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LA AUTORA Silvia Schujer nacié en Buenos Aires en diciembre de 1956. En su primera infancia viajé por muchos paises pero no se acuerda de nada. Si se acuerda de su regre- so y del barrio de Olivos, donde aprendié a leer, a es- cribir y a cantar. Empezé escribiendo poesfa y compo- niendo canciones. Con su primer libro, Cuentos y chin- ventos, gané el premio Casa de las Américas 1986. Pu- blicé, ademas, Mensajero 4 (libro de lectura) e Historias de un primer fin de semana. EL ILUSTRADOR Oscar Rojas nacié en Molle Pampa, provincia de Cata- marca. Lo primero que dibujé fue la derra con un pali- to y las pencas de su lugar. Estudié dibujo de historicta por correspondencia, y precisamente por ganar un concurso de historietas comenz6 a trabajar en Buenos Aires, donde hizo publicidad, fotografia ¢ ilustracién Obtuvo también un importante premio de pintura y dibujo en Tucuman. Se dedica desde hace algunos arios solamente a ilustrar libros infantiles, tarea en la que es considerado un “maestro”. Ademds del dibujo le gustan la sopa y las empanadas. Sus cuatro hijas mujeres dibujan, todas, muy bien. Diseito grifico: Helena Homs Schujer, Silvia ‘Oliverto junss preyuntat / ilusrado por Oscer Rojas - LSted. - Buenos Aires : Sudamericana, 2008, 64 9.520813 em, (Pon Flours) ISBN 950-07. 1924. 1. Narrativa infoncil Argentina. |, Orcar Rojas, lust. Ji. Theulo CD A863.926,2 Primera edicién: junio de 1989 Decimoquinta edicién: marzo de 2008 Impreso en la Argentina. Queda hecho el depésito que previene la ley 11.723. © 1989, Editorial Sudamericana $.A.® Humberto I 531, Buenos Aires, Argentina. www.sudamericanalibros.com.ar ISBN 10: 950-07-1924-X ISBN 13: 978-950-07-1924-7 Todas los derechos reservados. Esta publicacién no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida poy un sistema de recuperacién de informacidn, en ninguna forma ni por ningtin medio, sea mecdnico, fotoquimico, electrénico, magnético, electroéptico, por fotocopia o cualquier otro, sin permiso previo por escrito de la editorial. COLECCION sFLAUTA Fee Dirigida por Canela (Gigliola Zecchin de Duhalde) Aesa casa en Olivos donde, ya hace m ucho, OLIVERIO ce va ermano. JUNTA PREGUNTAS Silvia Schujer Iustraciones Oscar Rojas | OLIVERIO JUNTA PREGUNTAS Prdlogo Oliverio coleccionaba preguntas como quien junta figuritas. Pero con tres diferencias: 1) que no podia comprarlas en los quioscos; 2) que nadie se las cambiaba; y 3) que el album no se Ilenaba jamas. Sabfa que no podia comprarlas en los quioscos porque cada vez que lo intentaba, la quiosquera lo miraba con cara rara, le regalaba un caramelo y le de- ela: “Vaya, m’hijito, nomas”. Habia comprobado que nadie se las cambiaria por- ‘ue cada vez que mostraba una pregunta, le devol- vian una respuesta. ¥ el album no se llenaba jamas porque el lugar donde escribia las preguntas no era un album sinoun cuaderno ce tapas duras. Pero volvamos al principio. Oliverio coleccionaba preguntas como quien junta figuritas, Preguntas de toda clase. Grandes y chicas como: ¢Te gustaria saber por dénde queda el rio por ef cual el tiltime barco fenicio pas6 antes de que fa civilizacion romana Ulegara a su fin? O bien: zCémo te va? Faciles y dificiles como: sDe qué color era el caballo blanco de San Martin? O bien: 2Cual es la raiz cuadrada de dos millones ochocientos cincuenta mil uno? Interesantes y estapidas como: gPor qué si la Luna es mas chica, la veo mds grande que a cualquier estre- Ha? O bien: Seré el chico mas bello del mundo? Cuando empeza, las Wnicas que juntaba eran las preguntas que se le ocurrian a él. Con el tiempo, los amigos se