayor, la desconfianza que frente a ellos sentían los españoles, su
conducta violenta y licenciosa, sus actividades dinámicas, cómo desbordaban los
límites impuestos a las castas, su relativa independencia ante las convenciones
sociales, cómo en la costa se identificaron con la orientación criolla y naciente
cultura "peruana", y en la sierra su orientación fue serrana y fragmentada por las
identificaciones regionales.
El mestizaje, mal visto por la Corona y los españoles en general, e incluso por los
indios, tuvo que exigir su reconocimiento. El Inca Garcilaso fue el primero que lo
reivindicó. Después hubo otros. Sobre los negros y mulatos existen muchas
señales de su adscripción a la sociedad criolla, pero también cabe sugerir que el
esclavo o liberto tuvo que crear una conciencia particular, étnica, más aún si
consideramos su número y condición en la costa peruana. A fines del siglo XVIII
algunos mulatos -como el médico José Manuel Valdez- alcanzaron, por sus
méritos académicos, altos honores en la sociedad criolla. Waldemar Espinoza
Soriano asienta que en el Virreinato "cada casta o nación estaba bien identificada;
conservaban rasgos que permitían reconocerlos y diferenciarlos de las castas o
naciones restantes. En tal sentido, poseían identidad [...] No cabe la menor
sospecha de que cada sector social-racial tenía su identidad". Y así como se
produjeron algunos conflictos interraciales, especialmente entre indios y mestizos
o entre indios y negros, hubo muchas vías para estrechar relaciones entre esos
mundos distintos llamados a coexistir. Historia y proceso de la identidad de Perú
157 ¿Qué nos dejó el virreinato, además de la sociedad de castas -forzoso imperio
de los conceptos raciales vigentes en la época- y, a pesar de ella, un mestizaje
galopante? Un balance desde el ángulo de nuestros intereses esenciales no
puede desestimar que entonces se consolidó la unidad territorial de Perú gracias a
la tupida red de relaciones políticas, sociales y económicas tejidas desde Lima y
otras ciudades importantes (bien que la separación de Charcas por el reformismo
borbónico traería largas y dolorosas consecuencias).
Ahora bien, el virreinato muchas veces ha sido mal interpretado; viejos prejuicios
afectan su real significado: "había que sacudir la proverbial pereza (herencia del
coloniaje) del peruano... “(María Wiesse). O es visto simplistamente como una
edad opresiva que no admite justificación, o sólo un paréntesis en la historia de
Perú. La verdad es que su estudio y cabal comprensión es indispensable para
entender a Perú.
La independencia

La identidad predominante en la época de la independencia es en buena cuenta la


de un sencillo americanismo de base hispánica exhibido por los criollos de toda la
América española, cuando Perú era sólo una pieza del mecanismo imperial y no
se habían desarrollado aún los nacionalismos. La identidad criolla y americanista
del precursor Viscardo y Guzmán es una notable prueba de su amplitud
geográfica. El logro de la codiciada independencia al fin de la auténtica guerra civil
determinó en la conciencia política general, más tarde o más temprano, la
certidumbre de que Perú no sólo existía como país y patria, sino como Estado y
como posibilidad de nación. Es verdad que la independencia hizo "descubrir" a
muchos la existencia de Perú. Con ella tuvo sentido hablar de la "nación peruana",
pues antes sólo era posible reconocer la española (nación en sentido político, no
como raza). Una "nación" nueva, en teoría, aún inexistente pero deseada, dentro
de un país en gran parte desconocido, y un Estado no menos nuevo
representándola fue el resultado de la independencia, como lo fue también la
adopción de principios igualitarios. Antes, en el virreinato, se reconocía
oficialmente la convivencia de varias naciones étnicas. La independencia devuelve
a Perú la libertad, la autonomía (a pesar de sus nuevos tutores comerciales y
financieros), pero el Perú que se separa para siempre de España ya no es el de
Atahualpa. Ha sufrido grandes cambios; en realidad, bien lo dice Bartolomé
Herrera, es un pueblo nuevo, pues aunque conserva gran parte de su ancestro
aborigen, contiene los fermentos de su imparable transforma-. Es verdad que lo
rigen los criollos y algunos mestizos, con sus privilegios y ventajas, pero ellos han
adoptado un código político que a la larga devolverá la dignidad humana a todos
los que la habían perdido y hará ciudadanos a todos los nacidos en estas tierras.
En los pueblos de raza homogénea, la identidad releva dicha unidad racial, la cual
constituye a menudo su base fundamental. En la independencia de Perú se
advierte un factor cohesivo que en alguna medida supera las diferencias raciales
culturales, y que más o menos une a todos porque acorta distancias a futuro, o
entraña un proyecto de sociedad que eso pretende. Después de siglos de
opuestos y encontrados intereses, blancos, indios, mestizos, negros y mulatos
coinciden en un proyecto -criollo-mestizo sobre todo- que coyunturalmente los une
para alcanzar una meta común. A lo largo de la República, el proyecto se va
haciendo realidad. La lucha contra los realistas no fue signo de una identidad
nacional, sí de una convergencia política, de un ideal común. Los marxistas han
devaluado el esfuerzo peruano por su independencia, acuñando la frase
"independencia concedida", exigiéndole un carácter de revolución social que no
estaba en condiciones de adoptar, o menospreciando el proyecto criollo. Es
preciso devolverle el valor fundacional que tuvo en nuestra conciencia histórico-
política.

