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EL HACINAMIENTO EN LOS CENTROS TEMPORALES DE DETENCIÓN Y LA


POROSIDAD EN EL SISTEMA PENITENCIARIO.
Ángela Dayana Tepud Castro
Juan Carlos Cuatin Navarrete
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SUMARIO
El presente escrito tiene como finalidad presentar al lector el contexto de una problemática
social abordada desde la aplicación de la criminología para detallar de manera sistemática las
implicaciones del hacinamiento carcelario en los centros de detención temporales y su relación
con el marcado fenómeno de la porosidad en el sistema penitenciario.
Una vez realizado el recorrido teórico a lo largo de la catedra de criminología nos hemos
percatado de las incesantes problemáticas de las políticas criminales enfocadas a castigo y la
venganza, pensadores como Foucault conciben el poder y la dominación como herramientas de
sumisión y de control, estas en sí mismas hacen parte de los modelos represivos impuestos para
mantener a los reclusos bajo una aparente estabilidad y doblegamiento, no obstante teóricamente
el sistema penitenciario y las política criminal de la venganza estiman unas mínimas condiciones
de dignidad de los reclusos en los que el reconocimiento de los derechos y garantías
fundamentales se supone deben estar garantizados, la anterior afirmación choca incesantemente
con la realidad de los sistemas penitenciarios y más aún en un país como Colombia donde la
corrupción y la falta de organización hacen un cultivo apropiado para que se presenten
deformidades incesantes en los modelos carcelarios que se han implementado a través del tiempo
hasta la actualidad.
Teniendo en cuenta estas problemáticas se plantean situaciones particulares como los sistemas
de las instituciones totales y su implementación además de la posibilidad de privatizar la atención
carcelaria haciendo de este un proceso más efectivo en el aspecto de dar orden al sistema y evitar
la porosidad, en Colombia existen diferentes limitantes a este tipo de visiones entre ellas destacan
la tradición de corrupción, la falta de logística y organización en el sistema penitenciario, la falta
de instalaciones adecuadas, el sobre cupo en las prisiones, el hacinamiento en los centros de

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Juan Carlos Cuatin Navarrete juancuatin@esap.edu.co
Ángela Dayana Tepud Castro 123angeladayana@gmail.com
Estudiantes de la Facultad de derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Nariño

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detención temporales, un sistema judicial demasiado lento, la rigurosidad de la penas para los
delitos menores, la poca aplicación de las nociones de justicia restaurativa entre otras tantas.
Finalmente, presentada la temática y problemática abordada se espera concluir razonadamente
la posibilidad de decantar y extractar algunas posibles soluciones al fenómeno del hacinamiento
en los centros de detención temporales y la porosidad del sistema penitenciario.

INTRODUCCIÓN

El Hacinamiento en los Centros Temporales de Detención y la Porosidad en el Sistema


Penitenciario es un tema de gran interés para el estudio de la criminología y los fenómenos
sociales que afectan a los reclusos, estos fenómenos se presentan como graves problemáticas
sociales que devienen el estancamiento y la precariedad de los sistemas penitenciarios
latinoamericanos y en especial el Colombiano, el cual esta cimentado aparentemente en
principios y valores de resocialización, penas dignas, respeto de los derechos humanos pero que
en la realidad de su aplicación se desdibuja totalmente de tan elevados parámetros.
La realidad del sistema penitenciario colombiano desde sus comienzos está marcado por la
falta de infraestructura, condiciones de salubridad, financiamiento y logística adecuada que
deriva gradualmente en un colapso casi que absoluto del sistema que permite la influencia nefasta
de la corrupción y la porosidad en todos los niveles es tanto así que los centros de detención o
cárceles colombianas el estado es una figura meramente decorativa, toda vez que son los mismos
reos los que dentro y fuera de los muros tienen una organización colectiva casi que absoluta
donde prima la concepción Darwiniana de la supervivencia del más fuerte o apto, que para el
caso es el dueño de los recursos y el negocio carcelario conocidos con el alias de “Plumas”, estos
nefastos personajes son los encargados de administrar los patios y de reclutar a los delincuentes
menores para las bandas criminales especializadas que hacen presencia en todo el país y otros
grupos armados que históricamente han pugnado por el poder político y económico de la región
que si bien en sus inicios tuvieron un gran componente revolucionario ahora son organizaciones
casi plenamente delincuenciales dedicadas a actividades criminales tan variadas y sumamente
organizadas como el narcotráfico, trata de personas, secuestraros, extorciones entre otros.

