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ARQUETÍPICA
DEL TAROT
.Introducció n 3
.La teogonía de Hesíodo 7
.Zeus 11
.Poseidó n 35
.Hades 52
.Apolo 66
.Hermes 81
.Ares 93
.Hefestos 105
.Dionisos 119
.Las Diosas vírgenes 138
.Artemisa 142
.Atenea 156
.Hestia 169
.Las Diosas vulnerables 184
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.Hera 185
.Deméter
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INTRODUCCIÓN
Esta serie que ahora empieza podría llamarse “Los Arquetipos de Carl Gustav (Jung) y el
tarot” o en qué arcanos se esconden los Dioses y Diosas, los grandes protagonistas de
mitos y de leyendas, los verdaderos arquetipos. O de qué forma los dioses de cada
hombre y de cada mujer, los patrones innatos que se encuentran en lo más profundo de la
psique, nos forman y nos modelan desde dentro. Estos Dioses y Diosas son poderosas
predisposiciones invisibles que afectan en la personalidad, en el trabajo, en las relaciones.
Los dioses tienen relación con la intensidad o la distancia emocional. Preferencias por la
agudeza mental, el esfuerzo físico o la sensibilidad estética, el anhelo de una unión en
éxtasis, una compresión panorámica, la noción del tiempo y mucho más. Los distintos
arquetipos son responsabilidad de la diversidad entre las personas y su complejidad
interior, y tienen mucho que ver con qué facilidad o dificultad los hombres y las mujeres (y
los muchachos y las muchachas) pueden cumplir sus esperanzas y cuál es el precio que
han de pagar por ello sus yoes más profundos y auténticos.
No sigo ni comparto, lo escrito por Sally Nichols en “Jung y el Tarot”. No creo que “Carro”
sea arquetipo de nada más que de objeto inanimado con ruedas, pero sí creo que “Zeus” o
“Atenea” lo son. Carl Gustav era europeo, por lo tanto, sus dioses arquetípicos son
europeos (griegos) lo que no le resta ni un ápice de poder simbólico ya que la mayoría
encuentran reflejo en otras deidades de otras culturas. La vida, obra y milagros de los
dioses griegos está detallada en textos de Ovidio, Homero, Virgilio y otras vacas sagradas
de la antigüedad.
Carl Gustav estuvo muy interesado en I-Ching pero poco en tarot. La única aproximación al
tarot es la descripción de los arcanos mayores, copiando las interpretaciones de Papus y
usando un Marsella Grimaud de 1930. Poca cosa. No negaba posibilidades al tarot, del
mismo modo que no se las quitó a la geomancia y otras artes adivinatorias, pero no
dedicó más que unas páginas sueltas y sin compromiso.
Hay dioses para hombres y diosas para mujeres. Obviamente una mujer puede
comportarse o ser, bajo determinadas circunstancias, Zeus, pero no es muy común. El
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juego es encontrar la carta del mazo que recoge al arquetipo y saber cómo ese arquetipo
influye decisivamente en la interpretación de algunos arcanos, en la forma que
Consultante tiene de enfrentarse a las desdichas de los Cincos, etcétera… Empezaría con
las diosas, pero no. Primero, los hombrecitos….
[Presupongo que saben leer el tarot, pero pretenden llegar al nivel de Psicoterapeuta
Cartomántico, ese punto en el que pueden llegar a ser confundidos con videntes.
Presupongo que no saben nada de mitología o de dioses, ni de arquetipos y no tienen
previsto leer las obras completas de Carl Gustav en esos días de descanso en alguna playa
remota de belleza indescriptible...
La conformidad que se exige a los hombres y mujeres en nuestra cultura misógina supone
que tiene que haber una correspondencia entre el Estereotipo, es decir, esas expectativas
demenciales que Mamá, Papá y otros allegados han depositado en nosotros como
Hombre-Hombres o Mujeres-Madres, y los Arquetipos o patrones internos de nuestra
psique. Puede ser fácil si coincide que alcanzar cierto tipo de éxito personal, por ejemplo,
también está fijado en nuestro arquetipo. Pero, ¿qué pasa si el patrón arquetípico no es el
que “debería ser”?.
Los hombres llevamos ventaja en este mundo misógino y parecemos tener los mejores
papeles. No cabe duda de que ostentamos los de más poder o los mejor remunerados. Sin
embargo, muchos hombres padecen depresión que enmascaran con el alcohol, el trabajo
excesivo, demasiadas horas delante del televisor… y otros están amargados, resentidos,
son hostiles, violentos.... Cuando pensamos que la vida carece de sentido, que nada nos
parece nuevo ni sorprendente, o cuando nos parece que hay algo que no funciona en
nuestra forma de vida y en lo que estamos haciendo, podemos ayudarnos siendo
conscientes de las discrepancias entre los arquetipos que hay en nuestro interior y en
nuestro rol externo. Cuando representas un papel que está conectado con un arquetipo
activo dentro de ti, la profundidad y el sentido que ese papel tiene para ti generan
energía.
Si, por ejemplo, eres como Hefestos, el artesano y el inventor, el dios de la forja, que hacía
hermosas armaduras y joyería, podrás pasar muchas horas en solitario en tu taller, estudio
o laboratorio totalmente absorto en lo que estás haciendo, y con ello alcanzarás los
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niveles más altos. Pero si eres como Hermes, el mensajero, por naturaleza serás un
hombre que estará siempre en movimiento. Ya seas un viajante o un negociador
internacional, te gustará lo que haces, y tu trabajo requerirá una mente flexible,
especialmente cuando te encuentres, como te suele suceder, en terrenos éticos poco
definidos. Si eres como uno de estos dioses y te toca realizar el trabajo contrario, tu tarea
dejará de ser un placer absorbente. El trabajo es sólo una fuente de satisfacción cuando
coincide con tu naturaleza y talentos arquetípicos.
Carl Gustav (Jung) introdujo el concepto de arquetipo en la psicología. Los arquetipos son
patrones de existencia y de conducta, de percibir y de responder determinados
internamente, preexistentes o latentes. Estos patrones se pueden describir de manera
personalizada, escribió Carl G, como dioses y diosas: sus mitos son historias arquetípicas,
evocan sentimientos e imágenes y tocan temas universales que forman parte de la
herencia cultural humana. Nos suenan, de modo que cuando oímos hablar de ellos por
primera vez nos resultan vagamente familiares. Cuando interpretamos un mito respecto a
un dios o captamos su significado, puede tener el mismo impacto de un sueño que nos
aclara una situación, nuestro propio carácter o el de alguien a quien conocemos.
Los dioses como figuras arquetípicas son como cualquier cosa genérica: describen la
estructura básica de esta parte de un hombre o de una mujer. Esta estructura básica está
“revestida”, “encarnada” o “pormenorizada” por el hombre o mujer individual, cuya
exclusividad está formada por todo eso que nos rodea: la familia, la clase, la nacionalidad,
la religión, las experiencias de la vida, su aspecto físico y su inteligencia. Sin embargo,
todavía podemos observar que sigue cierto patrón arquetípico, al recordar a un dios en
particular.
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¿Cómo saber si Consultante está poseído por Zeus, Hefestos, Ares o Afrodita? ¿Qué carta
o cartas nos señalan que arquetipo predomina? ¿Y cómo se interpreta?
¿Para qué sirve saber todo esto sí solo voy a leer el tarot y me van a preguntar cosas como
"¿Le Gusto?" o "¿Aparecerá alguien?", y además no soy del gremio de los psico algo?
¿Para qué sirve la Vía Arquetípica? Para saber, con cierta precisión en qué momento, uno
de estos dioses o diosas tan simpáticas y queridas por griegos y griegas, apareciendo
desde profundidades insondables de nuestra psique, se ha hecho cargo de nuestro
espíritu y ha tomado el control de la situación, jodiéndolo todo.
Pero también sirve para augurar la duración y calidad de los matrimonios, parejas y otras
variantes poli amorosas. O para recomendar la actitud más adecuada si no queremos
heridos con más o menos gravedad.
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Técnicamente, esto es un Trabajo En Curso o Borrador en donde cualquier sugerencia,
discusión o debate es bienvenido. Es decir, que no hay ningún trabajo de ninguna clase
que relacione los arquetipos de Carl Gustav con los arcanos de un tarot, pero esta
correspondencia ajusta mucho las lecturas sanitarias que hago. Sí existen libritos que
convierten a los Arcanos Mayores en arquetipos, el de Sallie Nichols, por ejemplo, o la
mayoría de los “terapéuticos”, pero no veo que, por sí mismos, los Arcanos Mayores sean
arquetipos...
Los episodios sobre estos dioses y mitos siguen un patrón espiral: la primera curva de la
espiral es conocer al dios o diosa a través de una breve narración que recoja lo esencial
del mito; la siguiente es convertir esa historieta en un patrón arquetípico y trasladarlo al
siglo XXI. La tercera es mostrar la combinación de cartas (o letras dobles) que señalan que
Consultante está “poseído”…
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LA TEOGONÍA DE HESÍODO
Al principio, según describe Hesíodo, solo había el vacío. De ese vacío, se materializó Gea
(Tierra). Ésta dio a luz a las montañas, al mar y a Urano (Cielo), que se convirtió en su
esposo. Gea y Urano se unieron y se convirtieron en los padres de los doce Titanes. En la
genealogía de los dioses de Hesíodo, los Titanes eran una dinastía reinante temprana, los
padres y abuelos de los dioses del Olimpo.
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nacieron los últimos niños, él los escondió en el gran cuerpo de Gea, la Tierra, y no les
dejaba ver la luz del día. Gea padecía grandes dolores y tristeza por esta violencia contra
sus recién nacidos. De modo que recurrió a sus propios hijos, los titanes, para que la
ayudaran. Tal como narra Hesíodo, la movía la angustia, por lo que les dijo claramente: <<
Hijos míos, tenéis un padre salvaje; si me escucháis podremos vengarnos de su malvado
ultraje: fue él quien empezó a usar la violencia >>. Por lo tanto, según Hesíodo, es la
violencia de Urano (el padre) contra sus propios hijos el Mal Inicial, la que engendró la
violencia subsiguiente. Fue el pecado original del dios padre celestial, que se repetiría en
las siguientes generaciones.
Los titanes quedaron todos “presos del miedo” a su padre, salvo el más joven, Cronos
(Saturno para los romanos). Sólo Cronos respondió al grito de auxilio de Gea con estas
palabras: << Madre, estoy dispuesto a llevar a cabo tu plan hasta el final. No respeto a
nuestro infame padre, puesto que fue él quien empezó a utilizar la violencia. >>. Armado
con una hoz que le dio su madre y siguiendo el plan que ella había urdido, se acostó a
esperar a su padre. Cuando Urano acudió para copular con Gea y se echó sobre ella,
Cronos tomó la hoz, le cortó los genitales a su padre y los tiró al mar. Tras haber castrado
a su padre, Cronos se convirtió en el dios más poderoso, el que junto a sus hermanos, los
titanes, gobernó el universo y creó nuevas deidades. Cronos se casó con su hermana Rea,
que, como su madre Gea, era una diosa terrestre. De su unión surgió la primera
generación olímpica: Hestia, Deméter, Hera, Hades, Poseidón y Zeus.
Sin embargo, una vez más el progenitor patriarca, esta vez Cronos, intentó eliminar a sus
hijos. Avisado de que estaba destinado a ser derrocado por su propio hijo y decidido a que
eso no sucediera, se tragaba inmediatamente a cada uno de sus vástagos al nacer, sin tan
siquiera comprobar si el recién nacido era varón o hembra. En total, se tragó tres hijas y
dos hijos. Rea, abatida por la pérdida de su descendencia y embarazada de nuevo, recurrió
a Gea y a Urano para que la ayudaran a salvar al que todavía había de nacer. Sus padres le
dijeron que fuera a Creta cuando llegara el momento de dar a luz y que engañara a Cronos
envolviendo una piedra con pañales. Cronos, en su apresuramiento, se tragó la piedra,
pensando que era su hijo.
Este último hijo, al que no pudo tragar, era Zeus, que efectivamente derrocó a su padre y
se convirtió en el dios supremo. Educado en secreto hasta que fue adulto, Zeus recibió
ayuda de Metis, una diosa preolímpica de la sabiduría y su primera consorte, para
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conseguir que Cronos vomitara a sus hermanos olímpicos. Con ellos como aliados derrotó
a Cronos y a los titanes. La violencia había engendrado violencia durante tres
generaciones.
Tras su victoria, los tres dioses hermanos, Zeus, Poseidón y Hades, se repartieron el
universo entre ellos. A Zeus le tocó el cielo, a Poseidón el mar y a Hades el mundo
subterráneo. Aunque se suponía que la tierra y el monte Olimpo eran un territorio
compartido, Zeus extendió su poder sobre este territorio. (Las tres hermanas no tenían
derechos de propiedad, lo cual es propio de la cultura patriarcal griega).
A través de sus uniones sexuales, Zeus engendró la siguiente generación de deidades, así
como a los semidioses, que fueron los héroes por antonomasia de la mitología. Mientras
engendraba hijos activamente, él también, al igual que su padre había hecho, se sintió
amenazado por la posibilidad de que uno de sus hijos le arrebatara el poder. Se había
profetizado que Metis, la primera de sus siete consortes, daría a luz a dos hijos, uno de los
cuales sería un niño que llegaría gobernar sobre dioses y hombres. Así que cuando se
quedó embarazada, temiendo que se tratara de este hijo, la engañó para que se volviera
muy pequeña y se la tragó para impedir que diera a luz. Al final, el niño resultó ser una
niña, Atenea, que acabó naciendo de la cabeza de Zeus.
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ZEUS
Una de las características que más convencen a Carl Gustav de que los dioses y la
mitología griega recogen arquetipos perfectos es que carecen de moral. No están
asociados a la dicotomía Luz/Oscuridad, Buenos/Malos. No son dualistas: no hay Bien ni
Mal como tales. Solo tienen cualidades que calificamos de “negativas” por la intervención
de nuestra mirada buenista o dualista del siglo XXI. Zeus es un asesino, un parricida, un
violador, que permite que su hermano rapte y viole repetidas veces y de formas inusuales
a su propia hija, un maltratador de sexualidad más o menos indefinida (su romance con
Ganimedes el troyano es aparentemente más sensual que el resto de sus episodios
románticos con diosas o no-diosas) y ajeno a la fidelidad. Cruel, vengativo,
shakesperiano… Y ese es el jefe de todo esto….
Zeus (Júpiter o Jove, como lo denominaron los romanos) era el dios supremo entre los
dioses olímpicos griegos. Era el dios del cielo que dirigía el Olimpo y lanzaba rayos. Su
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animal simbólico era el águila. A Zeus se le llamaba Congregador de las Nubes y Portador
de Buenos Vientos.
Zeus fue representado como un hombre poderoso con barba, a menudo sentado en su
trono con un cetro o rayo. El templo de Zeus albergaba la famosa Estatua de Zeus, que fue
una de las siete maravillas del mundo antiguo. La estatua de oro y marfil fue creada por
Fidias a lo largo de doce años. En la cabeza coloca una corona de ramas de olivo. En la
mano derecha una Nike, la diosa de la victoria, también hecha de marfil y oro, y en su
mano izquierda, un cetro hecho de muchos tipos de metales, con un águila en la parte
superior. Sus sandalias eran de oro, como la túnica. Sus ropas fueron talladas con
animales y lirios. El trono estaba decorado con oro, piedras preciosas, ébano y marfil. La
fotografía recoge la reproducción que está en el Hermitage de San Petersburgo. Zeus
procede de la palabra indoeuropea dyu que significa “brillar”. La luz y el poder eran sus
principales atributos abstractos.
Tras derrotar a su padre Cronos y a los titanes, Zeus inicia una serie de uniones con
deidades femeninas, ninfas y mujeres mortales a través de las cuales engendra la
aristocracia divina, o a la mayor parte de la segunda generación de los olímpicos y
semidioses. Hesíodo enumera siete consortes oficiales o matrimonios en serie que
concluyen con Hera, su hermana, lo que, por sí mismo, dice bastante de Zeus.
Fueron Metis, Temis, Eurínome, Deméter, Mnemosine, Leto y Hera. La mayoría de sus
consortes eran diosas “más mayores”, es decir, adoradas antes que él y cuyas divinidades
quedaron subordinadas a dicho dios. La primera es Metis, diosa conocida por su sabiduría
y madre de Atenea. La titánide Temis, diosa de la justicia y el orden, es su segunda esposa;
su descendencia fueron las Parcas y las Horas o estaciones. Eurínome, su tercera consorte,
dio a luz a las Cárites o las Gracias. Con su hermana olímpica Deméter engendra a
Perséfone; con Mnemosine o Memoria, a las Nueve Musas. Su sexta consorte fue Leto,
otra titánide, que parió a sus hijos gemelos Apolo y Artemisa. Todos son personajes
arquetípicos, aunque hay muchos más... ¡y todos aparecen en el tarot!
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Hera, hija olímpica de Rea y Cronos, es hermana de Zeus. Su igual. Ella atrajo la mirada
depravada del dios y él se propuso seducirla. Para ello se transformó en un pajarillo cantor
de tierna mirada y aspecto poco amenazador. Al ver a aquella patética criaturita, Hera la
recoge con delicadeza y con dulce ternura la estrecha contra su pecho. En ese instante, el
pajarillo cantor se convierte en ese señor con barba de aspecto poco tierno, alto,
musculado y con un rayo en la mano. Ella le rechaza. Zeus pone a prueba su ingenio e
improvisa bellos poemas de amor romántico y de sueños de felicidad inmortal en jardines
de denso follaje. Ella dice no salvo que él se case con ella. Zeus organiza La Boda, una
fiesta que los asistentes recordarán durante siglos. Tras la ceremonia, perdidos en mundos
alejados de la realidad cotidiana, disfrutan de una Luna de Miel de trescientos años.
Después Zeus, de vuelta a la dura realidad del Olimpo y sus líos, empieza a ser infiel. La
mitología griega está llena de leyendas sobre sus amoríos y de la humillación y la ira de
Hera por sus celos. Descubrirán que Zeus, con todas sus cualidades, es preferible como
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torturador cruel, a Hera furiosa… Es por Homero que sabemos de todas las infidelidades
de Zeus. Pero Hera había sido una diosa muy venerada como Diosa del Matrimonio.
Zeus tuvo al menos veintidós (¡veintidós! ¡Oh!) devaneos amorosos que dieron como fruto
una numerosa y notable progenie, entre los que se incluyen dos olímpicos; Hermes, el
dios mensajero, cuya madre fue Maya, y Dionisos, el dios del éxtasis y del vino, cuya
madre, Sémele, era una mortal. Según Homero, Zeus también era el padre de Afrodita,
cuya madre era la ninfa marina Dione.
Zeus no confinó su sensualidad sólo a las mujeres. Ganimedes era un hermoso troyano
que fue conducido al Olimpo para ser el copero de Zeus y, además, su amante. Ganimedes
es secuestrado por el águila de Zeus. Preocupado Ganimedes por cómo podría
encontrarse su padre ante su súbita desaparición, Zeus, en un gesto de camaradería
homosexual y como demostración de que algunas veces podía tener sentimientos
solidarios, envía a Hermes a consolar al padre del muchacho, para decirle que quizá no lo
vuelva a ver nunca. Según las versiones, el padre de Ganimedes fue indemnizado con, o
una copa de oro o con un par de caballos.
Zeus engendra muchos hijos. Su descendencia fueron dioses y diosas o semidioses, fruto
de numerosas uniones con mujeres, tanto mortales como divinas. Y como padre, es un
buen tipo.
Fue el primero de los dioses celestiales griegos en ser verdadero protector para muchos
de sus vástagos (excepto para Perséfone), un tipo generoso y de confianza. Cuando murió
la madre de Dionisos mientras estaba embarazada, Zeus cosió el feto a su propio muslo y
lo llevó allí hasta que fue su momento de nacer. Concedió a su pequeña Artemisa todo lo
que ésta le pidió para ser la diosa de la caza: su arco, sus flechas, sus perros y las
compañeras que ella eligió. Confirió a su otra hija Atenea sus propios símbolos de poder.
Arregló una disputa entre Apolo y Hermes, insistiendo con firmeza en que éste último
devolviera las vacas que le había robado a su medio hermano mayor, con lo cual consiguió
que se hicieran amigos.
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El aspecto oscuro del padre destructivo también formaba parte de su naturaleza. Fue
tanto un padre incestuoso, que sedujo a su hija Perséfone, como el padre que dio permiso
para que Hades, su hermano y tío de Perséfone, la secuestrara y la violara. El mismo tipo
que finge no escuchar los gritos de ayuda, que mira hacia otro lado. Un mito atribuye a
Zeus la cojera de Hefestos, al que arrojó desde el Olimpo cuando éste intentaba defender
a su madre, un típico caso de malos tratos a un menor, algo bastante común en el Olimpo
griego. Otro hijo, Ares, fue psicológicamente rechazado, fue objeto del odio de su padre.
Y, temeroso de que Metis estuviera embarazada de un hijo que llegara a ocupar su lugar,
se la tragó para evitar dicha posibilidad.
Ya saben del mito. Ahora vamos a por el arquetipo o la visió n metafó rica del mito...
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movimientos de la pequeñ a presa y puede descender rá pidamente para atrapar a la
perdiz o al conejo entre sus garras. Igualmente, Zeus se encuentra en la atalaya de
vigía para buscar lo que quiere o necesita. Puede tratarse de un producto en
particular, de un posible futuro empleado o de una compañ ía, y, cuando localiza lo que
quiere, va tras ello con todas sus fuerzas. Posee ambas cosas: una perspectiva general
la gran visió n, y la conciencia del detalle importante. Cuando se enfoca en el detalle le
concede toda su atenció n: no tiene intenció n de que se le pierda de vista o se le escape
de las manos. Sin embargo, al igual que el á guila cuya presa de pronto desaparece de
su vista o es atrapada por otro depredador, a pesar de toda la energía y el esfuerzo
que ha puesto en esa meta en concreto, puede cambiar fá cilmente de direcció n,
olvidarse de sus pérdidas y seguir adelante.
El rayo de Zeus es un símbolo de su poder para castigar. É ste también procede de lejos
para golpear sin miramientos, pero só lo cuando se han agrupado las oscuras nubes de
tormenta y el trueno ha rugido, insinuando una concentració n de la emoció n, una
acumulació n de ira. El celoso Zeus mató a Jasó n con un rayo cuando se acostó con la
diosa Deméter...
Una figura de Zeus con éxito puede trabajar en cooperació n solo con otros hombres
poderosos. Destaca en esas reuniones en la cumbre por su capacidad de crear
alianzas. Su palabra basta. Quiere tratar con los otros que también está n a su altura y
tienen decisió n. Espera que los demá s cuiden de sus propios intereses, al igual que él
lo hace con los suyos. Para consolidar su base de poder y expandirse a partir de la
misma, que son metas naturales para el arquetipo Zeus, las alianzas son esenciales.
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Para el arquetipo Zeus, cuya meta primordial es la de establecer un reino, el
matrimonio también es un medio a través del cual se crean alianzas y se consolida el
poder….
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lo necesario para acercarse a ella: cambia su forma, muestra su parte má s vulnerable o
se convierte en un apasionado amante. Una vez ha logrado su propó sito, lo má s
probable es que su atenció n se vuelva a enfocar en su trabajo. Puede que no utilice
preservativo para evitar el embarazo porque tiene un fuerte instinto de ser
progenitor. Y lo má s normal es que “cuide de sí mismo”, responsabilizá ndose
econó micamente de sus hijos y reconozca su paternidad.
El instinto de tener hijos forma parte del arquetipo de Zeus. Lo que espera de ellos es
lo mismo que espera de sus subordinados, empleados y diferentes tipos de esclavos o
siervos: que sean obedientes y cumplan su voluntad. Y punto. Sus hijos favoritos son
una réplica de su ideal de sí mismo como persona imparcial y superior, que no
permite que se descontrolen sus emociones.
Estas cualidades las comparten sus hijos Apolo y Atenea, y está n encarnadas en el hijo
racional que busca el éxito, que es brillante en los estudios y en el deporte, y en la hija
cuya mente funciona de modo similar a la suya, en la Niñ a de Papá ; la admiració n
mutua es la que les une. Es un padre mentor, que guía la educació n y la carrera de sus
hijos segú n sus propias apetencias o cá lculos a largo plazo, al igual que suele hacerlo
con otros jó venes con los que también actú a como mentor en sus negocios o mundo
profesional. A cambio espera lealtad y se siente engañ ado cuando un subordinado o
un hijo crece y piensa de modo distinto a él.
Zeus es el arquetipo de un padre diná stico, de un Patriarca. Quiere tener muchos hijos
y nietos para que siga su linaje y para conseguir este fin intenta imponer su voluntad
sobre lo que sus hijos han de hacer en el mundo, no só lo mientras él viva sino también
cuando ya haya desaparecido. Motivado por su necesidad diná stica, así como por su
naturaleza de padre proveedor, un Zeus multimillonario estructurará su negocio y
establecerá consorcios para que se cumpla su voluntad en las sucesivas generaciones.
Un Zeus con menos poder, con un reino má s pequeñ o, hace lo mismo a menor escala.
Un hombre que se esfuerce en ser un padre que puede mantener bien a sus hijos y que
se enorgullece de có mo lo hace, está poseído por el arquetipo de Zeus. El tamañ o de su
casa refleja este rasgo, a la vez que expresa su necesidad de poseer un territorio. El
padre proveedor suele ser generoso, pero su generosidad está motivada por su deseo
de controlar a sus hijos y está vinculada con las esperanzas que ha puesto en ellos.
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Zeus, arquetípicamente es un padre autoritario que tiene la ú ltima palabra. Puede que
exista una vía de comunicació n abierta con sus hijos, pero las decisiones familiares y
de los negocios se toman como describe Lee Iacocca, un Zeus de los negocios, en sus
memorias: << Mi política siempre ha sido ser democrá tico en todo momento hasta que
se han de tomar decisiones. Entonces me convierto en el comandante má s detestable
“Muy bien ya os he escuchado a todos, les digo. Esto es lo que vamos a hacer”. >>
No existe nadie cuyo espíritu esté ocupado por Zeus en formato 24x7. En general,
unos cuantos dioses se agolpan en cada uno de nosotros y quizá exista uno
predominante: un hombre, una mujer, pueden estar ocupados por Zeus en los
negocios, el trabajo, la amistad…
Las personas poseídas por Zeus son los grandes empresarios, los grandes actores del
capitalismo. Se esfuerzan por llegar a la cima y alcanzar cierto poder y prestigio. Poco
importa que se trate de una cadena de floristerías, de restaurantes asiá ticos, de
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burdeles de lujo o de producció n y distribució n de drogas variadas. Zeus tratará de ser
el Jefe de Todo Esto.
Una de las razones de su éxito es su habilidad para negociar y llegar a acuerdos, lo cual
hace constantemente. Negocia bien porque ha estudiado a los hombres y piensa en lo
que quieren y por lo que serían capaces de comprometerse. Un Zeus especialmente
há bil suele ser muy sensible y hasta cierto punto estar muy dispuesto a satisfacer las
necesidades (no expresadas) de otro hombre, incluyendo la de guardar las
apariencias.
Como trabajadores por cuenta ajena, Zeus solo aparece si Consultante tiene interés en
despedirse e iniciar una aventura en solitario. Como empleado, Zeus es desleal. A
veces tiene un interés específico en algo; sea lo que sea, la perspectiva Zeus le ayuda a
triunfar en cualquier cosa que haya elegido. Por ejemplo, tiene el don de comprender
y utilizar el amiguismo con sus viejas amistades del colegio, y le encanta el capitalismo
por la oportunidad que le ofrece de triunfar. Ademá s posee varias dotes psicoló gicas
innatas que le dan ventaja. La adquisició n de poder, dinero o propiedades es un juego
que juega naturalmente bien, porque es realista, está seguro de sí mismo y no se toma
lo que hacen los demá s de un modo personal. Si ha de resolver un gran conflicto en su
negocio que arruine a otros, tiene que despedir a gente que ha trabajado para él o dar
un castigo ejemplar, puede dar ó rdenes que equivalgan a lanzar rayos.
El terreno de las emociones y los sentimientos del arquetipo Zeus es tan rico,
profundo y estimulante como una pá gina en blanco, como un cielo azul sin nubes,
como un desierto plano y pedregoso. El aura de “hombre importante” de un Zeus,
efectivamente atrae a algunas mujeres, lo cual forma parte de su éxito. Por otra parte,
tampoco va detrá s de una mujer con el corazó n en la mano; con las mujeres, al igual
que en el trabajo, es un estratega. Si quiere a una mujer para salir con ella, para que
trabaje para él o como esposa, se presentará en la forma que crea má s conveniente
para seducirla o conseguirla.
Considera que su dinero y su poder son una parte esencial de su atractivo. No espera
que una mujer le quiera só lo por có mo es, y desde luego no por su espíritu, sobre el
cual piensa que ni siquiera merece la pena especular. No le interesan las relaciones
igualitarias con una mujer, ya sea con su esposa o con una amiga. Tampoco le interesa
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ni le gusta hablar sobre los sentimientos. Y quiere que una mujer haga lo que él espera
de ella y que no le moleste.
Un Zeus triunfador es el equivalente del celebérrimo Macho Alfa que aparece en los
estudios de los primates y de otras especies jerá rquicas. Este tipo de personaje espera
tener éxito, es agresivo, intimida a los hombres que tienen por debajo en la manada y,
siguiendo el modelo de otros chimpancés, monos y gorilas, son los que escogen a las
mujeres y son sexualmente má s activos que el resto de los hombres. Ejercer sus
proezas sexuales, para un hombre poseído por Zeus, es el equivalente a ejercer un
poder político o econó mico, un reto personal, una demostració n de qué él si puede y
los demá s no. Zeus, el Conquistador, puede ver a una mujer deseable como un
“privilegio” que se puede permitir por su posició n. Puede desearla como objeto bello,
como objeto sexual o ambas cosas a la vez.
A pesar de todo su éxito con las mujeres, el hombre Zeus es un amante lamentable, de
vulgaridad pornográ fica, sin técnica, sin mística. Para que Consultante, reconvertido
en Macho Alfa por el espíritu dominante de Zeus, llegara a ser un amante de medio o
largo recorrido, debería tener presentes otros arquetipos en él. Zeus es
emocionalmente distante, carece de una naturaleza terrenal, no intenta complacer a
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las mujeres y no es apasionado ni tierno. Toda esta energía sexual puede estar
absolutamente enfocada en su trabajo durante largos períodos de tiempo.
Puesto que el hombre Zeus es probable que se concentre en alcanzar el poder, hay
otros aspectos de su personalidad que no pueden desarrollarse. Es bastante probable
que lo que má s se vea afectada sea su capacidad para manifestar sus emociones, lo
cual repercutirá en la expresió n de su sexualidad. Su elecció n de parejas sexuales
refleja su pobreza emocional, especialmente si a medida que se hace mayor, sus
parejas parecen hacerse cada vez má s jó venes, a imitació n de la imagen clá sica de un
Zeus anciano rodeado de una serie de jó venes ninfas. Sin embargo, si en su vida
eró tica só lo puede estar con alguien lo bastante joven como para ser su hija o su nieta,
o si se siente atraído por un muchacho indefenso y dominado, implica que su
capacidad para las relaciones sexuales se ha quedado inmadura o la ha confundido
con el poder.
El masoquismo o las fantasías de ser dominados por una mujer también se agolpan en
Zeus. Solo con contrato, bajo condiciones determinadas y duració n precisa y limitada...
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Parece obvio que el arcano correspondiente a este arquetipo es EL EMPERADOR. Pero
eso es solo una parte...
Un hombre dominado por el arquetipo Zeus (que también es el arquetipo que rige en
nuestra cultura) con frecuencia está separado de sentir su cuerpo como una parte
receptora o dadora de sensualidad. Puede sentirse orgulloso de sí mismo de ver
cuá ntos kiló metros puede correr, de la buena forma en la que está o de su capacidad
anaeró bica. Ese orgullo es sobre el dominio de su cuerpo, no sobre su goce. También
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es fá cil que esté desconectado de su corazó n como ó rgano dador y receptor de
emociones. (EL EMPERADOR + 4 de OROS)
Zeus es el arquetipo que predispone a los hombres (y a las mujeres) a buscar y utilizar
el poder. El peligro surge cuando éste se consigue. Es Lord Acton, un historiador del
siglo XIX el autor de uno de esos aforismos que hemos aceptado como una perla de
sabiduría: << El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe por completo
>>. A lo largo de la historia los hombres de poder han creído que gobernaban por
derecho divino, lo cual no es de extrañ ar, dado el arquetipo que les domina. La ley ha
desarrollado un contrapeso para compensar los excesos de los poderosos, pero aun
así los Zeus con frecuencia sienten y actú an “fuera de la ley”. (EMPERADOR + 7 de
OROS)
El poder y la paranoia suelen ir juntos. Los hombres que está n en la cumbre temen ser
derrotados, sospechan de los motivos y de las lealtades, frustran el desarrollo de los
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demá s para que no se vuelvan demasiado fuertes y ayudan a crear esos enemigos que
tanto temían. É sta es la historia de Urano, Cronos y Zeus, y es el aspecto de la sombra
del arquetipo del padre. (EL EMPERADOR + 7 de ESPADAS)
La visió n inflada del Zeus sobre sí mismo le hace vulnerable a la manipulació n por
parte de los que juegan con él y a reprimir a los que se niegan a hacerlo. Si el hombre
cree que es merecedor de halagos y se los cree, rechazará a las personas sinceras y
sufrirá las consecuencias. Los halagos tienden a desplazar a la verdad.
Inevitablemente, los hombres que está n en el poder no quieren oír la verdad sea de la
naturaleza que sea, (EL EMPERADOR + 9 de ESPADAS)...
El Rayo Destructor de Zeus, ese que se lanza sin piedad, sin compasió n, sin empatía,
sin simpatía, con la intenció n clara de destruir, hacer dañ o, eliminar, reducir a
escombros o desintegrar algo o a alguien, está en el arcano doble EL EMPERADOR +
LA TORRE...
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Zeus es paternalista, machista, misó gino, clasista, anarco capitalista, El EMPERADOR
hereda todos esos atributos. En cuestiones laborales, negocios, economía, es un
arcano formidable. Para cualquier otro asunto, es terrible.
¿Se enamora EL EMPERADOR? ¿Tiene alguna pareja ideal, alguien que sea afín a esa
forma tan anticuada de pensar? O son personas físicamente muy bellas, hermosas,
apolíneas en el má s amplio sentido o solo son consortes a las que hace regalos, deja
tarjetas de crédito y usa como divertimentos sexuales de baja intensidad…
Su corazó n puede perturbar su vida de pronto de otra manera. Puede que se enamore
de una SOTA (Valet) DE COPAS o de una CABALLERA DE COPAS/REINONA DE COPAS.
Y concretamente de ellas porque le parece un gesto de mucho valor y coraje,
mostrarse como alguien que, en su opinió n, es estú pido: vulnerable, sensible y con esa
punta de ingenuidad que convierte cualquier comida mediocre en un festín. Y herido
seriamente por la flecha de Eros (2 de COPAS y no de Varas), puede sentirse
irresistible y apasionadamente atraído por su inconsciente hacia una persona de la
que no puede prescindir. La razó n le abandona y deja a un lado sus responsabilidades.
En su 2 de COPAS, el EMPERADOR usará su poderoso rayo destructor para aniquilar
todo eso que no sea el objeto de su enamoramiento o fascinació n profunda, provocará
una crisis de consecuencias imprevisibles a su alrededor, pero la necesidad de seguir
habitando en el reino emocional que hasta ahora no había valorado o apreciado o
vivido, se presenta ahora como su destino. El Zeus que habita en Consultante
desaparecerá y se hundirá en la psique para no aparecer má s que cuando sea
necesario y otro arquetipo predominante lo reemplazará ...O no, y será uno de esos
amantes enajenados que encierran a sus mujeres en casas y pisos, que las aíslan del
resto de los mortales... El Otro es ahora su Reino (EL EMPERADOR + 7 de OROS)...
