Está en la página 1de 6

¿De dónde viene el cover?

¿Hacia dónde va?

Juan Bilbao Bagnara

Resumen:

Este breve ensayo tiene por objetivo evaluar el valor y las características que posee la
interpretación como parte del proceso creativo de una canción. Quizás finalmente parece más
una columna de opinión que un ensayo, pero de todos modos se realiza un análisis
músico-social en parte objetivo. En fin, lo cierto es que analizo dos versiones del bolero
mexicano Miénteme, del “chamaco” Domínguez, ambas grabaciones de estudio. Además de
compararlas las reviso para evaluar algunos detalles en función de referirme al tema que
convoca: la interpretación. También dentro del análisis se realizan comentarios acerca de
elementos importantes que rodean este concepto y a veces pasan desapercibidos, como el
género musical como precedente, la grabación como proceso, el oyente como objetivo, entre
otros.

Palabras clave: Musicología, música grabada, cover, intérprete, bolero


Miénteme

Si existe alguna canción muy popular que te gusta mucho, seguro has escuchado uno de sus
covers, ya sea por curiosidad, por casualidad, recomendación, etc. Es posible que te hayas
decepcionado debido a que no llega a satisfacerte al nivel que lo hace la versión que
conocías, tanto como puede que te haya cambiado la perspectiva de la canción entregándote
nuevos elementos y posibilidades previamente desconocidos. Sucede que la música puede
llegar por distintos medios a muchos lugares y en cada uno de ellos puede tener un
significado diferente. Asimismo, de estos espacios pueden surgir nuevas interpretaciones de
aquella música, de acuerdo a su contexto y perspectiva. De esta manera nacen los covers o
reversiones de las canciones, y allí es donde la performance y la interpretación de los nuevos
artistas es uno de los principales factores que van a determinar la transmutación que vivirá el
tema.

En este caso nos estamos refiriendo principalmente a la música grabada, ya que estamos
analizando una canción reversionada por dos artistas distintos. En ese contexto, si bien es
correcto afirmar que el oyente es dueño del momento, espacio y situación en la que escucha
la canción, no se puede dejar de lado la gran cantidad de condiciones que van impregnadas en
cada interpretación. El tema a analizar es un bolero mexicano y enseguida presentaré algunas
ideas fundamentales que ayudan a destacar que los elementos asociados a la interpretación
-previo a llegar al oyente- generan un marco que limita un poco el contexto de escucha.

De alguna forma creo que cuando se realizan covers se genera una cadena entre la canción
original, las intenciones de quienes idean el cover, el estilo de el/la intérprete y obviamente el
oyente, que puede ser un fanático del género, compositor, intérprete, o bien puede ser quien
escucha esa letra y música por primera vez.

¡Miénteme más!

La versión de Los Tres Diamantes del bolero Miénteme es una interpretación al clásico modo
de un trío mexicano; una guitarra, un requinto, percusiones y por supuesto las tres voces. Lo
que caracteriza esta tradicional manera de interpretar la música (recordemos que la canción es
una composición del músico nacido en Chiapas, México: Armando “Chamaco” Dominguez),
es que los músicos la tocan para otras personas generando un momento especial de escucha,
cántico y en algunos casos baile. Si te ubicas en plaza Garibaldi por ejemplo, que es un típico
lugar donde se juntan muchas agrupaciones de mariachis de la Ciudad de México, pagas para
que un grupo interprete alguna canción conocida (o popular) frente a ti y las personas que te
acompañan. A lo que pretendo llegar con esto, es que en ningún momento la agrupación se
apropia de la canción, ni de su letra. Entre todos la toman del autor original y la entregan al
espectador de la manera que por tradición saben hacerlo. No pretendo decir que la canción no
es de ellos porque su interpretación es propia y única. Lo que sí se demuestra en el género, es
que ningún miembro es la cara que expresa la letra como si fuera suya para que el espectador
empatice con él. Y sucede que en el caso de Miénteme, es ahí mismo se genera la principal
diferencia en la interpretación entre Los Tres Diamantes y Olga Guillot. La versión de la
cantante cubana nombrada “la reina del bolero”, la sitúa a ella como la absoluta protagonista
del motivo lírico. Una orquesta que la acompaña le otorga la posición de hablante, y de la
misma manera, ella modifica los tiempos de las melodías, expresando el motivo lírico como
una vivencia propia. El enamoramiento lo transmite con una supuesta sinceridad y
probablemente funciona -a diferencia de la otra versión- de una manera en que el espectador
conecta con la intérprete directamente, con las palabras que ella canta, y no con la canción en
sí misma. La posición desde la que Olga Guillot habla genera una especie de dinámica de
poder, donde se ponen al servicio de la cantante; la canción, los músicos que la acompañan e
incluso el espectador está expuesto a someterse a ello, al admirarla y potenciar su carácter de
estrella absoluta. A diferencia de esa dinámica, Los Tres Diamantes se ponen al servicio de la
canción y sus oyentes.

