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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio de Poder Popular para la Educación Universitaria

Universidad Experimental de la Gran Caracas

PNF – Contaduría Pública

Asignatura: Gestión y Participación Social

Profesora: Yulitza J. Garcia P.

Sección: CP30132

NATHALY BLONDELL. C.I.: 10.380.518

YELITZA MANRÍQUEZ. C.I.: 11.157.541

HURTADO HERNANDEZ OSCAR. C.I.: 13.483.782

RENGIFO HURTADO JOSNEY. C.I.: 13.490.041

Caracas, marzo 2023


ORIGEN DE AMÉRICA DEL SUR

Antes de la conquista española del continente, Sudamérica fue escenario de


diversas culturas precolombinas, entre las cuales destacaron los Charrúas,
Tiahuanacos, Paracas, Nazcas, Mochicas, Tehuelches, Arahuacos y sobre todo
los Incas, que fundaron uno de los grandes imperios aborígenes americanos,
asentado en la región andina hasta su traumático encuentro con los
conquistadores en el siglo XVI.

El nombre de “América” proviene del navegante italiano Américo Vespucio, quien


visitó las nuevas tierras y en sus cartas manifestó que las tierras descubiertas por
Colón constituían un “Nuevo Mundo”. Los conquistadores dominaron el continente
por más de 300 años, esto dio origen a una mezcla racial y una identidad cultural
única que recoge elementos amerindios, europeos y africanos.

La denominación de América Latina fue acuñada por autores franceses y se


impuso en la literatura internacional; para América Latina se propusieron otras
denominaciones como: "Indoamérica", Indolatina", "Amerindia" o "América del
Subdesarrollo", la primera denominación se hizo por hacer referencia a la unión de
los pueblos indígenas originarios del continente y los europeos, como también
válido es "Iberoamérica" por ser una colonización mayormente de españoles y
portugueses y por ser de la penínsulas Ibérica en Europa, se le conoce como
"Hispanoamérica", (sin Brasil), ya que en ella sólo se reúnen los países
colonizados por España y donde predomina la lengua española como idioma
oficial.

Históricamente América Del Sur o Latinoamérica fue colonizada por españoles y


portugueses, estos llegaron solos y es por ello que se mezclaron con las distintas
etnias. El sistema de colonización de los españoles era urbano y administrativo
llevado a cabo por soldados y sacerdotes, estos se enfocaron en la fundación de
ciudades y organizaciones políticas y económicas en áreas circundantes,
posicionándose en puntos estratégicos en cuanto comunicación y regiones de
producción como el oro y plata. Brasil fue colonizado por portugueses, la Guayana
colonizada por británicos y franceses, las islas Trinidad y Tobago fueron
colonizadas por ingleses y la isla de Aruba, Curazao, Bonaire por los Países bajos.

Para llegar a tener la organización política que posee América del Sur en estos
momentos se dieron dos procesos: el de la colonización que comenzó con la
llegada de Colón en 1492, donde la mayoría del continente bajo dominio español
se dividió en tres grandes virreinatos: el Virreinato de la Nueva Granada, el
Virreinato del Perú y el posterior Virreinato del Río de la Plata, y el de la
descolonización, o sea, la independencia y la organización de los Estados.

Este proceso de independencia comenzó en 1776, a partir de allí comienza el


proceso de descolonización en América latina, de larga duración y caracterizado
por graves conflictos debido a los distintos intereses políticos y económicos que
intervenían; en las cuales jugaron un papel clave héroes militares como el
venezolano Simón Bolívar o el argentino José de San Martín, entre muchos otros.

Hubo dos etapas muy importantes: una, durante la primera mitad del siglo XIX
(entre 1804 y 1844), cuando se independizó más de la mitad de los actuales
Estados y prácticamente desaparecieron de América los imperios español y
portugués; la otra, en el transcurso de la segunda mitad del siglo XX (entre 1960 y
1983), cuando surgieron la mayoría de los países del Caribe.

La historia de América del Sur es muy amplia ya que incluye numerosas


civilizaciones y culturas que se desarrollaron a lo largo de muchos años sin tener
contacto con poblaciones de otros continentes.

Sin embargo, en la actualidad la historia se suele dividir en la época precolombina,


el descubrimiento europeo, la colonización, la independencia, la consolidación de
las naciones y la historia contemporánea.
UBICACIÓN GEOGRÁFICA

América del Sur se halla situada en la parte meridional del continente americano.
Su territorio se extiende desde los 11º de latitud norte, que corresponde a las
costas septentrionales de Venezuela, hasta los 56º 30’ de latitud sur, que
corresponde a la isla Diego Ramírez, al sur del Cabo de Hornos, en el extremo
meridional de Chile. Limita por el Norte y el Este con el océano Atlántico; por el
Oeste con el océano Pacífico; por el Sur con el Paso de Drake, que lo separa de
la Antártica, de donde confluyen las aguas de los océanos Atlántico y Pacífico.

Su punto más bajo está en la península de Valdés (- 40 m.) y su punto más alto en
la cima del nevado del Aconcagua (Argentina). Su superficie total es de 18,2
millones de kilómetros cuadrados, equivalentes a un 49% de América toda y 13%
de la superficie continental mundial, albergando además al 6,5% de la población
total mundial, en un conjunto de doce países. Estos últimos se organizan en tres
grandes regiones geográfico-culturales: el Caribe sudamericano, el Cono Sur y la
región andina suramericana.

