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El decreto 67, como bien se ha mencionado, tiene un rol pedagógico, cuyo objetivo es promover el

progreso de los aprendizajes de todos los estudiantes, considerando la diversidad como un


aspecto inherente a todas las aulas (Ministerio de Educación, 2018). Responder a esta realidad
requiere desarrollar estrategias pedagógicas diversificadas. Esto consiste en variar la enseñanza, el
ambiente de aprendizaje y de la evaluación.

Este Decreto responde a la Ley de inclusión escolar, que junto con el Decreto 83/2015, buscan
garantizar el derecho a la educación de todos los niños y niñas del país, eliminando toda forma
de discriminación arbitraria, que impida el aprendizaje de los niños, generando así que las
instituciones educativas se conviertan en un lugar de encuentro para la diversidad (Ministerio
de Educación, 2015a, 2015b)

En este sentido, el Decreto 67 logra avanzar estableciendo un foco pedagógico de la


evaluación en el aula, fortaleciendo la inclusión, en la medida en que se postula la
diversificación, para dar respuesta a las necesidades de todos los estudiantes por medio de un
acompañamiento permanente

Al identificar de manera temprana las áreas en las que los estudiantes están teniendo mayores
dificultades para comprender, es posible aumentar nuestra flexibilidad y capacidad de respuesta a
través de la planificación de ajustes, tales como volver a enseñar algo de forma diferente, o
acelerar o disminuir el ritmo de aprendizaje (Harmin, 1994).

El monitoreo sistemático de los aprendizajes a través de la evaluación informal y formal durante el


proceso de enseñanza-aprendizaje muy probablemente pondrá de manifiesto una heterogeneidad
de características, intereses, necesidades y niveles de aprendizaje de los estudiantes al interior de
un mismo grupo curso. Responder a esta realidad de buena forma requiere desarrollar estrategias
pedagógicas diversificadas. La diversificación consiste en variar la enseñanza, el ambiente de
aprendizaje y la evaluación de un modo sensible a estas diferencias existentes en el curso36. Esto
no implica personalizar la enseñanza, sino poder generar alternativas para grupos de estudiantes,
variando la forma de acceder al contenido, de aprender sobre él o de mostrar que se aprendió.
Esto puede ser diseñado por el profesor pero también, a veces, elegido por el estudiante dentro
de un rango de opciones dadas. Diversificar, es decir, responder a las necesidades pedagógicas de
los estudiantes de la forma más pertinente posible, es una manera de prevenir que aparezcan
dificultades más adelante y de hacer que los estudiantes sientan que son reconocidos en sus
particularidades. Así, esta es una estrategia a la vez de prevención de dificultades de los
estudiantes como de atención oportuna a estas.

Es importante considerar que las causas de las dificultades de los estudiantes pueden ser de
diversa índole y será necesario desplegar estrategias que, probablemente, permitan abordar más
de uno de los factores identificados. Para construir un diagnóstico confiable y preciso respecto de
la situación del estudiante, es recomendable contar con información que provenga de diversas
fuentes (estudiante, docentes, pares, apoderados u otros) y que sea de diversas áreas (académica,
social, emocional u otra), ya que las dificultades en el aprendizaje se pueden explicar por la
incidencia de variados factores. Por otra parte, es importante resguardar la necesaria
comunicación con los padres y otros docentes involucrados con el estudiante a fin de enriquecer el
diagnóstico y fortalecer el apoyo.

Así como las causas de un desempeño escolar insuficiente son diversas, las medidas de apoyo
también lo serán. En el caso de un acompañamiento académico en una asignatura, por ejemplo,
este puede abarcar un aspecto específico (referido a uno o más conceptos, habilidades y/o
procedimientos particulares) o requerir de una adecuación curricular más importante; también se
podrá realizar de diferentes formas, a través de tutorías, materiales de trabajo adaptados a sus
necesidades, apoyos en aula de parte de algún par, docente o asistente de la educación, clases o
talleres especiales, derivación a algún profesional de la salud, u otras que sean pertinentes. La
definición de estas medidas de apoyo implica el trabajo coordinado y articulado del equipo
técnico, docente, psicosocial y otros equipos que estén a cargo de los estudiantes y es importante
que se generen a partir de instancias de análisis y reflexión con foco pedagógico para asegurar una
toma de decisiones adecuada a lo que realmente necesitan los estudiantes y al contexto en el cual
se desenvuelven. El Consejo de Profesores es una instancia idónea para poder discutir y compartir
criterios pedagógicos para estos apoyos, resguardando además que sea una responsabilidad
compartida.

lugar, el Decreto responde a la Ley de inclusión escolar, que junto con el Decreto 83/2015,
buscan garantizar el derecho a la educación de todos los niños y niñas del país, eliminando
toda forma de discriminación arbitraria, que impida el aprendizaje de los niños, generando así
que las instituciones educativas se conviertan en un lugar de encuentro para la diversidad
(Ministerio de Educación, 2015a, 2015b). En este sentido, la Ley 20.845 (Ministerio de
Educación, 2015a) establece como un deber del Estado asegurar a todas las personas del país
el acceso a una educación inclusiva y de calidad. Asimismo, el Decreto 83 (Ministerio de
Educación, 2015b) estipula que el sistema “debe promover y favorecer el acceso, presencia y
participación de todos los alumnos y alumnas [...] reconociendo, respetando y valorando las
diferencias individuales que existen al interior de cualquier grupo escolar” (p.13).

En este sentido, el Decreto 67 logra avanzar estableciendo un foco pedagógico de la


evaluación en el aula, fortaleciendo la inclusión, en la medida en que se postula la
diversificación, para dar respuesta a las necesidades de todos los estudiantes por medio de un
acompañamiento permanente (Ministerio de Educación, 2018a, 2018b, 2019a). El documento
también hace énfasis en el fortalecimiento de una evaluación intencionada, que permita
recoger información sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje, con el fin de que los
profesores puedan ajustar sus prácticas educativas, siendo conscientes de cómo aprenden y
cómo progresan sus estudiantes (Ministerio de Educación, 2018a, 2019a). Y, al mismo tiempo,
releva las instancias de trabajo colaborativo, con el fin de que los docentes puedan compartir
diversas experiencias.

5) sobre el abordaje de la diversidad, docentes sostienen que carecen de expertiz en esta


materia, por lo que no poseen las capacidades necesarias para poder evaluar, por ello relevan
el trabajo con los equipos PIE; 3) tanto en los reglamentos como en las entrevistas se
reconoce la necesidad de diversificar los procesos de evaluación en el aula, sin embargo, no se
encuentran las orientaciones para abordarla; 4) en la misma línea, tanto en los documentos
como en las entrevistas realizadas por los autores, se establece la evaluación diferenciada
como un hecho aislado, con una mirada asistencialista del estudiante; 5) la diversidad se
aborda tangencialmente y se asocia a estudiantes con necesidades educativas especiales.
Respecto a los procesos de diversificación, los docentes de la investigación (Ministerio de
Educación, 2017) relevan la necesidad de realizar instancias de capacitación en esta materia,
con el fin de instalar procesos de evaluación que permitan considerar a la diversidad de
estudiantes, con sus necesidades y contextos particulares. De este modo, se podrían abordar 23

diferentes tipos de instrumentos y modalidades o estrategias de evaluación. Asimismo, en


este sentido, los profesores indican que se requiere ampliar la visión de los criterios de
evaluación diversificada, con el fin de que no solo se restrinja a los estudiantes que poseen
necesidades educativas especiales.

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