Eric Clarke, en su texto Escuchar la interpretación, menciona un interesante estudio de


Bruno Repp acerca de la percepción del oyente en la interpretación. En este se detallan los
momentos en que quienes oyen una pieza demuestran estar advirtiendo una variación
respecto a la referencia previa que tenían del tema, o bien se muestran sorprendidos por algún
elemento en particular.

“Aunque sólo considera un aspecto de la interpretación, el estudio de Repp ilustra un


principio general importante: que la capacidad de los oyentes de detectar las
características detalladas de la interpretación depende mucho del contexto. Este
principio puede influir tanto en la conciencia que tiene el oyente de las características
de la interpretación como en su manera de interpretarlas —es decir, cómo funcionan
esas características como signos. Una ralentización del tempo en medio de una frase
puede interpretarse como una intensificación expresiva, mientras que la misma
ralentización al final de una frase puede entenderse como una disminución de la
tensión, marcando la conclusión de un pasaje musical. Las diferentes interpretaciones
de una <<misma>> característica interpretativa son producto del sistema de
relaciones estructurales y expresivas en el que se inserta cada característica de la
interpretación.”(2006, p. 226)

Y es que si eras un fanático del “chamaco” Domínguez y eras conciente de la fama de “la
reina del bolero” probablemente notaste grandes diferencias en la manera de expresar la letra.
El autor previamente mencionado destaca justamente lo que sucede con el estilo de Olga
Guillot. Ella, al apropiarse del motivo del tema y hacerlo suyo, se esmera en manifestar el
sentimiento de cada verso. A veces con pausas que hasta pueden entorpecer el
acompañamiento en el canto de quien la escucha por la radio y se sabe bien la letra. Mientras
en la versión de Los Tres Diamantes los versos son cantados casi perfectamente a tiempo con
el acompañamiento -que va siempre a tempo- , en la de Olga Guillot hay incluso algunos
versos con más pausas en medio de la frase que las pausas naturales que se producen entre
verso y verso. Como por ejemplo cuando dice: “... más si das a mi vivir la dicha con tu
amor mentido…”. (Guillot, 1954) En esos casos al oyente no le queda más remedio que
asumir que en ese momento aquellos versos le pertenecen más a la cantante que a él.
Aprovechando que mencioné aquel verso del tema, es preciso analizar un poco el cambio en
la letra que se produce. En la canción de Armando Domínguez, la letra dice “... más si das a
mi vivir la dicha con tu amor fingido…”. La cantante cubana lo cambia por “mentido”, por
equivocación según ella menciona en una entrevista:

“Pero no creas que corregía las letras de todos mis autores, los respetaba. Sólo lo hice
con Chamaco Domínguez en Miénteme. El maestro escribió "tu amor fingido" y yo
dije "mentido". Es la única vez que equivoqué la letra de una canción, porque te
confieso que me equivoqué, y claro, como salió en la grabación, todo el mundo se la
aprendió así.” (Olga Guillot en carne propia, 2008).

Esta situación no afecta realmente en el motivo que se transmite, por lo que no posee
consecuencias, al menos visibles. Lo que se desprende de esto es que probablemente sucedió
en el estudio que quienes estaban presentes escucharon a Olga equivocarse, se dieron cuenta
de aquello y aún así quedó en la grabación. En plena sesión de estudio es normal que el
productor o alguien encargado de la dirección artística haga comentarios oportunos por el
bien del producto que se desea obtener, sin embargo en esta situación no hubo corrección
porque: (y esto es especulación mía pero va al caso y hace sentido) de otro modo se hubiera
perdido el factor auténtico en la interpretación. No hubiera sonado igual de real y expresivo
aquel verso.

Los Tres Diamantes también realizan una pequeña variación en la letra. De alguna forma esto
pone en cuestión lo que comenté acerca de cómo se ponen al servicio de la composición, ya
que se rompe esa fidelidad. Pero bien claro está que como en el caso de Olga, esto es en pos
de que la calidad de la interpretación no se vea afectada y tenga plasmado el estilo del trío
mexicano. En el verso que dice “Y qué más da, la vida es una mentira…” ellos prefieren
hacer uso de sus voces armonizando la melodía del verso mismo. Quizás esto incluso podría
llegar a producir la situación en que sea el momento exclusivo del oyente de cantar esa parte
que bien conoce, recibiendo el acompañamiento melódico/armónico de la agrupación.

El musicólogo Eric Clarke también hace un comentario pertinente acerca de un punto que
mencioné brevemente en la primera comparación entre las dos versiones analizadas. Y tiene
que ver con la relación entre intérprete/canción/oyente. Como comentaba, mientras Los Tres
Diamantes se ponen al servicio tanto de la composición del “chamaco” -quien es su
referente-, y a su vez tocan de tal forma que la canción sea útil al oyente, Olga Guillot estaba
grabando -como ella diría- “un palo”.

“Una prueba fehaciente de la importancia que tiene la interpretación para los oyentes
es el enorme empaque que nuestra cultura le da a la interpretación: en la cultura
musical contemporánea, los intérpretes son estrellas, como demuestran
frecuentemente los diseños de las carátulas de los CDs y como revelan igualmente sus
honorarios y sus perfiles públicos. La industria de la grabación depende para su
supervivencia del apetito casi insaciable de un público consumidor de grabaciones
nuevas o reeditadas de un repertorio mayormente estático, y la industria fomenta a su
vez la importancia de la interpretación por razones comerciales obvias. Esta prueba
por sí sola plantea claramente una cuestión que requiere una respuesta, del mismo
modo que el florecimiento de los estudios sobre la interpretación refleja el creciente
interés académico por ella.”(2006, p. 218)

A partir del punto anterior me surge el siguiente cuestionamiento: ¿Nace la idea de grabar una
interpretación de Olga Guillot del bolero mexicano Miénteme por la necesidad de obtener un
producto musical con ciertas características nuevas? ¿Nace por la búsqueda de un estilo
romántico más potente para emocionar más al oyente? ¿O bien nace debido a la fama que
venía adquiriendo la cantante cubana y la posibilidad de un éxito comercial? O como
pregunta más conclusiva ¿Cuál es el objetivo y qué consigue cada una de las versiones recién
analizadas?

Conclusión:

Me he dedicado a analizar literalmente los hechos que rodean las dos interpretaciones de
Miénteme y a especular bastante al respecto. Creo que desde mi posición es lo más preciso
para reflejar de manera imparcial mi percepción de ambas versiones, como oyente e
“investigador”. Respondiendo un poco a lo planteado en el párrafo anterior, pienso que los
contextos son abismalmente distintos entre Los Tres Diamantes y Olga Guillot. Me atrevería
a decir que son géneros distintos y socioculturalmente opuestos. Sí, creo que la versión de “la
reina del bolero” tiene principalmente fines comerciales y para ella probablemente la
popularidad es un eje central. Incluso en la entrevista previamente expuesta menciona esta
grabación como un punto de inflexión, destacando que antes se le distinguía por su elegancia,
haciendo entrever que este bolero no era muy de su estilo.

“Nunca grabé canciones con letras vulgares. Los autores a los que les canté eran
poetas. Ni las letras que interpreté, ni mis orquestaciones, hicieron nunca concesiones
a lo chabacano. No olvides de que antes de que yo grabara <<Miénteme>>, me
caracterizaba por mi elegancia en las pistas, por mi manera de proyectarme. Mi estilo
nada tiene que ver con esos bolerones de arrabal.”(2008)

Hago la distinción con el trío mexicano por lo mismo que mencioné al comienzo del texto.
Son una agrupación que busca continuar con una tradición. Su escuela nada tiene que ver con
la elegancia, más bien se relaciona con el folklore, la cultura mexicana de mantener la
memoria de los músicos y los temas más clásicos del país. Como punto aparte, escribo esto
desde Oaxaca, México. Recorrí antes parte de la capital y pasé por el estado de Puebla. He
visto en gran parte de los lugares que he estado, una increíble preservación de la cultura y aún
más impresionante, la intención colectiva de potenciarla para nunca perderla.

En mí, la versión de Miénteme de Los Tres Diamantes consigue evocar un sentimiento más
artístico y cultural. Mientras que la de Olga Guillot logra hacerme sentir el romance de
manera increíble. Ahora, no puedo especular acerca de cómo le sucederá al resto porque eso
dependerá de su propio contexto.

Bibliografía:

1. Clarke, E. (2006). Escuchar la interpretación. En La interpretación musical. (pp.


217-219). John Rink
2. López, A. (2008). Olga Guillot en carne propia. Para revista Encuentro. (pp.
191-198).
3. Guillot, O. (1954). Miénteme.

También podría gustarte