Está en la página 1de 7

Universidad Nacional de Córdoba

Secretaría de Extensión Universitaria

Diplomatura en Derechos Humanos y Contextos de Encierro


Módulo 1: “Derechos Humanos y la cuestión carcelaria”

Trabajo Final: “Lo carcelario”

Lic. Belén Anahi Rivadero

2021
Diplomatura en
Derechos Humanos y Contextos de Encierro
Lic. Belén Anahi Rivadero
1
10. LO CARCELARIO
Resumen

En el comienzo del capítulo, Foucault fija la fecha de terminación del sistema


carcelario en 1840, cuando se da la apertura de Mettray. Plantea que el modelo de esta
institución es la forma disciplinaria en su estado más intenso, habiendo en él algo del
claustro, de la prisión, del colegio y del regimiento. Los pequeños grupos jerarquizados
se reducen a cinco modelos: el de familia, el del ejército, el del taller, el de la escuela y el
judicial. Donde ante la menor desobediencia se infligen castigos y el principal castigo es
el encierro.
Esta superposición de modelos diferentes permite circunscribir la función de
encauzamiento de la conducta. Los jefes de Mettray son técnicos del comportamiento,
ingenieros de conducta, ortopedistas de la individualidad. Tienen que fabricar cuerpos
dóciles y capaces. Esta educación, a la vez, va acompañada de la observación de los
internos. De esta manera, el modelado del cuerpo da lugar al conocimiento del individuo.
Mettray es ejemplar, sobre todo, en que allí se reconoce el encauzamiento de la conducta,
apoyándose a su vez de otras formas de control como la medicina, la religión y la
educación, pero pudiendo diferenciarse de ellas.
Los jefes ejercían un control constante de los colonos, basándose en la
convivencia con ellos, ejercían una observación permanente. Es objetivo de su programa
era someter a directivos futuros a aprendizaje según las mismas coerciones que se aplican
a los detenidos a partir de la enseñanza de las "relaciones de poder". Lo penitenciario es
una técnica que se aprende, transmite y obedece, según normas generales.
Además, Foucault plantea que Mettray ha sido la más famosa de una serie de
instituciones que, por fuera del derecho criminal, han constituido un “archipiélago
carcelario”. Con este término, desarrolla el continuum carcelario que generan las
fronteras confundidas entre el encierro, los castigos judiciales y las instituciones de
disciplina. A través de este continuum difunde las técnicas penitenciarias más allá del
sistema penal, haciendo pesar sobre la más pequeña irregularidad, desviación o anomalía,
la amenaza de la delincuencia.