POBLACIÓN

En la parte sur del continente americano viven aproximadamente 431 millones de


personas, América del Sur está conformada por un conjunto de trece países
soberanos: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana,
Paraguay, Perú, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay, Venezuela, además de
Francia con la Guayana Francesa y cinco dependencias de otros estados. La
mayor parte de la población está concentrada en las costas atlánticas de
Colombia, Venezuela, Brasil, Uruguay y Argentina.

La población en América del Sur resulta de lo más diversa ya que a lo largo de los
años se han mezclado la población indígena, los colonizadores del continente
europeo y esclavos provenientes de África. Además, a partir del siglo XIX el
continente suramericano también ha recibido mucha inmigración de Europa y de
Asia.
Esto hace que en algunos países sea predominante la población de origen
europeo, como en Argentina, mientras que en otros como Bolivia todavía
prevalece la población indígena. La tasa de crecimiento de la población americana
es similar al promedio mundial, pero con una alta tasa de natalidad, eso hace que
su población sea también más joven. Por ejemplo, en Brasil un tercio de la
población tiene menos de 15 años.

América es el continente más urbanizado: más de las tres cuartas partes de la


población vive en ciudades. La continua transferencia campo-ciudad acentúa los
grandes contrastes regionales. En algunos países, como Argentina, Chile,
Uruguay y Venezuela, más del 87 % de la población es urbana.

Las ciudades crecen a un ritmo extraordinario, debido al fuerte éxodo rural. Por
eso, en las afueras de las grandes ciudades aparecen barrios degradados, donde
se amontonan casas precarias y las condiciones de vida son muy duras.

La población originaria de América representa un escaso porcentaje sobre el total.


En muchos países la población india no existe o es escasa. Por ejemplo, en Brasil
los pueblos indígenas constituyen el 0,2% de la población y habitan en la selva
amazónica; entre ellos se encuentran los yanomamis.

Los pueblos indígenas viven, en general, en una situación de marginación, a pesar


de haber contribuido decisivamente a la configuración de la identidad cultural de
sus países. El mestizaje étnico y cultural que los indios han sufrido hace difícil
separar lo indígena de lo no indígena. Por ello, la lengua se utiliza como el criterio
fundamental para reconocer a las comunidades indígenas. En la actualidad, existe
gran preocupación por parte de las instituciones y organismos internacionales
acerca de la conservación de las poblaciones indígenas.

MORTALIDAD

La mortalidad se refiere a las muertes sucedidas dentro de una población. Si bien


todos estamos destinados a morir algún día, la probabilidad de morir durante un
período determinado de tiempo se relaciona con muchos factores, como la edad,
el sexo, la raza, la ocupación y la clase social. La incidencia de muerte puede
revelar muchos detalles acerca del nivel de vida y la atención médica dentro de
una población.

Su medición y análisis promueven el interés de múltiples disciplinas o campos de


acción como los sectores de la salud, la demografía, la seguridad social y las
políticas sociales que se generen; siendo la vida, el bien más apreciado para
todos; es por ello, que se realizan esfuerzos para evitar la muerte y disminuir en
gran medida posible la incidencia individual y social. Agregando además, que las
condiciones de vida de la población tiene una amplia variedad de aspectos o
factores. Para el año 2000 la Organización Mundial de la Salud (OMS) fijó una
meta de esperanza de vida de 70 años y América del Sur logro superarla; la
duración media de vida fue de 72 años.

En los países de América del Sur, las enfermedades no transmisibles causan cada
año casi cuatro de cada cinco defunciones (79%), e inevitablemente esta cifra
aumentará en los próximos decenios como consecuencia del crecimiento y el
envejecimiento de la población, la urbanización y la exposición a los factores de
riesgo.

A medida que las personas envejecen, presentan una exposición más prolongada
a posibles factores de riesgo, como el consumo de tabaco, el consumo nocivo de
alcohol, la actividad física insuficiente y hábitos alimenticios poco saludables,
como consecuencia, las personas mayores padecen múltiples trastornos crónicos.
Los cambios demográficos y epidemiológicos también contribuyen al aumento de
la carga de las enfermedades no transmisibles en esta región. Además, estas
enfermedades ya no se consideran exclusivamente consecuencia del curso
natural de la vida, puesto que son prevenibles y causan muchas muertes
prematuras.

“A lo largo del año 2020, la región de América del Sur fue una de las más
golpeadas por la pandemia de coronavirus (COVID-19), en relación tanto con el
número de casos detectados como de fallecimientos. Hasta abril de 2021, esta
región representaba un 19% de los casos confirmados en todo el mundo, y un
28% de las muertes confirmadas, pese a constituir solo un 9% de la población
mundial”. (oecd-ilibrary, 2020).

La pandemia ha afectado gravemente a adultos de todas las edades, incluidos los


jóvenes. Sin embargo, el número de fallecimientos confirmados por COVID-19
puede diferir del verdadero costo en vidas que ha tenido la pandemia, debido a la
metodología utilizada para contabilizar las muertes y a que el COVID-19 ha
influido en el número de fallecimientos que se deben a otras causas.

