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Entre las muchas comradicciones y aporías de la vanguardia

IV. y aquí nos limitaremos a esbozarlas en lo que nos aíccte direc­


tamente- está la ele una doble exigencia: ¡x>r una parte se persigue
La vanguardia figurativa un arte puro, fondado en sus propios medios y libre de todo deter­
minismo heterónomo, por la otra se alienta continuamente la in­
tención de un arte social comprometido y que sigue el e quema de
un paralelismo entre vanguardia e izquierda política. De este dua­
lismo básico deriva un segunelo, el que exige de un lado una espe­
El íenómeno del arte de vanguardia es uno de los más típiros rie de reducción de toda la realidad a una sola experiencia especí­
de la cultura contem¡xiránea y se presenta ¡x>r primera vez en nues• fica y de otro una corres¡xindencia entre todos los sectores artísticos
tro iglo anticipando y reílejando rasi todos los aspecLOs, las crisis y de éstos con la «vida», hasta tal punto que la vanguardia se
y las contradicciones. En una primera aproximación, el término convierte en una actitud global, en una ideología. Ahora bien,
vanguardia, que deriva del lenguaje militar, denota la acción de un puesto que la ,·anguardia anticipa los sucesos, las ideas, las tomas
grupo o movimiento arúst.ico que experimenta formas y temas con de postura, no siempre puede asignarse a un momento histórico
anticipación respecto a la producción normal, al código en uso. A determinado. En realidad, se desarrolla antes y después de la pri­
este primer significado pueden ai1adirse una serie de connotaciones mera guerra mundial, a veces mostrándose füerLemente vinculada
como las de «activismo, antibelicismo y nihilismo, belicismo y ÍU· a ella, a veces absolutamente independiente. Y la lista de sus am­
turismo, antipasadismo y modernismo, arte abstracto y arte puro. bigüedades, de sus incertidumbres, de sus errores, podría alargar­
Casi todos estos conceptos vienen a resumirse en la íórmula rentral se mucho porque en la vanguardia, como ya se ha dicho, se en­
de la alienación para reílejarse en una u otra de sus \'ariames: social cuentran todos los componentes de la cultura contemporánea.
y económica, cultural y estilística, histórica y estética».' Como tal, pudo ignorar algunas de las maiüfestaciones de la rea­
El conjunto de estas connotaciones se aplica a toda la vanguar­ lidad moderna, pero ésta no puede de ningún modo ignorarla a
dia denominada histórica, que comprende desde el principio del ella. Valga como ejemplo el caso de la arquitectura, cuya evolución
siglo a la segunda guerra mundial y que evoca personajes que mi­ no puede explicarse sin una apelación decish-a al íenómeno de la
litaron en diversas arte..�, como Apollinaire, �lajakovskij, Tzara, vanguardia, al menos a la figurativa.
Picasso. Boccioni ojoyce. Pero, como se han estudiado íundamen­ Para poder orientarse en este campo magmático intentaremos
talmente desde un punto de vista literario, no bastan para cubrir una clasificación y descripción de los diversos <<ismos» que lo com­
la íenomcnología más amplia de la vanguardia f igurativa y arqui• ¡xinen, orientados también en un sentido de estructura y de Lipo­
tectónica que constituye el objeto ele nuestro examen. idea!; consideraremos también en el ámbito de la vanguardia los
movimientos del gusto y los grupos de obras y de artistas carentes
1 R. Poggioli. Tmnaddl'ar1LJ'm:a11&""rd111, ll '.\lulino, liolo11ia, 1962. p. 2:'>I. de un manifiesto programático explícito, es decir. del documento

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más característico de la vanguardia. En otras palabras, «construi­ la. escultura y la arquitectura por sus valores formales, por sus as­
remos» algunos movimientos importantes y signilicativos como si pectos puramente visuales.
fueran de las corrientes de ,·anguardia. Ad\·ertimos, además, que Fiedler ratifica el valor cognosciti,·o del arte reLOmando un con­
desarrollando nuestra reílexión en función del �Iovimiento �Io­ cepto kantiano, por el que las sensaciones sólo llegan al espíritu cuan­
derno de la arquitectura, intentaremos ftjarnos casi exclusivamen­ do éste consigue darles una forma, es decir que tomamos conciencia
te, hasta donde sea posible, en el aspecto lingüístico de las diversas de las sensaciones cuando las hemos u·aducido en configuraciones.
corrientes de vanguardia de las que nos ocuparemos. En lin, cuan­ Sin este acto forrnaúvo no podemos conocer la realidad y la natura­
do alguna de estas corrientes presenten en su ámbito un sect0r leza misma no puede tener una existencia independiente de nuestra
arquitectónico, éste intervendrá en el discurso que le corresponde, conciencia cognoscitiva. Así pues, al lado del conocimjemo que se
aunque al linal del capítulo se obtendrán algunas consideraciones obtiene mediante el lenguaje hablado y el método de la ciencia,
sobre el tema. especílico de la vanguardia arquitectónica. existe un conocimiento de la realidad a través de las formas visuales
del arte. De este punto fundamental se deduce que la naturaleza de
La pura visibilidad por sí no dice nada al arte: se conocerá a tra,·és de la obra mediado­
Ames de iniciar nuestra incursión en la vanguardia figurativa ra del artista. A este principio podemos aLribuir el distanciamiento
será útil una llamada a varias teorías crítico- estéLicas del XIX, a progresivo del arte y la naturaleza, el lin de todo objetivo mimético,
las que se referirán más o menos directamente muchas de las co­ actitud que encontraremos casi como una consta.me en las principa­
rrientes figurativas de nuestro siglo. Para recordar sólo las princi­ les corrientes de las vanguardias del siglo XX. En lugar de la imita­
pales, de la misma manera que el Eiefuhlung fue el soporte básico ción, se exige dt>l arte una función de orden y de darilicación, ca­
del Art Xouueau, del simbolismo, del futurismo, del expresionismo y racteríslicas que pueden ,·incularse a los atributos de precisión y
de algunas versiones del abstractismo (pen�emos en el informalis­ claridad propios de algunas corrientes de la vanguardia. Además, el
mo), la pura visibilidad o Sid1barknl es la teoría en que se basan o, carácter cognoscitivo y autónomo del arte (que es al tiempo forma y
mejor dicho, el método crítico-estético más adecuado para com­ contenjdo, no se expresa más que a sí mismo) se asocia a la función
prender las tendencias geométrico-construcLivas, como el cubismo, productiva de la actividad artística. El artista, escribe Fiedler, «no
el purismo, el neoplasticismo, el construcLivismo, etc. abandona su visión hasta que en todas sus partes no se ha convertido
Habiéndonos ocupado ya del Ei,!fiilrlungen el capítulo dedicado en una intuición clara de su propio espíritu, es decir, hasta que no
al ArtXouveau, aludiremos aquí a la teoría de la pura visibilidad. Se ha alcanzado una existencia. plena y necesaria. Este es el grado más
debe a Konrad Fiedler (1841-1895) quien, precedido por el musi­ alto con el que puede impulsar su conocimjemo productivo. Coinci­
cólogo Hanslick, que había combatido la música de imitación de den entonces la necesidad y una claridad perfecta)).' En otra parte
sonidos naturales, se propone estudiar las artes figuraLivas inde­
pendientemente de lo que representan, de sus «sujetos» históricos, 1
K. l'iNIIC"r-, Dtlgl"d�UlallroJKrrtlilrirf,J;11raJrva, rn R. Sa.h�ini., ú crillcaJ'artrmodnna, L:-t,ro,
narraLi,·os o literarios; en otras palabras, de considerarla pintura, flnn-ncid, 1919, p. 62.

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afirma: «El ane (...) tiene el gran cometido de contribuir a la virtud de la globalidad y la originalidad teórica de sus e critos ha
objetivación del mundo; éste es su único fin».• Los términos obje­ sido posible extraer posteriormente de ellos una metodología ade­
tivación. necesidad, claridad, función productiva y otros parecidos cuada para interpretar cualquier época artística, y la moderna
voh-erán a encontrarse, aunque quizá con otros significados e in­ en particular.
tenciones, tanto en las corrientes figuratiYas de tipo geométrico Tras este repaso a la pura Yisibilidad, en la que se desarrolla
como en las corriemes arquitectónicas paralelas del proLOrracio­ todo el trabajo moderno de los teóricos del arte, desde \\'olfílin
nalismo y del racionalismo. a Riegl, de Schmarsow a Panofsky, pa.�amos a reseñar las corrien­
Otro tema teórico de Fiedler encontró amplia correspondencia tes principales del arte moderno, desde las que penenecen por
en muchas poéticas de la vanguardia. epara lo «bello» del arte, derecho al campo de la vanguardia hasta las que se pueden con­
declarando no querer ocuparse de la estética sino de una Kwzsttheorie siderar sólo «idealmente». Y empezaremos precisamente por una
desarrollada a propósito, que no estu<lia el arte como un objeto de de estas últimas.
placer estético, sino como lenguaje al servicio del conocimiemo; así
pues, toda una serie de Yalores que anteriormente se identificaban El impresionismo
con la belleza, el equilibrio, la simetría, la decoración, los rasgos Como señala L. Vemuri, el impresionismo fue un momento
«agradables» de las obras, etcétera, decaen y se devalúan por com­ del gusto en la producción de algunos pintores, entre 1870 y 1880;
pleLO una \'ez admitido un arte indiferente al placer. El código aquí recordaremos sólo algún aspecto, especialmente por su inte­
académico, la propia estética psicológica y la cultura del Ei,ifiililung rés como primer movimientO hacia un arte autónomo. Efectiva­
se resquebrajan al poder ser también la obra de arte fea, según la mente, los pintores impresionistas como l\lonet, �Ianet, Sislcy,
acepción tradicional del gusto, sin perder con ello su validez arús­ Degas, Renoir -por citar sólo algunos- reaccionaron contra
tica. El paso del Art .\'011vea11 al expresionismo puede explicarse una pintura «histórica» y narrativa y propusieron un arte que se
también como la negación del hedonismo del]ugendstil y la exalla­ apoyara exclusivameme en eJ valor de la imagen, soslayando todo
ción de algo «desagradable» que fuese más expresivo y \'ital. EJ carácter literario. Una imagen no caracterizada ya por colores
concepto fiedleriano del valor relativo de la belleza y de su separa­ oscuros y pátinas doradas, no elaborada en el interior de los estu•
ción del arte es precursor, ademá del expresionismo, del imerés dios, sino recogida al aire libre, en contacto directo con la natu­
por el arte negro, la descomposición cubista, las asimetrías neo­ raleza, o por lo menos realizada como tal. Descomponiendo los
plásticas y, por el dinamismo espacial, de la nueva arquitectura. colores en pinceladas pequeñas muy próximas -influidos quizá
Bien entendido que Fiedler no llevó a cabo ninguna previsión por los estudios de óptica de Chevreul- intentaron traducir los
concreta, no tu,·o en cuenta ninguna experiencia de vanguardia colores en luces o, por lo menos, introducir en sus paisajes y figu·
porque su gusto se apoyaba en las líneas del clasicismo. Y sólo en ras eJ efecto del plein air. Según un crítico de la época, G. Riviere,
«tratar el tema a través de los tonos y no a través del tema mismo,
• K. FiNller, .lfarismi s•ll'tirt,, ii,,J., p. 106. esto es lo que distingue a los impresionistas de los otros pintores».