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Solo la aparició n de LA MUERTE puede llevar a la destrucció n del arquetipo de Zeus, a
deshacerse del ansia de poder de Zeus (o DEL EMPERADOR). Dada la falta de
introspecció n o de reflexió n acerca de sí mismo, lo que supondría descender a los
abismos de Hades y a su distancia emocional, no es probable que se dé cuenta de que
está terriblemente separado de sí mismo y de los demá s hasta que suceda algo
drá stico y el dolor le lleve a plantearse que algo va mal. Cuando al final se despierta, el
mensaje suele proceder de algú n allegado: de la esposa a la que traicionó con sus
aventuras o a la que descuidó por el trabajo, que le abandona; del hijo al que no se ha
molestado en conocer, que se enfrenta a él o bien que le demuestra que no hay nada
que les una. Só lo después de que ellos se han separado de él puede sentir el dolor de
su ausencia. La experiencia puede cambiarle abriéndole al reino emocional de
Poseidó n, que le pone en contacto con sus propios sentimientos y su necesidad de
otras personas. O como un jefe de estado temporalmente derrocado, su aspecto de
Zeus puede reafirmarse, considerar humillante lo sucedido y, ahora angustiado
porque pueda volver a repetirse, acallar aú n con má s fuerza sus emociones en el má s
puro estilo Trump…
Aunque el hombre Zeus pueda padecer cualquier tipo de problema médico serio, el
infarto es el má s habitual. Es una enfermedad de lo má s simbó lico y que exige que
haga un cambio importante en su vida. Ignorar al corazó n, no seguir el impulso, casi le
ha matado. Para salvar su vida ha de bajar de la cima, porque el oxígeno que su
corazó n necesita es demasiado fino allí arriba. Este hombre puede que al final capte el
mensaje de que no se trata só lo de un problema físico, sino que es la expresió n física
de un problema emocional. Ha llegado el momento de abandonar a Zeus en su monte
Olimpo y bucear, en busca de algú n arquetipo sanador...
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Algún ejemplo usando una Tirada a Tres cartas:
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Oh, Consultante… Algo que parece amor (o enamoramiento) está en marcha (Esta
tirada se lee en ambas direcciones. A → b y B → A.). Aparentemente es usted perfecta
para los intereses de su partenaire, y él cubre de sobra sus expectativas acerca del
amor. Si está casado, lo dejará todo. De hecho, lo má s sensato es que lo dejara todo,
menos a usted…. (Aprovecho este momento para desmitificar la mirada de los
personajes que aparecen en las cartas porque pareciera, en la foto, que la Reina escapa
de ese perseguidor. ¡Y es todo lo contrario!)
Oh, Consultante… Es usted irresistible para ese Emperador que, por otra parte, parece
el protagonista de algú n spot publicitario de un perfume masculino y viril. Su aparente
rudeza le hace gracia. Su tosquedad, le parece simpá tica. Quizá crea que el amor puede
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transformar hasta al má s terco de los mortales. Es usted inalcanzable para ese
Emperador, en las actuales circunstancias, salvo que tenga usted razó n y el amor
realmente transforme a algunos mortales. Tenga cuidado con sus concesiones, no
olvide a Artemisa, que nunca se dejaría pisotear por ningú n hombre, por muy Zeus
que fuera...
Oh, Consultante. Sus jefes la quieren y no van a permitir que abandone la empresa. Es
usted exactamente la persona que necesitan para hacer exactamente lo que está usted
haciendo que, por otro lado, es lo que má s le gusta hacer. Lo tiene todo a favor. Es una
cuestió n de justicia. Triunfará , si lo pide sin usar esa comparació n ridícula con esa otra
persona a la que han contratado… eso es de…
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REINA DE ESPADAS – 2 de COPAS – EMPERADOR
Oh, Consultante. Sus jefes admiran su trabajo. La creen una auténtica gurú en su
especialidad. Una sabia. La experta. En su posició n de Reina de Espadas, en la que
quizá , poseída por alguna diosa menor, sienta que su trabajo lo puede hacer
cualquiera (una falacia) o que no es tan difícil (otra falacia), y aú n admitiendo que está
usted a gusto en esa empresa y admitiendo que es injusto que hayan contratado a
alguien menos preparado por má s dinero que el que usted cobra, no puede esperar a
que “Ellos” se den cuenta: son EMPERADORES. Son Zeus. No está n pendientes de esas
cosas. Há gaselo ver y ajustará n sus honorarios… ¡Y no se compare con el/la nuevx!
Oh, Consultante. Sus jefes admiran en usted su tenacidad, su ambició n, sus ganas, su
fuerza, el liderazgo que ejerce entre sus compañ erxs. Es usted intocable para ellos. Es
injusto lo que le ha pasado con su sueldo, pero trate de frenar ese impulso de
sindicalista de principios del siglo XX. Usted está muy a gusto, sabe que sus jefes la
quieren, es usted un sol cegador o broceador, dependiendo del momento… Serénese.
No vaya a esa tienda de venta libre de armas. No les queme el coche. No sea un
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REINA DE COPAS – 2 de COPAS – EMPERADOR
Oh, Consultante. Sus jefes confían en su enorme habilidad para resolver conflictos,
para deshacer entuertos, para resolver lo aparentemente irresoluble. Saben que
tiende al buenismo, a ponerse siempre en el lugar del cliente… es usted la mejor
Abogado del Diablo que conocen y que quizá pudieran conocer. Sus métodos, su forma
de hacer las cosas, es inaccesible para Ellos. Há gales ver la injusticia de la situació n
usando su talante habitual y triunfará ...
Oh, Consultante. Sus jefes la quieren y no van a permitir que abandone la empresa. Es
usted exactamente la persona que necesitan para hacer exactamente lo que está usted
haciendo que, por otro lado, es lo que má s le gusta hacer. Lo tiene todo a favor. Es una
cuestió n de justicia. Triunfará , si lo pide sin usar esa comparació n ridícula con esa otra
persona a la que han contratado… eso es de…
Oh, Consultante. Sus jefes admiran su trabajo. La creen una auténtica gurú en su
especialidad. Una sabia. La experta. En su posició n de Reina de Espadas, en la que
quizá , poseída por alguna diosa menor, sienta que su trabajo lo puede hacer
cualquiera (una falacia) o que no es tan difícil (otra falacia), y aú n admitiendo que está
usted a gusto en esa empresa y admitiendo que es injusto que hayan contratado a
alguien menos preparado por má s dinero que el que usted cobra, no puede esperar a
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que “Ellos” se den cuenta: son EMPERADORES. Son Zeus. No está n pendientes de esas
cosas. Há gaselo ver y ajustará n sus honorarios… ¡Y no se compare con el/la nuevx!
Oh, Consultante. Sus jefes admiran en usted su tenacidad, su ambició n, sus ganas, su
fuerza, el liderazgo que ejerce entre sus compañ erxs. Es usted intocable para ellos. Es
injusto lo que le ha pasado con su sueldo, pero trate de frenar ese impulso de
sindicalista de principios del siglo XX. Usted está muy a gusto, sabe que sus jefes la
quieren, es usted un sol cegador o broceador, dependiendo del momento… Serénese.
No vaya a esa tienda de venta libre de armas. No les queme el coche. No sea un
huracá n y conseguirá todo lo que quiere… Ellos no se preocupan de la “justicia” de sus
acciones…
Oh, Consultante. Sus jefes confían en su enorme habilidad para resolver conflictos,
para deshacer entuertos, para resolver lo aparentemente irresoluble. Saben que
tiende al buenismo, a ponerse siempre en el lugar del cliente… es usted la mejor
Abogado del Diablo que conocen y que quizá pudieran conocer. Sus métodos, su forma
de hacer las cosas, es inaccesible para Ellos. Há gales ver la injusticia de la situació n
usando su talante habitual y triunfará ...
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Otra tirada a Tres...
Consultante, mujer, de entre 30 y 40 añ os, con un trabajo por cuenta ajena, sin otras
responsabilidades aparentes, habla: << Tengo una relació n con alguien desde hace un
tiempo. El caso es que no funciona. No va la cosa. No anda. Tuvimos una discusió n y se
le fue la cabeza por completo. En fin… ¿qué va a pasar con esto? >>
La decisió n está tomada. Quizá sea una separació n que pretende ser “temporal”, “para
pensar” y esas cosas que se dicen cuando uno no es capaz de decir que no soporta má s
a esa especie de tirano que ahora se convertirá en acosador. Atacará su escala de
valores. Buscará sus puntos má s débiles. Tratará de hacerle dañ o porque el
EMPERADOR ni acepta ser despedido ni acepta el No por respuesta. Esté preparada.
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REINA DE COPAS – LA TORRE – EL EMPERADOR
POSEIDÓN
<< Conduciendo su carro a través del mar, Poseidó n, dios de los océanos y de los
caballos, encarna los dos antiquísimos símbolos del inconsciente: el caballo y el agua.
El agua siempre ha evocado en el hombre el misterio infinito, posibilidades infinitas y
peligros infinitos de nuestra conciencia fluida. Al carecer de forma predeterminada
propia, está en constante movimiento, nunca cambia y, sin embargo, nunca es la
misma en dos momentos sucesivos. Y el caballo personifica en su primitiva potencia
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los impulsos instintivos de nuestra naturaleza bruta. Poseidó n era el má s primitivo de
los dioses, el que hacia temblar la tierra, el dios de las tormentas y de los terremotos,
de la devastació n repentina de los maremotos. Los peligros se desatan cuando brotan
las fuerzas yacentes que está n bajo la superficie de la conciencia. >>
¡Hola, Poseidó n!
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Poseidó n (Neptuno para los romanos) es el dios griego del mar. Se le representa como
un hombre poderoso con barba, parecido a Zeus y con un tridente. Tiene mal cará cter,
es violento, vengativo, destructivo y peligroso, es el dios al que acompañ an la
tempestad y la turbulencia. Pero también puede ser el mar en calma: las tormentas
cesaron al instante cuando Poseidó n condujo su carro de oro tirado por sus caballos
blancos de doradas crines sobre las olas y los monstruos marinos retozaron a su
alrededor. Sus principales animales simbó licos son el toro y el caballo.
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Poseidó n es uno de los hermanos deglutidos de Zeus. En el reparto de reinos, Zeus
asigna el mar a Poseidó n. Poseidó n no estaba contento con su parte, también quería
tener un pedazo de tierra sobre el que reinar. Compitió contra dos de sus hermanas,
Atenea y Hera, por algunas ciudades, perdiendo en ambas ocasiones. Pero Poseidó n es
un mal perdedor, así que inundó o destruyó las ciudades por las que competía. Zeus se
ve obligado a mediar para evitar males mayores. En su disputa con Helios sobre
Corinto tiene algo má s de suerte: consigue el istmo y Helios acepta la acró polis.
Poseidó n también dirige un complot contra Zeus con el fin de derrocarle del trono al
que él mismo se ha subido, pero fracasa.
En el amor no le va mucho mejor. Compite con Zeus por el amor, por llamarlo de
alguna forma, de una diosa marina, Tetis. Pero al saber de la profecía que vaticina que
Tetis tendría un hijo varó n que superaría en valor, nobleza, coraje y reconocimiento a
su padre, ambos renunciaron a sus deseos y arreglan el matrimonio de la diosa con
alguien apuesto, simpá tico, valeroso y sexualmente activo, el hérore mortal Aquiles.
En otro momento trata de seducir a Anfititre, diosa antigua marina del nar tranquilo.
Anfititre desprecia las toscas maneras de Poseidó n, esa brutalidad carente de ternura.
Poseidó n se enfada, se siente heridísimo en sus sentimientos, heridísimo en su
orgullo, después de todo lo que está haciendo él por ella, pero có mo es posible
Anfititre que me hagas este dañ ito tan grande, blablabla. La viola. Ella huye y se
esconde en el Monte Atlas. Gracias a Delfín, una deidad acuá tica menor, reestablece
relaciones má s o menos sanas con Poseidó n y se casa con ella. Tiene dos hijas y un hijo
con ella...
Poseidó n, como Zeus, es una especie de Lú brico Cró nico sin autocontrol. Anfititre es
celosa como Hera. Y ambas van contra la rival. Anfititre es responsable directa de
haber convertido a la Bella Escila, en un monstruo de seis cabezas que ladraban, cada
una de ellas con una triple hilera de dientes, y con doce patas. Ella es la responsable de
que la mirada de Medusa, antes dulce y sensual, se convierta en la mirada mortal, la
que le reemplaza una abundante cabellera negra por serpientes que se agitan después
de saber que Poseidó n había practicado con ella ciertas prá cticas sexuales en el
templo de su hermana Atenea. Poseidó n también deseó a Deméter cuando ella,
enloquecida de dolor y tristeza, vagaba por los campos y los bosques buscando a su
Hija Secuestrada, Perséfone. Ella se convierte en yegua y se esconde en una manada de
caballos. É l se transforma en semental y la viola. Pero… ¿pidió usted ayuda? ¿gritó ?
¿por qué no cerró las piernas? No tiene heridas ni magulladuras, ¿debemos creerla,
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diosa Deméter? ¿por qué en yegua y no en cucaracha o escarabajo? ¿qué pretendía
realmente convirtiéndose en yegua?…. Sí, amigxs, la cultura de la violació n está en el
arquetipo de Zeus, de Poseidó n, de Hades...
Su odio hacia los troyanos es tal que interviene a favor de los griegos, desobedeciendo
un mandato expreso de Zeus. Su odio nace en una época temprana, cuando aú n son
jó venes y fuertes. Laomedonte, contrata a Poseidó n y Apolo para construir las
murallas de Troya. Ambos terminan su trabajo divinamente, pero cuando llega el
momento de pagar, Laomedonte se niega porque considera que el trabajo no está a al
altura de lo que se espera de dos dioses. Poseidó n se vengó “hasta la segunda y la
tercera generació n”, frase que má s tarde hará suya el Yahvé del Antiguo Testamento,
definiendo un cierto tipo de venganza.
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El rey Minos de Creta, le pide a Poseidó n un toro para un sacrificio. El toro que envía el
bueno de Poseidó n es tan extraordinario que Minos decide conservarlo en lugar de
sacrificarlo, tal y como había prometido. Poseidó n monta en có lera o en ira y maquina
una terrible venganza. Parsifae, la esposa de Minos, cae bajo un embrujo de Poseidó n,
y se derrite sexualmente por ese toro hasta el punto de hacerse construir un armazó n
de madera con forma de vaca en la que ella espera, mugiendo lascivamente, el
infatigable falo de ese animal. De esta prá ctica zoofílica nace el Minotauro, ese
monstruo que es medio toro y medio hombre, que es encerrado en el centro de un
laberinto…
Poseidó n también hizo cosas distintas a vengarse, pero no son demasiado reseñ ables.
Tiene un lado pacífico o tranquilo, eso que parece mar en calma… segú n el mito, en
esas encalmadas, Anfititre somete a Poseidó n y gobierna o calma o atempera al dios...
¿Recuerda ese día en el que armado con un bote de pintura verde fluorescente dibujó
un pene de tamañ o descomunal en el lateral del flamante y reluciente BMW del que
sabía que era su jefe hasta que, sin demasiadas formalidades, decidió despedirle? Ahí,
está Poseidó n, el que peor gestiona sus emociones…
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La partre vengativa del arquetipo está clara, pero no es interesante. Lo interesante es
el Mar, el Mar…
La densidad y profundidad de las aguas en las que se sumerge Poseidó n forman parte
del arquetipo. Las aguas subterrá neas, ni expresadas ni visibles, los ríos emocionales
que fluyen ocultos bajo la tierra, simbolizan cierto grado de introversió n emocional y
profundos sentimientos de rechazo o tristeza que van má s allá de lo tolerable. El
propio Poseidó n presenta una intrahistoria interesante y perturbadora: Mi hermano
mayor, Zeus, mató a mi padre que, por cierto, ya se había deshecho de mi abuelo
Urano antes. Somos una familia de parricidas. Yo soy el segundo de una familia de tres.
Las chicas van por otro lado. Mi padre nos devoró cuando nacimos. Mi hermano nos
liberó y se convirtió en nuestro padre postizo, en el jefe de todo esto. No he podido
llorar la muerte de mi padre. Ni siquiera se si mi padre merece una lá grima o no. Ni
siquiera se qué es esta frustració n que llevo dentro, esta especie de rabia, de estar
atento a cualquier pequeñ o desafío y considerarlo un agravio. No se el porqué de estos
ataques de enajenació n mental transitoria, pero ¿a quién contarle esto? ¿có mo
expresar que no estoy enfadado con mi padre ni con mi hermano, que solo siento
nostalgia, melancolía, cierta tristeza?… Que soy así, ok. Pero no me gusta. Yo querría
tener mi islita pequeñ a, un sitio para retozar con alguna ninfa, ondina, sirena… Nadie
comprende este dolor esquizofrénico, esta turbulencia, este tormento…
Poseidó n, es el Gran Buzo, una metá fora para describir, aunque sea superficialmente,
al hombre o la mujer que pueden adentrarse mucho en el reino de los sentimientos y
de las emociones, acceder a lo que se encuentra en Lo Profundo, el espíritu y la
tristeza, el gran silencio, la oscuridad, el frío, las criaturas abisales de aspecto
terrorífico, la desolació n de las profundidades oceá nicas, y salir indemne o má s
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fortalecido… Allí, en Lo Profundo, hay un sentido de inmensidad y abismo mucho
mayor de lo que jamá s podremos llegar a conocer.
La metá fora positiva del Buzo de Profundidades del arquetipo Poseidó n, se encarna en
poetas, dramaturgxs, novelistas, compositorxs, instrumentistas, pintorxs o
psicoanalistas que son atraídos, una y otra vez, a adentrarse cada vez má s hondo en el
reino profundo de las emociones, donde conectan con la profundidad humana
colectiva.
El hombre Poseidó n siente una inclinació n a “ser alguien importante”. Sin embargo, un
Poseidó n arquetípico carece de la personalidad, del pensamiento estratégico y de la
fuerza de voluntad necesarios para que un patriarcado de padres celestiales tenga
éxito y forme un “reino”. Su lucha en los negocios puede asemejarse a la del dios
Poseidó n, que perdió repetidamente territorios que estaban en discusió n frente a
otras deidades, que fue humillado pú blicamente y que reaccionó con ira.
Poseidó n no sabe perder; los poseídos por él, tampoco, como los hombres que no
entienden las reglas que apartan de ellos la propiedad y el honor y no saben perder
con elegancia. Poseidó n reacciona con rabia. En general, Poseidó n provocaba un
terremoto, un par de maremotos y asunto resuelto. Los poseídos por Poseidó n se ven
inundados por emociones y sentimientos destructivos que, mal canalizados, conducen
a la autodestrucció n.
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. El Tridente de Poseidón
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Este engendramiento no está limitado específicamente al aspecto femenino de dar a
luz hijos a la Diosa como Madre, sino que puede extenderse a la Diosa Doncella,
virginal, intacta e inocente y a la Diosa Anciana, la mujer sabia.
Un niñ o que ha tenido que reprimir sus emociones por temor a un padre punitivo
puede aprender a enmascarar sus sentimientos. Pero éstos seguirá n siendo intensos,
só lo que estará n encerrados. Compartirá las cualidades de las aguas tranquilas
subterrá neas de un Poseidó n, que puede mantener la calma en la superficie y, sin
embargo, albergar turbulentos sentimientos o eso que se llama Mar de Fondo. Si el
muchacho Poseidó n no ha sido criticado por su espontaneidad y emotividad en su
hogar, seguro que encontrará desaprobació n en la escuela. É l, sus emociones y sus
cosas parecen salpicar a los demá s y molestarles...
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Un Poseidó n afortunado es el que nace en una familia que encaje con su
temperamento, una familia que acoge bien las emociones, el drama, las lá grimas y la
risa y que demuestra físicamente su afecto. Este hogar también tolerará el desorden
que se produce cuando varios individuos hacen muchas cosas diferentes, las dejan en
varias fases de finalizació n y no “llegan a tiempo”. Si esto describe a su gente y su
hogar, entonces Poseidó n se estará educando en una atmó sfera familiar que acepta y
aprueba su personalidad. Pero es posible que no le ayude a adaptarse a las exigencias
del mundo exterior, lo cual descubre inmediatamente cuando tiene que ir a la
escuela...
Algunos niñ os Poseidó n nacen en familias que no expresan sus sentimientos, ni son
espontá neas o dan muestras de afecto, y en su lugar valoran las maneras, la
inteligencia, la obediencia, el orden, el finalizar las tareas y recogerlo todo una vez
terminadas. Un niñ o así es como un pez fuera del agua En un hogar semejante, puede
que siempre le estén reprendiendo por lo que hace (o por lo que no hace): el desorden
de su habitació n, hacer las tareas que tiene asignadas cuando se supone que ha de
hacerlo, ordenar otras zonas de la casa.... Afirma que él sabe dó nde está todo en su
ordenado desorden y que no puede encontrar las cosas cuando arregla su habitació n.
Su emotividad también suele encontrar desaprobació n: si es así, recibirá el mensaje de
“los niñ os grandes no lloran”, cuando llora y “no hagas el tonto”, cuando es feliz. Si él
también necesita aquello que le han ordenado, reprimirá su yo natural y se adaptará a
lo que sus padres quieren...
En el peor de los casos, el hijo Poseidó n se polariza respecto a un padre o una madre
excesivamente estricto, que exige obediencia, se enfurece cuando él persiste en ser
como es y no está listo a tiempo, no es pulcro y no termina sus tareas. El padre o la
madre ven su conducta como una insubordinació n, a la que han de poner solució n. Si
se encuentra en esta situació n, es probable que sea castigado o tratado con desprecio,
también debido a su emotividad. Ademá s de esta conducta y para causarle todavía
má s problemas, está su sentido de autoridad o de creerse con derecho a algo, lo cual
provoca la situació n de “te voy a enseñ ar quién manda aquí”, en la cual no puede
ganar. En este sentido, el muchacho Zeus es má s há bil en ocultar estos sentimientos.
En este entorno, el niñ o Poseidó n también puede aprender a guardarse las cosas y a
reprimirlas, só lo para que en algú n otro momento su ira se manifieste contra alguien
má s débil.
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Un adolescente Poseidó n suele ser un joven emocional, intenso, al que le afectan
mucho sus cambios hormonales, que va desesperado tras mujeres jó venes, maduras o
de madurez adulta, sexualmente atractivas. Su intenció n es correrse la gran juerga
mientras pueda, no buscar una relació n estable...
Un Poseidó n está fuera de su elemento en las oficinas y las fá bricas. Para que le vaya
bien en estos lugares ha de reprimir su naturaleza emocional, desarrollar y
representar el papel de otra divinidad. A pesar de que pueda llegar a adaptarse y tener
éxito, siente que só lo está trabajando por un cheque, aunque haya alcanzado las má s
altas cumbres de poder y de prestigio. Todo por el dinero, parece decir. Si nunca ha
desarrollado cierta capacidad de autocontrol de su temperamento emocional que
exigen los lugares de trabajo, y tiene problemas con la autoridad, tendrá un empleo
marginal y ni disfrutará trabajando, ni estará satisfecho de la vida “materialista” que le
ha tocado vivir, ni nada de nada...
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La sexualidad del Poseidó n comienza como una fuerza de la naturaleza ajena al
discurrir tradicional del tiempo. La intensidad emocional combinada con su poderosa
fuerza instintiva hacen que así sea. El toro y el caballo semental son los símbolos de
esta masculinidad viril sexual indiscriminada.
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de control emocional, los asuntos de poder y economía o de carecer de todo eso, el
sentimiento de que las relaciones sexuales conyugales son un derecho, la
incomunicació n, todo ello contribuye a crear malas relaciones monó gamas para un
Poseidó n. El alcoholismo y otras sendas de autodestrucció n má s o menos consciente
se asoman a corto plazo...
También puede ser terrible como padre y esposo, generalmente en ambos roles. Sus
ataques emocionales, muchas veces acompañ ados de violencia física sobre su esposa,
también salpican a sus hijos. Sus hijos está n traumatizados por la violencia de su furia,
se acobardan ante él y luego lo má s probable es que actú en como él cuando tengan la
oportunidad. La mayoría de los hijos míticos del dios Poseidó n fueron fruto de lo peor
de su naturaleza. Uno de ellos era conocido como violador y se hacía referencia a él
como al “sá tiro del mar”; otros eran monstruos destructores o gigantes y salvajes...
Un hombre (o una mujer) CABALLERO DE ESPADAS que se deja llevar por sus
fluctuantes sentimientos subjetivos, que no tiene en cuenta a nadie má s ni a ninguna
otra situació n, es una persona centrada en sí misma, emocionalmente inadecuada y
carece del sentido de la proporció n. Otros le consideran emocionalmente inmaduro o
inestable. Sin embargo, hemos de tener presente que las reglas sociales para una
conducta masculina apropiada requieren la supresió n de las emociones… ¿se
imaginan al presidente de su gobierno llorando por los fallecidos por un virus
pandémico?
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emocional hasta el punto que una o varias emociones “tomen el control”. Cuando un
hombre está “poseído” por un sentimiento o sentimientos hasta ese grado tan
irracional, se considera que “no está en sus cabales”.
Puede ser horrible vivir con él si es un Poseidó n resentido y furioso que reacciona
desproporcionadamente ante cualquier cosa que le haga estallar. Su dificultad en
contener sus emociones e instintos, unida a la frustració n y la rabia, pueden
convertirle en un esposo o padre violento, especialmente si el alcohol le hace perder el
control.
49
Cuando hay otros arquetipos activos, Poseidó n generalmente pierde su poder de
inundar y embargar la personalidad con las emociones. De modo que una de las
principales formas de crecer es desarrollar otros dioses (y diosas). Apolo, dios del sol,
Atenea, diosa de la sabiduría, y Zeus, son especialmente ú tiles. Las tres deidades que
representan la capacidad de prever las consecuencias, de ser objetivo y de conseguir
ver las cosas desde fuera. É stas son cualidades que un Poseidó n ha de desarrollar...
Sí, amigxs, solo el arte puede salvar a nuestro Caballerete de Espadas. La literatura, la
dramaturgia, la poesía, la mú sica se estremecen de placer en el AS DE ESPADAS; la
performance, la pintura, la composició n musical, en el AS DE VARAS. Ni el AS DE
OROS, con todo lo que supone, ni mucho menos el AS DE COPAS son accesibles a un
CABALLERO DE ESPADAS. La propia imposibilidad de gestionar, comprender y
expresar sus emociones, les aleja del amor, concepto indescriptible e inasumible.
Para comprender al personaje REY DE COPAS hay que comprender que antes de sufrir
una transformació n, fue CABALLERO DE ESPADAS…
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Un ejemplo lo aclarará mejor. Consultante, mujer, edad media, etnia indeterminada,
independencia econó mica, es decir, una CABALLERA o una REINA DE VARAS/OROS,
harta de las malas formas de CABALLERO DE ESPADAS, decide sacar LA TORRE y
poner fin a esto que se está volviendo insoportable. ¿Realmente ha terminado? ¿Es un
intermedio?
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HADES
<< Aunque sea el que gobierna sobre los muertos, no se ha de confundir a Hades con
el diablo o Satá n. Hades, como dios de la muerte, es implacable, inexorable, justo con
firmeza e irrevocable en sus decretos; no es el demonio, enemigo de la humanidad, ni
un inductor al mal. >>
*********
<< El otro nombre de Hades era Plutó n, que en griego significa riqueza, prosperidad, y
la plenitud invisible del dios estaba representada por la imagen del cuerno de la
abundancia que sostenía en sus manos, rebosante de frutos y vegetales o de joyas,
gemas, oro y plata. Hades es el dios que preside nuestro descenso, el que bañ a de
oscuridad nuestras vidas, depresiones, ansiedades, trastornos emocionales y dolor
con el poder de transformarlas en iluminació n y renovació n. >>
.......
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Al dios del mundo subterrá neo y a su territorio se les denomina Hades. Es el dios
menos personificado y el menos conocido; es El Hombre Invisible. Como lugar, se
corresponde con la carta de LA MUERTE. El espectro de la muerte te conduce a Hades:
la muerte de un familiar, de un allegadx, pero también la muerte de una forma de ser,
la muerte de un propó sito, de la esperanza o del sentido de la vida pueden llevarnos
allí. La perspectiva de la muerte física, vista como una posibilidad o una certeza, es
una experiencia que nos conduce al mundo subterrá neo.
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Hermes, dios mensajero, guiaba a los espíritus al mundo subterrá neo y fue a buscar a
Perséfone, hija de Zeus, raptada por Hades y, como casi todas las mujeres que tienen la
desgracia de caer simpá ticas a algú n dios, violada. Iris, la menos conocida de las diosas
mensajeras, también entró en el mundo subterrá neo por voluntad propia. Una vez
Perséfone hubo comido los granos de granada y regresó al mundo superior, volvió
perió dicamente al mundo subterrá neo y como reina de ese reino estaba allí para
recibir y guiar a aquellos que se adentraban voluntariamente en él. Y aunque Hades
podía abandonar el mundo subterrá neo y, de hecho, lo abandonó , ése era el reino que
se le había asignado, donde él residía.
Sin embargo, en el monte Olimpo donde reina Zeus, Hades era muy temido. El
patriarcado y las religiones patriarcales ven Hades como el lugar del mal donde
gobierna Satá n, un lugar que se ha de evitar en la muerte, a la vez que es también una
dimensió n devaluada en la vida. Mientras la cultura y el individuo só lo se identifiquen
con Zeus y con los dioses celestes, el mundo subterrá neo seguirá siendo un lugar
temible, en lugar de una fuente de tesoros. Sea lo que fuere aquello en lo que nos
hemos de convertir, existe íntegramente en el mundo subterrá neo, en las sombras que
allí residen...
Hades como lugar es obvio para cualquiera que haya sufrido una pérdida dolorosa,
una hecatombe o se sumerja con cierta frecuencia en los terribles y escarpados
terrenos de la depresió n profunda. En el Hades, todo es negro, carente de gusto, sin
forma definida. Carl Gustav asegura que Hades recoge las sombras de los que somos,
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de lo que seremos, de lo que nunca hemos sido. Los sueñ os, las pesadillas, los
recuerdos vergonzantes, lo innombrable...
Algo ha sucedido y hemos entrado por la puerta grande en el Hades. Todo parece
tétrico, como si hubiera perdido fulgor. Las fuerzas nos abandonan, sombras chinescas
se arrastran por las paredes. El llanto, el lamento y el rechinar de dientes son la banda
sonora de este reino subterrá neo. LA MUERTE nos ha tocado, nos sumergimos en un
luto que puede ser prolongado…
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reino de Hades se hace ante la mirada ató nita del propio rey, que no comprende qué
está s haciendo aquí, a qué has venido…
El humano solitario que se retira del mundo, sin preocuparse ni enterarse de lo que
pasa en él, encarna el modelo de vida de Hades. Puede que haya perdido aquello que
una vez tuvo sentido para él en su vida y ahora ha de vivir como los espectros del
mundo subterrá neo, cumpliendo formalidades, carentes de vitalidad y de entusiasmo,
sobre todo si ademá s está deprimido.
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Hades, con su birrete de la invisibilidad, es el dios oculto, incluso cuando viaja al
mundo de la superficie. Es un dios sin demasiada “persona”: la “persona” es la cubierta
superficial de nuestra personalidad, un compuesto de nuestra imagen, de có mo
vestimos, de lo que hacemos y de nuestra conducta, el material con el que se forjan las
primeras impresiones. Ademá s, como señ or de su propio reino produciría un efecto
deprimente en cualquier fiesta.
Buen Consejero era otro de los nombres dados por los griegos de Hades, que describe
un aspecto de este arquetipo. Es esa sabiduría que da la experiencia, sabiduría que
solo se ha obtenido a través del dolor, la pérdida, la equivocació n, el error, el fallo, las
expectativas frustradas, los agravios y la injusticia. Hades, desde este conocimiento
profundo, puede ayudar a revelar la verdadera naturaleza de un sentimiento, de una
emoció n, de un pensamiento fugaz. Es el que revela nuestras verdaderas necesidades,
nuestras verdaderas ambiciones, nuestros deseos má s ocultos e inconfesables, la
verdad desnuda y afilada: hacer cosas solo por satisfacer a los demá s solo nos hundirá
en el Hades, en ese mundo de sombras en donde nuestros sueñ os y nuestros anhelos
se pierden en simas de insondable profundidad. Es el que se fija en las reacciones
físicas de su cuerpo ante determinado acontecimiento, el que se analiza
constantemente en busca de respuesta a preguntas que nadie ha formulado...
Es Hades el que nos obliga a parar, reflexionar, evaluar y discernir si eso que estamos
a punto de hacer o decir es exactamente lo que queremos hacer y no algo
políticamente correcto y, por lo tanto, contra nuestra propia naturaleza.
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Hades es el arquetipo que rige la vida interior profunda y es inexpresivo, ya sea en las
emociones o en las palabras. No es el má s dicharachero ni el alma de una fiesta.
Cuando este arquetipo es el que predomina, el resultado es la invisibilidad social. Los
demá s no ven las riquezas subterrá neas y con frecuencia se sienten incó modos en su
presencia.
Del mismo modo que está el Poseidó n introspectivo y el extrovertido, hay un Hades
introvertido y aislado, uno que roza el autismo, EL ERMITAÑ O y un Hades má s
extrovertido, benéfico, el Gran Consejero que es el REY DE ESPADAS. Ambos son caras
de la misma moneda: retraídos, dañ ados profundamente, desconectados del mundo
real, alejados de las cosas mundanas, de la belleza, del amor, de la alegría. Pero
mientras uno, EL ERMITAÑ O se revuelve en su propia soledad y miseria, en su
pobreza de espíritu, el REY DE ESPADAS mantiene relaciones má s o menos cercanas
con personas. Su frialdad analítica puede hacernos ver la realidad tal y como es, la
verdadera dimensió n del pozo en el que estamos metidos y del que solo podremos
salir solos. El REY DE ESPADAS, en su distante mundo, impá vido, inescrutable es, sin
embargo, el mejor psicó logo profundo, el mejor acompañ ante antes del ú ltimo
suspiro, el que te enseñ a la luz al final de un tú nel que creíamos infinito…Es el REY DE
ESPADAS el que ayuda y aconseja, el que muestra el verdadero material con el que
está n forjados nuestros sueñ os…
Hades es la cara oculta de Zeus, su némesis. Así, Zeus puede dar la apariencia de ser un
puritano, un ejemplar padre de familia, un solícito marido, un trabajador impecable y
sin embargo, en su casa, en el interior de su hogar, mostrarse como el Hades violador
e incestuoso, una alimañ a, un monstruo. Hades es Mr Hyde para el doctor Jeckyll que
es Zeus…
Bajo esta apariencia entrañ able y apacible, sus hijxs sufrirá n encierros, castigos
variados, violencia, maltrato, sequedad, ausencia de demostraciones de afecto, presió n
psicoló gica, castigos por nimiedades, amenazas de distinto pelaje... Solo con la ayuda
de alguien, los hijxs podrá n escapar de esta versió n siniestra de Zeus. ¿Có mo localizar
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a este monstruo de dos cabezas en una tirada? El Hades monstruoso que retiene
contra su voluntad a Perséfone, su sobrina, violá ndola repetidamente, ese hombre
brutal que aparenta ser un santo y que esconde un bicho, está en EL PAPA, Hierofante
o Sumo Sacerdote…
No. Tal como va no. No es solo una cuestió n física, ahora es mental. Se ha hundido.
Haciendo lo que está haciendo, hacer lo posible por recuperar lo antes posible esa
pierna dañ ada no es suficiente. Necesita má s. Ahora tiene miedo. Y rabia. Y
frustració n. Quizá ponga cara de que todo va bien, pero no. Necesita ayuda, necesita
expresarse, necesita sacar toda esa rabia o la pagará n los demá s…
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ha pasado por aquí, debería saber gestionarlo. Quizá el muchacho madure, pero, por el
momento, se ha enamorado del caos: alguien tan contradictorio que resulta
incoherente, dominante (o tratando de serlo), inseguro emocionalmente… toméselo
con calma o disfrute de su compañ ía, pero por el momento, no es la mejor elecció n
posible… Los celos destructivos de su Caballerete son insoportables…Enséñ ele a
controlar esos celos...
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LOS HIJOS DE ZEUS...
Los hijos olímpicos son: Apolo, dios del sol; Hermes, (Mercurio para los romanos), el
dios mensajero; Ares (el romano Marte), dios de la guerra; Hefesto (el Vulcano
romano), dios de la forja, y Dionisos (o Baco, segú n los romanos), dios del éxtasis y del
vino. Zeus es el padre, má s o menos presente/ausente de esta generació n. Apolo,
Hermes, Ares y Dionisos eran sus hijos y fue padre nominal só lo de Hefesto, cuya
madre Hera, esposa de Zeus, fue su ú nica progenitora. Zeus favoreció a Apolo y a
Hermes, rechazó a Ares y a Hefesto y fue padre y madre para Dionisos.
Los hijos que Zeus favoreció son los mismos que como arquetipos ayudan a los
hombres a triunfar en el mundo patriarcal cotidiano. Apolo y Hermes, en el mito,
estaban có modos en el reino celestial de Zeus. Apolo, como dios solar, condujo su
famoso carro dorado por el cielo. Como mensajero de Zeus, Hermes podía viajar
libremente y sin problemas hasta la cima del Olimpo. Estos dos dioses, al igual que
Zeus, está n relacionados con la distancia emocional y la actividad mental. Ambos
evitaron los enfrentamientos físicos y ninguno tuvo esposa… que no quiere decir que
fueran especialmente castos ni puritanos. Solo el có ctel de estos arquetipos con los
mitos judeocristianos los convierte en Virtuosos, Castos, Célibes o Asexuados...
