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I2EM539 – Curso n°5

III. RESOLVER LA CRISIS ECONÓMICA: CUESTIONAMIENTOS Y


REORIENTACIONES DE LOS MODELOS DE DESARROLLO
ECONÓMICO : HACIA EL NEOLIBERALISMO (1989-2000)

1. Las consecuencias de la crisis económica de los años 1980


Las consecuencias de la crisis económica de los años 1980 fueron numerosas.
En las siguientes décadas (1990-2000), estas consecuencias no se limitaron al
ámbito estrictamente económico. Las consecuencias de la crisis también fueron
políticas (contribuyeron a la caída de algunas dictaduras) y sociales e irrumpieron
en sociedades que conocían importantes trasformaciones.
La cuestión de pago de la deuda externa fue el primer reto (reto = défi) que
tuvieron que resolver los gobiernos, en un nuevo contexto mundial
caracterizado por la caída (la caída = la chute) del bloque socialista (Unión
Soviética y gobiernos comunistas de Europa del Este) a partir de 1989.
Este nuevo contexto mundial, marcado por una nueva proximidad con Estados
Unidos (excepto Cuba), era propicio al abandono de las teorías políticas
revolucionarias inspiradas en el marxismo que habían tenido mucho éxito
en muchos sectores los años 1960-1970 (entre ciertas clases medias urbanas,
estudiantes, intelectuales y políticos de izquierda) También favorecía el
debilitamiento (debilitamiento = affaiblissement) de las teorías económicas que
acompañaron las teorías “revolucionarias” de “cambio rápido”, teorías
económicas que inspiraron algunos gobiernos de los años 1960-1970, como La
Unidad Popular en Chile o los militarismos nacionalistas en Ecuador y Perú en los
años 1970.
Es interesante detenerse en una de ellas, que se difundió (difundirse = se diffuser,
être diffusé) masivamente en los años 1970 e inspiró todas las demás: la “teoría de
la dependencia” (que tuvo algunas variantes. Por eso se hablará de “las teorías
de la dependencia”)
Los autores de las teorías de la dependencia fueron economistas y sociólogos 1.
Sostenían que el subdesarrollo de América latina era estructural e histórico:

1
Periodistas y ensayistas (essayistes) también escribieron sobre la teoría de la dependencia. El
ensayo de Eduardo Galeano Las venas abiertas de América latina, publicado en 1971 en Uruguay, es
el ensayo más conocido y fue leído por toda una generación de intelectuales, profesores,
estudiantes. Fue traducido a varios idiomas y se reeditó durante mucho tiempo. Hoy se estudia en
el marco de la historia del pensamiento latinoamericano de la segunda mitad del siglo XX.
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Desde la conquista, América latina había estado subordinada a la


dominación hegemónica (o imperialista) de Europa y de Estados Unidos (a
partir del siglo XX) y de sus decisiones y orientaciones económicas. Este
pensamiento condujo a algunos a considerar que esta situación era una
“callejón sin salida” cuya única salida era la “revolución”.
Otros consideraron que la “dependencia” no impedía el desarrollo al interior
del capitalismo, sobre todo a través de alianzas regionales y políticas
originales que involucraran (involucrar = engager) a todos los actores económicos
(gobiernos, empresarios, tratados regionales e internacionales, etc..).
Estas teorías perdieron influencia en los ámbitos gubernamentales en los
años 1980 y 1990 por el nuevo contexto mundial en que los países empezaron a
negociar el pago de la deuda externa. Esas negociaciones eran
imprescindibles para evitar que se hundieran (hundirse = s’enfoncer, sombrer)
totalmente sus economías. Fueron largas y difíciles y duraron más de una
década.

Las negociaciones de la deuda externa se basaron en dos


elementos cruciales:
- La adquisición de nuevos préstamos – negociados – para pagar los
intereses de la deuda y reanudar la inversión.

- La reprogramación del pago de la deuda acumulada desde los años 1970.

→ Negociar y programar el pago de la deuda externa mediante


acuerdos y compromisos con el FMI y el Banco Mundial
Los bancos extranjeros aceptaron financiar nuevos préstamos a cambio de la
aplicación de medidas de austeridad económica pensadas para abatir la
inflación y nivelar la balanza de pagos.

Ya vimos en el curso n°4 la dificultad que representó para los países aceptar
(como parte de estas medidas de austeridad) limitar sus importaciones y
aumentar sus exportaciones para equilibrar sus cuentas externas e internas.
Vimos que estas medidas provocaron una importante baja del crecimiento de
los países (algunos países incluso tuvieron crecimientos negativos, como Perú) y
por lo tanto, un alto costo social (aumento de la pobreza y de la extrema
pobreza).