1
Todo este trabajo estuvo realizado en base a la bibliografía: Foucault, M. (1976) “Vigilar y Catigar. Nacimiento de
la prisión”. México: Siglo XXI, 2009. Y las notas tomadas durante las clases del Módulo 1 de la Diplomatura en
Derechos Humanos y Contextos de encierro, 2021, dictado por Daroqui Alcira, López Ana Laura y Motto Carlos.
Diplomatura en
Derechos Humanos y Contextos de Encierro
Lic. Belén Anahi Rivadero
En cuanto al “archipiélago carcelario”, plantea que es una red carcelaria sutil,
desvanecida, con instituciones compactas, pero también con procedimientos carcelarios
y difusos que se han encargado del encierro arbitrario, masivo, mal integrado de la época
clásica. Aunque sin prisión compacta, hay una serie de dispositivos con mecanismos
carcelarios: sociedades de patronato, obras de moralización, oficinas de socorro y
vigilancia, ciudades y alojamientos obreros. El “archipiélago carcelario” transporta la
técnica penitenciaria al cuerpo social entero.
Se pueden enumerar algunas características del "archipiélago carcelario" y del
"sistema carcelario":
1. Este vasto dispositivo establece una gradación lenta, continua e imperceptible
que permite pasar de manera natural del desorden a la infracción. El sistema carcelario
empareja las dos series de lo punitivo y lo anormal. Lo "carcelario", con sus formas
múltiples, difusas o compactas, sus instituciones de control o de coacción, de vigilancia
discreta y de coerción insistente, establece la comunicación cualitativa y cuantitativa de
los castigos; pone en serie o dispone, siguiendo empalmes sutiles, las pequeñas y las
grandes penas, los premios y los rigores, las malas notas y las menores condenas.
2. Lo carcelario permite el reclutamiento de los grandes delincuentes.El sistema
carcelario no rechaza lo inasimilable arrojándolo a un infierno confuso: no tiene exterior,
es la sociedad panóptica, la armadura omnipresente. El delincuente no está fuera de la
ley, está en el corazón mismo de la ley, o al menos en pleno centro de esos mecanismos
que hacen pasar insensiblemente de la disciplina a la ley, de la desviación a la infracción.
El delincuente es un producto institucional, es el archipiélago carcelario el que asegura,
en las profundidades del cuerpo social, la formación de la delincuencia a partir de los
ilegalismos leves, la recuperación de éstos por aquélla y el establecimiento de una
criminalidad especificada.
3. El efecto más importante del sistema y el archipiélago carcelarios es que logra
volver natural y legítimo el poder de castigar y rebajar por lo menos el umbral de
tolerancia a la penalidad. Tiende a borrar lo que puede haber de exorbitante en el ejercicio
del castigo. La forma prisión difundida legaliza y legitima el poder disciplinario, que así
elude el exceso de abuso. La prisión continúa la labor que innumerables mecanismos de
disciplina de la sociedad, realizan; y "naturaliza" el poder de castigar y el de disciplinar.
4. El sistema carcelario ha hecho valer una nueva forma de ley: un conjunto mixto
de legalidad y naturaleza, de prescripción y constitución, la norma. La red carcelaria con
Diplomatura en
Derechos Humanos y Contextos de Encierro
Lic. Belén Anahi Rivadero
formas compactas o diseminadas, con sistemas de inserción, distribución, vigilancia y
observación es el gran soporte de la sociedad moderna, el poder normalizador.
5. El tejido carcelario asegura las captaciones reales del cuerpo y su perpetua
observación. Define un aparato de castigo conforme a su economía de poder y de acuerdo
al instrumento para la formación del saber que se requiere. Su funcionamiento panóptico
le permite desempeñar este doble papel. Así, de la justicia inquisitoria se ha centrado en
la justicia examinatoria. El sistema carcelario constituye una de las armazones de ese
poder saber que ha hecho históricamente posibles las ciencias humanas. El hombre
cognoscible es el efecto-objeto de esta invasión analítica, de esta dominación-
observación.
6. La prisión tiene, a pesar de haber sido fuertemente criticada desde su aparición,
extrema solidez. Ahora bien, cuando se trata de modificar el régimen de encarcelamiento,
el bloqueo no viene de la sola institución judicial, lo que resiste es la prisión en todas sus
determinaciones, vínculos y efectos extrajudiciales. A medida que la medicina, la
psicología, la educación se van quedando con una parte mayor de los poderes de control
y de sanción, el aparato penal, en compensación, podrá medicalizarse, psicologizarse,
pedagogizarse; y, con ello, se hace menos útil el eje que constituía la prisión, cuando por
el desfase entre su discurso penitenciario y su efecto de consolidación de la delincuencia,
articulaban el poder penal y el poder disciplinario.
Si algo político está en juego en torno de la prisión, no es saber si será correcta o
no. El problema actualmente está en el incremento de la importancia de estos dispositivos
de normalización y toda la extensión de los efectos de poder que suponen, a través del
establecimiento de nuevas objetividades. En la posición central que ocupa, la prisión no
está sola, sino ligada a una serie de otros dispositivos carcelarios que aparentemente son
distintos, pero que tienden a ejercer un poder normalizador. Estos dispositivos se aplican
en torno del aparato de producción y lo que rige estos mecanismos es la necesidad de un
combate y las reglas de una estrategia.
Las nociones de institución, de represión, de rechazo, de exclusión, de
marginación, no son adecuadas para describir, en el centro mismo de la ciudad carcelaria,
la formación de las blanduras insidiosas, de las maldades poco confesables, de las
pequeñas astucias, de los procedimientos calculados, de las técnicas, de las "ciencias" a
fin de cuentas que permiten la fabricación del individuo disciplinario.
Diplomatura en
Derechos Humanos y Contextos de Encierro
Lic. Belén Anahi Rivadero
10. LO CARCELARIO
Síntesis

Pensar lo carcelario a partir de los aportes de Foucault, es entender que se trata de