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Hemos decidido enfocar de manera un poco más limitada el análisis del contexto de la
problemática descrita en el hacinamiento en los centros de detención temporales conocidos
coloquialmente como permanentes donde la porosidad del sistema penitenciario está plenamente
arraigada, en estos centros confluyen particularidades muy especiales de personas que están en
proceso de ser judicializados, con capturados pendientes de legalización de captura y otros tantos
que una vez se ha legalizado su aprensión están a la expectativa del cumplimento de algún tipo de
medida de aseguramiento y que aguardan el traslado a un centro de detención formal, mientras
tanto son muchas las vicisitudes y conflictos que estos afrontan mientas están recluidos en estos
centros temporales.

EL HACINAMIENTO EN LOS CENTROS TEMPORALES DE DETENCIÓN Y LA


POROSIDAD EN EL SISTEMA PENITENCIARIO.
La actual concepción que hoy día se tiene de la Criminología, ha evolucionado a través de la
historia. En cuanto a su origen etimológico, la palabra Criminología deriva del latín “criminis” y
del griego “logos”, y su significado es el siguiente:
“el tratado o estudio del crimen”.
La definición de esta ciencia y su aplicación al tema de estudio esta sumamente ligado entre si
el estudio del crimen tiene como objeto de análisis el comportamiento y los motivos de quien
comente el crimen, adicionalmente como este interactúa una vez endilgada la responsabilidad
penal su posible cumplimiento de las penas y la opción teórica casi nunca real de la reinserción
social, la criminología ha ido cambiando y sobre todo evolucionando de acuerdo a los distintos
autores y lugar geográfico en el que aparece, según los distintos puntos de vista y enfoques
teóricos con los que fue estudiada, como así también de acuerdo a la época en la que ha sido
concebida.
Una breve noción histórica tomada de la nos extracta que el término “Criminología” fue
expresado por primera vez por el antropólogo Francés PABLO TOPINNARD en el año 1.883.

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según Rafael GARÓFALO, a fines de 1.885, la Criminología es la ciencia del delito.


GARÓFALO la definió como la ciencia general de la criminalidad y de las penas, VONT LISZT
como MEZGER la definen como la ciencia que tiene por objeto de indagación, la etiología
criminal. (Centro de Formación de estudio Criminal, 2023)

Otras concepciones nos esbozan la criminología como “La ciencia del crimen o estudio
científico de la criminalidad, sus causas y medios para combatirla”, así por ejemplo autores como
QUINTANILLA SALDAÑA en el año 1.929 la definió como la ciencia del crimen o estudio
científico de la criminalidad, sus causas y medios para combatirla, HURWITZ en 1.945 señala
que la Criminología “Designa aquella parte de la ciencia criminal que pone de relieve los factores
de la criminalidad mediante la investigación empírica, es decir, los factores individuales y
sociales que fundamentan la conducta criminal”. (Centro de Formación de estudio Criminal,
2023)
Estas concepciones algunas abordadas durante la catedra no dejan entrever que el concepto de
criminología ha tenido una evolución adaptativa al visón social cambiante las teorías como el
castigo que en un principio eran preponderantes en la actualidad son debatidas y refutadas.
Durkheim analiza el castigo partiendo de la necesidad de encontrar un hecho social para poder
definir el orden moral, pues este para él es un aspecto vital en la vida social. pero pese a ser tan
importante, el orden moral es abstracto y para tener una noción más tangible de este, se crearon
las sanciones dentro de los sistemas legales estas sanciones en la dinámica cambiante ya no
deberían obedecer a la concepción de la mera amenaza, el sistema penal actual, hace uso de
apoyos como los conceptos de las justicia restaurativa que puede presentar un mayor beneficio
tanto a los infractores de la ley penal como a los sujetos pasivos que pueden ser restituidos y
reparados íntegramente, favoreciendo así a los infractores y reduciendo el hacinamiento
carcelario que es un tema álgido y complejo que se presenta de manera general en todo el sistema
penitenciario.
Es así que el castigo es para Durkheim es una representación directa del orden moral de las
sociedades y por tanto el contenido de los delitos varía dependiendo del lugar y del tiempo y el
contexto, tengamos en cuenta por ejemplo el fenómeno de la criminalización de las sustancias
psicoactivas que degeneran en la violencia y el narcotráfico si se deja de criminalizar estas
conductas el efecto casi inmediato es la reducción de los posibles infractores que entran día a día