LA REPÚBLICA. SIGLO XX

Un estudioso hacia 1964, habló sobre el aumento del mestizaje e hizo ver que ya
no era posible confiar en las clasificaciones raciales y que por lo menos el 50 % de
los peruanos eran mestizos. El país "creció", se incorporó la selva y con ella
numerosos pueblos amazónicos que hoy reclaman un lugar digno en la sociedad
peruana. El centralismo afectó grandemente el desarrollo del país. La frase "el
Perú es Lima, Lima es el jirón de la Unión, el jirón de la Unión es el Palais Concert
y el Palais Concert soy yo", de principios de siglo, lo delata. Y fue causa de un
resentimiento antilimeño en las provincias, y también estímulo de los
regionalismos y provincialismos.
El siglo XX ha sido pródigo en proponer muchas y hasta opuestas interpretaciones
de la realidad peruana -"el Perú debe buscarse a sí mismo" (María Wiesse).
Desde los arielistas Riva-Agüero, Belaunde, los García, Calderón, etc., pasando
por la generación de Mariátegui y Haya de la Torre, la del Centenario-de Raúl P.
Barrenechea, Jorge Guillermo Leguía, Luis Alberto Sánchez, Jorge Basadre,
Aurelio Miró Quesada, etc.-, hasta generaciones más recientes como las de
Puente Candamo, Pacheco Vélez, Macera, Matos Mar, Maticorena, Flores
Galindo, etc.
En el siglo XX han tenido vigencia dos posturas antagónicas: el hispanismo y el
indigenismo, o sea la sobrevaloración de lo hispano y de lo andino,
respectivamente. El hispanismo, real o figurado -pues la verdad es que se le ha
atribuido mucho más de lo que realmente pensaba- se hizo patente cuando, por
ejemplo, desconoció la historia del Perú antiguo o cuando manifestó perseguir "la
afirmación de lo peruano en la síntesis hispanista, cuyo optimismo prefiere la fe al
desconsuelo" (Manuel Mujica), a pesar de aceptar el mestizaje, el arquetipo de
Garcilaso, y de tener un alto concepto del peruano y de su historia. El indigenismo
ofrece más variantes. La búsqueda de una identidad nacional andina apareció ya
en los primeros estudiosos provincianos del Perú antiguo:
"La música, el teatro, la pintura, el canto, la literatura, la historia e incluso el
derecho comienzan a rescatar lo andino y a descubrir las 'viejas tradiciones' que
alimentan nuestro identidad. Así se van redescubriendo o inventando tradiciones
necesarias para el Perú de entonces". (Manuel Burga)
Más adelante apareció un indigenismo radical, que clamaba venganza contra los
invasores españoles que habían sometido al Imperio (Luis Valcárcel), y un
indigenismo que reconoció cambios profundos y definitivos en la vida aborigen (J.
Uriel García). A propósito, el indigenismo fue planteado por mestizos. Es verdad
que resaltó los valores de la cultura del Perú antiguo y que se opuso al hispanismo
-a veces no sin demagogia-, como también que "cayó en una exageración: el
etnocentrismo indigenista... " (José Matos Mar).
Pero el Perú como nacionalidad suscitó más de un desvarío - " ... el Perú, por su
variedad étnica, presenta tres nacionalidades bien definidas: costa, sierra y
montaña ... " (Eduardo Robles)-, que en tiempos recientes se ha repetido desde
distintos ángulos y con varios propósitos.
La posición integradora y unitaria, vale decir la tesis del mestizaje, vino de un
aristócrata fimefío, José de la Riva-Agüero, y de hombres sabios como Víctor
Andrés Belaunde -un provinciano-, que desarrollaron el principio dándole matices
distintos pero coincidentes en la esencia. Riva-Agüero, en quien sólo se ha
querido ver a un hispanista, reconoció que " . .. la suerte del Perú es inseparable
de la del indio: se hunde o se redime con él pero no le es dado abandonarlo sin
suicidarse".
Sin embargo, su más original y contundente aporte a la comprensión de Perú fue
su tesis del mestizaje, racial y cultural, tesis que después desarrollaron muchos
otros estudiosos empeñados en configurar coherentemente el verdadero rostro
peruano. Ni hispanistas ni indigenistas, peruanitas, fue y es su credo. Pero ello le
debió, y aún le debe, enfrentar serios detractores: los que consideraban que el
mestizaje cultural "no produce sino malformaciones" (Luis Valcárcel), opinión que
bien merecería el calificativo de racista y que guardaba estrecho parentesco con
semejantes condenas emitidas en tiempos coloniales en contra del hecho; los que
sostenían que el uso del concepto mestizo es racista, discriminador, etc., que la
cultura "nunca es mestiza, cualesquiera que sean sus componentes" y que el
mestizaje no puede ser la base de la integración nacional y "por sí mismo
representa de hecho la desaparición de las culturas indígenas ... " (Matos Mar),
conceptos que no disimulaban este temor, clave del rechazo, ni la fuerza
peyorativa del término; y los que objetaron su tesis desde la teoría antropológica
(Femando Silva Santisteban).
En la vereda opuesta, entre los grandes cultores de los estudios andinos que
aceptan el mestizaje, se halla José María Arguedas, uno de los más profundos
conocedores del alma indígena. Por cierto, su aceptación reconoce matices, mas
lo esencial es que significa concederle un papel fundante y a la vez esclarecedor
en la vida peruana.
La verdad es que aceptar y proponer el mestizaje como clave de la personalidad
peruana fue un gran paso adelante en la construcción de la identidad nacional,
pues significó incorporar todo lo andino al retrato académico del Perú, aceptar la
herencia prehispánica en pie de igualdad con la hispánica, reconocer que los
indios también son nuestros padres ... No son muchos los estudios del mestizaje -
un Congreso sobre la materia fue organizado por la Academia Nacional de la
Historia en 1965-, señal de que el mundo académico aún no le ha concedido el
interés que reclama. Hoy día no sólo se reconoce el mestizaje, sino que se lo
considera bueno, fecundo y hasta nuestra mayor riqueza. Ha cambiado por
completo la imagen negativa que entre algunos tenía, de la cual sin embargo
quedan rezagos.
De un tiempo a esta parte existe una especie de neo-indigenismo. ¿Cómo, si no,
se explica la gran afición al estudio de lo andino? Gravitan factores como la
proximidad del objeto de estudio, el exotismo, el ideal de "pureza cultural" que a
algunos atrae, la singularidad universal de la cultura y sociedad, pero también el
aliento de la justicia social y, cómo no, la ideología y la política. Sin embargo, a
veces los estudiosos de lo andino se dejan subyugar por sus supervivencias, sin
advertir sus cambios, su aculturación, su mestizaje; creen que están frente a una
reliquia respetada por el tiempo -¡como si éste respetara algo!- y no ven que de lo
"original" queda sólo una parte, quizás la menor ("las pretendidas culturas
paralelas no son, de modo alguno, estancos: rasgos de origen prehispánico y de
origen europeo -predominantes estos últimos- se distribuyen en toda la escala,
mientras que las referencias de todos los grupos que participan del sistema se
orientan en una sola dirección", Fuenzalida Vollmar).
Pervivencias del Perú antiguo y, a la vez, signos del mestizaje se expresan en
toda forma: en las ceremonias realizadas por la construcción de las casas, en los
tipos populares cuzqueños, en la imaginería mágico-religiosa, en las diversas
expresiones de la religiosidad popular. Problema aparte es el significado particular
que voces como mestizo, cholo, chuto, misti, entre otras, obtienen en el habla
local, lo que puede hacer que un verdadero mestizo biológico y cultural sea
considerado blanco, indio o cholo, y así con cada grupo etno-social.
" .. .la sociedad peruana aparece como crecientemente heterogénea desde la
cima hasta la base. Sistemas localistas de clasificación
Sistemas que varían según el grado de modernidad y urbanización del área o la
ciudad."
Junto al apabullante mestizaje, existen aún muchas series de separación social
fundadas en la raza, que incluso se prestan a generalizaciones apresuradas, fruto
de una superficial observación.

