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INTRODUCCIÓN

Dentro de las figuras de amparo del incapaz, encontramos a la patria potestad,


dirigida al cuidado de la persona y del patrimonio del menor por parte de sus progenitores,
también existe la tutela referida al cuidado del menor cuyos padres no ejercen patria
potestad, aquí igualmente este amparo cubre la persona y bienes del incapaz, y por último
encontramos a la curatela, como figura de protección del mayor de edad incapaz, que no
puede velar por sus intereses. Las figuras de tutela y curatela, que en Perú están bien
diferenciadas, pero en otros países como España y México se trata de una sola, por cuanto
ambas se dirigen a lo mismo, cuidar a un incapaz, no interesando cual sea la causa de la
incapacidad.

Actualmente, la teoría de la curatela propiamente dicha tiene una posición clara


considerando que no todos los incapaces están en la misma situación. Unos son
representados por el curador, como es el caso de los enfermos mentales y, otros, solamente
asistidos, como ocurre con los pródigos. Para algunos, la causa de incapacidad está en
una falta (malos gestores o penados) para otros, la causa reside en una condición particular
(retardados o enfermos mentales) y hasta en una ocurrencia de la naturaleza humana
(débiles seniles). En todo caso, ellos tienen como denominador común el hecho de tratarse
de incapacidad accidental y, en todos, la tónica está en el patrimonio y en la defensa de la
persona. Es por ello que, realizamos el siguiente trabajo de investigación tratando de
analizar la figura de la curatela dentro del Derecho de Familia desde diferentes
perspectivas y basándonos en nuestro ordenamiento legal.

El objetivo principal que tenemos como equipo, es poder dar a conocer que la
curatela es una de las instituciones que, junto a la patria potestad y a la tutela, tiene como
fin amparar a quienes cuentan con capacidad de ejercicio restringida. Concretamente a la
persona en situación de discapacidad mayor de edad, al no poder esta velar por sus propios
intereses. Asimismo, si bien tiene semejanzas con la tutela tiene rasgos distintivos que la
hacen merecedora de un tratamiento independiente, el cual se precisará en este trabajo.

Finalmente, esperamos contribuir con el conocimiento respecto del tema,


esperando que el resultado de este análisis sea fructífero para incrementar nuestros
conocimientos en el derecho de familia y principalmente sobre las nociones generales
sobre la Curatela.
V. LA CURATELA EN EL DERECHO COMPARADO

Para una doctrina argentina, la curatela es la representación legal que se da a los


mayores de edad que son incapaces por demencia (art. 141), por ser sordomudos que
no saben darse a entender por escrito (art. 153), o por ser condenados a pena
privativa de la libertad por más de tres años (art. 12, Cód. Penal), a las personas por
nacer en caso de incapacidad de los padres (arts. 57, inc. 1 y 64) y también es la
función de asistencia de los inhabilitados (art. 152 bis) y la administración de ciertos
bienes abandonados o vacantes. (Bossert y Zannoni, 2004, p. 612). Esta doctrina argentina
define a la curatela en función de los supuestos contemplados en sus respectivos Código
Civil y Código Penal.

La curatela se encarga de complementar la capacidad del curatelado en actos que


puede realizar per se, pero con el complemento del curador, en virtud de su
contenido asistencial que precisamente se distingue de la tutela por la delimitación
de su función o porque el sujeto a ella no carece de capacidad. (Galiano Maritan,
2019, p. 123)

Esta doctrina ecuatoriana afirma que el curador complementa (y no suple o


reemplaza) la voluntad del “curatelado” para la realización de diversos actos. En esa
línea, no se trata en estricta de un representante legal sino de un asistente a pesar de
estar en situación de discapacidad.

De lo dicho, podemos colegir que la función del curador debe diferenciarse. Como
señalan Bossert y Zannoni si bien en el caso del demente, la tarea fundamental a cargo
del curador es la de tratar que recupere la salud mental, en el caso del sordomudo es
tratar que aprenda a leer y escribir, y en el caso del inhabilitado, respecto del cual el
curador cumple una función de asistencia y no de representación, tratará que supere
su prodigalidad o su adicción al alcohol o estupefacientes.