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Sin embargo, no se presentaban muchas alternativas, como lo mostró la


situación de Perú durante la presidencia de Alán García, entre 1985 y 1990.

El presidente del Perú Alán García al inicio de su primer mandato en 1985 (1985-1990)

A los pocos días de ser elegido presidente, Alán García declaró que limitaría los
pagos de la deuda externa al 10% de los ingresos por exportaciones, para no
tener que limitar drásticamente el gasto público (el gasto público es lo que permite
financiar las políticas sociales o de “bienestar social”).
→ Ahora bien, el resultado de tal decisión fue un hundimiento económico
todavía mayor que en 1985.
Lo relató en forma muy clara un periodista en 2006, explicando que esta decisión
acabó por dar argumentos a los defensores del libre mercado y del
neoliberalismo que de hecho, se impuso con la elección de Alberto Fujimori
en la elección presidencial de 1990. Leamos algunos extractos de este artículo
publicado en 2006:
“Perú y la sombra del pasado” (Robert Plummer, BBCMundo, 5 de junio de 2006)

El primer periodo de Alan García como presidente de Perú, de 1985 a


1990, es ahora usado por ardientes defensores del libre mercado como

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ejemplo de guía sobre cómo arruinar la economía de un país.

Aunque se proclama a sí mismo como un hombre que ha cambiado desde


aquellos días, los votantes que lo vieron como el candidato menos malo
esperarán que su retorno al poder no sea igual de desastroso.

Durante los primeros cinco años de García en el poder, la inflación


alcanzó niveles galopantes, que suelen ubicarse por encima del 7.000%,
debido a que su gobierno imprimió dinero para mantener altos niveles
de gasto público.

Los estragos de la inflación crónica impactaron en la moneda, el inti, la


cual fue subsecuentemente reemplazada por una nueva unidad, el sol,
con una tarifa de cambio de un millón de intis por un sol.

En el mismo periodo, el número de peruanos viviendo en pobreza se


elevó 5 millones, pasando de ser el 41,6% a ser 55% de la población.
El producto interno bruto de Perú se redujo en 20%.

Gasto excesivo
Durante esta crisis, García mantuvo una actitud de caballero hacia las leyes de la
economía, asumiendo la posición de que a las fuerzas del mercado no se les
debería dejar interferir con la justicia social.

"Las leyes de gravedad no significan que la humanidad deba desistirse de volar",


fue como resumió su postura.

Incluso al final de su gestión, cuando el índice de aprobación entre los peruanos


cayó a 5%, García defendía aún la idea de que un gobierno puede gastar
más allá de sus recursos a nombre de ayudar a los menos afortunados.

"Otros gobiernos, otras ideologías y otros sectores sociales han postulado que
si el ingreso del gobierno es 100, sólo puede gastar 100", dijo a principios de los
90s.

"Nosotros decimos que si el gobierno recibe 100, éste puede gastar 110,
115, porque esos 15 extra proveerán de crédito a los campesinos".

La primera gran equivocación de García vino cuando estableció


unilateralmente un límite a los pagos de la deuda externa, declarando
que Perú pagaría no más del 10% del dinero que recibiera por
exportaciones.

Aunque esto cayó bien entre los votantes, enajenó al Fondo Monetario
Internacional y garantizó que nadie le prestara a Perú más dinero.

Sin embargo, el gasto social continuó incólume2, vaciando las arcas3

2
Incólume: intacto.
3
Las arcas gubernamentales: les caisses de l’Etat.
4
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gubernamentales. Cuando García dejó la Presidencia, las reservas de Perú


eran menos US$900 millones.

Círculo completo
Las consecuencias no fueron sólo financieras. El grupo armado maoísta
del movimiento Sendero Luminoso sacó ventaja de la inestabilidad
resultante, escalando su campaña brutal de violencia y planteando una
amenaza seria a la democracia.

El contraataque militar y económico de Perú fue liderado por el sucesor


de García, Alberto Fujimori. Pero las tendencias autoritarias de Fujimori
crearon un cuadro completamente nuevo de problemas para Perú,
llevando a su renuncia en desgracia entre escándalos políticos y
financieros.

Con el sucesor de Fujimori, Alejandro Toledo, ahora por abrirle paso al retorno
de García, Perú ha cerrado el círculo.

