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MÓDULO 1. INTRODUCCIÓN: MARCO NORMATIVO Y CONCEPTUAL.

1. DESARROLLO NORMATIVO EN MATERIA DE EDUCACIÓN: DE LA NORMA BÁSICA A LA


NORMATIVA DE CASTILLA Y LEÓN.

1.1. El principio de división de poderes.


El ordenamiento jurídico español, con permiso de los Tratados Internacionales suscritos por España y el
derecho de la Unión Europea, aparece presidido por la Constitución Española de 1978, norma suprema que
emana de la soberanía popular que reside en el Pueblo español. Recoge los principios básicos de nuestro
Estado de Derecho entre los que se encuentra la división de poderes según la cual los poderes legislativo,
ejecutivo y judicial son ejercidos por órganos diferentes, autónomos e independientes entre sí, como
garantía de democracia política.
De este modo, el poder ejecutivo es ejercido por el Gobierno, órgano que dirige la política interior y
exterior, la Administración civil y militar y la defensa del Estado, y ejerce la función ejecutiva y la potestad
reglamentaria, de acuerdo con la Constitución y las leyes.
La Constitución establece en su artículo 117 que “La justicia emana del Pueblo y se administra en nombre
del Rey por Jueces y Magistrados integrantes del poder judicial, independientes, inamovibles, responsables
y sometidos únicamente al imperio de la Ley”.
El poder legislativo es ejercido por las Cortes Generales. La Constitución española, en su artículo 66,
establece que “Las Cortes Generales representan al pueblo español y están formadas por el Congreso y el
Senado”.

Figura 1.1. Representación del principio de división de poderes.

1.2. El principio de legalidad.


Otro de los principios esenciales de un Estado de Derecho como el español es el principio de legalidad, que
nuestra Constitución garantiza en su artículo 9.1, según el cual “Los ciudadanos y los poderes públicos están
sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico”.
Este principio se traduce en el denominado Imperio de la Ley, que en el plano operativo consagra la
primacía funcional de las Cortes Generales sobre el Poder Ejecutivo, y la entera sumisión del Poder Judicial
a la Ley.
Así, las fuentes del Derecho Español aparecen presididas por la Ley, entendida como la norma dictada por
la autoridad competente, de acuerdo con el procedimiento legalmente establecido.
Las leyes estatales se diferencian en leyes ordinarias y leyes orgánicas; estas últimas se caracterizan por su
particular procedimiento de aprobación, exigiendo el voto favorable de la mayoría absoluta del Congreso,
en una votación final sobre el conjunto del texto de la Ley, de acuerdo con lo establecido en el artículo 81
de la Constitución, así como por las materias que tiene reservadas. En este sentido, el desarrollo de los
derechos fundamentales, entre los que se encuentra el Derecho a la Educación, debe ser regulado
mediante ley orgánica.
La potestad de elaborar y aprobar las leyes le corresponde en España a las Cortes Generales, si bien, el
Poder Ejecutivo, en aquellos supuestos que la propia Constitución habilita, puede elaborar normas con
rango de Ley (decretos-leyes y decretos legislativos), con el mismo valor que las leyes del Parlamento, pero
exigiendo previamente bien una delegación del Parlamento, en unos casos, bien un control y subsiguiente
ratificación parlamentaria, en otros.
Por otra parte, teniendo en cuenta el carácter descentralizado del Estado Español, las Comunidades
Autónomas también tienen la potestad de dictar leyes, dentro del ámbito de su territorio y sobre materias
cuyas competencias hayan asumido en sus respectivos Estatutos de Autonomía, o les hayan sido
transferidas o delegadas por el Estado.