El Perú actual

En los últimos años, las clases altas y medias del país han cobrado más
conciencia de la gravedad de los problemas sociales y, al mismo tiempo, de los
muchos rostros de Perú. Millones de peruanos se han incorporado a la vida
moderna del país, lo que a menudo ha significado una migración que enriquece
nuestras grandes ciudades como también les crea problemas y despuebla el
campo. Hasta hace algunos años se decía que el problema del indio era el más
grave de todos; hoy se habla de la desocupación y la pobreza, señal clara de que
el cambio se ha acelerado.
La preocupación por lo andino es producto del protagonismo que ha adquirido en
los últimos tiempos, de suerte que, a partir de entonces, no cabe hacer el retrato
del país sin darle un lugar especial.
La moderna sociedad de clases favorece el proceso formativo de la nación al
hacer que desaparezcan, o queden en segundo plano, elementos culturales y
biológicos otrora excluyentes.
" ... en las ciudades más modernas del Perú, carece de sentido referirse a un
individuo como 'blanco', 'indio' o 'mestizo', salvo que esto se haga en contextos
especiales. Se tenderá a decir, más bien, que pertenece a una clase 'alta', 'media'
o 'baja'; que es un profesional, un comerciante o un obrero; que es rico o pobre, la
movilidad vertical y horizontal se intensifica [ ... ], la nueva sociedad peruana
comienza lentamente a recrear su autoimagen en términos de clase económica y
ocupacional."
La cultura peruana, diversa desde antiguo, se diversifica aún más por notorias
influencias foráneas, en lo que algunos creen ver la pérdida de nuestra identidad.
Lo popular se desborda, ha dicho el antropólogo Matos Mar, y sus expresiones lo
atestiguan -la comida, la artesanía, la música adquieren otras formas y matices-,
como señalan a la vez la vitalidad creadora de Perú.
Los marxistas y socialistas han aportado una formidable crítica a las visiones de
Perú heredadas de otras generaciones, pero ella no siempre ha sido acertada ni
ha considerado todos los factores y situaciones. Una de sus más logradas
contribuciones ha despejado la visión de los jóvenes:
" ... los jóvenes de hoy no se identifican con el Perú en la forma como pretendía el
nacionalismo tradicional. No se sienten como síntesis plasmada entre lo español y
lo indígena. No obstante, reclaman tanto una identificación plena con 'lo nuestro'
como una meta común a todos los peruanos. La vitalidad del nacionalismo
peruano no consiste tanto en ser una lealtad hacia algo definido, cuanto en ser
anhelo, y una carencia sentida con sinceridad; es decir, con pena, esperanza y
deseos de 'hacer algo'."
Portocarrero sostiene también que el nacionalismo tradicional, que funcionó
mucho tiempo, está en crisis, y que hay un nuevo nacionalismo que se manifiesta
en el deseo de ser peruano y en la revaloración de lo andino.

Conclusiones

Perú es una realidad en proceso de creación colectiva. El Perú actual no es el de


los incas, ni el de la conquista, ni el de la independencia, ni el de la guerra con
Chile, ni el de hace veinte o treinta años; su rápida transformación es señal de
vitalidad, como su integración es señal de madurez. Nuestras visiones de la
historia de Perú, así como nuestras percepciones de la identidad nacional, han
estado marcadas por las circunstancias, buenas o malas, que ha vivido el país, así
como por los procesos de cambio que han tenido y tienen lugar.
La historia del hombre que ha habitado el Perú es la historia de la lenta evolución
de grupos humanos separados, distintos y hasta contrapuestos, que el paso del
tiempo y de las generaciones ha convertido, no sin fricciones, en una sociedad en
camino de plasmarse como nación, la cual reconoce matices varios (regionales,
sociales) y sus diversos orígenes, identidades locales, étnicas y culturales.
Lo peruano admite, pues, diferentes contenidos, y así lo aceptamos, pero también
es una categoría que engloba una sola idea nacional, una sola simbología, una
sola configuración política, una identidad nacional supra cultural y supra racial que
acoge en realidad a una familia de identidades.
La raza va dejando de ser determinante en la configuración de la nación peruana.
En muchos peruanos esto ya se ha producido, vale decir que se reconocen como
tales a pesar de las diferencias que los separan. Sin embargo, en este panorama
encontramos diversos grados de integración, y advertimos que aún son muchos
los que componen grupos minoritarios -cada vez más reducidos- poseedores de
ancestrales visiones del mundo y, sobre todo, de una fisonomía singular que los
constituye en sectores notoriamente diferentes de la mayoría nacional
modernizada que se acrecienta cada día. En tal sentido, la historia de Perú puede
proponerse como la lenta aceptación de los indios por los no indios, de los
mestizos por quienes no se consideran tales, de los blancos y de los negros por
los otros; es también la lenta toma de conciencia de su diversidad.
La lectura del pasado peruano debe hacerse en función de lo que somos los
peruanos de hoy, de nosotros mismos como resultado vivo y actual de una
continua transformación ocurrida a despecho de hombres, gobernantes, leyes,
sabios, terremotos y guerras. Ciertamente, los españoles, indios y negros que
vivieron el virreinato como seres reconocidos por las leyes, y los mestizos diversos
que Jo vivieron en forma menoscabada, no pudieron calcular ni avizorar la nueva
sociedad que hoy constituye su herencia. Sólo en algunos hombres de la
Ilustración y del liberalismo cabe hallar la utopía, que tal era, de soñar con una
sociedad de hombres libres, iguales en derechos y con un destino común.
Hagamos una lectura del pasado peruano que nos muestre el camino recorrido
hasta ser lo que somos: una sociedad organizada que cree poseer una identidad -
o, mejor dicho, muchas identidades pertenecientes a la misma familia- propia e
inconfundible que la distingue entre todas las sociedades del planeta. Se está
desarrollando un concepto más amplio de la historia de Perú, más exacto y
próximo a la realidad del país actual; ello es resultado de las nuevas
investigaciones y de los cambios que se experimentan en la sociedad peruana al
incorporarse nuevos sectores a la dirigencia y al electorado. El país actual es más
de su diversidad. El concepto "historia de Perú" debe incorporar a todas sus partes
y a todos los peruanos (nacidos en Perú o afincados en él), sin preferencias ni
exclusiones. No es más importante el período inca que el virreinal o el republicano;
no es más peruano el campesino indio que el criollo burócrata. ¿Quién puede
decir que es más peruano porque sólo tiene tal o cual sangre, o porque ha nacido
en tal o cual lugar, o porque tiene tal o cual cultura? En los países donde
predomina el mestizaje es absurdo sostener la prioridad de tal o cual raza, grupo o
clase.
Debe relevarse la aparición histórica y la diversidad real de un nuevo tipo humano
peruano en sentido amplio, vale decir mestizo. Una sociedad consciente de su
especificidad hará posible el logro de una identidad nacional más madura y
responsable. La historia de la humanidad muestra a cada paso contactos,
intercambios, préstamos, aculturaciones, mestizajes, usurpaciones, influencias,
invasiones, etc., de todo tipo, entre los hombres y pueblos. En el Perú antiguo ello
ocurrió siempre entre las sociedades aborígenes, y desde la conquista española
alcanzó nuevos y por el momento definitivos contenidos. Por eso, cabe
reconocerle al mestizaje y a la aculturación la condición de clave de la identidad
peruana.
La nación peruana se levanta sobre cimientos políticos más que sociales o
culturales. Prima entre los peruanos la solidaridad de ese signo, la voluntad de
integrarla a pesar de las diferencias. Los peruanos queremos ser peruanos, a
pesar de reconocemos distintos. No se nos ocurre ser otra cosa, no proyectamos
el fraccionamiento del país, no negamos nuestra nacionalidad. En tal sentido, la
nación es una construcción de todos los días, un permanente apostar por el sí, un
juramento tácito que le hacemos a la patria común y grande que vemos en los
mapas.
Cierto es que múltiples aspectos socioculturales, la historia y la geografía, nos
unen, pero no lo es menos que también nos separan o nos pueden separar y
hasta contraponer. Pienso en los resentimientos y desconfianzas acunados por el
tiempo recorrido juntos y a la vez separados; en los prejuicios; en la introvertida
personalidad del pastor que vive en la puna, lejano en espíritu del talante
desinhibido del piurano; en el ritual propiciatorio del andino, poco o nada
comprendido por la irreverencia del costeño; en la expresividad del quechua, cuyo
uso y estudio debemos propiciar, ante lo incógnito de las lenguas amazónicas; en
el Huaylas del centro, en la polka limeña o en la marinera puneña, todos diversos
y, sin embargo, familiares y nuestros, entre tantas y tantas señales de diversidad
dentro de la gran unidad que queremos constituir y deseamos perfeccionar.