En el contexto de la pandemia de COVID-19, se han elaborado estadísticas


internacionales a un ritmo que no tiene precedentes. No obstante, las divergencias
en cuanto a comunicación de datos estadísticos sobre mortalidad resultan
especialmente problemáticos para valorar la repercusión de la pandemia en la
salud en América del Sur. Pese a que la mayoría de los países han publicado
estadísticas de mortalidad relacionadas con el COVID-19, los modelos de
certificado de defunción varían entre unos y otros países, y las prácticas para
realizar pruebas de detección del virus también son dispares. Como consecuencia,
en algunas jurisdicciones se podrían clasificar algunos fallecimientos como
decesos relacionados con la pandemia y en otras, no. Es más, algunos pacientes
pueden haber muerto por los problemas que la pandemia ocasionó en los
sistemas de atención sanitaria y no por el virus.

PRINCIPALES FUENTES DE TRABAJO

En los últimos 15 años se ha producido un fuerte aumento de los empleos


relacionados con nuevas tecnologías y con el área de servicios, como
alimentación, salud, bienestar, belleza y seguridad. Las ocupaciones que están en
declive son aquellas que pertenecen al mundo de la producción y mantenimiento
de las industrias, las cuales son fáciles de automatizar.

Con respecto a los salarios en América del Sur, han subido los ingresos de las
personas sin mayor calificación que se dedican a los servicios, pero para los
profesionales con mayor nivel educativo, han caído. Ha surgido un aumento
espectacular en el número de trabajadores que tiene educación superior, pero el
mercado no ha logrado absorberlos.

En los empleos que han aumentado su participación en América del Sur, lidera la
lista el personal de limpieza y mantenimiento, seguida inmediatamente por los
especialistas en operaciones financieras y negocios, los vendedores, los
especialistas en ciencias matemáticas y computación, además de los
preparadores de alimentos. Completan la lista los técnicos en salud, abogados y
técnicos jurídicos, pilotos y controladores, personal de construcción y finalmente,
el personal de apoyo administrativo.

EDUCACIÓN

La educación en América del Sur no registra avances destacables desde 2013.


Incluso un año antes de la pandemia de la covid-19, más del 40% promedio de los
estudiantes de tercer grado y más del 60% de los de sexto de primaria no
alcanzaban el nivel mínimo de competencias fundamentales en lectura y
matemática. “Los datos del ERCE 2019 nos indican que, justo antes de la
pandemia, la región se encontraba, en promedio, prácticamente estancada en
bajos niveles de logro en aquellas competencias que constituyen los cimientos
para poder seguir aprendiendo” (Rivas 2021).

Según datos reportados, el 44,3% de los estudiantes de tercer grado está en el


nivel más bajo de desempeño en literatura y el 47,7% en el más bajo en
matemática. En sexto grado, en tanto, alcanzan el nivel I de más bajo de
desempeño el 23,3% en lectura, el 49,2% en matemática y 37,7% en ciencias. Los
niños del tercer grado bajos en su desempeño en literatura no pudieron localizar
información en un texto ni comprenderlo globalmente. En sexto grado, en tanto,
los y las estudiantes no fueron capaces de inferir información cuando para hacerlo
tuvieron que comprender globalmente o conectar ideas secundarias o específicas
que se presentan en las distintas partes de un texto. En el caso de matemática, los
alumnos de sexto que se encontraban en el desempeño más bajo no pudieron
resolver problemas que requieren interpretar información o que involucran dos o
más operaciones incluyendo multiplicación o división.

Los resultados del ERCE 2019 arrojan también información sobre factores
externos asociados al aprendizaje. Por ejemplo, la mitad de la diferencias de
aprendizaje pudieron atribuirse a las características del establecimiento al que
asistía el estudiante, lo mismo que el nivel socioeconómico del alumno: cuanto
mayor el nivel, mejor fue el resultado del estudio. También fue determinante la
cantidad de horas de clase: quienes faltaron más obtuvieron peores resultados
que aquellos que mantuvieron la regularidad. Lo mismo para aquellos que
dedicaron al menos un día o más de la semana para realizar tareas fuera del
horario escolar. En hogares donde los padres y madres se involucraron más en la
educación de sus hijos también se registraron mejores resultados en las pruebas.

En América del Sur, el 24% de la población regional se encuentra por debajo de


los 15 años de edad y bajo la amenaza de un retroceso en la reducción de las
desigualdades a partir de la pandemia. Priorizar políticas para quienes hoy son
niños, niñas y adolescentes resulta entonces nada menos que fundamental.

Los altos niveles de desigualdad en América del Sur y la necesidad de integrar


más y mejor las nuevas generaciones están íntimamente relacionados con los
sistemas educativos. Según un estudio de la UNESCO sobre 20 países de la
región, aproximadamente el 63% de los y las jóvenes completan la escuela
secundaria, pero el 20% más rico tiene cinco veces más probabilidades de hacerlo
que el 20% más pobre. Esta desigualdad educativa no solo tiene sus bases en los
ingresos de las familias. Las tasas de asistencia son menores para hablantes de
lenguas indígenas y afrodescendientes, y personas jóvenes con discapacidad
tienen un 10% menos de probabilidades de asistir a la escuela.