interesaron por ayu- dar a Oliverio y le regalaron un monton de las suyas. Preguntas de toda clase. De mujeres y de varones. Con respuestas 0 sin res- puestas. Aburridas y simpaticas. Dulces y saladas. Con palabras raras y hasta con palabrotas Oliverio se cans6 de escribir preguntas en su cua- derno. Hasta que un dia se le empezaron a repetir. Venia uno con una pregunta dificilisima y Oliverio decia: “Esta ya la tengo”. Venia otro con. una pregunta requetedificilisima y Oliverio decia: “Esta ya la tengo”. Repetida. Repetida. Repetida. Le venian todas las preguntas repetidas Hasta que conocié a Maria Laura y, de una sola vez, se le ocurrieron diez mil: ¢Quién es esa chica? ¢COmo se Hama? ¢Por qué es tan linda? sDe qué color tiene fos ojos? ¢ rio des' La auna ia a guardia y enyesado esa misma madrugada. Ent 5. * ue wes, gritos, llamados telef6nicos, vecinos , abuelos y padres corriendo, Oliverio fue llevado Sin i me entender muy bien lo que habia pasado, a la a ina Sigviente se clespert6 en la habitaci6n seis- s veinte de un hospital d i el barrio, con al: Moretones en el b: i inpletamente razo y una pi ae y pierna completamente La i = “e estar enyesado durante tanto tiempo Sire ma jas por lo menos) le parecié espantosa al iverio. Pero mas espantoso le parecié toda- T via comprobar que los poderes de su mente fueran tan pero tan poco poderosos. Pasé varias tardes pensando en ese tema. Sinti6 mucha tristeza por su fracaso. ¥ justo cuando cdecidié abandonar para siempre su proyecto de ordenar la pieza moviendo los objetos mentalmente, una inscripcién con letras de imprenta apareci6 dibujada en el yeso. Milagro? ¢Poderes? iConcentracién? Quién sabe. Lo cierto es que el men- saje decia asi: No te des por vencido ni adn vencido Pero no seas tan tarado y aprendé a caer parado. Con carifio. Tus compafieros de grado. éQué es crecer? dAgrandarse 6 ser mayor? LE TIENE MIEDO ALAS BRUJAS Eran las dos de fa tarde de un viernes cualquiera Hasta las veredas parecian dormit la siesta bajo el ‘ol tibio de un dia dle invierno. Cinco chicos conversaban en la esquina. Justo en ente de la casa donde vivia Guillerma, mas conocida el barrio como “la vieja de los gatos”, -la idea no me gusta -dijo Oliverio. =O es qué no te animas? le preguntd Julian. —Sacarle un gato cle adentro seria como robat y... ~-Lo que pasa es que tenés miedo —lo interrumpid listavo—. ;Chicos! jOliverio tiene miedo! -se rid—. jLe e miedo a la bruja! Se hizo un silencio. No muy largo pero si muy hon- do. Bueno -termind Julian-, Dejémosto a éste “jun- tando preguntitas” y hagamos el sorteo entre noso- tros. De acuerdo? A ver a quién le toca. ~jUn momento!-sond de pronto. Oliverio se metid las manos en los bolsillos y dijo—~ Al gato lo traigo yo. ~jBravo! —le gritaran a coro. Julian le desed muy buena suerte con el pulgar en alto y empezo aaiejarse con fos otros chicos —Te esperamos mas alla -le dijeron. Y Oliverio quedé solo en esa esquina. Parado en la vereda sin saber qué hacer, como hacer, preguntan- dose por qué Pensé un momento. Se arrepintid un segundo. “Oliverio-tiene-miedo” se acords, Se rascé ta nuca. Respiré hondo y puso manos a Ja oora. Mird para atras y para los costados. Girando sobre sf mismo repas6 una por una jas ca- sas de toda la cuadra. Se fij6 que nadie anduviera por alli, Que naclie pudiera descubrirlo. Y cuando estuvo seguro, dio los primeros pasos. Cruzé la calle. Lo hizo despacio y sus pisadas de zapa- tilla fueron solo un murmulio en la tarde silenciosa. La frase de Gustavo Je atravesé los vidas: “Oliverio tiene miedo”, “Le tiene miedo a la bruja.” “Maldito sea”, penso. Se paré frente a la casa de la