¿Cómo se ha comportado la economía durante este tiempo? Al final del primer


gobierno de García, el ingreso per cápita había caído a US$720, más bajo que
en 1960. […]

Este artículo fue publicado en vísperas de la elección presidencial de 2006, es


decir, 16 años después del fin del primer mandato de Alán García, quien gobernó
entre 1985 y 1990.

El sucesor de Alán García, Alberto Fujimori (1990-2000), sí aplicó las


medidas de austeridad exigidas por el FMI y el Banco Mundial.
La conclusión del periodista sobre la aplicación de estas medidas neoliberales
era, sin embargo, mitigada.
Leerla nos permite sintetizar lo que José del Pozo llama (en su libro [p. 265]) los
“éxitos” y los “fracasos” del neoliberalismo en Latinoamérica:
Desde [2001] el promedio [de crecimiento] ha sido de 4 a 5% anual.

Perú volvió también a tener buena relación con el FMI, el cual le ha prestado dinero
para apoyar las reformas económicas basadas en el mercado.

Sin embargo, Perú tiene aún una de las peores distribuciones de ingreso en
América Latina y los niveles de pobreza se han mantenido tercamente altos, en
cerca del 52%.

Como consecuencia, la mayoría de la población ha visto poco o ningún beneficio


de la recién recobrada estabilidad macroeconómica de Perú.

Extraña poco, entonces, que la candidata presidencial más ligada a los empresarios,
Lourdes Flores, fuera eliminada en la primera vuelta, dejando a los votantes con la

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alternativa entre un antiguo presidente fallido y un discípulo del Presidente de


Venezuela, Hugo Chávez.4

Ahora [en 2006], Alan García tiene una oportunidad única de desarrollar los logros
de años recientes, y hacer retroceder el gran incremento en pobreza que tuvo lugar
ante sus ojos.

Pero si desperdicia la oportunidad, se arriesga a pasar a la historia como un


fracasado por partida doble.

En 2006, Alán García fue elegido por 2ª vez. En ese momento, las
orientaciones neoliberales se habían generalizado en Latinoamérica (excepto
en Cuba y en Venezuela y Bolivia [casos sobre los que volveremos].

Ejercicio n°1 A

Recuerda los dos elementos cruciales de la negociación y del pago de la


deuda externa que tuvieron que emprender los países latinoamericanos a finales
de los 1980 y explica por qué las decisiones que tomó el presidente del Perú
en 1985 de pagar la deuda con el 10% del dinero recibido por las
exportaciones y de gastar más allá de los recursos del gobierno fue
considerada como una decisión equivocada (por los mecanismos que
desencadenó y empeoraron la situación económica del país, agravando la
pobreza).

Para desarrollar la pregunta, encontrarás referencias interesantes en las


líneas subrayadas: sólo tendrás que reconstituir el proceso de deterioro
económico.

2. Hacia políticas neoliberales


En la síntesis del capítulo de su libro titulada “La economía: la búsqueda de nuevas
estrategias de desarrollo” (dedicado a los años 1960-1990)5, José del Pozo describe
una situación, a fines de los años 1980, en la que muchos se preguntaban “si
el modelo latinoamericano de desarrollo creado entre 1930 y 1950, basado en:
- la prioridad a la industrialización protegida por políticas proteccionistas

4
En la segunda ronda de las elecciones de 2006, se opusieron Ollanta Humala (Unión por el
Perú) y Alan García (Partido Aprista Peruano).
5
p. 102-106 de la antología de documentos I2EM539. La síntesis se encuentra en la página 106.
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- la agricultura subordinada a la prioridad de industrialización (es decir,


dejada en segundo plano)

- y el apoyo importante del Estado a la industrialización


→ había llegado a un callejón sin salida.
→ Es decir, se preguntaban si había terminado.
Esta idea fue aplicada por los gobiernos militares del Cono Sur de los años
1970-1980 (antes del periodo de redemocratización de 1984-1990) ya que estos
gobiernos orientaron sus economías hacia

→ la privatización de las empresas estatales

→ la exportación de “productos primarios”


→ la inserción cada vez mayor de capitales privados (y extranjeros) en sus
actividades de exportación (junto con la represión de los sindicatos, como hemos
visto en el curso n°4).
Esas políticas se insertaron en una tendencia general que acompañó la
renegociación del pago de la deuda externa en las décadas 1980-1990.
En efecto, desde finales de los años 1980, la crisis de la deuda sólo se podía
resolver en un contexto internacional (que además, como hemos visto, era
totalmente diferente desde la caída de la Unión Soviética y del “bloque socialista”).
No eran suficientes las medidas que preconizaban pagar la deuda con exportaciones
de materias primas (los precios de los productos agrícolas y de los minerales eran
bajos en el mercado internacional) o de productos manufacturados (ya que faltaba
el capital para importar la tecnología necesaria). En suma, la nueva generación de
gobernantes y planificadores latinoamericanos de los años 1980 vio la
necesidad de reformar la estructura y el funcionamiento interno de sus
economías insertándose en el nuevo contexto internacional político y
económico.