Un estudio de UNICEF observa que, entre marzo de 2020 y febrero de 2021, las
escuelas estuvieron totalmente cerradas durante 95 días a nivel mundial. Sin
embargo, este promedio varía ampliamente por región y para América del Sur
fueron en promedio un total de 158, cifra que marca un punto de partida
especialmente desafiante por el impacto inmediato y de largo plazo de la medida.

El Banco Mundial señala que luego de 10 meses de cierre de escuelas durante


2020 en América del Sur, es posible que el 71% de estudiantes de educación
secundaria inferior (de 13 a 15 años) no puedan entender un texto de extensión
moderada, en comparación con el 55% estimado antes de la pandemia. Así, los
efectos a nivel individual y colectivo se enmarcan tanto en el plano de la urgencia
como a largo plazo.

SALUD

El término “salud” en su más amplio sentido se refiere a “un estado de completo


bienestar físico, mental y social, y no solamente a la ausencia de afecciones o
enfermedades” (OMS, 1948). Pese a que la salud se puede entender como un
concepto multidimensional y positivo, las restricciones en materia de datos tienen
como consecuencia que, en la mayor parte de los casos, se mida centrando el
interés en las enfermedades, la discapacidad y la mortalidad, en lugar de hacerlo
en la presencia de estados de salud más positivos. Para conocer el nivel de salud
de la población en términos más generales, los marcos de bienestar suelen utilizar
indicadores de longevidad, años vividos con buena salud, autoevaluación sobre la
salud propia, síntomas de salud mental y, en ocasiones, conductas relacionadas
con la salud.

América del Sur se ha visto gravemente afectada por la pandemia de COVID-19 y


ha sido una de las regiones más golpeadas del mundo en términos de
fallecimientos. Además, las estimaciones indican que un 21% de su población
tiene al menos un factor de riesgo, como por ejemplo la obesidad, que incrementa
su riesgo de que el COVID-19 les afecte de manera más grave en caso de
contagiarse. Estos datos son especialmente preocupantes en un contexto en el
que los países de América del Sur tienen dificultades para ofrecer una atención
sanitaria accesible, asequible y segura, debido a los altos niveles de informalidad y
desigualdad.
El sistema de salud es la “suma de todas las organizaciones, instituciones y
recursos cuyo objetivo principal es mejorar la salud de la población” (OMS, 2000).
De modo más amplio, los sistemas de salud son el conjunto de relaciones
políticas, económicas e institucionales responsables por la conducción de los
procesos relativos a la salud de la población, que se expresan en organizaciones,
normas y servicios, que tienen como objetivo alcanzar resultados consistentes con
la concepción de salud prevalente en la sociedad (Lobato y Giovanella, 2008).

En las Constituciones Nacionales Suramericanas el derecho a la salud es


concebido con distintos enfoques. La mitad de los países suramericanos considera
a la salud como un derecho universal en su Constitución Nacional. Este es el caso
de Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay, Suriname y Venezuela.

En las últimas décadas, los sistemas de salud no han podido seguir el paso de los
avances médicos en América del Sur y presentan un retraso en su capacidad para
evaluar, financiar y proporcionar tratamientos a los pacientes. Esto ha afectado la
calidad de vida de la población o causado la muerte anticipada de algunas
personas por falta de acceso a cuidados de la salud esenciales. Los presupuestos
de salud de los gobiernos de América del Sur son reducidos en comparación con
los de los países desarrollados. No obstante, muchos países de la región están
abocados a encontrar formas sostenibles de mejorar el acceso a la salud. En la
actualidad, la región destina un 7,6% de su producto bruto interno (PBI) al sector
de la salud. A pesar de esta inversión de recursos, todavía existen importantes
desafíos para los cuidados de la salud en la región, que incluyen bajos niveles de
concientización sobre enfermedades, diagnósticos tardíos, falta de infraestructura
y financiamiento insuficiente para la cobertura de medicamentos innovadores.

POBLACIÓN ECONÓMICAMENTE ACTIVA

La población Económicamente Activa (PEA) o Fuerza de Trabajo es la que está


compuesta por todas las personas que aportan su trabajo para producir bienes y
servicios económicos, definidos según y cómo lo hacen los sistemas de cuentas
nacionales durante un período de referencia determinado.
La pandemia generada por el coronavirus desencadenó una crisis sin precedentes
en los mercados laborales de la región, con caídas históricas en el número de
población activa, e incrementos igualmente históricos en las tasas de
desocupación. La conjunción de un choque de demanda (externa e interna) y un
choque de oferta (fundamentalmente interno) generado por las medidas de
confinamiento y las restricciones a ciertas actividades son las causantes de la
grave interrupción de la actividad económica y del consecuente trastorno en los
mercados laborales de la región.

El impacto de la crisis generó en 2020 la mayor contracción del PIB de los últimos
100 años y una caída del empleo no vista en las últimas siete décadas. Un
elemento para destacar es que los mercados de trabajo formales fueron los más
protegidos por las políticas, lo que se tradujo en una mayor destrucción de puestos
de trabajo en el sector informal de las economías de la región, lo que aumenta los
riesgos de mayor desigualdad en la región.

