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DERECHO ROMANO – UNIDAD 5

Integrantes: Victoria Durquet, Fernando Peralta, José Salomón, Héctor Figueredo y Mauricio
Céspedes.

Régimen Patrimonial del Matrimonio: El régimen matrimonial es el conjunto de reglas que


determinan y delimitan los intereses económico-pecuniarios que rigen las relaciones
interconyugales en el matrimonio y las relaciones con los terceros
La dote - rexuxorie: es el conjunto de bienes que la mujer u otra persona por cuenta de
esta entrega al marido para contribuir a solventar los gastos del matrimonio. Es así como se
genera un régimen especial, en el que el marido adquiere la titularidad sobre los bienes
de la dote, pero se trata de una titularidad para el marido, es decir, para contribuir a las
cargas del matrimonio
Desarrollo histórico: surge en el matrimonio cum manu.
La dote constituía un honor. Debía ser restituida. Después del matrimonio, existe la
obligación de restituir la dote si se ha estipulado su restitución mediante la cautioreiuxoriae

Clases de dote
1. Profecticia: constituida con bienes del padre o de un pariente en línea paterna.
2. Adventicia: constituida por la propia mujer u otra persona que no sea el padre o un
ascendiente paterno de la mujer. Si la esposa era Sui Iuris
3. Recepticia: constituida por un tercero, eran los que se entregaban luego de prometer
expresamente el marido que los restituiría a la mujer o a sus herederos.

Modos de constitución:
1. Datiodotis: entrega de la dote.
La dote podia ser constituida de modo real o por via obligacional. Se la constituía
de
modo real, con la entrega efectiva o inmediata de los bienes que la componian,
realizando en su caso los acostumbrados modos de transmision, mancipatio, in
dure
cessio, traditio, y aun cesion de creditos, remision de deudas, renuncia de
herencia,
legados o servidumbres y , en general, todo medio que implique un traspaso
efectivo
y no una mera promesa de transmision.

2. Dictiodotis: padre o abuelo paterno, la mujer sui juris, un deudor. Por vía
obligacional, solemne.
Entraña una obligacion solemne por la cual quien ofrece la dote se obliga a
constituirla.
3. Promitiodotis: es una convención destinada a formar una dote por contrato verbal
de estipulación.
Derechos del marido sobre los bienes dotales
Era propietario absoluto, disponía a su gusto. El marido podía reclamar por la actio es
stipulato.
La mujer exigir la restitución por la actioreiuxorie.
● Lex Julia de adulteris: los fundos itálicos dados como dote sin el consentimiento de
la mujer, y ni siquiera con dicho consentimiento podía gravarlos con prenda.
Justiniano amplió la prohibición también a los fundos provinciales. El marido no es
en verdad un propietario de la dote, sino un simple usufructuario.

De la restitución de la dote:
Acciones:
● Si la dote era adventicia o profecticia (muerte-mujer o apaters) corresponde al
marido. Una vez que el mismo se encuentra condenado por la Actioreiexorie, tiene
derecho al beneficio de competencia, asi como dispone de un plazo de tres años
para la restitución de las cosas fungibles de la dote.
● Si el marido muere o se divorcia, la dote corresponde a la viuda o divorciada. Actio
ex stipulato; que consiste en ser la acción derivada de la estipulación y destinada a
reclamar el cumplimiento de las obligaciones de hacer o de dar una cosa incierta.
La actioreiuxorie: para la viuda o divorciada sui juris.
Edictium de aleruto: elegir entre donación y dote.
El marido cuenta para la restitución de la dote con algunos beneficios:
Bienes fungibles: dinero: 3 cuotas anuales. Los bienes fungibles son aquellos que pueden
ser sustituidos por otros del Mismo género.
El beneficio competencia: (condenado hasta su patrimonio activo).Facultad que se concede
a ciertos deudores de pagar únicamente lo que puedan, dejándoles lo indispensable para
una modesta subsistencia, según su clase y circunstancias, sin perjuicio de pagar lo
pendiente cuando mejoren de fortuna.