Se optó entonces por:


- priorizar el control de la inflación

- recortar los déficits presupuestales (presupuesto = budget)

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- adoptar tipos de cambio realistas (para evitar las continuas devaluaciones


provocadas por la inflación)
Todos se acordaron para dejar de “sobreproteger” las industrias nacionales y
tratar de corregir los errores de planificación que acompañaron su desarrollo
desde los años 1930. También decidieron aumentar y modernizar la producción
agrícola para dejar asegurar el consumo interno y contener el éxodo rural (que
continuaba inexorablemente).

La idea de la ampliación de la economía de libre mercado era pensada para


asegurar una distribución más eficiente de los recursos. Y en países donde el
crecimiento demográfico era todavía alto, debería acompañarse de alguna
regulación del Estado para seguir brindando servicios básicos a los sectores
pobres.

Idealmente, se trataba de conjugar la apertura de las economías al


comercio exterior y a la inversión extranjera con la continuidad de
cierto intervencionismo del Estado en el ámbito de los servicios
básicos.
Ese marco conceptual dictó la orientación de las economías
latinoamericanas que se orientaron hacia el neoliberalismo.

Los primeros gobiernos que aplicaron esas orientaciones neoliberales fueron los de:
- Carlos Salinas de Gortari en México (1988-1994)

Carlos Salinas de Gortari, presidente de México entre 1988 y 1994

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- Carlos Menem en Argentina (1989-1999)

El presidente de Argentina Carlos Menem en 1989

- Violeta Chamorro en Nicaragua (1990-1996)


- Luis Lacalle Herrera en Uruguay (1990-1995) [Padre del presidente actual de Uruguay, Luis
Lacalle Pou]

- Alberto Fujimori en Perú (1990-2000)

Alberto Fujimori en 1990

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¿En qué consistieron las políticas neoliberales?


Como se ha visto, el neoliberalismo orientó la economía hacia la
predominancia del sector privado (nacional o extranjero).
En América latina, al igual que en otros países del mundo, conllevó dinámicas
importantes de privatizaciones de empresas públicas en todos los sectores
(sector productivo o de servicios).

En los años 1990-2000, hubo dos excepciones: Venezuela (donde gobernó


Hugo Chávez desde 1998, como hemos visto en el curso n°1), y Bolivia, donde
Evo Morales (elegido presidente en 2005) llevó a cabo políticas alternativas al
neoliberalismo. Abordaremos estos dos gobiernos en los siguientes cursos.

Para reequilibrar las balanzas de pagos (y por lo tanto detener la inflación)


se optó por disminuir el gasto público mediante recortes en las
subvenciones del Estado a productos de primera necesidad (como en Perú, al
principio del gobierno de Alberto Fujimori, en 1990).
En algunos países, la adopción de tipos de cambios realistas significó emplear
el dólar como moneda nacional (esa medida fue aplicada en El Salvador en 2000
y en Ecuador en 2001. En 1991 – durante la presidencia de Carlos Menem –
Argentina adoptó una ley que ponía a su moneda a la par con el dólar.

Fuera de ese marco, y sin adoptar medidas neoliberales como los otros países, por
razones obvias, Cuba también aceptó el dólar como moneda en 1998,
“creando así dos mercados paralelos”, antes de crear el “peso convertible” (de
valor paritario con el dólar, que juega entonces el mismo papel) en 2004,
“para dar acceso privilegiado a ciertos bienes de consumo” (del Pozo, 268).

Estas políticas neoliberales se acompañaron de un desarrollo importante de


tratados comerciales diseñados para “incrementar el comercio internacional a
través de su liberación, reduciendo las tarifas aduaneras.” (del Pozo, p. 265).

