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Ansiedad 😮‍💨

La ansiedad es una activación normal de nuestro cuerpo ante situaciones que necesitan una
respuesta fácil por nuestra parte. A la vez nos prepara para huir del peligro o luchar contra él.

A continuación hablaremos sobre qué debemos decir y que no debemos decir a una persona
que está sufriendo una crisis de ansiedad.

Qué no decir a una persona durante una crisis de ansiedad


o pánico:
En ocasiones podemos decir cosas con la mejor voluntad del mundo, pero pueden no ser lo
mejor para la otra persona. A pesar de que desde tu perspectiva puede ser así, la persona que
está sintiendo ansiedad lo verá de otra forma. Tanto la emoción de ansiedad como el miedo son
emociones reales que está sintiendo en esos momentos y afectarán a cómo recibe lo que le
digas. Por eso es importante saber qué NO es recomendable decirle a una persona con
ansiedad.

1. «No tengas miedo»

A pesar de que a ti te pueda parecer una situación rutinaria, que puedes afrontar sin mayores
problemas, la persona con ansiedad no lo sentirá así. El miedo es real y por mucho que se lo
digas, no es tan fácil de que se marche. Más bien es necesario que le reafirmes que estás ahí
para ayudarle y que te mantendrás a su lado.

2. «Cálmate»

La ansiedad no se elige y nadie puede calmarse sólo con que se lo ordenes. Si le das ese tipo de
indicaciones, estás invalidando y desvalorizando sus sentimientos. Si la persona pudiera
calmarse lo haría, ya que nadie elige sentirse así. Nadie quiere sentir ese miedo tan fuerte.

3. «Tampoco es para tanto» o «No hay razón para sentirse así»

Al hacer un comentario de este tipo, le estás diciendo a la persona que la reacción es


desproporcionada. El miedo que siente es real y no debemos valorar desde nuestra perspectiva
sus sentimientos. Si le estás intentando hacer ver que el miedo que tiene o el pensamiento es
irracional, puede que la persona ya lo sepa y no pueda desembarazarse de esos pensamientos.
Tampoco es la mejor forma de indicárselo. Además, no es sólo cuestión de ser consciente de la
irracionalidad de la ansiedad, sino también de poder cambiar esos pensamientos. Para eso es
necesario todo un trabajo psicológico que prepare a la persona ante esas situaciones.

4. «Todo el mundo puede estar estresado (o ansioso), es normal», «Yo también me pongo
nervioso a veces» o «Sé lo que dices (o te comprendo), yo también me he puesto nervioso
cuando… (cualquier actividad o situación)»
Sentirse inquieto, nervioso o estresado no es lo mismo a tener un ataque de pánico ni sentir
ansiedad generalizada. Todos podemos tener cierto grado de ansiedad, pero cuando una
persona tiene un ataque de pánico su ansiedad está por las nubes. La intensidad de la emoción
es muy distinta y los pensamientos también son más irracionales (puede tener miedo a volverse
loco o morir debido a los síntomas aunque no sea una posibilidad).

5. «Todo va a salir bien»

Es una de las frases que más fácil nos puede salir a todo el mundo. Reconfortar a la otra
persona y tratar de eliminarle ese miedo es una de las reacciones naturales que aparecen en
esas situaciones. No obstante, la persona que está sintiendo ansiedad no tiene la sensación de
que las cosas vayan a ir bien (al contrario) y puede no recibir bien tal frase. Además, nunca
podremos asegurar a una persona que todo va a estar bien.

6. «Todo está en tu mente (o todo está en tu cabeza)»

Aunque es cierto que la ansiedad está influenciada por la interpretación que se hace de la
situación o la realidad, no beneficia que se minimice su temor. Hay un sesgo claro en la
percepción de peligro, pero conviene recordar que no es algo que sea voluntario ni que sea tan
sencillo de cambiar. La ansiedad también tiene un componente biológico importante y las
reacciones o síntomas físicos pueden estar muy automatizados (aparecen sin que uno sea
consciente).

Qué sí debemos decirle a una persona con ansiedad:


Hay muchas cosas que se pueden decir a una persona con ansiedad. Estas siempre tienen que
ser desde la comprensión de su experiencia, sus sentimientos y sus pensamientos. No hay
que negar lo que está viviendo, hay que acercarse y preguntar en qué puedes ayudar. A
continuación tienes algunos ejemplos:

1. «Estoy aquí contigo» o «¿Te ayudaría si estoy a tu lado hasta que se te pase?«

El tener una presencia amiga, que proporcione seguridad en ese momento, puede ayudar a
sentir que uno no está solo pasando por ese mal trago y que tiene a alguien cercano a su lado.

2. «¿Qué puedo hacer para ayudarte?«

Una de las cosas más importantes es preguntar. Puede que a ti te parezca obvio, pero en
muchas ocasiones tratamos de ayudar sin saber qué es lo que necesita esa persona. La
ansiedad puede mostrarse y expresarse en situaciones muy dispares y las necesidades pueden
ser distintas. En ocasiones puede necesitar distraerse hablando contigo o en otras estar un rato
tranquila descansando. Al hacer una pregunta abierta estás demostrando amabilidad e interés
por sus necesidades.
3. «Vamos a un sitio tranquilo a (caminar, hablar…)«

Cuando uno siente tanta ansiedad, no quiere ruidos, ni estar rodeado de mucha gente o en
medio de un alboroto. De hecho, es probable que si está teniendo mucha ansiedad, después
necesite descansar porque estará exhausto. Un ataque de ansiedad puede dejar literalmente
agotada a la persona, con dolores de cabeza, molestias digestivas u otros síntomas físicos. Ir a
un sitio tranquilo, charlar un rato o caminar puede ser de utilidad para que el nivel de activación
se reduzca.

4. «Siempre estaré aquí si necesitas hablar«

Una de las necesidades que en general podemos tener es el apoyo social. El poder hablar con
amigos o amigas sobre cómo nos sentimos puede ser imprescindible. Tener a un amigo/a de
confianza, en el que la persona con ansiedad sabe que puede acudir cuando lo necesite, puede
ejercer un efecto beneficioso sobre la ansiedad (y otras dificultades como la depresión). Hablar y
compartir tiene un efecto positivo sobre la salud mental.

5. «Tus sentimientos/preocupaciones/miedos no son ninguna tontería» (si la persona piensa


que son una tontería o no son importantes) o «Como tú te sientes es importante para mí«.

Validar lo que la otra persona está sintiendo o pensando es una herramienta muy valiosa para
todo el mundo. Por mucho que los pensamientos o las emociones sean irracionales en esos
momentos, la experiencia es real y puede llegar a ser aterradora en un ataque de pánico. Luego,
puede haber preocupaciones que, aunque parezcan triviales, la persona las vive con mucha
intensidad y llegan a ser constantes durante mucho tiempo. Por eso son importantes y no son
ninguna tontería. Hay que valorarlas y buscar una solución. Entre ellas puede estar el motivar a
la persona a que busque ayuda profesional.

6. En caso de que la persona esté teniendo un ataque de pánico, puedes decirle cosas
como:

«Dime qué necesitas ahora»

«Céntrate en la respiración. Respira profunda y lentamente»

«Es normal que sientas miedo, son sensaciones desagradables, pero no son peligrosas y se
pasarán»

«Estoy orgulloso de ti. Bien hecho.».

Y sobretodo, ponte frente a esa persona, respira lento y profundo para que te siga y cuando
notes que si respiración es relajada, hazla contar hasta 10 contigo.

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