vieja, Unos gatos grises if y flacos deambulaban por el pasto crecido del jardin delantero. La persiana estaba cerrada y justo ahi, bajo esa ventana, divisé lo que estaba buscando. Contd cinco gatitos color técon leche mas uno ma- rrén. Tan chiquitos que cabian en una sola mano. Tan acurrucados en la caja que parecian formar un solo cuerpo. Recién nacido, suave y compacto. Son €s08 Se dijo Oliverio. Yosié unas Cuantas veces Por St acaso 1o escucha- ban. Tiré un piedrazo al pasto para comprobar que no lo estuviera vigilando Por un momento se imagino a la vieja persiguien- dolo con la escoba ante lamitada de todos. Quiso irse pero recordd a Gustavo. Creyé verlo con Ia risa y los ojazos de una enorme lechuza maléfica. Junto fuerza y se trepd por el porton. Control cuidadosamente cada uno de sus movi- mientos. Al fin bajé del otro Jado sin problemas. Se adelanto un poco. Sigilosamente. Escucho un ruido y se detuvo “Oliverio-tiene-mie- do”, retumbé en su cabeza. . Entonces se agaché de golpe. Sin pensarlo dos ve- ces arrancé uno de los t@ con leche de la caja y se vol- vid corriendo. Tsiste y furioso Hegé hasta el porton. El gato chillé apenas en su mano. Oliverio tuvo miedo de no poder salir Pens6 en los chicos néndose de él. Sintid un calor que le apretaba las mejillas. Se apurd, se apurd, se apurd. Cayo de un salto sobre la vereda. 750° \ —jListo! -se dijo— Aqui lo tengo. Y ya ibaa llevar su trofeo a los amigos cuando, por alguna razé id fee nabo Ig on, cambid Valvid sobre sus pasos caminando Ma eT j yer . ae maul las palabras de Gustavo se le fueron s ndo en los oidos. “Oliverio-ti i v 5 o-tiene-m. "re: ee iedo”, re. Pero mir6 al 5 gato en su mang y tambié ird $ Ler y én mird su gntoncss se pard frente a la casa de la vieja aa tocar el timbre cuando Ia vio acercarse a él con la escoba que usaba de baston. Se Je escapo un gati jo Oliveri $ atito dijo Oliverio co vA trecortada. niswovens Ella ibi i al a lo recibid en la mano y sin cambiar el gesto abrid Gono. Despeinada y mal vesticda como estaba, tomé a Oliverio por el brazo y lo atrajo hacia adentro. El, aterrorizado, se dejé arrastrar. Con Ia escoba en una mano y Oliverio en la otra, la vieja Guillerma se abrid, paso entre los TISES Y , O . ‘ e p gatos grises oS atravesando una galeria, llegaron al jardin del Se detuvo en un arbol de mandarinas. Las miré. Las palpo. Sin decir una sola palabra arrancé la mas ma Wura para darsela a Oliverio. Asi lo hizo : Después se dio media vuelta y, apoyandose en la es- aba, camind hasta meterse adentro de la casa. Callada mo al principio cerré Ja puerta sin despedirse Oliverio se quedé parado sin saber qué hacer. En > i jardin desconocido. “ eee randarina enel bolsillo y esperd unos minutos. Hubiese querido andar sole un eon rato. Pero apenas piso la vereda, los ojos desorbitados de los cuatro chicos se clavaron sobre él. , Estas bien? le preguntaron— Estas bien? y _Claro —contest Oliverio riéndose para adentro. entregando !a mandarina a Gustavo le dijo con tono wea 1 tenés, Parece una mandarina pero es Ne gato embrujado. ih, che! Qué te pasa? Por qué salis corriendo? Alguien sabe dénde queda el futuro? CUANDO SEA GRANDE Epilogo a) De chiquitisimo Oliverio sabia muy bien lo que se- ria de grande: bombero, equilibrista, domador de ca- ballos, astronauta, mecanico de aviones y, en los ratos libres, veterinario. Para entonces, lo sabia muy bien. Con el correr de los afios fue cambiando de ideas primero, dudando de casi todo mas tarde, hasta olvi- darse por completo de lo que alguna vez habia tenido tan claro Por eso es que ahora (a la hora de esta historia, digo), Oliverio no tenia la menor idea