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a ser parte del sistema penitenciario, la razón subyace en que pese a las altas penas y la amenaza
de sanción estas conductas se han mantenido y crecen exponencialmente por que no se ataca a la
raíz del conflicto simplemente se criminaliza a un sector social que consume y a otro que provee
para el consumo, quitándole la ilegalidad y la violencia solo queda una actividad comercial
sumamente rentable.
Bajo esta línea considera que un acto es criminal cuando ofende la conciencia colectiva de las
sociedades y esto sucede según el autor, porque estos actos hieren sentimientos y valores
sagrados que están profundamente arraigados dentro de todas las conciencias de una misma
sociedad. Es así entonces que la respuesta punitiva para Durkheim está ligada a la pasión y por lo
tanto lo que motiva a castigar estos actos, más que ser algo racional, es el deseo de venganza este
deseo básico debe ser abandonado para dar parte a soluciones pragmáticas que permitan evitar a
deshumanización de las condenas y dignificar mínimamente a un sector poblacional que si bien
infringió la ley no merecen vivir como subhumanos. (Cortez, 2007)
En cuanto al efecto del castigo, Durkheim considera que este no es una forma de corregir al
culpable o intimidar a los demás, sino que su función es conservar la conciencia común y con ello
la cohesión de la sociedad, entonces la disuasión y el dolor que puedan producir la sanción son
considerados como elementos incidentales. Pero pese a ello, el autor plantea que el castigo debe
tener una energía proporcional a la energía del ataque que se ha sufrido.
Como ya lo mencioné anteriormente, los delitos van cambiando acorde al lugar y al tiempo en
el que nos encontremos y con ello también cambian los sentimientos que ofenden esos delitos.
Estos cambios se dan en dos aspectos:
1. INTENSIDAD DEL CASTIGO:

que tiende a disminuir a medida que avanzan las sociedades. Para Durkheim esto se
debe a que antiguamente la conciencia colectiva de las sociedades estaba basada en la
religión, que estaba en todos los aspectos de la vida y esto conllevó a que el delito
estuviera vinculado con el aspecto religioso también en la medida que atacaba el
corazón de la sociedad que era la religión. Contrario a esto, las sociedades actuales
tienen una moralidad diversa. Eso hace que los delitos tengan una resonancia diferente
y con ello los castigos sean menos severos, pues un acto no ataca la conciencia
colectiva de toda la sociedad sino de una sola parte de esta.

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2. LOS CASTIGOS EN SI MISMOS:


Han dejado de ser castigos corporales para pasar a ser la privación de la libertad, que
según el autor es un castigo más benevolente que los antiguos.
CRITICA

