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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD RAFAEL BELLOSO CHACÍN


FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y POLITICAS
ESCUELA DE DERECHO

EL LEGADO

PRESENTADO POR:

MARACAIBO, ABRIL 2021


Conceptos.

Legado, en su origen su objetivo consistía en realizar atribuciones del


caudal hereditario a título particular: una especie de regalo que hace el
testador para después de su muerte y que ha de pagar o entregar el
heredero. Esta descripción conviene a la mayor parte de los legados, pero no
a todos ellos por ser extensísima su posibilidad caracterológica. Todas tienen
en común su singularidad y su concreción: se refieren a un bien o a una
relación jurídica individualizada sin fuerza expansiva dentro del contexto de
la herencia; el legatario es un simple adquiriente de derechos patrimoniales
(reales o de crédito) y en esta adquisición agota todas sus relaciones con el
heredero o la sucesión del causante, no constituye un cargo sucesorio, lo
que es característica exclusiva del heredero. En el legado de cosa cierta y
propia del testador, el más frecuente, el legatario adquiere la propiedad de la
cosa por la aceptación del legado que le ha sido conferido, pero no puede
tomarla por sí mismo de conjunto de la herencia, le debe ser entregada por el
heredero, porque al formar parte del patrimonio causante, como todas las
demás, está afectada al pago de las deudas que éste haya podido dejar,
pese a que el legatario en ningún caso es deudor de las deudas que formen
parte de la herencia (pasivo patrimonial). La disciplina del legado no puede
ser tomada separándola del fenómeno de la herencia puesto que el legatario,
por lo general, requiere del heredero para la eficacia de su derecho, y por
ello se le concede acción contra éste cuando no cumpla de forma voluntaria
con lo ordenado por el causante en su testamento. Cuando la situación de la
herencia hace imposible el pago de los legados a los legatarios la legislación
establece ciertas preferencias para algunos casos (legados remuneratorios,
de cosa cierta, de alimentos, entre otros), pero como regla general deberán
reducirse éstos de acuerdo con un criterio proporcional.
Formas.

Petit Eugene, Tratado elemental de Derecho Romano. Pág. 733.,


según la forma empleada por el testador, hay cuatro formas de legado. Esta
teoría es una de las que manifiestan de la manera más sorprendente el
episodio de análisis y la lógica rigurosa de los jurisconsultos romanos.
Considerado las diversas fórmulas que un testador podía emplear para hacer
un legado, dedujeron de los términos de cada una de ellas la voluntad
presunta del difunto; es decir, el efecto del legado. El uso había sancionado
de esta manera, y según la fórmula empleada, cuatro clases de legados,
teniendo cada una su naturaleza sus propios efectos. Eran los legados.

 El Legado per vindicationem. - En este caso, el testador concedía


directamente al legatario la propiedad quiritaria sobre un determinado
bien, con tal que reuniera las condiciones siguientes:

1. Que perteneciera al testador en el momento de hacer su


testamento.
2. Que perteneciera, además, al testador en el momento de
abrirse la sucesión.
3. Que el testador tuviera sobre él la propiedad quiritaria en
aquellos dos momentos.

La regla de que el objeto del legado per vindicationem debía


encontrarse todavía en el patrimonio del difunto cuando se abriera la
sucesión, se suavizó respecto de bienes genéricos, en cuyo caso bastaba
que bienes del mismo género y de la misma calidad se encontraran en poder
del testador cuando éste muriera. Mediante este legado, caracterizado por la
fórmula do lego, el legatario recibía un heredero real sobre el objeto en
cuestión y podía ejercitar la reinvidicatio, acción real quiritaria que ya
conocemos.

 El Legado per damnationem. - este legado tenía un campo de


aplicación mucho más amplio que el anterior. Podía referirse a objetos
que nunca estuvieron en el patrimonio del testador o sobre los cuales
el testador tuviera sólo la propiedad bonitaria. Si el objeto legado no
se encontraba entre los bienes de la sucesión, el heredero tenía el
deber de adquirirlo, y, en caso de imposibilidad de hacer esta
adquisición, debía entregar al legatario su valor pecuniario.
En caso de un legado respecto de un objeto que no pertenezca al
testador, el legatario tenía la obligación de comprobar que el testador
sabía que el objeto era ajeno; y, si el legado refería a una cosa que el
momento de hacerse el testamento pertenecía al testador, pero que
más tarde había sido vendida por éste, tal venta equivalía a una
renovación del legado.

