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El Espíritu Positivo de Auguste Comte por

Article · March 2020

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Isaias Santana
Universidad Autónoma de Santo Domingo
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El Espíritu Positivo de Auguste Comte

por

Dr. Isaías Santana

República Dominicana

2020
El Espíritu Positivo de Auguste Comte

Comte a través del positivismo se propone desarrollar una reforma intelectual en el


mundo, ya que el pretende que el positivismo o interpretación de la realidad sea basada en la
ciencia. Este saber científico para Comte es que impulsa el progreso histórico social de la
humanidad. En este primer capítulo Comte percibe al Estado como la situación en la que en una
época determinada de halla el espíritu humano. Por esto, cada estado para el se puede
caracterizar en la forma en la que se percibe la naturaleza y por una idea distinta de lo que es el
saber. Esta filosofía de Comte expresa que el espíritu humano pasa a través de varios estados a
lo largo de la historia hasta alcanzar el estado científico; de esta manera, la historia de la
humanidad muestra el progreso del espíritu científico. En eta interpretación de Comte sobre la
concepción de la verdad o realidad existente, todas las ideas están sujetas a pasar por tres estados
teóricos total mente diferente en lo que el denomina Ley de los tres estados. En el primer estado
o estado teológico, Comte se refiere al fetichismo que consiste en atribuí a todos los cuerpos una
vida análoga, pero mas poderosa. En esta primera fase teológica el grado más alto es la adoración
a los astros. En la segunda fase el autor se refiere al politeísmo que es la tendencia a la
especulación libre o usar libremente la imaginación. En esta fase se estudia primordialmente el
espíritu teológico, ya que se concibe la vida como retirada de lo material. En la tercera fase del
estado teológico se habla del monoteísmo en la que es percibido como un decrecimiento
intelectual, ya que la razón viene a restringir la imaginación. En este estado teológico la
tendencia es a buscar las explicaciones a través de la teología y el ser humano no trata de dar
explicaciones a los fenómenos que ignora a través de explicaciones científicas.
En el estado metafísico se intenta explicar la realidad o naturaleza de las cosas, el origen
y destino de estas y los fenómenos a través de abstracciones. En este estado se exagera en la
especulación y hay una fuerte tendencia a argumentar en vez de observar que lo caracteriza. De
modo que el obstáculo más peligroso para el establecimiento final de una verdadera filosofía es
este mismo espíritu que a menudo se atribuyó el privilegio casi exclusivo de las meditaciones
filosóficas.

El Estado Positivo Comte expresa que es el camino al positivismo racional, ya que en


este estado las personas han abandonado lo abstracto o vacio del estado teológico y el metafísico.
En este estado el investigador renuncia a las investigaciones absolutas y circunscribe sus
esfuerzos al dominio de la observación, la cual es la única base de que los conocimientos sean
adaptados las necesidades reales. Es decir, en este estado el poder de la imaginación es sustituido
por el saber de la razón. Por esto, en el estado positivo no se busca tanto una explicación como
una mera descripción de los fenómenos y sus regularidades mediante la observación y el
razonamiento sobre lo observado. La ley de los tres estados pretende demostrar cómo el estado
positivo es el estado más adecuado a la naturaleza humana. El único saber válido es el saber
positivo o científico, y este modo de saber ha de generalizarse y aplicarse a todos los ámbitos de
la vida y de la sociedad como la religión, la política.

Las investigaciones positivas deben reducirse a la apreciación sistemática de lo que es y


renunciar a descubrir su primer origen y destino final. El estudio de los fenómenos en lugar de
ser absoluto, debe permanecer relativo a nuestra organización y situación, reconociendo la
necesaria imperfección de nuestros métodos especulativos. Esta naturaleza relativa de los
fenómenos humanos no es individual, sino social. El verdadero espíritu positivo consiste ante
todo en ver para prever, en estudiar lo que espera concluir de ello, lo que será según el dogma
general de la invariabilidad de las leyes naturales. El principio de la invariabilidad de las leyes
naturales, no empieza realmente a adquirir alguna consistencia filosófica sino cuando los trabajos
verdaderamente científicos han podido manifestar su genial exactitud, frente a un orden entero de
grandes fenómenos.