En el análisis hecho por Durkheim no se incluyen las sociedades intermedias, sino que él pasa
de las antiguas a las modernas directamente.
Por otra parte, cuando habla de una moral colectiva general, Garland nos dice que ello es
desconocer la historia real pues desde siempre ha habido una lucha constante entre las diferentes
fuerzas sociales.
Seguido de ella, el crítico nos dice que la relación que existe entre la sociedad y las normas, es
una donde las dos se condicionan mutuamente, es decir las normas dependen del tipo de sociedad
y a su vez el tipo de sociedad influye en la creación de normas. Y no tiene una relación de causa
y efecto como decía Durkheim (Cortez, 2007)
También Garland considera que las sanciones no necesariamente coinciden con la sociedad ni
se sanciona necesariamente buscando una armonía social, sino que la penalidad es un instrumento
de regulación social amoral y su propósito no es contener la criminalidad, este es un efecto
accesorio y deseable pero lo que realmente se busca es conservar la autoridad. (Garland, 2005)
Otras tendencias buscan por ejemplo la implementación de las instituciones totales, el análisis
de este tema de Erving Goffman “Internados” describe la implementación de este modelo en el
sector salud, estos modelos son extremadamente absorbentes y negacioncitas de la individualidad
de sus sujetos donde estos pasan a ser subyugados a tal punto de perder el sentido del libre
albedrío y terminan en convertirse en fichas maleables que son fáciles de dominar, estos modelos
aplican a los sistemas carcelarios represivos no obstante en modelos como el colombiano, es
sumamente difícil que se den estas condiciones ideales de implementación de este tipo de
modelos recalamos la existencia de un contexto de porosidad de los sistemas donde el estado que
es el que designa no solo la política criminal si no también la carcelaria carece de poder para
homogenizar las condiciones del modelo carcelario del país. (Goffman, 1972)
Otros ejemplos de instituciones totales son el barco mercante y las fábricas, pero estos
conceptos aplicados al sistema penitenciario son para Colombia una mera idealización la realidad

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imperante discierne totalmente de este tipo de concepción Las instituciones totales y su condición
supresora de la identidad personal son sin duda elementos que no integran las realidades del
sistema penitenciario de nuestro país en un sentido derivado de la acción estatal pero si desde
otro sentido de dominación de los que verdaderamente manejas el sistema penitenciario si se da
de alguna manera esa supresión de identidad y de subyugación no propiciada por el estado si no
por las organizaciones detentadoras de la posición de poder dentro de cada cárcel que han
establecido sistemas muy elaborados y restringidos de dominación estableciendo horarios,
modos, clases sociales, sistemas de intercambio de bienes y servicios (en su mayoría ilegales)y de
interacción social. (Goffman, 1972)
“Junto a la ventana de papel, los locos procuran devorarse el rostro (…) con o sin rostro,
siempre están al borde de develar un nombre o evaporarse. Su crimen es no ser habituales ni
sagrados y el terror que producen es en realidad el sobresalto al descubrir que esas partes
devoradas renacen en nosotros. Si meditamos que hay locos en torno no es posible dormir en
paz…” (Méndez, 2013, p.46)

Erving Goffman (1922-1982) es uno de los autores más destacados de la Escuela de Chicago.
Solemos identificar su teoría sociológica por su particular visión de la sociedad bajo un matiz
dramatúrgico. Dicho esto, desde la mayor simplicidad: pensaba que existía una analogía entre las
metáforas teatrales (su fragmentación en actos, la precisión exacta del actor para el buen
funcionamiento de la obra, el uso de disfraces y máscaras, las nociones de éxito o fracaso en
función de la credibilidad frente al público…) y las distintas acciones e interacciones ordinarias
de los individuos en la sociedad.
El interés fundamental del análisis de Goffman se encuentra en las micro situaciones y las
relaciones cara a cara. La complejidad dinámica de estas relaciones se reflejará a mayor escala en
el conjunto social. Se entiende la interacción social como:
“aquella que se da exclusivamente en las situaciones sociales, es decir en las que dos o más
individuos se hallan en presencia de sus respuestas físicas respectivas” (Goffman, 1983. p 2).
Esta interacción polar, solo es posible en el marco de tensión de la relación, en la que
observar y el estado consciente de ser observado (control recíproco entre los participantes) se
tornan premisas necesarias y condicionantes de la interacción. A su vez, se inserta un tercer actor
en la relación, que sería el entorno o escenario en el que se desarrolla la trama. Cada sujeto antes