La fórmula de este legado era: “heres meus damnas esto dare...”

 El Legado per praeceptionem. - Se parecía al vindicatario, pero era, a


la vez, más amplio y restringido:
1. Más amplio, porque podía tener por objeto un bien sobre el que el
testador no tuviera más que la propiedad bonitaria.
2. Más restringido, pues el legatario debía permanecer al grupo de los
herederos. Antes (prae) de la división de la herencia, el legatario tenía
el derecho de tomar (capere) determinado objeto perteneciente a la
sucesión. Su derecho estaba amparado por una acción real.
La fórmula de este legado era: servius praecipito…: “Servio debe
tomar, antes de la división de la herencia entre los coherederos, el
siguiente objeto…”.
 El Legado sinendi modo. - Se parecía al legado per damnationem.
Como éste, el legatario tenía una actio ex testament, de carácter
personal, en contra del heredero, para reclamar la entrega; pero el
objeto de este legado se limitaba a los bienes pertenecientes a la
sucesión o al heredero.

Su fórmula era: “heres meus damnas esto sinere”

La adquisición del legado.

El legatario no puede hacer suyo legado hasta que el heredero no


adquiera la herencia. Para evitar el riesgo de que el legatario muriese antes
de la aceptación del heredero voluntario, los juristas entendieron que, desde
el momento de la muerte del testador o de la apertura del testamento, el
legatario adquiere una expectativa, trasmisible a los herederos. A estos
efectos, los juristas distinguen el tiempo en que “cede el día” (dies cedens),
es decir, cuando se inicia la expectativa del legatario, y el día que hay que
esperar para que “venga” (dies veniens), que es cuando el heredero adquiere
definidamente la herencia y el legatario legado.

El objeto del legado.

Objeto de legado puede ser cualquier cosa, tanto cosas corporales


como incorporales o derechos. El legado puede consistir en creación de
derechos a favor del legatario o en modificación o extinción de relaciones ya
existentes.

Los legados pueden cumplir finalidades especiales para atender las


necesidades de la casa y de la familia. Se trataba, sobre todo, de
disposiciones a favor de la mujer y de las hijas que seguían vinculadas a la
familia a la muerte del testador era practica usual instituir herederos a los
hijos varones y beneficiar a la mujer, a las hijas y a otros parientes, con los
siguientes legados:
 De usufructo, incluso de usufructo universal, o sobre todo los bienes
de la herencia.
 De peculio o de bienes que se legan a los hijos o a los esclavos, se
trataba de bienes que el legatario venía ya usando y que se legaban e
la forma del legado preceptor.
 De servicios de un esclavo.
 De los objetos que formaban parte del ajuar de la mujer o las cosas
que el marido le había destinado durante el matrimonio.

Legado de cosas corporales genéricas o específicas.

Podía ser Según Carmona (2011 pag. 97) podía ser de cosas
genéricas o específicas. En el primer caso solo se exigía que el objeto no
fuera muy indeterminado. Si se trataba de una cosa determinada, podía ser
una cosa del testador, del heredero o de un tercero.

Legado de cosas incorporales.

El testador puede legar un derecho real, lo mismo que una


servidumbre predial, un derecho de usufructo, un derecho de usufructo, de
uso o habitación. Dentro de los principales legados de cosas incorporales
podemos mencionar los siguientes:

 Legado de Crédito: Según Petit (2005 pág. 545) este legado debía
hacerse per damnationem y el legatario lo único que podía hacer era
forzar al heredero por la acción ex testamento, a cederle el crédito. Si
el heredero rehusaba, se daba acción al legatario contra deudor.
 Legado de deuda: Según Petit (2005 pág. 545)Legado de deuda: El
legado siendo esencialmente una liberalidad, la disposición por la cual
el testador o difunto ha legado a su acreedor lo que este le debe, era
en un principio nula, no dando al legatario nada más de lo que le era
debido, y este legado solo era válido si le procuraba algún beneficio al
legatario.
o Legado de liberación: En una forma muy sencilla el testador
puede legar a su deudor su liberación, esta liberación debía
hacerse per damnationen.
o Legado de opción: En este caso el difunto lega al legatario el
derecho de escoger un objeto de una naturaleza determinada,
entre los que se encuentran en la sucesión.