un mecanismo que va más allá de las cárceles. Es un sistema complejo, diseñado para
excluir a aquella parte de la sociedad que representa un “peligro” para la misma.
En el transcurso de la historia, las penas fueron transformándose desde actos
violentos, públicos, ejemplificadores a un asunto privado y “humanizado” utilizando el
encierro como única opción. Esto, llevó a una naturalización de lo carcelario, nadie sabía
lo que pasaba allí dentro, pero servía para apartar y quitar aquel estorbo, para moldearlo
y que sea útil a la sociedad.
Lo carcelario, en la época histórica en que se consolida, sirve a un sistema
capitalista que busca máquinas de producción y consumo. Su principal función, entonces,
se centra en disciplinar los cuerpos, hacerlos funcionales al sistema, generar mano de obra
capacitada y barata. Ahora bien, este sentido de lo carcelario se disfraza detrás de la
máscara de la “resocialización”.
En su escrito, Foucault plantea que lo carcelario, lejos de cumplir este fin
socializador, se trata más bien de sostener las relaciones de poder. Plantea que en los
establecimientos carcelarios también se observa a los internos, se convierten en objetos
de estudio, que producen conocimientos a las distintas disciplinas. En este sentido, el
ejercicio del poder no se da sólo desde lo jurídico, sino también desde otras disciplinas
que aportan al sistema, sosteniéndolo en el tiempo.
Lo carcelario no se limita solo a las cárceles, Foucault plantea que es un continuum
de una red de instituciones que cumplen las mismas funciones utilizando las mismas
técnicas penitenciarias. En relación a esto, se plantea que los sujetos, desde muy temprana
edad se encuentran institucioinalizados. Este archipiélago carcelario incluye las
instituciones disciplinarias que abordan la niñez, como los hogares de acogida o las
escuelas; la adolescencia con los reformatorios para los huérfanos o jóvenes en conflicto
con la ley; los hospicios, que abordan a los enfermos y a los locos; los asilos que se
encargan de los ancianos; y las cárceles, que se encargan de los delincuentes. Lo que
tienen en común todas ellas, además del método penitenciario, es que aíslan a los sujetos
que molestan a la sociedad y no son funcionales al sistema capitalista, presentando un
potencial peligro.
Diplomatura en
Derechos Humanos y Contextos de Encierro
Lic. Belén Anahi Rivadero
Esta presentación como peligrosos, también se construye como una
representación, no implican un peligro real. Es una construcción que sostiene el mismo
sistema carcelario que, a su vez, sostienen su poder disciplinador.
Una parte que me pareció muy interesante de este capítulo de lo carcelario, es que
el sistema está hecho de forma tal que todos los miembros del mismo se encuentran en
las dinámicas disciplinadoras y de relaciones de poder. Es decir, no se dirige únicamente
a los internos, como sujetos objetivos de las intervenciones, sino que también moldea la
forma de ser de los que trabajan con los internos. Forman a los guardias, jefes y directores
en estas dinámicas de poder.
A su vez, una parte fundamental de este mecanismo es el panóptico, la mirada
constante puesta en los actores institucionales. Una mirada que, si bien no siempre está,
hace sentir que sí, que siempre se está siendo observado. Funcionando de esta manera
como una de las formas más eficaces de disciplinamiento. Modelo que se repite, por
ejemplo, en las religiones que plantean que Dios todo lo ve, por lo que hay que estar fuera
del pecado, porque se va a enterar y te castiga.
Algo que me llama la atención y me hace repensar este dispositivo, es que una de
las formas de control dentro del encierro, es el encierro. Como si no fuera suficiente con
ser despojado de lo social dentro de la sociedad, también se despoja de los vínculos dentro
del encierro. El aislamiento como método de castigo que sigue al día de hoy
reproduciéndose en las instituciones carcelarias. Lo que me evoca a la película “El secreto
de sus ojos”, donde el viudo no cree suficiente la cárcel como castigo, sino que encierra
a quien asesinó a su pareja, privándolo no sólo de su libertad, sino también de cualquier
vínculo con las personas.
En este sentido, pienso las conceptualizaciones respecto del desplazamiento del
castigo del cuerpo al alma. Pienso también su relación, en la actualidad, con la reacción
social ante el delito. No parece suficiente castigo el encierro y el desplazamiento, sino
que los presos tienen que sufrir. Al punto de que no sólo se pide su muerte, se pide que
sufra, que se pudra en la cárcel. Entonces, las cárceles precarizadas se vuelven un pedido
de la sociedad. Que así sean, que les falte todo, no merecen nada que se relacione con
dignidad y si hay torturas, mejor. Ahora, me pregunto, si las personas se enfrentaran
realmente con las realidades de las cárceles ¿pedirían lo mismo? ¿Se puede generar
empatía? En lo personal, tuve la suerte de haber hecho prácticas en una cárcel de
Colombia, en el marco de un intercambio académico, donde uno de sus programas se
Diplomatura en
Derechos Humanos y Contextos de Encierro
Lic. Belén Anahi Rivadero
trataba en llevar a adolescentes a que visiten la cárcel. Si bien las formas y los objetivos
que pretendía el programa lejos estaban de generar empatía en los adolescentes, más bien
se trataba de una visita ejemplificadora, luego de recorrer las instalaciones de la cárcel y
de hablar con algunos de los internos, los adolescentes llegaban a conclusiones muy
interesantes. Yo, siendo extranjera no sólo del país, sino también de la institución, todo
lo que parecía normal lo miraba con asombro. Se pretendía, entonces, reflexionar acerca
de las consecuencias de implicarse en conductas criminales, sin embargo, muchas de las
conclusiones de los adolescentes fueron que nadie merecía vivir en esas condiciones.
Entonces, quizás sí, se puede generar empatía. Pero no creo que la forma sea
tratando como un zoológico a la cárcel, sino haciendo hincapié en una educación basada
en derechos humanos. Personalmente, para cambiar esa postura de desechar al
delincuente, tuve que atravesar un amplio recorrido de formación y por experiencias que
me hicieron replantear mi mirada. Creo que fue crucial poder mirar desde una perspectiva
de derechos, si bien aún tengo algunas contradicciones, es un proceso que se trabaja día
a día. Me parece muy importante poder trabajar estas temáticas dentro de la universidad,
que construye un campo de debates y reflexiones para poder aportar a una sociedad más
justa y comprometida con el cumplimiento de los derechos humanos de todes.

También podría gustarte