Ares y Hefesto, los hijos rechazados, no usan su mente o las palabras. Ambos se
expresaban a través de la acció n física. Ambos eran, en cierto sentido, má s manuales
que mentales. Los dos estaban motivados por sus emociones. Ares podía ser incitado a
luchar por rabia o por lealtad y a utilizar armas con fines destructivos. Zeus rechazó a
Hefesto y detestaba a Ares. Ambos dioses fueron ridiculizados o denominados por
otros nombres, y los hombres que se les parecen es probable que padezcan falta de
autoestima. Ambos eran hijos de Hera, una madre infravalorada, enojada e impotente.
Como arquetipos, sus características no son valoradas especialmente en un
patriarcado neoliberal conservador y por eso los hombres que se asemejan a estos
dioses tienen dificultades en tener éxito.
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Dionisos tiene su propia categoría. Es una rareza. Como hijo ú nico olímpico de madre
mortal fue el ú nico que fue alimentado o gestado por Zeus. Cuando Dionisos todavía
era un feto demasiado pequeñ o como para sobrevivir, Zeus se lo cosió dentro de su
muslo, que sirvió de incubadora o de segundo ú tero hasta que creció lo suficiente
como para nacer sin problemas. Dionisos fue el ú nico dios que prefirió estar con las
mujeres, y las mujeres fueron los personajes principales en su mitología. Dionisos sacó
a su madre del mundo subterrá neo y la llevó al Olimpo, donde pudo ocupar un puesto
de honor. Conoció a Ariadna, tras haber sido abandonada, se casó con ella y fue un fiel
esposo olímpico. Dionisos es visto de una forma ambivalente: los hombres de poder
reaccionan ante Dionisos como si fuera una influencia extrañ a que no se debe infiltrar
en su cultura o en sus psiques, mientras que las mujeres y el aspecto femenino de los
hombres es probable que acojan su influjo…
Vivimos en un modelo cultural misó geno y neoliberal, uno que busca el éxito a
cualquier precio, que tiene favoritos. Y esa tendencia también está incorporada en
nuestras psiques. De modo que nuestras actitudes de aceptació n o de rechazo hacia
partes de nosotrxs mismos está n influidas por la cultura y la familia. “É se” o "Esa" al
que nos parecemos má s o el arquetipo con el que má s nos identificamos, comienza
como predisposiciones inherentes que son bien recibidas o rechazadas. Cuando
aprendamos los nombres de estos patrones y cobren vida, podremos reconocer la
presencia o ausencia de cada uno de los dioses en nuestras psiques, como imagino que
ya nos habrá sucedido con los tres dioses padre anteriores….
Porque pareciera que tener un dios o una diosa dentro de nosotrxs es estupendo y
maravilloso y nos empodera o algo así. Carl Gustav (Jung), dice: Es estupendo porque
sabemos ese lado oscuro y tétrico que nos acompañ a a todos en forma de Sombra… De
alguna forma, los personajes del tarot son un recurso mnemotécnico para identificar
el arquetipo de estos dioses que está n en nuestra psique. Los mitos, las deidades
griegas o romanas, forman parte de la Imaginació n del Mundo,de la Imago Mundi y
está n ahí, incrustados en el lugar donde nacen los sueñ os… ¡jodiéndolo todo!
63
.
La linea de pensamiento que sigue esta Via Sanitaria es una aplicació n prá ctica de la
Psicología Arquetipal, una corriente heredera de Carl Gustav (Jung), cuyo má ximo
exponente es el ilustre James Hillman. Al respecto, y si desean profundizar má s en este
tipo de corriente analítica, les recomiendo, las obras de James (amenas y, aunque
académicas, muy interesantes).
Es decir, que estas disgresiones que escribo no son má s que una "aplicació n prá ctica"
de la Psicología Arquetipal de Hillman al tarot. O la forma exacta de có mo leo el tarot,
algo que empezó en la Vía Alegó rica y que terminará aquí (aú n falta bastante, la
verdad).
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Por eso, aunque en el mundo sensible vean a alguien apuesto, entrañ able, con aspecto
impecable y con ciertos gestos que delatan cierta experiencia sexual, que coquetea
interpretando cancioncillas y baladas acompañ adas de oukele y maracas, pero en una
tirada cualquiera aparece como un CABALLERO DE ESPADAS, por poner un ejemplo
nefasto, interpretaré que el alma de ese sujeto es Poseidó nica (dominada por el
arquetipo de Poseidó n) en su versió n má s difícil. Y que eso, má s pronto o má s tarde,
explotará . Es su alma. Su Psique.
65
APOLO
66
Zeus tiene una infidelidad con la titá nide Leto. Se queda embarazada de Apolo y
Artemisa, los gemelos fantá sticos. Leto se esconde de la ira de Hera en una isla
desierta, Delos. Hera impide a la diosa de los buenos partos, Ilitía (o Lucina para los
romanos) asistir a Leto, que soporta nueve días con sus noches de dolor insoportable.
El séptimo día del mes, junto a una palmera, nacen en este orden, Artemisa y Apolo.
Ambos son arqueros, aunque es Artemisa la que enseñ a a Apolo el manejo del arco y
las flechas. De oro son los de Apolo, de plata los de Artemisa. Los dos hermanos fueron
venerados por su pureza, que no hay que confundir con inocencia, y por la distancia
emocional y el alejamiento de las cosas. De vez en cuando, ambos desaparecían, ella se
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Ambos eran brutales. Niobe, en un acceso de pequeñ a locura, madre de seis hijos y
seis hijas, trata de humillar a Leto diciéndole que es poco fértil. Leto llama a sus
hijitos, mira lo que me ha dicho esa bruja, hay que ver.... Artemisa mata a las chicas,
Apolo a los chicos. Niobe se transforma en una piedra que llora. En otro caso, Apolo
engañ a a su hermana para que, sin pretenderlo, asesine a su amante en ese momento,
el cazador Orió n.
Apolo, en el amor, no tiene fortuna. Cuatro de sus amantes han pasado a la posteridad,
tres mujeres y un hombre.
Dafne, una ninfa hija del río Peneo, es la primera. Apolo comete la torpeza de reírse de
Cupido (o Eros), el hijo de Venus, un arquero que Apolo cree sin puntería. Cupido, en
venganza por semejante humillació n, clava una flecha de oro en el corazó n de Apolo
que le hace caer fulminado de amor por Dafne. A ella le clava una flecha de plata que
hace que le deteste profundamente y le rechace. Apolo, hijo de Zeus, intenta violarla.
Ella pide ayuda a su padre que la convierte en laurel. Apolo sigue amá ndola. El laurel
pasa a ser un á rbol sagrado y sus hojas forman la corona del dios.
La segunda es Casandra, hija de los reyes de Troya. Ella hace un trato con él:
enséñ ame los secretos de la profecía y la adivinació n y yo te enseñ aré prá cticas
amatorias del este de Borneo y del sur de Java… Apolo le da lo que pide, pero ella no.
Apolo la castiga de la peor forma posible: nadie te creerá aunque siempre aciertes y
sepas el futuro de reinos, imperios o repú blicas, nadie, jamá s, te creerá … Casandra
termina con un serio trastorno mental de difícil curació n o sanació n…
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esperando detrá s de tupidas cortinas de terciopelo iranio, que Apolo se vaya para
empezar una orgía tremebunda. Deja una corneja blanca vigilá ndola. La corneja le
revela una verdad, que Coronis no es fiel o no solo tiene sexo con Apolo. Apolo
convierte a la corneja blanca en negra y mata a Coronis. Se arrepiente. En la pira
funeraria, se abalanza sobre el cuerpo de Coronis en llamas, practica una cesá rea de
emergencia, salva al bebé nonato, se lo entrega a un gigante, Quiró n, para que lo
eduque y se va con los Hiperbó reos. Ese niñ o es Asclepio, el que será dios de la
medicina y la sanació n.
El cuarto es Jacinto, hijo del rey de Esparta. Apolo se enamora sin necesidad de las
flechas de Cupido. Abandona Delfos y se va a vivir con él. Una tarde, está n jugando a
lanzar un disco de piedra. ¡Uy, qué lejos has llegado Apollo!¡Y tu, Apolla! No, No, Call
me by your name!, risas, buen humor, buena vibra, todo cool, cuando Apolo lanza el
disco y mata a Jacinto. Un accidente. Apolo se hace la promesa de que Jacinto será
recordado la eternidad y un día má s, así que hace que de su sangre broten jacintos…
Tras esta breve introducció n que permite ponernos en situació n y darnos un bañ o de
culturetas, voy a por el arquetipo del Apolíneo… la ley y el orden…. ¡con lo me gusta a
mi la ley y el orden!
Aparte del famoso, “Conó cete a tí mismo”, en el templo de Apolo en Delfos podemos
encontrar má s aforismos, recogidos por Guthrie en “Los griegos y sus dioses”:
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Refrena tu espíritu.
Observa el límite.
Teme a la autoridad.
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No te vanaglories de la fuerza.
Apolo no tenía, por sí mismo, el poder de adivinar. Conquistó el orá culo de Delfos, un
lugar con una larga historia de adivinació n profética. Delfos había sido el santuario
prehelénico de una diosa, posiblemente una serpiente. En una versió n del mito, Apolo
mata a un gran dragó n o serpiente llamada Pitó n para conseguir el dominio de Delfos.
A partir de entonces, Apolo adopta el sobrenombre de El Pitio y a su sacerdotisa, la
Pitia o la Pitonisa.
Las médium de Apolo eran un ejército de mujeres que estaban bajo su control y sus
poderes de adivinació n se atribuían a su comunió n con él. En la prá ctica, el control lo
ejercía un sacerdote o intérprete que atendía a las sacerdotisas. Cuando la Pitia
entraba en trance, el sacerdote le hacía preguntas y anotaba sus palabras. La
respuesta se pasaba a otro sacerdote, que solía ponerlas en forma de poema. El
significado de las palabras era oscuro y ambiguo, y el orá culo solía utilizarse con fines
políticos o militares... Al pie del monte Parnaso, en la cá mara má s oculta, la anciana
Pitia preparaba en un quemador hojas de laurel, cebada y marihuana (posiblemente
Vesta, una indica/ruderalis muy potente) se sentaba en un trípode y entraba en
trance.
Sibila, como Casandra, aceptó el don de la adivinació n pero rechazó a Apolo como
amante. Muy tosco, muy alejado emocionalmente, superficialmente pornográ fico. Esta
perturbadora idea de pagar para obtener sexo o para tener algo que podríamos llamar
Pareja, es profundamente apolínea..
En esa cá mara interna estaba también el Ó nfalo o Piedra Umbilical (la palabra “delfi”
significa “ú tero”). Delfos era considerado el ombligo o el ú tero de la Tierra y el centro
del mundo, mucho antes de que Zeus decidiera marcar el centro del mundo. Zeus el
Científico, se hizo esa pregunta de primaria, la de los trenes que van por la misma vía
en direcciones opuestas a la misma velocidad y van a estrellarse en un punto,
reemplazando los trenes por á guilas. Soltadas al mismo tiempo, desde el Oriente del
mundo una, desde el Occidente la otra, y volando a la misma velocidad, se encontraron
en Delfos. Por entonces, la tierra era aú n plana...
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La gente acudía al templo de Apolo por dos razones principales, ademá s de venerar al
dios: para consultar su orá culo y para conseguir purificarse tras haber cometido un
crimen. Los juristas buscaban consejo en Apolo como intérprete y otorgador de la ley.
Y los estados griegos le atribuyeron sus constituciones. Era la divina autoridad de la
ley y el orden.
La mente apolínea es ló gica y se relaciona con facilidad con la realidad objetiva. Para
él, las leyes de causa y efecto no son lecciones que haya de aprender a fuerza de
experiencia y de reprimendas de los padres, sino principios que una mente Apolo
parece tener programada desde el inicio. Esa preprogramació n es el arquetipo: el niñ o
pequeñ o que sabe lo que quiere y tiene la voluntad para conseguir su meta está siendo
fiel a su naturaleza apolínea.
Centrarse en un objetivo requiere tener un sentido del tiempo futuro, que un hombre
Apolo posee. Otros tipos de hombres pueden tener dificultades en fijarse unas metas,
pero éste no es el caso de un Apolo. É l sabe adó nde quiere ir, lo que quiere conseguir,
lo que quiere ganar. No es un soñ ador. Sus metas son realistas y exigirá n esfuerzo.
También suelen ser metas visibles para los demá s.
Entre los 20 y los 30 añ os de edad, quizá s sea donde el arquetipo Apolo existe de una
forma má s impoluta, en el joven que claramente está marcado por el éxito y que
todavía no ha sufrido heridas emocionales, ni ha tenido demasiadas oportunidades de
aprender la humildad o la habilidad para reconocer un error y corregirlo.
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Apolo es el hijo favorito de Zeus, al que le deslumbra su rubia cabellera, su mirada
límpida y glacial. El arquetipo del Hijo Predilecto aparece en Apolo como el de alguien
que no sabe lo que es el dolor ni el esfuerzo, así que tiene cierta tendencia a
distanciarse mentalmente del sufrimiento ajeno y de estar desconectado de sus
propios sentimientos.
Apolo toca la lira. Pero en sentido literal. Es mú sico. Su mú sica, dice Homero, era clara
y pura, cristalina. Pop meló dico, algo étnico mainstream, Bach. La mú sica apolínea se
aleja de la donisíaca, esa que expresa caos, éxtasis, turbulencia, diversió n,
inverosímiles historias de amor de una noche… La pureza de la mú sica que es como
las matemá ticas superiores, que aporta armonía a través del tiempo y mide y eleva el
espíritu. Los infalibles instrumentistas de élite está n en Apolo; los genios del
instrumento en Dionisios...
Apolo dio a las ciudades sus instituciones legales, interpretó la ley, abogó por el orden
y la moderació n, proporcionó la estructura para que la comunidad trabajara
conjuntamente y los medios para arreglar las disputas. El pacificador. El Justiciero. El
hombre de la ley. Apolo está seguro de có mo han de ser las cosas, qué es lo que se
puede permitir y qué se debe prohibir. Reglamentar hasta la vida privada.
El justiciero y el mú sico expresan este instinto del arquetipo hacia el orden y la forma.
Se siente incó modo en los pantanosos y sinuosos terrenos de la interdependencia
afectiva y emocional, entre las selvas hú medas, esa vegetació n envolvente,
perpendicular… Las normas, las leyes, los reglamentos, los horarios, las
planificaciones, las agendas, los despertadores, los relojes precisos y exactos, los
aparatos de medida y de precisió n son las herramientas de Apolo para dar forma al
caos...
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amar a una entidad imaginaria, está n todas aquí. Lxs Apolo son fá cilmente
reconocibles por el uso masivo e indiscriminado del palabro “conciencia” o
“consciencia”…
Como arquetipo del Hermano y del Hijo Mayor Predilecto, Apolo predispone a los
hombres a formar parte de un equipo en un proyecto conjunto. Encaja fá cilmente en el
papel de un hombre corporativo, un hombre de empresa, que puede ser el segundo en
el mando sin sentir resentimiento o tener roces, como le puede suceder al hombre que
es el arquetipo del Padre o de Zeus/Poseidó n, que necesita poseer su propio reino.
También le resulta natural trabajar con mujeres competentes o competir contra ellas.
Apolo, como competidor, participa en el toma y daca de la política, así como en los
deportes, y, por lo general, no guarda rencores. A causa de su distancia emocional
puede participar en la política como si fuera un juego e irle bien contra otros que se
han quedado atrapados emocionalmente en ella. Sin embargo, puede que no llegue a la
cima porque parece prudente y no propicia que los demá s le vean como al jefe. Apolo
fue el segundo dios má s importante después de Zeus.
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En este sistema cultural, las características de Apolo se cultivan vigorosamente desde
que el muchacho es un niñ o. Desde antes de ir al parvulario hasta que se convierten en
adultos serios y responsables se espera que las personas se expresen verbalmente y
con ló gica. Las lecciones de causa y efecto se repiten en la vida cotidiana y en la
ciencia. Las buenas notas y las buenas impresiones se consiguen hoy para subir un
peldañ o má s en el futuro. En la mayor parte las escuelas, cada nota suele promover los
valores y las características de Apolo.
A pesar del énfasis en desarrollar las cualidades apolíneas, si hay otro arquetipo que
predomina en la persona, la necesidad de desarrollar conscientemente a Apolo surge
só lo en la etapa adulta. Para desarrollar las características de Apolo, una persona
puede buscar ayuda para que le enseñ en a organizar el tiempo, a administrar su
dinero o su trabajo. La ayuda necesitada también puede ser má s específica, como por
ejemplo saber escribir un Currículum Vitae. Sea cual sea la tarea, en el reino de Apolo,
la educació n y la prá ctica es probable que le conduzcan al éxito. Un experto siempre
parece estar dispuesto a enseñ ar có mo aprender algo sistemá ticamente,
dogmá ticamente, memorísticamente. No esperen grandes momentos de inspiració n
poética ni de soluciones alternativas a las convencionales...
¿Y si rechaza de esa forma el conflicto es que abraza el Amor y sus variantes?… ¡No!
Desde el principio Apolo describe su misió n en la vida del siguiente modo: << revelaré
a la humanidad la voluntad exacta de Zeus >>. É ste es el hijo de su padre, que crecerá
en la complacencia de la aprobació n paternal: << Y un brillo se proyecta sobre él, el
resplandor de sus pies y su tú nica delicadamente tejida. Y exultantes en sus grandes
corazones, Leto, con su cabello dorado, y el sabio Zeus, miran a su querido hijo
jugando con los dioses inmortales >>.
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Ese Hijo Primogénito en el que Mamá y Papá depositan todas sus esperanzas de
triunfo y éxito mundano, ese muchacho que es buen amiguete del que no se oye hablar
si no es para bien o para escuchar sus hazañ as y lo bueno que es como hijo de su
padre, ese chico casi obligado a ganar o a ser el mejor... La adolescencia no es un
período de confusió n, de rebeldía contra la autoridad, ni de misticismo, ni sexual ni de
preocupació n interna para la mayoría de los apolos, al menos segú n pueden percibirlo
los demá s.
Los hombres Apolo suelen llevarse bien con otros hombres. Buscan y valoran las
relaciones con hombres mayores que tengan autoridad y a menudo tienen mentores
que les ayudan a avanzar en sus carreras. Las relaciones de toma y daca son sus
favoritas. Saben negociar y cumplir con lo prometido.
Pero ¿hasta qué punto sus padres necesitan que él destaque? ¿Soy amado por mí
mismo o porque soy el médico que mi padre quería que fuera? ¿Me querrían igual si
viniera disfrazado de lumpen proletario a la tradicional Comida Familiar del
Domingo?, ¿Prefiero esperar a arriesgarme?... Si es así, es que se toma la duda o el reto
de una forma muy personal, quizá se está dejando llevar por las emociones... oh,
horror, ¡emociones!... aunque normalmente ocultará que se siente amenazado.
Obviamente este es el caldo de cultivo perfecto para que la hostilidad, la ira y la rabia
se hagan fuertes y sean la personalidad dominante bajo la apariencia de cierta calma
glacial, cierta ausencia de sentido del humor y la aparició n de cierto tipo de sarcasmo.
En ese momento nuestro Caballerete de Oros es reemplazado por un VALET DE
ESPADAS…
A veces un muchacho Apolo tiene unos padres narcisistas, que en realidad necesitan
que él sea una extensió n de ellos mismos, que se sienten mejor consigo mismos si él
“gana” y que le exigen, ¡Honrará s a tu padre y a tu madre, aunque sean como
nosotros!. Un chico así ha de aguantar una carga tremenda. Su propia voluntad de
ganar le convierte en un competidor, un tipo que necesita ganar para conservar el
amor de sus papá s y mamá s, o al menos, el de uno de los dos, lo que garantiza ataques
de ansiedad que, en algunas ocasiones, pueden convertirse en ataques de pá nico. Son
esos que entrenan y entrenan y marcan récords mundiales en el silencio de los
campos de entrenamiento, los que se preparan a conciencia, durante meses, exá menes
durísimos y que cuando llega el día D., ese instante eterno en el que es Todo o Nada,
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fracasan: sufren vacíos mentales, terror escénico... El terror a fracasar se apropia de él
y ese VALET DE ESPADAS se apodera de su espíritu...
Esporá dicamente, esta sexualidad a la que tan poco tiempo dedica se puede despertar.
Durante un breve período de tiempo (que algunos cifran entre 1 y 3 meses de algo a lo
que llaman “enamoramiento” o “pasió n juvenil” o “es el principio, luego ya sabes…”)
puede ser un apasionado galá n que utiliza muchos nuncas y siempres y todos y nadas,
77
puesto que su capacidad para concentrarse en sus metas se combina con su deseo
sexual. Si la mujer no ha caído en el hechizo del amor, la intensidad de sus
sentimientos suele resultarle completamente ajena, puesto que es muy probable que
no hayan sido precedidos de la intimidad de una comunicació n profunda compartida,
ni de un diá logo sensual no verbal. Quizá ella descubra que pasa mucho tiempo
trabajando, que realmente es así, que prefiere trabajar a mantener la llama de la
pasió n encendida. Es muy probable que ella se sienta como una Dafne y huya de él, al
sentirse má s como un objeto que éste desea poseer que como una mujer.
El dios Apolo también se enamoró de Jacinto El Joven, que le atrajo hasta el punto de
abandonar Delfos para estar con él. Eran compañ eros inseparables, amantes que lo
compartían todo. Eran espejos el uno del otro. Ese tipo de amantes que solo se
reconocen en las virtudes del otro y aman ese reflejo maravilloso que devuelve el Otrx
y nada má s, pero que transmiten sensació n de armonía y felicidad, como si estuvieran
conectados, como si se conocieran, cuando en un nivel profundo, ni se conocen ni
está n conectados en absoluto. Narciso también se enamoró de su propia imagen
reflejada en el estanque, pero mientras Narciso no se pudo acercar a la misma y murió
por ello, Apolo y Jacinto sí intercambiaron sudores y vahídos. Su relació n termina
cuando Apolo mata accidentalmente a Jacinto en una competició n. Jacinto (que puede
ser Jacinta poseída por el arquetipo de Artemisa), puede ser asesinado en la
competició n, es decir, expulsado de la cama y de la casa, si el Apolo de turno, se creía
mejor o mucho mejor que J.… el VALET DE ESPADAS se apodera del que era un noble
Caballerete de Oros y todo empezará a tender peligrosamente hacia la
autodestrucció n destruyendo al Otrx...
78
asépticos, apegados a la costumbre y a la tradició n, la realidad es que pocos lo son. 1
entre 32. Entre el 3 y el 6% de los hombres. En las relaciones monó gamas
tradicionales, donde los papeles se estereotipan, Apolo puede gozar de una vida
sentimental que, quizá algunos, pudiéramos tachar de aburrida, y que él considera
maravillosa, má s aú n si en su camino vital se tropieza con una mujer cuyo espíritu
esté ocupado por Deméter, las mujeres que se empoderan siendo madres… El otro
perfil perfecto es Atenea, la ejecutiva…
La forma indirecta que usa para expresar sus emociones es uno de los principales
problemas de un Apolo. Las personas que está n cerca de un Apolo o todo lo cerca que
éste les permite estar se suelen encontrar teniendo que interpretar y reinterpretar sus
crípticas palabras, sus metá foras imponderables, sus retruécanos inverosímiles. Es
curioso que el mismo tipo que es capaz de hablar de cualquier asunto impersonal con
precisió n y franqueza, por ejemplo defendiéndote en un juicio, sea el mismo que se
vuelve ininteligible cuando habla de sentimientos, por ejemplo, de amor. Si no
entiendes bien su significado, se aislará todavía má s. Intenta sonsacarle má s y se
volverá má s distante.
Está tan poco dispuesto a fusionarse espiritualmente con alguien como lo está a tener
conflictos emocionales. Las relaciones con otras personas son duras para el Apolo. É l
prefiere evaluar (o juzgar) la situació n o la persona a distancia, sin saber que se ha de
acercar, ser vulnerable y empá tico, para conocer realmente a alguien. Como hombre
ha de trascender el arquetipo para ser algo má s que un dios distante, para ser él
mismo. Mientras tanto, como Apolo, desaparecerá en el país de los hiperbó reos, tan
aterrador como Hades, má s frío, má s esotérico, má s ló gico, má s racionalmente
espiritual, má s apolíneo, má s fulgurante…
Apolo es también célebre por ser el Amante Rechazado má s famoso del Olimpo.
Casandra, Sibila o Marpesa, que eligió a un señ or ordinario y comú n frente a la
aparente masculinidad old-school de Apolo… La mujer que rechaza a un Apolo guapo,
virtuoso y serio generalmente lo hace porque carece de las cualidades que son
esenciales para ella, como profundidad e intensidad, proximidad emocional o
79
espontaneidad sexual. A veces una mujer siente que su Apolo particular está
demasiado apegado a las apariencias y a la belleza como para verla envejecer.
Si, amigxs, el Caballero de Oros, aburrido pero tenaz, solo es VALET DE ESPADAS
cuando sus mieditos y sus terrorcitos aparecen, cuando de repente, pierde algo o cree
que ha perdido algo y no sabe có mo hacer para recuperarlo. Apolo, en sus incursiones
nocturnas, lanzaba flechas envenenadas. Homero las llama “serpientes aladas”. Carl
Gustav asocia estas flechas serpentinas con palabras envenenadas, pronunciadas para
herir. En general se dirigen hacia alguien a quien amó o que tenía en muy alta estima y
que le ha herido, humillado o es plenamente consciente de que no cumplió algo a lo
que él mismo se comprometió libremente.. El sarcasmo sin humor, la frase hiriente y
capciosa, dicha solo para molestar, para provocar alguna reacció n…De aquí se deduce
que, el VALET DE ESPADAS no es má s que un caballerete de oros con un presió n
excesiva para triunfar y ser...¡ejemplar!
Uno de los preceptos de Apolo, ese espantoso “controla a la mujer”, describe lo que el
hombre Apolo hace a su propia “mujer interior”, lo que Carl Gustav llamó “á nima” o el
arquetipo de Lo Femenino en la psique de un hombre que puede encarnarse en una
Diosa. El poeta (alguien indeterminado que no recuerdo) escribió en aalgú n libro del
que tampoco recuerdo el título, << la mujer que má s necesita ser liberada es la que
reside en el interior de cada hombre. >> El á nima o la mujer interior es el aspecto
femenino en gran medida inconsciente de los hombres, que para Carl Gustav era lo
mismo que el reino del sentimiento y de las relaciones. El á nima está vinculada con la
emotividad y capacidad de acercamiento y de receptividad, que Carl G. consideraba
80
que estaba sin desarrollar en los hombres. O en él. Y desde luego, en los hombres
Apolo...
De acuerdo con todo esto, tienen que comprender que un Caballero de Oros peca de
cierta arrogancia, cierto punto de vanidad por encima de la media. Y que no ama. Así
que un 2 DE COPAS (o cualquier cosa buena de copas que pudiera sucederles a los
Apolos) debe ser interpretada en términos de valor subjetivo, considerando siempre
al Otrx como alguien con mucho valor (2 de Copas) o muy interesante (2 de Varas).
Nadie niega que tenga un arrebato pulsional desconocido y quizá provocado por que
se siente libre, de turista remoto en alguna isla innombrable e ilocalizable en mapas
convencionales, del sur del Caribe, en compañ ía de personas que no solo resultan
interesantísimas sino que ademá s tienen mucho, muchísimo valor...pero no es lo
comú n.
HERMES
<< Aquí tenemos al maestro de la ingenuidad, al guía de los rebañ os, al amigo y
amante de las ninfas y las gracias, al espíritu de la noche, del sueñ o y de los sueñ os.
Nada puede describir mejor los alegres y al mismo tiempo oscuros y misteriosos,
encantadores y tiernos elementos de Hermes que los má gicos y dulces tonos de la lira
o de la flauta. >>
81
WALTER W. F. OTTO, “Los Dioses Homéricos” [LA VIA SANITARIA. Añ adiendo Mitos].
EPISODIO V: HERMES. Vida, Obra y Milagros de Hermes (I)
**************
Hermes (el Mercurio de los romanos) es el mensajero de los dioses y el guía de los
espíritus en su camino hacia el mundo subterrá neo; es el protector de los atletas, de
los viajeros, de los ladrones y de los hombres de negocios; es el reputado inventor de
la lira, de los nú meros y del alfabeto. Es famoso por ser el “má s cordial de los dioses
con los hombres” y por ser el dios de la Fortuna. En sus misiones como mensajero de
los dioses lleva un sombrero de viaje con una amplia ala, al que a veces se le añ aden
dos pequeñ as alas. Lleva sandalias o zapatos alados y lleva un caduceo. Generalmente
es un sencillo bá culo envuelto con dos cintas blancas (o serpientes), una especie de
vara má gica, símbolo de la autoridad e invulnerabilidad que tiene el heraldo de los
dioses.
Hermes es hijo de Zeus y Maya. Maya, hija del titá n Atlas (el que soportó el peso del
mundo sobre sus hombros) es una tímida diosa que vive en una cueva en la montañ a.
Allí recibe las visitas nocturnas de Zeus, que aprovechaba el sueñ o profundo en el que
se sumergía su esposa Hera, para practicar artes amatorias divinamente vulgares y
pornográ ficas.
Hermes es un chico espabilado, despierto. Nace por la mañ ana, con el primer rayo del
sol. A mediodía, después de destripar y descuartizar a una tortuga, inventa y toca la
lira. Por la tarde, muerto de hambre, le roba cincuenta vacas a Apolo usando una treta
que solo está al alcance de los dioses. Descubierto, finge ser inocente, una casualidad
que esas vacas estén ahí, que a él también le parece increíble, etcétera. Pero Apolo
quiere la lira. A cualquier precio. Hermes recibe las cincuenta vacas y un Bá culo de
Pastor, o dos, depende de la perspectiva: uno es una vara rematada con tres hojas,
Riqueza, Dominio sobre las bestias y Adivinació n menor o adivinació n de tarotista; el
otro es el famoso Caduceo, una vara alada envuelta con dos cintas blancas o serpientes
que le identificaban como mensajero y escolta de los espíritus al mundo subterrá neo.
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Hermes es má s conocido como dios mensajero y como la deidad que realizó muchos
servicios ú tiles para otros olímpicos. Obedeció el mandato de Zeus de rescatar a
Perséfone del mundo subterrá neo y devolverla junto a su madre, Deméter. También
rescató a Ares de su prisió n en una jarra de bronce, ayudó a Zeus a que diera a luz a
Dionisos que llevaba en su muslo y escoltó a Afrodita, Atenea y a Hera hasta el Juicio
de Paris (en el que Paris escogió a Afrodita como la má s hermosa)…. Un tipo que subía
al Olimpo y descendía al Hades sin demasiado miedo. No disparen al Mensajero...
***************
83
Hermes es el Hermano Menor. El que destrona al mayor. El que roba al mayor, dado
que es el favorito del padre. Le roba para igualar. Si el espíritu de ese hermano menor
está poseído por Hermes, entonces llegará a acuerdos de intercambio fructíferos con
Apolo, sabrá có mo utilizar las palabras para eludir las luchas físicas en las que está en
desventaja. Emplea la estrategia para conseguir lo que quiere, ya sea un objeto
material o una prerrogativa del hermano mayor. El “hermano menor” se ve a sí mismo
como el segundo de a bordo, que ha de luchar por una posició n.
Hermes es también el Guía, el que lleva a los demá s de reino en reino, el que entra y
sale del Hades para recoger a Perséfone o a Ares. Hermes es el arquetipo que se
encuentra en las fases de cambio psicoló gico, entre los 27 y los 29 en las chicas, entre
los 32 y los 35 en los chicos, ese instante en el que todo cambia y nada satisface,
andamos perdidos en el centro de una ciudad desconocida, sin rumbo, probando aquí
a allí, comprobando que eso que hacíamos hasta hace realmente poco no nos
proporciona el mismo placer que antañ o.
Las personas que buscan ayuda durante los períodos de depresió n que siguen a la
pérdida de una persona, o en los períodos de incertidumbre y ansiedad cuando se
enfrentan a algo nuevo, o en las transiciones entre una fase de la vida y la siguiente,
está n buscando a alguien poseído por Hermes, alguien que les muestre el camino de
salida del Hades en el que se han sumergido. Durante un tiempo, quizá sea un/a
terapeuta, un amigx, quizá alguien que nos abre los ojos, la que nos acompañ a. A veces
ese guía nos ayuda a ver los peligros que presenta una situació n y la forma posible
para superarlos, al igual que hizo Hermes con Ulises, que apareció justo cuando Ulises
estaba a punto de encontrarse con Circe, la maga que había convertido en cerdos a sus
amiguetes. En fin, que como tarotistas, estará n poseídos por Hermes si no tienen
filtros en sus lecturas, si muestran la verdad desnuda y no usan caramelitos
semá nticos para endulzar amarguras variadas.... Y si los tienen, ¡nunca será n buenos
tarotistas!
Invitamos a Hermes a que esté con nosotros siempre que estemos dispuestos a
aventurarnos en un nuevo territorio con la actitud de explorar y con una mente
abierta, actitud que puede estar tan relacionada con la lectura como con los viajes al
extranjero o trabajos que ignorá bamos que pudieran hacerse. Este arquetipo hace que
esta espontaneidad y naturalidad sea posible entre nosotros y con aquellas personas o
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situaciones con las que nos encontramos, ya sean sitios, cosas, animnales o personas.
Hermes se abre a momentos de descubrimiento y de acontecimientos sincró nicos, a
esas “coincidencias” que resultan ser significativas, a los sucesos “accidentales”
imprevistos que nos conducen a algú n lugar que era imposible que conociéramos;
vamos allí y regresamos, misteriosamente sin equivocarnos. El espíritu aventurero-
lú dico se esconde en este arquetipo.
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apropia de nuestro espíritu... La alquimia de Hermes transforma la realidad para
buscar siempre el lado brillante de la vida… Always look at the bright side of life!
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Con todos estos datos, parece claro que el arcano que corresponde a Hermes es EL
El niñ o Hermes suele empezar a hablar y a andar muy pronto y en seguida entiende
las cosas. No se le puede retener entre las rejas de la cuna o de su parque, tiene que
estar en el mundo. Lo investiga y lo toca todo, desmonta todo aquello en lo que puede
poner las manos y sale por la primera puerta que ve abierta. Aunque se le pille con
“las manos en la masa”, probablemente dará muestras de una gran inocencia y
87
encanto. Es inquisitivo, amistoso y tiene un interés genuino en todo y en todos, así que
se lleva bien con todo tipo de personas de cualquier edad. Al ser un niñ o curioso, el
mundo le resulta fascinante. Puede inventarse historias y excusas y llegar a mentir
habitualmente, aun cuando la verdad sería aceptable. Puede que no conozca el
“sentido de propiedad ajena”, tenga unos “dedos muy largos” y tome lo que le guste.
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puede tener empleos periféricos o “esenciales” o ser un eterno errante. Hermes puede
ser el mejor vendedor, el mejor estafador y uno de los mejores timadores, pero
también puede ser un explorador de la espiritualidad profunda, de la filosofía y sus
cosas, la psicología de Lo Profundo o qué es todo eso que se esconde en lo má s oscuro,
el Hades, en donde gracias a la ausencia de luz, podemos ver las estrellas, pequeñ os
puntos luminosos que encierran todo eso que conservamos intacto desde nuestra
infancia y que nos permitirá n vivir mejor en el infierno. En el caso de Hermes, jugar
por jugar...
Hermes fue el mensajero de los dioses; el guía de los espíritus en su camino hacia el
mundo subterrá neo y el guía de los viajeros; dios del habla, de los ladrones, hombres
de negocios y atletas; inventor de los nú meros, del alfabeto y de dos instrumentos
musicales, la lira y la siringa. En su elecció n de trabajo y en su actitud hacia el mismo,
un Hermes revela similitudes con el dios: no es probable que sea un especialista
limitado a una cosa, ni que sea un empleado feliz dentro de una gran corporació n. Su
individualidad y diversidad de intereses hacen que ninguna de estas cosas sean
probables….
Hermes, en mayor medida que los otros tipos de hombre, encontrará el mundo
exterior gratificante, pero puede que también empiece a explorar su mundo interior,
los densos territorios de Lo Profundo. Sin embargo, si en la mitad de la vida sigue
siendo un adolescente que va de un lugar a otro, de trabajo en trabajo y de mujer en
mujer, pasará unos añ os duros. El encanto ya no funciona para cubrir su falta de
sustancia. Es esa época en que algunos Hermes tienen accidentes mortales y otros
entran en graves depresiones.
Con estos mimbres, EL MAGO se hace cada vez má s visible… pero ¿có mo localizar al
Hermes que se ha convertido en gurú , en santó n, en conferenciante prestigioso de Lo
Profundo? ¿Có mo localizar a ese Hermes que está a punto de madurar, de crecer
emocionalmente y empezar a ser una persona y no solo un humano que hace cosas?...