Como consecuencia de la crisis, la región ha mostrado marcados retrocesos en la


participación laboral, en especial la participación femenina, poniendo fin a más de
30 años de crecimiento continuo de esta participación. El marcado impacto de la
crisis en la inserción laboral femenina es resultado de la elevada participación de
las mujeres en actividades muy restringidas durante la pandemia, como el
comercio y el turismo, pero también del mayor peso de las labores no
remuneradas vinculadas al cuidado del hogar (niños, ancianos y enfermos) que
recae sobre las mujeres.

Alrededor de 70 por ciento de los empleos que se están generando desde


mediados de 2020 hasta el primer trimestre de 2021 son ocupaciones en
condiciones de informalidad, por lo cual la región experimenta una recuperación
insuficiente de los puestos de trabajo. En cuanto a la reducción de la ocupación
entre el primer y segundo trimestre de 2020, en el peor momento de la crisis por
COVID-19, llegó de algo más de 43 millones de empleos.
La reducción en la tasa de participación ha sido una peculiaridad de esta crisis,
durante la cual millones de personas prefirieron salir de la fuerza laboral ante la
perspectiva de buscar empleos que no estaban disponibles. Cuando muchas de
esas personas retornen a buscar empleo, sumados a otras que necesitarán
ingresos tras la crisis, habría presiones adicionales tanto sobre la tasa de
desocupación como sobre los niveles de empleo informal.

GASTRONOMÍA

La gastronomía es esa variedad rica de alimentos fusionada con diversas culturas,


según las regiones, produce un placer que permite además, el compartir
momentos gratos e inolvidables como conversar con familiares, amistades o
reunirse a nivel profesional. América del Sur tiene una gastronomía propia, su
cocina es el resultado de la historia nacida de su tradición, una fusión de
elementos étnicos, con orígenes culturales y sociales que hacen una mezcla de
estilos, recetas y sabores.

Venezuela: esta cocina es la fusión de varias culturas, aun así, no deja de ser
dueña de una marcada personalidad con sabores únicos y extraordinarios, se
caracteriza por el uso del maíz, yuca, plátano, ají, granos, tubérculos, caña de
azúcar, carnes, pescados y aves. Algunos de sus platos más representativos son:
El pabellón criollo, la arepa, el asado negro, el hervido de gallina, de carne o
pescado, la hallaca, las cachapas, las empanadas.

Bolivia: la calidez del pueblo boliviano se traduce en su gastronomía, que


proviene de las profundas raíces español, moriscas e indígenas transformadas por
el mestizaje con cada cambio del país fue reflejando su estilo culinario. Entre sus
platos encontramos su tradicional chicha, ají de lengua o picante de pollo, de sus
postres leche asada o manjar blanco, cocada.

Brasil: esta gastronomía se vive con entusiasmo, su cocina remite a la culinaria


de las embarcaciones portuguesas, la versatilidad de esta, se caracteriza de los
platos del Amazonas a base de pescados exóticos, al churrasco de la pampa de
río grande do sul.
Chile: de igual forma esta cocina tiene diversas influencias, durante el siglo XX se
desarrolló fuertemente el aporte de la gastronomía francesa. Sobre todo se ha
observa en los pescados, corvina a la mantequilla negra, el congrio margarita, o
las 'omelettes que reemplazan la tortilla española de papas.

Argentina: cocina que viene combinada con la italiana, española, indígena que
hacen una de las gastronomías más originales de Latinoamérica. Además de las
distintas regiones, existe una diferencia gastronómica importante entre la cocina
netamente urbana y la rural más tradicional o más folclórica con presencia hacia la
zona norte del país. Dentro de sus platos importantes o emblemáticos esta la
parrilla argentina.

Colombia: la gastronomía colombiana es el producto de tres etnias principales


que habitaron el territorio, como los indígenas, españoles y africanos. Entre sus
platos se encuentran la bandeja paisa, la arepa, el sancocho, la lechona tolimense
y el mote de queso costeño. También tiene la gastronomía antioqueña, este estilo
consta de platos nacidos en contexto rurales aislados del resto del país, se
compone de una bandeja con frijoles, arroz , huevo, tajadas maduras, chicharrón,
carne molida, morcilla y aguacate; acompañada con guarapo (jugo de caña de
azúcar con limón) o la mazamorra.

Ecuador: su gastronomía es muy variada, influenciada por los incas, españoles,


franceses, e ingleses; tiene (4) regiones principales: la costera, la sierra, el este, y
la región insular cada una con sus costumbre, los platos más típicos son: el
ceviche, la fanesca, el sancocho de pescado y el churrasco.

Paraguay: en esta cocina se mezcla la cultura guaraní y la española,


posteriormente se sumaron las cultura italiana, alemán y portuguesa, marcando
así sus plato y estilo culinario, algunos de ellos son: el limitó, la sopa paraguaya o
guaraní, la mandioca, el chips guasu, el vori-vori.

Uruguay: en esta gastronomía encontramos muchas influencias a lo largo de su


historia de la cocina mediterránea, es decir, española e italiana sobre todo, y su
influencia criolla indígena con algo de brasileña. Entre sus platos podemos
mencionar: el asado de cuero o el chivito, la farinata, pasta frola, revuelto gramajo.

Guyana: la cocina de Guayaba es muy variada e interesante muestra una


combinación de tradiciones indígena, hindúes, europeas y africanas. Una de las
comidas más tradicionales es el metemgee (sopa espesa), sopa de cangrejo,
caldo de awara, los colombos, pescado a la parrilla.

