Está en la página 1de 1

Texturas Abstractas es el título escogido por el autor para dar nombre a las obras que

componen esta exposición. En ellas, Santos Bastida, continúa la línea iniciada a finales de los
años 80 al comienzo de su carrera. Una línea, sin duda, caracterizada por lo que constituye la
clave fundamental de su proceso creativo: lo indeterminable y absolutamente personal. Dicho
con otras palabras, la ausencia de adscripción y pertenencia concreta a estilo o corriente
alguna. Esto no quiere decir, no obstante, que no se deje sentir, claramente, en sus obras la
impronta de todo aquello que se agitaba durante las décadas que van de 1960 a 1990 y que
cristalizó principalmente durante el decenio de 1980 que algunos han denominado “la era del
entusiasmo”. En estos años, España asiste su consolidación como sociedad posfranquista, y a
su construcción democrática y moderna que atrapaba, por fin, lo tan ferozmente perseguido
durante tanto tiempo. Eran tiempos de nueva identidad y de libertad.

Pedro Almodovar lo expresó claramente cuando dijo: “No éramos una generación; éramos un
movimiento artístico; no éramos un grupo con una ideología concreta. Éramos simplemente un
puñado de gente que coincidió en uno de los momentos más explosivos del país”. Por tanto, no
es de extrañar que toda esta atmósfera sea perfectamente percibible en la idiosincrasia y la
obra de Santos Bastida.

Expresionismo, Abstracción geométrica y figurativa, Op Art, Pop Art, pasando por la Pintura
Metafísica, el Diseño Gráfic…, son las fuentes que laten tras las imágenes que vemos. Todo
aquello que se puede definir como Informalismo y Vanguardia.

Compuestas por superficies planas, paleta de color primaria fuerte y plana, técnicas mixtas que
componen, texturas bidimensionales y planas; uno de los objetivos principales perseguido en
su producción. En sus propias palabras: “el color es decisivo en mi obra. Busco una armonía
sólida entre éste y lo formal de la obra”.

Testigo privilegiado de aquellos momentos, y precisamente por su implicación de manera tan


destacada en ellos, confiesa que su obra “puede contener un fuerte mensaje social, aunque a
veces no sea algo concreto, ni fácilmente distinguible. Alguna de las imágenes pueden tenerlo y
otras no. Pero en general, un contenido común a toda la muestra, no es algo que haya
proyectado”

No obstante, ese compromiso asoma en su obra, sobre todo en aquellas obras en las que
aparece la figura humana. Y no es de extrañar, teniendo en cuenta todo lo dicho a cerca de su
trayectoria y el contexto en el que vivió.

Santos Bastida y su obra puede ser considerado como un ejemplo histórico y vivo, que
reaparece en el Colectivo de Artistas Plásticos de Cehegín, que nos trae y mantiene viva la
llama de una época de la que se ha dicho que “fue una fiesta, un momento de ilusión y de
optimismo, en las que se resquebrajó el conservadurismo y se resistió al arte comprometido”

Lo que ocurrió después es otra historia; llegaron los años 90.

Francisco Peñalver Rodríguez.

También podría gustarte