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Suele ser difícil para una mujer descubrir al verdadero Hermes. Puede que él no sea lo
que ella pensaba porque só lo vio o él mostró un aspecto de un hombre con muchas
facetas en su personalidad, el don de la palabra y el elemento del embaucador. Un
Hermes suele adoptar muchos disfraces para embellecer una parte de sí mismo sin
preocuparse de las demá s, lo cual hace que parezca un camaleó n. Su capacidad de
evasió n y evitació n del compromiso presentan problemas para la mujer que desea
matrimonio y seguridad. Para él, el compromiso es como unos grilletes verbales, y
cuanto má s espera la mujer o depende de él para satisfacer sus necesidades, má s
probable es que él desaparezca.
Hermes no se casó ni tuvo una compañ era. Su principal amor fue Afrodita, que se casó
con Hefesto y que tuvo otros amantes hacia los que se sintió apasionadamente atraída.
Hermes la deseaba y ella al principio no quería saber nada de él. Zeus se apiadó de él y
envió a su á guila a que robara una de las sandalias doradas de la joven cuando se
estaba bañ ando. Entonces Hermes le devolvió la sandalia a cambio de sus favores y
ella aceptó . Las mujeres que se parecen a Afrodita, diosa del amor y de la belleza,
comparten características con los hombres Hermes. En el reino del amor, ninguno es
posesivo y está n abiertos a muchas experiencias. Los dos también pueden dedicarse
de lleno a cualquier cosa que estén haciendo: generalmente en el campo de la
creatividad en el caso de ella y en el ú ltimo proyecto desafiante en el de él.
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Puede ser heterosexual u homosexual. En cualquiera de los casos, es má s que
probable que haya intentado (o fantaseado) tener relaciones sexuales con un hombre
o con varios si es heterosexual, o con mujeres si es homosexual, má s que ningú n otro
tipo de hombre. Independientemente de sus inclinaciones sexuales, el Hermes tiende
a la bisexualidad, no es crítico ni le asusta observar en él cualquier orientació n sexual.
Esta actitud encaja mitoló gicamente, puesto que Hermes engendró a Hermafrodito, el
dios bisexual. Los hijos de un dios se pueden interpretar comometá foras de las
cualidades que “engendra” el arquetipo...
92
acorralado, a punto de ser despedazado por alguien y confesando abiertamente la
verdad. La verdad es que prefiero seguir como estoy, fluyendo en mi historia,
construyendo mi á lbum de buenos recuerdos y no atá ndome o comprometiéndome o
yéndome contigo al fin del mundo, porque la verdad es que, aunque eres una persona
estupenda y maravillosa y sexualmente muy interesante, me aburro, me canso de
verte y de escucharte a todas horas... O, en otras palabras, EL MAGO reconoce que solo
se está divirtiendo pero que no piensa que esto sea definitivo ni mucho menos.
ARES
<< Ares como encarnació n de la agresividad ha sido una de las fuerzas má s potentes
que han actuado a lo largo de la historia de la humanidad. Es el “hombre de acció n” del
Olimpo, dios de la guerra y las tensiones, el amante incansable y turbulento que
prospera en el conflicto y se regocija en la batalla. En Ares vemos nuestra agresividad
bruta y sangrienta, antes de que la civilizació n la atemperara o reprimiera. >>
<< En la literatura y en el arte, Ares es conocido por los dos papeles que Homero le
asignó : guerrero y amante. Bajo su nombre romano de Marte es prá cticamente un
sinó nimo de guerra y para todo aquel que disfrute con sus sanguinarios aspectos. >>
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PHILIP MAYERSON, “Mitología clá sica en Literatura, Arte y Mú sica”
Ares como dios, arquetipo y hombre, es una imagen del poder físico masculino, de la
intensidad y de la acció n inmediata. Su corazó n e instintos literalmente le impulsan a
actuar y a reaccionar con su cuerpo, sin tener en cuenta las consecuencias. A su padre
Zeus no le agradaba y se puso en su contra. ¡Có mo si el ú nico machista/machito fuera
Ares!
Ares, el hijo de Hera y Zeus, es el dios de la guerra para los griegos, al que siempre
consideraron un dios excesivo. Los romanos llamaron Marte a Ares y fue para ellos el
protector de la comunidad y padre de Ró mulo y Remo. Es esta faceta la que recoge el
Ares de Playmobil, de ahí la loba/perra que se incluye en la caja.
La versió n griega del mito la conocemos a través de Homero. Jugueteando con los
Aló adas, Oto y Efialtes, los dos hijos gigantes de Poseidó n e Ifemedea, e ignorante de
los planes de ambos hermanos de asaltar el Olimpo, Ares es secuestrado y encerrado
en una vasija de bronce. Hermes, con la ayuda de Afrodita, logra liberar al dios trece
meses después de su secuestro.
La visió n que Homero tiene de Ares es la que ha prevalecido: Ares es un dios sediento
de sangre, despreciable, un fanfarró n plañ idero que siempre era vencido, herido,
insultado y avergonzado por su hermanastra Atenea. Se decía de él que no sabía
distinguir «lo que estaba bien» por falta de cará cter porque ahora «recurre a uno y
luego a otro». Ares reaccionaba emocionalmente; sus sentimientos le conducían a las
batallas del lado de los hombres con los que sentía alguna relació n, generalmente
sanguínea. La lealtad o la venganza eran sus motivaciones y estaban por encima de
otras consideraciones.
Ares, en la época clá sica, se usaba como adjetivo para resaltar la barbarie o la
brutalidad de algú n dios. Así existe Afrodita Areia, Atenea Areia o Zeus Areia,
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reflejando un estado especial de enamjenació n mental transitoria en el que la diosa o
el dios enloquece y destroza todo lo que encuentra a su lado. Es curioso que a Apolo
no se le aplique este adjetivo, aunque existe una razó n: Apolo es bastante má s
despiadado y brutal que Ares porque tiene la precisió n de un cirujano plá stico para
provocar dolor.
Ares fue un padre muy emotivo y que actuaba en nombre de sus hijos. Cuando uno de
los hijos de Poseidó n violó a Alcipe, una de sus hijas, Ares le mató en el acto. Poseidó n
le convocó para ser juzgado por asesinato ante un jurado de dioses. Es absuelto en una
colina de Atenas cercana a la acró polis, que a partir de entonces se llama el Areó pago
o la colina de Ares.
En el Himno a Ares, de Homero, se alaban las virtudes de Ares con frases como “Ares
tiene un poderoso corazó n”, “Ares, padre de la victoria”, “Ares el que favorece la
justicia” o “Ares, cabecilla de los hombres má s justos”. Se le llama también “el que
ayuda a la humanidad, dispensador del dulce coraje de la juventud”. Esta visió n de
Ares, que también forma parte de la tradició n griega, coincide con la visió n positiva
romana del dios de la guerra, Marte.
La emotividad de Ares no casaba bien con Zeus. En esa familia, encabezada por Zeus,
los descendientes que merecieron respeto fueron los que destacaban por su frialdad
emocional...
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el secuestro de su hija; es ese soldado al que le dará n una medalla al valor por haber
hecho un acto profundamente insensato y casi suicida; es ese individuo que, tras unas
copas de má s, empieza una terrible bronca en un bar o que inicia una pelea callejera.
Todos ellos está n poseídos por Ares: la ira, el miedo y el asco provocan una reacció n
visceral, violenta, desatada. Ares es el protagonista del tumulto, está en él, como
participante activo, nunca como espectador.
Ares mantuvo una relació n de larga duració n entre iguales con Afrodita. Una rareza en
un mundo en el que los dioses tenían las costumbre de violar, raptar o abusar de
cuanta mujer o diosa se pusiera a su alcance. La apasionada naturaleza de Ares, su
materialismo y la plenitud con la que se queda atrapado en sus emociones del
momento son las cualidades del amante Ares. No se preocupa de las comparaciones
con los demá s cuando hace el amor con la diosa má s experta en asuntos del sexo. La
suya es una sexualidad lujuriosa sin la dimensió n extá tica transpersonal de Dionisos.
Hay una cualidad de Ares que está infravalorada: su capacidad danzarina, para bailar.
Como Ares está má s conectado con sus emociones que con su mente, la danza le
permite conectar cuerpo y mente. Cuando Ares es rescatado por Hermes, Hera, su
madre, se lo entrega a Príapo, dios de la fertilidad e hijo de Afrodita, para que ejerza
de tutor. Es Príapo el que enseñ a a Ares a bailar. En las culturas tribales, los guerreros
son bailarines. Los tambores, los cantos y alguna sustancia estimulante, quizá algú n
hongo alucinó geno, llevan a los guerreros a bailar antes de la batalla. Los grandes
bailarines y danzantes, los que logran canalizar sus emociones a través de la danza,
está n poseídos, en ese momento de plenitud, por Ares...
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Una persona prudente no atacaría a alguien relacionado con Ares, porque ello
invitaría a la represalia inmediata. É l cuidó de sí mismo, de su hija y de sus hijos. De
hecho, Ares fue el ú nico dios que lo hizo. Al igual que Marte, después protegió a los
ciudadanos de Roma con la misma fiereza...
Los Zeus y Apolos que adoran la racionalidad fría y aséptica de datos cuantificables, de
verdades estadísticas, no saben muy bien qué hacer con esa emotividad, ese
desparrame emocional, esa sexualidad carente de propó sito de Ares. Necesita
civilizarse. Es un bestia. Tiene que aprender a ser má s taimado. Hay que educarle.
Llorar es de chicas. Bailar no es de hombres. Abrazar a otros hombres no está bien.
Hay que obedecer a la autoridad y ser sumiso ante ella, aunque sea injusta. No hace
falta dar besitos y arrumacos para demostrar el amor. Yo te quiero y quiero solo lo
mejor para ti. Etcétera. ¿Que tal si le encerramos en una jarra de bronce para
civilizarle, para que aprenda a ser un hombre?
Un hombre (o una mujer) Ares puede parecer que viven só lo en su cabeza, los
métodos civilizatorios de Zeus y Apolo han funcionado y han logrado que realmente
crea que ser así está “mal” y han desintegrado mi autoestima, y sin embargo su
cuerpo sigue reaccionando con tensió n o relajació n física. Por ejemplo, puede que no
sienta ira ni miedo, pero sus mú sculos se tensan o sus manos se aprietan en puñ os
cerrados. Normalmente no se da cuenta de esta reacció n física hasta que alguien se lo
comenta. Aú n má s inconsciente es el Ares que só lo se manifiesta en la hipertensió n o a
través de los intestinos, en forma de estreñ imiento o diarrea.
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Ares el guerrero puede ser un magnífico oficial de esos cuerpos del ejército que
algunos países civilizatorios envían a misiones de pacificació n o, si no hay conflictos a
la vista, un destacado miembro activo de Mercenarios Sin Fronteras.
Los negocios de la construcció n y los campos de petró leo atraen a hombres con
personalidad Ares, que se sienten atraídos por la acció n y los riesgos. Si está n bien
pagados, tienden a ser derrochadores compulsivos cuando tienen dinero. Su éxito
depende en gran medida de su suerte, porque Ares no sigue un plan a largo plazo. É ste
puede llegarle a raíz de que una cosa le conduzca a otra. También puede depender de
que haya desarrollado habilidades innatas, las cuales ha pulido no mediante la
prá ctica deliberada, sino porque ha perseverado en hacer algo que le gustaba. Cuando
triunfa, suele sorprender a todo el mundo, incluso a sí mismo. En el camino, sin duda
se encuentra con problemas con la autoridad, quizá le han despedido por haber
perdido la paciencia o por no presentarse en el trabajo. Si su vida laboral le va bien,
será porque ha aprendido algunas lecciones de diplomacia, ha aprendido a canalizar
sus emociones y ha tenido un golpe de fortuna.
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deslumbrante por su belleza. No practica, con otros hombres, la apertura emocional,
aunque es posible que suelte alguna lá grima por algú n compañ ero caído en alguna
escaramuza en las montañ as afganas.
99
El espíritu de Ares en un hombre es provechoso cuando las condiciones
socioeconó micas y culturales se mueven en la clase media baja, pero es un infierno, si
tienen la mala fortuna de nacer en un entorno de clase alta, en donde Zeus (su padre)
y el entorno que lo rodea, tienden má s hacia el desarrollo intelectual y menos hacia la
fuerza física. En general, este tipo de espíritu, belicoso, incapaz de gestionar
adecuadamente sus emociones, siempre tendrá enfrentamientos funestos con su papá ,
100
suponiendo que aú n esté prensente o haya estado presente en algú n momento de su
vida. Los entornos en donde el trabajo físico se premia, la familia es má s un clan o una
comunidad o donde existe la solidaridad entre los vecinos, son un espaldarazo para la
autoestima de los Ares. Son los entornos en donde nace el arte urbano, el parkour, el
hip hop, el trap, el dub de suburbio… la expresividad de Ares a pleno rendimiento…
Porque es a través del arte o de la actividad física brutal que Ares logra dominar su
espíritu de inmediatez y espontaneidad tan deslumbrante y efímero como la de unos
fuegos artificiales.
Los que creen que la violencia es la que resuelve todos los problemas, que la
destrucció n de algo es garantía de que algo mejor va a aparecer, está n en Ares. Los
que creen que la vida es una lucha o que se necesita ser Guerrero ( de luz o de lo que
sea), está n poseídos por ese espíritu de Ares, el soldado, el mercenario, el tipo que
disfruta en una selva impenetrable con un AK47 en la mano, el que se enfrenta a las
fuerzas de la oscuridad, no convenciendo, sino imponiendo…
Los Ares que han sufrido maltrato siendo niñ os, será n maltratadores en el futuro. Pero
solo ellos, los Ares. Entre un 3 y un 6% de todos los niñ os que han sufrido abusos, son
Ares que se convertirá n en temibles Zeus para sus propios vá stagos. Ares es ese que
entra a cualquier provocació n, como si no hubiera mañ ana, lo que garantiza que será
humillado decenas de veces antes de alcanzar la edad adulta y hacer lo mismo que a él
le hicieron camuflá ndolo bajo ese nombre de Rito de Iniciació n de Nuestra
Fraternosororidad… El rencor y la impotencia que sintió de niñ o se convierten ahora
en la justificació n y excusa para ser cruel y brutal…
Es muy difícil que un espíritu Ares no tenga conflictos en el trabajo, salvo que este sea
un trabajo de hombres y físico. Siempre tendrá dificultades con los Apolos y Ateneas,
sus jefecillxs.
Ares siempre fue amante, nunca fue esposo. Este detalle, que parece banal, lo complica
todo si no está con la persona adecuada o es extraordinariamente celosa. Tendrá
problemas con toda seguridad.
101
Los Ares explotan cuando beben. Para bien o para mal. Liberan las ataduras que le
impedían ser explosivo emocionalmente y puede convertirse en un compañ ero
infatigable de juerga y parranda o un tipo violento, con mala onda, gesto ceñ udo y
puñ os cerrados… Desgraciadamente, abundan má s los segundos...
**************
Los que creen que la violencia es la que resuelve todos los problemas, que la
destrucció n de algo es garantía de que algo mejor va a aparecer, está n en Ares. Los
que creen que la vida es una lucha o que se necesita ser Guerrero ( de luz o de lo que
sea), está n poseídos por ese espíritu de Ares, el soldado, el mercenario, el tipo que
disfruta en una selva impenetrable con un AK47 en la mano, el que se enfrenta a las
fuerzas de la oscuridad, no convenciendo, sino imponiendo…
102
Los Ares que han sufrido maltrato siendo niñ os, será n maltratadores en el futuro. Pero
solo ellos, los Ares. Entre un 3 y un 6% de todos los niñ os que han sufrido abusos, son
Ares que se convertirá n en temibles Zeus para sus propios vá stagos. Ares es ese que
entra a cualquier provocació n, como si no hubiera mañ ana, lo que garantiza que será
humillado decenas de veces antes de alcanzar la edad adulta y hacer lo mismo que a él
le hicieron camuflá ndolo bajo ese nombre de Rito de Iniciació n de Nuestra
Fraternosororidad… El rencor y la impotencia que sintió de niñ o se convierten ahora
en la justificació n y excusa para ser cruel y brutal…
Es muy difícil que un espíritu Ares no tenga conflictos en el trabajo, salvo que este sea
un trabajo de hombres y físico. Siempre tendrá dificultades con los Apolos y Ateneas,
sus jefecillxs.
Ares siempre fue amante, nunca fue esposo. Este detalle, que parece banal, lo complica
todo si no está con la persona adecuada o es extraordinariamente celosa. Tendrá
problemas con toda seguridad.
Los Ares explotan cuando beben. Para bien o para mal. Liberan las ataduras que le
impedían ser explosivo emocionalmente y puede convertirse en un compañ ero
infatigable de juerga y parranda o un tipo violento, con mala onda, gesto ceñ udo y
puñ os cerrados… Desgraciadamente, abundan má s los segundos...
Ares se encarna en el CABALLERO DE VARAS, tal y como he descrito esta carta desde
que empezó la Vía Alegó rica. No es un estado permanente, ni mucho menos, pero
puede ser el dominante de Consultante en una tirada ante una pregunta o situació n
determinada. Todas las cualidades de Ares, las má s cercanas a positivas, está n aquí. El
derrroche de energía, la promiscuidad sexual, los deportes de riesgo o los trabajos
breves o intensos que encierran un desafío o un reto...
103
El alcohó lico violento, el desagradable, el explosivo, el maltratador físico y psicoló gico
que es un Ares incapaz de canalizar sus emociones de una forma inteligente, está en el
CABALLERO DE ESPADAS. Esa emotividad contenida, esa herida emocional causada
por un padre feroz y un entorno exigente, esas emociones que se van haciendo fuertes
y no salen de ninguna forma má s allá de la violencia y el gesto hurañ o está n en
consonancia con el Poseidó n introvertido. Ambos practican la violencia desatada por
una nimiedad y encarnan, en sí mismos, la banalidad del mal: qué poco cuesta
destruir, herir, dañ ar, humillar cuando no se piensa, cuando se olvida quién está
delante…
104
o una actividad en la que Consultante se siente mucho má s que bien, porque saca de
él/ella todo su potencial.
HEFESTO
<< Una fantasía heféstica: el rechazado de la tierra, gracias a cuyo trabajo y sudor ha
evolucionado la civilizació n; con conciencia de clase y bullendo en resentimientos y
rencores piró manos; siempre creativo y origen de la mayoría de los genios del mundo;
incansable, volcá nicamente explosivo y dispuesto a tomar las armas contra los amos
tirá nicos, aunque no sean amantes de la guerra y el conflicto, sino má s bien pacifistas
y humanitarios natos; simple como el propio fuego e igualmente enérgico. >>
105
Hefesto como dios, arquetipo y hombre, encarna una necesidad humana profunda de
hacer cosas, crear objetos funcionales y bonitos. Rechazado y expulsado del Olimpo,
Hefesto no fue apreciado en el arrogante reino de Zeus, donde el poder y la apariencia
eran lo má s importante. Por el contrario, trabajó solo en su forja bajo la tierra. Sus
atributos son igualmente menospreciados en una cultura que solo aprecia el éxito
econó mico. Los hombres poseídos por este dios tienen dificultades en alcanzar el
éxito…
106
ordena a Hefesto que construya o forje o moldee una hermosa mujer, parecida a las
diosas inmortales, pero superior en astucia y maldad, para llevar la confusió n y la
miseria a los hombres. Hefesto crea a Pandora. La viste con vulgar sofisticació n.
Imparte lecciones de có mo seducir, corromper, manipular y engañ ar a los hombres. Le
da ese perfume de mujer. Irradia deseo sexual. Verla una vez era caer en el hechizo de
la locura amorosa. En sus manos lleva una caja. No. Lleva “La Caja”. Esa que si se abre,
libera al sufrimiento, al mal y a la enfermedad...
genio creativo...
107
Hefesto, como artesano, construyó palacios para los Olímpicos, creó los rayos y el
cetro de Zeus, fabricó el carro alado de Apolo, viajó a través del cielo, fabricó flechas
para Apolo y Artemisa, una hoz para Deméter, armas para Atenea, una armadura para
Aquiles y un collar para que Armonía lo llevara el día de su boda. También creó
sirvientas doradas, maravillas de su ingenuidad que eran como hermosas mujeres,
que podían hablar y hacer há bilmente lo que se les ordenaba.
El fuego asociado a Hefesto se hace visible cuando nos asomamos a un volcá n activo.
Ese fuego subterrá neo es una metá fora de los sentimientos apasionados y retenidos,
de la sexualidad intensa y del fuego eró tico contenido dentro del cuerpo hasta que se
manifiesta, de la ira y la rabia que se frena o se intenta apagar o de la pasió n por la
belleza, esa que provoca emociones intensas… En general, Hefesto es un tipo
introvertido, uno de esos incapacitados para hablar en términos emocionales y lxs
poseídxs por su espíritu está n má s predispuestos a no mostrar de forma alguna sus
verdaderos sentimientos. Prefiere crear su propia versió n de la forja y del trabajo en
soledad. Allí o bien retiene y enmascara sus sentimientos o los expresa mediante su
trabajo.
Hefesto fue el cornudo esposo de Afrodita, diosa del amor y de la belleza, conocida por
sus mú ltiples aventuras con dioses y hombres mortales de todo pelaje y condició n. Al
sospechar que alguno de sus amantes la visitaba cuando él se marchaba al trabajo,
Hefesto colocó una trampa de redes invisibles atadas a los postes de la cama y
suspendida de las vigas del techo. Así atrapó a Afrodita en la cama con Ares. Cuando
Hefesto convocó a los dioses para que fueran testigos de su infidelidad, en lugar de
solidarizarse con él, se echaron a reír a carcajadas. Afrodita tuvo decenas de hijos con
sus amantes, pero ninguno con Hefesto.
Hefesto una vez se enamoró de la diosa virgen de la sabiduría, Atenea; lleno de pasió n
intenta seducirla al estilo olímpico, esto es, violá ndola. Ella le aparta. É l eyacula y su
semen cae a la tierra fecundando a Gea (la Madre Tierra) en su lugar. El fruto es
Erictonio, Hijo de la Tierra, el fundador de la casa real de Atenas, que fue educado por
Atenea.
108
Hefesto, feo y cojo, rechazado por su mamá Hera en un ataque de narcisismo
enajenado, despreciado por su papá Zeus que ve en él a un débil mental sin ambició n,
expulsado del Olimpo a patadas, obligado a trabajar para otros dioses, es el Artesano
Artista, el ú nico dotado de talento para fabricar objetos ú tiles y bellos. Introvertido,
ciclotímico, iracundo, depresivo, Hefesto solo encuentra satisfacció n en el trabajo o en
el alcohol. Solo con el trabajo será capaz de expresar sus emociones; solo con el
alcohol veremos hasta qué punto ha reprimido la ira, la furia o la profunda tristeza.
Asi que aquí tenemos a Hefesto, herido profundamente por Papá y Mamá , despreciado
por ser distinto, diferente, extrañ o, ajeno. El hijo intermedio en una familia de tres
hermanxs aparece aquí en todo su esplendor, ese hijo que nunca consigue atraer la
atenció n suficiente de Mamá , que eligirá al nenor de los tres, o de Papá , que elegirá al
primogénito como proyecció n o espejo o reflejo o extensió n. Esa sandez buenista que
asegura que Papá y Mamá quieren a todos sus hijos por igual, cae por su propio peso
cuando nos encontramos con Hefesto, que no solo desmiente esa afirmació n, sino que
confirma que es una falacia. El hombre poseído por el espíritu de Hefesto ha sufrido
violencia, desprecio, abuso por parte de esos a los que, segú n cierto tipo de
mentalidad judeocristiana, hay que honrar, admirar y amar. Y esa herida profunda, se
convierte en ira, en odio, en asco. Sentimientos que no pueden ser expresados sin ser
humillado, reprimido, castigado o silenciado.
Solo a través del trabajo manual Hefesto encuentra una vía para canalizar sus
emociones reprimidas, esa intensidad emocional que, como una nube, lo acompañ a y
lo convierte en alguien especialmente interesante o atractivo, porque parece encerrar
un profundo mundo emocional lleno de amor y belleza. Pero no. Su mundo emocional
es tortuoso: sexualmente reprimido, silencioso, hurañ o a veces, retraído, en perpetua
bú squeda de algo imposible de hallar má s que por sustitució n. ¿Qué reemplaza el
amor de una madre narcisista y pueril que no duda en reprimir a su hijo si no es
exactamente lo que ella esperaba? ¡Una Mamá alternativa!
109
Pero Hefesto es un artista. Uno de esos genios en especialidades excéntricas. Cirujanos
con el pulso de má quinas de alta precisió n, que pueden operar durante horas y horas,
agotando a cuantos tienen a su alrededor; arquitectos visionarios y urbanistas
ecoló gicos que conciben espacios amigables para los seres vivos y hostiles con los
coches; luthiers que escapan de las clasificaciones convencionales, recluidos en
talleres de tamañ o microscó pico, envueltos en el perfume de maderas de orígenes
remotos, alejados de la multitud, de los fastos, de las alegrías de las grandes
celebraciones por sus grandes éxitos, probando la pureza de un Fa hasta el
110
amanecer… No es timidez, ni vergü enza. No es perfeccionismo ni obsesió n. Es
Hefestiosis…
No tienen demasiadas parejas a lo largo de su vida sexual. Y las que tienen, suelen
ceñ irse a tres arquetipos femeninos: la volcá nica pero independiente Afrodita, la
tenaz, sosegada y asexuada Atenea o su Pandora particular, una Perséfone en busca de
su Hades… O en otras palabras, Una Reina de varas, una Reina de Oros o una Sota de
Copas… pero ¿qué arcano esconde a Hefesto?...
111
Los hombres que padecen Hefestiosis son terriblemente susceptibles. O bien su Mamá
o su Papá o ambos simultá neamente, le expulsaron del Olimpo porque no era
exactamente lo que esperaban de él. O sencillamente porque no lo esperaban y nunca
supieron muy bien qué hacer má s allá de prohibir, castigar, reprender, comprar
objetos con forma de juguete y darle de comer. O le abandonaron en un contenedor de
basura. Que el muchacho es una lumbrera estudiantil, ¿para qué?, pregunta su Papá ,
¡Faltaría má s, que encima fuera mal estudiante!, dice su Mamá . Pero Hefesto rechaza
112
la agresió n y aprende a camuflar sus sentimientos, a fingir que no pasa nada, que no
importa, que el tiempo les demostrará que blablabla, bliblibli… Adulto, independizado,
má s o menos confiado en su habilidad y en su talento, encajará fatal las críticas,
malinterpretará las miradas sobre su obra, se inventará una realidad que no existe,
ultraparanoica, en la que, en el fondo, siente que todos le rechazan, le desprecian y se
burlan de él en cuanto se da la vuelta. De ahí que tienda hacia el aislamiento, hacia su
taller, hacia su trabajo absorbente, ú nico espacio en el que es libre. Se vislumbra un
VALET… ¡y eso que por fuera, en su apariencia, parece una persona tranquila,
agradable, cortés, siempre disponible, poco dada a la risa y al humor, salvo cuando su
Caja de Pandora se abre y aparece la ironía sarcá stica y cruel, la broma que no es
graciosa, el chiste repugnante. Un tipo agradable, un poco retraído, no sale mucho de
fiesta, un raro pero buena persona!…. Un VALET indeterminado, por el momento...
Ese taller puede ser una destilería y emborracharse a conciencia día sí, día también…
Sí, amigxs, el alcohol desinhibe y saca nuestra verdadera naturaleza, nuestros
verdaderos sentimientos, nuestras emociones. Y la de Hefesto, cuando el alcohol entra
en acció n, es La Caja abierta. La de Pandora. Otra de sus creaciones: un ideal que
mezcla en la misma coctelera lujuria, belleza, sensualidad y virginidad o monogamia
célibe y casta. El ideal de la Mujer Perfecta hefestió sico. La Caja de Pandora solo tiene
en su interior ira, rabia, frustració n, tristeza, incomprensió n, aislamiento, soledad,
amargura...Y cuando se abre, eso es exactamente lo que aparece… Un CABALLERO DE
ESPADAS en todo su esplendor: todos esos incapacitados para expresar sus
emociones o canalizarlas de una forma sana y nutritiva para sí mismos y para su
entorno (Poseidones amargados, Ares depresivos) está n en esta carta...
113
La ausencia de cariñ o, afecto, aprecio que marca la infancia y adolescencia de los
hombres aquejados de Hefestiosis, los convierte en místicos del amor. Oh, el Amor…
Esa unió n mística entre dos humanos que no necesitan de palabras para comunicarse,
en donde el cariñ o y el afecto aparecen de forma natural y espontá nea, casi infantil,
besitos castos, roces de manos, miradas que hablan y dicen todo eso que no se atreven
a decir. Un mundo irreal e imaginario, en el que las almas “gemelas” se encuentran y
atraviesan planos de irrealidad abrazados en su unió n mística. Va má s allá del amor
romá ntico y caballeresco. Es como el amor a un dios… San Juan de la Cruz y sus
poemas onanistas o los delirios amorosos de Teresa de Jesú s son la guía que señ ala el
punto que hay que alcanzar: el misticismo amoroso. La monogamia total, pura, casta,
célibe... En este mundo tan imaginario, tan fantá stico, tal alejado de Lo Real o de lo que
se puede percibir con los sentidos, tan alejado de una verdadera comunicació n
profunda con el Otrx, Hefesto busca Belleza. La belleza del amor, la belleza de una
sonrisa, de una caricia, la belleza de Afrodita (o Venus). Pero Hefesto “hace el amor”,
no folla, no garcha, no coge. Y Afrodita se divierte, goza, disfruta. En el mito, Hefesto se
casa con Afrodita sin necesidad de conquistarla, seducirla o engatusarla con palabras
bonitas. Tampoco la rapta y viola, tal y como hacen sus hermanos y su Papá Zeus. Los
aquejados de Hefestiosis separan el Amor, espiritual, místico, ultramundano, astral,
etérico, histérico, del Sexo, esa unió n sudorosa de cuerpos que desprenden perfumes
embriagadores y en los que el Amor se diluye en fluidos de densidad variable. Los
Hefestos esperan alcanzar orgasmos que lo conecten con la divinidad, en conjunció n
con el Otrx, orgasmos que van má s allá de un orgasmo. Un sueñ o. Una fantasía. Una
película tan entretenida como ver crecer el césped de un campo de golf. El VALET DE
COPAS esconde este misticismo romanticoide...
Esta unió n mística con Afrodita obviamente solo funciona en un plano laboral. En este
punto, el hombre aquejado de Hefestiosis, hace cosas bellas, hermosas, sensuales. Con
un poco de suerte puede encontrar un trabajo en el que este potencial de belleza
pueda desarrollarse. Grandes diseñ adores grá ficos e industriales, modeladores de
prototipos de vehículos deportivos, paisajistas, fabricantes de muñ ecas de porcelana o
de casas de juguete está n en esta unió n Afrodita-Hefesto, que se ve encarnada en el
VALET DE VARAS…
114
delegan la gestió n y explotació n de sus habilidades en manos de esos jefes o
compañ erxs, aparecen en el VALET DE OROS. Comparte visió n con el joven Apolo (ver
episodios anteriores). Novelistas protegidos por agentes implacables que gestionan
sus derechos y protegen su intimidad, luthiers que encuentran a un vendedor de
instrumentos musicales que respeta los tiempos, las manías, las subidas y bajadas
ciclotímicas de nuestro héroe y lo protegen del mundo exterior… O en otras palabras,
los que encuentran un Papá Sustituto (o Mamá Sustituta en Ateneas) está n en esta
carta. Los roles tradicionales se alteran: es ella la que lleva la gestió n de las finanzas, la
que hace un trabajo que permita las veleidades de Hefesto, que lo mismo le da por
regalar su trabajo o su tiempo solo para evitar un conflicto mayor…
El VALET está má s pró ximo a la persona que está empezando algo. Jovencitos,
adolescentes tardíos, niñ os que aú n no se han desprendido del cordó n umbilical que
los une a su Mamá . Alguien que aú n espera ser aceptado por Mamá y Papá , alguien
que aú n pretende demostrar algo, lo que sea, para ser otra vez llevado al Olimpo.
Porque Hefesto, en el mito, solo pisa el Olimpo cuando Dionisios, el tipo que se ríe de
las penas y los sufrimientos de Hefesto, le emborracha, le droga, le presenta a unas
cuantas Afroditas y entonces, y solo entonces, se atreve a atravesar las puertas del
Olimpo...
¿Es el 2 DE COPAS, por ejemplo, igual para un Caballero de Copas que para un VALET
DE COPAS? ¡No!. El enamoramiento espiritual del VALET no es el enamoramiento
equilibrado, físico, mental y espiritual del Caballero. El VALET solo ama
espiritualmente, metafísicamente, metafó ricamente… Dante y Beatriz (virgen, casta,
pulcra, inmensamente bella, sensualmente irresistible, intocable para el escritor,
hurañ o, seco, bastante desagradable, solitario)…
115
¿Pero qué conjeturar, si Consultante, en la Tirada a Tres cartas Love&Sex por ejemplo,
está en una relació n que se puede definir Heféstica, con un VALET en el centro de la
tirada explicando qué pasa o qué no?
116
Hefesto en el Tarot (y III)
117
Si ese estado aparece representado en una SOTA DE COPAS, nuestro Consultante es un
místico. Los que sufren desvanecimientos en Florencia al modo de Stendhal,
deslumbrados por la belleza del entorno, por ese resplandor luciferino que emana de
edificios, parques, jardines, estatuas, de hombres y de mujeres… La mirada de algunos
fotó grafos, de algunos estilistas, de ilustradores de cuentos infantiles, está n aquí. Un
amor puro, intacto, irracional e imaginario, ajeno a la realidad mundana, alejado del
cuerpo y de sus fluidos, de la miseria y de la mezquindad de los que no se atreven a
amar, se esconde aquí. Nuestro Consultante puede crecer, puede al fin, tratar de ser
libre. Puede dejar de preguntarse quién o qué soy, preguntas trampa que solo
conducen a una prisió n de má xima seguridad de la que es imposible escapar…
¿Me irá bien en ese trabajo? Este VALET DE COPAS no habla de economía, ni de
satisfacció n personal, ni siquiera explica si nuestro Consultante sabe hacer lo que se
exige en ese trabajo. Solo sabemos que es tan bueno, es tan afín a su propia forma de
sentir las cosas, es tan adecuado para nuestro Consultante, que le ayudará a crecer, a
descubrir, a hacer exactamente eso que siempre ha deseado hacer en un entorno
agradable…
¿Y no hay Hefestas? No, hay Pandoras, que se esconden en esta misma carta, en la
SOTA DE COPAS, copias femeninas de Hefestos dañ ados: mujeres sin personalidad
definida, sin modelo a seguir, perdidas en un océano en el que no saben qué hacer o
qué no, hacia donde ir, hacia donde tirar. Pandoras dotadas de sensualidad
aplastante… Pero Pandora no es má s que una creació n, una construcció n mental, una
idea de có mo ser o debería ser una mujer ideal en el cerebro fantasioso de Hefesto:
Virgen o casta y monó gama, perturbadoramente eró tica, dotada de una capacidad
brutal para desconcentrar y provocar la aparició n de fantasías perversas y
depravadas... El mito, la diosa que se esconde aquí, el reflejo de Hefesto, es Perséfone…
118
DIONISIOS
<< Dionisios fue el dios del éxtasis má s beatífico y del amor má s enardecido. Pero
también fue el má s perseguido, el dios que sufrió y murió , y todos aquellos a quienes
amaba, todos los que le servían, tuvieron que compartir su trá gico destino. >>
119
WALTER F. OTTO, “Dionisio: Mito y Culto”
Dionisos como dios, arquetipo y hombre estaba por naturaleza má s pró ximo a las
mujeres. El reino místico y el mundo femenino le eran familiares. A menudo era un
elemento no deseado y perturbador, causa de conflicto y locura...
Dionisio (conocido entre los romanos como Baco) es el dios del vino y “el dios del
éxtasis y del terror, del delirio y de la liberació n má s beatífica” que escribe Walter F.
Otto. Fue el má s joven de los olímpicos y el ú nico de madre mortal. La vid, la hiedra, la
higuera y el pino son sus preferidos. Sus símbolos animales son el toro, la cabra, la
pantera, el cervatillo, el leó n, el leopardo, el tigre, el asno, el delfín y la serpiente.
Zeus, en unos de sus ataques de lubricidad despiadada, conoce a Sémele, una mujer
mortal, hija del rey de Tebas. Se convierte en mortal para seducirla. No hablaremos de
amor, ese palabro entre dioses no existe, pero algo parecido. Hera, la temible y
celosísima esposa de Zeus, descubre esta infidelidad y disfrazada de viejecita apacible,
convence a Semele embatazada de que logre que Zeus se muestre como dios. Semele
no sabe que si Zeus se muestra tal y como es, su rayo destructor la matará . El rayo
mata a la mortal Semele pero convierte a Dionisio en inmortal. Después de matar a
Semele, practica una cesá rea de urgencia, extrae al bebé nonato y se lo cose en el
muslo. Después se lo entrega a la hermana de Semele, para que cuide de él y lo eduque
como a una niñ a, pero Hera hace enloquecer a los guardianes con el fin de que lo
asesinen. Zeus vuelve a salvar al pequeñ o Dionisio, convirtiéndolo en cabra y
mandá ndolo con las bellas, sinuosas y no siempre bien valoradas ninfas del Monte
Nisa, en Etiopía. Mujeres de piel azabache y ojos del color de la aceituna se encargan,
junto a Sileno de proporcionarle cultura hortícola.
