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Contenido
1 Aspectos climáticos
2 La arquitectura y el urbanismo de los Siglos XVI y XVII
o 2.1 Arte mújedar
2.1.1 Elementos técnicos
2.1.2 Elementos formales
2.1.3 Elementos Funcionales
3 Barroco
4 Neoclásico
5 Eclecticismo
o 5.1 Art-nouveau
o 5.2 Art-decó
6 Revolución(1959 – Siglo XXI)
7 Lecturas relacionadas
8 Enlaces externos
Aspectos climáticos
El clima tropical lluvioso, el sol y calor sofocante, además del brisas variables con fuertes vientos, ha
condicionado el desarrollo de la arquitectura cubana, haciéndola adaptarse al medio.
La fusión del Románico (siglo X-XIII) con elementos de la cultura árabe o morisca es un ejemplo de
transculturación que dio por resultado el arte Mudéjar, surgido en Granada (Andalucía) y otras regiones al
sur de España.
La dominación árabe en España durante 8 siglos (711-1492) facilita la fusión del Románico más
elementos góticos y renacentistas con elementos moriscos del arte Musulmán. En 1492 España recupera a
Granada, último reducto de los árabes en su territorio, al mismo tiempo que es descubierta Cuba, por lo
que es este arte Mudéjar el que nos llega en el siglo XVI y evoluciona hasta el XVII junto con la historia
del “nuevo mundo”.
Elementos técnicos
Uso de muros de cargas reforzados con contrafuertes y pilastras, la fenestración queda resuelta a través de
arcos de medio punto, ojival y de herradura o lobulado. Techos a dos aguas sostenidos por alfarjes
muchas veces decorados, que apoyan sobre los muros y en este punto rematado por sardinetas. En Cuba
se desarrolla más este tipo de solución de cubierta a dos aguas, pues facilita la recolección de las aguas
pluviales en los aljibes interiores debido a la carencia de otras fuentes de abasto. Las técnicas
constructivas se adaptan a los materiales de la región en cuestión, generalmente la piedra, el barro y la
madera.
Elementos formales
En Cuba el Mudéjar asume fachadas más abiertas que en España, balcones volados, cuartos esquineros,
grandes portones y ventanas enmarcadas por jambas que inicialmente fueron pintadas en las paredes y
posteriormente diseñadas a relieve y con molduras. Se superpone al arco ojival con el de herradura y se
conjugan con los de medio punto que sostienen los corredores del patio interior.
Se decoran los espacios con profusión de elementos de cerámica en paredes y pisos, las cenefas pasaron
de ser pintadas a ser elaboradas con piezas de cerámica vitrificada, mientras que el patio interior se
convierte en un oasis de frescura y espiritualidad conjugándose las flores y las plantas con las fuentes, el
pozo con su decorado brocal y los bancos donde las señoras hacían tertulias.
Elementos Funcionales
Inicialmente se desarrolla el esquema funcional de vivienda de una sola planta con patio interior el que
funge como pulmón de la edificación, permitiendo aliviar el rigor del clima. Posteriormente surge el
entresuelo y la segunda planta, se mantiene el patio interior pero ahora rodeado de galerías en diferentes
niveles.
Estos rasgos más la presencia de ingenieros militares y maestros de obra en las construcciones en general,
conforman la arquitectura colonial cubana que evoluciona hasta el siglo XIX, asimilando los estilos
barroco y neoclásico y aún más, penetra los cimientos del eclecticismo y los estilos modernos del siglo
XX.
Entre las construcciones de este período citaremos algunos ejemplos de arquitectura militar, doméstica,
religiosa y civil.
Castillo de Los Tres Reyes del Morro.
1558 comienza la construcción del Castillo de la Real Fuerza y termina en 1577
1589-1630 Castillo de Los Tres Reyes del Morro
1590-1609 Castillo de San Salvador de la Punta
1674 comienza la construcción de la muralla de la ciudad y se termina en 1797
El sistema defensivo se completaría en el siglo XVIII con la construcción de la fortaleza de San Carlos de
la Cabaña (1774) y los castillos de Ataré y el Príncipe, así como otras obras de menor envergadura. Del
siglo XVIII son también las iglesias del Espíritu Santo y el Cristo del Buen Viaje más una parte del
patrimonio doméstico y civil que aún se conserva.