Podrá hacer uso de determinadas retenciones ( retentiones ), que importaran deducciones


de lo que se debe restituir:
● Retentio propter liberos (por causa de hijos): para la supuesta, disolución
por divorcio, por culpa de la mujer o su pater o muerte de la mujer, y quedaba
cargado de hijos. El podrá – en caso de tener que devolver la dote- retener 1/5 para
cada hijo; si hubo divorcio por culpa de la mujer, podrá retener 1/6 por cada hijo, no
pudiendo pasar, en total, los 3/6.
● Retentio propter mores (por causa de costumbres): para el supuesto de
adulterio de la mujer, podrá retener 1/6; si se tratara de otras causas por culpa de la
mujer (inmoralidades leves), podrá retener 1/8
● Retentio propter impensas (por causa de gastos): El gasto podía ser: necesario
para la conservación de la dote, y en tal caso el marido es reembolsado o
retiene íntegramente lo que gasto. En cuanto a los gastos útiles, que dan
plusvalía a la dote, tiene derecho al reembolso si la mujer había dado su
consentimiento para los gastos. En cuanto a los gastos de mero lujo, es decir los
que no aumentaron en valor de la dote, esta no tiene el marido derecho a retener.
● Retentio propter donatas (por causa de cosas donadas): tenía lugar cuando el
marido realizaba donaciones a favor de su mujer (aun contra la prohibición legal), y
ésta disuelto el matrimonio rehusase la devolución, el marido podía retener de la
dote la cantidad necesaria para resarcirse de la donación indebidamente
efectuada.
● Retentio propter res amotas (por causa de cosas llevadas): también podrá
retener el valor de las cosas que la mujer le hubiera sustraído.
- Por su parte, la mujer acreedora de la dote tenía un privilegium exigendi, en virtud
del cual debía ser pagada sobre los bienes del marido con preferencia a los demás
acreedores. Pero los acreedores hipotecarios se colocaban antes que ella.

- Los Bienes Parafernales


Parapherna, expresión griega es empleada en el derecho posclásico, y sobre todo
en el justinianeo, en el sentido indicado. En el derecho clásico, servía para designar los
bienes de la mujer que ésta agregaba a la dote, consistiendo por lo general en prendas
personales, ajuar, etc. Esta “dote accesoria” o bona extra dotem, corresponde en propiedad
de la mujer. Los bienes parafernales eran llevados por la mujer al matrimonio pero sobre los
cuales el marido no adquiría más derechos que los que le fueran concedidos expresamente
por la mujer. Estos bienes no formaban parte de la dote y, si bien la mujer los llevaba al
matrimonio y el marido los recibía, estaban sujetos a un régimen especial y sometido a las
reglas generales del mandato, debiendo seguir las instrucciones dadas por la mujer
propietaria. La situación del marido respecto de tales bienes podía ser la de propietario o
como la de mero administrador. En el primer caso, el marido podía disponer libremente de
los bienes, pero al disolverse el matrimonio debía restituirlos con todos sus frutos y
productos. En el segundo caso, debía atenerse a las reglas del mandato en la
administración de los bienes parafernales. La costumbre común era que la mujer entregaba
la custodia de los bienes, ya que raramente los retenía ella para administrarlos.
Generalmente estos bienes eran entregados al marido para su administración, como si
fuera un mandato o un deposito, debiendo ser devueltos a la disolución del matrimonio. Si
se trataba de créditos, el marido los podía cobrar aplicando los intereses o rentas en
beneficio común. El capital debía reservarse para la mujer. Para la defensa de los bienes
indicados, las acciones correspondientes podían ser ejercidas directamente por la mujer, o
por el marido en su nombre, aquélla como propietaria y éste como mandatario. Justiniano, a
fin de preservar la integridad de la parapherna, dispuso que los bienes del marido quedaran
gravados con una “hipoteca legal” no privilegiada. En caso de duda acerca del origen de los
bienes, rige acá una presunción atribuida a Mucio Scaevola, Praesumptio Muciana, según la
cual las adquisiciones hechas por la mujer casada –salvo prueba en contrario- se entendían
que habían sido hechas por el marido, lo que significa que los bienes parafernales no se
presumen.
- La Donatio Propter Nupcias
La regla general es que toda donación efectuada entre marido y mujer es nula. El
propósito era tratar de evitar que, a la sombra de los sentimientos, uno de los cónyuges se
aproveche de la generosidad del otro, o evitar la retribución excesiva del afecto conyugal,
así como también cuando, para impedir un divorcio, una de las partes intentara comprar la
paz del hogar con dinero. Las donaciones nupciales eran desconocidas en el derecho
clásico, recién aparece el la época posclásica, por influencia de una practica de las
provincias orientales del Imperio. - Donatio ante nuptias: Si bien el novio podía reglar a la
novia ciertas cosas, generalmente de limitado valor y revocables si no se realizaba el
enlace, denominadas largitates sponsaliciae, la costumbre de las donaciones ante nuptias
–generalmente de mayor importancia- será provocada por la influencia oriental y aparecerá
recién en la época posclásica alrededor del siglo V donde ya se convirtieron en verdaderas
donaciones hechas antes del matrimonio y sujetas a reglas propias. Se contraponen a las
prohibidas, ya que no suceden en el matrimonio, sino antes del matrimonio, y juegan como
una contrapartida a la dote. La donación a la futura mujer depende de la celebración y
subsistencia del matrimonio para que tenga validez. La función que tenían estas donaciones
eran la de constituir una reserva a favor de la mujer y los hijos y para el supuesto de que el
matrimonio llegara a disolverse.