En su mitología y rituales, Dionisos está rodeado de mujeres: de madres y niñ eras del
joven Dionisos como niñ o divino o de enardecidas amantes, las enajenadas Ménades o
Bacantes, que está n poseídas por el dios. Es el dios patró n del Teatro y del Agricultura.
Y el que preside los Ritos Eleusinos en honor a Perséfone y Demeter, fiestas de
120
iniciació n con sustancias vegetales de diferente potencia lisérgica, alcohol y
prostitutas y prostitutos sagrados...
Dionisio viaja desde Grecia hasta los Himalayas pasando por Egipto, Irak, Irá n y todos
esos territorios que terminan en -istá n. La locura y la muerte le acompañ an. Allá
donde va enseñ a el arte de cultivar vino. Hay dos versiones del furor asesino de
Dionisio. En la versió n má s erudita, es Hera la que hace enloquecer a Dionisio
matando a todo aquel que le rechaza. En la versió n má s homérica, los que rechazan a
Dionisio caen presos de un extrañ o furor psicó pata convirtiéndose en asesinos de
inverosímil crueldad.
Dotado de singular belleza andró gina, Dionisos es confundido con alguien que posee
riquezas o poder. Dionisos es secuestrado por un gruppeto de piratas mediterrá neos
creyéndolo rico y famoso, imaginando suculentos rescates por su persona. Nuestro
protagonista, una vez descubierto ese plan, convierte los remos y los palos que sujetan
el velamen en serpientes, envuelve al nave en una hiedra carnívora y decenas de
flautas desafinadas interpretan una melodía demente. Los piratas, aterrorizados, se
lanzan al agua en donde son convertidos es delfines...
Dionisos es el ú nico dios olímpico que no practica la violació n o el abuso, el ú nico que
es consciente del poder de la Triple Diosa que anida en cada mujer. En Naxos descubre
a Ariadna, la ex de Teseo, abandonada en una playa como un desperdicio. Dionisos se
casa con ella y al hacerlo la restaura en el panteó n de diosas cretenses. Viaja al Hades
para resucitar a su madre, Semele, y llevarla al panteó n de diosas lunares, como lo
eran Afrodita o Ariadna… pero Dionisos es salvaje cuando se siente amenazado o
cuando alguien cuestiona su forma de vida. No le tiembla el pulso para cortar, sajar,
decapitar, desmembrar y enloquecer a todo aquel que le amenace, a él o a cualquiera
de sus seguidoras faná ticas. Homero, apolíneo, apenas le dedica algunas lineas. Es en
el teatro, el de Esquilo, Aristó fanes y otros grandes, en donde conocemos las gestas y
hazañ as sangrientas de este dios viajero...
121
con otras substancias sagradas de origen vegetal, má s las danzas rítmicas
acompañ adas de mú sica frenética interpretada por bandas compuestas de caramillos,
tambores y címbalos, los celebrantes entraban en un estado de éxtasis y se sentían
“uno con” el dios. La orgía llegaba al clímax cuando despedazaban y comían la carne
cruda de un animal que se había ofrecido en sacrificio, que se creía que era una
encarnació n del propio dios. La fiesta derivaba hacia lugares de depravació n para los
que no hay palabra ni descripció n suficiente, uno de los grandes secretos de los
Misterios Eleusinos. Esto era un acto sacramental de comunió n, a través del cual la
divinidad de Dionisos entraba en el celebrante. Este rito fue adoptado má s tarde por
los cristianos, aunque en forma metafó rica, sin despedazamiento de ningú n ser vivo.
En Dionisos se esconde el Niñ o Divino, cierta pureza del corazó n. Cierto tono de
estado de permanente juventud en lo que lo má s importante es lo que se está
haciendo ahora mismo, en este instante. No hay futuro ni plan a largo plazo, no hay
promesas, solo hay pasió n con compasió n, amor puro sin intereses mezquinos. No
persigue el poder sino el crecimiento espiritual a través de una experiencia mística o
de un estado alterado de conciencia logrado con la ayuda de sustancias vegetales o
sintéticas: ver el Todo Es Uno...
Dionisos es un hombre que se siente íntimamente ligado a las mujeres, que prefiere la
compañ ía de las féminas, que es un amante de la mujer, que se funde con ella en el
éxtasis del acto de hacer el amor y que intuitivamente comprende la experiencia
femenina...
Los grandes chamanes está n poseídos por Dionisos, como conectores entre el mundo
de los vivos y el de los muertos, entre el presente y un pasado que es un pie en el
Hades. Son los Dionisos los que nos ayudan a sanar las heridas profundas del pasado,
los abusos, la violencia, el dolor, son los que nos ayudan a perdonar y abrazar todo eso
que vivía en las sombras del Hades…
122
Dioniso se encarna, de forma natural, en el hijo má s pequeñ o de un trío de hermanxs.
Con el primogénito, Apolo, mantiene una relació n de comprensió n mutua, con
altibajos y tensiones que se resuelven en la terraza de algú n bar frente a cervezas de
alta graduació n elaboradas con mimo por monjes trapenses encerrados entre muros
de silencio… Con el segundo, Hefesto, mantiene una relació n compasiva. No
comprende por qué Hefesto hace tanto drama y tanta tragedia por nimiedades, ¿que
Papá -Zeus no te quiere tal y como eres? ¿Y? ¿Cuá l es el drama?… En el mito, Hefesto se
enfada con su Mamá -Hera y la ata a una silla de plata en el Olimpo. Nadie, hasta que
aparece Dioniso con su sonrisa resplandeciente, su buen humor y una botella de un
vino chileno, convence a Hefesto para que entre el Olimpo y deje de hacer el tonto.
Libera a Mamá , que no te ha hecho nada. ¿Por qué hacerle algo a quién no te ha dado
nada, ni siquiera un abrazo? ¿Castigarla por ello, Oh Hefesto?… Dioniso es el favorito
de mamá , el excéntrico, el simpá tico, el cariñ oso, el divertido, el teatral… Pero Mamá
quizá es una asesina, aunque él todavía no lo sepa...
Mientras tanto, Dioniso inicia el Camino del Placer que conduce al É xtasis Místico.
Asociado al vino en tiempos de los griegos, a distintas sustancias estupefacientes en el
siglo XXI, Dioniso se apropia del espíritu de algú n hombre cuando no duda en probar
cualquier sistema que conduzca a un Estado Alterado de la Conciencia con fines
exploratorios o lú dicos. Cualquier sustancia, cualquier droga, cualquier bebida de
altísima graduació n, cualquier extracto de plantas alucinó genas son como los
caramelos de colores brillantes para los niñ os pequeñ os. Pero Dioniso no es un adicto,
no usa este tipo de sustancias para evadirse de los problemas de la vida cotidiana
(¿otra vez con ese rollo de que tu Papá o tu Mamá no te quieren?), sino para descubrir
nuevos mundos místicos, cercanos a una conexió n pura y brutal con la Naturaleza. ¡La
Naturaleza! ¡La Madre Tierra! ¡La Triple Diosa!… ¡Las mujeres!.
123
de Bacantes. Quizá sean viejas amigas de instituto, compañ eras de noches de parranda
y jolgorio, esas amigas de la novia de bodas y otras celebraciones, quizá compañ eras
de trabajo asistiendo a alguna conferencia en algú n hotel rodeado de hectá reas de
jardines y bosques artificiales… Las Ménades está n aquí, encuentros pornográ ficos de
corta duració n y alta intensidad, espaciados en el tiempo, como estrellas distantes en
la noche oscura.
Pero Dioniso es pura emotividad descarnada. Ira o placer revestidas de cierto grado
de desapego. En su tierna adolescencia tardía, hasta los 30 añ os, su vanidad, la falsa
creencia de sentirse, de alguna forma, un dios, le conduce por el camino de la
impulsividad má s irreflexiva. Es la caza de sensaciones, de emociones, es esa
necesidad de conectar con algo que está má s allá de sí mismo, llá mese dios, universo,
el mundo, el Todo en Uno o el Uno en Todo. Es la necesidad de sentirse parte del
universo como una pieza activa. Despedirse de un trabajo abruptamente, apuntarse a
cualquier fiesta, degustar cualquier tipo de hongo para adultos o participar en
ceremoniales chamá nicos con peyote o ayahuasca, está n aquí. Alcanzar el éxtasis a
través del sexo sofisticado, buscando los 33 tipos de orgasmo que segú n algunas
tradiciones indostá nicas, pueden alcanzar las mujeres, también. Es el placer extá tico
de conectar con el placer de Ella…
Los hombres poseídos por el espíritu de Dioniso tienen una relació n compleja con su
Mamá , si su querida Mamá es Hera o la versió n elegante de la mamá de Norman Bates.
Porque ella le matará , le enloquecerá , le arrastrará hacia ciertos tipos de depravació n
sexual, cercanos a algunos episodios relatados por Sade en “Justine o las
prosperidades del vicio”. Sí, amigxs, el Dioniso altamente perturbado, extrañ amente
violento, de crueldad precisa y fría que se encarna en algunos famosos asesinos
seriales, ese individuo capaz de hacer una atrocidad a algú n ser vivo con el fin de
vislumbrar, a través del dolor del Otrx, la posibilidad de conocer, de primera mano, si
esas visiones de los místicos sometidos a tormentos son reales o pura literatura, ese
124
Dioniso también está aquí, si su Mamá Hera, furiosa por no ser lo que se esperaba de
él, lo enloquece y lo aniquila…
Dioniso aprende a leer las Señ ales de Estado de Animo Materno desde muy joven, una
prá ctica que le permitirá , en un futuro, interpretar las señ ales de malestar,
incomodidad, tedio, enfado o tristeza que pueden invadir a Otrx y actuar en
consecuencia. Porque Dioniso no valora estas sensaciones, no las comprende, no
entiende qué hay de malo en aburrirse si forma parte de la naturaleza, por qué
enfadarse con cosas banales...
Lo hombres poseídos por el espíritu de Dioniso saben que todo drama encierra una
comedia!¡Y a la inversa!. Así que irá a buscarnos al Hades, en donde aú n estamos
incubando nuestro odio, nuestra rabia, nuestra tristeza, abrirá una botellita de algú n
caldo francés, dispondrá de un mantelito de cuadros y en vajilla de porcelana nos hará
degustar alguna extrañ a receta extraída de algú n manuscrito encontrado en alguna
cueva al sur de Yemen, y nos arrastrará , entre cá nticos y loas, al mundo exterior, un
mundo de florecillas de colores variados e insectos cantarines… Dioniso El
Gastró nomo está aquí, el cocinero que encuentra el placer en esa cara de satisfacció n
absoluta que inunda nuestro rostro cuando algo con forma indeterminada y colores
vibrantes entra en nuestro organismo… Siembras mareas, cosechas tempestades;
siembras placer, cosechas Placer.
El hombre poseído por Dioniso antepone el placer sensual a cualquier otro tipo de
deleite. Un vasto conocimiento de técnicas practicadas por las mujeres chinas en los
tiempos del Emperador Amarillo, de anatomía comparada, de técnicas orientales de
sexo oral, de percepció n del dolor en situaciones de estrés orgá smico o de la
aplicació n de determinados tormentos que, aplicados de la forma adecuada,
proporcionan niveles desconocidos de endorfinas y otras sustancias relacionadas con
la satisfacció n, se agolpan en el cerebro tortuoso de Dioniso. No es seguir un manual
de instrucciones, al modo Apolo y sus seguidores. Es una performance artística. Es el
arte por el arte, el placer por el placer, el juego por el juego. No se trata de demostrar
nada, de ganar, de competir… todo eso está tan alejado de Dioniso como Apolo lo
está ...Pero sin técnica no hay Arte…
125
En asuntos mundanos, el trabajo, la economía, el matrimonio, el hombre poseído por
Dioniso no es un buen partido. No lo interesan ni el poder ni la gloria ni el dinero. No
le interesa la fama ni el éxito medible y cuantificable. Si, viaja, recorre mundo, conoce
a gente interesante, prueba todo tipo de sustancias, no sigue una formació n reglada y
prefiere ilustrarse en los temas que le interesan, así que asistirá de oyente a
asignaturas de carreras universitarias en las que ni siquiera está matriculado. Esta
forma de vida, muy interesante y divertida, juega a la contra en cuanto Consultante
atraviesa la fase de adolescencia tardía y entra en la vida apolínea, esa en la que el
dinero se hace necesario para sobrevivir, en el que algunas mujeres quieren construir
o formar algú n tipo de unidad familiar, quizá ser madres, quizá desarrollar una
carrera profesional… En ese instante, aparece la desesperació n de Dioniso. El
alcoholismo o la adicció n al consumo de estupefacientes cada vez má s adulterados, la
falta de expectativas laborales por su baja formació n, la carencia de la disciplina
necesaria para hacer un trabajo mecá nico y repetitivo conducen a los Dionisos a crisis
126
profundas que requieren de gruppetos de psicoanalistas multiétnicos… O del amor de
un padre que les saque de ese pozo de desesperació n.
Los Dionisos que son hijos ú nicos de madres solteras, salvo que alcancen cierto grado
de resistencia mental, podrían convertirse en perfectos soció patas, psicó patas,
alcohó licos irredentos, drogadictos poseídos por el horror de un vacío existencial que
se abre paso como una mancha de petró leo en el mar…Escritores torrenciales de vidas
excesivas, estrellas del rock que conservan intacta su imagen, ajenos al paso del
tiempo, intoxicados, muertos y resucitados varias veces y que escriben sus memorias
como si fueran interesantes, actores hiperbó licos con adicciones mú ltiples a una
variada gama de sustancias está n poseídos por este dios embriagador… Pero también
está n los que, en busca de un misticismo má s místico que cualquier misiticismo,
abrazan creencias complejas o se convierten en sacerdotes o lideres de sectas…
Educado como una niñ a por su tía Ino para escapar de la ira de Hera, Dioniso aprecia
el mundo sensual femenino. Lo admira, lo que le hace tener mejores relaciones con
mujeres que con hombres. No tiene complejos ni miedos en expresar su emotividad: si
hay que llorar, se llora; si hay que reír, se ríe. También de esta admiració n nace cierta
voluntad de ayudar a los que ve en crisis profundas por asuntos banales, esa funció n
de "Cuidadora" que con tanto entusiasmo enseñ an a las chicas.
Con todo esto se intuye al DIABLO que sonríe y nos invita a una ¡Fiesta en el Infierno!
… pero hay má s. ¿Y en el amor y sus vericuetos? ¿sienten algo má s allá de la belleza del
momento? ¿son capaces de construir algo valioso o solo son aves de paso,
sobrevolando sobre la grisura de días infatigablemente iguales y repletos de fealdad,
drogados, alcoholizados, viviendo bajo puentes?
127
Hay un punto crítico má s allá del cual todo retorno se hace imposible en la vida de un
hombre dominado por Dioniso. Ese punto que señ ala el paso de la juventud a la
adultez, hacia cierto tipo de responsabilidad. Dioniso, aferrado a su bacanal perpetua,
a su fiesta perpetua, va siendo abandonado por esos que hasta hace poco eran sus
compañ eros de parranda y que, poco a poco, se abrazan a lo apolíneo: quizá se casen,
128
quizá hayan terminado unos estudios complejos y empiecen a trabajar, quizá cambien
de ciudad o de país mientras que él, Dioniso, dominado por la satisfacció n instantá nea,
sigue probando sustancias, cayendo lentamente en pozos de depravació n y soledad.
Es muy difícil que Dioniso tenga un trabajo convencional o burocrá tico. Que sea
productor de vinos y otros destilados o cultivador de marihuana, adormidera y otras
plantas de doble uso, es una obviedad. Los dueñ os de discotecas famosas por la
calidad y duració n de las fiestas, de burdeles y salas de masaje de alto nivel,
productores de cine para adultos, distribuidores o fabricantes de drogas de efectos
desconcertantes, chefs juguetones con las texturas y los sabores, vendedores de ropa
en mercados callejeros, expertos en el blanqueo de capitales, butroneros y otros
atracadores de bancos singulares por su arrojo y coraje son las profesiones que má s
fá cilmente desempeñ a Dioniso. Dioniso dota de elegancia y belleza todo eso que es
marginal, periférico. La ferocidad brutal ante cualquier amenaza contra él o su corte
de Ménades y Bacantes es conocida y, en ese tipo de trabajos, es una virtud. Es el ú nico
dios del Olimpo que aprecia la belleza artística de las obras de Hefesto...
La vida eró tico festiva de Dioniso es interesante, pero solo de un modo superficial. No
hay profundidad emocional, no se establecen vínculos duraderos o sostenibles en el
tiempo má s allá de los encuentros esporá dicos con alguna de sus Bacantes o sus
Ménades. Dioniso tiene relaciones con algunas diosas: Afrodita La Bella, Circe la
Hechicera, Nix, la diosa de la Noche, Altea La Cariñ osa o Aura, la diosa de la Brisa. No
son relaciones duraderas ni estables aunque en el mito tiene hijos con todas ellas.
Todo cambia cuando conoce a Ariadna, una mortal.
129
Ariadna es asesinada por Perseo y algunos eruditos la asocian con la diosa de la
fertilidad cretense. Mientras está viva, Dioniso vive una existencia plá cida y
monó gama con Ariadna de la que nada sabemos…
Los hombres que alcanzan la madurez como Dioniso, hastiados de placeres efímeros,
de repetició n invariable de los ritos de cortejo, seducció n y distintas variantes de
placer sexual, hartos de relaciones esporá dicas o má s o menos duraderas con mujeres
que aparentaban ser diosas y no eran má s que Bacantes o Ménades, o está n solos o
acompañ ados de alguna belleza singular, má s joven obviamente. Una mujer
empoderada en todos los aspectos, desde el sexual hasta el econó mico y mental. Una
mujer que ame a los hombres pero no los necesite del mismo modo que él ama a las
mujeres pero no las necesita. Esta ausencia de necesidad del Otrx para alcanzar cierto
grado de felicidad que podría parecerse al desapego budista y que no es má s que el
respeto absoluto a la libertad de elecció n del Otrx para ser como quiera ser, es el
Amor Dionisíaco. No hay posesió n, no hay celos, no hay obligatoriedad, no hay reglas
má s allá de las que acepten ambos. Obviamente, en un mundo liderado por Zeus y
Hera, es má s complicado por su extrema sencillez: se como quieras ser y te amaré
siempre; haz algo por mí o para mí, algo que no te haya pedido y que no hagas porque
te nazca de las tripas, y dejaré de amarte...
Hay hasta tres versiones de Dioniso que podemos ver reflejadas en el Tarot.
130
hombres, mujeres o de género fluido, frívolo pero absolutamente honesto, EL DIABLO
se hace evidente. No hay implicació n emocional má s allá de esos momentos gloriosos
de éxtasis y la acumulació n de esos instantes en el mayor nú mero posible. Buen
humor, amoralidad, desobediencia a la autoridad está n aquí.
Pero existe un Dioniso que encuentra a su Ariadna particular, alguien que fluye pero
que no necesita de sustancias para alcanzar el éxtasis, alguien con el que realmente se
disfruta del sexo. Ese instante en el que Dioniso, sin perder ni un á pice de su frenesí,
de su torrente volcá nico emocional, encuentra cierto grado de paz. Ese instante en el
que se encuentra con la Triple Diosa, LA ESTRELLA. En ese instante, nuestro héroe se
humaniza, abandona esa vida festivalera, deja las drogas, bebe con moderació n,
incluso empiece su propio negocio. Lo de trabajar para Otrx, ser esclavo de Otrx o
trabajar para hacer realidad los sueñ os de Otrx sigue siendo improbable. En ese
instante, Dioniso es un CABALLERO DE COPAS, poco importa la edad, porque Dioniso
tiene la cualidad de mantener su espíritu joven aunque las arrugas y la flaccidez de la
carne sean evidentes. Ahí tienen a Alejandro Jodorowsky, por ejemplo. LA ESTRELLA,
la Triple Diosa, es la ú nica que contiene la energía torrencial de Dioniso y la canaliza
hacia la verdadera belleza, hacia el Amor con mayú sculas…
131
Y ahora sí, unas tiradas mitoló gicamente arquetípicas con esta corte de hombrecitos….
Esto es una Tirada a Tres cartas, “Amor & Sexo”, en donde la carta central determina
el estado de la relació n, la primera carta es Consultante y la tercera, su Otrx.
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Desde hace poco má s de un añ o mantengo una relació n eró tico festiva con un hombre
casado. Me he quedado embarazada y quiero tener al bebé, me gusta mucho la idea.
No quiero realmente que nada cambie, no quiero que se divorcie ni nada parecido.
¿Có mo reaccionará él cuando lo sepa? ¿Me ayudará en lo que pueda, seguirá la
relació n conmigo, qué va a pasar?
Estimada Consultante: ese hombre que usted ve ahí, tan galante y presuntuoso, que
aparenta ser divino, tan afable y efusivo solo sabe hacer sufrir. Es un gran necio, un
estú pido engreído, egoísta y caprichoso, un payaso vanidoso, inconsciente y
133
presumido, falso, enano, rencoroso, que no tiene corazó n. Lleno de celos sin razones
ni motivos como el viento impetuoso, pocas veces cariñ oso, inseguro de sí mismo,
soportable como amigo, insufrible como amor. Como en la canció n. La acusará de
haberle engañ ado, mentido, dudará de su paternidad, la rechazará , intentará comprar
su silencio… los Poseidones introvertidos, los Ares depresivos e infantiles hacen esas
cosas así. Entiendo que sienta usted Amor y no desee nada malo para el sujeto, pero la
verdad, no espere mucho má s que disgustos, tensió n, horror… La maltratará , salvo
que usted, obviamente, lo impida, se defienda de semejante individuo...
Estimada Consultante: ese hombre, como poseído por Ares, se hará cargo de su hijo en
cualquier aspecto, en la medida de sus posibilidades. Quizá se muestre rabioso cuando
sepa la noticia, quizá le pida abortar o cualquier otra cosa. No duda de su paternidad,
en eso puede estar tranquila. Quizá la relació n que mantiene con él se enfríe o quede
reducida a un plano puramente sexual aunque usted le muestre su afecto y cariñ o,
pero es el no saberse necesario o imprescindible, lo que le lleva a cierto estado de ira y
frustració n. Pero no se preocupe por su bebé: hará todo lo que tiene que hacer. Ares
fue el ú nico dios olímpico que realmente se preocupó por sus hijos.
134
Estimada Consultante: ese hombre, ese Apolo, cumplirá escrupulosamente con la
funció n de proveedor de satisfacció n material de las posibles necesidades de su hijos,
en la medida de sus posibilidades. Pero no espere mucho má s. Tampoco espere
grandes gestos de cariñ o o afecto, de simpatía. Todo el amor que pudiera haber
sentido antes se ha convertido en una obligació n para él. Y la cumplirá tal y como
mandan los cá nones: un padre ausente que manda dinero de cuando en cuando, que
busca una buena clínica u hospital, que se preocupa de aspectos que a usted, en el
fondo, no le importan porque usted tiene decidido có mo y dó nde quiere tener a su
bebé. No ha dejado de querela, solo que ya no la ve como mujer, sino como carga.
Estimada Consultante: ese hombre, ese Hades, entrará en una de esas crisis
existenciales de la mediana edad. ¿Qué he hecho? ¿Có mo se lo digo a mi mujer? ¿Qué
hacer? La tristeza se irá apoderando de ese individuo, reclamando atenció n,
culpá ndola de su estado, de su ansiedad, de su angustia. Se sumergirá en un abismo de
melancolía. Ademá s saber que es innecesario en su vida, que realmente no necesita de
ese hombre para ser madre, que es una decisió n suya, libre y responsable que le
proporciona felicidad, le hundirá en cierta depresió n. ¿Realmente no valgo nada? ¡No,
no valgo nada, nadie me quiere…! Etcétera. El amor con compasió n es la ú nica
herramienta a su alcance para no verse arrastrada al abismo con ese hombre...
¡Hestia!, diosa del hogar y de los termplos, la tía solterona, cursi y simpá tica…
135
Detrá s, sobre tronos de materiales nobles… ¡las Vulnerables!
¡La Triple Diosa!, ¡LA ESTRELLA!. La Triple D frente a la cual, todas las anteriores no
son má s niñ as jugando a juegos de adultos. La Triple D es esa mujer capaz de convertir
a los niñ os en hombres y a los hombres en niñ os…[LA VIA SANITARIA. Añ adiendo
Mitos]. LA VIA SANITARIA Y LA TRIPLE D. (Una disgresió n)
...............
La Vía Sanitaria de lectura del Tarot pretende eliminar el Efecto Forer de sus lecturas,
ese tipo de lecturas impersonales, generalistas y buenistas, como los Horó scopos del
Día de su perió dico de referencia. En este tipo de lectura, son las Figuras de la Corte el
centro sobre el que gravitan el resto de las cartas, Arcanos Mayores y Menores. Es una
Figura de la Corte y no un Arcano Mayor, salvo algunas notables excepciones, la que
hace la pregunta, la que está en el mundo, la que está condicionada por sus propias y
ú nicas circunstancia personales. Es una Figura de la Corte la que quiere saber qué va a
pasar en el futuro, la que busca un consejo, una recomendació n, la que está buscando
la salida de un laberinto, ese hilo que conduzca hacia cierto tipo de felicidad o alegría.
137
arqueó logos reconstruyen con imaginació n las posibles formas de vida en las
cavernas, la Vía Sanitaria reconstruye con imaginació n, las posibles formas de vida de
nuestra psique, de nuestra forma de estar en el mundo. Y todo eso, ese saber ancestral,
primigenio, primitivo, pre-egipcíaco, pre-ario (los arios estropeá ndolo todo con sus
ínfulas y su homosexualidad latente), está en el tarot.
Los dioses olímpicos griegos forman parte de lo que Carl Gustav Jung y su legió n de
seguidores llaman la Imaginació n del Mundo. Arquetipos, formas de conducirse en un
mundo en el que la Gran Diosa creadora de vida ha sido eliminada y sustituida por un
parricida, Zeus, y reemplazada por diosas menores, con poderes limitados. Es Zeus y
no la Gran Diosa, la que debate qué es el consentimiento de una mujer que ha sido
violada, porque a lo mejor ella quería pero no de esa manera y sea solo una agresió n
sexual sin importancia o un abuso sexual. Es Zeus el que abusa de niñ os, el que viola,
el que permite y consiente que se puedan cometer este tipo de atrocidades en el seno
de su propia familia. Es Zeus el que se permite todo, el que prohíbe, el que castiga, el
que fija los límites de la normalidad. Es Zeus el que separa entre el Orden Olímpico y el
caos. Es Zeus el que determina qué puede hacer una mujer con su cuerpo y qué no,
qué rol le toca en la sociedad y cuá l no. Es Zeus el que se atreve a llamar a una mujer
que compite en plano de igualdad por un puesto de direcció n, una marimacho. Es Zeus
el que tiene una visió n misó gena, la que comparte con Freud, Jung, Lacan y otras
grandes vacas sagradas del psicoaná lisis que má s que liberar, atan, fijan, limitan. Zeus
tiene su némesis, pero no es una mujer. Es Dioniso, alguien educado como una niñ a,
amante de las mujeres y el vino… igual de poderoso pero amante de la libertad, la
alegría, el amor, el desprendimiento, el desapego…
¿No se han preguntado, por ejemplo, por qué las virtudes cardinales, la Templanza, La
Justicia y la Fuerza está n iconográ ficamente recogidas, desde tiempos inmemoriales,
en una mujer? Es obvio, no son cualidades “masculinas”.
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LAS DIOSAS VIRGENES
Las tres diosas vírgenes de la mitología griega son Artemisa, diosa de la caza y de la
luna; Atenea, diosa de la sabiduría y de la artesanía; y Hestia, diosa del hogar y de los
templos. Estas tres diosas personifican los aspectos independientes y activos de la
psicología femenina. Artemisa y Atenea son arquetipos orientados hacia fuera y hacia
el logro y el éxito, mientras que Hestia se enfoca su atenció n hacia dentro. El aspecto
de Diosas Vírgenes es esa parte de una mujer que no es poseída o que no es penetrada
por un hombre, que queda incó lume por la necesidad que tiene de un hombre o la de
ser aprobada por él, que existe completamente separada de él por derecho propio.
El término virgen significa inmaculado, puro, incorrupto, no usado, sin cultivar, no
tocado e inexplorado por el hombre, como las tierras vírgenes o las selvas vírgenes.
Dentro de un sistema dominado por los dioses masculinos, Artemisa, Atenea y Hestia
sobresalen como excepciones. Nunca se casaron, nunca fueron dominadas, seducidas,
violadas o humilladas por dioses o mortales masculinos. Permanecieron intactas,
invioladas. Ademá s, só lo estas tres entre todos los dioses, diosas y mortales fueron
inaccesibles al irresistible poder de Afrodita, la diosa del amor, para inflamar la pasió n
y agitar el anhelo eró tico y los sentimientos romá nticos. No les conmueven el amor, el
sexo ni el fulgor de la pasió n.
Cuando el arquetipo de la diosa virgen, Artemisa, Atenea o Hestia, es un arquetipo
dominante, la mujer es, tal y como describe Esther Harding en su librito «Misterios de
las Mujeres", Completa En Sí Misma: << Una mujer que es virgen, completa-en-sí-
139
misma, hace lo que hace, no por algú n deseo de agradar, no para gustar o ser
aprobada, ni siquiera por sí misma; no por algú n deseo de obtener poder sobre otra
persona, para captar su interés o su amor, sino porque lo que hace es verdad. Su
acció n puede ser efectivamente no convencional. Puede que tenga que decir que no,
cuando sería má s fá cil y má s adecuado, convencionalmente hablando, decir sí. Pero,
como virgen, no está influida por las consideraciones que hacen a la mujer no virgen,
casada o no, y no tiene por qué adaptarse a la conveniencia. >>
Desde el punto de vista espiritual, en términos de espíritu humano, la diosa virgen es
esa parte de una mujer que no ha sido tallada, ni por las expectativas colectivas,
sociales y culturales determinadas por los hombres de lo que debe ser una mujer, ni
por un juicio masculino sobre ella. El aspecto de la diosa virgen es una pura esencia de
lo que es una mujer y de lo que ella valora. Permanece sin tacha e incontaminada
porque no lo revela, porque lo mantiene sagrado y no violado, o porque lo expresa sin
ninguna modificació n para conformarlo a las pautas masculinas.
Las mujeres que son como Artemisa, Atenea y Hestia, poseen el talento de concentrar
su atenció n en lo que es importante para ellas. Tienen la capacidad de concentrarse en
lo que hacen. Cuando lo hacen, pueden excluir fá cilmente cualquier cosa ajena de la
tarea que tienen entre las manos o la meta a largo plazo. Cuando una mujer puede
concentrarse en resolver un problema o alcanzar un mera, si ser interrumpida por las
necesidades de los que le rodean, sin prestar siquiera atenció n a sus propias
necesidades de comida y sueñ o, posee una capacidad para la concentració n consciente
que conduce a las realizaciones. Presta su “atenció n no dividida” a cualquier cosa
sobre la que esté trabajando. Tiene una mente “dirigida en una sola direcció n”, que le
permite hacer aquello en lo que pone su mente. Cuando se concentra en metas
externas o cualquier tarea inmediata, como es característico de Artemisa y Atenea, el
centro de interés está orientado hacia el logro. Cuando la concentració n está dirigida
hacia dentro, hacia un centro espiritual, que es el centro de direcció n de Hestia, la
mujer en la que es poderoso este arquetipo puede meditar durante largos periodos sin
ser distraída por el mundo que le rodea ni por la incomodidad de mantener una
postura determinada.
Para desarrollar sus talentos y concentrarse en obtener lo que tiene un valor personal
para ellas, las mujeres en cuyo espíritu se asienta una de estas Diosas Vírgenes suelen
evitar desempeñ ar papeles tradicionales de mujer. El desafío es có mo hacerlo, es
decir, có mo ser auténticas consigo mismas y adaptarse a vivir en un mundo de
hombres misó ginos.
En el mito, esas tres Diosas utilizan diferentes estrategias. Artemisa, diosa de la caza,
renunció a las ciudades, evitaba el contacto con los hombres y pasaba su tiempo en
plena naturaleza con su gruppeto de ninfas. Su manera de adaptarse fue la separació n
de los hombres y de su influencia; Atenea, diosa de la sabiduría, se unía a los hombres
como igual o superior en las cosas que estos hacían. Era la cabeza má s fría en medio
de la batalla y la mejor estratega. Su adaptació n fue la identificació n con los hombres:
se hizo como uno má s de ellos; Hestia, la diosa del hogar, se replegó hacia dentro, se
hizo anó nima en apariencia, y se quedó sola. La mujer que adopta esta manera de ser,
minimizando la importancia de su feminidad para no atraer el interés no deseado de
140
los varones, logra evitar situaciones competitivas y vive tranquilamente, al tiempo que
se inclina má s hacia lo cotidiano o hacia la meditació n, que realmente dan sentido a su
vida.
El psicoaná lisis es el que ha fortalecido la idea de que estas tres Diosas Vírgenes,
mujeres independientes, conscientes de sí mismas y con voluntad de hierro, son una
anomalía, una desviació n. Si el punto de vista es freudiano o junguiano, las cualidades
características de las Diosas Vírgenes han sido definidas como síntomas patoló gicos o
como expresiones de un elemento masculino no totalmente consciente. Son Freud,
Jung y su legió n de seguidores enfervorizados, los que hacen creer a una mujer que
preferir desarrollar su carrera profesional a tener un hijo es casi una aberració n o que
sentir la maternidad como un suplicio es casi una psicopatía. Sigmund fundamenta
toda su teoría en el pene. El hecho de que una mujer no tuviera pene la convertía en
lisiada:
Una mujer que es competente y que tiene confianza en sí misma, que realiza algo en el
mundo y que muestra có mo disfruta la oportunidad de actualizar su inteligencia y
capacidades, está exhibiendo un Complejo de Masculinidad. Segú n Sigmund F., actú a
como si creyera que no ha sido castrada, cuando en realidad lo ha sido. Ninguna mujer
quiere realmente sobresalir, porque la necesidad de sobresalir es un síntoma de un
complejo de masculinidad, una negació n de la “realidad”, tal y como escribe Sigmund.
Una mujer que quiere un niñ o, lo que realmente quiere es un pene y sublima este
deseo, sustituyendo su deseo de pene por el deseo del niñ o.
Una mujer que se siente sexualmente atraída por los hombres es porque descubrió
que su madre no tenía pene. En la delirante teoría freudiana, la heterosexualidad de
una mujer se remonta a ese momento traumá tico en el que, siendo una niñ a, descubría
que no tenía pene, y después averiguaba que su madre tampoco lo tenía, de manera
que desviaba la libido desde su madre hacia su padre, que sí lo tenía.
Desde el punto de vista freudiano, una mujer sexualmente activa como se supone que
deben ser los hombres, no puede disfrutar de su sexualidad y expresar su naturaleza
sensual. En lugar de ello, se comporta de una manera compulsiva, intentando aliviar
sus ansiedades sobre la castració n.
Carl Gustav, aun siendo levemente menos misó gino que su mentor, tampoco le va a la
zaga...
Carl Gustav Jung es el ideó logo de la hipó tesis de la existencia de una estructura
psíquica que se corresponde a la diferente composició n cromosó mica de hombres y
mujeres. Desde esta perspectiva, las mujeres poseen una personalidad consciente
femenina y un componente masculino, el Animus en su inconsciente, mientras que los
hombres poseen una personalidad consciente masculina y una Anima femenina en su
inconsciente.
Segú n Carl Gustav , la receptividad, la pasividad, la capacidad de nutrir y la
subjetividad caracterizan la personalidad femenina. La racionalidad, la espiritualidad
y la capacidad para actuar de manera decisiva e impersonal son masculinos y
considera a los hombres como especialmente dotados en estos campos. Las mujeres
con rasgos similares de personalidad, por muy desarrollados que los tuvieran,
siempre estará n en inferioridad de condiciones porque no son hombres. Si una mujer
piensa analíticamente o es competente en trabajos que se supone que solo hacen
141
hombres, entonces tiene un Animus masculino bien desarrollado pero al no ser
hombre, es menos consciente que los hombres y, por lo tanto, inferior a ellos. El
Animus masculino también puede ser hostil, impulsado por el poder e
irracionalmente obstinado, características que Carl Gustav y sus seguidores tienden a
destacar.