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de la interacción con otro u otros, cuenta con un libreto, una serie de informaciones de su
personaje (cómo desea representarse), arquetipos de los posibles personajes que puede interpretar
el otro y preformas conductuales de acuerdo al entorno en el que se encuentren inmersos.
(Goffman, 1972)

A pesar de toda esta información preliminar y de la proyección consciente que el sujeto


realiza, existe un amplio margen que escapa al ordenamiento que podríamos encontrar en un
escenario teatral y en este estado de incertidumbre, se construyen parlamentos adyacentes que
solo serán interpretados de ser necesario. Según Goffman los actores sociales actúan por
inferencia, que es la que les permite reducir en gran medida el rango de posibilidad de acción del
otro. Por ejemplo: cuando tomamos un autobús, suponemos que el conductor está licenciado en la
conducción del mismo, no pensamos que no tiene la más pálida idea de cómo sostener un
volante. Es este acto de fe, el que nos permite reducir el razonamiento excesivo y actuar con un
margen de premisas relativamente constantes (Goffman, 2001, p. 15).
Ahora bien, en complementariamente se refiere la Sociedad de los cautivos en cuanto a la
realización de una crítica a esta concepción de las cárceles de máxima seguridad que
comparativamente son la excepción en el sistema penitenciario colombiano por lo ya referido en
cuanto a infraestructura y capacidad administrativa del estado para establecer un sistema eficiente
que dignifique a los reos y permita un adecuado manejo de las personas que por cualquier motivo
están privados de su libertad.
La inferencia nos permite catalogar en cajones los posibles personajes y darles un trato según
su estatus. Modificaremos nuestra conducta de acuerdo a múltiples valores. Existen un conjunto
de situaciones que parecen espontáneas, cuando en realidad están prefijadas por un complejo
ordenamiento social. Este orden es ofrecido al sujeto y con él interactúa, pero no solo como un
mero receptor, al introducirse en la interacción también adopta la postura de moderador de la
acción de los otros.
“La única manera que tiene el guardia de asegurar obediencia en las áreas más importantes del
régimen de custodia es tolerar violaciones menores a las reglas y regulaciones (en otras)”,
aseveró Gresham Sykes en 1958, y alteró para siempre la reflexión sobre las prácticas que
garantizan el orden dentro de las prisiones.

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Sociólogo norteamericano, nacido en el año 1922 y fallecido en 2010, desarrolló desde


comienzos de la segunda mitad del siglo XX líneas de indagación en torno al delito y el castigo
centrales en la materia. Por su traducción al español en esta misma revista, su figura resulta
inescindible de los trabajos junto a David Matza sobre delincuencia juvenil, valores culturales, y
la creación de justificaciones del comportamiento desviado: “Técnicas de neutralización: una
teoría de la delincuencia” de 1957, y “Delincuencia juvenil y valores subterráneos” de 1971.
Sin embargo, una parte central de su obra, sumamente influyente en la literatura especializada
de otras latitudes, no había sido traducida aun al español, reduciendo su impacto en
Latinoamérica. Se trata de una investigación de campo desarrollada en la prisión estadual de
máxima seguridad de Trenton, New Jersey, a partir de la relación académica devenida en
amistad– trazada con su director, Lloyd Mc Corkle y publicada bajo el título The Society of
Captives. A study of a máximum security prison.
En La Sociedad de los Cautivos, puede proponerse, se ofrecen claves de lectura sumamente
útiles para enfrentar ciertos problemas de investigación empírica en debate actualmente en
nuestro contexto, y aquí serán presentadas como tesis fundamentales del trabajo de Sykes. En la
catedra de criminología se nos ha dejado la síntesis de esta última temática como la
comprobación empírica de lo estudiado y analizado es aquí donde se comprueba las teorías y se
ve realmente la aplicación y los efectos de los sistemas totalizantes de las instituciones y
sistemas.
La tensión entre las finalidades generales del encarcelamiento y los objetivos específicos e
internos de la prisión se resuelve a favor de estos últimos. El régimen penitenciario, propone
Sykes, es el medio para concretar los objetivos asignados por el orden social a la prisión. Sin
embargo, “el traspaso de las tareas sociales generales a procedimientos organizacionales
específicos se topa con dificultades”, al deber compatibilizar una serie de expectativas sociales
inconsistentes y hasta contradictorias entre sí: evitar fugas, garantizar cárceles ordenadas, castigar
a los condenados y reformarlos a la vez, en prisiones que se autofinancien. (Sykes, G. La
sociedad…, cit., p. 42. 3 Sykes, G. La sociedad…, cit., p. 66. 230)
En esa disputa entre diversas finalidades, prevalece sin dudas la tarea de custodia, y las
autoridades penitenciarias identifican en la evitación de la fuga su principal preocupación, y
garantizar el orden interno la segunda. Y es en el “altar de la seguridad” que se justifica una
regulación infinitesimalmente molesta, y hasta ridícula en algunas ocasiones. “Para los