La globalización
En un principio la globalización era solamente considerada en el ámbito de la
economía. Debido a que el comercio y mercado capital fue aumentando poco a
poco, las economías de las naciones, cada vez estaban más entrelazadas, existía
una mayor libertad de los mercados e intercambios de productos. Sin embrago,
hoy en día la globalización además de enfocarse en la economía, también lo hace
en la innovación tecnológica, el ocio y cambios en la injusticia
La globalización es un concepto que pretende definir la realidad de nuestro
planeta como un todo conectado, que se va pareciendo más a una sola sociedad,
más allá de fronteras nacionales, diferencias étnicas y religiosas, ideologías
políticas y condiciones socio-económicas o culturales.
Ésta consiste en la ampliación de la dependencia económica, cultural y política de
los países del mundo, la cual es originada por el aumento insólito de la actividad
internacional, el comercio mundial de bienes y servicios, el flujo de capitales, así
como el avance de los medios de transporte, y el uso de las nuevas tecnológicas
de información y comunicación (tecnologías satelitales y especialmente, de la
internet).
Una gran parte de las personas que utilizan el vocablo “globalización”, en sus
escritos, discursos, conferencias, etc., lo hacen de manera arbitraria y confusa; por
lo general, desarrollan sus escritos o discursos sin establecer una definición o
aclaración de ¿qué es lo que entienden por globalización? Es por eso que en este
apartado, se presentarán algunas de las principales acepciones utilizadas por
aquellos profesionales en ciencias sociales que realizan un esfuerzo por tratar de
entender y explicar el fenómeno de la globalización

Etimología de globalización

El término globo es de origen latín en donde “globŭs”, que significa “bola”, o


“cuerpo esférico”, y que es aplicado al planeta Tierra (por ejemplo, tenemos la
expresión “globo terráqueo”).

Así, el sufijo “izar” convierte el término en verbo, en la acción y el proceso


de hacer global. En el caso del sufijo “cion”, obra similar efecto sustantivándolo.
De modo que globalización es el proceso de hacer global, de hacer mundial (razón
también por la cual muchos autores consideran que es más pertinente hablar de
mundialización.

¿De qué trata la globalización?

Con el fin de ir más allá de los conceptos acerca de la globalización, en este


apartado, se trata de buscar respuestas a la pregunta ¿De qué trata la
globalización? Por lo tanto, se utilizan las referencias de aquellos especialistas en
Ciencias Sociales que han reflexionado acerca del tema y que intentan distinguir lo
aparente de lo esencial.
Para Mittelman (1996:237): la globalización trata acerca de oportunidades que
nacen de la reorganización del gobierno, de la economía, y de la cultura alrededor
del mundo; versa acerca de los desafíos que emergen de la pérdida de control
sobre los flujos económicos y tecnológicos y escapan a los marcos reguladores;
en resumen, la globalización consiste en tratar de resolver un sinnúmero de