1.3. La potestad reglamentaria de la Administración pública.


Nuestro estado de Derecho, consagrado por la Constitución Española, concede al Gobierno, e
implícitamente a la Administración pública, en su artículo 97, el ejercicio de la potestad reglamentaria, de
acuerdo con la propia Constitución y las leyes.
Los reglamentos son verdaderas normas y, en cuanto tales, regulan situaciones, deben ser publicados y
conservan una vigencia indefinida en tanto no se modifiquen o deroguen por otras normas de igual o
inferior rango.
Como normas que son, se integran en el ordenamiento jurídico en el escalafón jerárquico que les
corresponde y siempre subordinados no sólo a la propia Constitución sino también a las leyes y normas con
valor de Ley (principio de Imperio de la Ley).

1.4. El principio de jerarquía normativa.


El ordenamiento jurídico de nuestro país está integrado, por lo tanto, por un conjunto de disposiciones,
ordenadas de forma jerárquica, en respuesta al principio de jerarquía normativa, consagrado en el artículo
9.3 de la Constitución “La Constitución garantiza el principio de legalidad, la jerarquía normativa, la
publicidad de las normas,…”. Asimismo, el artículo 1.2 de nuestro Código Civil señala que “carecerán de
validez las disposiciones que contradigan otra de rango superior”.
Esto implica, por tanto, que una norma de rango inferior no puede contradecir ni vulnerar lo que establezca
una de rango superior, lo que supone, por ejemplo, que ningún reglamento puede contraponerse a lo
establecido en una Ley, al igual que ninguna Ley puede contradecir los preceptos de la Constitución
Española.

Figura 1.2. Representación del principio de jerarquía normativa.

La actual Constitución Española de 1978, dispone que el orden de las fuentes de nuestro ordenamiento se
establezca según la posición que ocupa en la estructura del Estado el órgano que la dicta.
1.5. Las leyes autonómicas.
Uno de los elementos más decisivos de la descentralización territorial de nuestro país es que el Estado
español no tiene el monopolio de la producción legislativa. La Constitución española reconoce también esta
facultad de legislar a las Comunidades Autónomas. Las leyes autonómicas tienen el mismo concepto,
funcionalidad y carácter que las leyes estatales.
Así, las leyes autonómicas son mandatos jurídicos originarios sólo subordinados a la Constitución y al
Estatuto de Autonomía, son aprobadas por sus Asambleas legislativas en materias de su competencia
exclusiva, y son también publicadas tanto en el Boletín Oficial de la Comunidad que las aprueba como en el
del Estado.
Las Comunidades Autónomas tienen también atribuida la potestad reglamentaria. En el ámbito de Castilla y
León, y de acuerdo con lo establecido en el artículo 69 de la LEY 3/2001, de 3 de julio, del Gobierno y de la
Administración de la Comunidad de Castilla y León, “Las disposiciones administrativas de carácter general
se ajustarán a la siguiente jerarquía normativa:
1. Decretos de la Junta de Castilla y León y de su Presidente.
2. Órdenes de Consejería.
3. Otras disposiciones de órganos inferiores, según el orden de su respectiva jerarquía”.

Figura 1.3. Ordenamiento jurídico: orden de prelación normativa.

1.6. Distribución de competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas.


La Constitución no regula las competencias propias de las Comunidades Autónomas, sino las del Estado,
que son las únicas no asumibles por los Estatutos de Autonomía. Las competencias del Estado se
determinan esencialmente en el artículo 149 de la Constitución, aunque también le vienen atribuidas en
otros preceptos de la Norma Fundamental, especialmente en el Título VIII (De la Organización Territorial
del Estado).
Así, en el ámbito que nos ocupa, son competencia exclusiva del Estado, las siguientes materias:
1º. La regulación de las condiciones básicas que garanticen la igualdad de todos los españoles en el
ejercicio de los derechos y en el cumplimiento de los deberes constitucionales.
2º. La regulación de las condiciones de obtención, expedición y homologación de títulos académicos y
profesionales y normas básicas para el desarrollo del artículo 27 de la Constitución, a fin de
garantizar el cumplimiento de las obligaciones de los poderes públicos en esta materia.
Por último, el artículo 149.3 recoge que “Las materias no atribuidas expresamente al Estado por esta
Constitución podrán corresponder a las Comunidades Autónomas, en virtud de sus respectivos Estatutos. La
competencia sobre las materias que no se hayan asumido por los Estatutos de Autonomía corresponderá al
Estado, cuyas normas prevalecerán, en caso de conflicto, sobre las de las Comunidades Autónomas en todo
lo que no esté atribuido a la exclusiva competencia de estas. El derecho estatal será, en todo caso,
supletorio del derecho de las Comunidades Autónomas”.