Aunque Jung no considera a las mujeres como carentes por naturaleza, las ve
intrínsecamente menos creativas y menos capaces de ser objetivas o de emprender
acciones que los hombres. En general, Jung tiende a ver a las mujeres en relació n con
los hombres a su servicio, en lugar de considerarlas con necesidades propias e
independientes.
Por ejemplo, en lo referente a la creatividad, considera a los hombres como Creadores
y a las mujeres como Asistentes en el proceso creativo de éstos. « Un hombre da a luz
su trabajo como una total creació n a partir de su naturaleza femenina interna... el lado
masculino interno de una mujer genera semillas creativas que tiene el poder de
fertilizar el lado femenino del hombre». O esa magnifica sandez que asegura que
detrá s de un gran hombre siempre hay una gran mujer...
Es Carl Gustav Jung el que escribe esta perla del pensamiento misó gino: « Al
emprender una profesió n masculina, estudiar y trabajar como un hombre, la mujer
está haciendo algo que no está totalmente de acuerdo con su naturaleza femenina, si
es que no está directamente dañ á ndola».
¿Está masculinizada una mujer que aspira a ser general de algú n ejército? ¿Deja de ser
femenina una mujer que aspira a labrarse una carrera científica? ¿Es má s femenina
una mujer que aspira a ser Madre que una que solo quiere ser Tía?. Cuando una mujer
tiene a Atenea y a Artemisa como patrones de diosas, puede que no sean facetas de su
personalidad cualidades como la dependencia, la receptividad o la capacidad de
nutrir. Qué decir si es un hombre poseído por Zeus, Poseidó n o Apolo. Quizá necesiten
desarrollar de una forma sana estas cualidades para ser unas personas capaces de
mantener relaciones, volverse vulnerables, dar y recibir amor y bienestar, así como
favorecer el desarrollo de los demá s pero sin perder ni un á pice de su personalidad...
142
ARTEMISA
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de aquéllos que solicitaban su ayuda. También era rá pida para castigar a quienes le
ofendían.
Artemisa es una defensora férrea del honor de su Mamá . La defiende salvajemente,
con Apolo como colaborador, de cualquier pequeñ a ofensa que alguien pudiera
hacerle. No hay ninguna otra diosa que hiciera esto. Otras mujeres también invocaron
su ayuda para defenderse de ese espíritu de violador que se esconde en el cerebro de
algunos individuos mediocres. Defendió a Aretusa, la ninfa de los bosques, del ataque
de lubricidad enferma del dios del río, convirtió a Acteó n, un notable cazador de
ciervos y venados, en uno de ellos para ser desmembrado y devorado por sus propios
perros después de que fuera descubierto por la diosa en plan voyeur onanista junto a
un lago en el que ninfas de belleza indescriptible se bañ aban bajo el refulgente sol de
un mediodía.
Artemisa es diosa de la luna porque prefería la noche para cazar. Es una cazadora
nocturna. Artemisa, en este sentido, fue relacionada con otras dos diosas lunares,
Semele (gobernadora del cielo nocturno) y Hécate (la diosa del mundo subterrá neo,
má s allá del Tá rtaro y el Inframundo).
Artemisa como diosa de la caza y diosa de la luna, es una personificació n del espíritu
femenino independiente. El arquetipo que hace posible que una mujer busque sus
propias metas en el terreno que ella misma elija...
144
La vida eró tico festiva es Artemisa se puede resumir con una sola palabra: inexistente.
Salvo que su espíritu se vea poseído por Afrodita, la diosa de la sensualidad y la
belleza, Artemisa es poco menos que una monja asexuada. En el mito, Artemisa no
tiene contacto carnal con ningú n ser vivo, mucho menos emocional. Con el ú nico que
mantiene una relació n má s o menos saludable es con su hermano Apolo. Una relació n
de competencia y apoyo recíproco, de cierta complementariedad. En la vida cotidiana,
las Artemisas tienden a eliminar el sexo de sus relaciones sentimentales y convertirlas
en relaciones fraternales asexuadas. No es extrañ o ver a una Artemisa, centrada en sus
objetivos mundanos, formando pareja con un homosexual o con un Apolo, tan
centrado como ella en la obtenció n de un objetivo. Artemisa no necesita ni de la
aprobació n de un hombre ni de su compañ ía salvo que sea un acompañ ante leal que
no interfiera en su independencia y autonomía. No necesita a los hombres para ser
má s mujer.
Este tipo de relació n Artemisa-Apolo, es lo má s parecido a una relació n no jerá rquica.
Pero no hay equipo, no hay «pareja» en los términos en los que casi todo el mundo
entiende este palabro, sino fraternidad o hermandad. Salvo que aparezca Hera, el
arquetipo de la formalizació n y oficializació n de las relaciones eró tico festivas con sus
requisitos de fidelidad sexual y de reglas de acompañ amiento, las mujeres Artemisa
no mantienen ningú n tipo de vínculo que pudiéramos llamar de alguna forma.
¿Amigos? ¿Hermanos del alma? ¿Compañ eros? ¿Camaradas?
Los hombres que se sienten atraídos por estas Artemisas admiran su fuerza de
voluntad, su determinació n en la consecució n de un objetivo y cierta pureza cristalina.
Con la misma obstinació n de un cazador fotográ fico detrá s de una pieza de
coleccionista, atravesando valles, escalando paredes de granito o lanzá ndose por ríos
torrenciales, las Artemisas tienen esa misma determinació n para alcanzar sus sueñ os.
La rendició n no existe, parecen llevar tatuado en algú n lugar de su piel inaccesible a
los ojos humanos. Inasequibles al desaliento, persiguen sus sueñ os renunciando a
todo aquello que pudiera perturbarlas. El amor, los sentimientos amorosos, son una
perturbació n para Artemisa...
En el mito, Artemisa lleva una manada de ninfas y otras beldades de la naturaleza a su
alrededor, a las que protege de la mirada enferma de hombres débiles que pretenden
demostrar su fuerza o su virilidad usando la violencia. No duda en usar sus
habilidades para destruir o aniquilar a ese tipo de personaje. En lo cotidiano, es usual
encontrar a Artemisas convertidas en adalides de cierto tipo de feminismo, no el del
activismo mediá tico, sino el del Despertar, el de dotar de alas para volar libres a
mujeres encerradas en jaulas de oro o de plomo. Así, construyen comunidades de
mujeres de apoyo recíproco, son terapeutas especializadas en cierto tipo de maltrato
psicoló gico o guías para que Perséfones aplastadas por Mamá Démeter puedan
alcanzar cierto grado de empoderamiento o de respeto hacia sí mismas como
personas...
Con estos pequeñ os detalles vislumbramos a LA ESTRELLA... pero solo a una parte de
ella...
145
No es fá cil, en un mundo que premia la sumisió n de las mujeres y en las que se premia
un papel secundario (Hera, Demeter y Perséfone como grandes garantes de que la
cultura misó gina esté asentada y firme en la psique de las niñ as), que se desarrolle en
plenitud el arquetipo Artemisa. Esas mujeres que se casan en plena juventud, que
pasan de ser Perséfones a Heras, quizá solo descubran a Artemisa cuando se divorcien
o vivan solas y descubran que una soledad constructiva es mejor que un mal
acompañ amiento. O esa frase cliché, mejor sola que mal acompañ ada. Quizá
descubran que el deporte, la naturaleza, el contacto con el mar, la tierra, los bosques o
los cielos del verano es má s enriquecedor que la compañ ía de hombres aquejados de
misoginia. Puede descubrir quizá que, en compañ ía de hombres, siempre está
interpretando un papel, que siempre está siendo juzgada o criticada o castrada en
nombre de cosas sin valor, de reglas carentes de sentido, de normas de conducta
claramente injustas y abusivas. Quizá descubra que puede amar a los hombres pero
que no los necesita para ser ella misma. Que no se «realiza» junto a un hombre, que no
necesita a un hombre para sentirse completa.
Una Artemisa adolescente necesita de un padre Zeus que, como en el mito,
proporcione el espacio y las herramientas necesarias para que pueda desarrollar sus
habilidades o cualidades. Alguien que acompañ e y no que coarte o prohiba. No se trata
de comprar consolas y otros dispositivos mó viles o asegurarse de que no le falta
ningú n capricho, así solo se forjan las mejores Perséfones, sino de dar el espacio
suficiente para que pueda hacer las mismas cosas que cualquier hombre, enseñ ando a
defenderse de tipos descerebrados que creen que esto es el Olimpo y las mujeres solo
está n ahí para servirles y atenderles en todos los aspectos.
Las niñ as Artemisa tienen graves conflictos con Mamá s Deméter, absorbentes,
nutridoras y, a la vez, misó ginas, educando a las niñ as para casarse y ser madres como
má xima expresió n de la feminidad, a no alejarse mucho del nú cleo familiar y atender
las necesidades de todos los que las rodean. Ademá s, si tienen la desgracia de ser hijas
de madres Deméter pasivo agresivas, se verá n obligadas a ser Perséfone, a no
separarse de ellas y a cuidarlas o protegerlas de su propia debilidad tal y como
Artemisa hace con su madre en los mitos. Pero en este caso, todos sus esfuerzos será n
146
infructuosos y solo conducirá n a nuestra heroína a la angustia, la ansiedad, la
depresió n, la culpa y el miedo...
En el mundo laboral, las Artemisas solo disfrutará n si existe un cierto tipo de
confluencia entre labor y trabajo, es decir, si hay algú n tipo de motivació n especial
má s allá de la economía. La cercanía a temas relacionados con la ecología, la defensa
del medio ambiente, el feminismo entendido como una lucha contra la injusticia y el
abuso y no específicamente de igualdad de derechos, má s propio de Atenea, está n en
este arquetipo. Por la misma razó n, por alejarse de los caminos má s obvios y si
obstinació n en alcanzar cierta satisfacció n personal, está garantizado la falta de éxito
mundano y la falta de relaciones de calidad. Con un poco de fortuna encontrará
personas a su alrededor que la impulsen y no la frenen en sus aspiraciones
«masculinas». Artistas de toda índole, poetas, performers, tecnó logas, alpinistas de
élite o surfistas que trabajan para poder viajar hasta Fidji y cabalgar sobre olas de
indescriptible hermosura está n en el espíritu de Artemisa.
Artemisa se enfrenta al papel estereotipado de la mujer en todos los aspectos de la
vida, desde su intimidad sexual hasta su vida social. Que practique cierto tipo de
castidad no quiere decir que sea virgen en sentido estricto. Tendrá experiencias
sexuales de distinto pelaje y condició n, pero es difícil que entre en una relació n de
dominació n sadomasoquista má s que como una experiencia sexual que no repetirá
má s. El sexo forma parte del conjunto de actividades físicas o recreativas que
Artemisa practica, pero no como forma de expresar determinado tipo de intimidad
(Hera) o como instinto de una naturaleza puramente sensual (Afrodita). En este
sentido, al estar centrada en aspectos má s relacionados con labor o trabajo o de
alcanzar determinada meta, guarda un parecido con Atenea y Hestia. En relaciones
interpersonales, evita los juegos maternal-paternal (una Artemisa jamá s llamará
«papá » a su pareja y le resultará asqueroso que su pareja le llame «mamá ») o
relaciones jerá rquicas con alternancia de roles....
LA ESTRELLA, una parte de ella, se hace visible. Pero hay má s...
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Vivir poseída por Artemisa configura una determinada forma de estar en el mundo,
forja un determinado cará cter. Sí, es muy satisfactorio y placentero llegar a convertir
el trabajo en una actividad que proporciona el mismo placer que una afició n, en el que
los límites que separan la actividad puramente lucrativa de los que proporcionan
cierto estado de felicidad se diluyen. El objetivo lo es todo para Artemisa. Y, bajo
ciertas circunstancias, en terrenos afectivos, sentimentales y eró tico festivos, Artemisa
es poco menos que inhumana.
Artemisa desprecia la vulnerabilidad, esa aparente necesidad que sienten algunas
personas de otras. ¿Necesitar a Ese?, se pregunta Artemisa. Ella no necesita a nadie,
ella se completa a sí misma sin necesidad de «depender» de Otro. Así que, de alguna
forma, está cerrada a la necesidad de relaciones afectivas sanas, de interdependencia
emocional fructífera. Esto no niega que tenga o haya tenido algú n tipo de relació n má s
o menos intensa con alguien en algú n momento dado, en general con hombres débiles,
emocionalmente heridos, Caballeros de Espadas camuflados bajo mantos de aparente
belleza y pulcritud. No espeten que Artemisa se vea obligada a hacer algo para que
Otrx se sienta feliz. En ese momento su nivel de frustració n y desencanto alcanzará las
cotas má s altas, el asco se apoderará de ella y, como en los mitos, pondrá fin a una
relació n tó xica de una forma brutal. Mejor sola que mal acompañ ada. Ademá s ella no
necesita a nadie para ser ella misma. No necesita amar a otrx, piensa ingenuamente.
En los mitos, Artemisa es representada, en ocasiones, como un jabalí salvaje. El Jabalí
de Calidó n, un animal mitoló gico que Artemisa envió para devastar la regió n de
Calidó n, en la costa occidental de Grecia, es la representació n simbó lica de la furia de
Artemisa cuando se siente ofendida. El susodicho animalito tiene los ojos brillantes
inyectados en sangre y fuego, sus cerdas se erizan como lanzas amenazantes, sus
colmillos son como los de los elefantes indios. El trigo que estaba creciendo era
pisoteado, las cepas y los olivos destrozados, los rebañ os y las piaras eran arrastradas
a una confusió n salvaje por el enemigo asesino.
La ira de Artemisa solo es comparable con la manía homicida de Hera, pero su
objetivo es distinto. Hera no va contra los hombres sino contra las mujeres que
amenazan su matrimonio y, en general, que van contra el orden establecido por Zeus.
Artemisa va contra cualquiera que trate de poner límites a su independencia. En el
mito, es otra mujer, Atalanta, la que mata al Jabalí hundiendo una lanza en el ú nico
punto vulnerable del animalito, el ojo. Esta có lera devastadora de Artemisa, no es tan
sana como ella misma cree. No siempre hay que sacar ese jabalí destructor, no
siempre Artemisa tiene razó n, no siempre tratan de manipularla o controlarla...
Caramba, la diosa se humaniza y, conservando todas las cualidades de independencia,
empoderamiento y etcétera, aparece la ira y su Jabalí de Calidó n como un arma de
destrucció n masiva... y con ella la REINA DE VARAS...
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Walter F. Otto llama a nuestra heroína «la muy distante Artemisa», tan centrada en sí
misma y en la obtenció n de sus objetivos que le cuesta percibir los sentimientos de los
que la rodean. No está abierta a recibir amor, pero si está predispuesta a sentirse
atacada. No escucha, solo oye. No es fá cil mantener una conversació n con Artemisa
cuando está enfrascada en sus cosas, sean cuales sean esas cosas. Interrumpe, corta a
su interlocutor, no atiende, se dispersa, no permite que el otro fluya en la narració n y
presta atenció n a detalles sin importancia. Se distrae. Tiene ya hecho un juicio y no
está abierta a modificar su punto de vista, a reconocer que quizá está equivocada. No
es la empatía una de sus cualidades má s destacadas.
Tiende hacia un pensamiento dualista puro, en el que no cabe la abstracció n ni el
pensamiento complejo. De esta forma, es bastante sencillo que una Artemisa se sienta
herida y lance contra quien sea su Jabalí de Calió n. Tampoco es sencillo que cambie de
opinió n, cientos o decenas de prejuicios cognitivos se acumulan: estos son los
«buenos» y esos son los «malos» y poco má s se puede añ adir.
No practica la misericordia ni la compasió n, ni juzga adecuadamente a las personas. Su
falta de atenció n hacia todo aquello que se aleja de su objetivo la aleja má s y má s de
los demá s. Ante situaciones que suponen implicació n emocional profunda tiende a
huir y a refugiarse en una especie de profundidad metafísico simbó lica. No tiene
mucho sentido del humor, a pesar de su enorme inteligencia: reírse de cosas
«sagradas» no está bien, burlarse de lo «serio» no está bien, pronunciar determinadas
palabras con determinado sentido sarcá stico no está «bien» porque las palabras crean
realidad, dice la PNL... No hay emoció n ni receptividad en las Artemisas, de hecho
bloquean cualquier tipo de sentimiento que aparente ser una pérdida de la
independencia. No está n abiertas al Amor...
Oh, una REINA DE ESPADAS se hace visible repentinamente, algo que la propia
Artemisa negaría. ¿Que yo no soy empá tica? ...
Pero entonces, ¿dó nde está Artemisa en el tarot? ¿Có mo reconocerla en una tirada
cualquiera? ¿Có mo saber si Consultante es Artemisa o cualquier otra diosa?
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No hay apenas diferencias apreciables entre un Apolo, hombre interesado en obtener
dinerete fresco, una posició n social, un prestigio y una Artemisa, mujer interesada en
obtener crecimiento espiritual metafísico a través del trabajo, de la acció n. Ambos
huyen de las emociones como de la peste negra, escapan de los verdaderos
sentimientos. En el caso de Artemisa porque, influenciada de forma tó xica por Hera o
Demeter, piensa que una relació n sentimental limita su libertad, frena su creatividad;
en el caso de Apolo porque realmente no ve a la mujer como un complemento, sino
como un objeto que forma parte de esas cosas que dan prestigio. Apolo se supone a sí
mismo empoderado, ha nacido hombre en un mundo gobernado por hombres en el
que Zeus manda; Artemisa se empodera a través de la acció n no encaminada hacia la
obtenció n del lucro personal o de la acumulació n de objetos, sino en la acció n decidida
y voluntaria hacia determinado tipo de trabajos má s «espirituales» y menos
materiales. Para la acumulació n está Atenea.
En el pensamiento misó gino, Artemisa es poco menos que una rara. Una mujer de voz
grave y profunda, de insó lita belleza, que no trata de ocultar sus rasgos con capas de
maquillaje. Inteligente, sobradamente preparada para cualquier tarea que se
proponga, deportista feroz y muy competitiva. Enfadada es una fuerza de la
naturaleza. Todo es demasiado personal. No hay demasiada humildad ni empatía en
Artemisa o la misma que tiene Apolo, pero lo que en ella es «defecto», parece que
renunciara a su parte mas «femenina», en Apolo es virtud. Un hombre que carece de
compasió n, cordial, amable, quizá hasta simpá tico, buen amigo de sus amigos y nulo
en terrenos sentimentales y emocionales, elegante, discreto en la medida de sus
posibilidades, atento al orden social. Un esclavo del propio régimen que él ha ayudado
a construir y que, en el fondo, siente cierta envidia de Artemisa. Porque al fin y al cabo,
Artemisa hace lo que realmente quiere hacer y no lo que la sociedad, la familia, Papa
Zeus o Mamá Hera pretenden.
El empoderamiento entendido como vivir ajeno a la opinió n que los hombres y las
mujeres misó ginas (Hera, Demeter y Perséfone) puedan tener de ella y de sus
150
cualidades está en las tres diosas que conforman LA ESTRELLA: Artemisa, Atenea y
Hestia, las diosas vírgenes.
Por eso, por definició n, Consultante mujer es siempre LA ESTRELLA, porque las tres
diosas vírgenes está n en todas las mujeres. A partir de ahí, en las tiradas, aparecen las
versiones humanizadas...
La Artemisa impaciente, iracunda, agresiva, con tendencia a persiguir
incansablemente sus objetivos por encima de vientos, mareas, tormentas y
tempestades se esconde en la REINA DE VARAS. La que no se rinde, la inasequible al
desaliento, la que se enfrenta a la injusticia, al machismo de baja estofa, la que
defiende a los má s débiles, especialmente mujeres y niñ as, está ahí.
La Artemisa que huye, que se esconde en la oscuridad de la noche y que busca en la
metafísica cierto tipo de profundidad espiritual pero que le da miedo amar, que le da
miedo ser amada, que no sueñ a verdaderamente en el amor, que teme que al darlo
todo lo pierda todo, se lo quiten, le roben su independencia, le hagan perder el tiempo,
la que desconfía y que teme verse envuelta en redes sentimentales que solo tratará n
de ahogarla, está en la REINA DE ESPADAS. Un rol que comparte con má s diosas
temerosas, Hera o Deméter entre ellas...
151
practicar yoga en la playa en los amaneceres siempre majestuosos del verano, a bailar,
a practicar cierto tipo de espiritualidad buenista repleta de buena vibració n con
cuencos tibetanos, velas de colorines, ritual con aroma ancestral de conexió n con Gaia,
Pachamama u otras divinidades má s o menos imaginarias. O a estudiar inglés o
japonés, algo que siempre ha querido hacer, o sacar el carnet de conducir o participar
en grupos de mujeres que, como ella, han pasado suplicios varios para, por fin,
sentirse libres y poder vivir sanamente.
Es má s complicado encontrar Artemisas en la madurez adulta, por encima de los 50
añ os de edad. En ese punto es má s fá cil encontrar a Hestias, mujeres que viven solas,
discretas, alejadas de los focos. Sin embargo, aú n hay mujeres que descubren una
vocació n tardía o que se dedican a actividades artísticas má s o menos reconocibles:
escritoras, pintoras, escultoras, compositoras, jardineras, apicultoras o acogedoras de
animales abandonados...
Todas ellas son Artemisas que se ven reflejadas en LA ESTRELLA, como una de las
facetas de la Triple Diosa, Artemisa-Atenea-Hestia... Quizá todas aman a los hombres,
pero ninguna de ellas los necesita...
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eso. La SOTA DE VARAS se apunta a experiencias sexuales má s como prueba, reto,
actividad recreativa o puramente física; la SOTA DE COPAS aspira má s hacia ese tipo
de comunió n mística carente de sexo de los á ngeles, arcá ngeles y otros seres neutros o
carentes de apetitos sexuales de ninguna especie...
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proyecto personal, algú n tipo de reto o desafío y el amor es solo un freno. Artemisa
tiene el corazó n envuelto en acero y no hay flecha que Cupido lance que logre
atravesar semejante coraza. Es un 2 DE COPAS que augura transparencia, buena
comunicació n, armonía, honestidad... parece amor, sí, pero nadie llama a todo eso
Amor...
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manera, a estudiar constelaciones familiares y otras terapias má s o menos enfocadas a
resolver sus propias dudas eistenciales, sus miedos, sus complicaciones, a bucear en el
mundo lunar buscando un tipo de sanació n que parece venir de los astros, se ha
topado de bruces con Dioniso, una especie de libertino, un amante de la libertad y de
la responsabilidad que ser libre conlleva, un paladín del anarquismo, de la acció n
decidida, del valor de la voluntad, del coraje para hacer lo que es Correcto y no lo que
se debe hacer segú n dictan Zeus y otros siniestros personajes del Olimpo, para vivir el
Aquí y Ahora de forma real, tangible, y no conforme a lo que sus manualitos de
autoayuda dictan. Y es una revelació n. No se preocupe: Dioniso jamá s violó ni forzó a
nadie, má s bien fluía con los acontecimientos. Y es obvio que usted es todo un
acontecimiento. No forma parte de su corte de Ménades y Bacantes, quizá pudiera ser
usted su Ariadna particular... quién sabe. Lo importante es que fluya. Es usted la que
lleva la voz cantante, la lideresa. Dioniso no interfiere, pero acepta, siempre y cuando,
exista cierta transparencia, cierta honestidad, cierto buen humor. Ese hombre ama a
las mujeres pero no las necesita para alcanzar cierto grado de felicidad. Lo que usted
aporta, Artemisa, que puede entrar en acció n en cualquier momento en lugar de
refugiarse en cierto tipo de espiritualidad má s o menos superficial, es luz y vitalidad.
Independencia y acció n... Es el principio de una relació n que tiene todo el aspecto de
ser extremadamente enriquecedora. No caiga en las tonterías de dependencia
emocional de Perséfone, la sin sangre, con la que comparte carta en el tarot... bueno,
eso es imposible: Perséfone es incapaz de sentir nada parecido a un DOS DE COPAS....
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ATENEA
156
padre y se casaría con su madre, vió a Atenea desnuda. Como castigo, la diosa le deja
ciego. En «Las Heroidas», Ovidio la representa desnuda frente a Paris, famoso príncipe
troyano conocido como «el de la hermosa figura», pero es una excepció n. Atenea, en
todas las representaciones iconográ ficas está siempre vestida de pies a cabeza, sola o
en compañ ía de un hombre, acompañ ada por un bú ho, ave que má s tarde se
convertirá en símbolo de la sabiduría...
Atenea es la diosa de la sensatez, del sentido comú n, de la inteligencia prá ctica. Jung y
sus acó litos atribuyen este tipo de pensamiento o forma de actuar al «animus», la
parte masculina, negando implícitamente que una mujer pueda tener pensamiento
propio o inteligencia, como si tener habilidad, determinació n u opinió n fuera una
cualidad puramente «masculina» que algunas mujeres usan dejando de ser
«femeninas». Esta misoginia psicoanalítica debería ser suficiente para lanzar algunos
textos de Freud, Jung, Lacan y sus faná ticos seguidores a las llamas, pero...
Atenea es protectora, consejera, patrona y aliada de los héroes. Ayuda a Ulises a volver
a casa, coopera con Jasó n en el diseñ o y construcció n de la nave con la que irá a la
bú squeda del Vellocino de Oro, aconsejará a Hércules en có mo hacer para llevar a
cabo sus Doce Trabajos, protegerá a Aquiles en la guerra de griegos y troyanos,
mostrará Belorofonte a ensillar al enorme caballo alado Pegaso o ayudará a Perseo a
matar a Medusa usando espejos y sosteniendo la espada con la que la decapitará . Pero
también, en el primer juicio con abogados de la literatura occidental, se pondrá del
lado de Apolo, en este caso abogado defensor de Orestes, matricida. Orestes asesina a
su madre, Climenestra, para vengar el asesinato de su padre, Agamenó n, que había
entregado a su hija Ifigenia como sacrificio a Artemisa para que el tiempo se calmara y
las naves pudieran salir y vencer en la guerra grecotroyana. Apolo, en su alegato final,
recordó que la madre solo era la que alimentaba la semilla del padre, proclamó con
vehemencia que el deseo del varó n prevalece siempre sobre el de la mujer y citó a
Atenea, que ni siquiera había nacido del ú tero de una mujer. En la deliberació n final
hubo empate. Atenea, con su voto, dio la razó n a Apolo, liberando a Orestes de su
crimen, dando por buenos los argumentos de un sistema patriarcal.
Atenea solo tuvo un enfrentamiento con una mortal, Aracne la Hilandera. Desafió a
Atenea, a la sazó n hilandera divina, a hacer algo parecido a una alfombra. Atenea
quedó impresionada por la calidad del trabajo de Aracne hasta que se fijó en que
Aracne describía, en doce cuadros, todas las infidelidades de Zeus a modo de crítica
sarcá stica. Atenea, presa de una có lera sú bita, frunciendo el ceñ o, se acercó a ella y
apuntá ndola con la lanza habló : Hola, soy Atenea, hija de Zeus y nieta de Urano y tu
has osado burlarte de mi amado padre, pintá ndole como un lú brico cró nico, un
violador, un mentiroso, falso, enano y presuntuoso... ¿có mo te atreves, mortal, a
burlarte de mi padre, del gran dios, de Zeus?...¡Flop! Ya no será má s Aracne la
Hilandera, ahora será s Ará cnida la Arañ a, obligada a tejer y tejer...
Como diosa de la sabiduría, Atenea es conocida por sus estrategias de victoria y sus
soluciones prá cticas. Como arquetipo, Atenea es el patró n seguido por las mujeres
ló gicas, que son gobernadas por sus cabezas má s que por sus corazones. Es un
arquetipo femenino: muestra que pensar correctamente, conservar la cabeza en el
calor de una situació n de alta densidad emocional y desarrollar buenas tá cticas de
157
negociació n en medio del conflicto, son rasgos naturales para algunas mujeres. Una
mujer así está siendo como Atenea, no actuando «como un hombre». Cuando una
mujer reconoce la manera penetrante que su mente, su pragmatismo ajeno a cualquier
tipo de sentimentalismo es una cualidad femenina relacionada con Atenea, puede
desarrollar una imagen positiva de sí misma, en lugar de temer ser «masculina», es
decir, inadecuada.
Atenea, en los mitos, está siempre rodeada de hombres con los que no tiene ningú n
tipo de vínculo eró tico festivo. Puede ser compañ era, confidente, asesora de un
hombre sin desarrollar ningú n tipo de sentimiento ni fantasía eró tica. Su papel como
asesora de generales, como estratega de primer orden, como esposa eficaz, pulcra,
limpia y asexuada de hombres poderosos, le aseguran el puesto de ser la verdadera
garante de la conservació n del orden establecido, de Lo Normal...
Como Hija de Papá , Atenea gravita alrededor de hombres poderosos, que tienen
respetabilidad y poder, hombres trabajadores, eficaces. Pero ademá s, con su actitud,
garantiza que un hombre no tenga que justificarse de ninguna forma si, por ejemplo,
no quiere ser padre, algo que una mujer que no quiere ser madre, incluso una virgen
como Atenea, debe explicar o argumentar. Atenea es garante de que la tradició n
patrilineal se va a conservar, que si hasta ahora ha funcionado bien, ¿por qué o para
qué cambiarlo?...
Esa es una de las escasas representaciones de Atenea desnuda. La pinta Hendrick van
Balen en 1599, en «El Juicio de Paris»...
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Y en ningú n sentido es conveniente ni amable.
Una mujer desbocada es como una fuente enturbiada,
Lodosa, fea, espesa, desprovista de belleza,
Y mientras esté así, nadie habrá tan seco o tan sediento
Que quiera dignarse sorber o tocar gota de eso.
Tu marido es tu señ or, tu vida, tu sostén,
Tu guía, tu soberano; alguien que se preocupa por ti,
Y por tu sostén; somete su cuerpo
A penoso trabajo así por mar como por tierra,
Vigilando de noche en las tormentas, de día en el frío,
Mientras tú está s calentita en casa, segura y a salvo;
Y no exige otro tributo de tus manos
Sino amor, claras miradas y leal obediencia;
Muy poco pago para tan gran deuda.
La sumisió n que el sú bdito debe al príncipe
Es la misma que una mujer debe a su marido.
Y cuando es testaruda, displicente, melancó lica, agria
Y desobediente a la voluntad honrada de él,
¿Qué es sino un sucio rebelde en pugna,
Y un traidor sin perdó n a su amoroso señ or?
Me avergü enzo de que las mujeres sean tan simples
Que hagan guerra cuando deberían arrodillarse pidiendo paz,
O busquen el mando, la supremacía y el dominio,
Cuando está n destinadas a servir, amar y obedecer.
¿Por qué son nuestros cuerpos suaves, y débiles, y blandos,
No aptos para trabajar y ajetrearse en el mundo,
Si no es porque nuestras suaves condiciones y nuestros corazones
Deben ser acordes con nuestras partes externas?
Vamos, vamos, reacios y torpes gusanos,
Mi espíritu ha sido tan grande como uno de los vuestros,
Mi corazó n tan vasto, mi razó n por ventura má s,
Para replicar palabra por palabra y ceñ o por ceñ o,
Pero ahora veo que nuestras lanzas no son má s que pajas,
Nuestra fuerza tan débil, nuestra endeblez incomparable,
Pareciendo ser sobre todo lo que de hecho somos menos.
Rebajad pues vuestros humos, pues no es de ningú n provecho.
Y poned vuestras manos bajo los pies de vuestro marido.
En prenda de cuya sumisió n, si le place,
Mi mano está lista a darle por su lado.
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Las Ateneas, a diferencia de las Artemisas, van acorazadas, envueltas en una armadura
de dorado resplandor. Las Artemisas, en cambio, provistas de vestidos cortos de
flores, ideales para la prá ctica de la caza en jardines y bosques, vagan por el mundo
sin coraza protectora má s allá de su enorme habilidad en el manejo del arco. O dicho
de otra forma, las Ateneas son impermeables a la crítica de los demá s, no les toca nada
ofensivo que pudiera decirse de ellas y esbozan una sonrisa cuando se saben
envidiadas o ferozmente criticadas. Pero también son invulnerables al halago, a la
felicitació n desmesurada, a juegos verbales en los que se ensalza alguna de sus
cualidades. Las Artemisas, por el contrario, se toman los comentarios críticos como
ataques personales y los halagos como reconocimiento a sus cualidades o virtudes.
Las mujeres poseídas por Atenea son ordenadas, limpias, pulcras y asépticas en el
trato personal, repletas de sonrisas de có ctel, cierta mirada condescendiente y
absoluta falta de piedad. Son leales, especialmente con hombres a los que crean sus
iguales o que tengan cierta autoridad o poder. Secretarias que trabajan para
personajes corruptos y siniestros pero que conservará n sus secretos y jamá s los
revelará n en forma de Memorias o Biografías; asistentes personales que conocen
detalles vergonzantes de las personas a las que asesoran y que guardan silencio
sepulcral y que solo bajo una presió n infinitamente grande revelará n, aunque sea solo
parcialmente, son mujeres ocupadas por este espíritu de Atenea. Pero también está n
poseídas por el espíritu de esta diosa todas esas mujeres que se enfrentan al
feminismo en cualquiera de sus variantes, especialmente la que reivindica el derecho
a disponer de su cuerpo y de hacer con su tiempo libre lo que se le antoje, las que
abogan por mantener un cierto tipo de cultura hetero patriarcal, las que defienden un
sistema de clases o de castas en el que las mujeres está n obligadas, en asuntos
morales, a respetar cierto tipo de tradició n que las convierte en ciudadanas de
segunda o tercera categoría.
160
La complejidad de Atenea en asuntos pú blicos contrasta con la simplicidad superficial
en asuntos emocionales. No hay nada emocional. Lo emocional es animalidad. La
animalidad no es humana. Etcétera. No practican la compasió n, ni la piedad y solo en
ocasiones especiales, cierto tipo de caridad. Buscan cierto tipo de perfecció n
mecá nica, cierto tipo de apariencia concreta que transmita un cierto aire de
superioridad que no es tal: son inteligentes y brillantes estrategas, y lo saben. En
asuntos privados, bajo sá banas de dorado satén, salvo que Afrodita se haga un hueco,
aunque sea pequeñ o, son poco menos que analfabetas funcionales, autistas sexuales o
cuerpos sin alma haciendo un trabajo necesario para conservar cierto estatus. No
esperen, con Atenea en sus lechos má s o menos conyugales, grandes momentos épicos
de orgasmos fluorescentes...
En los mitos, Atenea no tiene contacto emocional con ningú n ser divino, humano o de
cualquier otra especie. En la vida cotidiana, el espíritu de Atenea selecciona al hombre
que estima má s adecuado para alcanzar cierta posició n y desarrollar sus habilidades y
se queda con él. Si ese hombre cae en desgracia, será Atenea la que le ayude a salir del
pozo, a empujarle a la acció n, a recuperar la vitalidad perdida. No lo abandonará , sino
que le asesorará para que pueda recuperar algo de lo que perdió . No lo hago por ti,
mendrugo de pan, sino por mi, dice Atenea...
Es Atenea la que ocupa el espíritu de Lady Macbeth, la que conforma con el propio
Macbeth, una de las parejas má s estables y edificantes de la literatura universal...
Sí, amigos, se vislumbra a la REINA DE OROS... pero hay má s...
161
desprovistas del color de la emoció n pura. Su capacidad para conectar con los demá s
con un cierto grado de intimidad es casi inexistente. Todo se reduce a relaciones
complejas de poder en el que uno domina y otro es dominado. La emoció n, los
sentimientos, la colocan en el lugar de los dominados, así que Atenea los anula, los
aniquila o, sencillamente, los bloquea.
Es el arquetipo femenino que má s siente la eró tica del poder. Si tiene pareja será
alguien má s cercano al arquetipo Zeus, alguien con poder, ya sea porque ocupa un
cargo relevante, ejerce una profesió n prestigiosa y bien remunerada o porque tiene
una situació n econó mica desahogada. La diferencia de edad no es un aspecto
relevante, los sentimientos son solo para los débiles. El matrimonio, la «pareja» tal y
como la mayoría de las personas entienden este término, es una Empresa, un asunto
de negocios, de economía. Esas bellas mujeres que tratan de cautivar a hombres que
aparentan trabajar desde despachos en los que se juega al minigolf o que hacen
ostentació n de su riqueza material, que no tienen complejos en acompañ ar a
personajes vulgares que conducen vehículos de alta cilindrada, que acompañ an a
individuos carentes de encanto pero propietarios de innumerables cosas, está n aquí.
El sexo no es nada má s que una herramienta, una prá ctica saludable aunque aburrida
y algo agotadora...