Barroco
En 1730 se construye el Convento de san Francisco de Asís que tiene como peculiaridad que a pesar de
que fue construido por maestros de obra, la torre campanario descansa sobre la fachada principal lo que
para estos tiempos era un desafío a las técnicas constructivas.
En 1748 comienza la construcción de la iglesia de los jesuitas, construcción que quedará interrumpida por
la retirada de esta orden de Cuba, posteriormente es terminada en 1776 y a partir de 1777 se le otorga el
rango de Catedral de La Habana. En el mismo año 1776 comienza la construcción del Palacio de los
Capitanes Generales y entre 1772 y 1791 se edifica el del Segundo Cabo.
Este es el período más prolífero en construcciones domésticas y civiles. Las casas cubanas siempre fueron
de mayor tamaño que las de sus semejantes en Cartagena de India y Santo Domingo pero ahora, a las de
las familias más pudientes se le adicionan una segunda planta. Los códigos barrocos se conjugan con los
del mudéjar y surge lo que se ha dado en llamar el barroco cubano.
Los elementos compositivos que caracterizan este período son: la línea curva como elemento básico de
diseño que serpentea en las terminaciones, el juego con la luz en las fachadas para buscar el efecto de los
claro-oscuro, las columnas y pilastras se adosan a los muros como elementos decorativos perdiendo su
función estructural para escoltar nichos en ocasiones vacíos. Se busca la perspectiva y predomina el
balance simétrico en la composición.
Plaza de la Catedral.
En el aspecto urbanístico se define el sentido poli funcional de la ciudad con varios centros que se
trasladan en el tiempo, se engalanan las plazas como la de Armas de carácter militar, San Francisco de
Asís para la clase más alta, Plaza de la Catedral y Plaza Vieja de carácter doméstico y social en donde sus
vecinos organizaban fiestas como la del 25 de diciembre y la de la filarmónica.
Se define el soportal que sirve de transición entre el espacio interior y el exterior, a la vez que protege al
transeúnte del sol y el calor del trópico, evoluciona al portal neoclásico para posteriormente, en el período
ecléctico, fundirse en una tipología urbanística que inspiró a Alejo Carpentier para escribir su obra “La
Ciudad de las Columnas”.
Neoclásico
Las calles se mejoran empedrándolas con chinas pelona o adoquinándolas con adoquines de madera dura,
se trazan alamedas y otros perfiles urbanos que aspiran a organizar una ciudad amurallada que amenaza
con estallar. Se fomenta el alumbrado público, el sistema de abasto de agua y el drenaje de la ciudad.
La Habana en el siglo XIX es testigo de un notable crecimiento y transformación; se produce una alta
concentración de edificaciones en la zona de intramuros y en extramuros también se intensifica el proceso
de nuevas construcciones. El Capitán General de la Isla de Cuba en ese entonces, Miguel Tacón, mandó a
construir un paseo con su nombre (hoy avenida Carlos III), una cárcel, un mercado, una pescadería y un
teatro, al que se suman otros como y el Payret. En 1841 por el aumento de la población se divide la zona
extramuros en seis barrios, en tanto el desarrollo de los poblados del Cerro, Jesús del Monte, Arroyo
Apolo, Regla y Casablanca indican la nueva dimensión de la ciudad, debido al impulso económico y a las
acciones que promovieron algunos gobernadores. En 1863 comienza la demolición de las murallas, lo que
posibilita la continuidad entre la ciudad nueva y la vieja, se consolidan los barrios de extramuros situados
al noroeste de la ciudad vieja (gran parte del actual municipio de Centro Habana), y la urbanización del
reparto de las murallas, en torno al Paseo del Prado. (antiguo paseo de extramuros o de Isabel Segunda) y
su continuación en el Campo de Marte. Por esa misma época se aprueba la urbanización de El Vedado
(1859 y 1860), lo cual abre el franco desarrollo de la urbe hacia el oeste.
Ayuntamiento de Cienfuegos.