problemas relacionados tanto con una economía cada vez más libre de límites

territoriales, como con una sociedad que demanda una mayor


democratización a nivel nacional.
Aldo Ferrer (1998:161): considera que los contenidos más espectaculares de la
globalización se registran en la difusión de información e imágenes a escala
planetaria y en los mercados financieros. Por una parte, el plano virtual de la
globalización penetra en todas partes y promueve la visión de una aldea global.
Por la otra, en el plano de la economía, la globalización se manifiesta en un
crecimiento del comercio internacional a tasas mayores que las de la producción.
En este sentido, Ferrer afirma que la globalización virtual y la real interactúan para
reforzar la visión de un mundo sin fronteras.
Además, sostiene que la globalización es selectiva y la selección se refleja en los
marcos regulatorios del orden mundial establecidos por la influencia de los países
céntricos, es decir, se promueven reglas en las áreas que benefician a los países
desarrollados, como en el caso de la propiedad intelectual, el tratamiento a las
inversiones privadas directas y la desregulación de los mercados financieros. En
cambio, se limita la globalización a través de restricciones a las migraciones de
personas o al comercio de bienes provenientes de los países en desarrollo.
(1998:162) 
Para Bouzas y FfrenchDavis (1998:126): la globalización es intensa pero parcial,
heterogénea y desequilibrada. Consideran que el fenómeno de la globalización
hace referencia a la expansión de la actividad económica más allá de
las fronteras nacionales a través del movimiento de bienes, servicios y factores.
Como fenómeno de mercado, la globalización encuentra su impulso en el progreso
técnico y en la capacidad de éste para reducir el costo de mover bienes, servicios,
dinero, personas e información.
Wim Dierckxsens, demógrafo e investigador, se refiere a la globalización como la
“génesis de los Estados privados sin fronteras y sin ciudadanía”. (1998:77,105) 
Dierckxsens (1998:77): distingue dos grandes períodos que caracterizan el
proceso de globalización. El primero es de crecimiento sostenido debido al gran
impulso que recibieron los sectores productivos con una clara intervención del
Estado. En el segundo, las inversiones tienden a abandonar la esfera productiva,
al tiempo que adquieren carácter transnacional.
En este sentido, Dierckxsens (1998:80) considera que el proceso de globalización
es una guerra económica por el mercado mundial, que se realiza entre las
empresas transnacionales de la tríada: América del Norte, La Unión Europea
y Japón.
Dierckxsens (1998:105) sostiene que la lucha por la competencia y la persecución
de la ganancia saltan más que nunca a la vista como el verdadero motor de la
economía; por lo tanto, la exclusión económica y la pobreza acompañan a la
globalización. Además, Dierckxsens (1998:133) considera que a partir del proceso
de globalización se desarrollan relaciones, procesos y estructuras de apropiación
económica en el ámbito planetario, atravesando territorios y fronteras, naciones y
nacionalidades, que hacen subordinar el Estado Nación a nuevos poderes
económicos.
Con el propósito de lograr un mayor acercamiento a la raíz explicativa del
fenómeno de la globalización y de tratar de distinguir lo aparente de lo esencial, es
necesario presentar algunas de las principales características y contradicciones de
la globalización señaladas por los científicos sociales; en este sentido, a
continuación se presenta una selección de las reflexiones predominantes.

Fenómeno de la globalización
El fenómeno de la globalización, sus características y sus límites, no ha sido aun
satisfactoriamente definido. Podemos intentar, sin embargo, una descripción
aproximada. Se trata de un proceso de interconexión financiera, económica,
social, política y cultural, acelerado por la facilidad de las comunicaciones y
especialmente por la incorporación institucional de tecnologías de información y
comunicación. Este proceso se verifica en el contexto de una victoria política del
capitalismo y cuando en el orden cultural parecen eclipsarse las ideologías y
arrastrar en su caída a los grandes ideales.
El proceso en cuanto tal encierra un potencial considerable para fomentar el
bienestar económico y promover relaciones más humanas; induce cambios que,
por ahora, acrecientan la exclusión de regiones, comunidades y culturas enteras.
El estudio del fenómeno de la globalización sugiere, en orden a la Nueva
Evangelización, adoptar disposiciones pastorales en varios campos. Señalo
sucintamente tres áreas:

1. Trabajar más intensamente en la difusión y aplicación de la Doctrina


Social de la Iglesia, en procura de una sociedad basada en el trabajo libre, la
empresa y la participación, como se dice en la Encíclica centésimos annus. La
globalización, entendida como extensión victoriosa de cierta forma de capitalismo,
más que para la economía productora de bienes ha servido hasta ahora para
multiplicar la actividad y las especulaciones financieras dentro y fuera de las
Bolsas, que se han unificado mediante la informática para traficar 24 horas al día
con los valores de todos los países, No es extraño que los países de América
Latina no se beneficien del movimiento financiero internacional, porque no son
ellos los titulares de esas sumas que trajinan en las Bolsas siempre activas la
globalización. Se hace desear una profunda reforma del sistema financiero
mundial y una revisión de la estructura de las organizaciones internacionales
existentes, para que las finanzas se pongan efectivamente al servicio del trabajo y
de la economía real. Estoy persuadido de que sin una reforma del sistema
financiero mundial no se hallará solución para el problema de la deuda externa,
que pesa ominosamente sobre muchos países. Las organizaciones a las que me
refiero son el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización
Mundial del Comercio. Como es sabido, el Fondo Monetario, señalado como
inspirador y vigía de los programas de ajuste que periódicamente asfixian a
nuestros pueblos, nació después de la segunda guerra mundial como resultado de
los acuerdos de Breton Woods. No faltan corrientes políticas y económicas, aun
en los Estados Unidos de Norteamérica, que postulan la necesidad de un nuevo
pacto de Breton Woods, para que la mencionada institución se democratice
efectivamente y cambie sus criterios ideológicos y operativos.
La aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia necesita de mediaciones
científicas y técnicas que son de competencia de los laicos. Las Universidades
Católicas y otras instituciones especializadas tendrían que abocarse a la
preparación de quienes en el ámbito de la economía, la política y los movimientos
sociales hagan presente a la Iglesia y a su mensaje allí donde se gestan las
nuevas vigencias culturales. Resulta patético constatar cómo de no pocas
Escuelas de Economía de nuestras Universidades Católicas continúan egresando
generaciones de Chicago boys o de Harvard boys, según la moda que impone la
dogmática económica vigente.

2. Es urgente un aporte en orden a re plasmar los fundamentos éticos de la


cultura, afectados por el secularismo y por los conatos, siempre renovados, de
abolir una ética basada en el orden natural y en el decálogo. Instituciones
internacionales y organizaciones no gubernamentales vinculadas a las Naciones
Unidas, que cuentan con ingentes recursos financieros, son las que impulsan la
difusión de antivalores que pugnan por imponerse como nuevos derechos. George
Steiner, un pensador que hace unos años sorprendió gratamente con su libro
Reales presencias, en un reportaje reciente se ha presentado como un humanista
desengañado, propugnando la búsqueda de un consenso para formular una ética
atea que mire al bien del hombre, porque según él las religiones han fracasado en
su propósito. Nuestros pueblos no son ajenos a la difusión de esta mentalidad,
que va aflorando incluso en decisiones legislativas que ponen en cuestión y riesgo
la genuina libertad y los derechos de la familia. La dignidad de la persona y el
valor de la vida han de ser reivindicados con claridad y fortaleza. La ley natural,
expresada en el decálogo, y el Sermón de la Montaña son el fundamento
insoslayable de una cultura verdaderamente humana y cristiana, según
corresponde a la índole de los pueblos latinoamericanos.