Desprecian a los poetas, a los artistas, a los bohemios que en su bien estructurada
mente no son má s que perdedores o fracasados, inú tiles que necesitan de las ayudas
del estado para sobrevivir sin caer en la estricta marginalidad salvo que sean genios
de reconocido prestigio o ganadores de premios variados. No se casan con escritores;
lo hacen con Premios Nobel. No acompañ an a deportistas que triunfan localmente;
acompañ an a deportistas de élite. Son fieles, má s que nada porque emocionalmente no
hay nada que les afecte y, por lo tanto, pueden ser la pareja perfecta de aparentes
Zeus, siempre y cuando ellas puedan desarrollar ciertas habilidades laborales y, quizá
a su sombra, alcanzar cierto éxito. Perdonan las infidelidades, entienden que fue solo
un calentó n o que la Otra, ese putó n verbenero, hizo de las suyas y que su hombre,
quizá bajo los efectos del alcohol o de drogas depositadas con malicia en sus copas de
có ctel, quizá hechizado por la luz y el calor y ese aire de provocació n de esa fulana, al
fin y al cabo su hombre es un Hombre-Macho, no tuvo má s remedio, no tuvo elecció n,
se vio arrastrado hacia ese motel sin pretenderlo, etcétera. Quizá alguien le hizo un
trabajo de brujería. La posibilidad de que el Otrx se haya «enamorado» le parece tan
insensata como escalar el Everest desnuda...
Atenea aparece como LA ESTRELLA en cualquier pregunta relacionada con negocios,
trabajo, economía o vida mundana: inteligencia, habilidad para negociar, capacidad
para convencer, determinació n, buen juicio, objetividad, asertividad. Es el arquetipo
que mejor planifica, la mejor estratega a medio y largo plazo, la que mejor analiza los
pros y contras de una situació n y la que encuentra con mayor facilidad salidas a
embrollos de magnitud variable. Es la má s desapegada emocionalmente y la que mejor
puede tomar decisiones. Es la que mejor evalú a los beneficios y los riesgos, la que
antepone cualquier tipo de beneficio personal al beneficio colectivo...
162
¿Dónde se esconde Atenea en las cartas del tarot? Además de la Atenea más interesante,
empoderada, ajena al juicio que los demás puedan hacer de ella, en su papel de mujer
independiente económicamente, sobradamente preparada, inteligente, capaz, sensata y con
un sentido práctico muy definido que aparece en LA ESTRELLA como una de las facetas
de la Triple Diosa, ¿dónde más la encontramos?
La Atenea joven, la estudiante, la que tiene claro cual es su objetivo vital, qué trabajo o qué
labor quiere hacer, con quién debe relacionarse para alcanzar ese objetivo o no alejarse
demasiado de él, qué fines persigue, se esconde en la SOTA DE OROS.
La Atenea madura, de entre 30 y 50 años, que ha alcanzado cierta posición y
reconocimiento profesional o que está en el camino correcto para alcanzar la gloria, la
fama, el prestigio o la reputación que cree merecer, ajena a cualquier sentimentalismo,
viviendo en soledad o acompañando a alguien con cierto poder, conservadora en lo moral,
casta o célibe, ajena al placer sexual en cualquiera de sus variantes, alejada de los oscuros
mundos nocturnos de clubs iluminados con fluorescentes de neón fucsia y azul,
consumidora superficial de bebidas alcohólicas de baja graduación, centrada en su trabajo,
enfocada en conservar un estatus, una posición, un lugar de poder en el que el fin justifica
los medios, se esconde en la REINA DE OROS...
La Atenea cruel, despiadada, sin compasión, fría como el Ártico en invierno, la que
desprecia todo aquello que en su fino olfato apeste a pobreza o miseria económica, a
vagabundeo o artisteo, a liberalidad en las costumbres, a cierta marginalidad, xenófoba,
racista, misógena en aspectos sexuales, pulcra hasta la perfección, dominante, despótica
con los que ella considera débiles, esas mujeres a las que les parece escandaloso que un
hombre llore, que se prohíben a sí mismas la posibilidad de disfrutar de la belleza del
mundo en días u horas en las que debería estar trabajando, que practican cierto tipo de
compasión buenista, que creen que el mundo es justo y que, por lo tanto, los que han hecho
el mal recibirán su justo castigo en forma de venganza kármica, se esconden en la REINA
DE ESPADAS. Sí, comparten carta con una versión de Hera, el de la diosa psicópata...
163
¿Dó nde se esconde Atenea en las cartas del tarot? Ademá s de la Atenea má s
interesante, empoderada, ajena al juicio que los demá s puedan hacer de ella, en su
papel de mujer independiente econó micamente, sobradamente preparada, inteligente,
capaz, sensata y con un sentido prá ctico muy definido que aparece en LA ESTRELLA
como una de las facetas de la Triple Diosa, ¿dó nde má s la encontramos?
La Atenea joven, la estudiante, la que tiene claro cual es su objetivo vital, qué trabajo o
qué labor quiere hacer, con quién debe relacionarse para alcanzar ese objetivo o no
alejarse demasiado de él, qué fines persigue, se esconde en la SOTA DE OROS.
La Atenea madura, de entre 30 y 50 añ os, que ha alcanzado cierta posició n y
reconocimiento profesional o que está en el camino correcto para alcanzar la gloria, la
fama, el prestigio o la reputació n que cree merecer, ajena a cualquier sentimentalismo,
viviendo en soledad o acompañ ando a alguien con cierto poder, conservadora en lo
moral, casta o célibe, ajena al placer sexual en cualquiera de sus variantes, alejada de
los oscuros mundos nocturnos de clubs iluminados con fluorescentes de neó n fucsia y
azul, consumidora superficial de bebidas alcohó licas de baja graduació n, centrada en
su trabajo, enfocada en conservar un estatus, una posició n, un lugar de poder en el que
el fin justifica los medios, se esconde en la REINA DE OROS...
La Atenea cruel, despiadada, sin compasió n, fría como el Á rtico en invierno, la que
desprecia todo aquello que en su fino olfato apeste a pobreza o miseria econó mica, a
vagabundeo o artisteo, a liberalidad en las costumbres, a cierta marginalidad,
xenó foba, racista, misó gena en aspectos sexuales, pulcra hasta la perfecció n,
dominante, despó tica con los que ella considera débiles, esas mujeres a las que les
parece escandaloso que un hombre llore, que se prohíben a sí mismas la posibilidad
de disfrutar de la belleza del mundo en días u horas en las que debería estar
trabajando, que practican cierto tipo de compasió n buenista, que creen que el mundo
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es justo y que, por lo tanto, los que han hecho el mal recibirá n su justo castigo en
forma de venganza ká rmica, se esconden en la REINA DE ESPADAS. Sí, comparten
carta con una versió n de Hera, el de la diosa psicó pata...
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renuncia. No creo que se vaya a sentir muy feliz allí aunque el trabajo fuera estupendo.
No parece que tenga ese trabajo por méritos, sino por la Agenda de Contactos de otras
personas... Diga no. Quizá sea una oportunidad, pero no podrá demostrar nunca su
verdadera capacidad.
o mitoló gicamente
Oh, una Atenea que ya ha encontrado su camino hacia el éxito, que ya está en la cima.
Pero como REINA DE OROS, a su edad, sin independencia econó mica real, supone que,
sin pasar por el trá mite de ser SOTA DE OROS, ya está instalada en lo que siempre ha
querido hacer, trabajando en lo que siempre ha querido trabajar, para lo que se ha
preparado tanto tiempo, con larga experiencia. O en otras palabras, que no es usted
una becaria. Pero eso es una falacia. Y esa REINA DE OROS es incompatible con las dos
cartas que la siguen: un OCHO DE VARAS que sugiere que usted no ha hecho esta
elecció n, sino que está eligiendo lo que otros eligieron para usted previamente. Y LOS
AMANTES, que sugiere promesa, compromiso, cumplimiento de la palabra dada, es
decir, que de alguna forma se siente «obligada» a aceptar, como si ese alguien que ha
buscado ese trabajo para usted tuviera el suficiente poder o autoridad como para
sentir que es imposible decir No. De alguna forma se siente obligada a aceptar ese
trabajo que usted no ha buscado, que ni siquiera había pensado y que má s parece un
trabajo funcionarial que uno verdaderamente poderoso, interesante o enriquecedor
para usted. Pero usted puede ser Atenea en la versió n má s asertiva, la que má s fá cil
toma decisiones objetivamente. Y desde esa perspectiva, no hay nada má s alejado de
usted que el hecho de que alguien trate de imponerle su voluntad. Diga no. No es para
usted. Agradezca, pero no. No le da autonomía ni independencia, no le ayuda a
desligarse de una familia que, queriendo lo mejor para usted, elige por usted como si
fuera una inú til o no creyeran en su capacidad para ser autosuficiente. Pó ngase en
modo Atenea, en modo diosa, y diga no a esa aparente «gran oportunidad» que es una
prisió n...
166
Consultante, hombre, de 25 a 35 añ os de edad, etnia indeterminada, pregunta: « Mi
compañ era sentimental ha abierto una pá gina en OnlyFans y me ha pedido que
participe en alguno de sus streamings. La verdad es que no se có mo enfocar este
asunto, si se estropeará , si nos fortalecerá como pareja, si es el principio de un final...»
La respuesta se esconde en VALET DE COPAS - DIEZ DE ESPADAS - SOTA DE OROS
Oh, Consultante. Parece que ha entrado en una espiral de locura, quizá de celos, quizá
inseguridad, quizá miedo a entrar en una espiral de degradació n, quizá a creer que
ella le ha dejado de apreciar, quizá ... pero ella ve solo negocio donde usted ve otras
cosas que nada tienen que ver. Es un trabajo bien remunerado. Y ella parece disfrutar
seriamente de él, de esta exposició n o sobreexposició n. Fluya amigo, explíquele sus
terrores infantiles, el miedo a que ella no se sienta sexualmente satisfecha, el miedo a
no ser suficiente, el miedo a todo y haga algo bonito, ponga lo mejor de sí mismo.
Relá jese. Es negocio nada má s...
o mitoló gicamente...
Oh, Hefesto en relació n confortable y fructífera con una Atenea. Ella ya le sorprendió
cuando se abrió su perfil en OnlyFans y lleva un tiempo dá ndole vueltas a la cabeza,
pensando, enfrentá ndose a sus propios prejuicios. Y ahora le propone participar en su
negocio. Ella está ganando dinero con este asunto, lo ve como una forma de
empoderamiento, al fin y al cabo ella decide y determina qué muestra, qué no, qué
hace, que no. Es la dueñ a de su propio cuerpo y la exposició n o sobreexposició n no
parece afectarle en absoluto. Rompa con sus prejuicios y participe como estrella
167
invitada en alguno de sus shows que, hasta este momento, son del estilo Me, Myself &
I, y trate de hacer algo hermoso o bello. Si usted la ama, siga haciéndolo, oh Hefesto.
¿No quiere participar? Digaselo. ¿Quiere participar? Há galo. Pero no se quede ahí,
sumergiéndose lentamente en pozos de miedos y terror. Nada va a pasar con esa
Atenea en el plano sentimental, nada va a suceder que rompa su relació n...
168
HESTIA
Hestia, la hija mayor de Cronos y Rea, es el tercer rostro reconocible de la Triple Diosa.
La primera en ser devorada por su padre, la ú ltima en ser extraída de su pú trido
169
estó mago gracias a la intervenció n de Zeus, ocupa un puesto en el Olimpo de los
Dioses Olímpicos aunque ajena al ruido de sables habitual, alejada de los focos,
inaccesible para el resto de dioses y diosas. Convertida en diosa del hogar y de los
templos, sin representació n iconográ fica reconocible má s allá del Círculo y del Fuego
de la Chimenea, sin templo conocido y, sin embargo, diosa necesaria para el
mantenimiento de la paz en el hogar, Hestia es en sí misma, má s allá del
reconocimiento mundano, má s allá de la necesidad o el deseo. Homero solo la
menciona en los cinco versos que componen el Himno XXIV dedicado a la diosa:
« Hestia, que atiendes la santa morada del soberano
Apolo, del Certero, en la sacratísima Pito.
De continuo, destila de tus bucles hú medo ó leo.
Entra, pues, en esta casa, penetra con á nimo, junto
al prudente Zeus y a un tiempo concede tu favor a mi canto.»
Y eso es todo.
Hestia está alejada de todo eso que que solo es superficialidad: la fama, la gloria, el
dinero, la fortuna, la patria, el prestigio o la reputació n no son importantes, ni siquiera
necesarios para Ser. No tiene necesidad de tener una Identidad y, por lo tanto, es
absolutamente ajena a las circunstancias externas. No hay ego en juego, no hay
competencia ni deseos o necesidad de ser reconocida por sus logros. En los
extraordinarios « Cuatro Cuartetos» del poeta estadounidense Thomas Stearne «T.S»
Eliot, una joya de la poesía del siglo XX, se leen estos versos que parecieran destinados
a Hestia:
« La libertad interna del deseo prá ctico,
la liberació n de la acció n y del sufrimiento, liberació n de
la compasió n interna
y externa, pero rodeada
por una gracia de buen juicio,
una blanca luz tranquila y en movimiento.»
170
Hestia es desalojada del Olimpo por Dionisos. No participa en guerras, no asiste a
héroes, no tiene hijos. Sufre dos intentos de violació n, los de Apolo y Poseidó n, de los
que se defiende sin necesidad de huir, ni esconderse ni convertirse en otra cosa.
Conserva su virginidad y no cae nunca bajo el hechizo de Afrodita. Sin embargo, Hestia
es la diosa má s venerada, la que recibe las mejores ofrendas de los hombres y mujeres
que pueblan este vasto y hermoso mundo.
Hestia no tiene imagen definida, así que es reemplazada por el Fuego. Para que una
casa se convirtiese en hogar se requería la presencia de Hestia. Cuando una pareja se
casaba, la madre de la novia encendía una antorcha en su propio hogar y la llevaba
ante la pareja recién casada para alumbrar su primer hogar. Este acto consagraba la
nueva casa.
Tras el nacimiento de un hijo, tenía lugar un segundo ritual de Hestia. Cuando el niñ o
o niñ a tenía cinco añ os, se le hacía girar alrededor del hogar para simbolizar su
admisió n en la familia. A continuació n se celebraba un banquete festivo y sagrado.
Igualmente, cada ciudad-estado griega tenía un hogar comú n con un fuego sagrado en
la sala principal. En dicha sala se entretenía oficialmente a los huéspedes. Y cada
nueva colonia tomaba el fuego sagrado de su ciudad de origen para encender el fuego
de la nueva ciudad.
Así pues, siempre que una nueva pareja o una nueva colonia se aventuraban a
establecer un nuevo hogar, Hestia les acompañ aba en forma de fuego sagrado,
vinculando el antiguo hogar con el nuevo, simbolizando quizá s la continuidad y la
relació n, la conciencia compartida y la identidad comú n.
171
Superficialmente, la anó nima Hestia parece tener poco en comú n con la Artemisa
rá pida en el actuar o con la Atenea aguda de mente y acorazada de oro. Pero las Tres
Diosas Vírgenes comparten cualidades esenciales e intangibles, a pesar de tener
diferentes esferas de interés o maneras de actuar. Cada una de ellas posee la cualidad
de ser Completa En Sí Misma que caracteriza a las diosas vírgenes. Ninguna fue
escogida como víctima por deidades o mortales masculinos. Todas tenían la capacidad
de enfocarse sobre lo que les importaba y concentrarse en ello, sin ser distraídas por
las necesidades de los demá s o por necesitar ellas mismas a otras personas.
Hestia, como diosa del hogar, es el arquetipo activo en las mujeres que consideran que
llevar la casa es una actividad llena de sentido má s que una penosa obligació n. Con
Hestia, mantener el hogar es un medio a través del que una mujer pone la casa y se
pone a sí misma en orden. Una mujer que adquiere un sentido de armonía interna
cuando realiza las tareas cotidianas está en contacto con este aspecto del arquetipo de
Hestia. Atender los detalles del hogar es una actividad que centra, equivalente a la
meditació n. Si se expresara de manera articulada en base a su proceso interno, una
mujer Hestia podría escribir un libro titulado «Zen y el arte de llevar la casa». Ella
realiza las tareas del hogar porque le importan en sí mismas y porque le agrada
hacerlas.
Las mujeres que alimentan el fuego del hogar se mantienen en la retaguardia
conservando el anonimato. Suelen ser consideradas como algo que se da por sentado y
no son personalidades famosas ni ocupan espacio entre las noticias.
172
Hestia no se apodera de foma natural del espíritu de las mujeres, menos en un mundo
en el que se considera «bondad» a una pseudogenerosidad que incluye renuncia,
sacrificio, abnegació n o sumisió n. Es Perséfone, la diosa sin personalidad, la que
depende emocionalmente, la que está ahí para servir al Otrx o Demeter, la madre que
se sacrifica por sus hijos y asegura darlo todo por ellos, excepto el No, pequeñ as
diosas menores del Olimpo, las que son valoradas como Grandes Mujeres y no las que
son independientes emocionalmente, las que ponen límites y barreras infranqueables
a la malicia, la falsedad, la impudicia, las que no compiten, las que no necesitan, las que
no desean... Es Hera la que ha determinado que ser «buena» o "bondadosa" es decir
siempre que Si a Todo. No es Hestia, la diosa invisible pero necesaria, la diosa que má s
fá cilmente se apodera del espíritu de una mujer educada por una Hera implacable en
la que se premia la maternidad de Demeter y la obediencia y el apego a las normas
misó ginas de Perséfone.
Solo hay tres modos de que Hestia se apodere del espíritu de una mujer.
La primera es por iluminació n. Eso que se llama Vocació n. Una llamada. La Llamada a
un retiro con un gurú que hemos conocido en la India en un viaje con amiguetas
siguiendo la ruta del mejor hash, la Llamada a entrar en un convento de clausura con
voto de silencio incluido, la Llamada a convertirnos al islam o al janseanismo o al
judaísmo ortodoxo y vagar como peregrinas hasta alguna ciudad santa perdida en el
centro de algú n desierto arenoso y cruel, la Llamada a salir de nuestra zona de confort
y entrar en otra en la que Lo Material carece por completo de importancia, incluyendo
có mo se sientan los demá s de tristes o de heriditxs cuando hacemos algo que sentimos
que nos proporciona verdadera felicidad y alegría, que nos entusiasma a un nivel
íntimo y profundo, má s allá de que, visto desde afuera, desde la ó ptica de lo mundano,
pueda parecer atroz, espantoso, incomprensible.
Hay dos formas má s…
173
La segunda posibilidad de que Hestia se apodere del espíritu de una mujer es en su
infancia, cuando tanto Papá , un tipo para el que nuestra heroína tiene el valor Cero, y
Mamá , para la que es inexistente, se refugia en la literatura o en el silencio. La rarita.
La solitaria. La paliducha y feú cha. Esa chica a la que pequeñ os monstruos de la misma
edad, persiguen y acosan, a la que torturan en el instituto. Esa chica a la que nadie
cree, a la que nadie protege, a la que nadie quiere. Esa chica sin amigas, que entra y
sale de la casa sin que nadie la eche en falta. Esa chica que escribe un diario atroz y
que sin embargo, está escrito con lá pices de colores. Esa chica vulgar y corriente y sin
atributos que, sin embargo, encuentra el cará cter y la fuerza suficiente como para
sobrevivir. Esa chica que no necesita realmente un novio, sino alguien que,
sencillamente, le muestre un poco de afecto. Esa chica que es pura luz que el mundo se
ha empecinado en apagar. Hestia se ha encarnado en esa chica que después crecerá y
quizá , en su hambre de afecto y cariñ o, caiga en brazos de individuos embrutecidos,
dioses menores del Olimpo que no podrá n comprenderla. Quizá ella haya llegado a
creerse neuró tica, quizá hasta piense que necesita sesiones de posicoaná lisis
174
misó gino, quizá hasta la mediquen. Quizá no y entonces se de cuenta de que puede
vivir fuera del Olimpo de Lo Mundano y de su variantes mercantilistas, de la posesió n
y de los celos, y ser tal cual es, interesante, inteligente, sensible, escurridiza, miedosa...
Quizá alguien le diga: eres una diosa, la cara menos visible de la Triple Diosa, la má s
difícil, la má s escarpada, la menos accesible, la que no se necesita má s que a sí misma
para ser feliz...
La tercera forma en la que Hestia se apodera del espíritu de una mujer es después de
una pérdida traumá tica: la muerte de una hija o de un hijo, la muerte de ese
compañ ero/a de vida que amaba y era amado... pero también está n las supervivientes,
las que han quedado vivas cuando todo lo que tenían a su alrededor era solo
desolació n, tristeza y muerte: las que han superado algú n cá ncer letal, las que han
sobrevivido a una catá strofe aérea o a cualquier accidente en el que mueren má s
personas, las que han sobrevivido a la tortura, al secuestro, al abuso, a la violació n, al
maltrato físico y verbal y que han encontrado refugio en pequeñ as ciudades de
provincia, en casas alejadas de los centros urbanos y en donde han encontrado su
propio centro, su propia luz. Mujeres solitarias que pasean a perros pequeñ os y
juguetones, que apenas participan en acontecimientos sociales, que pareciera que
viven recluidas y que, sin embargo, son pura luz, paz y amor...
La diosas invisibles, las Hestias de este mundo, nunca será n sus clientes. No consultan
al tarot. No lo necesitan. Su fe en sí mismas, su propia capacidad para encontrar la paz
y la armonía no necesitan de orá culos ni cartas de ninguna especie. Pero está n en el
mazo... invisibles como CONSORTES (ya saben, ocultas bajo el manto de algú n REY)...
pero hay má s, mucho má s...
Hestia es, en la visió n de los que separan el mundo femenino entre Virgenes y Putas,
una «buena» mujer, una candidata perfecta para ser la esposa tradicional perfecta, un
ama de casa sin inquietudes ni ambiciones, sin ganas de destacar, sin interés real por
el sexo ni el placer. Una mujer sin apenas experiencia sexual, que conserva su
castidad, pudorosa, discreta e insípida. Una virgen que cuidará del hogar mientras el
esposo hace sus cosas. Una mujer a la que no invitas a fiestas, una mujer tranquila,
sosegada, fiel, callada.
Pero la Hestia que rechaza Lo Tradicional, que es ajena a la parafernalia misó gina que
se encierra en Lo Tradicional, no tiene tendencia a ser «pareja» de nadie, o no en el
sentido que la mayoría entiende este término. Hay fidelidad, porque Hestia no es
promiscua, pero necesita su espacio y su tiempo, su lugar en el mundo, su hogar. Un
hogar que no necesita de ningú n compañ ero de piso, no necesita cuidar de nadie má s
que de sí misma. Hombres que arquetípicamente está poseídos por Hermes El Viajero,
son el ideal eró tico festivo, hombres (o mujeres, por supuesto) con inquietudes
viajeras, que tienen su propia autonomía, que no salen de la casa de mamá para
meterse en la casa de otra mujer que hará las funciones de mamá , hombres y mujeres
que van y vuelven, que desaparecen para escalar alguna montañ a indostá nica y que
regresan después de algunos meses, hombres y mujeres que no soportan quedarse
quietos en ningú n sitio pero que han encontrado un hogar en los brazos de Hestia...
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Hestia es una excepcional oyente pero no es muy sencillo que exprese sus emociones
de una forma sencilla. Trata de frenarlas y contenerlas porque la emoció n altera su
propia paz mental. Elude la negatividad, el pesimismo o la tristeza. Pero no es en
absoluto una buenista mindfullness que llena el vacío con frasecitas motivadoras que
suenan bien pero que son inaplicables absolutamente si no está n poseídas por el
espíritu de Hestia, porque ella no necesita explicar lo que para ella es una obviedad;
eso se reserva para las diosas menores, las que no tienen fe, Hera, Demeter y
Perséfone. Ademá s, a diferencia de estas, Hestia sí sabe poner límites y frenos, si sabe
establecer y delimitar su propio espacio y no confunde bondad con sumisió n o
abnegació n. Hestia, a diferencia de Perséfones y Demeteres, no pone jamá s la otra
mejilla: se aleja, desapegadamente dice adió s, hasta nunca, no te guardo rencor pero
no me llames, no me busques, no vengas, no provoques en mí emociones que podrían
alterar mi paz, como el asco...
Hestia es la diosa escondida, sin representació n visible. En este sentido es andró gina.
Es el ú nico arquetipo femenino que puede hacerse visible en un hombre. Pero, ¿có mo
localizar a Hestia en el Tarot? ¿En qué cartas se esconde Hestia? ¿Dṕ nde está la Hestia
masculina?...
176
177
Hestia es la tercera cara de la Triple Diosa que es LA ESTRELLA. En una tirada
relacionada con amoríos, emociones, sentimientos, miedos, ascos y sus derivados,
marca la independencia emocional, el desapego, la ausencia de miedo a la soledad, la
facilidad para marcar límites, para alejarse cuando sea necesario, para decir No
Quiero. Es ese tipo de independencia interior: me cuido como si mi cuerpo fuera mi
hogar, presto atenció n a mis deseos y necesidades que má s allá de encontrarme en
paz son inexistentes. No quiero gloria, ni fama, ni reconocimiento. No necesito nada
má s que honestidad y todo lo demá s, sobra. Prefiero estar sola que acompañ ada de
mediocridad. Soy incapaz de aburrirme y disfruto de la belleza de las cosas del mundo
y de sus habitantes. Pero por encima de todo, digo No. A quien sea. Y No es No.
La Hestia mundana que se mezcla con personas, que obtiene la felicidad porque ha
sentido La Llamada, que concilia, que calma, que acoge, que tranquiliza, cuya sola
presencia luminosa es lo má s parecido a una ducha de agua fría en el infierno, está en
la REINA DE COPAS. La má s desapegada, la má s alejada de lo que para los otros dioses
olímpicos es importante, está aquí. No hay pasió n, pero sí compasió n. Hay amor pero
no lujuria ni intereses mezquinos. Hay fidelidad porque no hay promiscuidad. Y hay
límites, porque la autonomía e independencia emocional de la REINA DE COPAS es
sagrada.
La Hestia que encuentra en la soledad la felicidad, que quizá mantiene algú n tipo de
relació n eró tco festiva de alta densidad pero baja intensidad, que mantiene un cierto
tipo de vida social pero que disfruta enormente del tiempo que pasa sola, que ha
encontrado en la soledad la mejor forma de vida posible o que mantiene una relació n
de Tu En Tu Casa-Yo En La Mía con algú n tipo de individuo que necesita también de su
espacio y de su libertad de movimiento, se esconde en la CONSORTE DE COPAS (o
Consultante es mujer y aparece representada como un REY DE COPAS, o de otra
forma, Hermes en su versió n má s optimista). También aparecen aquí las mujeres que
trabajan de Amas de Casa con placer, conscientes de serlo y disfrutando del hecho de
serlo...
178
La Hestia que es feliz en un matrimonio tradicional, en el que ella disfruta del hecho de
ser Ama de Casa, se siente empoderada siendo la esposa fiel pero no sumisa ni
abnegada ni sacrificada o la madre atenta y cordial en la que los hijos confían porque
ella no trata de modelarlos a base de prohibiciones, esa madre que es pura luz de
amor desapegado, pura generosidad natural y espontá nea y no el postureo de
generosidad de las diosas menores (Hera, Demeter y Perséfone), que no necesita de
un trabajo pero que puede hacer cualquiera si las condiciones econó micas cambian,
que puede vivir largos períodos de soledad sin demasiados problemas y que se alegra
cuando sus hijos vuelan y que no siente en absoluto el síndrome del nido vacío y otras
neurosis tirá nicas de Deméter y sus adlá teres, que encuentra la paz en su hogar, en
ese territorio físico que es una extensió n de su cuerpo, se esconde en la CONSORTE DE
OROS (que en una tirada es un REY DE OROS)...
El hombre que elige la soledad como forma de vida, desapegado absolutamente del
resto, pero que disfruta profundamente de su soledad, no en el modo Hades de EL
ERMITAÑ O, esto es, hundido en cierto estado de melancolía permanente y abandono,
de soledad oscura y profunda como la tumba en la que yace mi amigo, sino alegre,
feliz, contento de vivir, de disfrutar de hacer cosas solo, alejado de la manada, de los
grupos gregarios, quizá mostrando cierta disponibilidad para una persona en
179
particular, pero verdaderamente desapegado, ajeno a los celos, la posesió n y otros
vericuetos del capitalismo del amor, también se esconde en LA ESTRELLA. A
diferencia del DIABLO que busca de forma activa el placer en todo lo que hace
tratando de obtener una satisfacció n y que, por lo tanto, necesita de los Otrxs, el
hombre verdaderamente empoderado, una rareza, no necesita de nadie para ser feliz
lo mismo que la suma de Afrodita-Atenea-Hestia lo necesitan. Pero mientras que toda
mujer encierra a la Triple Diosa y solo la moralina barata de las diosas menores la
frena y la contiene, los hombres que saben vivir solos y no necesitan de otroxs para
sentirse bien, que mantienen su casa limpia, que cocinan con gusto, que no son
alcohó licos ni drogadictos, que aprecian la belleza y el arte, que tienen amiguetes
superficiales con los que apenas salen, que viajan solos y van a playas solos, sin buscar
nada, en compañ ía de sí mismos, son una rareza. Los dioses del Olimpo masculinos,
con la excepció n de Dionisos, obtienen el placer en la dominació n, pero ninguno de
ellos sabe convivir con la soledad, ni siquiera Dionisos. Todos ellos necesitan pú blico,
alguien, al Otro. Solo los que se han abierto a que Hestia se apodere de sus espíritus,
está n en LA ESTRELLA...
180
KENNETH REXROTH, uno de los grandes poetas del siglo XX, ese tipo de
la foto, está poseído por Hestia y se convierte en LA ESTRELLA. Y escribe
este inmenso poema...
Traes destellos de lluvia en los cabellos
Brillantes que te cubren la frente;
Tienes húmedos los ojos, los labios mojados
Y gélidas y rígidas las mejillas del
Frío. ¿Por qué has estado ausente tanto tiempo?
181
¿Por qué no has venido a mí hasta las
Tantas de la noche, tras caminar durante horas
Contra viento y lluvia? Quítate el vestido
y las medias, siéntate en este sillón profundo
Junto al fuego. Te voy a calentar los
Pies en mis manos. Te voy a calentar senos y
Muslos a besos. Ojalá pudiese encender
Un fuego en tu interior que nunca se extinguiese.
Ojalá pudiera estar seguro de que llevas
Bien dentro un imán que siempre te traerá a casa.
182
LAS DIOSAS VULNERABLES
Las tres diosas vulnerables son Hera, diosa del matrimonio, Deméter, diosa de las
cosechas, y Perséfone, conocida como la koré, o doncella, y como la reina del mundo
subterrá neo. Estas tres diosas personifican arquetipos que representan los papeles
tradiciones de las mujeres: esposa, madre e hija. Son las diosas orientadas hacia la
relació n, cuya identidad y bienestar dependen de tener relaciones significativas y no
183
enfocarse hacia objetivos personales, tal y como hacen Artemisa, Atenea o Hestia. Son
las diosas menores, las dependientes, las que necesitan de Otrx para ser.
En sus mitologías, estas tres diosas fueron violadas, raptadas, dominadas o humilladas
por dioses masculinos. Las tres sufrieron cuando se rompió o deshonró una relació n
sentimental. Las tres experimentaron la impotencia. Y las tres respondieron de
manera característica: Hera, con rabia y celos; Deméter y Perséfone, con depresió n.
Cuando Hera, Deméter o Perséfone son los arquetipos dominantes, el impulso que las
motiva es la relació n, má s que el logro, la autonomía o una nueva experiencia. El
enfoque de la atenció n está puesto en los demá s, no en una meta externa o en un
estado interior. Por lo tanto, las mujeres identificadas con estas diosas está n atentas y
son receptivas a las otras personas. Está n motivadas por la compensació n de las
relaciones: aprobació n, amor, atenció n, y por la necesidad del arquetipo de
emparejarse (Hera), nutrir (Deméter) o ser dependiente (Perséfone como la koré).
Para estas mujeres, desempeñ ar papeles tradicionales de mujeres, aceptar estar en un
segundo plano o no ser interesante má s que en su faceta de esposa-madre-hija puede
estar lleno de sentido.
Las diosas vulnerables fueron escogidas como víctimas. Hera fue humillada y
engañ ada por su marido, Zeus, que no tenía en cuenta su necesidad de fidelidad. El
vínculo entre Deméter y su hija fue ignorado, lo mismo que su sufrimiento cuando
Perséfone fue raptada y encerrada en el mundo subterrá neo. Tanto Deméter como
Perséfone fueron violadas. Como mujeres humanas en situaciones de inferioridad,
sufrimiento e indefensió n, las tres diosas manifestaron síntomas psiquiá tricos.
Las mujeres que son como Deméter y Perséfone, que se sienten vulnerables o
desprotegidas, suelen tener sueñ os de ansiedad. Pueden soñ ar con hombres brutales
que irrumpen en sus dormitorios o en sus casas, o con hombres lascivos o agresivos
que las amenazan o las siguen. A veces, los hombres hostiles con lo que sueñ an son
conocidos: hombres cuyas críticas temen, hombres que las atemorizan con malos
tratos físicos o estallidos de có lera. Pero no todas las mujeres del tipo de diosas
orientadas hacia las relaciones y vulnerables tienen sueñ os en las que ellas son las
víctimas. Al igual que las fases de las mismas diosas, las mujeres que se parecen a
éstas atraviesan un periodo en la vida en el que se sienten seguras y no amenazadas.
Sus sueñ os pueden ser igualmente agradables. No obstante, algunas mujeres sueñ an
que son víctimas en periodos de bonanza, como si tuvieran que recordar su
vulnerabilidad.
Toda mujer que ha sentido alguna vez el impulso de casarse o de formalizar una
relació n eró tico festiva o de tener un vá stago, o que ha sentido que estaba esperando
que sucediera algo que cambiase su vida, que aparezca ese Gran Amor, que la llamen
para algú n trabajo sin haber mandado má s que un par de curriculum, se encontrará
afín a una de las diosas vulnerables.
Pró ximo episodio: HERA, la diosa del matrimonio, la celosa y posesiva...
184
HERA
Hera, Juno para los romanos, es la séptima consorte de Zeus. Es la primera para la que
los griegos construyeron un templo cerrado con techo. Es hija de Cronos y Rea y, por
lo tanto, hermana de Zeus. Es la diosa del matrimonio, reverenciada por su poder
como asistente, ayudante o subordinada del marido. Poco se sabe de la vida, obra y
milagros de Hera má s allá de sus celos enfermizos y de sus comportamientos
psicó patas. Hera, a pesar de su crueldad sin límite, nunca hizo dañ o alguno a Zeus,
sino a sus amantes y a sus hijos ilegítimos.
Hera era venerada como Gran Vaca en Chipre y en la zona noroccidental de Grecia y
los poetas resaltaron la belleza de la «mirada bovina» de la diosa. El pavo real, especie
desconocida en Grecia hasta que Alejandro Magno se trajo algunos ejemplares de Irá n,
es el animal que arrastra su carro. La granada, símbolo de la fértil sangre y de la
muerte y una cá psula con un narcó tico derivado de la amapola la acompañ an en sus
representaciones iconográ ficas.
185
Hera es deglutida por su padre, Cronos y liberada por Zeus y los Titanes. Zeus ya ha
tenido seis consortes antes de que, disfrazado de cuco, atraiga la atenció n de la diosa.
Obviamente Zeus intenta violarla, pero Hera le convence de las virtudes del
matrimonio, de lo importante que es para él, Zeus, dar una imagen de normalidad, de
heteropatriarcalidad. Se casan y pasan una «luna de miel» de trescientos añ os
olímpicos, unos cuarenta minutos terrícolas. Después Hera pasa má s tiempo
maquinando oscuros y delirantes planes para acabar con las amantes de Zeus y con
los hijos ilegítimos de sus correrías nocturnas. Participa en un motín contra Zeus y
este la castiga sujetá ndola con cadenas de oro por las muñ ecas y colgá ndole yunques
en los tobillos.
Es madre bioló gica de Hefesto, Ares, Hebe (diosa de la juventud), Ilitia o Eleitiria
(diosa de los partos), Tifeo (un monstruo inhumano y cruel) y Enio (una diosa menor
asistente de Ares y experta en la destrucció n de las ciudades). Como madre Hera es
profundamente narcisista: despreció a Hefesto porque no cumplía las expectativas de
belleza que ella, una diosa a la que los griegos veían hermosa y bella, había creado.
Detestó a Ares por su brutalidad. Siempre tomó partido por Zeus en detrimento de sus
hijos a los que nunca vio má s que como dioses menores, lejos de las expectativas que
ella misma había creado. Nunca se manchó las manos de sangre, no ejecutó
personalmente ninguna venganza sino que en el má s puro estilo renacentista,
manipulaba, maquinaba, tramaba y conspiraba para que otrxs se encargaran de hacer
desaparecer a las amantes de Zeus y a los hijos nacidos de sus infidelidades. Homero
la trata de «arpía».