Las casas palaciegas alcanzan una mayor ostentación, con el refinamiento adquirido por algunas familias
criollas, y se establece un marcado contraste entre estas y las de menores recursos; se subdividen y
alquilan las mansiones abandonadas por la aristocracia y aparecen las ciudadelas. En La Habana se
agudizan las diferencias sociales en la ciudad con el movimiento hacia el Cerro, y después al Vedado, de
la aristocracia e incipiente burguesía criolla, mientras los sectores de escasas posibilidades se sitúan en la
ciudad vieja y entre los viales que salen de ella hacia la zona sur.
Cienfuegos.
Sin dudas, el siglo XIX constituyó un período de florecimiento para muchas ciudades cubanas, aunque
también algunas decayeron, como es el caso de Trinidad que se estanca hacia mediados de esa centuria
por la primacía que alcanza Cienfuegos, dadas las características de su bahía; o el acelerado desarrollo de
Manzanillo en comparación con Bayamo, o de Guantánamo en relación con Baracoa. La crisis económica
posterior a los años 60 y después las guerras de independencia limitan sin dudas el desenvolvimiento de
las ciudades y su arquitectura, pero los avances y sucesos de los cuales estas fueron testigos, prepararán el
terreno para las transformaciones más intensas que se producirán en el siglo XX.
En el espacio urbano las fuentes decoran las plazas y los paseos como son la de Los Leones (1836) en la
Plaza de San Francisco y la de La India (1837) en el Paseo del Prado. Surge el concepto de calzadas y en
sentido general se comparan los motivos de inspiración nacional con los emblemas y motivos europeos.
Entre los mejores exponentes de este estilo en Cuba encontramos el Palacio de Aldama construido a un
costo de un millón de pesos, El Templete (1827-1828) que constituye la primera obra neoclásica del país,
y todo un conjunto de construcciones que darán paso al barrio del Cerro. Después del reinado de la línea
curva en el barroco, la línea recta se alza como el joven rey que llena de esperanza el provenir.
Eclecticismo
Con el cambio político y social que trajo el surgimiento de la República (1902), el período de las “vacas
gordas” y sobre la base estética que fomentó el sentir neoclásico, penetra el estilo Ecléctico (suma de
estilos), que duró aproximadamente 30 años aunque conceptualmente llegó para quedarse y hurgando en
el pasado, traer hasta nuestros días lo mejor del patrimonio arquitectónico de la humanidad, reinterpretado
bajo nuevos códigos pero latente como la historia misma.
Capitolio de La Habana.
Aparece el Vedado y en 1906 nace la escuela de arquitectura cubana. El barrio La Muralla con
Monserrate y el Parque Central da la dimensión de lo clásico pero con el aroma del eclecticismo,
plasmado en edificios como la Manzana de Gómez, el Centro Gallego o Gran Teatro de La Habana, el
Capitolio Nacional (1926-1929) y un conjunto de edificios como el Palacio Presidencial (1920), el Centro
Asturiano (1928) y el Centro Catalán. Interiormente se decora con diferentes estilos en este sentido el
Museo de Artes Decorativas es la joya del eclecticismo en Cuba.
El sistema religioso se traslada de la Habana Vieja hacia el Vedado, se construye el sistema bancario y la
Lonja del Comercio sin respetar las reglamentaciones que establecían la altura máxima de 3 plantas.
En lo urbanístico las casas se reparan de las calles por medio de rejas y muros perimetrales que
encerraban el jardín y a la casa; la escalera en ocasiones separa aún más la casa de la acera dándole
alturas y en otros son las rampas y las entradas de los autos las que cumplen esta función. Aparecen las
avenidas, el parterre, los palacetes y el chalet.
Art-nouveau
Surgido en Bélgica y Francia, en 1895 se internacionaliza para desaparecer en 1914 con la Primera
Guerra Mundial. En Cuba llega tardíamente compitiendo con el eclecticismo.
Formalmente se basa en el trabajo de la línea curva que serpentea imitando el tallo de la vid, los motivos
decorativos siempre se relacionan a la flora y la vegetación, interiormente se trabaja el hierro con una
belleza superior a la del neoclásico, las cenefas y rodapiés son de azulejos decorados con los motivos de
la floresta. El trabajo con el vidrio también alcanza gran maestría en lámparas, mamparas, vitrales, etc.