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Y esto pone el acento en la «técnica», entendida como búsqueda
expresiva, en el destierro casi total de los contenidos para afirmar
que un cuadro vale exclusivamente por sus aspectos formales.
marcando una revolución respecto del guslO precedente y, sobre
todo, preparando el camino, en nombre de la autonomía del arte,
a una relación renovada entre la naturaleza y el arte, entre el
artista y el objeto de su representación, que constituye la claYe
para entender el arte moderno o al menos la «evolución» de sus
principales corrientes.
La representación de la naturaleza, interpretada ya por los
impresionistas en términos de imagen luminosa, sufrirá con las
otras tendencias una transformación progresiva, hasta que cese
del todo con el arte abstracto; la obra de los pintores resultará
muy parecida a la de los arquitectos cuando quede liberada de
toda iníluencia de la naturaleza para concentrarse en los valores
cromáticos y compositivos, en la «lógica» interna del cuadro. Se­
guiremos con esta e,·olución ideal en nuestro discurso sobre la
vanguardia figurativa.
En el ámbito del gusto impresionista se mueve Paul Cézanne.
cuya obra pictórica ha considerado Persico como el equivalente de
la obra arquitectónica de Wright. Cézanne afronta los mismos
problemas lingüísticos que los impresionistas, pero, contrariamen­
te a la intención de captar una impresión efímera idea que ha­
bía conducido a algunos de aquéllos a realizar una pintura super­
ficial-, tiende a introducir en su arte el clasicismo. Los colores
pierden en transparencia y luminosidad, signos de la representa­
ción inmediata, pero su pintura se consolida en formas cerradas
y compactas. Cézanne necesita infinidad de sesiones para terminar
un retrato y sostiene, por otro lado, que todas las representaciones
de la realidad pueden reducirse a las formas del cubo, del cilindro,
del cono, de la esfera y de otras figuras sólidas semejantes. Esta

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acemuación de la geomelria puede encontrarse en algunos de sus
cuadros y parece cieno que es precisamenle este aspeclo el que
amicipa el cubismo. Los objelOs de las naluralezas muenas de
Cézanne presentan una caraeterística que será tipica del cubismo,
nuevamente como anticipación de esta tendencia.Efectivamente,
mientras que una representación gráfica o pietórica posee nor­
malmente un solo punlo de vista y un único punto de fuga de la
perspectiva, que condiciona toda la imagen, en muchas de las
obras de Cézanne cada objeto dispone de un esquema perspectivo
propio, de tal modo que la composición del conjunto resulta for­
mada por muchas parte autónomas, cada una de la cuales pare­
ce vivir en un espacio autónomo. Tal vez debe reconocerse en esle
pluralismo de enfoques el origen de la espacialidad antiperspecti,·a
que, partiendo del cubismo, llegó a iníluir en todo el concepto
contemporáneo del espacio.

El simbolismo
Entre las diversas corrientes postimprcsionistas de importancia
por sus relaciones con las artes aplicadas y con la arquitectura está
el movimiento simbolisla. En pintura, el simbolismo marca sobre
todo una separación aún más profunda con la naturaleza: un cua­
dro, sostiene el pintor �Iaurice Denis, antes de ser una represema­
ción cualquiera de objetos, es fundamcntalmemc una tela recubier­
ta de colores dispuestos con un determinado orden. Según los
teóricos del mo,·imiento, la nueva pimura habría sido expresión de
ideas traducidas en símbolos; habría tenido carácter sintético; ha­
bría sido subjeLiva, en cuanto que interprelación ideal de la reali­
dad; habría sido <<decorativa», puesto que este atribulo, según sus
imenciones, englobaría lOdos los demás. Esle programa, nacido de
la experiencia de los prerafaelistas ingleses, de la pintura de Gau­
llmu.ajr dt oln J.!11 impt't"l.iü11i,l.1.s ,on,u.adto� (lt- llot1e1. ll.11..·1. Rt11oir. St'Uf.31, Cl-u111lf'. guin, de la escuela de Pont-Aven, del grupo de los abís, etc., se

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corresponde casi al pie de la letra con la línea que el Art .Vouveau El expresionismo
difundirá bastantes años después en todos los sectores figurativos. El complejo íenómeno del expresionismo se ha expandido en
Los simbofütas dan lugar, además, a un notable interés por las t0das las direcciones dentro de la historia del arte contemporáneo,
artes aplicadas, aunque desde un pulllo de vista pictórico y con hasta tal pumo que puede decirse, por su indusividad, que toda
per�pectivas difcremes de las de l\lorris. Tradujeron sus ideas es­ experiencia de ,·anguardia desemboca en el expresionismo y, por
téticas, además de a la pintura, al grafismo, a las vidrieras, a los otra parte, que de él parten todas las con;entes del arte moderno.
muebles, a la escenografia y al vestido. Puede decirse que con Entendido como cominuación del ]ugmdstil y como encarnación
Toulousc-Lautrec, Bonnard y Vuillard nacen el cartel publicitario de la cultura popular alto-alemana, el expresionismo puede consi­
moderno y el graftSmo moderno en general, dentro del ámbito de derarse como el subjetivismo más absoluto y romántico; entendido
la revista Rtllllt Blancht, uno de los centros más activos de la ,·an­ como la prefiguración del racionalismo, representa uno de los prin­
guardia de finales de siglo en Francia. cipales presupuestos de la objetividad.
En una aproximación inicial y genérica podríamos decir que
Elfauvismo en la pintura del expresionista decae toda forma decorativa para
Elfauvismo, que surge sin un programa preciso de la confluen­ dar lugar a la «deformación» de los objetos representados, a rm de
cia del gusto de algunos pintores que expusieron en el Salón de «expresar» del modo más e,·idente los sentimientos de dolor y de
Otoi\o de 1905, fue un movimiento cuyo objetivo era lingüística­ angustia del artista. Los primeros pintores exprcsionistas conside­
mente la síntesis forma-color. En las obras de estos artistas estaban rados por la crítica son el holandés Van Gogh, el belga Ensor, el
proscritos el dibujo y los trazados lineales, resultando la imagen noruego �lunch; expresionistas de la generación sucesiva son el
de la yuxtaposición violenta de zonas de colores primarios. 1 o espa11ol Picas o, el francés Rouault, el austriaco Kokoscha, el ruso
pretendían ya la representación de los objetos inmersos en la luz Chagall, etc.; como puede verse, el expresionismo es un ícnómeno
solar, sino la de las imágenes más libres que resultaban de la su­ internacional. Sin embargo, es sobre todo en Alemania donde ad­
perposición de colores equivalente a dicha luz. Algunos pintores qujere su mayor valor cultural o, al menos, su mayor valor como
fueronfauves durante toda su vida (l\Iatisse, Derain, Duíy), otros tendencia de la ,·anguardia.
se adhirieron al movin1iento sólo por tiempo limitado, como Rou­ Uno <le los aspectos principales de los pintores de la Brücke,
ault y Braque. Este hecho, junto con la doble componente del grupo íundado en Dresde en 1905, es la negación del positivismo
fauvismo, por un lado un exacerbado sentido íorrnal y «decorati,·o» y del hedonismo, de ahí la intensa carga emocional que producen
y por otro la tendencia a la «deformación» morfológico-colorista. sus temas desconcertantes, por la deformación ele las figuras y por
convirtieron esta corriente, por así decirlo, en la célula madre de el uso de colores ásperos, tétricos, de pesadilla. Los pintores expre­
otros dos movimientos importantes, el expresionismo y el cubismo, sionistas, al igual que losjauvu, rechazan cualquier experiencia
que tendrán respectivameme en Rouault y Braque dos de sus me­ pictórica a priori, planteando la necesidad de un lenguaje figurati,·o
jores e�ponentes. que se renueve en cada obra, sólo condicionado por su agudización