3. Por último, aquello que es lo principal. Insistir en la dimensión propiamente


religiosa de la Evangelización. Ecclesia in américa dice que a causa de la
imposición arbitraria de nuevas escalas de valores se hace difícil mantener una
adhesión viva a los valores del Evangelio. La Nueva Evangelización debe
comenzar por el reconocimiento y el tratamiento de algunos problemas crónicos
del catolicismo latinoamericano. Por ejemplo: la enorme brecha entre el número de
bautizados y el de aquellos que viven la fe y se nutren de los sacramentos; la
decadencia y corrupción de las costumbres, que se extiende como un hecho social
y lleva en su caso extremo a la confusión del bien y del mal; las tendencias
sincretistas y las desviaciones supersticiosas que desfiguran y menoscaban la
piedad popular, siempre necesitada de una más profunda evangelización; la crisis
de la familia y la pérdida del auténtico sentido humano de la sexualidad; la
insuficiente preparación del laicado en orden a su participación en la vida política y
económica de nuestras naciones, participación que reclama como fuente la
renovación e instauración de una inteligencia católica. Sólo el fortalecimiento de la
identidad católica de los pueblos de América Latina, que es obra de la verdad y de
la gracia y la vivencia de la comunión que se funda en ellas, les permitirá superar
felizmente los desafíos de la globalización.

La globalización surge con las primeras civilizaciones humanas


En primer lugar, algunos autores retraen el origen de la globalización hasta los
albores de la civilización. Partiendo de la idea de que la globalización es una
“conectividad compleja” (Tomlinson, 1999), una de las definiciones de
globalización con límites más imprecisos, se pueden rastrear sus orígenes hace
miles de años. Uno de los teóricos actuales más prolíficos sobre la globalización,
Jan Nederveen Pieterse (2012), sitúa sus inicios en el 2000 o 3000 a.C. Este tipo
de teorías suele poner el énfasis en la capacidad de intercambiar bienes e
información que siempre ha acompañado a los seres humanos. Así, se están
publicando historias de la humanidad que recogen el papel de las redes de
intercambio comercial y de información en la configuración del mundo actual
(Bernstein, 2010; McNeil y McNeil, 2010).
INTRODUCCIÓN

Desde que nacemos ya tenemos una Identidad Nacional, pero esta se forma y moldea de
manera continua con el paso del tiempo, descubriendo coincidencias y discrepancias.
Se desarrolla de la manera en que el ser humano interactúa y socializa con otros
semejantes, a partir de creencias, aspiraciones, intereses, costumbres, valores, cultura,
etc. Es la más compleja de las manifestaciones. Además es el resultado del proceso
histórico en la cual una sociedad participa.

Hoy en día la Identidad Nacional busca luchar contra el avance de la globalización en pos
de establecer de modo firme su carácter de único y peculiar.
Es por ello que abordaremos el tema de Identidad Nacional y las causas que
menoscaban su significado.
LA IDENTIDAD NACIONAL EN TIEMPOS DE GLOBALIZACION

En la actualidad, el mundo es diferente, está en constante cambio, y los eventos


que ocurren cotidianamente, en nuestro país, están relacionados con situaciones
que se presentan en otros lugares del planeta. La globalización tiene
responsabilidad en este fenómeno, ya que no sólo abarca aspectos económicos,
sino, también, políticos, sociales y hasta culturales; los cuales forman parte de lo
que ocurre en la realidad; pero cada vez con mayor intensidad y alcance. Los
cambios observados en el transcurso de los últimos años, con los avances
tecnológicos, el incremento de las relaciones comerciales, los movimientos
migratorios y las transformaciones político-económicas, han provocado no sólo
una mayor integración global, sino una relativa interdependencia que alcanza,
prácticamente, todos los aspectos de la vida social: la economía, la política, la
ecología, la comunicación, la cultura e, incluso, el fenómeno identitario.
La globalización acentúa los procesos de cambio social, fenómeno mediante el
cual los medios de comunicación masiva, tales como la televisión por cable,
satélite, Internet y otros, juegan un importante papel en el intercambio de
información y flujo de ideas, conocimientos, valores y, por consiguiente, el entorno
cultural se transforma aceleradamente. Desde este punto de vista, a éstos “…se
les responsabiliza de promover estereotipos errados de las condiciones de joven,
inducir valores y prácticas foráneas que dificultan el desarrollo de las identidades,
promover prácticas consumistas, egoístas, masificadoras y superficiales…” (Garro,
2002, p. 27). Por tanto, la influencia de los medios de comunicación debe verse
como un eje problematizador en la construcción de las identidades nacionales y no
solamente de aquellas posiciones que tienden a responsabilizarlos “…de
homogenizar las mentalidades de sus audiencias al ofrecer a todos los individuos
los mismos contenidos” (Garro, 2002, p. 27). Al respecto, Buckingham, citado por
Garro, señala que “…existen pocos intentos de investigar la forma en que, por
ejemplo, los jóvenes, usan los medios y los significados y valores que derivan de
ello. Más bien se interpreta que en dicha relación estos son víctimas pasivas e
independientes de los efectos negativos de los medios de comunicación” (p. 27).
Desde esta perspectiva, observamos que nuestro país se integra cada vez más
dentro del contexto mundial de la interdependencia, con la intensificación de
relaciones más abiertas y activas con la comunidad internacional. Este proceso le
da mayor vigencia a la necesidad de analizar tal fenómeno desde una óptica
valorativa, con base en los nuevos vínculos con otros países y culturas. Asimismo,
se da una relación, de manera más estrecha, con las exigencias de una sociedad

Para algunos sectores sociales, el fenómeno de la globalización cultural incide en


