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CÓMO SE LOGRÓ ESTABILIZAR LA ECONOMÍA PERUANA EN LA DÉCADA DE LOS 90?

Entrevista a Roberto Abusada, Pdte. del Instituto Peruano de Economía y exviceministro de


Economía.

Actualizado el 02/08/2016 06:15 a.m.

¿Qué escenario político y económico hizo posible la elección de Alberto Fujimori? Habría que
remontarse a la crisis generalizada de finales de los 80: hiperinflación, terrorismo, crisis
sanitaria, recaudación insuficiente, deudores, cortados de las instituciones internacionales de
crédito, declarados inelegibles para el FMI y los precios subiendo de una manera que los
jóvenes de hoy no entenderían.

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Es en esa situación que se da una campaña política peculiar: un candidato del APRA
relativamente débil, Vargas Llosa con un enfoque liberal y propugnando un shock económico, y
Fujimori que empieza a surgir asustando a la gente y proponiendo el "no shock". Cuando
Fujimori es electo, se da cuenta de que es imposible manejar el país: no había caja, no había
reservas, no había crédito y no había manera de parar la inflación.

Entonces, básicamente aplica el plan de Vargas Llosa, con una diferencia en el área
macroeconómica. La idea de Vargas Llosa era producir una maxidevaluación, fijar el tipo de
cambio y que todos los precios se alineen a este. La liberalización de precios y la fijación del
tipo de cambio proveería un impulso a las exportaciones y el país convergiría rápidamente a
poca inflación.

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Sin embargo, fijar el tipo de cambio requiere una condición macroeconómica importante: que
esa fijación sea creíble; es decir, que no vuelva a haber otra inflación o devaluaciones seguidas.
En ese contexto, no era posible garantizarlo, porque no había reservas ni crédito.

Entonces, los que planeamos ese shock no usamos el ancla del tipo de cambio, sino el ancla
monetaria. Y esta fue magistralmente manejada por el viceministro de ese entonces, Alfredo
Jalilie. Funcionaba básicamente como una bodega: entraba el dinero de un día, y ese era el
dinero que se gastaba. Esa ancla fue eliminando la inflación y, en tres años, llegó a un dígito.
Ese fue el primer logro económico.

¿Qué siguió? Todavía no se habían resuelto los problemas de fondo: la pobreza, la falta de
infraestructura, los problemas en la burocracia y los problemas sanitarios. Era un país que
había resuelto básicamente un problema grave con un cambio de régimen económico. En tres
años, pasamos de un estatismo a un régimen de economía de mercado, y no porque Fujimori
fuese un liberal, sino porque no había mucha alternativa. Las empresas públicas acumulaban
muchas pérdidas, no eran viables.

Faltaba, entonces, hacer las reformas que van con esa economía de mercado: liberalizar otras
cosas junto con los precios, como la entrada y salida de capitales del país; se liberaron los
aranceles, se quitaron las prohibiciones a importar y se estableció un tratamiento igualitario a
la inversión nacional y a la extranjera. En la constitución que dio Fujimori en 1993, el capítulo
económico consagra ese nuevo régimen. En los cinco años siguientes, la economía creció a
7,1% en promedio. En 1995, se realizan las elecciones y gana abrumadoramente Fujimori.
Una de las herencias del primer gobierno de García fue que el Estado peruano no pagara su
deuda pública externa.

En realidad, quien deja de pagar la deuda es Belaunde porque no había recursos, pero la deja
de pagar un poco en desesperación. En cambio, García hace lo mismo que Belaunde, pero con
orgullo. En los 90, no habíamos hecho absolutamente nada con la deuda, y teníamos cuatro
tipos de deuda: con las organizaciones internacionales de crédito (el FMI, el BM, el BID); con la
banca; con los proveedores; y con países: lo que se conoce como las deudas del Club de París.

Se debe renegociar con los acreedores extranjeros el pago de la deuda para reinsertar al Perú
en el mercado internacional. ¿Cómo se realizaron estas negociaciones? La reinserción era un
tema complicado y empieza así: con un crédito del Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR),
se entra en una negociación con el BID, y este da un crédito de, aproximadamente, US$ 280
millones; y se empiezan negociaciones con el BM y los contactos con el FMI. Las reformas que
se estaban llevando a cabo justificaban los préstamos, pero refinanciar la deuda resultaba
imposible para tales organizaciones multilaterales, porque estas están catalogadas como triple
A y, si refinanciaban la deuda de un país que estaba muy mal, iban a perder esa calificación. Ni
el BM ni el BID se lo hubieran permitido.

¿Cómo se sale de este entrampamiento? Se firman dos préstamos importantes con el BID y
con el BM, pero no se desembolsan. Existe todo un periodo en el que se van haciendo las
reformas y solamente al final se desembolsan los préstamos para pagar lo que se les debía.
Esta es una refinanciación escondida, y para esconderla se requería, por unas horas siquiera,
de dinero para pagarles, desembolsar los préstamos y después pagar a quienes nos había
prestado el dinero por unas horas. Esa negociación fue muy complicada y participaron el
Tesoro Americano y el Gobierno de Japón. Lo negociamos y, un día, cuando habíamos
terminado dos años de reformas, en una hora se desembolsaron los préstamos de Japón y
Estados Unidos: con estos, se les pagó al BID y al BM. Solo entonces, el BM y el BID
desembolsaron los préstamos y pagamos. Fue una especie de trampa con la que obtuvimos
una refinanciación de las instituciones, pero, básicamente, en la forma de nuevos préstamos.