H Is To R 1 /1 D t L /1 A RQ u I TE e Tu R A e o N TE M p o R Á N E A 223 224 RENATO DE FUSCO


expresiva. Para olde, lo que el artista perfecciona vale poco, sólo
aquello que él mismo descubre tiene valor y actúa de esLímulo en
el trabajo. Se diría así que los expresionistas rechazan la hisLOria:
sin embargo, proponen una actitud romántica, evocan un primi­
tivo espiritu popular alemán (Jólksgeisl), se interesan por el arte
africano, polinesio y exótico en general, lo que constituye otras
tantas demostraciones de que su búsqueda de lo «desconocido»,
lacerante y absoluto, no puede efectuarse fuera de todas las expe­
riencias precedentes de la historia y de la cultura. Por lo tamo, el
expresionismo no reniega de la historia, sino que afirma decidi­
damente el derecho a una elección libre y a una deformación
expresiva de los vocabularios precedentes, descomextualizándolos
de su cultura originaria. Ello implica ine,·itablemente el carácter
ecléctico de la tendencia que estudiamos, pero este eclecticismo
se diluye en el potente valor espiritual que reúne a aquellos pin­
tores, en la casi homogeneidad de sus técnicas pictóricas y de las
xilografías de sus dibujos, en su impulso a las asociaciones y al
proselitismo. :'-lo nos sorprende esta doble exigencia de la exalta­
ción de lo individual y de la apelación constante a lo colectivo, ni
la coexistencia de un momento contestatario y otro productivo.
En Kandinski, que militó en otro grupo expresionista, Der Blaue
Reiter, creado en 1911, están representados no pocos aspectos de
este doble espíritu del expresionismo, como, por ejemplo, la sub­
ordinación de la forma a la e:.piritualidad individual más expre­
siva, el absoluto psicologismo subjetivo y la exigencia de un len­
guaje nue,·o, objeLivo y constructivo, que él indica mediante una
semántica objetiva de los colores. Zevi afirma, refiriéndose al
expresionismo: «La Europa de la posguerra sentía la necesidad
ineluctable de descubrir representaciones de impulsos primigenios
hasta el paroxismo y aspiraba también a la construcción de un
orden real y objetivo, de una Sachlid1keil y, por consiguiente, de l'. Bf-hn·n� dr-pó..i1C.w d�· «"ª"'- Fr.t.h( fu11 19111. H. Poc-lzist, nMJlinu junio a Hn·Ja\ i.t
1908 1 pro ,Nto. Xilo�n1fl.J. dr L. L Kirrhnl'r. Oil,ujodr P. üdm.•n.,,_

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una disciplina figuraLi,•a►>-' Volveremos de nuevo sobre el expre­
sionismo posbélico cuando hablemos específicamente de la van­
guardia arquiLecLónica.

El cubismo
El nacimiento del cubismo suele adjudicarse al cuadro de Pi­
casso Les Demoiselles d'Avignon, de 1907, que representa un grupo de

(1--- figuras femeninas, cuyas cabezas recuerdan las máscaras negras y

--
polinesias, y pintado siguiendo planos geométricos. El nombre de
la corriente pro,·iene del crítico Vauxelles, que habló de «cubos»
al reseñar una exposición de Braque.
(' Como rasgo descriptivos del lenguaje cubista (insi timos sobre
, l estos aspectos formales porque son los que en mayor parte iníluye­

un ron en la producción arquitectónica) podemos señalar los siguienLes:


construcción de imágenes mediante una estructura geométrica;

§GRUPPf representación plástica de los objetos a través de los planos y las


facetas que constituyen su ,·olumen; multiplicidad e interpenetración
de las configuraciones que se producen al variar el punto de \'ista;
representación de la totalidad espacial del objeLo (exterior-interior,
planta-sección); simultaneidad de las visiones; fusión de la figura
con el fondo, en una reúcula geométrica dinámica; en una palabra,
una concepción renovada del espacio según la hipótesis espacio­
temporal, "erdadera o supuesta. También como característica in­
variante de este estilo debe señalarse que, aunque con el cubismo
se acemúa aquel alejamiento de la naturaleza que habíamos obser­
vado como una e�pecie de e,·olución irreversible en el arte moderno
hasta la segunda guerra mundial, estos pintores no abandonaron

•• nunca la apelación a la naturaleza, aunque fuera débil o deformada;

• 8. z�y¡� Pon,a, d�JJirrd1.1ldi11ra 11.npl,uti,a� Tamhurini. .\lilán. 1953, p. 22 1\T.nión cast.:


l'oiliro d, lo •rqui/,rturo fftoJ,lárlira, \'íc tor L<-ru. Bueno, Aire<, 19;9
l.. L l\.1rchnrr. nu.n1fw-i.10 drl «rupo .. Dw- Brtkkr• 1906 , OU-.b obra'.'i.

228 RENATO DE FUSCO


el cubismo no fue nunca un arte ab tracLO. Estos datos lingüísticos
presuponen otro prinC'ipio fundamemal muy estimado por los cu­
bistas: declaraban que querían pintar no Lamo aquello que veían,
sino aquello que sabían; actitud por la que se aproximan al carácter
cognosciti,·o de la pura visibilidad y a todas las influencias de la
ciencia moderna. Por otra parte, los cubistas se mostraban muy
reticentes a hablar de su pimura, que se desarrollaba sin esquemas
programáticos. Lo que no ha impedido a críticos. exégetas y «com­
pafieros de viaje» formular d i,·ersas teorías sobre la pintura cubista.
La disquisición más conocida se refiere a su relación con el pro­
blema de la cuarta dimen ión. Según algunos autores, lo pintores
cubistas habrían represemado la cuarta dimensión mediante la su­
perposición sobre una misma imagen de las figuras que resultan de
la observación de un objeto por diversos sitio ; el tiempo, la duración
de este recorrido ideal del artista alrededor del objeto, estaría sim­
bolizado en esta imagen compuesta y dinámica, creada intenciona­
damente para sugerir un continuo espacio-temporal; pensemos en
los retratos de Picasso en que la figura está reproducida al mismo
tiempo de frente y de perfil. Para explicar este recurso y sus otras
implicaciones, como la multiplicidad de las orientaciones y de los
puntos de fuga, se ha apelado a la modificación del concepto del
espacio llevada a cabo por Bergson, a la geometría no euclideana,
a la teoría de la relatividad, ele. Otros autores han refutado estas
comparaciones científicas, y con ellas la propia idea de una repre­
semación cuatridimensional. ,-\ nuestro juicio, ambas actitudes de­
ben rechazarse. En efecto, es tan simplista asociar literalmente las
aportaciones de la ciencia y del arte modernos, como equivocado
negar el valor de la cuarta dimensión de las artes figu rativas por no
ver en ella validez científica. En realidad, puesto que se trata de un
factor intencional de una poética y no de ilustrar un principio cien­
Cub1,mo \' r-W"url.1 dt- P;uh. momajt con (aric-a1u.ra dt' 4\pollm,urt"':) pm101;u
dt' �ludi141i.a11i, lit.ll)l.k", l'ii.a..
..-...), t'llll't" f'lb.!J ,...,, /k,..,,,11�,, F..tt,,.... tífico, la cuarta dimensión en un campo artístico vale en la medida

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de su resullado figurati\"O y de la inf luencia que haya producido en aun concordando con las analogías lingüísticas menóonadas, el paso
otros mo\'imientos y fenómenos arústicos. Tambil\n Giedion sufre de la corriente pict61·ica a la arquitectura no fue ni mucho menos
este equívoco, pero nos ofrece el mejor testimonio de cómo se en­ inmediato. En efecto, además de las otras numerosas experiencias
tendió el tema de la cuarta dimensión en el ámbito de la vanguardia que fueron necesarias para llegar a la arquitectura racional, la dis­
cuando escribe: «El cubismo rompe con la perspecti\'a del Renaci­ crepancia fundamental entre cubismo y racionali'ITT!o radica en que,
miento. Considera los objetos relativamente, es decir, desde varios mientras que la fuerza de la arquitectura racional está en su corres­
puntos de \"Ísta, ninguno de los cuales tiene predominio absoluto. pondencia precisa con un programa, la del cubismo está en el deseo
Al seccionar los objetos de esta manera, los ,·e simultáneamente por de ser reformador y constructi\"O a pesar del rechazo de todo com­
todos los lados, desde arriba y desde abajo, desde el interior y desde promiso programático; recordemos las célebres frases de Picasso:
el exterior. Gira en torno a los objetos y penetra en su interior. De «yo no buS<'o, encuentro» o «prohibido hablar con el operadon). Así
esta manera, a las tres dimensiones del Renacimiento, que se han pues, el cubismo es sólo uno de los componentes del racionali mo
mantenido durante tantos siglos como caracteres fundamentales, arquiLectónico, puesto que la com·ergencia entre pintura y arquitec­
añade una cuarta, el tiempo».• Es e\"idente que esta interpretación tura sólo se realizará plenamenLe con los movimientos que deri,·aron
de la cuarta dimensión implica el punto de '"ista arquitectónico, del cubismo y que Luvieron u11 programa diferente y más definido.
vincula directamente el cubismo con el racionalismo. Por su lado,
Zevi, al describir la nueva dimensión de los cubistas, señala otros El purismo
elementos de su ,·ocabulario que interesan a la arquitectura racional: El primero de los mo\"imiemos que derivaron del cubismo -no
«Sobresalen algunas características que ,·uclven a encontrarse en la en sentido cronológico ni por su importancia, y menos por su difu­
arquitectura moderna: planos que avanzan y retroceden, superficies sión, sino porque nace en el mismo ambiente de la escuela de París
que se cortan y que se interpeneu-an formando ángulos diversos; y sobre todo por una cierta semejanza de tema y de lenguaje fue
planos suspendidos en el espacio sin relación entre ellos (en el sen­ el purismo, surgido por obra de Oze1úant y de Le Corbusier con el
tido univoco, focal de la perspecti\'a) y, en fin, transparencia, formas manifiesLo Apres le Cubisme, redactado en 1918. En oposición a la
que aparecen unas detrás de las otras y cuyos efectos se superponen «apertura)) del movimiento de que derivan, los purislas se plantean
( ...). La insistencia cubista en la im·estigación espacial obligaba a una pimura absolutamente objeti,·a y al mismo tiempo implicada
los arquitectos a concebir en términos de ,·olumen -espacios defi­ en todos los aspeclos posibles de la moderna civilización mecánica;
nidos por planos- y no en términos de masa y de compacidad».• fue ejemplar en este sentido la revista ErpritXouuau, publicada des­
Podría deducirse de las citas que anteceden que el cubismo ha de 1920 hasta 1925. Sus cuadros, eludiendo lodos los signif icados
prefigurado todo el lenguaje de la arquitectura racional. En realidad, referentes a contenidos, son composiciones objetivas de elementos
simples, que se emrelazan con el fondo en una imagen unitaria sin
• S. Girdion, !,�u,, lmij,o, archílrll•ra, cit., p. 423.
elemenlos sobresalientes. A pesar de la intención impersonal, el rigor
'B. ll!'\�i, lt'r.JO 11110rth1Ut/11n1or:ania1, l::in.audi, Tur-in, 1915. p. 22. geométrico, el trazado regulador, el purismo no rechaza el lirismo,