Surinam: esta gastronomía es la fusión más extraña, es una combinación de


indios, africanos, javaneses (Indonesia), chinos, neerlandeses, judíos,
portugueses y amerindios. Entre sus platos encontramos: el soto ayam, vatapa,
petjil, nazi gereng, moksie Alesie.

MANIFESTACIONES CULTURALES

La cultura verdadera de Suramérica es la indígena, ya sea inca, quechua, o maya,


si bien la cultura postcolombina también es muy destacada en la región. La fusión
de la cultura precolombina con la que llegó después es la dominante en
prácticamente todo el continente.

Las zonas donde resiste más la tradición y la cultura de la América del Sur
precolombina son las de interior, sobretodo en la Amazonia, Bolivia, Perú, la
cordillera de los Andes y Paraguay. En estos lugares, lenguas como el Quechua o
el Guaraní conforman un rico legado cultural.

Además, posteriormente, la cultura de Suramérica ha estado muy basada en las


diferentes personalidades que han ido adquiriendo los diferentes países,
expresiones culturales como el tango tuvieron una gran aceptación a nivel mundial
todavía vigente en nuestros días. En cuanto estilo musical ha proliferado la
capoeira, la bossa nova o la samba más propias de Brasil. También existe la
salsa, pero no pude acuñarse como originaria de América del Sur.

En cuanto a la literatura ha tenido gran resonancia cuatro escritores que han sido
Premio Nobel de Literatura como Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Gabriel García
Márquez o Mario Vargas Llosa. También otros escritores de renombre como Jorge
Luis Borges tienen un gran reconocimiento.

Respecto a sus festividades más llamativas, sin lugar a dudas es el Carnaval de


Río de Janeiro considerado el más popular. Las escuelas de samba compiten en
el sambódromo, también es conocido el Carnaval de Barranquilla en Colombia.
Otro evento reconocido en América del Sur es el Festival de Viña del Mar
dedicado a la canción.

POTENCIALIDADES

América del Sur tiene un fuerte potencial, ya que posee en un territorio de más de
17 millones de km cuadrados de extensión, ocho de ellos de bosques, el 27% del
agua dulce del mundo y es la región que más alimentos producen y exporta en el
mundo. La diversidad de su territorio abriga ecosistemas diversos, como el Caribe,
la Amazonia, la Cordillera andina, el Pantanal, la Pampa, el Cerrado o las regiones
heladas del sur del continente.

La región dispone de elementos fundamentales para el futuro de la humanidad,


tales como:

 Abundantes recursos energéticos renovables y no renovables.


 Grandes reservas minerales.
 Significativos manantiales de agua.
 Un enorme potencial de producción de alimentos.
 Una riquísima biodiversidad.
 Además de un importante y diversificado parque industrial, Universidades y
centros de investigación científica y tecnológica de excelencia.

A diferencia de otras regiones, hay pocos litigios territoriales entre las naciones
sudamericanas, todos ellos con grandes posibilidades de que sean resueltos por
la vía de la negociación diplomática. América del Sur es una zona de paz, libre de
manifestaciones de intolerancia política, ideológica o religiosa.
El continente presenta hoy día una enorme vitalidad democrática, que se expresa
en la sucesión de elecciones libres y justas, en las reformas políticas que dan
solidez institucional a los Estados, en la creciente promoción y defensa de los
derechos humanos y, sobre todo, en la ampliación de la participación popular,
especialmente de sectores social y étnicamente marginados a lo largo de nuestra
historia. Más allá de las lenguas de los pueblos originarios, que constituyen un rico
patrimonio, existe en América del Sur una considerable homogeneidad lingüística,
lo que facilita el diálogo cultural.

RECURSOS NATURALES Y PRINCIPALES RIQUEZAS

América del Sur tiene reservas abundantes y diversas de recursos naturales


debido a su tamaño y variedad de paisajes. Estas riquezas naturales mantienen
las economías de los países del continente y de sus habitantes. Los recursos
naturales más importantes de América son: los minerales, los hidrocarburos, el
suelo agrícola y ganadero, los recursos forestales y pesqueros.

Esta región cuenta con un tercio de las reservas de agua dulce de todo el mundo,
una quinta parte de los bosques naturales, 12 % de los suelos cultivables de todo
el mundo, abundante biodiversidad y ecosistemas de importancia climática global,
como el Amazonas, además de cuantiosos recursos ligados a los sectores de la
minería y los hidrocarburos.

Según los estudios, en la región se concentra al menos 49 % de las reservas de


plata (Perú, Chile y Bolivia), 44 % de las reservas de cobre (Chile y Perú), 33 % de
las reservas de estaño (Perú, Brasil y Bolivia) y 22 % de las reservas de hierro
(Brasil y Venezuela), entre otros metales y minerales. América del Sur es la
segunda zona del mundo con mayor cantidad de reservas petroleras, después de
Oriente Medio, y concentra una proporción superior a 20 %. Un dato menos
favorable es el de las reservas gasíferas regionales, que perdieron relevancia en
la última década al situarse en torno al 4 % del total mundial. Los envíos del
sector agroindustrial, además de los mineros, hidrocarburos entre otros,
representan más de 70 % de las exportaciones totales.
Los recursos naturales pueden ser precursores de mayor innovación e integración
productiva y tractores de múltiples actividades conexas de producción y
conocimiento si se aplican los incentivos, las estrategias y las políticas públicas
adecuadas. América del Sur tiene en su inmensa riqueza natural una oportunidad
para dirigir esfuerzos en pro de una sofisticación industrial que eleve la
productividad en su conjunto, promueva mayores empleos de calidad e ingresos
para la población.