Aunque la mitología griega recalca las humillaciones y el cará cter vengativo de Hera,
por contraste, su culto era muy venerado. En sus rituales, Hera tenía tres epítetos y
tres correspondientes santuarios en los que se la veneraba durante el añ o. En
primavera, ella era Hera Parthenos (Hera, la doncella, o Hera, la Virgen). Se le rendía
culto como Hera Teleia en verano y otoñ o (Hera, la Perfecta, o Hera, la Realizada), y en
invierno se convertía en Hera Chera (Hera, la Viuda o la Separada). Estos tres aspectos
de Hera representaban los tres estados de la vida de una mujer, reconstruidos
simbó licamente en diversos ritos. En primavera se sumergía en un bañ o una imagen
que representaba a Hera, restableciendo simbó licamente su virginidad. En verano
lograba la perfecció n en un ritual de boda. En invierno, otro ritual recalcaba una
disputa con separació n de Zeus, que marcaba la fase de Hera, la viuda, durante la que
ella permanecía escondida...
186
y negativos. Lo mismo ocurre con el arquetipo de Hera, fuerza intensamente poderosa
de alegría y dolor en la personalidad de una mujer...
187
bien cornuda. Y estar atenta. Y darle lo que necesita, con un orden, con un poco de
tranquilidad, porque Hera no es una persona con fantasías sexuales o que practique el
onanismo sino que tiende hacia la verguenza, el pudor, la disponibilidad lá nguida.
Sexualmente Hera es bá sica, si apenas complejidad, con una imaginació n sexual ajena
a cualquier tipo de fetichismo o parafilia.
Los celos de Hera son temibles. Pero no van contra él/ella/ello, sino contra el Otrx. Y
hacen todo lo que sea necesario si con ello consiguen que su pareja no se vaya y las
deje con un título que nunca han querido tener, separada o divorciada, y otro, el de
soltera, al que no pueden volver. ¿Que a mi marido, un personaje pú blico conocido, le
ha practicado una felació n una becaria de boca algodonosa en su despacho mientras
yo le esperaba para ir a comer juntos a ese restaurante norcoreano que a él le apetecía
probar y que esa felació n ahora abre los informativos de las televisiones de todo el
planeta? No importa. No era nadie. Una descerebrada con curvas. Solo va a encontrar
trabajo en el cine para adultos de bajo presupuesto. O en algú n club de carretera
secundaria en una regió n industrial plú mbea y gris. El y yo seguimos felizmente
casados. Ahora se qué es lo que má s le gusta. Ahora se có mo retenerlo. Me niego a ser
la ¡Divorciada Cornuda!
Hera no convive bien con la soledad. Es la que má s sufre el paso del tiempo sin que
alguien se haya fijado en ella, la que má s lamenta no tener una pareja en el sentido que
Hera le da a este palabro: compromiso de mantener la fidelidad sexual, de practicar la
monogamia absoluta, de crear una familia, de hacer casi todo juntos todo el tiempo.
Hera se siente libre en cuanto tiene una pareja. Se permite hacer cosas. Se permite
salir con sus amigas sin ser una buscona. Se permite usar su tiempo libre en hacer
cosas que, si fuera soltera, no podría hacer. Porque en el espíritu de Hera, consorte de
Zeus, el Rey del Olimpo, el mundo se divide entre Vírgenes y Putas. Y ella está en el
lado de las vírgenes. Y las vírgenes no llevan escotes sinuosos, ni van a sitios solas, ni
llevan esa ropa estruendosa que, si tuvieran pareja, podrían ponerse para ir agarradas
de la mano de hombres disfrazados de deportistas o de vulgaridad simplona...
188
Hera o la necesidad de tener pareja, es un arquetipo muy limitante puesto que toda
acció n está encaminada hacia eso, a seguir siendo la esposa de alguien. La inseguridad,
la desconfianza y los celos está n a la orden del día. Hera anula, ademá s, cualquier
posibilidad de crecimiento o desarrollo personal, mata la curiosidad, aniquila la
espontaneidad, destruye la poesía y la belleza del mundo y de sus habitantes. Ella es la
consorte de Zeus, es la que representa con má s exactitud los valores tradicionales de
sumisió n, abnegació n, renuncia y sacrificio. Ella es la que enseñ a el camino, la que se
siente orgullosa de no ser, o ser solo porque tiene una pareja. Es ella la que construye
un mundo de expectativas tan irreales como el de las novelas romá nticas en las que
triunfa algo a lo que llaman amor...
Estas expectativas se sostienen en una falacia: Yo se qué está bien y qué está mal en
términos de moral sexual, de conducta. Se lo importante que es tener un marido y
construir una familia. Se lo que debe hacer una mujer si espera encontrar un buen
hombre que es comportarse como una buena mujer, como una virgen encerrada en
una torre esperando a que aparezca el hombre adecuado. Se lo que no debe hacerse.
Se que un gran hombre siempre tiene a una gran mujer detrá s y esa soy yo, que lo se
todo, que no necesito aprender nada, que no necesito saber nada y que solo temo ser
abandonada, convertida de la noche a la mañ ana en una Divorciada a la que su esposo
189
abandonó en cualquier gasolinera perdida en alguna carretera secundaria. Hera
disfraza ese terror con un eufemismo que aparenta ser un trauma: Miedo al
Abandono. Hera no comprende por qué, si lo hace todo perfecto, el Otrx se va. ¿llorar?
¿reir?¿seguir viviendo sola o volver a casa de mamá y papá ?¿ser el hazmerreír porque
me han abandonado? ¿có mo enfrentarme a la posibilidad de que después de haberme
entregado entera (con todo menos los Noes), de haberlo hecho todo bien, el Otrx se
vaya con esa cabaretera? ... si amigxs, ese Miedo al Abandono de algunas mujeres es
solo el miedo de Hera a que Zeus la abandone después de usarla, después de todo lo
que ha tenido que aguantar y soportar de ese hombre: sus cambios de humor, su baja
frecuencia, sus palabras malsonantes, sus abusos, sus infidelidades, sus traiciones, sus
mentiras, su falta de compromiso. Miedo a ser Abandonada, a quedarse sola, sin nadie
al lado, sin una pareja... el terror de Hera disfrazado como un aparente trauma de la
infancia en el que Mamá y Papá quizá se divorciaron o Papá se volatilizó en el espacio
y su mamá Hera le enseñ ó lo duro y triste que es quedarse sola, sin amigas, sin vida
social, amargada, aburrida, sin aficiones ni curiosidad, con miedo a empezar otra
relació n y que desemboque en el mismo final abrupto, otra vez abandonada como si
fuera inservible, sin nada má s que hacer que esperar a la gran dama blanca, una vida
triste, vacía, sin sentido...
Hera recoge el pensamiento misó gino má s feroz, porque piensa que una mujer no es
nada si no tiene a su lado a un hombre. Que solo un hombre da sentido. Y educa a las
niñ as para que sean perfectas vírgenes vestales, temerosas de todo lo que pueda
catalogarlas como Putas. Ella misma es una Virgen que entrega su cuerpo a un solo
hombre. Que lo hace todo para no ser una mujer a la que un esposo abandonó . Es Hera
la inventora del miedo al abandono, miedo a que salga mal, miedo a que solo la
quieran como juguete sexual, miedo a que el Otrx no tenga el grado de compromiso
que ella tiene, miedo a que nada sea tal y como parece...
Ese Miedo a todo característico de Hera, suele tener una respuesta feroz y salvaje...
190
En los mitos, Hera solo pasaa por ser diosa del Matrimonio y del Compromiso entre un
hombre y una mujer. No se sabe mucho de su vida con Zeus, pero sí de lo que era
capaz de hacer a las amantes y descendientes del dios habidos fuera de su matrimonio
sagrado. Convenció a Semele, madre de Dioniso, disfrazada de viejecita apacible, de
que le pidiera a su amante que se mostrara tal y como era en realidad sabiendo que si
Zeus se mostraba como dios, su rayo destructor la mataría. Impidió que Leto, la madre
de los mellizos Apolo y Artemisa, tuviera un parto tranquilo y sereno. Enloqueció a los
que custodiaban la cuna en la que el prepú ber Dioniso dormía, con la intenció n de que
lo mataran. Hera no actú a de forma directa, frontal tal y como harían Atenea o
Artemisa, sino de forma sibilina, oscura, rastrera, mediante la manipulació n, el disfraz,
la mentira...
191
Con sus hijos, Hera no fue menos implacable. Enfurecida por la fealdad de Hefesto, lo
apartó de un puntapié del Olimpo, como si fuera un apestado. De Ares siempre
despreció su vulgaridad y su brutalidad, esa forma tan tosca y brutal de ser en el
mundo. El resto, Hebe (diosa de la juventud y encargada de servir las copas en las que
los dioses olímpicos bebían el néctar, un vino oscuro y denso), e Ilitia (diosa de los
partos y las comadronas), apenas mantienen relació n con Hera má s allá de la
obediencia ciega. Ninguno de sus hijos satisfacía las expectativas de Hera, que
esperaba mujeres má s bellas que ella misma y hombres má s interesantes que Hefesto
El Cojo o Ares El Belicoso. La relació n de Hera con sus hijos apenas ocupa algunas
lineas en los poemas de Homero...
Hay dos versiones de Hera especialmente temibles. La que está poseída parcialmente
por el espíritu de una diosa mayor, Atenea, que podría verse reflejado en Medea, la
mujer que amó al má s puro estilo Hera, esto es, como si fuera el ú ltimo hombre en la
tierra y ella la ú nica que aú n está soltera, a Jasó n (pero no a sus Argonautas) y que
terminó asesinando a sus propios hijos para infringirle el mayor dañ o posible después
de que él la abandonara por otra. O en versió n siglo XXI, esa mujer que en un divorcio
pone todas las trabas imaginables e inimaginables para que ese traidor que ahora yace
en la cama de alguna fulana no vuelva a ver a sus hijos nunca má s.
La segunda versió n temible es la de Afrodita ocupando parcialmente a un espíritu
dominado por Hera, que se convertirá , si es necesario, en una esclava sexual 24x7
haciendo lo inimaginable solo para satisfacer a su pareja, para demostrarle que no
necesita buscar en otra parte lo que ya tiene en la casa...
¿Có mo localizar a Hera e el tarot?
192
193
Hera, como diosa del Olimpo, consorte del superjefe Zeus, no necesita trabajar por
cuenta ajena ni propia. Su trabajo es conservar el estatus de Consorte del Jefe, la que
apoya incondicionalmente a Zeus en cualquier enfrentamiento que el dios pudiera
tener con terceros y la que vigila constante y permanentemente que Zeus no se vaya
con cualquier otra mujer y la relegue, con Hestia, al perímetro del Olimpo,
divorciá ndose o separá ndose. Y ese trabajo, conservar a Zeus al lado, supone aceptar
que es Zeus el que manda, el que debe estar có modo y confortable, con todas sus
necesidades satisfechas y muy especialmente las sexuales. Porque para Hera, que
antes de estar con Zeus sufre repetidos intentos de violació n, los hombres solo está n
pensando en sexo. Y esta filosofía, esta forma de pensar, es la que inocula a sus hijas
desde que acercan sus tiernos labios a su pezó n: convertirlas en virtuosas para que,
una vez encontrada una pareja, no se desprendan de ella aunque sea un maltratador,
un abusador, un yonqui, un alcohó lico violento o un tristó n aburrido y seco.
Hera, toda esa filosofía que se sostiene sobre el hecho de tener una pareja y
conservarla por lo civil o por lo criminal, está escondida en LA PAPISA (o Suma
Sacerdotisa). Los artistas flamencos del tarot del siglo XVII, furiosamente
anticlericales, intuyeron que esa carta encierra un pensamiento misó geno
judeocristiano y reemplazaron esta carta por JUNO, el nombre romano de Hera. Así
que LA PAPISA, Hera, es una forma de estar en el mundo que separa a las mujeres
virtuosas de las putas. Ella es virtuosa, así que tiene decenas de miles de prohibiciones
y de impedimentos, todos esos que está n al otro lado de la delgada linea roja que las
separa de los bares de ambiente festivo, de la ropa estruendosa, de la parranda, de la
fiesta... Pero que también la separa de trabajos para los que intelectualmente está má s
capacitada que el Otrx al que acompañ an. Porque Hera no puede ser má s que Zeus en
ningú n aspecto de la vida cotidiana, sea cual sea ese aspecto.
Hera, en el perfil má s realista, se encarna en la REINA DE ESPADAS. Toda la
desconfianza hacia lo nuevo, el rechazo al cambio, a la sorpresa está n aquí. Cualquier
conversació n con un hombre para una Hera soltera es un exá men, un test para saber
si ese hombre «va en serio» con ella o solo pretende divertirse y pasar un buen rato.
No pretende conocer al Otrx, eso no importa: basta con saber si tienen gustos o
aficiones comunes, lo que para Hera es una señ al de que puede durar la cosa.
No busquen la dependencia emocional en Hera porque ni siente ni padece má s que ira,
frustració n y desencanto. El amor es para otros dioses. Para ella solo es importante
tener a alguien al lado, preferiblemente de sexo opuesto con el que ser una «pareja»
en el sentido má s clasico del término. Y conservarla. No ser nunca divorciada. No ser
nunca abandonada. Ser la esposa virtuosa, modélica, respetable, honorable, aburrida y
seca de alguien. Y ser la madre perfecta que educa a sus hijas en el terror, en el miedo
a que no seran virtuosas y se desmanden. Rigidez, disciplina, chantaje emocional,
violencia verbal, aplastamiento de cualquier cualidad que las haga despuntar sobre
cualquiera de sus hermanos varones, está n en Hera.... Sin una pareja, Hera no es nada.
Con ella, puede ser alguien...
Pero la sombra de Hera, considerada desde Freud y compañ ía, como una de las facetas
de la Gran Diosa (¿la Gran diosa necesita una pareja masculina para poder ser? Ja!), es
muy alargada. Es la encargada de que el paternalismo, el machismo, la misoginia sigan
campando a sus anchas por aquí y por allí...
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La Hera que aú n no ha alcanzado su gran objetivo, esto es, casarse o formalizar una
relació n eró tico festiva que, en un futuro, pudiera cristalizar con algunos hijxs, que
trata de mantener su virtud a costa de perder el sentido del humor, en permanente
estado de alerta amarilla o naranja en su relació n con los hombres, está en la SOTA DE
ESPADAS. Todo el Miedo a Ser Usada o que alguien abuse de ellas porque nadie las ha
enseñ ado a defenderse, a poner fin a una relació n tó xica, a abandonar a alguien que es
claramente nocivo para la salud del espíritu, cristaliza en esta carta. La paranoia, los
celos, las neurosis de abandono está n todos aquí. La ausencia de autoestima,
característico de Hera, se muestra en plenitud en esta carta. Porque Hera, esa diosa
menor, no sabe amarse aa sí misma, no cree estar capacitada para estar sola, para
195
vivir sola, para disfrutar de la vida sola. Cree que necesita a alguien a su lado, pero no
lo busca, lo encuentra... Asi que se acerca a su tarotista de referencia y pregunta,
¿Quiere algo serio conmigo?, no quiero perder el tiempo... La SOTA DE ESPADAS tarda
mucho tiempo en desnudarse por primera vez delante de Otrx, no son priomiscuas,
desconfían, dudan, no se entregan nunca porque tampoco tienen mucho que dar. La
generosidad no es una de las virtudes de Hera que si tiene Demeter, por ejemplo. Es
solo la conveniencia, el interés en ser la mujer de alguien poderoso o fuerte o muy
atractivo, lo que impulsa a una SOTA DE ESPADAS a inciar una relació n formal con
alguien. Y es esa misma SOTA DE ESPADAS la que tiene un miedo horrible a ser
abandonada, a no ser suficiente, a estar siempre en falta...
En general, como en los mitos, es un Zeus convertido en pajarillo de canto dulce y
melodioso, aparentemente vulnerable, el que creará en Hera la sensació n de que
tampoco sabe estar solo, ni puede, que necesita a alguien al lado para poder ser. En el
mito, una vez descubierto que no es un cuco lo que las delicadas manos de Hera
acarician sino la pelambrera revuelta de un Zeus desatado al que ya había rechazado
antes por su brutalidad, ella decide quedarse con él creyendo que sabe má s de Zeus
que el propio Zeus, que sabe que en el fondo hay un pajarillo desnortado en busca del
calor que da una mujer. Se inventa la realidad. Y sobre esa falacia construye una
relació n en la que pasa má s tiempo vigilando y controlando que Zeus no le sea infiel
que en amar a Zeus. De hecho, en ningú n verso de Homero se vislumbra el afecto que
pudiera sentir Hera por Zeus.
Es Hera la que vuelve a acoger a alguien que la traicionó creyendo que así va a
reestablecer un orden, que ella fija las normas, que ella tiene el poder. Es Hera la que
antepone la seguridad de lo malo conocido, de lo peor por conocer...
Hay una Hera que vive en una situació n permanente de abuso y maltrato, que aú n no
ha decidido poner un punto final, que no se atreve a dar el paso de abandonar a un
tirano o a un psicó pata. Se esconde en la CONSORTE DE ESPADAS (un Rey de Espadas
en una tirada cualquiera). Es Hera anulada como persona, convencida de que ese
hombre que la trata con brutalidad ciega, en realidad, la ama solo que no sabe
expresarlo de otra forma, que lo justifica, que sabe que sin ella, ese hombre no sirve
para nada má s que trabajos embrutecedores, que ella le entiende y que sabe como
hacerle frente, etcétera... Hera, que nunca creyó que por si misma sirviera para gran
cosa, carente de ambiciones personales o de sueñ os, má s allá de casarse y tener una
familia, permanece ahí, firme, creyendo que da ejemplo de integridad, de
honorabilidad, ejemplo de sacrificio y abnegació n, de resistencia. En su irrealidad cree
que se queda por el bien de los hijxs, que al fin y al cabo ese monstruo es su padre y
hay que honrarlo y blablabla... Una interesante lecció n para sus hijos. ¡Y má s
interesante para sus hijas, futuras Heras si la literatura y la poesía no lo impiden!
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Consultante, mujer, de entre 25 y 35 añ os, etnia indeterminada, un trabajo por cuenta
ajena, con una habitació n propia en la vivienda de papá y mamá y una menor a su
cargo pregunta: « Estoy conociendo a un muchacho. Hablamos, salimos juntos. Me ha
preguntado si me gustaría irme con él a su casa dentro de un par de meses. Quiero
saber si es buen muchacho o si es como el padre, un bala perdida, si es buena idea, si
saldrá bien. El muchacho me gusta, pero no quiero meterme en má s líos...»
La respuesta se encierra en LA PAPISA - 3 DE COPAS - VALET DE COPAS
Oh, Consultante. Aparentemente mantienen una relació n fluida, de 3 de COPAS. El
individuo, ese Valet, cree haber encontrado en usted a la persona má s adecuada para
cubrir sus necesidades de estabilidad, seguridad, de compromiso. Ve que es usted un a
mujer trabajadora, seria, con las cosas claras. Y usted ve a alguien que podría darle,
afectivamente, lo que necesita. La idea que le ha propuesto es buena y nace de un
sentimiento verdadero...
o mitoló gicamente...
Su partenaire eró tico festivo es un Hefesto, uno de esos individuos que, de cuando en
cuando, sufren crisis profundas de tristeza, aislamiento, incomprensió n, un individuo
que necesita a una Atenea. Pero usted no lo es, o no exactamente. Puede parecerlo,
una mujer que aparentemente toma las riendas de su vida y sabe lo que quiere, con
independencia econó mica y moral sexual victoriana. Pero él no sabe que usted
necesita tener pareja para poder salir de la casa de sus padres, no puede irse sola, sin
má s. No quiere levantar comentarios en el barrio, no quiere que la traten como algo
que no es. Y este muchacho es una oportunidad, una posibilidad de salir de esa
197
habitació n en ese piso compartido y vivir en pareja. Sola jamá s saldría de ahí. Y si sale
tampoco quiere volver. Hera, la diosa que posee su espíritu, necesita de esa seguridad
de que todo va a ir bien, de que las cosas van a salir de acuerdo con lo que es Lo
Normal. Y si, la cosa fluye, así que aproveche estos meses para conocer un poco má s a
su muchacho, asegú rese de que comparten valores y principios y ¡adelante!...
199
DEMÉTER
Demeter, Ceres para los romanos, es la diosa de las cosechas. Presidía todos los fastos
que seguían a una cosecha abundante.
Demeter, hija de Cronos y Rea, fue la segunda en ser deglutida por su padre. También
fue la cuarta consorte de Zeus, anterior a Hera. Es madre de dos hijos con Zeus, la
celebérrima Core, má s conocida como Perséfone, Proserpina para los romanos, y Yaco.
Homero la describe como «esa sobrecogedora diosa, de hermoso cabello… con su
espada de oro». Esa «espada» es una espiga de trigo maduro. Se la veneraba como
Diosa Madre: madre de las cosechas y madre de la doncella Core... En las bodas de
Cadmo y Armonía, Deméter tiene un encuentro sexual de alto voltaje y de una sola
noche con Yasio, un titá n, en un campo tres veces arado...
Demeter tiene un cará cter amable y dulce hasta que su hija, Core, es secuestrada por
Hades. Hades se enamora de Core y pide permiso a Zeus para casarse con ella. Zeus
temía ofender a su hermano mayor con una negativa categó rica, pero sabía que
Deméter no le perdonaría si Core era enviada al Tá rtaro. En consecuencia contestó
200
políticamente que no daría ni negaría su consentimiento. Esto anima a Hades a raptar
a la joven mientras ésta recogía flores en una pradera, quizá en la siciliana Enna, o en
Colono, o en Hermione, o en alguna parte de Creta, o cerca de Pisa, o en las cercanías
de Lerna, o en Nisa, o en cualquier otra parte de las regiones muy separadas que visitó
Deméter en su larga bú squeda de Core. Pero sus propios sacerdotes dicen que fue en
Eleusis. Buscó a Core sin descanso durante nueve días y noches, sin comer ni beber y
llamá ndola inú tilmente durante todo el tiempo. La ú nica informació n que pudo
obtener se la dio la vieja Hécate, quien a primera hora de una mañ ana había oído a
Core gritar: «¡Un rapto, un rapto!», pero al correr en su ayuda no había encontrado ni
rastro de ella.
Al atardecer del décimo día, Deméter encuentra a Hécate, diosa de la luna oscura y de
las encrucijadas, que le sugiere acudir juntas a ver a Helios, el que todo lo ve. Helios
les informa que es Hades quien ha raptado a Perséfone y de que la ha llevado al
mundo subterrá neo para ser su novia por fuerza. Deméter estaba tan enojada que, en
vez de volver al Olimpo, siguió recorriendo la tierra, impidiendo que los á rboles
dieran frutos y que crecieran las hierbas, hasta que la raza de los hombres estuvo en
peligro de extinció n. Zeus, a quien la vergü enza no permitía visitar a Deméter
personalmente en Eleusis, le envió primeramente un mensaje con Iris, del que ella no
hizo caso alguno, y luego una delegació n de dioses olímpicos, con regalos
conciliatorios y rogá ndole que aceptara su voluntad. Pero ella no quiso volver al
Olimpo y juró que la tierra seguiría estéril hasta que Core le fuera devuelta.
Zeus só lo podía hacer una cosa. Envió a Hermes con un mensaje para Hades: «Si no
devuelves a Core estamos todos perdidos», y con otro para Deméter: «Puedes tener de
nuevo a tu hija, con la ú nica condició n de que todavía no haya probado la comida de
los muertos.» Como Core se había negado a comer ni siquiera un mendrugo de pan
desde su rapto, Hades se vio obligado a disimular su vejació n diciendo amablemente a
Core: «Hija mía, pareces sentirte desdichada aquí y tu madre llora por ti. Por lo tanto
he decidido enviarte a tu hogar.»
Core dejó de llorar y Hermes la ayudó a subir a su carro. Pero en el momento en que
partía para Eleusis, uno de los jardineros de Hades, Ascá lafo, comenzó a gritar:
«Habiendo visto a la señ ora Core tomar una granada de un á rbol de tu huerto y
comido siete semillas, estoy dispuesto a atestiguar que ha probado el alimento de los
muertos.» Hades sonrió con sarcasmo y ordenó a Ascá lafo que se encaramara a la
parte trasera del carro de Hermes. En Eleusis, Deméter abraza alegremente a Core,
pero al enterarse de lo de la granada se siente má s desalentada que nunca y repite:
«No volveré al Olimpo ni anularé mi maldició n de la tierra.» Entonces Zeus instó a Rea,
la madre de Hades, Deméter y él mismo, a que le suplicara, y por fin se llega a un
acuerdo. Core pasaría tres meses del añ o en compañ ía de Hades como Reina del
Tá rtaro, con el nombre de Perséfone, y los nueve meses restantes con Deméter.
Hécate se ofreció a asegurar que se cumpliera ese acuerdo y a vigilar constantemente
a Core. Deméter consiente finalmente en volver al Olimpo...
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Mientras buscaba a su hija Perséfone, Deméter llega a Eleusis disfrazada como una
anciana. Allí conoce a las hijas de Céleo, rey de Eleusis, a quienes contó que se hacía
llamar Doso, una cretense que había sido raptada por piratas y que podía realizar
cualquier tarea doméstica que le diesen. Así conoce a Metanira, reina de Eleusis, que le
pide que cuidase de su hijo Demofonte, hermano de Triptó lemo. Deméter se encariñ a
con el niñ o y, queriendo hacerlo inmortal, por el día lo ungía con ambrosía como si
fuese un dios y por la noche lo acostaba desnudo sobre carbones al rojo vivo para
quitarle su carne mortal. Como Demofonte crecía má s de lo normal, Praxitea, una
mujer eleusina, vigiló a Deméter y terminó por sorprenderla mientras ponía al niñ o en
el fuego. Entonces gritó , y el niñ o fue consumido por las llamas.
En otras versiones del mito, fue la propia Metanira la que vigilaba a Deméter y quien
la sorprendió . Cuando la oyó lamentarse, Deméter quitó al niñ o del fuego y lo arrojó al
suelo diciendo: «Insensatos sois los mortales. Pues habría hecho inmortal a tu hijo y
no habría envejecido en su vida, pero ahora no puede escapar en modo alguno de la
muerte.»
Demofonte fue recogido del suelo y sus hermanas lo lavaron y abrazaron
amorosamente, pero no lograron salvarlo. Fue entonces cuando Deméter se reveló
como tal, cambiando su estatura y aspecto, apartando su vejez y mostrando su
radiante vibrante esbeltez. Enseñ ó a Triptó lemo el arte de la agricultura y a Céleo y a
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los eleusinos los ritos que celebrarían en su honor, los famosísimos Misterios
Eleusinos...
En otro episodio, Deméter muestra su faceta má s implacable y cruel. Eresictó n
despreciaba a los dioses y no les hacía sacrificios. Una vez que quiso construir un
techo para su sala de banquetes no duda en talar, ayudado por una veintena de
gigantes, un á rbol sagrado que formaba un santuario ancestral de la diosa Deméter
construido por los pelasgos, el pueblo pre-helénico que habitaba Tesalia, al noreste de
Grecia, antes de ser expulsado por el padre de Eresictó n. Las dríades que habitaban
estos á rboles corrieron a solicitar auxilio de la diosa. Deméter toma la forma de su
sacerdotisa Nicipe, y de esta guisa intenta de buenas maneras hacer desistir a
Eresictó n de continuar con el sacrilegio. Pero este, lejos de dejarse disuadir, amenaza
a la diosa con matarla con la misma hacha que estaba utilizando. Fue entonces cuando
Deméter, víctima de una ira sin precedentes, ordena a Limos (el hambre), o a Némesis,
que vengaran este ultraje. El Hambre toca el vientre de Eresictó n, y desde entonces
nada saciaría sus ganas de comer: cuanto má s engullera má s crecería su hambre.
Cuando Eresictó n vendió todas sus posesiones para comprar comida, es su padre el
que se encarga de alimentarle, pero es tal su voracidad que en poco tiempo acaba con
las riquezas de Tríopas, y Eresictó n acaba convirtiéndose en un mendigo que come
inmundicias. Eresictó n terminó comiéndose a sí mismo, poniendo fin así a su
tormento...
... La ira de Deméter que se manifiesta reteniendo lo que otros necesitan, bien
provocando carencia, bien insatisfacció n permanente, a diferencia de la ira de Hera o
Artemisa que son conscientemente destructivas en su có lera...
Deméter es el arquetipo de la madre. Representa el instinto maternal, realizado a
través del embarazo o mediante el suministro de alimento físico, psicoló gico o
espiritual a los demá s. Este poderoso arquetipo puede dictar el curso que tome la vida
de una mujer, tener un impacto significativo sobre las demá s personas de su vida o
predisponerla hacia la depresió n si lo rechaza o se frustra su necesidad de nutrir...
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El arquetipo de la madre estaba representado en el monte Olimpo por Deméter, cuyos
papeles má s importantes eran el de ser madre (de Perséfone), proveedora de
alimentos (como diosa de las cosechas) y sustento espiritual (los misterios de Eleusis).
Aunque otras diosas también eran madres (como Hera y Afrodita), la relació n má s
significativa de Deméter fue con su hija. También es la má s nutridora de todas las
diosas.
Una mujer que está poseída de forma dominante por Deméter anhela ser madre. Ser
madre es el rol y la funció n má s importante de su vida. El arquetipo de la madre
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motiva a las mujeres a nutrir a los demá s, a ser generosa y a dar satisfacció n como
cuidadoras y proveedoras. Así, el aspecto nutridor del arquetipo de Deméter puede
expresarse a través de las profesiones de ayuda: profesoras, enfermeras, atenció n a
personas ancianas, o cualquier profesió n en la que ayudar a los demá s es la parte má s
importante del trabajo. Pero el arquetipo no está restringido a ser madre.
Deméter es también el instinto maternal, el deseo de quedarse embarazada y de tener
un bebé que algunas mujeres han anhelado realizar desde siempre. El arquetipo es
una fuerza irresistible para quedarse embarazada. Una mujer puede ser muy
consciente de lo fuerte que es el instinto y tal vez decida cuá ndo quiere realizar este
profundo deseo. Pero si está inconscientemente motivada por Deméter, quizá se
encuentre embarazada «por accidente» o «por sorpresa», algo que no es probable que
suceda cuando el espíritu esta dominado por Afrodita, Hestia, Atenea o Artemisa...
Lo que sucede cuando una mujer se descubre embarazada «por sorpresa» nos
muestra hasta que punto es poderoso este arquetipo en una mujer concreta. Cuando
es claramente el aborto la decisió n má s sensata, una mujer no-Deméter puede decidir
abortar y sentirse aliviada. Y a partir de ese momento tendrá mucho cuidado en no
quedarse de nuevo embarazada accidentalmente. Por el contrario, cuando Deméter
ejerce una gran influencia, y aunque tal vez sea el aborto lo que má s convenga a esa
mujer, ésta es incapaz de llevarlo a cabo. El aborto va en contra de un profundo
imperativo interno de tener un hijo. Como consecuencia, puede que tenga al hijo en
lugar de abortar, alterando así todo el curso de su vida. Que después apele a razones
moralínicas variadas, ya sean imperativos morales, religiosos o de cualquier otra
índole, no son má s que excusas para justificar una decisió n que nace en su espíritu.
Si decide abortar, sentirá agitació n y un conflicto interno, durante y después del
proceso de decisió n y el proceso de llevarlo a cabo. Sentirá pesadumbre en lugar de
alivio, o una mezcla de ambos sentimientos. Finalmente, puede pensarse que, después
de haber atravesado por tanta infelicidad, este tipo de mujer se asegurará de que no le
sucede otra vez. Pero con frecuencia también sucede lo contrario: pasa por ciclos de
embarazo, agitació n, aborto, depresió n, porque el impulso de estar embarazada, una
vez frustrado, se vuelve todavía má s fuerte.
El instinto maternal de Deméter no se limita a ser madre bioló gica o a alimentar
exclusivamente a sus propios hijos. Ser una madre por sustitució n, o una «niñ era por
horas», permite a muchas mujeres continuar expresando su amor materno cuando sus
propios hijos se han hecho mayores o se han ido de casa. La misma diosa ejerció este
papel con Demofonte...
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En los mitos, Deméter no tiene amantes conocidos. Solo quiere a su hija Core, má s
tarde conocida como Perséfone. No necesita estar casada, al contrario que Hera, ni
siquiera tener pareja. Lo ú nico que verdaderamente la alimenta es su vocació n de ser
Madre Total. La que cuida, la que protege de los peligros del mundo, la que alimenta,
la que que da todo menos los Noes, la que no pide nada a cambio, la que no sabe decir
No. Superesclavamamá . Las mujeres poseídas por Deméter necesitan sentirse
necesarias e imprescindibles para sus hijxs. Necesitan que ellos estén bien, que tengan
de todo todo.
Hay una Deméter anterior al rapto de Perséfone, una Deméter que ignora el paradero
de su hija aunque la sabe viva y una Deméter posterior a ese rapto. La Deméter Pre-
Rapto es feliz, está satisfecha de la vida, su bebé crece sana y fuerte, ella está
pendiente de todo. Perséfone, su Hija, el bien má s preciado, la fuente de su felicidad, es
aú n una niñ a, aú n no ha tenido su primera menstruació n, aú n no ha conocido a ningú n
chico, aú n no ha empezado a vivir. Ella hace todo lo necesario e innecesario para que
su hija crezca saludable y sana, ajena a los peligros del mundo, alejada del horror al
que conducen las malas decisiones porque solo las tomo yo, que para eso soy su
madre y se lo que má s le conviene a mi amantísima hija, quizá seamos amigas y
vayamos de viaje juntas, hablaremos por teléfono todos los días y me seguirá pidiendo
consejo para todo y yo me quejaré, pero querrá decir que soy im-pres-cin-di-ble para
ella. Sí, se casará con algú n chico estupendo, ideal, inmejorable, el Ken de Barbie, un
trabajador con un buen sueldo y buen esperma que me de unos nietos con los que
poder juguetear en mi tercera edad, cuando sea una vieja venerable, cuando todos se
olviden de mi nombre y me llamen solo «Madre»...
La Deméter Mientras El Rapto es desdichada. Hades, algú n hades, se ha llevado a su
hija lejos del hogar materno. Perséfone hace mutis y entra en escena Depresió n.
Deméter la abraza y ya no se separará n má s hasta que sepa, con cierta seguridad, que
su hija no hará ningú n movimiento sin ella saberlo. El síndrome del «nido vacío», la
muerte del ú nico viejecito al que cuidaba desde hace cinco añ os y por el que sentía un
afecto profundo y delicado, el primer día de la jubilació n de un trabajo en el que se
sentía imprescindible, leal y fiel a la empresa hasta los extremos de la esclavitud,
sobrevuelan por aquí. Deméter, que nunca se prestó demasiada atenció n a sí misma,
ahora parece un espectro de sí misma. La piel se ha vuelto gris cerú leo, la mirada
bovina y el gesto, antes brillante y luminoso, es ahora la oscuridad que regala la
nostalgia y la amargura. Y mientras los demá s se alegran, ¡por fin has dejado esa
mierda de trabajo en el que te tenían explotada!¡qué bien que tu hija con cuarenta se
haya independizado, ahora te queda má s tiempo ¡ya era hora!, Deméter se hunde en
un pozo de autocompasió n...
La Deméter Post-Rapto es la Madre Hipervigilante. La que controla hasta los ú ltimos
movimientos de sus vá stagos. La que transmite a sus hijos que solo Ella es un lugar
seguro porque todo lo demá s es peligroso o peligrosísimo. Que solo Ella sabe qué es lo
mejor para sus hijas, có mo protegerlas, có mo ser custodias de su virginidad
controlando con quién sale y cuá nto sale y adó nde sale. Madre se convierte en Gran
Hermano, hablando con otras Deméter para ver si es seguro que sus hijas duerman en
casa de «esas» amigas, para saber quiénes son y de dó nde vienen sus amistades,
contratando profesores auxiliares si a sus hijas se le dan mal las matemá ticas y en la
que hace todo, se hace cargo de todo, no delega jamá s. Sin pretenderlo, castra
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cualquier iniciativa de sus hijxs, infantilizá ndos. Ella es la que da el ú ltimo toque a un
guiso que ha preparado la Hija con las verduras peladas y cortadas por Ella con todo el
amor del mundo y porque ella no sabe y a lo mejor se corta o se desolla y agarra una
septicemia y muere. Es Madre la que sabe. La que cree que la mejor enseñ anza se hace
por imitació n, que sabes hacer una tortilla porque me has visto hacer una, que podrías
hacerla tú , pero qué má s da, las hago yo que tardo menos y así comemos antes....
Hades, cualquier Hades, está a la vuelta de la esquina y puede arrebatar a su hija para
siempre y ella, Deméter, necesita sentirse necesitada para ser y si te vas es que no me
necesitas, así que haré todo lo que sea necesario para que no puedas ser sin mí, que
seas torpe y vulnerable, que no sepas vivir sin mi aprobació n, que necesites que yo me
sienta bien y te portes bien y seas buena chica y no hagas nada de lo que te he
prohibido con sutiles amenazas, que no seas una puta porque eres toda una señ orita,
que te quedes conmigo siempre, pronto necesitaré a alguien que me cuide en mi vejez
solitaria y adusta...
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