Legado de una universalidad.

El legado de la Universidad podía ser de dos formas, entre éstas se


encuentran, el Legado de una parte alícuota de la herencia y el legado de
peculios, los cuales se explican a continuación.

 Legado de una parte alícuota de la herencia: Para los proculeyanos


creían que el legatario tenía derecho a su parte de bienes hereditarios,
y los sabinianos opinaban que solo se debía al legatario la estimación
que se había hecho de dicha porción hereditaria.
 Legado de peculio: Se trata de los bienes en que el jefe de familia deja
a su esclavo la administración y el goce: es también una universitas,
esto es, un pequeño patrimonio. Pero el amo debía tener muy en
cuenta manumitirle en el testamento, sin lo cual el legado seria nulo,
volviendo todo ese patrimonio al heredero.

Otros puntos importantes del tema.

Limitaciones Legales De Los Legados

Antiguamente era lícito agotar todo el patrimonio con los legados y las
manumisiones, y dejar al heredero tan sólo el vacío nombre de tal; así
parecía permitirlo la ley de las XII tablas, por la que establecía que tenía
valor toda disposición sobre el propio patrimonio hecha en el testamento.
Estas eran las palabras de la ley: “tenga valor de derecho todo legado del
propio patrimonio”. A consecuencia de esto, muchas veces se moría sin
testamento, porque los herederos que habían sido instituidos se abstenían
de aceptar la herencia; para esto se promulgo la ley furia, en la cual se
prohibía que, excepto ciertas personas, los legatarios a causa de muerte
recibieran más de mil ases. Pero no se consiguió lo que se quería, porque el
que tenía un patrimonio, por ejemplo, de cinco mil ases, podía consumir todo
su patrimonio instituyendo cinco legatarios a causa de muerte recibieran más
que los herederos. Por eso se promulgo después la ley voconia, la cual se
prohibía a los legatarios a causa de muerte recibieran más que os herederos.
Con esta ley parecía que los herederos tendrían siempre algo, pero, en
realidad, existía el mismo defecto de antes, pues el testador, distribuyendo el
patrimonio entre un gran número de legatarios, podía dejar tan reducida la
porción del heredero que tan mínimo beneficio no le compensara el peso de
las cargas de la herencia; entonces se promulgó la ley falcidia, en virtud de la
cual el testador no puede legar más de ¾ partes de la herencia, de modo que
forzosamente el heredero tiene ¼ parte.

Repudiación De Legados

El legatario se encuentra en la misma situación que el heredero


voluntario, puede aceptar pero puede también libremente repudiar el legado.
Si se trata de un legado damnatario, la repudiación puede consistir
simplemente en no reclamar el cumplimiento al heredero, o en rechazarlo si
aquél trata de cumplir la obligación que le impuso el testador.

En el caso de legado vindicatorio, se planteó una controversia


jurisprudencial en efecto, los proculeyanos[28], que exigían que el titular de
un legado vindicatorio manifestara de forma expresa su voluntad de adquirir
el legado, consideraba que si no obraba así, quedaba el legado sin titular.,
los sabinianos en cambio, sostenían que el legado pertenecía al legatario
desde el primer momento, por lo que si lo repudiaba, es como si el legado
nunca hubiera existido y la cosa no le habría pertenecido nunca. Parece
haber prevalecido la tesis sabiniana, y desde juliano, se considera que el
derecho del legatario quedaba en suspenso con lo que la repudiación o la
aceptación del legatario tendrían efecto retroactivo.