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Ya se habían creado tratados comerciales latinoamericanos desde los años 1960


(como el MCC [1960]6, el ALALC [1960], que pasó a llamarse ALADI en
1980, El Pacto Andino [1969]), pero no habían arrojado buenos resultados a
causa de los desacuerdos entre los países que no lograron ponerse de acuerdo
sobre la aplicación de tarifas aduaneras comunes. Estos tratados también
padecieron las consecuencias de los dos choques petroleros de 1973 y 1979 y
de la crisis de los 1980.
Los nuevos tratados comerciales de los años 1990 fueron bilaterales (es decir,
entre dos países (o socios : socio = partenaire comercial) o regionales (es
decir que se aplicaron a varios países de una misma región).
Incluso se intentó negociar una zona de libre cambio para toda
Latinoamérica entre 1994 y 2005: el ALCA. Este proyecto terminó siendo un
fracaso por la desconfianza que manifestaron los países latinoamericanos
ante las pretensiones comerciales de Estados Unidos: se temían
intercambios desiguales (desigual = inégal / inéquitable) y demasiado favorables a
los productos estadounidenses).
Entre los tratados regionales o bilaterales adoptados en los años 1990, se
puede mencionar:

- El NAFTA (asociación de libre cambio para Norteamérica [la sigla NAFTA es la


sigla en inglés), que en 1994 (es decir, al final del gobierno de Carlos Salinas de
Gortari) oficializó el ingreso de México en la zona de libre cambio creada en
1989 entre Estados Unidos y Canadá.

- el MERCOSUR que en el momento de su creación, en 1995, reunió Brasil,


Argentina, Uruguay y Paraguay y más tarde, como miembros asociados
Chile, Bolivia y Venezuela (entre 2012 y 2017) [la participación de Venezuela fue
suspendida en 2017 a raíz de los graves disturbios políticos que afectaron la presidencia de
Nicolás Maduro. Los países miembros del MERCOSUR invocaron la cláusula de “ruptura del
orden democrático” para suspender la participación de ese país].

- Tratados bilaterales entre Estados Unidos y Chile, República dominicana,


Colombia, Perú y los países de América Central.
Todos los tratados regionales contribuyeron al incremento de los intercambios
comerciales en los años 1990-2000 (y siguen asegurándolo) pero al igual que en las

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ALALC: Asociación Latinoamericana de Libre Comercio. ALADI : Asociación Latinoamericana
de Integración. MCC : Mercado Común Centromericano.
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décadas anteriores, los países no lograron ponerse de acuerdo sobre políticas


monetarias comunes
Los problemas del MERCOSUR

(Declaraciones del presidente de Paraguay, Nicanor Duarte (2003-


2008) al corresponsal de BBC Mundo Steve Kingstone el 7 de junio
de 2006

-¿El Mercorsur está funcionando, está beneficiando al Paraguay?

Está funcionando. Eso no quiere decir que funcione bien.

-¿Por qué no funciona bien?

Porque reproduce esquemas que nosotros condenamos. Desde


Sudamérica. Condenamos el proteccionismo europeo y
estadounidense. Sin embargo, aquí en el Mercosur, esa misma
práctica se reproduce a escala más pequeña con respecto a los
países de menor desarrollo real.

El Mercosur es un tratado importante que ha pretendido no solamente


ser una unión aduanera, sino un instrumento para combatir la pobreza y
asegurar el fortalecimiento y la proyección de la democracia.

Como la economía del mundo hoy día se juega en bloque, no es fácil


salir del Mercosur, pero tenemos que recrearlo.

Desafortunadamente, después de casi 17 años, el pueblo no percibe ni


siente que el Mercosur haya significado una asociación importante para
mejorar las condiciones de vida.

Nosotros, los países más pequeños, vemos que siguen las trabas
extra arancelarias. Se habla del arancel cero recíproco en la formalidad
jurídica, pero en la práctica comercial, nosotros no podemos enviar
nuestra carne a Chile, porque tenemos problemas en Argentina.

Nuestra soja es retenida en Brasil. No podemos vender productos


industrializados a Brasil. Podemos vender la materia prima con
más facilidad.

O sea, el libre comercio sigue siendo un buen discurso, más que una
realidad que beneficie a todos los que somos parte del Mercosur.

Mercosur entre "la vida o la muerte"


(Steve Kingstone, BBCMundo.com, 7 junio 2006)

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Ejercicio n°1 B

Explica en algunas líneas:

- Los motivos de los gobiernos latinoamericanos para adoptar políticas


neoliberales para salir de la deuda externa y desarrollar sus economías a
finales de los años 1980.

- Las características principales de las políticas neoliberales en


Latinoamérica.