La Ley 24 de octubre de 1983 en España reforma el título de Derecho de Tutela, tiene dos
partes; la primera y más llamativa novedad de la ley es la resurrección de la curatela,
desaparecida en 1889 con la entrada en vigor del Código Civil. En el régimen instaurado,
la curatela deviene en un órgano estable; pero de actuación intermitente que se
caracteriza porque su función no es representar, suplir o sustituir la capacidad de
obrar de quién carece de ella sino asistir, completar la capacidad de quién,
poseyéndola legalmente necesita para determinados actos de esta adición o
concurrencia de asesoramiento o consejo según reconocen varios autores españoles.

El Artículo 267 de esta regulación dispone que el tutor es el representante del menor o
incapacitado y el artículo 289 dice que la curatela tendrá por objeto la asistencia del
curator para aquellos actos que expresamente imponga la sentencia que la haya
establecido.

Con la curatela se complementa la capacidad. Para comprender bien la diferencia entre


una y otra podemos tomar de referencia la distinción entre representación y asistencia, o
teniendo en cuenta la intensidad que tiene una u otra como institución de guarda, donde
en la tutela es donde más se pronuncia pues está dirigida en lo fundamental a los menores
no emancipados que no están bajo patria potestad; a los incapacitados cuando una
sentencia así lo haya establecido; a los sujetos a patria potestad prorrogada al cesar esta
salvo que proceda la curatela. Sin embargo, la curatela se aplica a los incapacitados
cuyos padres fallecieron o quedaron impedidos para el ejercicio de la asistencia prevenida
por la ley, a los que obtuvieren el beneficio de la mayor edad; a los declarados
pródigos; a los incapacitados a quienes la sentencia de incapacitación o una resolución
judicial posterior que modifique aquella, coloque bajo esta forma de protección en
atención a su grado de discernimiento.

VI. LA CURATELA EN EL ORDENAMIENTO NACIONAL

Las personas con discapacidades constituyen hoy un grupo muy diversificado en el


que encontramos niveles de dependencia muy diferentes, y no por ello deben ser
excluidas de la toma de decisiones, tanto en el seno de la sociedad, como de sí mismas,
razón por la que hay que dotarles de los mecanismos de auxilio apropiados para ello
sin violentar su autonomía, por estas razones es que se considera a la curatela como
la vía legal de guardaduría y protección más aconsejable para estas situaciones, por la
flexibilidad y fácil adaptación a las múltiples formas y niveles en que se presentan estas
deficiencias.

La curatela, como institución de guarda en el ámbito del Derecho de Familia,


ampara situaciones pasajeras, accidentales, más o menos temporales y
circunstanciales; se destina a actos singulares para los que se requiere un
complemento de capacidad a quienes la poseen pero con carácter limitado o
insuficiente.
La curatela es una de las formas de guarda legal previstas en nuestra legislación y se
encuentra regulada en el Libro Tercero, Sección Cuarta, Título II: Instituciones
Supletorias de Amparo, Capítulo II, desde el artículo 564 hasta el artículo 618. Se
define como una medida de apoyo a una persona que no cuenta con plena capacidad
y requiere de asistencia continuada. La finalidad de la curatela es la de asistencia, apoyo
y ayuda en el ejercicio de la capacidad jurídica.

El Código peruano asume la curatela típica propiamente dicha porque, a semejanza


de otros, establece, junto a ella, otras curatelas: (la curatela de bienes y las curatelas
especiales), una posición muy neta y clara, la cual se mantiene en el Código actual
similarmente como se establecía en el Código Civil de 1936.

La persona bajo curatela es capaz, pero requiere de un complemento de asistencia


mediante el establecimiento de medidas de apoyo que deben respetar siempre la voluntad
y preferencias de la persona con discapacidad, pero ya no se la sustituye y representa en
la toma de decisiones.

Las medidas de apoyo a las personas mayores de edad o menores emancipadas que las
precisen para el adecuado ejercicio de su capacidad jurídica tendrán por finalidad permitir
el desarrollo pleno de su personalidad y su desenvolvimiento jurídico en condiciones de
igualdad. Estas medidas de apoyo deberán estar inspiradas en el respeto a la dignidad
de la persona y en la tutela de sus derechos fundamentales. Las de origen legal o
judicial solo procederán en defecto o insuficiencia de la voluntad de la persona de que se
trate. Todas ellas deberán ajustarse a los principios de necesidad y proporcionalidad.