Predomina el sentido femenino de la languidez y la superficialidad.
Entre los ejemplos más representativos tenemos a la casa de la loma del mazo en la Víbora, en su interior
vemos la presencia del trabajo en hierro con una belleza exquisita, las cenefas y rodapiés de azulejos más
la utilización de puertas con mamparas art-nouveau. El edificio Blanco en las calles Reina y Lealtad, en la
Plaza Vieja el Palacio Cueto y en las calles Belascoaín y Clavel la casa rosada, que se lleva una manzana
completa constituye algunos ejemplos de dicho arte en Cuba.
Art-decó
Surgido después de la Primera Guerra Mundial entra a Cuba en 1923 y se desarrolla hasta los años 40,
confundiéndose en su etapa final con elementos modernos que algunos autores llaman tendencia
monumental moderna y en la cual incluyen al hospital Maternidad Obrera, al edificio de San Lázaro y
Soledad, la Gran Logia de Cuba de A.L. y A.M. en Carlos III y Belascoaín, etc pero que no es más que el
Art-decó influido por la arquitectura fascista y el Brutalismo, esta última, tendencia arquitectónica que se
desarrolló en los Estados Unidos en la década del 40 al 50 y que se caracterizaba por la pesadez
monumental de la construcción, la incorporación de esculturas a las edificaciones y el uso del hormigón a
relieve como terminación. En la vivienda individual esta tendencia le llaman protorracionalismo.
No olvidemos que el Art-decó llega a Cuba proveniente precisamente de los Estados Unidos con la
variante funcional del rascacielo y la influencia del racionalismo alemán representado en la figura de
Mies van der Rohe y la Escuela de Chicago. Es por eso que se plantea que el Art-decó preparó el camino
para la entrada del ideal moderno en Cuba y con él, aquellos estilos que llámense como lo quieran llamar,
lo cierto es que responden a los valores éticos, estéticos y funcionales del racionalismo y la modernidad.
La solución formal está encaminada a geometrizarlo todo creando figuras que toman como base el
triángulo isósceles, el predominio de la línea recta y el sentido vertical de la composición. Estos
principios abarcan todos los planos y elementos de la construcción: pisos, techos, puertas, ventanas,
lámparas, muebles y por supuesto las fachadas y la apariencia volumétrica, así como el resto de los
elementos decorativos que se inspiran en lo africano y lo azteca o precolombino. Recordemos que es
también este período el de la vanguardia cubana con Nicolás Guillén y las joyas de la plástica
vanguardista.
Se quería hacer un triángulo turístico conformado por Miami, Las Vegas y La Habana. Es la explosión de
la alta tecnología en las construcciones que permite conjugar las líneas horizontales y verticales en un
juego de formas geométricas que muchas veces parecen sostenerse en el aire, o simplemente apoyadas
sobre un relieve natural, inalterable por la ligereza expresiva de la construcción. Aparece el penthouse, la
propiedad horizontal, los apartamentos duplex, hoteles, casinos, etc. Todo teniendo como principio
supremo la funcionalidad del espacio y la racionalidad constructiva.
En el tercer período (1979-1989) se empieza a ver una preocupación por el aspecto formal y el rescate de
los valores culturales de la identidad cubana, se cuida la inserción armoniosa en el entorno y el respeto al
patrimonio arquitectónico y urbanístico. Los códigos del modernismo funcional y el postmodernismo
resurgen en Cuba como un espejismo, a veces tan frágil que se deshacen en el intento, pero que avizoran
lo que en los últimos años del siglo XX y el principio del XXI ya es un desafío. Después del derrumbe de
la URSS, y con el boom turístico de los 90's, la construcción de modernos hoteles funcionales aumenta
radicalmente. Los nuevos hoteles reflejan una fuerte influencia de la arquitectura occidental más
contemporánea, con imponentes edificios de acero y vidrio, imitando las fachadas típicas de los
rascacielos. Los ejemplos más notorios son el Meliá Cohíba y el Hotel Oasis Panorama.