3. Breve balance del neoliberalismo de los años 1990-2000


A. Consecuencias positivas:
* Las “recetas” neoliberales aplicadas en los años 1990-2000 han permitido
alcanzar una “mayor estabilidad macroeconómica en toda la región
latinoamericana” (del Pozo, 268)
* Han facilitado el incremento de los intercambios regionales e
internacionales favorable a las exportaciones (y a la renovación del marco de
estas exportaciones mediante la creación de tratados de libre comercio)
* Han creado marcos propicios para la programación (o negociación) del
pago de la deuda externa acumulada desde los años 1970: todos los países
lograron “reducir la relación entre el pago de la deuda y el valor de sus
exportaciones” (del Pozo, 270)
* Han creado marcos propicios para el incremento de los PIB y el control de
la inflación.

B. Consecuencias negativas:
* El neoliberalismo no protegió las economías latinoamericanas contra crisis
puntuales y a veces brutales (por ejemplo, la brusca devaluación del peso en
México y Argentina en 1994 y 2001 respectivamente, con consecuencias muy
graves para las economías estos países y sus socios comerciales latinoamericanos).
Estas crisis brutales recordaban a todos los países que sus economías eran
frágiles (en sus funcionamientos internos y ante otras crisis mundiales) y que las

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recetas neoliberales en sí no eran la solución “ideal” o “única” a esa


vulnerabilidad.
* El neoliberalismo tampoco solucionó problemas que habían aquejado los
países latinoamericanos durante el siglo XX como la evasión fiscal o la
corrupción
→ más bien tendió a agravar la corrupción, como lo mostraron muchos
escándalos de corrupción en la región en los años 1990 (Los de México y Perú,
que involucraron a los presidentes o sus colaboradores cercanos, son los más
conocidos)

* Sobre todo, las políticas neoliberales de los años 1990-2000 agravaron las
desigualdades.
Cuando hablamos de “desigualdades”, nos referimos a las desigualdades en la
repartición del ingreso (ingreso = revenu).
En los años 1990, estas desigualdades se agravaron tanto en los países donde la
población urbana era predominante (y la gente trabajaba en el sector de los servicios o en
el trabajo informal) como en los países donde las poblaciones rurales seguían siendo una
parte importante de la población (países de América Central).
* Los gobiernos no supieron conjugar las políticas neoliberales con políticas
sociales a favor de los más pobres (es decir, regular desde el Estado las
políticas neoliberales).
Como se ha visto, los gobiernos que aplicaron políticas neoliberales no
abandonaron las políticas sociales en favor de los sectores más pobres y de
las clases medias. Pero el gasto público – que se invirtió (invertir = investir /
inversirse = être investi) principalmente en la salud y en la educación – no fue
suficiente ya que nunca logró compensar el rápido crecimiento demográfico
(que aunque se ralentizaba, seguía alto).

En resumidas cuentas, el neoliberalismo no cambió (y más bien


acentuó) la concentración de los ingresos en pocas manos y no
acompañó ningún proceso de transformación hacia sociedades
más igualitarias.
Por ejemplo:

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- En 1994, en México, “se calculaba que 183 000 personas, que constituían el
0,2 del total de la población, eran dueños de fortunas equivalentes al 51% del
PIB del país, situación no muy diferente en países como Chile y Brasil.” (del Pozo,
276)
- En 2001, se calculó que el 40% de la población argentina vivía en la pobreza.

- En 2005, en Colombia, el 80% del PIB se concentraba en manos del 20% de


la población.

Un rasgo (rasgo = trait, aspect) interesante es que la agravación de estas


desigualdades coincidió con una transformación de las sociedades
que tendieron a ser cada vez más liberales (en el sentido del
liberalismo político que defiende y protege la libertad de
expresión, de voto, de asociación).
En los años 1990:
- las dictaduras violentas habían desaparecido,
- los gobiernos eran elegidos,

- se organizaban elecciones,
- volvía a existir la libertad de expresión y de reunión (al menos en las sociedades
urbanas, ya que en las zonas rurales seguían existiendo violencia e ilegalidad: esos abusos eran
puntuales y nada generalizados, pero eran graves y los medios nacionales los daban a conocer)

En los años 1990-2000, estas nuevas realidades acompañaron las


transformaciones que ocurrieron en la vida política, social y
cultural de los países. Las estudiaremos en los cursos n°6 y n°7

Ejercicio n°2

- Describe con algunos ejemplos precisos los efectos positivos y negativos


de las políticas neoliberales en Latinoamérica a partir de finales de los 1980.

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