De este modo, la mujer, no divorciada por su culpa, y, por supuesto, en caso de


muerte de su marido, tiene el derecho de conservarla; pero si tiene hijos, les corresponde a
éstos dichos bienes, y a la mujer el usufructo de los mismos.
- Donatio propter nupcias
Posteriormente, Justiniano decidió que a ejemplo de la dote, la donación ante
nuptias podría ser aumentada durante el matrimonio, y completando la asimilación, permitió
hacer la donación, bien antes, o bien después del matrimonio; desde entonces se la llama
donación propter nuptias (a propósito de las nupcias) Esta donación fue para la mujer lo que
la dote fue para el marido. Justiniano decidió también, en 539, que sólo podía haber
donación propter nuptias si había constitución de dote y que era precisa la igualdad entre
las aportaciones de los cónyuges, es decir, que el monto de la donatio propter nupcias
debía ser equivalente al de la dote. La donación propter nuptias, ligada a la dote, para
formar un mismo régimen matrimonial, estuvo sujeta a reglas análogas:
a. Mientras dure el matrimonio tiene el mismo destino que la dote; sus rentas deben servir a
proporcionar recursos a la familia y servir de fondo de reserva a la mujer y a los hijos.
b. Durante el matrimonio, el marido es considerado como propietario, tiene la administración
y el disfrute de los bienes donados, pero la prohibición de enajenar o hipotecar los
inmuebles.
c. En caso de muerte anterior del marido o divorcio sin culpa de la mujer, la donación
vuelve a la mujer como ganancia de supervivencia. Esta restitución está garantizada, como
la de la dote, por una hipoteca general, pero no privilegiada, sobre los bienes del marido. La
mujer retiene la donación pero los hijos son considerados los propietarios. Luego, se
termina por concederle a ésta una parte como a cada hijo. Si la madre viuda o divorciada
llegara a contraer nuevas nupcias, la donación se reparte entre éstos, quedando la mujer
excluida.
d. Si muere antes la mujer o es culpable del divorcio, el padre conserva el usufructo, siendo
la propiedad de los hijos.
- La Donatio Inter Virum Et Uxorem
La regla general sobre la donación entre cónyuges era que estaban prohibidas, para
evitar que un cónyuge pusiera precio al afecto conyugal y por el peligro que el amor pudiera
inducir al cónyuge mas generoso a desprenderse de sus bienes en beneficio del otro. Esta
prohibición habría afectado en principio a los matrimonios sine manu, apoyado con la idea
de que las nupcias no debían producir una transmisión patrimonial de la familia de la mujer
a la del esposo. Luego esta prohibición se extendió también para los matrimonios prohibidos
o estériles. No entraron en la prohibición los pequeños objetos ni las donaciones que no
importaran un enriquecimiento para el donatario, es decir, que no se queda con lo recibido,
sino que afecta a una finalidad razonable: como las que se hacían para procurar sustento a
alguno de los esposos o motivadas en deberes sociales, como la suministrada por la mujer
al marido para que actuara en juegos públicos, o si se dona una sepultura, siempre y
cuando se entierre en ella al cónyuge. Esta donación entonces consiste en la convención
adoptada entre dos partes, por la cual una de ellas atribuirá a la otra algo en forma gratuita.
Lo importante es que haya un animus donandi, o sea, una intención de cumplir con una
liberalidad. Las donaciones entre cónyuges (donatio inter virus et uxorem) son hechas por
uno de los cónyuges al otro durante el matrimonio. Estas donación presentan en general, un
peligro: uno de los cónyuges puede abusar de su influencia sobre el otro para obtener de él
liberalidades y enriquecerse a su costa.

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