PEC 1. Barreras escolares y componentes afectivos y motivacionales.
Por lo que se percibe en la descripción de este caso, la maestra, no es
consciente de la importancia que los aspectos afectivos relacionales y motivacionales tienen para el aprendizaje de los contenidos escolares. Percibiendo a la clase como un grupo único y no como una individualidad grupal. Denotando una apatía a la hora de trabajar con sus alumnos, pudiéndose entrever un miedo personal de salir de su “zona de confort”, o falta de confianza para realizar su trabajo. Para salir de esa “zona de confort”, se debería trabajar el autoconcepto, la autoestima, la motivación, las emociones, el interés por realizar las actividades y por enfrentarse a nuevos aprendizajes, a través de trabajos cooperativos, juegos grupales, etc… Cuando se educa, debemos conocer también a los alumnos, sus características, gustos, entorno en el que se desenvuelven, etc… fomentando las relaciones en clase, ayudando a los alumnos a conocerse, aceptarse, ayudarse y respetarse, favoreciendo la empatía o la colaboración entre iguales. Algo que no se debe hacer es dejarse influenciar por otro, teniendo una imagen preconcebida de los alumnos con los que va a trabajar, provocando una situación de exclusión y baja motivación, produciéndose una falta de integración. Dejando de lado el aprendizaje cooperativo, el cual propicia las relaciones sociales y afectivas. Como se menciona en el material didáctico, el autoconcepto, la autoestima, las atribuciones, las expectativas, las representaciones y la motivación, son conceptos clave a tener en cuenta en todo proceso de enseñanza-aprendizaje. Ser capaz de identificar el estado inicial de los alumnos y ajustar las ayudas necesarias y los ritmos de aprendizaje, a través del desarrollo de competencias y de las capacidades de los alumnos, siendo los alumnos con la guía de la maestra los protagonistas de su aprendizaje y desarrollo, teniendo una visión constructivista, en la que los alumnos van construyendo los diferentes aprendizajes. Así mismo se fomentaría el trabajo cooperativo, el cual favorece multitud de competencias y valores relacionados con los aspectos afectivos, motivacionales y relacionales que tan importantes son para el aprendizaje significativo, desarrollándose la confianza en sí mismo, la reflexión, la empatía, la amistad y el autoconocimiento, entre otros. Se puede determinar que el alumno actúa por motivación extrínseca, es decir, no ha desarrollado una motivación intrínseca la cual permite una actitud positiva hacia el proceso educativo donde el alumno muestra que tiene iniciativa para buscar la solución a los problemas a través de la autoformación, generando bienestar emocional. Para que se dé la atribución del sentido en el aprendizaje es importante que se dedique un tiempo a construir una representación compartida de la situación con los alumnos para ayudar a incrementar su sentimiento de autonomía y responsabilidad ante el aprendizaje, que la tarea y el contenido generen cierto interés en los alumnos, implicándoles de manera activa y con cierta autonomía en todo el proceso de aprendizaje y dando cabida a los diferentes puntos de partida en relación a sus competencias, necesidades e intereses de los alumnos y que se sienta lo bastante competente como para abordar con ciertas garantías de éxito este reto que supone aprender. El concepto de engagement comprende las relaciones significativas entre el interés, la atención, la concentración y el disfrute. Como puede ser evidente las propuestas que favorezcan el trabajo cooperativo, el trabajo por proyectos, las discusiones en clase, los debates, los juegos, el uso de recursos tecnológicos, potencian los intereses de todos los alumnos, favoreciendo su inclusión ya que estas propuestas tan dinámicas ayudan a la participación incentivando la socialización del grupo e interactuando entre ellos. En definitiva, esta metodología y otras como el trabajo por proyectos de trabajo, la gamificación, los debates, suponen un aumento de la motivación y participación de todo el alumnado. Por tanto, podemos usarlo como estrategia y herramienta útil y eficaz para tratar de favorecer la inclusión y, por tanto, eliminar las barreras y mejorar la calidad educativa de todos los alumnos y alumnas. Según Ruiz, P. M. (2010) “si no se da una correcta relación maestro-alumno puede causar un bloqueo que impide el procesamiento de todas las nuevas informaciones que se les suministra”. El binomio escuela-familia, es importantísima en la autoestima del propio alumno, repercutiendo mencionado binomio en el aula. Dicho de otro modo, integrar a la familia dentro del proceso de aprendizaje de los alumnos es fundamental, conociendo la escuela la verdadera realidad que rodea a cada alumno. No podemos perder de vista que la familia forma parte de la escuela, la visión de la familia tiene que estar siempre presente en todas las decisiones, la escuela sin la familia no existe y cuanto más cerca estén familia y escuela, más cerca estaremos de un enfoque inclusivo.
Referencias bibliográficas:
Ruiz, P. M. (2010). El aprendizaje cooperativo y la importancia de los vínculos
socioafectivos creados en clase. Temas para la educación. Revista digital para profesionales de la enseñanza, 10(8), 1-8.
Gràcia, M, Sanlorien, P y Segués, Mª.T. (2016). Inclusión y procesos afectivos,
motivacionales y relacionales implicados en el aprendizaje escolar. Barcelona. Oberta UOC Publishing, SL.
Torrego, J. y Negro, A. (Coords.) (2012). Aprendizaje cooperativo en las aulas.
Fundamentos y recursos para su implantación. Madrid: Alianza Editorial.
Díaz-Aguado, M.J. (2003). Educación intercultural y aprendizaje cooperativo. Madrid: