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procedencia, ya que dicho final es una especie de patronímico de todas aquellas gentes.

De otra parte, preciso es convencerse de que, en una época protohistórica, el Oriente, no


sólo estuvo habitado por gentes orientales sino también por las que ocuparon el callejón
interandino; es muy natural suponer que la conquista de los incas y, depués, la conquista
española hicieron que estas gentes emigrasen hacia la región amazónica. Basta citar el
hecho de la emigración de los pimampireños.

9o.- LOS IMBABUREÑOS Y CARCHENSES, POR EL MERO HECHO DE SU PROCEDENCIA COMUN,


TIENEN UN CONTACTO CON LA RAZA DE LOS PAEZ Y LOS CARCHENSES OTRO U OTROS.

La primera parte de esta proposición la demuestran los estudios del Sr. von Buchwald
(Boletín de la Sociedad Ecuatoriana de Estudios Americanos, num.3, Migraciones Sud
Americanas), en tratándose de las bases mismas del idioma imbabureño; por
consiguiente, se encuentra también este influjo en el Cayapa-Colorado y otras lenguas
occidentales.

En el Carchi y tal vez en Esmeraldas, vuelve a demostrase un nuevo influjo en los


sufijos de los nombres pastenses y esmeraldeños, lo cual indica contactos posteriores,
porque, como se ve en el decurso de nuestro estudio, los apellidos indígenas y más aun
los nombres geográficos son una yuxtaposición de elementos que han ido formándose
en el decurso de los tiempos. Recordaremos al lector las palabras Coan-quer, Pue-cos-
ancuan-quer, Nun-tac-pu-buela, Cha-quil-pulro-buela, Pue-taya-sel, Pu-gad-chagua-
puela y muchas otras palabras que se han complementado hasta un tiempo en que los
idiomas pastense e imbabureño entraron en descomposición.

10o.- NO SOLAMENTE EL CURSO DEL RIO ESMERALDAS ES LA RUTA DE LOS INMIGRANTES


OCCIDENTALES HACIA IMBABURA Y EL NORTE DE PICHINCHA; ESA RUTA ES LA SECCION
COMPRENDIDA ENTRE LOS RIOS MIRA Y ESMERALDAS.
En efecto, todas las noticias que nos han transmitido los viajeros de Imbabura a
Esmeraldas y algunos datos geográficos e históricos de cuenta, testifican la dispersión
de las tolas en toda esta región; lo cual demuestra que los inmigrantes occidentales no
emprendieron un viaje de seguida, hacia Imbabura y Pichincha, como lo verificaría un
solo individuo al encontrar el principio de una ruta. Las gentes occidentales, llámense
como se llamaren, lo repetimos, no levantaron sus tiendas de campaña para venir a la
sección interandina, por ruta conocida, sino que el área de su dispersión, entre las
vicisitudes de los tiempos, fue ensanchándose por la sección indicada, hasta tocar en el
callejón interandino de las antedichas Provincias.

11o.- EXISTIERON MUCHOS INDIVIDUOS LLAMADOS DOS QUITUS HASTA BIEN AVANZADO EL
SIGLO XVIII Y ES PROBABLE QUE SUS DESCENDIENTES EXISTAN HASTA AHORA. EL AREA DE
DISPERSION DE ESTAS GENTES LA ENCONTRAMOS DESDE PASTO HASTA LA PROVINCIA DE
CHIMBORAZO.

Para demostrar nuestro aserto, basta remitir al lector a los nombres que dejamos
apuntados con la base en qui. Al momento no tenemos a la vista la sentencia que
expidió la Real Audiencia de Quito en la causa seguida por el sublevamiento de los
indios de Guamote y Columbe, la cual, en copia autorizada se encuentra en el Archivo
de la Jefatura Política de Otavalo; en ella aparecen los nombres de algunos indígenas de
apellido Quitu, ajusticiados con distintas penas, y aunque no se encontrara más que un
solo nombre, este solo bastaría para demostrar la existencia de estos indígenas y que no
fueron exterminados en tiempos anteriores. Los de lugares llamados Quitu habían
desaparecido completamente si no hubieran existido indígenas de este apellido hasta el
tiempo de la Conquista española. Ya hemos tenido ocasión de manifestar que los
lugares, de ordinario han sido designados con el nombre del poseedor del suelo, y en
tanto se justifica el nombre de un lugar, en cuanto han existido indígenas del mismo
apellido.

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