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LA PROMESA
La promesa tiene por objeto celebrar otro contrato y produce el efecto de obligar a una de
las partes o a ambas a celebrarlo. El contrato prometido puede tener los más variados
objetos y producir los más diversos efectos, según su naturaleza
Se ha creído ver en la diferente redacción del Proyecto y del Código un radical cambio de criterio; para
el Código jamás la promesa y el contrato prometido llegarían a confundirse
Pero es más probable que esa modificación se deba a que se estimó inoficioso consagrar un hecho
demasiado obvio
88. Originalidad del Código Civil. El Código Civil reglamenta la promesa, en general, sin
referirla a un determinado contrato
En este punto el Código ha sido original. El Código francés, su habitual modelo, se ocupa
sólo de la promesa de compraventa
Las reglas legales son aplicables, pues, cualquiera que sea el contrato que se prometa
celebrar: compraventa, mutuo, sociedad
Con todo, la regla del art. 1554 no puede referirse sino a la promesa de celebrar un
contrato real o solemne
Así se explica que el Nº 4 establezca que debe especificarse cabalmente el con trato
prometido, de modo que sólo falte para que sea perfecto “la tradición de la cosa, o las
solemnidades que las leyes prescriban”
89. Requisitos de la promesa. El art. 1554 dispone: “La promesa de celebrar un contrato
no produce obligación alguna; salvo que concurran las circunstancias siguientes: 1ª) Que
la promesa conste por escrito; 2ª) Que el contrato prometido no sea de aquellos que las
leyes declaran ineficaces; 3ª) Que la promesa contenga un plazo o condición que fije la
época de la celebración del contrato; 4ª) Que en ella se especifique de tal manera el
contrato prometido que sólo falten para que sea perfecto la tradición de la cosa, o las
solemnidades que las leyes prescriban”
Como antecedente de la disposición sólo se conoce el art. 1733 del Proyecto de 1853: “La promesa de
celebrar un contrato, especificándolo en todas sus partes, es una obligación de hacer, y está sujeta a lo
dispuesto en el artículo precedente; a menos que el contrato sea de aquellos que se perfeccionan por el
solo consentimiento de los contratantes, en cuyo caso la promesa equivaldría al contrato mismo. La
promesa de un contrato que las leyes declaran ineficaz no tendrá valor alguno”
c) que se convenga un plazo o condición para fijar la época en que el contrato prometido
debe celebrarse, y
d) que el contrato prometido se especifique de tal modo que para su perfeccionamiento
falte sólo la tradición de la cosa o las solemnidades legales
90. La promesa debe constar por escrito. Como la ley exige sólo la constancia escrita,
bastará el otorgamiento de una escritura privada
Por otra parte, cuando el legislador ha querido que la promesa conste por escritura
pública, lo ha dicho expresamente. Así, el art. 1787 dispone que las promesas que se
hacen los esposos, en consideración al matrimonio, “deberán constar por escritura
pública”
El contrato de seguro constituye una importante excepción. El art. 515 del Código de Comercio dispone
que “ajustado verbalmente vale como promesa, con tal que los contratantes hayan convenido
formalmente en la cosa, riesgo y prima”
La Ley Nº 19.932 agrega un nuevo artículo (138 bis) a la Ley General de Urbanismo y
Construcciones, estableciendo solemnidades particulares con relación al contrato de
promesa de compraventa celebrado por personas naturales o jurídicas que se dediquen a
la actividad inmobiliaria o de construcción de bienes raíces. Dicha norma dispone que
“Las personas naturales o jurídicas que tengan por giro la actividad inmobiliaria o aquellas
que construyan o encarguen construir bienes raíces destinados a vivienda, locales
comerciales u oficinas, y que celebren contratos de promesa de compraventa, deberán
otorgarlos mediante instrumentos privados autorizados ante notario y caucionarlos
mediante póliza de seguro o boleta bancaria, aceptada por el promitente comprador. Esta
garantía, debidamente identificada, se incorporará al contrato a favor del promitente
comprador, en un valor igual a la parte del precio del bien raíz entregado por éste y
establecido en el contrato de promesa respectivo, para el evento de que éste no se
cumpla dentro del plazo o al cumplimiento de la condición establecidos por el promitente
vendedor. La garantía permanecerá vigente mientras el inmueble se encuentre sujeto a
cualquier gravamen o prohibición emanado directamente de obligaciones pendientes e
imputables al promitente vendedor y hasta la inscripción del dominio en el registro de
propiedad del respectivo conservador de bienes raíces, a favor del promitente comprador
Por su parte, el artículo 2º de la misma Ley Nº 19.932 sanciona con las penas asignadas
al delito de estafa a las personas naturales o jurídicas que, con ánimo de defraudar,
suscribieren o hicieren suscribir promesas de compraventa sin cumplir con los requisitos
antes señalados
91. El contrato prometido debe ser válido. La promesa requiere que el contrato
prometido no sea de aquellos que la ley declara ineficaces o, más exactamente, que sea
válido, que no adolezca de nulidad
La ley se refiere ciertamente a la nulidad del contrato prometido por omisión de requisitos