de lo que seria en el futuro. Y, para decir la verdad, tampoco le im- portaba demasiado. No porque a Oliverio no le importara nada. No, no, no. 53° . : ‘A Oliverio le importaba tener once afios porque le parecia que ya eran bastantes. Le importaba tener amigos porque le gustaba en- tenderse con la gente. Y le importaba escuchar m- sica porque de esa manera entre ritmo y ritmo~ po- dia imaginarse historias fabulosas. Sin embargo, a nadie parecia importarle todo esto Y, desde el abuelo hasta la vecina de jacasa de al lado, los mayores no hacfan otra cosa que preguntarie: iQué vas a ser cuando seas grande? gQUE VAS A SER CUANDO, SEAS GRANDE? {Que VaS AseR CuAnDo seas GRaNdE? Oliverio dibujaba, y el abuelo orgulloso decia: “Oliverio tiene pasta de ingeniero” Miraba atentamente un afiche y ta tia Clara decia: “Oliverio va a ser un pintor famoso” Escuchaba musica y la mamé, entrecerrando jos ojos, decia: “Oliverio va 2 ser director de orquesta”. Y el papa vivia sofiando con que seria un doctor. No pasaba un solo dia sin que le hicieran la dichosa pregunta. Porque de una u otra forma se la hacian. _No sé —contestaba Oliverio cuando le pregunta- ban si seria médico. , -No sé -volvia a contestar cuando le preguntaban siseriaarquitecto, escritor, veterinario, dentista, fotd- grafo o un poco tonto. Porque no faltaba quien dijera que al final resultaria un poco tonto si no sabia qué cosa Ser. “Ne sé, no sé y no sé -decia Oliverio. Y en verdad now sabia. Y en verdad no le importaba demasiado asta que un dia se puso a pensar. {Qué otra cosa ‘ quedaba? “Cuando sea grande...”, pensd Oliverio a ropa que estoy usando ahora me va a quedar chi- ca’. Y observ6 las mangas largas de su camisa que, al crecer, le Uegarian a los codes. ‘ , Cuando sea grande...”, pens6 de nuevo, “voy a po- a entrar al cine aver las peliculas prohibidas. Y voy a llegar al barrote del techo en los colectivos y seguro que me va a gustar bafiarme todos los dias”. | Cuando sea grande .”, pensé Oliverio. Y se le vino a pregunta de la tia, del abuelo, de la madre y la veci- ne cue wey a ser cuando sea grande?” “;Médico? @Dentista? ¢Escritor? Abogado? ¢Fotd 7 ? ¢Fotégrafo? - reas? é grafo? «Guarda. ~Que se yo -dijo Oliverio. Mucho tiempo pensé en el dia que fuera grande y de repente... come por arte de magia la respuesta cayé sola como deslizandose por un tobogan. Asi llegé suave como un viento tibio que abanicé el animo de Olive- Tro. : La respuesta se 6 abrid de pronto como w in setiembre. stores Cuando sea grande”, contesté Oliverio y se quedé tranquilo para siempre... Cuando sea grande”, respondié a los que nunca mas se lo volvieron a preguntar, “voy a Ns pregunt 5 seguir siendo gO no? 55 | . . INDICE Olivetio junta preguntas En la luna Algo aqui adentro Sombras chinas Los poderes de la mente Le tiene miedo a las brujas Cuando sea grande 13 21 29 37 45, 53 DE LA AUTORA Mas lo leo, mas lo digo en voz alta y mds me gusta. Saben qué? E) nombre Oliverio. ; ; Porque aunque les parezca mentira este libro nacié de él. De sus ocho letras. De su “O” mayuscula, de su musica- lidad. ! Oliverio... Oliverio. - ; Yo Jo escuché y me dije: Como sera un chico que tenga un nombre asi? . 