la denominada crisis de identidad, ya que han sido adoptadas actitudes y
conductas ajenas, por influencia de la industria cultural2 y de los medios de
comunicación. Abarca (2001) afirma que “… durante las últimas décadas, gran
parte de la sociedad costarricense, se encuentra sometida a un acelerado proceso
de deformación de sus hábitos, costumbres y actitudes” (p. 9). Desde este punto
de vista, la globalización se presenta como un proceso unificador al interior de las
naciones. No obstante, Leandro (2002) plantea que la realidad ha reflejado una
serie de contradicciones al interior de los Estados Nacionales, lo cual ha
propiciado prácticas discriminatorias hacia ciertos grupos marginados de la
sociedad, y considera que …a pesar de que el discurso de la globalización se
presenta como unificador (de economías, mercados, fronteras, entre otros), en la
realidad suceden situaciones bastante distintas, los procesos de xenofobia y de
discriminación social en general se agudizan y cada vez se convierte más en un
mundo polarizado donde sólo existen los excluidos y los incluidos, aunque ambos
lugares sean, y quizá esto resulte paradójico, globalizados. (p. 52) El discurso de
la homogenización cultural, basado en principios tales como el individualismo y el
consumismo, encuentra en la población joven uno de los sectores más receptivos
a las nuevas ideas. Pero los intercambios que se dan por medio del proceso de
interacción social, no necesariamente deben verse a la luz de una relación pasiva;
esto por cuanto se considera que la juventud participa y aporta en esa relación,
gracias al proceso de socialización. Entonces, si bien es cierto que, dentro de la
contextualización histórica del surgimiento de la globalización, lo económico es
importante, ésta no es la única variable que debe tomarse en cuenta, pues existen
otros elementos importantes como lo social, lo político y lo cultural que inciden en
la construcción de los procesos identitarios. Ante esta situación histórica, que nos
muestra una integración, es necesario analizar la posición del joven en toda esta
maraña de cambios, ya que si se quiere determinar los retos del educador en el
contexto de la globalización, se debe tener claro el mundo y los problemas que
enfrenta la juventud
Cultura,
educación y
juventud
A través de la historia, la educación ha jugado un rol conservador en la
conformación de una identidad nacional, en el marco del discurso ideológico
esencialista, hegemónico y reproductor de ciertas normas, y ciertos ritos y valores
de carácter nacionalista. Pero, según Denis (1995), el aspecto formativo no sólo
debe enfocarse en el resguardo de ciertos valores sociales, sino que “…el mismo
proceso educativo debería ser lo suficientemente flexible y dinámico como para
aceptar la realidad cambiante del sistema valorativo de la sociedad o de cada
grupo humano” (p. 3). Por consiguiente, primero hay que comprender el entorno
sociocultural en que vivimos y, luego, propiciar alternativas hacia la formación de
personas humanistas, respetuosas del ambiente, y tolerantes de las prácticas
culturales de otros grupos humanos y del ambiente en que vive y convive
cotidianamente. Es claro que los procesos identitarios responden a un contexto
específico, en el que los individuos y los grupos comparten distintos espacios
sociales, por medio de su interacción comunicativa, sus comportamientos y los
símbolos culturales. Esos espacios son sitios de dominación y resistencia, de
conformismo y oposición, de subordinación o crítica; por eso se afirma que la
escuela “…es un sitio cultural y político que representa un espacio de contestación
y lucha entre grupos diferentes en el que se construyen y reconstruyen los
contenidos culturales y las relaciones sociales” (Denis, 1995, p. 5). Por ello, se
impone la necesidad de analizar en el aula los elementos valorativos que
subyacen en los comportamientos y significados de la juventud y que tienen
estrecha conexión con las prácticas culturales que incorporan en su cotidianidad.
Entonces, es necesario no sólo observar o caracterizar dichos cambios, sino,
también, reflexionar sobre la responsabilidad que tiene el maestro para practicar
una educación inclusiva, vivencial y respetuosa de la diversidad. En este sentido,
uno de los conceptos actuales de aula es el referido a aquel espacio donde se
construye una pluralidad de saberes con sentido y significado cultural.
Posiblemente, el mundo actual no es fácil de entender para la juventud. Esto por
cuanto los intereses económicos mundiales de una sociedad globalizada, quieren
a un joven absorto del mundo real, que tenga como prioridad el consumo y no la
creación. Ello plantea una visión subjetiva, estereotipada por las telenovelas, los
juegos de vídeo, la Internet; los cuales los convierten en un objetivo de mercado y
les ofrece sexo, violencia, drogas, modas, entre otras manifestaciones sociales,
para estar a tono con la época, haciéndoles creer que lo pasado es obsoleto.
Pero, para Achugar, citado por Rivera (1997), la construcción de las identidades
no es un tema de simple análisis, ya que por ejemplo “…el llevar una camiseta con
el logo de Guns N’ Roses, escuchar rock extranjero o, bien, comer hamburguesas
en Burger King, no quiere decir que no estén identificados con su país” (p. 8).
Entonces, no se puede medir la identidad nacional sólo con este tipo de
parámetro, lo que falta es comprender la dinámica del cambio social. El aula
constituye uno de los lugares más apropiados para reconocer la forma en que los
y las estudiantes, como seres pertenecientes a una comunidad, se identifican con
ella o no; pues ahí, tanto educandos como educadores, comparten no solamente
conocimientos, sino, además, valores y actitudes que forman parte de su
identidad. Asimismo, los jóvenes reciben diferentes aportes culturales que los
identifican y, a la vez, los
¿Causas de la Globalización?

Entre las causas del fenómeno y del proceso de la globalización cabe mencionar:
La nueva reestructuración geopolítica del mundo acontecido después del término
de la guerra fría; la aceleración de los ritmos de apertura económica y de
intercambios de mercancías, bienes y servicios; la liberalización de mercados de
capitales que conforman plazas financieras y Bolsas de Valores de todo el mundo;
y, la revolución de la información y la comunicación, que ha conectado el tiempo
real con el espacio tras la convergencia de tecnologías avanzadas.
La globalización es uno de los temas que más intensamente se debate en las
agendas políticas actuales.
Es un proceso muy antiguo, generado por múltiples causas, cuya discusión tiende
a fragmentarse debido a opiniones polarizadas según criterios políticos o
geográficos. Expertos aseguran que la globalización es un producto y resultado
del Capitalismo puesto, que este mismo es un orden social y económico que
deriva del usufructo de la propiedad privada sobre el capital como herramienta de
producción, que se encuentra mayormente constituido por relaciones
empresariales vinculadas a las actividades de inversión y obtención de beneficios,
así como de relaciones laborales tanto autónomas como asalariadas subordinadas
a fines mercantiles.

1.- En busca de un crecimiento económico; donde hay naciones que necesitan ya


sea insumos, materia prima, fuerza de trabajo, etc. Diferentes factores que en su
país no los encuentran y/o se consumen pero a un precio mayor. Con la
globalización se pueden obtener diferentes cosas que se necesitan, como bien

puede ser la tecnología.