intrínsecos o de fondo. Se comprende que los requisitos de forma deberán observarse
cuando llegue el momento de su celebración
La promesa es válida y debe entenderse celebrada bajo la condición de que los bienes
pueden ser enajenados en el momento de la celebración del contrato prometido
La existencia de un embargo será un motivo frecuente en la práctica para que las partes
no puedan celebrar de inmediato la compraventa y se vean obligadas a recurrir a una
promesa
Es indispensable, por lo mismo, establecer cuándo deberán las partes cumplir las
obligaciones que la promesa les impone, en qué momento debe celebrarse el contrato
prometido
Este tiempo puede señalarse de dos maneras: mediante la fijación de un plazo o por
medio de la estipulación de una condición
Pero no es preciso que el plazo o condición marque el instante preciso en que el contrato
debe celebrarse; basta que por medio de estas modalidades se señale la “época” de su
celebración
Vencido el plazo, por consiguiente, los contratantes podrán deducir las acciones
pertinentes para obtener que se celebre el contrato prometido. La Corte Suprema se ha
inclinado a considerar que el plazo es extintivo. Vencido el plazo, en consecuencia,
quedarían extinguidas las obligaciones y derechos derivados de la promesa y el contrato
prometido definitivamente frustrado
Podrá ciertamente estipularse que el contrato deberá precisamente celebrarse dentro del
plazo y que, expirado éste, quedará sin efecto la promesa. Tal estipulación importa un
pacto comisorio
95. Estipulación de una condición para fijar la época de la celebración del contrato
prometido. Puede ocurrir que las partes no estén en situación de prever con certidumbre
cuándo se encontrarán en situación de celebrar el contrato que proyectan; en tal caso,
pactarán una condición para fijar la época en que debe celebrarse
Pero la condición debe ser tal que sirva efectivamente para señalar esa época. La Corte
Suprema ha resuelto, generalmente, que esa condición debe ser determinada, esto es,
que deba realizarse dentro de cierto plazo. Ha negado valor a promesas en que se
estipuló una condición indeterminada.
96. Especificación del contrato prometido. Por último, la promesa requiere que se
especifique de tal modo el contrato prometido que sólo falte para que sea perfecto la
tradición de la cosa y las solemnidades legales en su caso
La especificación del contrato significa que éste se individualice de tal modo que se sepa
de qué contrato se trata y se precisen sus características para que no se confunda con
otro
a) La ley exige que se especifique el contrato prometido de modo que sólo falte para su
perfeccionamiento la tradición o las solemnidades legales, y esta especificación no sería
lo cabal que la ley exige si no consta en la promesa el propósito recíproco de obligarse
b) La promesa unilateral en que una de las partes no contrae ninguna obligación y tiene la
prerrogativa de aceptar o no la celebración del contrato prometido, sería nula conforme al
art. 1478. Su obligación estaría sujeta a una condición potestativa dependiente de su sola
voluntad. La mayor parte de la doctrina es adversa a esta tesis
b) La exigencia de que las partes contraigan en la promesa las obligaciones que son
propias del contrato prometido, importa asumir de antemano las obligaciones de un
contrato aún inexistente
c) Si el legislador hubiera entendido que era menester que ambas partes en la promesa
contrajeran obligaciones recíprocas, ciertamente lo habría expresado, como lo hizo el art.
98 que define los esponsales como la promesa de matrimonio “mutuamente aceptada”
La aseveración del Proyecto contenía, pues, una verdad sólo parcial. Su eliminación del
texto definitivo del Código se ha debido probablemente a la comprobación de este aserto.
No se identifican el contrato prometido consensual y la promesa unilateral de celebrarlo.
Pero ¿para qué preocuparse de la promesa unilateral si, en concepto del legislador, no
fuera válida?
e) En fin, no se perciben razones morales o jurídicas para prohibir las promesas
unilaterales que responden a una sentida necesidad en la vida de los negocios
Para sortear estas discusiones, movido por una imperativa necesidad práctica, el Código
de Minería ha establecido en su art. 169, inc. 1º: “Será válido el contrato de promesa de
venta de una pertenencia o parte alícuota de ella, de acciones en una sociedad minera y,
en general, de cualquier otro derecho regido especialmente por el presente Código,
aunque se estipule que es facultativo para el promitente comprador realizar o no la
compraventa”
98. Efectos de la promesa. El art. 1554 concluye que, concurriendo los requisitos
legales, “habrá lugar a lo prevenido en el artículo precedente”
Esta referencia al art. 1553 pone de manifiesto que de la promesa nacen obligaciones de
hacer. Por lo tanto, podrá el acreedor instar por que se apremie al deudor para la
ejecución del hecho convenido o para que se le indemnicen los perjuicios derivados de la
infracción del contrato
El art. 531 del Código de Procedimiento Civil establece que si el hecho debido consiste en
la suscripción de un documento o en la constitución de una obligación, podrá el juez
proceder a nombre del deudor, cuando éste es requerido y “no lo hace dentro del plazo
que le señale el tribunal”