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Estudiante:

Carlos Izquierdo Villacres Izquierdo

Carrera:

Diseño Gráfico

Curso:

3D

Asignatura:

Semiótica
Ferdinand de Saussure

(Ginebra, 1857 - 1913) Lingüista suizo. Estudió


sánscrito en Leipzig, bajo el influjo de la escuela de
neogramáticos, que pretendía renovar los
métodos del estudio de la gramática comparada.
En 1879 publicó con éxito una Memoria sobre el
sistema primitivo de las vocales en las lenguas
indoeuropeas, y un año después leyó su tesis
doctoral, Sobre el empleo del genitivo absoluto en
sánscrito (1880), a partir de lo cual fue nombrado
profesor de gramática comparada en la École des
Hauts Études de París, y participó activamente en
los trabajos de la Sociedad lingüística.

En 1891 regresó a Ginebra, donde fue profesor de sánscrito y, entre 1907 y 1910, de
gramática comparada y de lingüística general. Fueron sus discípulos C. Bally y A.
Séchehaye quienes publicaron su Curso de lingüística general (1916), una síntesis de
sus tres últimos años como profesor extraída a partir de los apuntes de clase.

A pesar de que la repercusión de dicha obra no fue inmediata, sí resultó decisiva para el
desarrollo de la lingüística en el siglo XX. A sus lecciones se deben una serie de
distinciones fundamentales, tales como la de lengua (sistema ideal y social) y habla
(realización concreta, individual), pero sobre todo su definición de signo como entidad
psíquica formada por un significante y un significado, los cuales serían inseparables.

En efecto, la relación de significación debe pensarse a partir de una teoría del valor, es
decir, que la posibilidad de remitir a algo fuera del lenguaje dependerá del sistema total
de la lengua y de la relación formal de los términos entre sí. Esta idea está en la base del
estructuralismo, teoría lingüística que conoció un gran auge en Francia durante las
décadas de 1950 y 1960.
Charles Sanders Peirce

(Cambridge, Massachusetts, 1839 - 1914) En la


medida en que el punto de partida de Charles
Sanders Peirce es el proceso de construcción del
conocimiento a partir de nuestro esquema
perceptual de registro del mundo, su propuesta
semiótica ofrece otro tipo de categorías de signo.

En primer lugar, el signo es aquello que toma el


lugar del objeto, es decir, de una fracción de la
realidad percibida. El autor usa la analogía del
“embajador”, es decir, el signo es el representante
de la realidad que está afuera de sí mismo.

En segundo lugar, al subrayar la relevancia de la relación entre el signo y la realidad


representada, más que pensar en el signo como una entidad estática, Peirce propone
comprenderlo como un proceso al que llama semiosis en donde el signo es el
catalizador. El proceso de significación se imagina entonces como una espiral en donde
se identifican tres niveles.

En la primeridad el signo es sólo un atisbo de la realidad. Se trata de un nivel sensorial


en donde lo que se reconoce es una calidad. En la segundidad esa calidad se reconoce
como una cualidad, es decir, como algo que ya se ha percibido antes y que pertenece a
un grupo.
Umberto Eco

(Alessandria, Piamonte, 1932 - Milán, 2016)


Semiólogo y escritor italiano. Se doctoró en
filosofía en la Universidad de Turín, con L.
Pareyson. Su tesis versó sobre El problema
estético en Santo Tomás (1956), y su interés por
la filosofía de Santo Tomás de Aquino y la cultura
medieval se haría más o menos presente en toda
su obra, hasta emerger de manera explícita en su
novela El nombre de la rosa (1980). Desde 1971
ejerció su labor docente en la Universidad de
Bolonia, donde ostentó la cátedra de Semiótica.

Se pueden definir dos presupuestos clave en la amplia producción del autor: en primer
lugar, el convencimiento de que todo concepto filosófico, toda expresión artística y toda
manifestación cultural, de cualquier tipo que sean, deben situarse en su ámbito
histórico; y en segundo lugar, la necesidad de un método de análisis único, basado en la
teoría semiótica, que permita interpretar cualquier fenómeno cultural como un acto de
comunicación regido por códigos y, por lo tanto, al margen de cualquier interpretación
idealista o metafísica.

Teniendo en cuenta este planteamiento, se puede comprender el porqué de la variedad


de los aspectos analizados por Umberto Eco, que abarcan desde la producción artística
de vanguardia, como en Obra abierta (1962), hasta la cultura de masas, como
en Apocalípticos e integrados (1964) o en El superhombre de masas (1976). A la
sistematización de la teoría semiótica dedicó, sobre todo, el Tratado de semiótica
general (1975), publicado casi al mismo tiempo en Estados Unidos con el título de A
Theory of Semiotics, obra en la que el autor elaboró una teoría de los códigos y una
tipología de los modos de producción sígnica.

Durante los años del auge del estructuralismo, Umberto Eco escribió, enfrentándose a
una concepción ontológica de la estructura de los fenómenos naturales y culturales, La
estructura ausente (1968), que alcanzaría su óptima continuación en Lector in
fabula (1979). En esta última obra, efectivamente, se afirma que la comprensión y el
análisis de un texto dependen de la cooperación interpretativa entre el autor y el lector,
y no de la preparación y de la determinación de unas estructuras subyacentes, fijadas
de una vez por todas.
Bibliografía

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/saussure.htm
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/e/eco.htm
https://www.anahuac.mx/mexico/files/investigacion/2013/may-jun/12.pdf

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