1.7. El Derecho a la Educación en el Estatuto de Autonomía de Castilla y León.


Con fecha de 1 de septiembre de 1999 tuvo lugar la publicación en el Boletín Oficial del Estado del Real
decreto 1340/1999, de 31 de julio, sobre traspaso de funciones y servicios de la Administración del Estado a
la Comunidad de Castilla y León en materia de enseñanza no universitaria. En base al mismo, el artículo 73
de la Ley Orgánica 14/2007, de 30 de noviembre, de reforma del Estatuto de Autonomía de Castilla y León,
relativo a las competencias sobre Educación, establece que le corresponde a esta Comunidad Autónoma:
• La competencia de desarrollo legislativo y ejecución de la enseñanza en toda su extensión, niveles y
grados, modalidades y especialidades, de acuerdo con lo dispuesto en la normativa estatal.
• En materia de enseñanza no universitaria, corresponde en todo caso a la Comunidad de Castilla y
León:
o La programación, creación, organización, régimen e inspección de los centros públicos y la
autorización, inspección y control de todos los centros educativos.
o El régimen de becas y ayudas al estudio con fondos propios.
o La evaluación y garantía de la calidad del sistema educativo.
o La formación del personal docente.
o La definición de las materias relativas al conocimiento de la cultura castellana y leonesa.
o Las actividades complementarias y extraescolares, en relación con los centros sostenidos con
fondos públicos.
o La organización de las enseñanzas no presenciales y semi-presenciales.
o También son competencia de la Comunidad las enseñanzas no universitarias que no
conduzcan a la obtención de un título académico o profesional estatal.

1.8. La regulación del Derecho a la Educación en Castilla y León.


La regulación del Derecho a la Educación parte del artículo 27 de la Constitución Española, y como
desarrollo directo de este, de la Ley Orgánica 8/1985, de 3 de julio, reguladora del Derecho a la Educación.
De acuerdo con todo lo anteriormente expuesto, y partiendo de los mencionados principios de supremacía
de la Ley y de jerarquía normativa, en el siguiente enlace puedes encontrar algunos ejemplos de cómo
aparece regulado el derecho a la Educación en nuestra Comunidad.
Documento de apoyo 1.1: Ejemplos de regulación del Derecho a la Educación en Castilla y León.

1.9. Normativa vinculada al desarrollo curricular.


Presentamos a continuación las disposiciones normativas que regulan la nueva estructura curricular en el
ámbito de nuestra Comunidad Autónoma, partiendo de la normativa básica establecida por el Estado:
Constitución Española. Artículo 27
Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, modificada por la Ley Orgánica 3/2020, de
29 de diciembre
Real Decreto 95/2022, de 1 de febrero, por el que se establece la ordenación y las enseñanzas
mínimas de la Educación Infantil
Real Decreto 157/2022, de 1 de marzo, por el que se establecen la ordenación y las
enseñanzas mínimas de la Educación Primaria
Real Decreto 217/2022, de 29 de marzo, por el que se establece la ordenación y las
enseñanzas mínimas de la Educación Secundaria Obligatoria
Real Decreto 243/2022, de 5 de abril, por el que se establecen la ordenación y las enseñanzas
mínimas del Bachillerato
Decreto 37/2022, de 29 de septiembre, por el que se establece la ordenación y el currículo de
la educación infantil en la Comunidad de Castilla y León
Decreto 38/2022, de 29 de septiembre, por el que se establece la ordenación y el currículo de
la educación primaria en la Comunidad de Castilla y León
Decreto 39/2022, de 29 de septiembre, por el que se establece la ordenación y el currículo de
la educación secundaria obligatoria en la Comunidad de Castilla y León
Decreto 40/2022, de 29 de septiembre, por el que se establece la ordenación y el currículo del
bachillerato en la Comunidad de Castilla y León

Figura 1.4. Desarrollo normativo a nivel curricular tras la publicación de la Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre.