Según información de las Naciones Unidas de Sudamericano (UNASUR) para el


año 2020 esta región posee 20% de las reservas mundiales de petróleo, 3,45% de
gas natural, 95% de niobio, 93% de litio, 54% de genio, 39% de plata,39% de
cobre, 29% de estaño, 19% de hierro, 17% de oro y 15% de bauxita. Uno de los
principales productores de oro es Brasil y el tercero en producción de hierro. Perú
se encuentra en los mayores productores de plata, oro, cobre y plomo. Bolivia
ocupa el cuarto lugar en la producción de estaño, sexto de plata y posee la mayor
reserva mundial de litio quien también la encabeza Chile y este último el primero
en cobre a nivel global. En lo que respecta a hidrocarburos y minerales es
Venezuela con un 18% de las reservas mundial de petróleo.

En cuanto a cultivos se destaca el trigo, el arroz, las semillas de oleaginosas y los


cereales secundarios; sobre todo el desempeño de Brasil y Argentina por la
producción y demanda de Soja por parte de China.

DERECHOS HUMANOS

Los derechos humanos emergieron en América del sur, por el debate público a
fines de los años setenta, asociados a las experiencias de Terrorismo de Estado
en el marco de las dictaduras y gobiernos autoritarios de países como Brasil,
Uruguay, Argentina, Perú y Chile.

Se cometieron actos que transgredieron los derechos humanos de miles de


personas, tales como detención arbitraria, prisión política, ejecuciones políticas,
desapariciones, tortura y el exilio, por parte de militares, paramilitares y agentes
del estado; la sociedad civil comenzó a denunciar las violaciones a los derechos
humanos. Fue entonces, que surgieron las agrupaciones de familiares de víctimas
de violencia política (detenidos desaparecidos, ejecutados y presos políticos),
comunidades religiosas, organizaciones no gubernamentales e intelectuales
quienes encabezaron la lucha por los derechos humanos, alcanzando constituirse
como un verdadero movimiento por los derechos humanos y la democracia.

En la actualidad la violencia contra las mujeres, niños y niñas sigue suscitando


preocupación en toda la región. Investigaciones sobre casos de violencia de
género intrafamiliar, la violación, el homicidio, y el genocidio han sido con
frecuencia inadecuadas.

Antes de la pandemia COVID-19 la región de América del sur presentaba las tasas
de desigualdad de ingresos más elevadas del mundo. La irregular recuperación
económica de la región registrada durante el año tuvo poco impacto en las
profundas consecuencias de desigualdad estructural. A pesar de implementar
diferentes programas para abordar las recuperaciones de la pandemia muchos
gobiernos no protegieron los derechos económicos, sociales y culturales de sus
poblaciones más vulnerables y así menoscabaron aún más las practicas
discriminatorias.

En el 2021, un total de 1,5 millones de personas perdieron la vida a causa de la


pandemia en América del sur, siendo el más afectado Brasil con la mayor cantidad
de muertes por Covid-19; los motivos principales fueron el limitado y desigual
acceso a la atención médica, agravado por sistemas de salud sin fondos
suficientes, políticas y medidas de protección social inadecuados para
comunidades de bajos recursos y falta de acceso a la vacunas. Para los pueblos
indígenas fueron especialmente agudos a causa de la continua insuficiencia de
acceso a los servicios de saneamiento, salud y prestaciones sociales.
OBJETIVOS DEL MILENIO

Los Objetivos del Milenio son una declaración efectuada por 189 países en el año
2000 bajo el auspicio de las Naciones Unidas, por la que se comprometen a
incrementar el esfuerzo mundial para reducir la pobreza, sus causas y
manifestaciones. Los objetivos de desarrollo del Milenio constituyen el marco más
general, centrado y ampliamente compartido por la comunidad internacional para
luchar contra este flagelo.

Los ODM se componen de 8 Objetivos y 21 metas cuantificables.

Objetivo 1: Erradicar la pobreza extrema y el hambre

Objetivo 2: Lograr la enseñanza primaria universal

Objetivo 3: Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer

Objetivo 4: Reducir la mortalidad infantil

Objetivo 5: Mejorar la salud materna

Objetivo 6: Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades

Objetivo 7: Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente

Objetivo 8: Fomentar una asociación mundial para el desarrollo

Los ODM fueron revolucionarios porque ofrecieron un discurso común para


alcanzar el acuerdo global. Los ocho objetivos eran realistas, fáciles de comunicar
y contaban, además, con un mecanismo claro para su cuantificación y
seguimiento.

