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Ermita de San Telmo, Las Palmas de Gran Canaria.

Esaú Sánchez Hernández.


4º Hª del Arte. Facultad de Geografía e Historia, ULL.

Será la conquista de las islas de realengo cuando se configure en Canarias el gusto


del gótico, llevando un avance estilístico de retrasos con respecto a la península. Para las
construcciones se tendrá en cuenta la localización geográfica y los recursos que ésta
ofrece, por lo que el gusto por lo mudéjar será de gran preponderancia por los
cerramientos en madera.

La rápida implantación del cristianismo en la isla de Gran Canaria propicia las


construcciones religiosas con aspecto ambiguo, pues aunque elementos usados en algunas
áreas responden a un lenguaje gótico-renacentista, la construcción de una techumbre de
madera hace que la consolidación del edificio se produzca de manera más rápida y por
ende se proclama la hegemonía religiosa.

La llegada de conquistadores provenientes del sur de España hace también posible


una consolidación del gusto mudéjar en las islas, así vemos en la Iglesia de Telde un gran
ejemplo del gusto de los patronos del mayorazgo de Teldiense por medio de Hernán
García del Castillo, avecinado en Sevilla desde 1440, se enrola en la conquista de Gran
Canaria junto a su primogénito Cristóbal, trayendo con su descendencia las influencias
que hacen de la Iglesia de la villa un ejemplo de confluencia de estilos que perviven a
posterior.

Ermita de San Telmo, Las Palmas de Gran Canaria: destruida tras las incursiones
piraticas del holandés Pieter van der Does en 1599, siendo reconstruida con prontitud a
principios del siglo siguiente (1604) y con una multiplicidad de lenguajes que abarcan
desde la portada renacentista, con el uso del remate con frontón y pilastras adosadas en
las esquinas, hasta un interior que cuenta con un retablo y un altar al más puro estilo
rococó. Será de especial atención en este comentario el cerramiento usado para esta
ocasión; un cerramiento de madera decorado y elaborado con el lenguaje mudéjar.

El marco geográfico en el que se encuentra es de gran importancia debido al


patronato de esta construcción; San Telmo (patrón de los marineros), pues la Plaza de San
Telmo se encontraba en esos momentos en las cercanías marinas, pero hoy día
descentralizada por la construcción del paseo marítimo y la estación de guaguas.

Otro de los aspectos de gran preponderancia para el estudio de estas construcciones


religiosas es la dicotomía existente entre el alto y bajo clero que nos muestra la profesora
Fraga (1997) al hacer una diferencia en cuanto a las condiciones sociales y económicas a
las que estaban las Órdenes religiosas, entendiendo a la iglesia a modo de bloque
heterogéneo a medida que ésta se vincula con mayor o menor cercanía a la nobleza. Es
de entender entonces que las órdenes que a las islas arribaron cuenten con una educación
relacionada al pueblo llano, y consecutivamente influyendo en las proyecciones artísticas
que en ellas se darán.
La destrucción del edificio por parte del pirata holandés hará aflorar la necesidad
de su reconstrucción, así es que factores antes comentados con respecto a la rapidez de
los procesos que ofrece el cerramiento mudéjar, junto a la riqueza de la madera que en
las zonas de las islas se daban propician que San Telmo constituya de una gran
importancia para el estudio de la sociología artística mediante una ermita de pocas
proporciones pero que guarda un gran significado histórico.

Hoy día la ermita ha sufrido configuraciones en su entorno, deslocalizándola del


estado originario y resignificándola, dejándonos como reminiscencia para poder construir
su pasado el patronazgo se le confiere. Actualmente la plaza de San Telmo acoge una
serie de prolongaciones posteriores que albergan la avenida marítima y la actual parada
de guaguas (comentado con anterioridad), distanciándola en el espacio de su elemento
significativo; el mar.

Bibliografía:

Fraga González, M. C. (1977). La arquitectura mudéjar en Canarias. Santa Cruz de


Tenerife, España: Selecciones Gráficas.

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