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que conlia a la propia elección de «objetos de reacción poética» Oo
elementales de la naturaleza, una piedra, un huevo, un caracol, y
los artificiales, los platos, los vasos, el habitual bric-ii-brac de las na­
turalezas muertas, que adquieren, sin embargo, el sentido congelado
y mecánico de los motores nuC\·os, inmóviles y brillantes que todada
no han enu·ado en rodaje). El purismo no fue un gran movimiento
pictórico, pero sancionó por primera vez y definitivamente la alian­
za entre el arte y la producción industrial, en el sentido de que el
espíritu mecánico no sólo entra en el dominio de las artes aplicadas,
sino que también sirve de guía a la pintura «pura», sostiene la forma
y se propone como su contenido. Pueden encontrarse otras particu­
laridades en e ta singular producción pictórica, en el límite entre lo
figurativo y lo abstracto, pero su signo más destacado es el hecho de
que en ella militó Le Corbusier, algunos de cuyos cuadros puristas
tienen la misma matriz morfológica de gran parte de su arquitectu­
ra, hasta el punto en que parecen plantas de edificios. El propio
autor lo confirma al escribir, refiriéndose a sí mismo:

«Le Corbu ier, en el período denominado purista, pima solamente


objetos banales, vasos, botellas, y no duda en contentarse con estos
soportes sencillos para intentar aprehender el fenómeno plástico.
Xo se da cuenta, por el momento, de que los cuadros de este período
representan una parte efectiva de la conquista de las formas actua­
les de la plástica arquitectónica. En 1925 el objetirn se ha cumpli­
do. La simultaneidad es completa entre las formas arquileccónica..s
surgidas con el hormigón armado y las de su pintura. El espíritu de
la forma da vida a su cuadros tanto como a su arquitectura y a �u
propia urbanística».'

'Ci1. en C. L. Ragghi.:mt� ú Corl,ru.u:r a Fin�,. «Catal01toddla m0<tra di L. C. a tiren:tt»,


1963. p. XX\'11.

HISTORIA Dt LA ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA 233


i es cierta nuestra tesis, por la que se debe a la vanguardia
figurativa la salida del protorracionalismo de la vía muerta del
clasicismo y su evolución hacia el racionalismo y las otras tenden­
cias arquitectónicas de los años veinte, es dificil dejar de ,•atorar la
importancia de cuanto afirma Le Corbusier que, siendo pintor,
e cultor y arquitecto, experimentó personalmente el empuje que
dio a la arquitectura la vanguardia figurativa.

El futurismo
El futurismo, contemporáneo al cubismo, fue el primer movi­
miento de vanguardia propiamente dicho, y encarnó todas las ca­
racterísticas de ésta: la ruptura con el pa ado, el maqumismo, el

IJJ
activismo, el belicismo, las actitudes provocadoras y profanadoras,
el fetichismo por el Z,eítgeisL que, independiemememe de la rnoder­

º'•(,
nolatria, proclama una posición anticipadora del espíritu del tiem­
po futuro, de ahí el afortunado nombre del movimiento. El futu­
rismo nace con el manifiesto de 1909, redactado por �Iarinetti y
publicado en el Figuro de París, que considera los aspectos genera­
les del movimiemo. Y sigue, en lo que concierne a las artes visuales,
con el .\lanifesto dei piitoríf11L11risti de 1910 y el de 1912, así como el
.\/anifeslo dell'archílecllurafuturúla de 1914, que es una reelaboración
de un documento anterior esc1·ito por Antonio Sant'Elia.
En pintura, el futurismo, partiendo del divisionismo, traduce
en formas plásticas y en colores chillones los ideales y los mitos de
la lucha total contra la tradición, del dinamismo, del mecanicismo,
de la simultaneidad, etcétera, que caracterizan todo el movimien­
to. Cualquiera que fue e la im•estigación de cada uno de los pin­
tores, todos (Boccioni, Carra, Russolo, Baila, Scverini) compar­
tieron La tendencia a reproducir de la manera más explícita el
sentido de la velocidad, mito de los mitos en su modernolatría.
JL Corbu,M"I'� c-tudrO\ dtl �r,odo purbta \ un d1buJ0.
U r:n.l... difulldido dt- los 1nodt.-Lus I h..uk·l. r-.'fientras que los cubistas descomponían geométricamente los

236 RENATO DE FUSCO


�lmuajt dt ..c:1OtUllltrllü,• fu1uti
..u.,.
objetos para reconstruirlos con una nueva vi ión espacial, que si
bien imaginada en cuatro dimensiones no arrancaba la imagen
de su condición estática, los futuristas intentaban reproducir una
imagen de la velocidad en acción, una especie de dinamograma
de colores, rico a su n:z en connotaciones simbólicas. Además de
esto, la pintura y la escultura fuwristas proscribieron cualquier
úpo de carácter contemplativo; necesitan el observador en el cen­
tro de la imagen, su participación psicofísica en el discurso plás­
tico, que, a su vez, es un enfrentamiento de Hneas de fuer.la. Como
se ve, los futuristas se remontan a la cultura del Eirifuhlu11g, de la
que t0maron directamente lo término .
La arquitectura futurista, latente en el manifiesto y en los su­
gestirns dibujos de Sant'Elia, traduce en formas e ideas arquitec­
tónicas las premisas generales del movimiento: rechazo de todos
los estilos tradicionales, destrucción del ambiente preexistente,
exaltación de la producción mecánica, nuevas ú pologías de edifi­
cación, arquitectura para las masas, empleo de nuevos materiales,
temporalidad y continua renovación de las construcciones, dina­
mismo de la forma arquitectónica producido por líneas de efectos
dinámicos y por el propio dinamismo que introducen en los edifi­
cios los ascensores en mo,·imiento, el metropolitano, los puentes
que apoyan en los gigantescos cimientos, la expansión de la arqui­
tectura hacia la urbanística, etc. A pesar de las repetidas proposi­
º
ciones antihistóricas de ant Elia («La arquitectura se separa de la
tradición; vuelve a comenzarse desde el principio a la fuerza»), el
valor de sus escritos y dibujos radica sobre todo en su historicidad.
Aunque anúcipaclas por otros muchos autores, las ideas de ant'Elia
adquieren una categoría y un carácter distintos, y también por la
propuesta formal como síntoma de la situación exasperante de es­
tancamiento cultural que caracterizaba el ambiente cultural ita­
liano, marginando a los mejores artistas con funestas consecuencias.

240 RENATO DE FUSCO


. ••,.. '"r "'-' ,�
........, .,,.......,
"'"a. o• .,,;,.--,. � .,u..iu
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,
En efeeto, miemras que en Bélgica, en los Estados Unidos, en In­ ••, .........., ...
, p• ,.

..,......,.,.,,,,
_.,,...,_ ., � tluf.,,1-­
glaterra, en Austria y en la Alemania prebélica las condiciones ..., ·""" Hfif..
,

socioeconómicas permiúan un tipo de experimentación arquitec­


tónica que más tarde o más temprano posibilitaba a los arquitectos
más avanzados para incidir sobre el cortjunto del ambiente profe­
sional, en la Alemania derrotada (con el expresionismo) y en la
Italia de antes y después de la guerra todo contribuía a relegar a
los mejores arquitectos a un área obligat0ria de disenlimiemo. En
otras palabras, queremos decir que entre las otras connotaciones
de la vanguardia está la de una auténtica condición de pobreza,
porque en las sociedades ricas se verifica el fenómeno del experi­
mentalismo y de la imegración profesional de los arquitectos, mien­
tras que en las otras sólo el radicalismo de la ,·anguardia sostiene
la cultura y el interés por la arquitectura. Pero la futurista, que en
otro lado hemos denominado como «una vanguardia verosímil»,•
presentaba síntomas evidentes de su próxima integración en un
sistema completamente distinto del liberal. En cualquier caso, si se
exceptúan algu nos valiosos profesionales que S<.' manifestaron du­
rante la fase del Arl Xouwau -que en Italia e llamó «florea!»-,
es precisamente con el futurismo de Sant'Elia cuando Italia entra
en la escena del �Iovimiento Moderno.