El progreso alcanzado con los ODM fue sustancial. Para 2015, el mundo ya había
cumplido el primer objetivo, consistente en reducir las tasas mundiales de pobreza
extrema y hambre a la mitad. Sin embargo, el alcance de los logros fue desigual.
En enero de 2016, los ODM fueron reemplazados por la nueva Agenda 2030 para
el Desarrollo Sostenible, aprobada en septiembre de 2015 por 193 Estados
Miembros de Naciones Unidas, tras un proceso consultivo mundial sin
precedentes de más de tres años. La nueva agenda está enfocada en la
construcción de un mundo sostenible en el que se valoren de igual manera la
sostenibilidad del medio ambiente, la inclusión social y el desarrollo económico.

La Agenda 2030 presenta una oportunidad histórica para América del Sur, ya que
incluye temas altamente prioritarios para la región, como la erradicación de la
pobreza extrema, la reducción de la desigualdad en todas sus dimensiones, un
crecimiento económico inclusivo con trabajo decente para todos, ciudades
sostenibles y cambio climático, entre otros.

América del Sur afronta un periodo de grandes desafíos, a su vez de grandes


oportunidades, ante esto hay que resaltar que el progreso multidimensional y los
ODS son posibles para la región, para ello es vital trabajar de manera ardua y en
conjunto con todos los actores de la sociedad con el único fin de que las personas
tengan un cómodo bienestar más allá del ingreso económico y sin dejar a nadie a
un lado.

La Agenda 2030 representa entonces un consenso multilateral entre gobiernos y


actores diversos, capaz de tornar compatibles las políticas nacionales a favor del
empleo con derechos y el desarrollo con la expansión del comercio internacional y
la prevención de conflictos. Representa los compromisos que reconocen a las
personas, la paz, la prosperidad compartida, al planeta y las alianzas como los
principales rectores, compartidos y universales, en los que se debe basar una
nueva batería de estrategias y políticas globales, regionales y nacionales, cuyo
objetivo prioritario es caminar conjuntamente hacia una sociedad más igualitaria.

LIMITACIONES O DEBILIDADES

 Una de las mayores debilidades de América del Sur es la desigualdad


económica y la desigualdad estructural, es decir, la falta de desigualdad de
recursos no permite que logren un desarrollo para ingresar en una
industrialización plena.
 América del sur requiere encarar el cambio de estructura que le permita
mayor productividad, sostener una mayor tasa de crecimiento a largo
plazo, porque si no, es inevitable el empeoramiento de la situación social y
crisis macroeconómicas.
 La desigualdad en las familias de bajos recursos con pocos ingresos, malos
servicios, además de endeudada por el consumo diario y el esfuerzo por
educar a sus hijos.
 Aumento constantes en precios de insumos y materias primas por
presiones inflacionarias.
 Aumento de la pobreza.
 El desempleo y la informalidad del empleo
 La falta de justicia social, que lleva a mantener a la sociedad en la
mediocridad.
 La actual economía global genera un conjunto de efectos colaterales
negativos y de externalidades negativas que están erosionando sus bases
de sustentación en donde destaca el riesgo creciente de desgaste de los
bienes públicos globales como el clima, la salud pública o la biodiversidad.
 El derecho a la salud se ha visto amenazado a través del profundo impacto
de la crisis en los determinantes sociales de la salud. La salud es central
para el desarrollo sostenible: sin salud, no es posible el desarrollo social
inclusivo, económico y sostenible.

SUGERENCIAS Y RECOMENDACIONES

Las estrategias económicas deben contemplar la presencia de diversos impactos


macroeconómicos en los próximos años asociados con pandemias, desastres
naturales, cambios bruscos en el clima e incluso a modificaciones de precios de
los recursos naturales (renovables y no renovables), en las tasas de interés y los
flujos monetarios y financieros. Ello implica construir una estrategia de
administración de riesgos apropiada y una economía resistente a estos impactos.
Es urgente avanzar hacia sistemas de salud universales, integrales, sostenibles y
fuertes, que garantice el derecho a la salud de la población, invertir en salud es
también fortalecer a los sistemas de protección social. Es fundamental que el
modelo de financiamiento además esté basado en la solidaridad, superando la
segmentación actual, que haya cobertura y acceso a la salud determinados por la
necesidad y no por la capacidad de pago de las personas.

Hay que mitigar el impacto que tuvo la pandemia en el sistema educativo de


América del Sur, garantizando el derecho a la educación, en este contexto se
requiere de una acelerada transformación digital y de medidas integrales
orientadas, sobre todo, a los sectores en situación de mayor vulnerabilidad.

Para mantener el equilibrio social los Estados deben tener una prestación eficiente
en servicios de educación, agua y saneamiento, energía, seguridad ciudadana y
que funcione de forma transparente, rindiendo cuentas a la ciudadanía.

Para lograr una mayor productividad en las áreas agrícolas, industriales y de


servicios de la región, hay que incorporar tecnología, estimular la innovación, la
competencia y la calidad, eliminar distorsiones del mercado que impiden el
crecimiento de las empresas más productivas, remover barreras comerciales y
avanzar en acuerdos internacionales que faciliten los intercambios.

Es necesario expandir el empleo, pero de tal modo que los beneficios de la


protección social abarquen a segmentos más amplios de la población. Los
gobiernos también pueden mejorar el clima de negocios para atraer inversiones, y
desarrollar la infraestructura de comunicaciones, transporte y logística para
impulsar el crecimiento de las empresas.
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