2.- Por intereses capitalistas. Aquí encuentran facilidades para importar diferentes
bienes y venderlos en el interior a precios grandes con lo que se enriquecen más.
3.- El motivo Real (Que dicen) es para poder generar un desarrollo y crecimiento
¿Consecuencias de la para
en la mayoría de las naciones, Globalización?
con esto disminuir la pobreza extrema y tener
así

El proceso y fenómeno de la globalización reviste las consecuencias siguientes:


Segmentación, diferenciación y marginación de personas, grupos sociales,
actividades, regiones y países. Los estados democráticos pierden la capacidad de
control de los flujos de información y de comunicación horizontal entre los
ciudadanos, con la aparición de la Internet. La globalización del crimen
organizado, el tráfico de drogas y de armas, la prostitución, la globalización de la
tecnología, el blanqueo de dinero, la agresión violenta y que se conectan a través
de la Internet constituyen una amenaza seria para los Estados-nación.
Los estados emergentes pierden poder anterior, autonomía, soberanía, capacidad
para decidir por sí solos la solución de sus problemas. Surgimiento de tendencias
deshumanizadoras, elitistas, centralistas, discriminatorias, marginadoras,
empobrecedoras y de exclusión social. Desarrollo del mercado como juez y parte.
Especulación y «blanqueo» como fuentes de máximo lucro. Superconcentración
de ingresos y de riqueza en pocas manos, haciendo a los ricos cada vez más ricos
y a los pobres cada vez más pobres. Creciente pérdida de la capacidad de compra
de la población en los países lentos. Degradación de condiciones de trabajo y del
medio ambiente. Incremento de la economía informal, economía criminal y del
capital especulativo. Creciente poder de las empresas multinacionales y de los
medios de comunicación social. Fragmentación y debilitamiento de las
organizaciones populares y sindicales. Incremento incesante de la migración
social y la urbanización. Aparición y desarrollo de una cultura uniformizada,
alienada y empobrecida en valores. Fragmentación de los procesos productivos,
de los mercados de trabajo, de las entidades políticas y de las sociedades.
Disolución de la resistencia a la explotación que imprime el sistema capitalista. El
ascenso de un poder político global en la estructura de autoridad de los Estados
del mundo. Aparición y desarrollo del Grupo de los 7 países (Estados Unidos,
Canadá, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón) como instancia suprema
de resolución de las contradicciones entre las grandes potencias dominantes, y el
consiguiente dominio político y económico de estos países sobre el resto del
mundo.

Económicas y Laborales:
 
a) Productores Locales, PYMES, y Trabajadores No Especializados: 
 - Se enfrentan a una competencia injusta. 
 - Desaparición de productores locales y PYMES no competitivas. 
 - Pérdida de empleos a niveles locales. 

 b) Empresas Transnacionales y Grupos Financieros Globales: 


 - Migración hacia países de mayor conveniencia. 
 - Sus ingresos superan al PIB de algunas naciones. 
 - Pueden afectar el comportamiento de mercados mundiales. 
 - Monopolios.

c) Países: 
 - Aumento de importaciones. 
 - Mayor desempleo. 
 - Fuga de capitales, “talentos” y personal especializado.
 - Disminución del PIB.
 - Incremento de la deuda pública. 
 - Aumenta la diferencia entre países ricos y pobres. 
2) Tecnológicas: 
 - Competencia injusta entre tecnología local y la de otros países. Las mejores se
imponen y desaparecen las otras, lo cual puede conllevar a monopolios. 

3) Sociales y Culturales: 
 - Surgen movimientos radicales (a favor y en contra). 
 - Se aceleran los procesos de transculturización. Conflictos entre las
concepciones de cultura nacional vs. cultura mundial. 
 - Nueva brecha social diferenciadora por conocimientos, acceso y uso de la
tecnología, que exige a los ciudadanos ciertos niveles de preparación académica.
Más inequidades entre ricos y pobres. 
 - Posible sobrevaloración de lo material sobre lo social y moral (pérdida de
valores de la Post-modernidad). 

4) Políticas: 
 - Magistralmente Stiglitz, El Malestar en la Globalización, señala que en la
globalización hay Estado (BM, FMI, OMC), pero no hay gobierno. Falas en las
políticas del FMI. 
 - La complejidad de cambios económicos y tecnológicos no es cónsona con la
capacidad de respuesta de los Gobiernos Nacionales. 
 - Pérdida de poder y soberanía del Estado-Nación. Decadencia del Estado de
Bienestar. 
 - Exigencia de políticas complejas (regulaciones, propiedad, condiciones
laborales, etc.). La política y las legislaciones están atrasadas con respecto a la
globalización. 
 - Pérdida de poder de ciudadanos, ante fallas institucionales. 
 - Estas condiciones (incluyendo las económicas y tecnológicas),le han
proporcionado condiciones favorables a grupos terroristas y a otros ilegales. 
LA ALIENACIÓN COMO CONSECUENCIA DE LA GLOBALIZACIÓN

¿Qué es Alienación?:
Como alienación se denomina el proceso mediante el cual un individuo se
convierte en alguien ajeno a sí mismo, que se extraña, que ha perdido el control
sobre sí.

En este sentido, la alienación es un proceso de trasformación de conciencia que


se puede dar tanto en una persona como en una colectividad. Como producto de
la alienación, las personas se comportan de manera contraria a aquello que se
esperaba de ellas por su condición o su naturaleza.

De allí que alienación sea también sinónimo de enajenación, que significa estar


fuera de sí, perder el control de sí mismo.

La palabra, como tal, proviene del latín alienatĭo, alienatiōnis, que significa ‘acción


y efecto de alienar’.

Alienación en Filosofía
Hegel designaba como alienación el extrañamiento o distanciamiento del sujeto en
relación consigo mismo. 

Ludwig Feuerbach, por su parte, utilizaba el concepto de la alienación para


explicar el fenómeno religioso en el cual el ser humano renuncia a su propia
favor de laen
naturaleza de un ser en el cual reconoce a Dios.
 

Alienación según Karl Marx


Marx interpreta el concepto de alienación como la relación de explotación propia
del sistema capitalista en la cual el trabajador no es considerado como persona en
sí, sino en función de su valor económico, como mano de obra para la
multiplicación del capital, es decir, el trabajador no representa sino determinada
cantidad de dinero.
Alienación en Psicología
Para la Psicología, la alienación es un estado mental que se caracteriza por la
pérdida del sentimiento de la propia identidad. Es decir, la alienación supone la
pérdida de la autoconsciencia, de la capacidad del individuo para reconocerse a sí
mismo en el mundo.

LA ALIENACIÓN
EN EL PERÚ
En el Perú el crecimiento económico ha acarreado que las personas estén cada
vez más al tanto de las últimas innovaciones tecnológicas. Se ha convertido en
una forma de ver el estatus de una persona. Esto ha degenerado en que muchas
veces personas con bajos recursos económicos opten por adquirir tecnología
sacrificando necesidades más básicas como el de una alimentación correcta
inclusive la adecuada atención médica.

SOLUCIONES PARA LA GLOBALIZACION EN EL PERU

1.
BIBLIOGRAFIA

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