1.10. La Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de
mayo, de Educación, y su calendario de implantación.
El 30 de diciembre de 2020 se publicó en el Boletín Oficial del Estado la Ley Orgánica 3/2020, de 29 de
diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación.
Está compuesta por un artículo, 11 disposiciones adicionales, 6 disposiciones transitorias, una única
disposición derogatoria, y 6 disposiciones finales.
Es en el artículo único de esta Ley Orgánica donde se introducen los términos en los que se modifica la Ley
Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación. Y es en virtud de su disposición adicional séptima, mediante
la que esta Ley entró en vigor el pasado 19 de enero de 2021.
No obstante, su implantación está previsto que se realice de forma escalonada a lo largo de cuatro cursos
escolares, del 2020-2021 al 2023-2024, tal y como establece su disposición final quinta. De acuerdo con la
misma:
• El 19 de enero de 2021 se comenzaron a aplicar las modificaciones relativas a la participación y
competencias de Consejo Escolar, Claustro y director; la autonomía de los centros educativos; la
selección del director en los centros públicos; y la admisión del alumnado.
• Al inicio del curso escolar 2021-2022, se implantaron las modificaciones introducidas en la evaluación y
condiciones de promoción de las diferentes etapas educativas; las modificaciones introducidas en las
condiciones de titulación de educación secundaria obligatoria, ciclos formativos de grado básico y
bachillerato; la titulación de las enseñanzas profesionales de música y danza; y las condiciones de
acceso a las diferentes enseñanzas.
• Durante el curso escolar 2022-2023, se implantan las modificaciones introducidas en el currículo, la
organización y los objetivos de 1º, 3º y 5º de educación primaria; las modificaciones introducidas en el
currículo, la organización y los objetivos de 1º y 3º de Educación Secundaria Obligatoria, así como el
primer curso del Programa de Diversificación Curricular, correspondiente al nivel de 3º de ESO; las
modificaciones introducidas en el currículo, la organización y los objetivos de 1º de bachillerato; y las
modificaciones introducidas en el currículo, la organización y los objetivos en el primer curso de los
ciclos formativos de grado básico.
• Y, por último, durante el curso escolar 2023-2024, se implantarán las modificaciones introducidas en el
currículo, la organización y los objetivos de 2º, 4º y 6º de educación primaria; las modificaciones
introducidas en el currículo, la organización y los objetivos de 2º y 4º de Educación Secundaria
Obligatoria, así como el segundo curso del Programa de Diversificación Curricular, correspondiente a 4º
de ESO; las modificaciones introducidas en el currículo, la organización y los objetivos de 2º de
bachillerato; las modificaciones introducidas en el currículo, la organización y los objetivos en el
segundo curso de los ciclos formativos de grado básico; las modificaciones en el acceso y admisión a la
Universidad; y las evaluaciones de diagnóstico, que se desarrollarán en 4º curso de educación primaria
y 2º curso de educación secundaria obligatoria.
Por tanto, en relación con el currículo, la organización y los objetivos de educación primaria, educación
secundaria obligatoria y bachillerato, así como los programas de diversificación curricular y los ciclos
formativos de grado básico, la implantación de estos se realizará entre los cursos escolares 2022-2023 y
2023-2024, a razón de cursos impares en el primero y cursos pares para el siguiente.
Y en cuanto a la etapa de Educación Infantil, la implantación de las modificaciones establecidas en el
currículo, organización y objetivos se realizará, para los dos ciclos en los que se ordena, en el curso escolar
2022-2023, tal y como establece la disposición final tercera del Real Decreto 95/2022, de 1 de febrero.

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