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funcionarios penitenciarios los guardias apostados en el muro perimetral son la última línea
defensiva de la institución, no la primera, y ellos pelean su batalla en el centro de su posición, no
en su perímetro”. (Gual, 2017)
Solo subsidiariamente, las autoridades penitenciarias se preocupan por la finalidad del
autoabastecimiento carcelario, cumplir el mandato social de que la persona detenida sea castigada
y, en último lugar, favorecer a su proceso de reforma. Para cumplir esos objetivos, las autoridades
penitenciarias “parecen ostentar un poder casi infinito”.
Por el contrario, sostiene Sykes, aquel resulta sumamente defectuoso al no existir compulsión
moral alguna de las personas detenidas a obedecer a las órdenes impartidas. La gestión de la
prisión resulta, entonces, de la siempre inestable combinación entre ejercicios de violencia y
aislamiento, el establecimiento de sistemas de castigos y recompensas formales e informales y, lo
prioritario en Sykes, la habilitación de una cierta dosis de ilegalidades para evitar confrontaciones
en las áreas de la gestión de la prisión que más preocupan a la administración. Esta resulta la
segunda tesis principal en la obra de Sykes: portadora de un poder defectuoso, la principal
herramienta de que dispone la administración penitenciaria para garantizar el orden dentro de las
prisiones es la tolerancia a ciertas violaciones a la disciplina carcelaria, con el objetivo de
asegurar conformidad en otras áreas más sensibles.
Aun con lo discutible que resulta el ejemplo escogido por Sykes para demostrar las
dificultades de la administración penitenciaria para imponer su orden dentro de la prisión5 , y la
imposibilidad de trasladar a nuestro contexto sus afirmaciones sobre un uso poco extendido de la
violencia física por parte del personal penitenciario, la tesis posee un interesante potencial para
nuestras latitudes y sus indagaciones empíricas sobre la combinación entre violencia, aislamiento,
régimen progresivo, acceso a derechos educativos y laborales y habilitación de micro ilegalidades
como claves centrales en la gestión del orden interno. (Gual, 2017)
Es que, como propone Western en la introducción que acompaña la edición traducida al
español, el uso de la fuerza por parte de los agentes penitenciarios es una fuente inadecuada de
orden social intramuros. Para Sykes, la violencia física aplicada directamente por personal
penitenciario no puede ser la herramienta privilegiada de gobierno, (Sykes, G. La sociedad…,
cit., p. 71. 5 Conf. Sykes, G. La sociedad…, cit., p. 99)
Si las tareas prioritarias para la administración penitenciaria resultan la custodia y garantía del
orden interno, la existencia de infracciones a la norma escrita e imposición de sanciones en

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consecuencia, lejos de verse como defectos del poder total para imponerse, pueden ser entendidas
como fenómenos que acaban por fortalecer su posición de poder antes que ponerla en crisis.
(Gual, 2017)