Limitaciones legales de los legados

Antiguamente era lícito agotar todo el patrimonio con los legados y las
manumisiones, y dejar al heredero tan sólo el vacío nombre de tal; así
parecía permitirlo la ley de las XII tablas, por la que establecía que tenía
valor toda disposición sobre el propio patrimonio hecha en el testamento.
Estas eran las palabras de la ley: “tenga valor de derecho todo legado del
propio patrimonio”. A consecuencia de esto, muchas veces se moría sin
testamento, porque los herederos que habían sido instituidos se abstenían
de aceptar la herencia; para esto se promulgo la ley furia, en la cual se
prohibía que, excepto ciertas personas, los legatarios a causa de muerte
recibieran más de mil ases. Pero no se consiguió lo que se quería, porque el
que tenía un patrimonio, por ejemplo, de cinco mil ases, podía consumir todo
su patrimonio instituyendo cinco legatarios a causa de muerte recibieran más
que los herederos. Por eso se promulgo después la ley voconia, la cual se
prohibía a los legatarios a causa de muerte recibieran más que los
herederos. Con esta ley parecía que los herederos tendrían siempre algo,
pero, en realidad, existía el mismo defecto de antes, pues el testador,
distribuyendo el patrimonio entre un gran número de legatarios, podía dejar
tan reducida la porción del heredero que tan mínimo beneficio no le
compensara el peso de las cargas de la herencia; entonces se promulgó la
ley falcidia, en virtud de la cual el testador no puede legar más de ¾ partes
de la herencia, de modo que forzosamente el heredero tiene ¼ parte.
Repudiación de legados

La autora Giménez Candela Teresa, Derecho Privado Romano,


Editorial Tirant Lo Blanch – Valencia ; Pág. 320-321 (1999), dice, El legatario
se encuentra en la misma situación que el heredero voluntario, puede
aceptar pero puede también libremente repudiar el legado. Si se trata de un
legado damnatario, la repudiación puede consistir simplemente en no
reclamar el cumplimiento al heredero, o en rechazarlo si aquél trata de
cumplir la obligación que le impuso el testador.

En el caso de legado vindicatorio, se planteó una controversia


jurisprudencial en efecto, los proculeyanos, que exigían que el titular de un
legado vindicatorio manifestara de forma expresa su voluntad de adquirir el
legado, consideraba que si no obraba así, quedaba el legado sin titular, los
sabinianos en cambio, sostenían que el legado pertenecía al legatario desde
el primer momento, por lo que si lo repudiaba, es como si el legado nunca
hubiera existido y la cosa no le habría pertenecido nunca. Parece haber
prevalecido la tesis sabiniana, y desde juliano, se considera que el derecho
del legatario quedaba insuspenso con lo que la repudiación o la aceptación
del legatario tendrían efecto retroactivo.

Herederos Versus Legatarios

El autor Flores Margadant Guillermo, Derecho Privado Romano. Pág.


279, dice, “La diferencia entre heredero y legatario se manifiesta en el modo
de trasmisión”. En caso de una herencia, encontramos una trasmisión a título
universal (un conjunto de bienes, deudas y créditos se trasmiten en bloque).,
en el caso contrario el legado, la trasmisión se hace a título particular.

Otra clara diferencia vendría ser, que el heredero era el continuador


de la personalidad del difunto, mientras que el legatario no era más que el
continuador parcial de su situación patrimonial.
Bibliografía

BIBLIOGRAFIA

 GIMÉNEZ – CANDELA TERESA, Derecho Privado Romano, Editorial


Tirant Lo Blanch – Valencia; 1999.
 PETIT, EUGENE (1998) Tratado elemental de derecho romano.
 FERNÁNDEZ BARREIRO – JAVIER APARICIO, Fundamento de
Derecho Patrimonial Romano, Editorial Centro de Estudios Ramón
Areces, S.A.; 1991.
 ALVARADO D´ORS, Elementos de Derecho Privado Romano,
Ediciones Universidades de Navarra, S.A. – Pamplona; 1992.
 GARCIA GARRIDO MANUEL, Derecho Privado Romano, Editorial
Dykynson – Madrid; 1998.
 IGLESIAS JUAN, Derecho Romano, Ediciones Ariel – Barcelona;
1990.
 ARANGIO RUIZ VICENTE; Historia del Derecho Romano, Editorial
Reus; 1999.

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