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Nrc: 16414
Por un lado, las comunidades nativas Wampís, que forman parte del Gobierno Territorial
Autónomo de la Nación Wampís (GTANW), una organización indígena que se autoproclamó en el
2015 como una forma de autogobierno y autodeterminación frente a la inacción estatal; y por otro
lado, los mineros ilegales que operan en la zona fronteriza entre Perú y Ecuador, con el apoyo o la
complicidad de algunos actores locales como exfuncionarios municipales, comerciantes y
transportistas.
La población Wampí, que se encuentra en situación de pobreza y exclusión social, con limitado
acceso a servicios básicos como salud, educación, agua y saneamiento. Además, sufre los
impactos negativos de la minería ilegal en su medio ambiente y su calidad de vida.
Es socioambiental y territorial, pues se refiere a los efectos de la minería ilegal sobre el entorno
natural y social de la población Wampís, así como al reconocimiento y respeto de su territorio
ancestral y sus derechos colectivos como pueblo indígena.
Desde el año 2017, las comunidades nativas Wampís, que habitan en la cuenca del río Santiago, en
la provincia de Condorcanqui, región Amazonas, han denunciado la presencia y el avance de la
minería ilegal en su territorio ancestral debido al aumento en el precio del oro entre 2009 y 2010.
Esta actividad extractiva ha causado la deforestación y la contaminación de sus bosques y sus
fuentes de agua, así como el deterioro de su salud y su calidad de vida. Los mineros ilegales
provienen principalmente de Ecuador y operan con maquinaria pesada como dragas y plataformas
flotantes. Los Wampís han realizado diversas acciones de protesta y resistencia para exigir el cese
y el retiro de los mineros ilegales, así como la intervención del Estado para proteger su territorio y
sus derechos. Siendo también que en ese mismo año, el pueblo Wampís fue atacado por mineros
ilegales en la comunidad Galilea, dejando un saldo de cinco heridos entre hombres y mujeres.
Tales ataques se debieron a la resistencia impuesta por la población local.
Los intereses de las partes
Los mineros ilegales, mantener su actividad extractiva; maximizar sus ganancias; minimizar sus
costos y riesgos; evadir sus responsabilidades legales y ambientales; y preservar su espacio e
influencia en la zona.
Acciones directas que violan los derechos de las minorías: Establecido en el art. 2.19 de la
CPP, que establece que toda persona tiene derecho “a su identidad étnica y cultural” ste derecho
implica que toda persona perteneciente a una minoría étnica, religiosa, cultural o lingüística tiene
derecho a preservar y desarrollar su identidad y sus costumbres, así como a participar en la vida
política, económica, social y cultural del país. En el caso Wampí, este derecho fue vulnerado por el
Estado peruano y por los mineros ilegales que desconocieron y desrespetaron la autonomía y el
autogobierno de la comunidad Wampí como pueblo indígena, así como su derecho a la consulta
previa sobre cualquier actividad que les afecte. , así tmb se encuentra establecido en el artículo 27
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que señala que “los Estados Partes
garantizarán a las personas pertenecientes a dichas minorías el derecho a tener su propia vida
cultural; a profesar y practicar su propia religión.
Violación al derecho de los pueblos a gozar y disponer plenamente de sus recursos naturales:
Establecido en el art 89 CPP, este derecho implica que todo pueblo tiene derecho a utilizar,
administrar y conservar los recursos naturales que se encuentran en su territorio, así como a
beneficiarse de su explotación racional y sostenible. En el caso Wampí, este derecho fue vulnerado
por el Estado peruano y por los mineros ilegales que otorgaron y realizaron concesiones mineras
en el territorio ancestral de la comunidad Wampí sin su consentimiento ni su participación,
apropiándose de sus recursos naturales y privándolos de sus beneficios
La solución al conflicto o acuerdos alcanzados son: hasta el momento no se ha logrado una
solución definitiva al conflicto. Los Wampís han realizado diversas acciones de protesta y
resistencia para exigir el cese y el retiro de los mineros ilegales. Tanto estas acciones de protesta
de los Wampís como la intervención del Estado han sido insuficientes hasta el momento, lo que ha
dejado a las comunidades en una situación de vulnerabilidad y sin garantías para proteger su
territorio y sus derechos.
Establecer un diálogo intercultural y de buena fe entre las partes, con la participación de mediadores
imparciales y respetuosos de la diversidad cultural, como la Defensoría del Pueblo, la Organización
de las Naciones Unidas o la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Reconocer y respetar el territorio ancestral y los derechos colectivos de la comunidad Wampís, así
como su autonomía y autogobierno, mediante la titulación y demarcación de sus tierras, la consulta
previa, libre e informada sobre cualquier actividad que les afecte, y el consentimiento previo, libre e
informado sobre cualquier actividad que implique una afectación grave a sus derechos.
Erradicar la minería ilegal en el territorio Wampís, mediante la fiscalización y sanción efectiva de
los mineros ilegales, el decomiso y destrucción de su maquinaria, el cierre y clausura de sus
campamentos, y la persecución penal de sus responsables.
Reparar y remediar los daños ambientales y sociales causados por la minería ilegal en el territorio
Wampís, mediante la restauración ecológica de las zonas afectadas, la compensación económica por
los perjuicios ocasionados, la atención médica y psicosocial a las víctimas, y la garantía de no
repetición de los hechos.
Apoyar las iniciativas de desarrollo sostenible de la comunidad Wampís, mediante la promoción y
financiamiento de proyectos productivos que respeten su cosmovisión y su cultura, como la
agricultura orgánica, el ecoturismo comunitario, la artesanía tradicional, entre otros.