No de toda la prisión, para todos los subgrupos que integran el colectivo de personas
detenidas, de manera constante y en todas las circunstancias en que se busque conformidad: “El
uso de la fuerza es gravemente ineficiente como medio para asegurar obediencia, sobre todo
cuando aquellos que son controlados deben realizar una tarea compleja. Un garrotazo puede
refrenar una revuelta imprevista, pero no puede asegurar un desempeño eficaz en la máquina
troqueladora”. Tampoco la cárcel es puro aislamiento, pese a las circunstancias específicas en que
el confinamiento en solitario se vuelve una prisión dentro de la prisión. Ni puede ser gestionada a
partir de lo que Sykes define un deficiente sistema formal de castigos y recompensas, donde los
beneficios por mostrar obediencia pueden ser representados como derechos adquiridos.
Para tener en cuenta uno de los detalles más particulares es que la mayoría de reos cumplen
común unas características plenamente identificables como lo son ser originarios de clases
sociales marginales, carecer de oportunidades educativas y económicas, haber sido permeados o
influenciados por contextos de violencia entre otros, estas situaciones hacen que en cierta forma
se castigue la pobreza.
La aportación de Loïc Wacquant al debate en torno a los cambios punitivos ha venido
recibiendo una atención creciente, hasta el punto de que en sólo una década ha pasado a formar
parte de los autores de referencia en este campo, junto a David Garland, John Pratt o Frank
Zimring, entre otros. Su libro, Castigar a los pobres, y Las cárceles de la miseria, donde explicaba
cómo un nuevo sentido común acerca de la penalidad, con sus correspondientes prácticas, era
importado desde Estados Unidos e implantado en Europa. (Sanchez, 2011)
Castigar a los pobres en el contexto del planteamiento de la hacinamiento de los centros de
detención temporales y la porosidad del sistema penitenciario es una de los aportes para cimentar
las razones por que hay tanta aparente delincuencia, las causas políticas y sociales que han
llevado a Estados Unidos a encerrar a 738 de cada 100.000 habitantes que tiene el país (la media
en Europa es de unos 100), convirtiéndolo en el país del mundo que más encierra en prisión (de
los países de los que constan datos). Con más de dos millones de presos y más de seis millones de
personas bajo algún otro tipo de control penal (libertad vigilada, parole), el escenario es bien

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distinto del que existía a principios de los años setenta, cuando el futuro de la prisión estaba en
entredicho. ¿Por qué se ha producido este cambio? ¿Qué ha hecho que, en tan poco tiempo, se
haya pasado a penalizar a tanta gente? (Sanchez, 2011)
La respuesta que da Wacquant es que el Estado se ha reconfigurado, borrándose en la esfera
económica, debilitando el Estado social y ampliando su actuación penal, y que este nuevo Estado,
neoliberal, ha puesto en marcha una serie de políticas para lidiar con la inseguridad social que se
ha instalado en las clases medias y bajas estadounidenses. El autor sitúa su trabajo dentro de la
sociología del Estado, si bien, como pasa siempre que se opta por un análisis social amplio y
matizado, podría ser incluido dentro de otras sub disciplinas, como la poco desarrollada
sociología del castigo o la sociología de la pobreza (o de las políticas públicas). Para elaborar su
análisis, el autor parte de tres supuestos que es importante tener en mente para interpretarlo
correctamente.

Lo primero que hay que hacer para comprender la actual situación penal, según él, es romper
la relación que se presupone que existe entre crimen y castigo: las tasas de encarcelamiento y los
índices de delincuencia no correlacionan más que débilmente en prácticamente todos los países
para cualquier periodo histórico. La criminalidad no ha cambiado, ha cambiado la visión que la
sociedad tiene de ella. El segundo paso es volver a vincular las políticas sociales y la política
penal, viendo en ellas dos caras de la misma política: la de la gestión de la pobreza (de manera
similar a como ocurría en las primeras etapas de la revolución industrial). (Sanchez, 2011)
En tercer lugar, Wacquant ve necesario superar la tradicional oposición entre los enfoques
simbólicos y materialistas, integrándolos y sólo separándolos como momentos del análisis. Por
último, el autor francés rechaza la visión conspirativa de la Historia y, consecuentemente, que
todos estos cambios sean el producto organizado de un planificador omnisciente. (Sanchez, 2011)
Las anteriores disertaciones de las Instituciones totales y la sociedad de los cautivos, nos
permiten integrar esta visión a los sistemas penitenciarios en Colombia y a como estos en
especial la parte que a la que pertenecen los centros de detención temporales (Permanentes), son
un ejemplo anómalo de este tipo de tendencias porque no son instituciones como tal son para
instituciones que cumplen ciertos características moldeadoras que permiten reducir al individuo a
la condición de objeto quitándole su identidad e individualidad para ser dominado, los centros de
detención temporales se han convertido después de la pandemia de 2019 en los caldos de cultivo