El dadaísmo
La evolución del futurismo se cruza con el estallido de la prime­
ra guerra mundial, que marca una división entre los movimientos
de vanguardia pre y postbélicos. La guerra no consiguió interrum­
pir el desarrollo vitalista de la vanguardia, pero comribuyó indu­
dablemente a transformar sus objetivos, a conferirle un nuevo tras­
fondo político, social y económico; recordemos las consecuencias

1 Cfr. nuc�tro articulo MI mi�mo título en •Contrnspazio�, ahril-m..t)-O 197 I� nic . .t-5.

HISTORIA Dt LA ARQUITECTURA CONTtMPORÁNEA 24,l


de la Revolución rusa y de las derrolas de Alemania y Austria.
Entretanto, mientras las naciones en que habían nacido el expre­
sionismo, el cubismo y el futurismo estaban en guerra, la vanguar­
dia se desarrolla en los países neutrales, Holanda y u iza. En esta
última se congregaron los exiliados políticos, muchos intelectuales
disidentes, todo Lipo de revolucionarios y una vasta tropa de artis­
tas de vanguardia.
En 1916, el poeta rumano Tri�tan Tzara, los escritores alemanes
H. Ball y R. Huelsenbeck y el pintor y escultor alsaciano Hans Arp
fundan el mo,·imiento dadaísta, cuyas primeras manifestaciones
tuvieron lugar en el cabaret Voltaire, de Zurich, que era al mismo
tiempo círculo literario, galería de exposiciones y sala de teatro. El
dadaísmo no afectó directamente a la arquitectura, pero su carác­
ter desmitificador, irónico y nihilista y sus actitudes más provoca­
doras, si cabe, que la� futurista�, desempel"íaron un importantísimo
papel en la evolución de la vanguardia internacional, encarnando
algunos de sus aspectos más úpicos. Así, miemras que en el plano
de los contenidos Dadá representó el momento más «negativo» de
la \'anguardia, rechazando aquella posición constructiva que mu­
chos otros movimientos acababan proponiendo, en el plano ling1fü­
tico confirió una mayor libertad y falta de prejuicios a las formas
de los cubistaS y futuristas; pensemos no sólo en las obras abstractas
de Arp, sino también en el ,\lm:.bilderde Kurt Schwitters, un artis­
ta que reunió en su obra las aportaciones dadaístas y las construc­
ti\'istas y que se ocupó también acti\'amente de la arquitecLUra.

El neoplasticismo
Sin salir de la primera guerra mundial, nace en Holanda en
1917 el movimiento neoplástico con la re,·ista De Stijl. Sus princi­
pales exponentes eran P. �Iondrian, T. Van Doesburg, el poeta Kok
ObjtlOi r 1m.i"ron <k:I nlffl 1mk'"nlochd...bia. y el arquitecto Oud; se adhirieron sucesivamente los arquitectos

244 RENATO DE FUSCO


Van't HofTy Rietveld, el pintor Van der Leck y el escultor Van­
tongerloo. El neoplasticismo entra ante todo en el núcleo del de­
nominado arte abstracto, en el que ese proceso al que hemos
aludido anteriormente del constante alejamiento de la naturaleza
se resuelve con la desaparición total de las referencias naturalistas,
en beneficio de las formas geométricas, orgánicas o de pura fan­
tasía. A esLe último tipo pertenece la primera obra obstracta, una
acuarela de Kandinsky de 1910, mientras que el abstractismo
geoméuico nace con la obra de otro art.ista ruso, l\lalevic, que
en 1913 pinta el famoso Cuadrado negro sobrefando blanco. Las mo­
Livacione del ab tracti mo son numerosas, pero pueden reducir­
se a dos con una buena aproximación: por un lado, reconociendo
a las formas y a los colores un potencial comunicativo propio, • ....�,,..,,.. ,.J ,... ffrt' "'b�, · 1. ir--.M
_,.... Hrtt .....im-�"" "f"'··"'._..,..,..1
lt,mlr-,:,-,, H.r- ...lw-(W'"'C<>:-0 -'"º•H'.,,W,•

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sobre el modelo de la música sinfónica, quiere «expresar» un ....14.f!I t..-e-'•., <Id,- ... ,r,r .. _..,.,..... ,�,
� -��"T:�!';....�·/,, ;.i ,! ��ó,,
contenido espiritual que prescinda de cualquier tipo de imitación "'' w__,.
-.,.1.,•..., ,., ..,,.... d,-n.,.4,:tf
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de la naturaleza (es el caso del expresionismo abstract0 de Ka.n­ �- :... ::"!�:.....,t.•·w4,


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� f""hr.,....,., ,,,.,.,,. ,. ,;.... � ....L-«..-.-.,J, ..�.-�--·�----

dinsky); por otra parte, se pretende poner en crisis el concepto ••·'• ••�"'"''' Jx1,¡ .,,..ü.,,-..,.,11,...,_ T.. ,
U l,f tl•titt"' - ll•- '-•• S'\. !.¡,f. ,,,e,,�
1 ,.,,.,.,., ••1 ,. , 1-r "-•••r H-,,.,. ,. ..,. 1,/,t
mismo de representación para sustituirlo por el de configuración -1..- r ......,.. ,- .. "�. ��-...
• "to""
•Jt!1lt .; v" !,t .- .........- 1 -,i.,rc-w,""'f w,
'"'""..,,";.1,.,-""""''"''•■W-...
.._........ ,1 · .. i.. ---�-·�,
(Gestailur1g). En esta línea, bastante próxima a la de la arquitec­ ••'lo!.. -�.."',t � ,r-,·11:...--#t.­
...... "ff ,-, l'if"I •� t.ffl •ti ,."ff. w k:c­
..,. •-•--r,, � ...... ....44f">Wilw- ... __ .......
tura, se mueve primero l\Ialevic con sus obras y con su teoría del
suprematismo, después los constructivi�tas rusos y varios a11os
más tarde el movimiento neoplástico.
El neoplasticismo, especialmente en los escritos de Mondrian,
proclama el intento de identificar el arte con la vida, profetiza el
lin del arte una ,·ez eliminado el desequilfürio de la vida y se pro­
pone como continuación racionalizada del cubismo y como alter­
nativa constructiva al dadaísmo. Las tesis del movimiento se basan
en la lucha contra el individualismo, en el rechazo más radical a
todo mimetismo, en una w1idad estrecha entre pintura, escultura
y arquitectura -hasta tal punto de que se presenta como el último
de los «estilos»-. en el valor simbólico, pero también puramemc

HISTORIA Dt LA ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA 245


conformativo de sus desnudos elementos lingüísticos: en pintura,
las líneas que se cortan únicamente a 90 grados, los recuadros de
colores resueltos en rojo, amarillo y azul; en arquitectura, la des­
composición del volumen en planos de colores, la eliminación de
los vanos como huecos en los muros, disponiéndolos en el espacio
que deja libre la superposición de dos planos, la disposición de
planos y volúmenes que impide raptar la imagen arquitectónica
desde un único punto de vista, obligando a recorrer t0dos los mu­
ros exteriores, ahora privados por completo de jerarquía. Entre las
otras características del mo,·imiento recordemos el espíritu de rigor
calvinista, el valor esencial del lenguaje empleado que llevará a una
educación visual renovada, la presencia, desde la fundación del
grupo, de ,·arios arquitectos y la idea -por primera ,·ez expresada
con tanta resolución- de que la arquitectura es el objetivo al que
deben tender todas las artes ligurativas.

Suprematismo y constructivismo
La historia de la vanguardia rusa es todo un entrecruzarse de
fenómenos artístiros, políticos, tecnológicos, sociológicos e ideoló­
gicos, como podía esperarse en el clima de renovaciones, esperan­
zas y expectativas que acompai\ó a la ,·ictoria de la Revolución
socialista. �o nos ocuparemos aquí de esta historia, no considera­
remos los contrastes internos de la vanguardia ni su 1·elación con
el aparato político, ni describiremos la entusiasta atmósfera posre­
volucionaria, en la que se recubrían con frescos los muros de las
casas de las grandes ciudades, af loraban en las calles esculturas de
yeso y aparatos de feria y ejércitos de jó,·enes artistas de vanguardia
decoraban los tranvías y los automóviles, convirtiéndose todo en
una exultante liesta popular; nos ocuparemos sólo de los aspectos
lingüísticos de las tendenrias que superaron las fronteras naciona­
llontajt' dr dibujO!l.. cUJ.dmi \ .;irquünrnr.u dt'l nlO\;mic,110 nt'opl.h:1iro_ les para confluir en el i\fovimiento l\[oderno europeo.

248 RENATO DE FUSCO


Las primeras corrientes de la vanguardia rusa fueron de ex­ ,r \'
tracción cubista y futurista: el rayismo, de Larionov y Gontcharo­
va, surgido en 1909, y el cubofuturismo, nacido en 1912 , y cuyo
mayor ex-ponente era l\fajako\'skij. Por el contrario, el suprematis­
mo y el constructi,·ismo fueron totalmente autónomos y, tomando
algunas exigencias de la vanguardia occidental, imprimieron a
ésta, a su vez, un nue\'O y significativo impulso.
El suprematismo de �Ialevic, cuyo emblema puede conside­
rarse el ya citado Cuadrado 11Lgro sobrefondo blanco, plantea una ní­
tida distinción entre actiúdad práctica y creación artistica; para

norEJIKNH
él, el suprematismo equivale a la supremacía de la sensibilidad
pura en las artes visuales sobre la representación naturalista o
expresionista, sobre el ane al servicio de una idea o de un obje­
tivo. Por otra parte, su poética, como resulta del l\lanifiesto re­
dactado en 1915 en colaboración con Majakovskij, no se resueh·e
en el viejo principio del «arte por el arte», sino que responde a un
impulso originario del hombre que está por encima de la mera
utilidad. De la misma forma que en la pintura trata de buscar
este impulso fuera de la represemación, en el campo de la arqui­
tectura y del diseño prescinde de todo objetivo práctico: volar,
correr, sentarse, son para l\lalevic «ante t0do sensaciones plásti­
cas, que estimulan la creación de los 'objetos de uso' correspon­
dientes y determinan también sus aspectos esenciales». Así pues,
relacionando el carácter de las formas con estas sensacione plás­
ticas primigenias, se llega a la unificación de las artes: pintura o
arquitectura, mueble o avión están generados por una misma
actitud creativa, actuando el parámetro de la practicidad más
-...,__. -----··-.. ·-.. --·�
como rémora que como estimulo. Y de este principio conformador
unitario son un ejemplo las plásticas arquitectónicas que 11ale\'iC
llamaba «planites», construcciones reales pero carentes de un
l... \'..\. \"nnin. pro\t't:lu 1:ur;1 l.l vdt· dt- Pntu/JJ. l:.uul dt- 1.1 pt'Hlull
destino inmediato de uso. 1:-.'l•aNL!•• P.u.J...a. K. .\lak\ 1c, P'°' roo d,- 1tna "J>brula•.