Su extensión vendrá determinada en la correspondiente resolución judicial. Se


revisará periódicamente. El Juez determinará los actos para los que la persona con
discapacidad requerirá el apoyo del curador, pero será el discapacitado quien tome
sus propias decisiones con dicha ayuda y solo excepcionalmente el Juez determinará
los actos concretos en los que el curador asuma la representación. La autoridad
especificará también los actos en los que la persona requiere de la asistencia del curador
o de la representación del curador.

6.1. Personas sujetas a curatela

De acuerdo con el artículo 564 del Código Civil: Están sujetas a curatela las personas a
que se refiere el artículo 44 numerales 4, 5, 6, 7 y 8.
– Los pródigos

– Los que incurren en mala gestión

– Los ebrios habituales

– Los toxicómanos

– Los que sufren pena que lleva anexa la interdicción civil

Resulta evidente que las personas mencionadas son sujetos de derecho mayores de
edad con capacidad de ejercicio restringida que requerirán ineludiblemente de un
apoyo (y no representante), en este caso de un curador, que los asista en la toma de
decisiones relacionadas al ejercicio de sus derechos, verbigracia, la disposición de su
patrimonio. Decimos apoyo y no representante ya que el primero ayuda en el proceso de
toma de decisiones mientras que el segundo reemplaza la voluntad del curatelado o
representado.

Nótese, desde luego que no todos estos incapaces se encuentran en idéntica situación.
Algunos son representados por el curador (como los enfermos mentales), otros, sólo
asistidos (como los pródigos). En unos la causa de la incapacidad reside en una falta
(como en los malos gestores o los penados), en otros, en una desgracia (como en los
enfermos o débiles mentales) y hasta en una circunstancia propia de la naturaleza humana
(como los débiles seniles); pero todos ellos ofrecen como común denominador, la
presencia de las dos notas a que antes se aludió, a saber: “ se trata siempre de una
incapacidad accidental y en todos se carga el acento patrimonio y en la defensa de la
persona del incapaz y no en su educación y formación” . Ello significa, a nuestro entender,
que a todos se le comprenda dentro de la misma figura protectora y, al mismo tiempo, que
con cada grupo de ellos se organice un matiz particular al que la ley dedica título distinto.

En esa línea resultan ilustrativos los siguientes artículos:

Artículo 45.- Ajustes razonables y apoyo

Los representantes legales de los incapaces ejercen los derechos civiles de éstos, según
las normas referentes a la patria potestad, tutela y curatela.

Artículo 45-A.- Representantes Legales


Las personas con capacidad de ejercicio restringida contempladas en los numerales 1 al
8 del artículo 44 contarán con un representante legal que ejercerá los derechos según las
normas referidas a la patria potestad, tutela o curatela.

CONCLUSIÓN

En conclusión, podemos afirmar que, la curatela es aquella institución del derecho de


familia, concretamente del amparo de la persona con capacidad de ejercicio restringida,
que tiene como finalidad cuidar del mayor de edad con discapacidad y de sus bienes,
asistiendo o complementando su voluntad en la celebración de diferentes negocios
jurídicos. Y no solo ello sino lograr, en la medida de lo posible, que el curatelado recobre
su plena capacidad de ejercicio

REFERENCIAS

Alvaréz, A. (2006). Evolución del concepto de la curatela. Discapacidad u Curatela en


Colectivo de Autores. Nuevos Perfiles del Derecho de Familia. Libro Homenaje a la Dra
Mesa Castillo, Olga. Primera Edición, Rubinzal-Culzoni, Argentina.

Borda, G. (1993). Manual de Derecho de Familia. Editorial Perrot. Buenos Aires.


Argentina. Undécima Edición Actualizada.

Coca, S. (05 de noviembre de 2020). Derecho de familia: ¿qué es la curatela? La pasión


por el Derecho. Derecho de Familia. Lima, Perú. https://lpderecho.pe/curatela-familia-
derecho-civil/

Gente, A. & Calera, M. (1986). Comentarios al Código Civil y Compilaciones forales.


Colectivo de Autores dirigidos por Manuel Albadalejo. Tomo XXIX, vol. 3º. Colección
Edersa. Madrid.

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