7 ; Entonces ahi nomads se me prendisd la imaginacién y sur. i6 ef personaje. - - ® Un bibe que se parece a mi hijo en eso de coleccionar regunitas y enamorarse como loco. a ° Un chico que, como yo cuando era chica, juega pulsea- das con e] miedo y hace sormbras chinas cuando se corta la juz. : ; Un protagonista que, como cualquiera de ustedes tiene un primo al que quiere mucho o amigos con los qué vale la pena hacer alguna macana. a Asi es este Oliverio. Un poco de todo Jo que yo me ima: gine y lo que cada lector tenga ganas de agregarle. chin Fo), o DEL ILUSTRADOR ~ Los personajes entraron en mi mente y fueron tomando su sitio. Fui haciendo mi pelicula, como en el cine, espe- cialmente con OLIVERIO, el personaje mds fuerte. Para ayudarme a dare forma real €n sus aventuras, lo dibujaba de trente, de atras, de perfil, sentado, corriendo, etcétera,.. etcétera... etcétera,.. Cuando el peérsonaje (OLIVERIO) y yo, fuimos una sola cosa, hice los dibujes a lapiz. Entonces, OLIVERIO, yo, el papel y el lapiz fuimos ya uaa sola cosa, Pasé en limpio estos dibujos (todavia en lapiz) y se los llevé a Canela. Vimos si respondian a la idea del texto, sie] clima estaba dado y si la forma era plastica. Después de analizarlos a todos, Canela me pidid que cambiara algunos dibujos, y los cambié (son los més feos). Entonces pasé los dibujos definitivos en tinta, con una Rotring, a una cartulina. Personalmente logro algo valioso para mi, que €s cono- cer 4 ufia persona a través de la lectura de un texto. Ala au- tora de este libro no la vi fhunea, pero llegué a conocerla porque estableci una comunicacién con una parte de su Ser que est4 puesta en'la narracién que meé tocd ilustrar, FLOWUT AS HE r COLECCION PAN FLAUTA 1. Marisa que borra, Canefa (N) La batalla entre los elefantes y los cocodrilos, Ana Maria Shua (M) Los imposibles. Ema Wolf (V) Cuentos de Vendavalia, Carlos Gardini (M) Expedicién al Amazonas, Ana Maria Shua (N) El mar preferido de los piratas, Ricardo Marifio (V) Prohibido el elefante, Gustavo Roldan (M) Mas chiquito que una arveja, mas grande que una ballena, Graciela Montes (A) 9. Oliverio Juntapreguntas, Sifvia Sehujer (V) 10. La gallina de ios huevos duros, Horacio Clemente (M) 11. Cosquillas en al ombligo, Graciela Cabat (A) 12. El hombrecito del azulejo, Manuef Mujica Lainez (V) 13. El cuento de las mentiras, Juan Moreno (M) 14. El viaje de un cuis muy gris, Perla Suez (A) 15, El hombre que debia adivinarle la edad al diablo, Javier Villafafie (M) 16. Algunos sucesos de |a vida y obra de! mago Juan Chin Pérez, David Wapner (V) 47. Estrafalario, Sandra Filippi (M) 18, Bota de sapo, Canela {V) 19. La puerta para salir del mundo, Ana Maria Shua (M) 20. {Quién pidié un vaso de agua?, Jorge Accame (A) 21. Ef anitlo encantado, Marla Teresa Andruetio (NE) 22. Et jaguar, Jorge Accame (NE} 23, A filmar canguros mios, Ema Wolf (Vv) 24. Un tigre de papel, Sergio Kern (N) 25. La guerra de los panes, Graciela Montes (N} x ON AA w Serie Azul (A): Pequejios lector; Serie Naranja (N): A Panir de 7 aos Setie Magenta (M): A partir de 9 afios Serie Verde (V): A partir de 11 afios Serie Negra (NE): Jovenes lectores Sentimientos Naturaleza e Humor = Aventuras ~ Ciencia ficeién IK Cuentos de América rin Cuentos del mundo @ loscaae tarnish ——ae g. OLIVERIO 10. LA GALLINA DE JUNTA PREGUNTAS LOS HUEVOS OUROS Serie verde Serie magenta Sentimientas Hurnor og a EL HOMBREGIIO | DRL AZULETO. , COSQUILLAS EN 12. EL. HOMBRECITO A 1 EL OMBLIGO DEL AZULEJO Serie Azul Serie verde Sentimientos Cuentos de Arrérica Esta edicién de 2.000 ejeinplares & se ermind de imprimir en Neuademacién Araoz RL, Avda. San Martin 1265, Ramos Mejia, Beenos Aires, en el mes de marzo de 2008 : COLECCION PAN FLAUTA A partir de 11 afos SENTIMIENTOS OLIVERIO JUNTA PREGUNTAS Oliverio coleccionaba preguntas como quien junta figuritas. Pero con tres diferencias: . 1) que no podia comprarlas en los quioscos; 2) que nadie se las cambiaba; y 3) que el album no se Ilenaba ith iossoorasnex sin 789500719247] www.sudamericanalibros.com.ar

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