Los seres humanos encontraban las respuestas a las problemáticas que ellos afrontaban a
través de las concepciones teológicas-metafísicas que podían satisfacerles de manera imperfecta.
Sin embargo, a través de la filosofía positiva es que se encuentra una satisfacción mas completa
y real debido al destino directo de las leyes que descubre y de la previsión racional que es
inseparable de ellas. Estas leyes son de dos clases según vinculen su semejanza o filiación. La
filosofía positiva procura en los espíritus bien preparados una aptitud muy superior a la que
nunca pudo ofrecer la teológico-metafísica. Para ello sólo es obligado limitar todas nuestras
especulaciones a las investigaciones verdaderamente accesibles.

Las concepciones positivas son incompatibles con todas las opiniones teológicas,
cualesquiera que sean: monoteístas, politeístas o fetichistas. Por esto, la ciencia y la teología no
están en abierta oposición, puesto que no se proponen los mismos problemas. A medida que las
leyes físicas han sido conocidas, el imperio de las voluntades sobrenaturales ha tenido que
restringir su campo de acción. Aunque el politeísmo y hasta el fetichismo hayan secundado
realmente el espíritu de la observación, se debe reconocer que no podían ser verdaderamente
compatibles con el espíritu científico. Por lo tanto, a medida que el espíritu positivo tomando un
carácter cada vez más sistemático, sustituye al dogma, hace que esta disposición inicial
desaparezca.

Comte muestra que a la palabra positivo se le pueden otorgar varios significados, tales
como designa lo real que va en oposición a lo quimérico; puede indicar un contraste entre lo útil
y lo inútil; se emplea para calificar la oposición entre la certeza y la indecisión; consiste en
oponer lo preciso a lo vago; finalmente se emplea en oposición a lo negativo, el cual indica la
propiedad de la filosofía moderna.

El único carácter esencial del nuevo espíritu filosófico que no haya sido aún indicado
directamente por la palabra positivo, consiste en su tendencia a sustituir todo lo relativo por lo
absoluto. Este carácter es propio de la quinta acepción. Cuando se busca el origen fundamental
del positivismo, se encuentra que coincide con los primeros ejercicios prácticos de la razón
humana. Todos sus atributos son en el fondo los mismos que los del buen sentido universal.

En su libro Comte demuestra el paso del pensamiento humano a lo largo de la historia,


paso que se produce a través de los tres estados. Por estado, Comte entiende la situación en la
que en una determinada época histórica se halla el espíritu humano, caracterizándose cada uno de
ellos por una forma de interpretar la naturaleza de las cosas y por una idea distinta de lo que es el
saber. Por esto, con su filosofía Comte pretende desarrollar una reforma intelectual basada en el
positivismo, el cual es una interpretación de la realidad basada en la ciencia.

Comte niega la efectividad de los estados que son el teológico y el filosófico debido a que
considera como vagas y arbitrarias las explicaciones. Por esto, expresa que en el estado teológico
la naturaleza de las cosas consiste en causas últimas, ocultas y sobrenaturales, que se levantan
sobre el poder de la imaginación. Mientras, en el estado metafísico, la explicación de la
naturaleza se basa en causas internas a las cosas mismas. La naturaleza de cada cosa encierra la
capacidad de explicación.
Comte defiende la teoría del estado positivo como último y definitivo estado, en el cual
se rechazan las cuestiones teológicas y metafísica, por no tener una utilidad práctica para la
sociedad industrial positivista, y en la cual al hombre no se pregunta por la naturaleza de las
cosas, sino por cómo se dan los fenómenos y la ley a la que responden. Se trata pues de la técnica
entendida como aplicación de la ciencia, y de como estos fenómenos pueden ser aprovechados
para el mejor desarrollo de la sociedad industrial. Por lo tanto, Comte pretende demostrar como
el estado positivo es el más adecuado a la naturaleza humana, considerando como el único saber
válido el saber positivo o científico, y que este modo de saber ha de generalizarse y aplicarse a
todos los ámbitos de la vida y de la sociedad.

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