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de diferentes y graves problemas sociales que tienen afectada la dignidad de muchas personas
que esperan la legalización de captura, la imputación de cargos, el cumplimiento de medidas de
aseguramiento, entre otras medidas dentro de sus procesos penales para ser trasladados a centros
permanentes o eventualmente gracias a un subrogado recuperar la libertad, en conclusión es
evidente as condiciones de estaos centros de reclusión temporales aun obedecen a la visón de
castigo corporal y no al resarcimiento del daño por medio de la justicia restaurativa, esta
concepción de venganza se mantiene incólume e inamovible pese a la evolución de las
sociedades al individuo y al parecer al sistema aun lo mueven los más básicos instintos que no
permiten que las condiciones de mínima humanidad se hagan presentes para las personas que
infringieron el ordenamiento jurídico penal sean los que cumplan unas penas dignas y
resocializadoras.
Como conclusión final de la disertación en contraste con el concepto ideal del sistema
penitenciario resaltamos que este sistema se ha convertido en un repositorio casi que inagotable
de personal que llega a estos sitios por primera vez y que pronto son reclutados por sistemas
criminales que ven a las personas como reclutas para la actividad delictiva, los centros de
detención temporales y las prisiones son la universidad del rimen y tristemente casi todo
desafortunado que tiene la desgracia de permanecer por largo tiempo en estos lugares tiende
adaptarse a este sistema totalizante y a verse absorbido por un conjunto de situaciones de riego tal
como las drogas, e hacinamiento, la comercialización de bienes y servicios básicos, la falta de
alimento, las condiciones insalubres que hacen que las enfermedades sean el común denominador
de la población carcelaria.

La población pobre es la principal víctima del sistema social y económico que ha diseñado el
sistema penitenciario bajo una visión aparentemente Lombrociana que desconoce los problemas
estructurales de la pobreza y los caminos que conducen a los individuos a crimen, es la misma
sociedad que aún conserva la visión de venganza y retribución de causar dolor la que debe
generar los cambios necesarios para los sistemas penitenciarios sean un poco más humanos y
conseguir medidas y políticas dirigidas a atacar las verdaderas y reales causas del crimen.

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Referencias
Centro de Formación de estudio Criminal. (2023). Centro de Formación de estudio Criminal. Obtenido de
https://www.estudiocriminal.eu/criminologia/

Cortez, L. M. (2007). Heintonline. Obtenido de


https://revistas.uexternado.edu.co/index.php/derpen/article/view/971

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https://www.studocu.com/co/document/universidad-santo-tomas-colombia/seminario-de-
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castigo-y-la-construccion-de-la-autoridad-un-replanteamiento-de-la-perspectiva-de

Goffman, E. (1972). Internados. Obtenido de Ensayo Sobre la Situacion Social de los Enfermos Mentales:
https://ddd.uab.cat/pub/papers/02102862n6/02102862n6p198.pdf

Gual, R. (2017). Comentario a la Sociedad de los Cautivos. Obtenido de


http://www.scielo.org.ar/pdf/delito/v26n44/v26n44a11.pdf

Sanchez, I. G. (2011). Redefiniendo la pobreza y la penalidad:. Obtenido de


file:///C:/Users/Caro/Downloads/Dialnet-RedefiniendoLaPobrezaYLaPenalidad-3930061.pdf

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