HISTORIA Dt LA ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA


Entre el suprematismo y el constructivismo hubo momentos de
convergencia la afinidad emre las primeras experiencias de sus
mayores protagonistas, l\Ialevic y Tatlin, la aproximación común a
la conformación abstracta-y momentos antitéticos: a las sensacio­
nes plásticas puras de que habla l\la]e-1,;c contrapone el constructi­
vismo un ele"ado interés por la técnica, por la producción y el com­
promiso político. En el propio ámbito del constructivismo, a su vez,
pueden distinguirse dos corrientes, la iniciada por Tailin en los años
que precedieron a la Revolución, cuyos intereses eran los que acaban
de referirse, y la impulsada por Gabo y Pevsner, que defiende un
constructivismo «estético», es decir, independiente de implicaciones
sociopolíticas. El enfrentamiento se radicaliza con el programa del
grupo productivista, formado en 1920 por Rodcenko y Stepanova,
al que se adhiere el propio Tatlin. En éste, además de la exaltación
del compromiso político y tecnológico, llega a preferirse la tectónica
a la arquitectura, el ingeniero al arquitecto, la técnica al arte.
Este mito de la construcción, perfectamente comprensible en
relación con los sign ificados que asumían las máquinas y la pro­
ducción industrial en aquel determinado momento histórico, en­
cuentra su símbolo más representativo en el monumento a la Ter­
cera Internacional que creó Tatlin en 1919. Debía componerse de
tres enormes ambientes de cristal: un cubo, una pirámide y un
cilindro, que giraban con diferente velocidad según las funciones
a que estaban destinados. El primero, para las asambleas y los
congresos, debía dar una vuelta completa cada año; el espacio en
forma de pirámide, destinado a los órganos administrativos y eje­
cuti,·os, daría una vuelta al mes, y el más alto, consignado a la
iníonnación y a la propaganda, una cada día. Este utópico rasca­
cielos móvil habría estado soportado por una estructura colosal de
acero en forma de espiral. Es evidente que este proyecto represen­
,·. r.ulin. rnorumv-mo al.a rr-ru�1.1. lmtt1ut-iu1ul Jl1í.J\t-110'. K. S. �l4'1nil.t)'I,� ti dub Rtt..J.lo\
¡,,ra 11abajadorrt d, loo 1ran,pon.-., Mo1.-u 1918 . l.,\. Golo.o\. dub Lu}'\, �1....-ú 1929 . taba la síntesis de todas las intenciones de la vanguardia: re,·olución,

252 RENATO DE FUSCO


maquinismo, dinamismo, propagandismo, simbolismo, etc. La además de presentar com·ergencias explícitas con muchas otras
ingeniería y el arte abstracto, por lo tanto, se convirtieron en los manifestaciones de la vanguardia figurativa imernacional, la es­
fact0res del trabajo creati,·o más adecuados a la formación de la cuela formalista incidió directamente en la arquitectura de la épo­
nueva cultura socialista. Cualquiera que fuese el éxito de esta ac­ ca. El formalismo en arquitectura, que tuvo en Ladovskij su mejor
titud, queda el hecho de que el constructivismo dio lo mejor de sí representante, intenta, mediante nociones biopsíquicas y psicofísi­
mi mo en el campo de la enseñanza. En el Instituto de Cultura cas, el establecimiento de algunas formas simbólicas y la institu­
Artística (lnch11k) y en los Talleres Técnico-Artísticos Superiores cionalización de un auténtico lenguaje arquitectónico comunicati­
(Vchulemas) de Moscú, nacidos en 1920 con muchas características vo sobre bases cientílicas y objetivas. En esta línea se mue,,e el
similares a las de la Bauhaus, aunque convergieron varias tenden­ A NOVA, es decir, la primera asociación de arquitectos rusos que
cias, los mayores animadores fu«.'ron los representantes d«.'I cons• surge tras la Re,·olución de Octubre.
tructivismo y, especialmente, Rodcenko. Con una posición independiente, pero no desvinculada de la
Paralelamente al suprematismo y al constructivismo debe re­ idea de fom,alismo, se encuentra El Lissitzky, que formuló una
cordarse otra tendencia, la del formalismo. Tiene su 01igen en los poética propia en torno al concepto de Proun. Este término, que en
estudios que realizaron dos grupos de lingüistas, el del «Círculo ruso significa «objeto», asume di,·ersos significados en los escritos
Lingüístico de l\loscú», fundado en 1915, y el de San Petersburgo, de El Lissitzky, aunque el predominante equivale al concepto de
la «Sociedad para el Estudio del Lenguaje Poético» (Opoj�), fw1- «formati,·o» en oposición al de «representativo». La forma-objeto
dada en 1916, sobre la mecánica del lenguaje y en especial sobre de que habla es1e artista, el más vinculado a la vanguardia occi­
la lengua usada por los escritores y poNas de vanguardia. Aunque dental, nace del plano del cuadro, supera la pintura para hacerse
la experiencia de los formalistas rusos pertenece al campo literario, elemento plástico que, a su vez, va más allá de la escultura para
tiene también gran interés para nuestro tema de la vanguardia converti1·se en arquitectura. La poética del Prou11, dejando aparte
ftgurati,·a. Ante todo, el formalismo de aquellos jó\·enes lingüistas los aspectos lingüísticos, no es sustancialmente diferente de la de
se refiere más o menos directamente a la teoría de la pura visibili­ De Stijl, pero adquiere una particular importancia tanto porque
dad o, cuando menos, im·estiga en el camJX> IiLerario con intentos relaciona la vanguardia rusa con la europea como porque supera
paralelos al formalismo puro \isibilista; en egundo lugar, los for­ la antinomia entre pintura pura y tecnología ingenieril en que se
malistas rusos contribuirán notablemente al nacimiento del estruc­ había estancado el debate artístico en Rusia.
turalismo moderno; además, según Tafuri, el Opry� constituiría
«una clave capaz de explicar las aporías internas de la evolución La vanguardia arquitectónica y la arquitectura
de la vanguardia artística de la Rusia soviética»;• finalmente, del expresionismo
En nuestra incursión en los «ismos» de la vanguardia hemos
1
�t _ l 'afuri. JI 1«1aluma ,.-,al�.;,,Jo ,. la tTUt Jt'IÍI arair. .,:aardu, en Socu,/mno. cútd. 11rcl11J<IIMni l 'RS�
encontrado tendencias exclusivamente pictóricas y tendencias que
1917-1937, Oflicina &lízíoní, Rnm.1, 1971, p. 13. se han manifestado en diversos sectores artísticos, pero, para en-

H Is To R 1 /1 D t L /1 A RQ u I TE e Tu R A e o N TE M p o R Á N E A 25 3 254 RENATO DE FUSCO