¿Y con el resto de las deudas? El tema del Club de París era complicadísimo, porque debíamos
desde la época de los militares. La primera reunión tuvo lugar en 1993. Yo era el asesor
principal del ministro Camet, y juntos renegociamos el primer Club de París. El Perú estaba en
una situación angustiante en términos de necesidades, y hubo que recurrir a lo que se
llamaban grupos de apoyo, que era básicamente pasar el sombrero por países e instituciones.
Ellos prometieron ayudar al Perú, y así se resuelve la parte del Club de París. Paralelamente,
teníamos que negociar con los proveedores y renegociar deudas bilaterales. Además, le
debíamos a innumerables bancos, pero la deuda con la banca se terminó de negociar en 1996,
mediante la emisión de los bonos Brady. Así es como se logra, después de muchos años, la
reinserción del

Como parte del proceso de estabilización de la economía, se apostó por las privatizaciones.
Entre 1991 y 1998, se llevaron a cabo las principales. ¿Cómo afectaron estas las condiciones
laborales?
Naturalmente, tanto de las empresas como del Estado salieron muchísimos empleados que no
encontraban trabajo en el sector privado. Es cuando empiezan a proliferar los taxistas y las
combis, porque tampoco había suficiente transporte en el Perú. Eso se convierte en una
especie de salvataje. Surge también un sector informal grande en el comercio. Los tres rubros
más importantes de la privatización son minas, empresas de comercialización y
telecomunicaciones. Esas privatizaciones fueron bastante exitosas.

El presidente Fujimori, curiosamente, le daba mucha importancia al precio con el que se


vendía cuando, en realidad, más que el precio, lo que nosotros queríamos era que las
empresas empezaran a generar bienes y servicios. Se obtuvieron las dos cosas: Telefónica se
vendió en US$ 2000 millones; el banco Continental, en cerca de US$ 200 millones; etcétera.
Esas privatizaciones iban con el cambio del régimen económico: salía el Estado de la
producción y entraba el sector privado. Algunos de estos se convertirían en monopolios
conscientemente otorgados; entonces, se crean también empresas reguladoras.

¿Cómo se manejó el surgimiento de esta fuerza laboral informal? Siempre existió la fuerza
laboral informal, solo que cobró fuerza y, en realidad, en esos momentos, salvó al Perú,
porque generó mucha producción. Ahora, es un problema, porque ya este es un país más
moderno y no puedes tener todo un sector de la economía que no paga impuesto a la renta,
que no cumple con los arbitrios ni tiene las leyes laborales mínimas, que no tiene seguridad ni
posibilidades de adquirir tecnología para pasar de ser microempresas a empresas medianas.

Ese problema todavía no se ha resuelto en el Perú. Pero, en el momento en el que el Perú salió
del hoyo, el sector informal jugó un rol muy importante. No pagaba impuesto a la renta, pero
era difícil que se escapara del impuesto de valor agregado si quería comprarle a una empresa
grande o al impuesto a los combustibles. Había también algunos otros impuestos selectivos.
Junto con eso, se creó la Sunat, y la recaudación de impuestos subió por dos razones: mejoró
la administración y, principalmente, porque se acabó la hiperinflación. Imagínate que pagabas
impuestos una vez al año. Al comienzo del año, tú habías ganado una cantidad y, al final del
año, eso prácticamente era nada, entonces lo que tenías que pagar era nada.

En este proceso de reordenamiento económico, ¿cómo responde el país frente a las crisis
económicas internacionales? Con la crisis asiática y la crisis rusa de 1998, los mercados
internacionales de crédito se salieron del Perú y dejaron a los bancos sin dinero para prestar. A
diferencia de las crisis posteriores que hemos vivido, en ese momento, no había depósitos en
los bancos, los créditos que recibía el sector productivo básicamente eran de líneas de crédito
del exterior. Lo que pasa normalmente en estas circunstancias es que los créditos se retiran y
se entra en una situación donde se rompe la cadena de pagos: tú no me pagas a mí, porque a ti
no te han pagado, etcétera. Entonces, empiezan a quebrar los bancos (como siete bancos),
porque no hay crédito, no hay liquidez y no hay ahorros. Los extranjeros abruptamente cierran
el crédito al Perú y no hay suficientes depósitos para que funcione el sistema económico.
Entonces, quizás, el BCR debió emitir más dinero, creo que lo hizo en poca magnitud.
¿Cómo se reacciona? Se reaccionó pobremente. Después de crecer 7,1% del 93 al 97, los
siguientes cuatro años se creció 1% en promedio. El crecimiento realmente empieza en el
2002, y desde entonces, hemos crecido en promedio 5%. Es el cambio de régimen el que,
principalmente, le da el impulso al crecimiento del Perú. Es un periodo en el que se hacen
reformas muy importantes y se hacen un poco mirando al abismo; es decir, se hacen reformas,
porque no se puede hacer otra cosa. Hay terrorismo, hay cólera, se captura a Abimael Guzmán
a finales del 92, las empresas se consolidan y viene mucho capital extranjero a la banca, la
industria y la minería. Al final de todo este proceso, empieza el ruido político, que termina con
la renuncia de Fujimori y el régimen de transición.

LIC. CÉSAR AUGUSTO CURAY RAMOS

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