contrar una corriente que, aun extendida en todos los campo , conciertos, escuelas nocturnas de arte,encuestas,etc., en las que
tenga en el de la arquitecLUra las características más típicas de la la vanguardia en todos sus sectores se fundía íntimamente con la
vanguardia,hace falta referirse al expresionismo. acción política, y la arquitectura acababa siendo el punto de con­
Este fue además un fenómeno tan incisivo en el desarrollo del vergencia de todas las iniciativas. Un ensayo dejollos, EL tSpírilu del
;\Iovimiento i\Ioderno que se presenta de entrada bajo un doble liempo, escrito en el mismo año de su fundación, nos facilita un
a pecto: e..xiste una vanguardia arquitectónica expresionista y una testimonio de las ideas que animaban el Novembergroppe. «El expre­
producción arquitectónica de edificios con el sello expresionista. sionismo es-afirma-,en un significado más profundo,la ,·olun­
Queremos decir, y ya lo especificaremos mejor más adelante, que tad o la aceptación por la comunidad de t0do lo que está ,·i,·o en
hubo un movimiento de ideas,de escritos, de dibujos,de proyecLOs su indivisibilidad interior: es el padre espiritual de los conceptos
(el único,a nuestro juicio,que puede llamarse de yanguardia) y extremos de nuestro tiempo,del bolchevismo y también del arte
hubo obras realmente construidas,algunas de ellas muy expre ivas, abstracto. La característica del espíritu social <le la época en su
significativas y a,•anzadas que, in embargo,por el olo hecho de agudización más radical es el surgir de una unjformidad general
haber sido construidas,salen del núcleo de la vanguardia riguro­ (...). El arte que emana de un orden político así es igualmente
samente entendida. i señalamos esta distinción es tanto para po­ impersonal,es un arte <le la comunidad en su significado extre­
der hablar con pleno derecho de vanguardia como para poder mo»." Parece evidente, sin negar los impulsos primigenios y la
agrupar un cierto número de edificios que constituyeron una al­ angustia existencial que habían caracterizado al movimiento en la
ternativa al racionaljsmo bajo algunas aspeetos todavía anuales. pintura,que el expresionismo no duda aquí en unirse con el arte
Digamos ya que,en general, el e:-..-presionismo en arquitectura abstracto y con la orientación política más radical; abandonando
actúa con un notable retraso respecto al de los pintores de la Briic­ asi el individualismo y la simple protesta para com·ertirse en una
ke y del Blaue Reiler y que no hubo,a pesar de algunos matices de acción colectiva y promociona!. Pero, este lado «positivo» del ex­
las obras de Behrens,Poelzig y Berg,edificios anteriores a la guerra presiorusmo duró poco. El Xouemberg ruppe se lanzó en seguida a la
que puedan definirse de manera exclusi,•a como expresionistas. El supresión de los impulsos esparta.quistas y a arrinconar su ideaüs­
expresionismo en arquitectura,como quiera que se entienda,es un mo,dcsp1·eciando el programa simplista de un ane popular alcan­
fenómeno que sólo adquiere plena consistencia en la Alemania de zable por la vía del binomio socialismo-arquitectura y,jumo con
la primera gue1-ra. las dificultades polílicas internas y externas,defraudando las es­
En el clima de derrota del país en que parecía más próxima la peranzas de los artistas democráticos,tomando una nueva orien­
segunda revolución socialista,nace en 1918 un ampüo movimien­ tación cultural difusa,expresada por la fórmula. \éue Sachlid1�it,
to artístico fuenementc poliLizado, el .Voi-embergrnppe. Este grupo, en la que se encontraban,juntos y revueltos,la sátira de Grosz, el
al que se adhirieron entre otros Gropius, l\Iies van der Rohe y teatro de Brecht y los antecedentes de la Bauhaus de Gropius. En
i\Iendelsohn,en el intento de crear una relación reno"ada entre el
arte y el pueblo,promovió una serie de manifestaciones,muestras, "\\'.Jollos,cn.lrl,l,d,sra/nr t,d.,gu,rr,, �londaclori, �lilán, 1960, pp. 31-52.

H Is To R 1 /1 D t L /1 A R Q u I TE e Tu R A e o N TE M p o R Á N E A 255
...... n-. cualquier caso, esLa actitud, como todo el fenómeno del expresio­

Die rote iahne nismo, tenía una doble fachada. «El cinismo y el conformismo

--•--...-�- ....._ ... ....__ ------


,
-escribe Hartlaub- constituyen el lado negati,·o de la Xeue Sa­
ch/ichkeil; el lado positivo se ex-presa en el entusiasmo por la realidad
Berlín unfet Bineinindie
• ..,....__,a,
inmediata que resulta del deseo de considerar las cosas de manera
completamente objetiva, sin complicaciones de superestructuras
ideales. Este saludable desengaño encuentra en Alemania su ex­
presión más clara en la arquitectura»."
Entre ambas actitudes, que para entendernos, aun empleando
tfrminos no del todo propios, llamaremos de la <<protesta» y de la
«integración», e encuentra el Arheílsmtfar ltünst (Consejo del Tra­
bajo para el Arte), nacido en 1919 como asociación de arquitect0s,
pintores y escritores, que pretende «lle,·ar al mundo artístico la
experiencia de los Consejos de obreros y de soldados, que han ido

·--·-- surgiendo por todas partes en Alemania sobre la base de la hipó­


tesis revolucionaria y de la libre asociación socialdemocrática»."
Un animador del Arheilsral es Bruno Taut, que, guiado por las ideas
del escritor Paul Scheerbart -precursor de la «arquitectura de
vidrio»-, había publicado ya en el primer aj '\o el ensayo Ei11 Ar­
chiteklurprogram, que, entre otras cosas, es una apelación al trabajo
colectivo y una exaltación explicita de la ut0pía. Y precisamente a
proyectos utópicos está dedicada la primera muestra organizada
por el Arbeitsrat, titulada «Exposición de arquitectos desconoci­
dos», en la que participaron W. Gropius, O. Bartning, Bruno y
l\fax Taut, H. Finsterlin, E. l\fendcl�ohn, L. Hilberseimer, H. Poel­
zig, los hermanos Hans y \\'assili Luckhardt, H. Scharoun, etc. En
el catálogo de la muestra hay textos de B. TauL, Gropius y Adolf
Behne. Los escritos de Gropius represenLan una llamada a todos
11 Ci1. por F. Sdunak-nlld<h. AiuulkistonvktSl•drrn, 8d<ilca, 1941; <fr. F. SchmaknlM<h. Tkr
fn-111"<.\,.,.!uJcJrlu/dr,t,,. «'rl11 .lrl B•l/dw,, ""Pll<mbrr 19 IO, mL XXII. IL 3.
» F. llorsi-G. K. Ko,ni1,, o¡,. cit., p. 36.

258 RENATO DE FUSCO


los artistas para que su trabajo se unifique en la «construcción», «Queridos amigos del trabajo, quisit>ra haceros una propuesta. Hoy
superando los límites que separaban el arte del artesanado (tesis no se construye nada, y si construimos algo lo hacemos exclusiva­
presente ya en el Xovembergroppe, apropiada por el Arbeitrral y reto­ mente por la necesidad de vivir. Sinceramente, e� bueno que no se
mada y llevada a la práctica después por la Bauhaus). El discurso construya, porque así pueden madurar las cosas; reuniremos fuer­
de Taul es una constatación negativa de la realidad profesional zas y cuando vuel,·a a comenzarse estaremos seguros de:- nuestros
contemporánea y la invitación a una búsqueda utópica que se opon­ objeti\'os y suficiemt>meme fuertes para proteger nuestro movimien­
ga al 11iil.dich (lo utilitario). «Hoy no existe la arquitectura, no hay to de la impureza y de la degeneración. Por tamo, ¡seamos conscien•
arquitectos -escribe-. Hoy estamos dedicados a otra cosa, pa­ temente arquitectos imaginarios! Creemos que solameme la re,olu­
rásitos en el seno de una sociedad que no conoce la arquitectura, ción total nos llt>vará al logro de nuestro cometido. Propongo qut>
que no la quiere y que, por tanto, no tiene necesidad del arquiLec• cada uno de nosotros dibuje o escriba de \'ez en cuando las ideas
to(...). En nuestra profesión no podemos ser creadores, sólo pode­ que desee comunicar a nuestro grupo, enviando una copia a cada
mos ser hombres de investigación y de convocat0ria»." En su in­ uno. Así se creará un intercambio: preguma, crítica, re.�puesta. El
tervención, Behne subraya, entre otras cosas, el ,·alor de esta que participe puede hacerlo bajo seudónimo, para proteger de la
arquitectura «dibujada» que, como veremos, constituye el fenóme­ gente su confesión personal»."
no más caracterisLico de la vanguardia en este campo.
Otro documemo significath·o de la posición del grupo que nos Resultan evidentes las limitaciones, las contradicciones y la
ocupa es el prólogo de A. Behne a la segunda publicación del Ar­ ingenuidad de esta toma de postura de los expresionistas alemanes
beitrrat, titulada Rzif;;.um Baue11. El autor defiende en ella el valor del grupo citado; sin embargo, debe reconocerse en ellos el ca­
utópico de los proyectos de la asociación a que pertenece; conoce­ rácter más auténtico de la vanguardia. Efectivamente, si los di­
dor, por un lado, de las limitaciones de la utopía, pero estigmati­ bujos de Sant'Elia expresan y anticipan una situación arquitccLó•
zando aJ mismo tiempo la noción de Existmzmi11imum, afirma: nica que poco después se llevará a la práctica hasta tal punto que
«Quien profundiza en lo pequeño no es capaz de hacer ,·erdade­ echará por tierra la actitud original de ruptura, siendo, por así
ramente bien lo pequeño. Solamente de lo grande puede venir lo decirlo, utilizados por el sistema que la mayor parte de los futu·
peque110, pero el t0do comprende a la parte. El co1tjumo es el ob­ ristas había combatido; si tras el monumemo a la Tercera Interna­
jetivo de nuestro trabajo»." Pero la indicación que mejor revela la cional de Tatlin, emblema de la \'anguardia rusa, hay una rees­
orientación de este grupo de arquitectos expresionistas proviene tructuración social y política que justifica su valor simbólico y
del episodio de la Gliiserne helle (la cadena de vidrio). En una carta técnico no importa que después esa vanguardia fuera suprimida
de noviembre de 1919, Taut enviaba la siguiente invitación: «administrati,·amente» en la época estaliniana-, están también
las arquitecturas «imposibles» proyectadas por los expresionistas,
u Cit. ih,d., p. 12.
" /bid., p. 37. " /bid., p. )3.

H Is To R 1 /1 D t L /1 A RQ u I TE e Tu R A e o N TE M p o R Á N E A 259 260 RENATO DE FUSCO


...... -

l • 1
\

. ..,
la Glasardiittkl.ur, laAlpúuArd,ittkl.ur, la Stadtkro11t, etc., que contienen
las connotaciones más destructivas de la vanguardia: el antibeli­
cismo, el nihilismo, la oscuridad, la impopularidad, el voluntaris­
mo, etc. En efecto, para afirmar sus ideales de una arquitectura
que profundice sus raíces en la «e!>-piritualidad» frente a lo utilitario,
que se encamine hacia una humanidad pacificada y sin clases, que
pretenda la unificación de todo tipo de trabajo creat.i,·o, desde el
artesanal al mecánico. con tal de que no produzca alienación, etc.,
los expresionistas llegan a radicalizar en tal medida su protesta que
rechazan todo compromiso profesional, reduc-iendo su obra a los
dibujos y a la teoria del intercambio epist0lar, patélica, si se quiere,
pero de una extrema coherencia, de la Gliútrne Ktlle.
Ahora bien, como hemos obsen-ado ya en otra parte, para que
cualquier obra de arquitectura se realice debe llegar necesariamen­
te a un compromiso con el destinatario, con la normativa, con las
directrices socioeconómicas de La sociedad, y la vanguardia autén­
tica que, por definición programática, niega tales instituciones y
las combate como mixtificantes, permanece como tal sólo en el
ámbito de los dibujos, proyectos y teorías, cuando sólo pueden
ad�cribirse a ella obras que no han llegado a realizarse. Y toda la
del expresionismo era una producción irrealizable.
Por otra parte, el consabido fracaso de la vanguardia expre­
sionista en el plano práctico no relega sus proyectos al campo de
la pura fantasía. A diferencia de la vanguardia anística y literaria,
que tras los primeros tiempos de alboroto fue absorbida por el
mercado y por los museos, es decir, que entra en el círculo tradi­
cional de la producción, y de otros propósitos y programas (planes
económicos, manif iestos políticos) que, por el contrario, se disol­
vieron por compleLO cuando no se lle\'aron a cabo, la vanguardia
�l. B,rg, ,IJ•hrhunckt1h.JI<. en BrrJ•"• 1qn, arquitectónica, operando a tra\'éS de dibitjos y proyectos, nos pro­
porcionó en cualquier caso una imagen de lo que sus autores

264 RENATO DE FUSCO


pretendían hacer. Así pues, esta actividad particular, que e de­
sarrolla en un área llena de valores y de significados entre la pura
fantasía y los primeros obstáculos de las circunstancias. vive una
dimensión ambigua entre la teoría y la práctica mediante sus
traducciones en imágenes, siempre capaz de rendir testimonio de
los disentimiemos o, por el comrario, de contribuir a un renova­
do acuerdo. De cualquier forma, sólo en el primero de los casos
es lícito hablar de vanguardia.
Prosiguiendo con el desarrollo de los expresionistas, en este
punto se abren dos caminos: a) el encuentro entre la ,·anguardia
expresionista y la .\íut SadilichktiL desemboca en el racionalismo"
y b) aquellas imágenes de la vanguardia dieron lugar a una autén­
tica producción de edificios expresionistas; bien entendido que en
el primer caso no se trata de un replegamiemo o de una i<llamada
al orden», sino de una e,·olución «natural», como por lo demás
sucede para casi toda la vanguardia figurativa. hacia la arquitec­
tura racional, mientras que en el segundo caso, el expresionismo
que se llevó a la práctica en edificios reales, representará un movi­
miento paralelo que plantea una competencia al racionalismo, y
una posición correctiva.
En cuanto a la llegada al racionalismo, el de la escuela alemana
hw1de sus raíces en el expresionismo, si pensamos en la participación
de Gropius en todos los movimientos mencionados, en el prngrama
y en los primeros años de la actividad didáctica de la Bauhau .
Además, como ya ha sido observado, «si nos referimos al tiempo
bredsimo que transcurre entre el llamado utopismo del Xovtmher­
gruppt y las primeras teorizaciones del racionalismo riguroso (la

1' Se atribuyt a Gropiu, la siguientt afirmación !Oh� las dos tr:ndtncia_, a que nos n!Ít"­

rinw:n: •Si d rxpr�ioni"-mo � un.t tt..tt"tií,n rnmr.- la n•1,¡.¡quina y rontra ru c-xprMiim, C'I
penado dr- La �l'll(" SachlK'hkc-it l"..S una afirmarión positi,·a <k"I mundo d<- las maquinas y
t. lll'ndd"°hn, 3.lrlUt"MW�Sc.hcltll-1\, ('0 Stu11g.an (1926-192R. d� l<>s ,..,hkulou; cfr. t. t:1i12., Di, CJ,,ra·ind•1tl1 dn E,pm.sionúmur, �-. Enk,, S1u11gart. 1927.

266 RENATO DE FUSCO


Bauhaus se funda en 1919) y sí Lenemos presente que los líderes de convexas y en cualquier caso irregulares, la ruptura con la ester<>o­
este movimiento son los mismos qur los del .Vo1,tmbtrgruppe, podrmos metria pura tan recurreme en el prot0rracionali!ITTlo, el gusto por
deducir que entre el llamado uLopismo de la arquitectura «fantás­ el detalle, la intención de fundir orgánicamente el edificio con su
tica» del expresionismo y el racionalismo riguroso alemán no exis­ entorno más inmediato, cte. podríamos encontrar otros vínculos
te una contradicción, sino una continuidad: de la misma manera entre las obras citadas, como, por ejemplo, el motivo tan emplea­
que en la historia de la ideología política que alienta toda la arquí­ do de las franjas de ,·emanas que aparece por vez primera en el
te<:tura moderna no hay comradi,ción, sino continuidad enu·e el edificio de almacenes y oficinas que construye Hans Poelzig en
socialismo «utópico» y el socialismo «cienúfico»." 1910 en Breslavia, ret0mado más tarde por l\lendelsohn, o la fre­
En el siguiente capítulo ,·oh·eremos sobre la génesis del racio­ cuente solución de esquina con cur vas de amplio radio que adopta
nalismo para afrontar aquí el tema de la verdadera y propia arqui­ también el propio Mendelsohn, que continúa siendo el arquiteclo
tecLura del expre ionismo. En rigor, las obras que pueden clasifi­ expresionista más significatÍ\-o.
carse como tal con seguridad son pocas: el Grossts d1auspielhaus, En la limitación de nuestro discurso no nos detendremos más
realizado por Hans Poelzig, en 1919, en Berlín; las oficinas de la en esle tipo de análisis, reduciéndonos a observar que las pocas
Hochst Farbwerke, de Behrens, en Frankfurt (1920-1924); la Ei11s­ construcciones a que hemos aludido presentan una contextualídad
tei11tum1, de �lcndelsohn, en POLsdam; el :\lonumento a los Caídos y un sentido explícito que se inserta en el conjunto de las imág1,;nes
de l\far.w, en Weimar, de Gropius, de 1921; la fábrica de sombre­ producidas por la \'anguardia. Engarzados en los dibujos de la
ro Leinberg, en Luckenwalde (1921-1923), del mismo l\lendelsohn; Gliistme /{ett,, los edificios referidos configuran un conjunto orgá­
el palacio de oficinas llamado Chilchaus, de Hamburgo, realizado nico que legitima sin dudas la existencia de una arquitectura ex­
por Fritz Hoger en 1923; el segundo Goetluaneum, de Dornach, presionista. Por lo demás, la misma obra maestra de :Mendelsohn
proyectado en 1923 por RudolfStciner; los almacenes Schocken, y de toda la escuela, la Ei11Sf.ti11ium1, encuentra su ratificación más
enStuttgart, de �lendelsohn, de 1926, etcétera. amplia, convirtiéndose sin más en el emblema de un estilo, cuando
Este grupo de obras presenta aparentemente pocas caracterís­ la relacionamos con la vasta colección d1,; dibujos que realizó el
ticas invariantes, de ahí la tesis que sostiene más de un autor de aut0r desde 1914 a 1923.
que no ha habido una arquitectura expresionista propiamente Pero la mejor prueba de que el expresionismo se manifiesta
dicha. Por el contrario, además de reconocer las constantes -el también en la arquitectura es el hecho de que, como ya hemos
uso del hormigón armado aprovechando todas sus posibilidades mencionado, La e,·olución de esta tendencia sobrepasó el período de
plásticas, la adopción del vidrio independientemente de su propie­ la primera posguerra, acompañando y corrigiendo loda la produc­
dad l'ísica de transparencia, la insistencia en las líneas cónca,·o- ción racionalista y orgánica. Como obsen-a Zevi, «el expresionismo
es un componente permaneme de la arquitectura moderna, des­
17 L Quamni, Introducción al nil. 8. l'aut, LJl. COTOll.a á/111 nltá (Du .!:,Jadlfro,u). �lazzotta.,
aparece y vuch-c a surgir continuamente en la evolución histó1;ca
;.1;1:m, 1973, pp. XIX-XX. y en la vida de cada arquitecto. Nace mucho antes de los célebres

H Is To R 1 /1 D t L /1 A RQ u I TE e Tu R A e o N TE M p o R Á N E A 267 268 RENATO DE FUSCO


dibujos de Erich l\Iendel ohn y de su torre de Einstein: basta pen­
sar en Antonio Gaudí. Y emerge de nuevo cuando todos han de­
cretado su muerte: recordemos la Chape/Le dt Ronchamp, de Le Cor­
busier. ufren experiencias expresionista.� Wright, l\Iies van der
Rohe, Gropius; para Wright serán siempre fundamentales(... ).
Pero el fenómeno es mucho más amplio y complejo: para superar
la hibernación racionalista y el confo1-mismo académico que le su­
cede, se recurre necesariamente al expresionismo»_••
El caso más palpable de la actualidad de esta orientación ar­
quitectónica nos lo ofrece Hans Scharoun, el arquitecto que per­
maneció fiel al expresionismo durante toda su vida, que en esta
segunda po guerra, con la unidad de habitación «Romeo yjulieta»,
de 1959, y sobre t0do con la Philarmonit de Berlín, terminada en
1963, ha creado las obras más signiíicati"as de los últimos afios.

11 8. L.r,;, li:r�ddiJ JLll'tspuJJIDRUlllll r• ardritdbt.ra. «�larratr0t.julio-agosto-sc- 11C"mbrr 1961,


p
IU. 8,9.JO.

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